Gwen entró en el despacho del director con el corazón latiéndole a mil por hora. No era para menos, en aquella entrevista se jugaba mucho, demasiado, quizás. Temerosa, miró hacia el interior, donde un hombre de mediana edad, de aspecto afable y algo grueso, la estaba esperando detrás de un escritorio repleto de cosas.
-Tú debes de ser Gwendolyn, ¿verdad?-le dijo.
-Sí, señor.-contestó ella con un hilillo de voz.
-Encantado de conocerte, Gwendolyn. Yo soy Ray Amstrong, el director de la escuela.-se presentó.-Siéntate y ponte cómoda.
Gwen esbozó una leve sonrisa y se sentó en una de las dos sillas que había frente al escritorio.
-Gwendolyn Delilah Montrose…-masculló el hombre ojeando por encima lo que Gwen supuso que sería su historial académico.-De Liverpool… Buena ciudad.
-Sí, señor.-respondió sin estar muy convencida de ello.
-Y muy de moda últimamente desde que esos chicos salieron de allí…-continuó el director mirándola fijamente.
Gwen tragó saliva sin saber qué contestar. Lo cierto era que no sabía muy bien si aquel comentario había sido casual o había ido con segundas intenciones, pues desconocía si aquel hombre sabía que la mano del propio George Harrison estaba detrás de todo aquello.
-Sí, lo cierto es que se ha hecho muy famosa desde entonces.-contestó finalmente intentando mantener su misma expresión en la cara.
El director se limitó a asentir y continuó mirando los folios de su expediente.
-Veo que tus calificaciones son muy buenas hasta ahora, sobre todo en lo que a arte de refiere. Y además que estás estudiando en uno de los mejores institutos de arte de Liverpool… ¿Por qué ese deseo de cambiarte a nuestra institución tan avanzado el curso estando como estás en ese centro?
-Verá…-empezó a decir Gwen intentando parecer decidida.-Reconozco que mi actual escuela es muy buena, con mucha calidad, pero creo que no se hace mucho hincapié en ciertos movimientos artísticos que para mí son clave…
El director le dedicó una mirada penetrante.
-¿A qué te refieres exactamente?-preguntó apoyando su barbilla en las manos.
-A los movimientos artísticos de nuestros días.-respondió la chica con contundencia.
-Quizás se deba tener un profundo conocimiento de los movimientos de otras épocas para entender bien lo que se está haciendo en nuestros días…
Gwen le dedicó una mirada significativa. Sabía por dónde quería ir. Quería hacerla dudar, pillarla. Pero no lo iba a conseguir.
-Por supuesto que sí. Es preciso estudiar muy bien todo lo que se ha hecho hasta ahora, pero tampoco se puede obviar lo que se está haciendo hoy por hoy. El arte, si me permite decirlo, no acaba con el Impresionismo.
El hombre esbozó una sonrisa y asintió mientras volvía a apoyar su espalda en el respaldo de la silla.
-Me gusta tu actitud, Montrose.-dijo.-Y déjame decirte algo: en esta escuela lo que se intenta evitar es precisamente eso. Somos plenamente conscientes de que actualmente se están haciendo cosas interesantísimas que no merecen ser ignoradas, y eso precisamente es lo que queremos transmitirles a nuestros alumnos… Además, viendo cómo está tu expediente, supongo que no puedo ni debo poner ninguna objeción a que ingreses en nuestra escuela pese a que el curso ya está muy avanzado. La única cosa que te pido es que pongas el máximo interés por ponerte al día con lo que estamos viendo en clases, aunque creo que no tendrás demasiados problemas en eso…
-No lo dude, señor Amstrong.-contestó Gwen sin apenas voz. Las palabras del director la habían pillado tan por sorpresa que apenas era capaz de articular palabras de manera coherente. Jamás hubiera esperado que la admitiesen tan así como así.-Pondré todo mi empeño en ello. No les defraudaré.
-Sé que no lo harás.-sonrió el hombre.-Y recuerda que antes de irte has de pasar por Secretaría a recoger tu horario de clases y la lista de los materiales que necesitarás. Teniendo en cuenta que es viernes, lo ideal sería que te incorporaras a clase el lunes, así tienes tiempo a prepararte bien. Es un placer tenerte aquí con nosotros, Gwendolyn.
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George estaba esperando impaciente en su coche. Desde que Gwen había entrado en aquella escuela no podía evitar desviar la mirada cada cinco minutos hacia la entrada, impaciente. Y de aquello hacía más de una hora. ¿Por qué tardaba tanto? Al fin y al cabo, para saber si la admitían o no, tampoco hacía falta tanto tiempo. ¿Quizás estaban haciéndole alguna especie de examen o algo? No tenía ni idea. Lo único que sabía era que la espera lo estaba matando.
Con un suspiro, apoyó la cabeza en el asiento del coche y cerró los ojos, intentando relajarse. Con aquella actitud, lo único que estaba consiguiendo era ponerse histérico de verdad, así que lo mejor sería desconectar un poco. Aún no llevaba ni cinco minutos en aquella posición, cuando unos golpecitos suaves pero insistentes en el cristal del coche, le sacaron de su ensoñación. Abrió los ojos de repente y se giró. Una muy sonriente Gwen estaba mirándole a través del cristal.
-¡Ya estás aquí!-exclamó saliendo del coche rápidamente.-¿Qué? ¿Cómo ha ido?
Por toda respuesta Gwen se acercó a él y le plantó un suave beso en los labios, feliz como pocas veces la había visto antes.
-¿Tú qué crees?-le preguntó la chica esbozando una sonrisilla.
-Muy feliz te veo yo…-sonrió George también.-No creo que te hayan dado malas noticias…
-¡Premio!-exclamó la chica abrazándose a él-¡Me han aceptado! ¡Empiezo lunes!
-¡Genial!-rió George.-¡Lo sabía! ¡Eso hay que celebrarlo!
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Christine salió de la universidad dos horas antes de lo que tocaba aunque, por primera vez en toda su vida, no se estaba saltando clases por placer. No, aquella vez no. Aquella vez era porque tenía una entrevista de trabajo media hora después en un pub cerca de donde vivía Paul. Vale, no era el empleo del siglo, pero necesitaba el dinero desesperadamente para pagarse los estudios.
Subió al metro sumida en sus pensamientos, intentando imaginarse la reacción de su hermano al saber que estaba buscando empleos basura o, peor aún, la reacción de John. Pero bueno, tal y como había dicho en su momento, era su decisión y deberían tragar con ella, por mucho que se enfadaran.
Llegó delante de la puerta del pub cinco minutos antes de la hora fijada para la entrevista y entró. Una mujer que limpiaba el interior del local se la quedó mirando fijamente de arriba a abajo.
-Hola.-saludó ella esbozando una de sus mejores sonrisas.-Me habían citado para una entrevista de trabajo a esta hora.
-El despacho del jefe está al fondo. Es la puerta que encontrarás a la derecha.
Chris le dio las gracias y se encaminó hacia donde le había indicado la escueta mujer. La puerta estaba cerrada, por lo que la chica llamó con los nudillos.
-Adelante.-dijo una voz masculina desde dentro.
-Buenos días, soy Christine Mohin.-saludó Chris abriendo la puerta. Había usado deliberadamente el apellido de soltera de su madre para evitar cualquier asociación con Paul. - Me había citado para una entrevista.
-Ah, sí, para el puesto de camarera que ha quedado libre…-dijo el hombre, un sujeto con bastante mala pinta que ni siquiera levantó la vista para mirarla.-Pasa y siéntate.
Christine agarró aire y le hizo caso. Bien, ahora la suerte estaba echada. Esperaba conseguir aquel trabajo, por muy asqueroso que fuera.
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-¿Pero tú… pero tú… pero tú estás tonta o qué te pasa?-gritó más que preguntó Paul levantándose bruscamente del sofá.
-Paul, no montes un drama de todo esto…
-¿Drama? ¡¿Drama?! ¡Tu hermano tiene razón! ¡Ni de coña te vas a poner a trabajar en ese antro! ¡Por encima de mi cadáver!
-Pues ve pegándote un tiro para que pueda pasar por encima de tu cuerpo muerto, Lennon, porque sí que voy a trabajar ahí.
-Olvídalo. No voy a dejar que mi chica trabaje en un sitio como ése.
-Ni que fuera un club de alterne…
-¡Que no trabajas ahí y punto!
-¿Ah, no? ¿Por qué? ¿Porque tú lo digas?
-¡No porque él lo diga, Christine!-interrumpió Paul.-¡Porque es una gilipollez! ¡De hecho es la gilipollez más grande que he oído en mi vida! ¿Por qué coño no me habías dicho lo del dinero de la matrícula, eh?
-Porque no quiero que además de mantenerme encima me pagues la carrera, ¿te vale eso?
-Esto es increíble…-bufó John al lado de ella dejándose caer en el sofá.
-¿Cómo que no quieres que te pague la carrera? Vamos a ver, por si no lo sabías… ¿De dónde crees que salía el dinero que te pagaba TU carrera en Liverpool? ¿De la pensión de papá? ¡No seas ridícula!
-No es lo mismo.
-Por supuesto que lo es.
-No lo es. Tú le das a papá un dinero, ¿no? Y él decide cómo gastárselo. Si decidía con ello pagarme los estudios era cosa suya.
-En mi vida he conocido a nadie tan cabezota como tú, ¡joder!-gritó Paul.
-Más cabezota soy yo y he dicho que no trabajas ahí.-intervino John mirándola.-Mañana mismo me paso por la mierda de universidad esa y pago la jodida matrícula de los cojones, lo quieras o no.
-Si haces eso a mí no te acerques después.-le contestó ella secamente dedicándole una mirada glacial.
-¿Una amenaza?
-Una sentencia. Te juro que si haces eso no te vuelvo a dirigir la palabra en mi vida, Lennon.
-Déjala, John, de todas maneras mi hermana siempre ha hecho lo que le ha dado la gana.-dijo Paul con desprecio remarcando las últimas palabras.-¿Ahora quiere jugar a ser una chica independiente? Pues ale, que juegue y que le aproveche.
-No juego a nada.-espetó ella con dureza mirando a su hermano.-Sólo que me fastidia mucho que entre uno y otro me tengáis tan sobreprotegida. Puedo valerme por mí misma, ¿vale?
-Pues vale. Cuando te canses de tu papel de chica responsable, me avisas y te pago lo que te quede por pagar.-le contestó Paul saliendo del comedor enfadado.
-¡Eres un imbécil!-le gritó ella antes de que su hermano cerrara la puerta con un fuerte portazo.
-Yo flipo contigo.
Christine se giró y miró a John a los ojos. Parecía enfadado, aunque más lo estaba ella. Odiaba que no la tomaran en serio.
-Y yo aún flipo más con vosotros. ¡Sólo me han contratado para dos puñeteras noches a la semana! ¿A qué viene todo este espectáculo?
-Viene a que no tienes ni puta idea de lo que es que una tía como tú trabaje en un pub como ése.-contestó John severo.-¿Sabes lo babosos que pueden llegar a ser los tíos?
-Ah, claro, ya salió.-dijo ella indignada.-Tú y tus jodidos celos. Por muy babosos que sean no me los voy a follar, tranquilo.
-¡No me estoy refiriendo a eso!
-¿No? ¡Pues yo creo que sí!
John le dedicó una fría mirada, pero a los pocos segundos, relajó su expresión, cosa que a Chris la sorprendió muchísimo.
-Vale, sí. En parte es eso.-dijo al fin con voz suave pasándole la mano por el pelo.-Pero lo que en realidad me jode es que no voy a poder verte ni los jueves ni los viernes por la noche…
Chris lo miró antes de contestar. Sabía lo que John intentaba hacer en esos momentos: chantaje emocional. No obstante, el verlo en plan cariñoso hizo que ella también se relajara, aún a sabiendas de que no era más que una maniobra para convencerla.
-No es para tanto…
-Sí lo es. Estoy acostumbrado a estar contigo la mayor parte del tiempo posible y no me gusta la idea de que…
-John, no te pongas en plan melodramático… Sabes que nos vamos a ver igual y que esto no afecta para nada a lo nuestro.
-Pero…
-No hay peros que valgan.
-Paul tiene razón: eres la persona más cabezota que me he echado a la cara.-dijo él volviéndose a molestar al ver que no había conseguido lo que quería.
Christine soltó un bufido de fastidio y se levantó de su lado justo en el momento en el que el teléfono empezaba a sonar de manera insistente.
-Voy a contestar.-dijo alegrándose para sus adentros por aquella interrupción.
John se quedó mirándola seriamente mientras ella descolgaba el teléfono, sin decir ni una palabra.
-¿Sí?
-¿Chris?-preguntó una voz femenina al otro lado del teléfono.
-Sí, soy yo.
-Hola, soy Penny.
-¡Ah, vaya! ¡Eres tú!-exclamó ella evitando de manera intencionada no pronunciar el nombre de la chica. Era una reacción tonta y casi infantil, pero no le apetecía que John supiera quién llamaba aunque sabía que eso le ponía de los nervios. Era, quizás, su manera particular de vengarse de él.
-He encontrado tu teléfono por ahí y me preguntaba si te apetecía venir a tomarte una cerveza.
-Por supuesto que me apetece.-contestó Chris.-¿Cómo quedamos?
-En la esquina de mi casa hay un local bastante agradable… ¿Te va bien allí dentro de media hora?
-Me va perfecto. Nos vemos.
Las dos chicas se despidieron y Chris colgó el teléfono.
-¿Quién era?-preguntó John apenas hubo colgado.
-Joder, pareces de la CIA.-masculló ella.
John soltó un bufido.
-Algún día me pondré yo a quedar con tías a tus espaldas a ver si te hace gracia.
Christine le dedicó una mirada de odio.
-¿Eres idiota o qué? Yo no quedo a tus espaldas con ningún tío. Para tu información he quedado con Penny para tomarme una cerveza.
John cambió su expresión de repente y se apresuró a ponerse en pie.
-Joder, pequeña, lo siento…-susurró acercándose a ella.-Soy un imbécil, lo sé.
-No hace falta que me lo jures.-contestó ella aún molesta con él, aunque dejándose abrazar.
John soltó una pequeña risita y le dio un beso en el pelo.
-Estás muy guapa cuando te enfadas…
-Odio que me digas eso...
-¿Por qué? Si es verdad…
-Pues porque me haces gracia y se me pasa el enfado… ¡Y no me da la gana desenfadarme contigo tan pronto!-contestó ella intentando contener la risa.
-Si es que no te puedes resistir a mis encantos…
Chris soltó una risita y se separó de él.
-Me largo, John, he quedado.-dijo dándole un pequeño toque en la nariz.-Vete con el idiota de mi hermano y componed mucho.
-Adiós, peque. Pásalo bien.
-Adiós, guapo.
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John salió del comedor justo cuando oyó la puerta de la casa cerrarse. Chris ya se había ido. La verdad es que estaba bastante cabreado aunque no se lo hubiera querido demostrar a Christine. Se había propuesto desde la última vez suavizar sus maneras y evitar los numeritos de machito, pues sabía que con ella no iban a ninguna parte. No obstante, le fastidiaba primero que ella se pusiera a trabajar en aquel antro sin importarle para nada lo que él opinara al respecto y, segundo, que se lo dejara allí plantado como a un idiota para irse con esa tal Penny. Vale, en teoría había ido allí para enseñarle a Paul un par de temas que tenía a punto, pero, para qué negarlo, también había ido allí para estar con ella.
-¿Cabreado?-preguntó Paul cuando lo vio aparecer con cara de pocos amigos en la cocina.
-Ni te lo imaginas. Ahora entiendo cuando decías eso de que tu hermana te ponía de los nervios…-masculló de mala gana.-Pero bueno, como tú dices, no vale la pena discutir con ella.
-¿Tú diciendo eso? ¡Joder, Johnny, quién te ha visto y quién te ve!-dijo Paul divertido.
-No me jodas, Macca, que con ella me he aguantado, pero contigo no creo que sea capaz de contenerme…
-Vale, vale, vale… Tranquilo, gallito…-rió Paul.-¿Y la señorita de la casa? ¿Ya se ha ido con Penny?
-¿Y cómo sabes tú eso?-preguntó él extrañado.
-Porque he escuchado la conversación que han tenido por teléfono…
-¡¿Espías a Chris?!
-No, no, no… Sólo ha sido casualidad. Yo he ido a responder desde aquí la cocina cuando ella ha contestado y… Bueno, la conversación ha sido tan corta que no me ha dado tiempo a colgar.
-Joder, Paul, ya te vale… ¿Escuchas también cuando yo llamo o qué?
-¿Con el asco que dais los dos por teléfono? ¡Ni de coña! Pero ya te digo… Lo de ahora ha sido un accidente…
-Sí, sí… Un accidente… Y… ¿Qué le ha dicho la Penny esa?
-¡Oye! ¿No me estabas riñendo hace un rato por escuchar conversaciones ajenas?
-Yo no he reñido a nadie, McCartney. Y ahora para de decir chorradas y contesta.
Paul soltó una risita.
-Bah, cuatro tonterías… “Hola, soy Penny” y “Quedamos a tomarnos una cerveza en el bar de la esquina de mi casa”… ¿Contento?
-Contentísimo.
-Ahora, ¿me enseñas esa mierda de canciones que me traes?
-No, ahora me dices dónde vive la Penny esa.
-Joder, John… No me digas que vas a ir a…
-A ver a mi chica.
-Te va a matar.
-No lo hará.-rió él.-Venga, Paul, dame esa dirección.
-Está bien.-bufó Paul.-Pero yo no te he dicho nada de esto, ¿entendido?
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Mary miró a Ringo contrariada. No se esperaba que le propusiera algo así tan pronto.
-Ni lo sueñes.-dijo al fin.
-¿Pero por qué no?-preguntó él mirándola de manera suplicante.-¡Es la oportunidad perfecta!
-No, no es la oportunidad perfecta. Es demasiado pronto.
-¿Pronto? Pero si llevamos meses juntos. Además, estoy harto de ir escondiéndome por ahí cuando estoy contigo… Ya es hora de que hagamos lo nuestro oficial, ¿no crees?
Mary calló durante unos segundos y fijó su vista en el suelo.
-¿Qué pasa?-quiso saber Ringo preocupado mientras le acariciaba el pelo.
-Pasa que… me da miedo todo esto.-contestó ella con un hilillo de voz sin levantar la vista. Se sentía sumamente agobiada y tenía la sensación que de un momento a otro iba a ponerse a llorar.
Mary notó como Ringo la abrazaba, aunque ella permaneció allí, inmóvil.
-Princesa…-susurró él.-No tienes porqué tener miedo de nada…
-Me asusta lo que diga la gente de mí…-contestó ella en un arrebato de sinceridad.
-¿Y qué más da lo que digan de ti?-preguntó él obligándola a mirarlo a los ojos.-Yo te quiero y eso es lo único que importa. Y cuanto antes lo sepa todo el mundo, muchísimo mejor.
Mary lanzó un breve suspiro.
-Visto así, parece fácil, pero…
-Pero nada.-le cortó él sonriendo dulcemente.-Además, ¿quién sería capaz de no querer a una chica como tú?
-Ritchie…
-¿Entonces qué? ¿Quieres acompañarme a esa gala benéfica?
Mary lo miró a los ojos y dudó antes de contestar. Aparecer con él en un acto público suponía confirmar y hacer oficial su noviazgo y era plenamente consciente de lo que aquello significaba: fans locas, prensa acosando… Pero, no obstante, la inmensidad de aquellos ojos del color del mar la hicieron olvidarse por completo de todo aquello. Y es que quizás Ringo tenía razón al decir aquello de que sólo importaba lo que ellos dos sintieran.
-Sí.-contestó finalmente asintiendo con la cabeza.-Te acompañaré a esa gala.
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Penny lo estaba pasando bastante bien. Lo cierto era que Christine no parecía hermana del idiota de McCartney, aunque, aún así, no podía dejar de ver ciertos parecidos entre los dos ahora que conocía su parentesco. Estaban a punto de apurar sus cervezas mientras reían y fumaban sin parar un cigarrillo tras otro cuando, de repente, Penny vio como un tipo con barba, sombrero y gruesas gafas se acercaba a su amiga por detrás.
-Buenas, pequeña.-dijo el tipo dándole un beso a Chris ante la mirada perpleja de Penny.
Christine se quedó mirando al tipo divertida y soltó una inmensa carcajada.
-¡John! ¿Pero qué haces aquí?-preguntó la chica divertida.
-Vengo a que me invites a una cerveza.
-Anda, siéntate, pedazo de tonto.-rió Christine señalándole la silla que quedaba libre a su lado.-¿No se supone que tú debías estar con mi hermano?
-Se supone, pero prefiero estar con otros miembros de la familia… Por cierto, hola Penny.-saludó el chico cuando se sentó.
Penny lo miró bien y fue entonces cuando lo reconoció: aquel tipo no era otro que el famoso John Lennon, aunque, debía admitirlo, iba perfectamente disfrazado. Sólo había sido capaz de reconocerlo por la voz y, sobre todo, por haber atado cabos. Ya sospechaba que Chris y John Lennon estaban liados desde que los vio juntos aquella noche a la salida del Ad Lib y que ahora, un tal John se presentara delante de ella, le plantara un beso y encima la saludara a ella por su nombre, sólo podía significar que aquel tío con aspecto casi lamentable que tenía enfrente era él. Pero… ¿qué puñetas había ido a hacer allí? Se suponía que había quedado con Christine, no con él, y aquello le fastidiaba mucho. Seguro que aquel mequetrefe se había presentado allí para cotillear y controlar de qué hablaban las dos.
-Hola, Len…
-John.-se apresuró a cortarle Chris antes de que ella acabara de pronunciar su apellido.
-Vaya… Veo que me recuerdas. Te veo ágil, Penny.-dijo él con sorna antes de pedir una cerveza al camarero.
Penny le dedicó una mirada furibunda. El tono de recochineo que había usado en sus palabras no le había hecho ni pizca de gracia.
-¿Y de qué estaban hablando las dos preciosidades estas?-preguntó John cuando se fue el camarero.-¿De mí?
-Sí, claro.-le cortó Penny con sarcasmo.-No teníamos otra cosa mejor que hacer.
-Uuuh… Veo que estás igual de agresiva que la otra noche…-contestó John esbozando una sonrisilla burlona que a Penny le dio muchísima rabia.
-Quizás es que tú incitas a la agresividad, Johnny.-bromeó Chris intentando quitarle hierro al asunto.
-¿Incito a la agresividad? Vamos a ver, colega, ¿quieres guerra?-bromeó John mirándola.
-Sí. Ya sabes que me encanta la guerra.
-A mí también. Contigo y en la cama.-contestó él haciendo que Christine se pusiera roja como un tomate. Después, volviéndose hacia Penny, preguntó:-¿Y tú qué tal estás?
-Bien hasta hace unos cinco minutos.-contestó ella con total sinceridad mientras esbozaba una sonrisilla sarcástica.
-Cualquiera diría que no te caigo bien…
-Yo también te veo ágil hoy, John.-le contestó ella devolviéndole la frase de antes.
-¿Ni siquiera si te invito a un par de cervezas puedo caerte un poco mejor?-preguntó él poniendo cara de niño bueno por debajo de aquel disfraz.-Que conste que he venido adrede para congraciarme contigo.
-Sí, seguro…-masculló Chris por detrás.
-Te lo digo en serio, Christie…-dijo él seriamente.-Después de la que tuvimos la otra noche, no me apetece estar a malas con una de tus amigas… He creído que lo más correcto era venir, invitaros a un par de copas y enterrar el hacha de guerra. ¿Qué te parece, Penny? ¿Amigos?
Penny lo miró atónita. Vale, podría ser que Christine se tragara aquel cuento chino, pero a ella no la iba a engañar tan fácilmente. Simplemente había ido allí para controlar y estaba segura de que a John le importaba un carajo estar a buenas o a malas con ella.
-Está bien.-contestó al fin intentando ir por la vía diplomática. Tampoco quería que Chris se sintiera incómoda con todo aquello.-Enterremos el hacha de guerra. Pero de ahí a llamarnos “amigos”, va un mundo.
-Por ahora me conformo con eso.-contestó John apartándose para que el camarero le pusiera delante la cerveza que había pedido antes.
-Bueno, mejor para mí.-dijo Chris sonriendo.-No me apetece ver rodar cabezas todavía.
Por toda respuesta, Penny esbozó una sonrisa. Pese a sus palabras, no se sentía cómoda con Lennon allí sentado a su lado y si por ella hubiera sido, se habría largado de allí ya. No obstante, decidió esperar un poco más para no quedar mal. Quizás el tiempo justo para buscar una excusa convincente que le permitiera desaparecer de allí y dejar a aquella atípica pareja sola…
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Gwen miró a su alrededor, satisfecha. Aquella inesperada cena sorpresa le recordaba muchísimo a una de las noches más felices de su vida, la de su cumpleaños unos meses antes. La diferencia era que esta vez estaban en Londres, todos juntos, sin expectativas de separarse y una ausencia destacada, todavía dolorosa, y mucho, pero que ya parecían haber asumido todos los allí presentes, incluso el propio Paul.
-¿Y cómo se lo han tomado tus padres?-le preguntó Mary, que estaba sentada a su lado.
-Pues mejor de lo que creía, la verdad, aunque creo que mi padre guardaba la esperanza de que no pasara esa entrevista y me volviera de nuevo a Liverpool con la cabeza gacha.-contestó ella divertida.
-Bah, tranquila, ya se acostumbrarán a que estés aquí en Londres…
-Más les vale, porque no tengo intenciones de volver más que por vacaciones.
-¡Un segundo, gente!-gritó John de repente mientras se ponía en pie interrumpiéndolos a todos.-¡Joder! ¡Nuestro Ringo me acaba de dar una noticia que casi me caigo de culo! ¡A partir de la semana que viene tendremos al primer Beatle con novia formal!
-¿Qué?-se extrañaron Gwen y Chris mirando a Mary.
-Pues eso, que lo vamos a hacer oficial…-contestó la chica ruborizándose.
-¡De puta madre!
-Enana, esa boca…
-Calla, Paul, como si tú no dijeras nunca tacos…-le espetó Chris a su hermano.
-¿Y cómo lo vais a hacer?-quiso saber Gwen.
-Me va a acompañar a una gala benéfica a la que me han invitado.-respondió Ringo.
-¿Y no había otro sitio más asquerosamente aburrido al que llevar a tu chica? Ya te vale, Starkey…-rió George.
-No será para tanto…-dijo Mary.
-Y tú mucho hablar, George, pero a ver cuando hacéis vosotros oficial lo vuestro, ¿eh? Que ya estáis tardando…-bromeó Ringo.
-Bueno…-masculló George poniéndose serio de repente.-Sólo será cuestión de tiempo. Y de poco tiempo, creo yo.
Gwen se lo quedó mirando casi con la boca abierta. No podía creer lo que George estaba diciendo. ¿Se estaba planteando ya sacarla en algún acto oficial y “presentarla en sociedad”?
-¿Cómo dices?-balbuceó ella finalmente.
-Pues eso, que será cuestión de poco tiempo que la gente vea que hay algo entre nosotros. De hecho, vives conmigo y yo, por mi parte, pienso decir la verdad si me preguntan.
Aquellas palabras, de tan sentidas como las había pronunciado George, le llegaron muchísimo a Gwen que, por toda respuesta, le plantó un intenso beso en los labios delante de todos los demás. El beso, y podía jurarlo, más apasionado y a la vez dulce que había dado en toda su vida.
Aquí estoy de nuevo! Sí, sí, ya sé que tardé más de la cuenta y todas esas cosas, pero es que con esto de las vacaciones he estado que ni entraba en casa... En fin, ¿y vosotr@s qué? Espero que bien, que os hayáis comido la mona, el conejo de pascua, el huevo de chocolate o lo que sea que se coma en vuestra zona bien a gusto, que hayáis aprovechado para recargar pilas y, sobre todo, que lo hayáis pasado de putísima madre (sí, lo sé, soy una malhablada...).
Y bueno, yo por mí, nada más, me despido no sin antes agradaceros que estéis ahí siempre, fieles mías y amantísimas, leyéndome, comentandome y haciendo que esto vaya para adelante. Os quiero, guap@s!
Muak!
hasta que al fin , tenia tantas ganas de leer un capitulo tuyo , dale que estuvo muy bueno , tan lindos George y Gwen y Mary y Ringo , me encantan esas parejas , que bueno que a Gwen la aceptaron :) . Vale espero el proximo con muchas ansias en serio que si ;)
ResponderEliminarJejeje, ya sé que eres fan de estas parejitas. Yo también. Son tan monas que me dan ganas de comérmelos a todos XD El próximo creo que irá pronto. Muaks y gracias por el comment!
Eliminarsi, lo pase de la putisima madre que lo pario (si vamos a malhabladas, te gano yo jajajaja) Ya sabes que me la psé paseando y comi un conejo de Pascua, aunque hubiera querido muuuuuchos huevitos, pero a mi ya no me dan nada, soy grande :(
ResponderEliminarAaaaahhhh me morí de nervios con la entrevista de Gwen, por suerte le cayó en gracia al director, aunque el viejo cochino la quiso hacer dudar....
jajajajjaja sigo diciendo que Chris tiene DEMASIADA paciencia para aguantar a esos dos, encima cuando se ponen contreras....pero ella tiene razón, es feo ser una mantenida, por mas que seas la hermana o la novia de quien sea. Espero que tenga suerte en el laburo, y que no haya viejos verdes jajaj
Y OOOHHHHHHHH me muero, me muero, me morí y me resucité XD con Ringo...coshiiitaaa!!!!! mas tiernoooo!!! Aunque...no quiero morir pelada porque unas fanas desquiciadas me arranquen los pelos....será cuestión de probar jaja
Me mori de risa con la intromisión de John en la charla de amigas....pero que chusmo que es! Yo que Penny le saco el disfraz, para que todos sepan quien es y lo corran jaja
Y el Yorch? (asi llamo a George a veces jaja) Se cuelga de las ideas de los demás o que? Como es eso de copiarse de su amigo, eh? eh? eh? jajajaja También un tierno total, Gwen se sacó la lotería y todos los premios con el :)
Bueno muñeca linda, preciosura hermosa (mirá todos los halagos que te doy, eh!) vos sabes que conmigo no tenes que poner excusas, que me podes hacer esperar un año y yo voy a estar contenta igual, porque cuando volves, lo haces con todo!
Guay! Me alegro de que lo pasaras bien! Que la vida son dos días y hay que disfutarla! Oye, que te voy a reñir, qué quiere decir eso de usar ese vocabulario? Si hablar bien no cuesta una puta mierda, coño! XDDD
EliminarVerdad que sí? Chris se va hacer santa! Bueno, no, no lo creo...jajaja.
Y tu Ringo y el señor Georgie no son más dulces que si estuvieran hechos de azucar... Porque yo ya me como a John y con éste ya voy más que servida, que si no, me los comía :P
Bueno, como ves, Penny y John no han empezado con muy buen pie... Pero creo que John está haciendo méritos más que suficientes para empezar así, con mal pie, jajaja.
En fin, besotes y gracias por comentar, que eres una genia y lo sabes! Muak!
Me encantaaa ya tenía muchas ganas de leerlo jejej :)
ResponderEliminarsaludos desde México :D
Y a mí me encanta que lo hayas leído! Gracias por los ánimos! ;)
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