miércoles, 31 de agosto de 2011

Capítulo 4: Una noche genial


Hacía más de una hora que estaban encerrados en esa pequeña fiesta privada dentro de The Cavern. Además, desde allí dentro podía oírse a la perfección la música que Bob, el disc jockey, ponía en el local. Christine se lo estaba pasando en grande haciendo lo que más le gustaba: hablar y hablar con todo el mundo. Echó un vistazo a la estancia. Mary también parecía estar pasándolo bien. En aquellos momentos estaba charlando animadamente con George y Ringo, que no paraban de hacer tonterías y hacerla reír.

-¿Has visto a Paul?

Mike, que ya llevaba unas cuantas cervezas en el cuerpo, se había plantado detrás de ella y tenía una sonrisilla un tanto tonta en la cara.

Christine miró hacia donde su hermano le señalaba. En efecto, allí estaba Paul, con Mel sentada a su lado (más bien casi encima de él), riendo sin parar. Parecían estar pasándolo muy bien, demasiado bien. Christine le quitó el vaso de cerveza a Mike de las manos y le dió un largo trago que acabó vaciándolo.

-Este hermano mío es gilipollas.-casi escupió las palabras mientras le devolvía el vaso a Mike, que se quedó mirándolo un alucinado.

-¿Y por qué?-preguntó éste al cabo de unos instantes encendiéndose un cigarrillo.-La chica está muy bien... Y es simpática... Y...

-Es un zorrón.- la que terminó la frase no fue Chris, sino Angie, que había aparecido justo detrás de él.-Tu hermana tiene razón... ¿Ya te has acabado esa cerveza?-preguntó con cierto tono acusador fijando la vista en el vaso vacío que tenía en las manos.-Joder, Mike...

-Ey, ey, ey...-se quejó él levantando las manos. Ofrecía un aspecto cómico con el aspecto desaliñado que ya empezaba a tener a esas horas, con el vaso vacío en una mano y el cigarrillo en la otra.- No me la he acabado. Me la han acabado, que no es igual.-Señaló a Christine con la cabeza, cosa que hizo que las dos rieran.- Y joder como sois las mujeres... ¿Cómo va a ser un zorrón?

-Lo es, te lo digo yo.-John se unió a la conversación. También fumaba y ya iba un poco pasado, como todos los de allí.- Y yo de zorrones entiendo...

Sonrió pícaramente. Christine rió.

-Sin que sirva de precedente, voy a tener que darte la razón, Lennon.-contestó.

-Pero que sea un zorrón no quiere decir que sea un problema... Es más, yo diría que es una ventaja-añadió mirando a Christine dándole un sorbo a su whiskey.

Mike soltó una carcajada ante la frase de John mientras que Angie y Chris se limitaron a poner cara de asco.

-Tu gilipollez es ya una enfermedad crónica, ¿verdad?.-contestó Christine un tanto picada.
John rió.

-Venga, venga, no te enfades, tonta...-John todavía reía.-Toma, te doy esto para que te tranquilices, que te veo tensa.- Le tendió su vaso de whiskey que todavía estaba a medias.  Chris hizo caso omiso del vaso pero, sin embargo, le arrebató el cigarrillo de la otra mano y metiendo la mano en el bolsillo de su camisa, le sacó también la cajetilla de tabaco.

-Esto relaja más.- contestó ella dándole una calada al cigarrillo que hasta hacía unos segundos había estado fumando Lennon.

John hizo ademán de arrebatárselo de la mano, pero Christine se lo impidió girándose en seco.

-Joder, Christine.-se quejó John intentando sonar convincente.- Era la última caja... No me queda ya más tabaco.

-Te aguantas.-rió ella volviendo a fumar y, abriendo la cajetilla, añadió.: -¡Y encima tiene un bonito encendedor dentro! Éste es de los caros, ¿eh, Lennon?

John se giró hacia Mike.

-Dile algo a esta vil criatura a la que llamas hermana...

Mike se limitó a soltar una pequeña carcajada y a encogerse de hombros.

-Siempre ha sido una cabezota.-contestó al fin divertido.-Y además siempre ha pasado de mí.

-Cómo me conoce mi hermanito...-Christine continuaba fumando el cigarrillo de Lennon, que la miró con cara suplicante.-Si me haces un favor, quizás te devuelva la caja o te invite a fumar de mis cigarrillos...

-¿Y encima tú tienes una cajetilla, ladrona?-John intentó parecer enfadado, aunque se le notaba que en el fondo se estaba divirtiendo con la situación.-¿Cuál es el trato?

-La misión consiste en quitar zorrones de en medio.-contestó ella divertida mirando en dirección a Paul. Mel ya estaba sentada encima de él completamente y jugueteaba con un mechón de pelo del chico.

-Me niego a aguarle la fiesta a nadie.-contestó él mirando también hacia el lugar.

-Una lástima que te quedes sin fumar todo lo que queda de noche...-dijo Christine.

-Bah, pediré a los demás.-sonrió Lennon encogiéndose de hombros.-Todo para ti.

-Ya me encargaré yo de que nadie te invite...-rió Christine.-Y sabes que todos los que están aquí lo harían por gastarte la broma...

-Eres más jodidamente...-John no terminó la frase.-Venga, devuélveme el tabaco y te aseguro que Mel no se acerca a tu querido Paulie en toda la noche.

-Primero águale la fiesta al tonto de mi hermano y a ese zorrón y después te devuelvo lo tuyo.-dijo ella.

-Y como no te des prisa, Lennon...-añadió Mike divertido mirando hacia Paul y Mel, que parecían estar en otro mundo.-Estos me hacen tío. Y no me apetece tener a vástagos de mi hermano revoloteando por casa... Y menos si son vástagos bastardos.

John puso una de sus sonrisas que no auspiciaban nada bueno, dio un largo trago a su whiskey, les guiñó un ojo y se puso a caminar decidido hacia donde estaban Paul y Melanie.

*****
Paul debía reconocer que aquella noche se había pasado. Primero habían sido las cervezas, ya ni siquiera recordaba el número, y después se había pasado al whiskey. Para colmo, se había escapado con Ivan y John un rato para fumarse un porro. Todo eso en el tiempo récord de hora y media. No era de extrañar, pues, que ya no controlara nada de lo que hacía.

Había sido cuando acababa de regresar de fumar cuando Mel se acercó a él. Estaba sentado, intentando no caerse de cabeza por el colocón que llevaba encima, cuando la chica cogió la silla de al lado, la acercó a la suya, muy cerca, y se sentó. En condiciones normales, Paul se hubiera levantado y se hubiera largado de allí. Sabía la clase de chica que era Mel, simplemente buscaba lo que buscaba para intentar vivir del cuento. Y encima le caía mal. Pero esa noche... Esa noche era diferente. Ella estaba demasiado guapa y él demasiado borracho como para ser capaz de no seguirle el juego...

Y allí estaba ahora, ella encima de él y él sonriendo como un bobo a punto de acceder a su proposición de irse a un lugar “más tranquilo”. Entonces, ruidoso como él sólo, apareció John.

-¡Joder, Paul!-gritó.

Paul lo miró con mala cara por encima del hombro de Mel y soltó un gruñido que pretendía ser un “¿Qué coño quieres ahora?” por respuesta. Y entonces vio la sonrisa que llevaba pintada John en la cara. Por muy borracho o colocado que estuviera lo conocía demasiado bien como para saber que aquella sonrisilla no iba a llevarle nada bueno. En aquel mismo instante, Paul se hubiera apostado una mano a que el capullo de John Lennon iba a fastidiársela con Mel... Y no se equivocaba...

********
Mary soltó una carcajada. Aquella estaba siendo una de las mejores fiestas de su vida. Todos los que estaban allí se habían portado fenomenal con ella y ahora, encima, estaba sentada junto con George y Ringo riendo con las historias que le contaban, cada una más loca que la anterior.

-¿Por qué te ríes? ¡Si es verdad!-Ringo también reía recordando el momento que le estaban contando a Mary.

-Es que estáis muy locos...-consiguió decir Mary entre risas.

-El muy mamón salió en calzoncillos y un trozo de water arrancado cuando tocó... Lo peor de todo es que aquello estaba más sucio que las letrinas del ejército... No sé cómo no cogió una infección...-continuó George divertido.-A Brian casi le da un infarto y a mí se me quitaron las ganas de apostarme cosas con él durante una larga temporada... Me dejó con menos dinero que un vagabundo...

-Yo alucinaba cuando me lo contaban... Sabía que el colega estaba colgado, pero tanto...-añadió Ringo riendo como un niño.

Todos reían a carcajada limpia cuando Mike McCartney y Pete Shotton se unieron al grupo.

-Pues si os estáis riendo ahora, esperad a ver el espectáculo que tiene preparado Johnny...-sonrió Shotton, que se sentó al lado de Mary.-¿Qué hay?-le preguntó con una sonrisa en la cara.

¿Estaba soñando o Peter Shotton estaba intentando ligar con ella?

-¿Qué trama ahora?-preguntó Ringo después de darle un trago a su vaso.

-Joder a mi hermano, eso es lo que trama...- rió Mike señalando con la cabeza hacia donde estaban Paul y Mel. John estaba plantado justo delante de ellos en ese preciso instante.

-No, no, no...-le corrigió Pete.-No lo ha tramado él. Según mis informes, está cumpliendo órdenes de tu queridísima hermana...

Mary miró hacia donde estaba Christine, que observaba desde cerca la situación junto con Ivan, Mal y Angie. Los tres parecían estar de lo más divertidos. Obviamente Pete tenía razón: a juzgar por lo bien que se lo estaba pasando, su amiga estaba detrás de todo aquello sí o sí.

-Venga, chicos...-dijo George sin dejar de mirar hacia el “lugar”. John estaba hablando y Paul y Mel tenían cara de pocos amigos.-¿Qué será esta vez? Se admiten apuestas...

-Un whiskey a que está usando el viejo truco de la infección...-Ringo también se lo estaba pasando en grande en aquel momento.

-Pues yo creo que hoy usa lo de la llamada de la novia...-comentó George.

Mary estaba alucinada...

-¿Puede saberse qué va a hacer John?-preguntó al fin.

-Va a hacer que Melanie no tenga ganas de acercarse a Paul por lo menos en un año...-le explicó Pete, que acercó la silla un poco más hacia ella. A Mary aquello no le pasó por alto y fingiendo ponerse cómoda, alejó su silla levemente. “Que corra el aire, chaval”, pensó. Desafortunadamente, Shotton pareció no pillar la indirecta y continuó con su explicación, ahora echándose hacia adelante de tal modo que quedó a unos pocos centímetros de ella.-Y no es la primera vez que lo hace... Cuando a Johnny le da por divertirse a veces asusta a las chicas de los demás... Normalmente lo hace con un comentario trivial delante de la chica acerca de cierta infección de transmisión sexual sobre el amigo al que quiere fastidiar... Aunque a veces también recurre a nombrar a la novia, cosa que en ocasiones es falsa pero en este caso es cierta...

En aquel preciso momento, Ringo apenas pudo contener la carcajada. Shotton y Mary se giraron hacia donde todos estaban mirando. John se acercaba con aire triunfal hacia ellos mientras que Paul permanecía sentado en la misma posición aunque sin Mel, de la que ya no quedaba ni rastro.

-¿Cuál?-preguntó George cuando John estuvo lo suficientemente cerca para oírlo.

-Pobre Paul, olvidó que no puede mezclar sus pastillas con su medicación contra los hongos de los genitales... –rió John.-Yo sólo he ido a recordarle que ya era hora de tomarse la medicación y no sé por qué extraña razón Mel se ha largado de allí pitando...

Todos soltaron una carcajada.

-Me debes un whiskey, Georgie.- dijo Ringo.-Y que sea doble...

-¿Apuestas y todo?-John todavía no había parado de reír cuando agarró la silla que quedaba libre al otro lado de Mary y se sentó en ella.- Y para variar pierde George, ¿no? ¿Cuándo te enseñarás a no apostar contra los mayores, pequeño Hari?

-Vete a la mierda, John.-contestó George divertido.-Por cierto... Ahí viene el damnificado.

-Eres un grandísimo hijo de puta, Lennon.-dijo Paul por detrás de él.

Mary se giró a la vez que lo hacía John. Allí estaba Paul, plantado con gesto serio. Parecía enfadado. A Mary no le hubiera gustado estar en la piel de John en aquellos momentos... Sin embargo, él se limitó a dibujar una sonrisa burlona en su cara.

-Gracias, McCartney.-contestó al fin.-¿Quieres que pidamos un cubo con hielo para cierta zona de tu cuerpo o te apañas con meter la cabeza debajo del grifo de agua fría?

Paul cambió levemente la expresión de su cara y entonces soltó una inmensa carcajada.

-¡Cabrón! Esta me la debes, hijo de puta.- reía todavía mientras se sentaba al lado de Shotton.-No sé cómo ni cuándo, pero espera la venganza...

-Venga, Paulie, si encima te he hecho un favor...-comentó John.-Si Mel te cae fatal... Tú sólo piensa cómo de mal te hubieses sentido si mañana por la mañana te despiertas en su cama...

-No, si ahora encima te lo voy a tener que agradecer...-murmuró Paul. Parecía incluso de buen humor. A Mary le dio la sensación de que en el fondo, por mucho que dijera, sí se lo agradecía.

-Oh, no.-contestó John.-A mí no me tienes que agradecer nada... Mejor le das las gracias a tu hermanita, que por cierto no sé dónde coño se ha metido con lo mío...

-¿A mi “hermanita?-Paul levantó una ceja extrañado.-¿Qué pinta ella en esto?

John hizo caso omiso de sus palabras. Estaba demasiado ocupado buscando con la mirada a Christine.

-¡Ey, ladrona!-gritó al fin cuando la divisó. Christine se giró.-¡Ven aquí y dame lo que me pertenece!

La chica se acercó hacia ellos. Mary miró de reojo a Paul. Su cara era un poema. Obviamente no sabía de qué iba todo aquello.

-Toma, quejica...-Christine le extendió a John la cajetilla de tabaco.- Aquí tienes...

-¿Pero qué puñetas...?-Paul estaba de lo más extrañado, pero ni John ni su hermana le hicieron caso.

-Oye, aquí falta uno.-le dijo John a Christine al recoger la cajetilla.

-¿Cómo que falta uno?-preguntó ella.

-¿Y el que me estaba fumando antes qué?

Christine soltó un bufido antes de contestar.

-Ese tómatelo como una comisión que me cobro por aguantar tus idioteces.-Christine se alejó de John y se acercó a Paul:-¿Y mi hermano qué? ¿Disfruta de la fiesta?

La sonrisilla de Christine hacía evidente que ella era la que estaba detrás de todo aquello y no John. Paul también lo captó enseguida.

-Ésta es la última vez que te saco de fiesta conmigo, enana.- contestó al fin sonriendo.

-Bah, con el ciego que llevas, mañana no te acuerdas.-dijo ella encogiéndose de hombros y, echando un vistazo alrededor, preguntó:-¿Alguien se anima a salir fuera un rato? Creo que el grupo de hoy va a empezar a tocar en un rato...

A Mary esas palabra le vinieron que ni pintadas. Estaba ya un poco incómoda ante un Peter Shotton que cada vez se acercaba más a ella.

-Yo voy contigo.-contestó mientras se levantaba.- Me apetece ver quiénes son...

-Yo también me apuntó.-dijo Pete también.

Mary no sabía la cara que debió de poner en aquel momento, lo cierto es que Christine pareció darse cuenta de la situación y decidió salirle al paso.

-No, tú no.-sentenció rotundamente.

-¿Y por qué no?-Pete la miraba con una mezcla de extrañeza y enfado.

-Pues porque...-empezó a decir ella.-Porque Paul lleva todo el día queriendo hablar contigo y ahora que lo tienes aquí es una lástima que te largues...

-¿Yo?-Paul estaba alucinado.

-Sí, tú.-contestó la chica decidida y, después, con cierto tono de enfado en su voz, le preguntó:-No irás a decir que ahora no te acuerdas, ¿verdad? Con la que has estado dando todo el día...¿Vamos, Mary?

Mary se levantó dejando a un desconcertado Paul y a un Peter que lo miraba con cara inquisitiva tras de sí y siguió a Chris.

-Gracias por librarme de Shotton.-dijo cuando ya nadie las podía oír.

-De nada. Es un buen tío, pero muy pesado...-contestó ella con una sonrisa.-Y cuando bebe algo se pone en plan pulpo y no hay quién le aguante...

-No, si ya lo veo...-rió Mary. Estaba aliviada por habérselo quitado de encima.-Pero creo que te has pasado un poco con Paul...

-Bah, no te preocupes por él.-Christine parecía divertida.-Con el cuento que tiene seguro que se le ocurre algo. Además, creo que se habrá dado cuenta de la situación y entenderá que ha sido por una buena causa....No es tan tonto como parece.

-¡Pobre chico!

Y entre carcajadas, las dos chicas pasaron al local “oficial” de The Cavern por una discreta puerta situada justo detrás de la barra.

********
-Panda de locas...-Christine miraba con aire burlón a un grupo de chicas, todas muy arregladas, que se arremolinaban en la primera fila, cerca del escenario, y que cada vez que se acercaba Earl Preston, el cantante del grupo, a ellas se ponían a gritar.

La barra estaba vacía. Sólo ellas dos estaban allí, viendo la actuación desde la distancia. Los demás, no muchos tampoco, estaban todos de cara al escenario

-No todos están tan acostumbrados como tú a ver a estrellas de la música...-contestó Jake, el camarero, sirviéndole una cerveza. Jake era un tipo agradable con cara de niño que siempre parecía estar de buen humor.

-Pero hay que reconocer que están bastante locas...-Mary también las miraba. Había un par de chicas en particular que parecían realmente histéricas.-Mirad a esas dos de la derecha...

Jake y Chris a las dos chicas a las que Mary se refería y soltaron una risita

-Esas dos que tú dices...-empezó a decir Jake.-Son viejas glorias.

-¿Viejas glorias?-se extrañó ella.

-Y tanto...-continuó Chris.-Éstas también venían a gritarles a los señores que están ahí dentro... Y a la rubia la recuerdo yo haciendo guardia en la puerta de mi casa cuando vivía en Forthlin Road... Era pesada como ella sola... Todavía no sé como mi padre no la echó de allí a escobazos...

-Joder... Que mal está el personal...-rió Mary.

-No me quiero ni imaginar si se enteran de quiénes están ahí dentro...-dijo Christine.-Os desmontan el local, Jake.

- Pues no te creas... –dijo el chico con una sonrisilla.-Hace un par de horas ha salido Ringo a pillar algo de beber, ellas se han quedado mirándole, han cuchicheado entre sí y después han soltado un “No es él, no se le parece en nada” que se ha oído desde aquí.

-De hecho han dicho que Ringo era mucho más guapo...

Chris y Mary se giraron. Allí estaba Ringo, que por lo visto acababa de salir también por la puertecilla.

-Yo creo que no han visto muy bien las fotos del grupo...-rió Ringo y, después, añadió.- Por cierto, Christie, por ahí dentro tienes a un hermano sediento de sangre.

-¿Tanto?-preguntó. Ringo asintió.- Joder, este hermano mío... Se pica más que yo, que ya es decir...

Mary, Ringo y Jake rieron con el comentario

-Bueno, será caso de ir a hacerle la pelota un rato. O éste es capaz de estar sin hablarme una semana...-dijo encogiéndose de hombros.-Venga, Jake, dame lo que puñetas beba mi hermano, a ver si así le pasa el enfado...

-Ponle un bourbon doble.-dijo Ringo.-Y otro para mí. Apúntaselo a George, que me debe uno.

-¿Lo de Paul también?-preguntó Jake divertido.

-También.-Ringo rió.-Y lo que ellas quieran tomar también se lo apuntas. Hoy paga él.

Todos rieron. Christine agarró el whiskey de Paul y se dispuso a entrar hacia donde estaban todos otra vez.

-¿Venís?-les preguntó a Mary y a Ringo.

-Me gusta esta canción.- Mary miraba al grupo, que acababa de empezar a tocar una de sus canciones.-No sé cuál es, pero me espero a que acabe. Adelántate tú.

-Yo también me quedo.-dijo Ringo dando un sorbo al vaso que le acababa de servir Jake.

-Si te digo la verdad yo tampoco sé qué puñetas está cantando...-le comentó Ringo a Mary cuando Chris entró por la portezuela.-Pero hay que reconocer que tiene ritmo.

-La verdad es que está bien...

En ese preciso instante la canción acabó y Earl Preston & the TT’s anunciaron un descanso.

-Será mejor que os metáis dentro, chicos.-dijo Jake.-Ahora va a empezar a venir gente hacia aquí y si no queréis que el batería de The Beatles se quede calvo...

-Tienes razón.-Ringo agarró su vaso y miró a Mary.:-¿Me acompañas a saludar a George?

-¿A George?- Mary estaba extrañada. Al único George que conocía que estaba allí presente era a George Harrison.

-¡Oh, no!-Ringo pareció haberle leído el pensamiento.-A nuestro George no, al que estaba cantando... Earl es su nombre artístico.-Sonrió.-Venga, y de paso aprovechamos y le preguntamos cuál era esa canción que te gustaba.

-Vale.-respondió resuelta ella. Le gustaba la idea.

-Pues vamos allá. –dijo Ringo guiñándole un ojo.

**********
-¿Oye, bonita, has visto a Richie?

Christine se giró y vio a Mel, que la miraba con una sonrisilla repelente mientras le hablaba. “¿Oye, bonita?”  ¿Pero qué se había creído?

-Estaba por aquí.-se limitó a decir ella, seca. Obviamente no pensaba decirle nada a la tía aquella. Ni aunque le hubiese preguntado por una dirección le hubiese dado la respuesta. Bueno, tal vez se la hubiera dado mal a propósito...

-¿Y dónde está? No lo veo...-dijo ella poniendo voz de modosita. A Christine se le revolvieron las tripas. Era para estamparle el vaso que llevaba en la mano en toda la cara.

-Pues o lo buscas o te compras una gafas, bonita.-contestó ella con sarcasmo, remarcando la última palabra.

Después, se giró y empezó a caminar hacia donde estaba su hermano, dejándosela allí plantada con cara de boba. Mal, que había observado la escena de cerca, le guiñó un ojo divertido cuando pasó por su lado.

***********
Eran casi las cuatro de la madrugada. La mayoría se habían ido ya a sus casas y The Cavern hacía cerca de dos horas que había cerrado oficialmente. Sin embargo allí estaban todavía John, Paul, George, Ringo, Ivan, Mike, Angie, Christine y Mary, sin música desde que el local había cerrado, sólo charlando y riendo.

De repente, la portezuela que daba al almacén se abrió y Louis, el hombre que les había recibido cuando llegaron, se asomó por ella.

-¿Los de aquí no tenéis casa o qué?-preguntó divertido.

-Joder, Louis, me encanta tu sutileza echando a la gente...-le dijo George.

-Cinco minutos para recoger las cosas y salir o os encierro aquí.-Louis ya estaba saliendo por la puerta cuando dijo eso.

Los nueve se pusieron en pie, recogieron sus chaquetas y salieron por donde habían entrado. Había dejado de llover pero un aire frío y húmedo se calaba en los huesos. Se dirigieron hacia los coches. Al parecer, Ringo también había aparcado cerca de donde lo había hecho John. Se repartieron los dos coches. Mike, Paul, Christine y Angie subieron en el de John, pues todos iban al otro lado del río. Por su parte, Ivan, George y Mary se subieron en el de Ringo.

Mary se acomodó en el asiento del copiloto después de que George la convenciera de que se sentara delante y, al cabo de unos instantes, Ringo le dio al contacto y puso en marcha el coche. Debía de reconocer que, aunque la velocidad era similar, Ringo conducía bastante mejor que John, más suave y con menos brusquedad.

La primera parada fue la de Ivan y después dejaron a George.

-Y bien, ¿en qué zona de Kensington vives?-le preguntó él.

Mary le dio unas breves indicaciones y Ringo se puso en marcha.

-Lo he pasado de puta madre esta noche.-sonrió él sin apartar los ojos del asfalto.-Hacía tiempo que no me reía tanto.

-Lo mismo puedo decir yo...-contestó Mary con una sonrisa en los labios.-Hasta me lo he pasado bien conociendo al gilipollas de George.

Ringo se quedó mirándola perplejo. Mary soltó una carcajada.

-¡No nuestro George!-dijo al fin entre risas.- El Earl Preston ese...

Ringo soltó una carcajada también.

-Es de lo más gilipollas que me he echado a la cara en años...-coincidió Ringo cuando acabó de reír.-Pero nos hemos reído con él.

-No, con él no.-le corrigió Mary.- De él.

-Bueno, supongo que tienes razón...

Ringo aminoró la marcha cuando entró en la calle de Mary.

-Es aquella casa de allí.-señaló ella.

El chico paró el coche delante de la puerta.

-Pues final del viaje, señorita...-Ringo se giró hacia ella con una sonrisa de lo más dulce en la cara.

Mary lo miró también durante unos segundos. Se quedaron así durante unos segundos que se 
hicieron eternos. Un montón de cosas pasaron por la mente de la chica en aquellos instantes hasta que el ladrido de un perro le sacó de aquella ensoñación.

-Gracias por traerme.-dijo entonces saliendo del coche.- Buenas noches.

-Descansa... Y no sueñes con el otro George...-le dijo Ringo divertido.

Mary le dedicó una sonrisa y cerró la puerta del coche. Estaba a punto de abrir la puerta de casa cuando Ringo bajó su ventanilla.

-Esto hay que repetirlo.-le dijo él en un susurro, para no despertar a nadie.

-¡Cuenta con ello!




Se acabó lo que se daba! Qué tal estáis? Yo un poco buff porque mañana ya es 1 de septiembre y en breve se me acabará el chollo vacacional. Hay que joderse... Pero en fin, la vuelta a la rutina también tiene sus cosas buenas... (bueno, sé que no, pero dejad que me autoconsuele con esta idea...).
Me encantan vuestros comentarios, que me decís unas cosas tan bonitas en ellos que me pongo roja cuando los leo, jajaja. El libro, María, para cuando me encuentre con un editor tan borracho que quiera publicarme algo, jajajajajaja. Y el fic que nombras, Kira, no había escuchado hablar de él. Será plan de buscarlo y echarle una ojeada (se me amontona el trabajo, jejeje).
Besotes a todas y pronto os cuelgo el quinto!
Bye!







domingo, 28 de agosto de 2011

Capítulo 3: ¿Nos vamos de fiesta?


Aquel sábado amaneció nublado y lluvioso, cosa que hizo que aquella mañana todos se la pasaran encerrados en casa. Paul aprovechó para deshacer las maletas mientras que en el comedor Jim leía absorto el periódico y Mike tocaba el piano. Por su parte, Christine aprovechó la mañana para empezar uno de los numerosos trabajos que les habían mandado en la universidad.

Estaba tan abstraída leyendo un artículo sobre Guillermo el Conquistador que ni siquiera se dio cuenta de que Paul había entrado en su habitación.

-Ey, sorda. –dijo a modo de saludo haciendo que la chica diese un pequeño salto en la silla del escritorio.-Mike te está llamando.

-Joder, Paul, no me des esos sustos...-contestó girándose agitada.- ¿Y qué quiere?

-Creo que te llaman por teléfono.-respondió saliendo de la habitación.

Christine bajó las escaleras rápidamente.

-Te buscan.-dijo Mike pasándole el teléfono.

La chica cogió el auricular y contestó.
 -¿Sí?

-¡Hola Christie!-contestó una voz de chica cordialmente.-Soy Mary.

-¡Hola Mary! ¿Qué hay?

-Nada, aquí estoy aburrida en casa...Te llamaba por eso... ¿Te apetece salir esta noche un rato?

-¡Eres mi salvadora! Yo también me estaba muriendo del aburrimiento con el trabajo de medieval... Y para colmo, los aburridos de mis amigos de Allerton pasan de salir hoy...-contestó Christie.- Así que me apunto a lo que sea.

-Bien, pues entonces... ¿a las ocho en Mathew Street, en la esquina con North John?

-De acuerdo, hasta las ocho pues.

Las chicas se despidieron y colgaron. Aún no le había dado tiempo a alejarse unos pasos del teléfono, cuando volvió a sonar de nuevo.

-¿Sí?-contestó de nuevo.

-¡Vaya, vaya!-exclamó una voz masculina al otro lado del aparato.- ¡Pero si es mi queridísima Christie! Porque no creo que seas Mike...

-Vete al infierno, Lennon.-rió Christine.

-Oh...-se quejó John- Jamás entenderé porqué me tratas así de mal, con lo buen chico que he sido siempre contigo...-y después, en tono divertido, añadió.-¿Y está por ahí la otra señorita de la casa, o sea, Paul?

Chris soltó una carcajada. Las tonterías de Lennon siempre le habían hecho reír, aunque a veces debía reconocer que se pasaba bastante.

-Está arriba, deshaciendo maletas...-contestó la chica.- Ahora mismo le aviso... Por cierto, ¿le digo que acabas de concederle el título de señorita?

-Por supuesto, querida.-respondió John fingiendo solemnidad.-Aunque para tu información, el título de señorita lo ostenta desde hace tiempo.

Christine iba a contestar, cuando la voz de su hermano Paul la sorprendió por detrás.

-Dile a ese cabronazo que seré muy señorita, pero mi lista es más larga que la suya.- rió.

-No voy a preguntar de qué es esa lista...-contestó Chris divertida pasándole el auricular a Paul.

-¿Qué hay, John?-saludó el chico.

Christine les dejó hablando y subió de nuevo a su habitación. Todavía quería acabar de leer un par de fotocopias antes de comer y ya era tarde, así que mejor sería que se pusiera manos a la obra cuanto antes.

*****************
Eran las siete de la tarde y continuaba lloviendo. Es más, todavía lo hacía con más fuerza que durante la mañana. Habían acabado de cenar hacía un rato y sólo quedaban en casa Paul y Christine. Mike había ido a cenar con unos amigos y con Angie, una chica que aunque todavía no era su novia, pronto lo sería, de eso estaban todos seguros. Jim, por su parte, había salido después de la cena como una bala hacia un club de jazz en el barrio de Everton, donde se solía reunir casi todas las semanas con viejos amigos que también compartían su pasión por la música.

Christine por fin había escogido la ropa después de estar un buen rato mirando y revolviendo el armario. La verdad es que con la que estaba cayendo en la calle no sabía qué ponerse. Finalmente, y después de pedir opinión a su hermano, que había pasado de ella y se había limitado a contestarle un distraído “dentro de los pubs no llueve, así que ponte lo que quieras” mientras se afeitaba, había decidido no calentarse mucho la cabeza y ponerse una blusa sencilla y una falda corta con unas botas marrones.

Se vistió rápido y se dirigió al cuarto de baño para arreglarse. Paul todavía estaba allí dentro, con la camisa abierta y a medio vestir, poniéndose loción en la cara. ¿Cómo podía tardar tanto en arreglarse? Si ella fuera chico, estaría a punto en cinco minutos, de eso estaba segura.

-Déjame sitio, acaparador.-sonrió dándole un pequeño empujón a su hermano y colocándose ella delante del espejo también.

-Eh, que estoy yo.-se quejó Paul.-Respeta los turnos, hermanita.

-Tu hermanita respetaría los turnos si su hermano no fuese más lento que una tortuga con artrosis.-bromeó sacando el maquillaje.-Además, llego tarde.

-¿Tarde?-el chico parecía extrañado.-¿A qué hora has quedado?

-A las ocho.-contestó Chris, que ya había empezado a maquillarse.-Pero he quedado en Mathew Street y todavía he de pillar el autobús, que tarda media hora larga.

Paul soltó una risita.

-¿Qué es lo que te hace tanta gracia?- preguntó la chica un poco mosqueada.

-Pues que más tonta y no naces.-rió otra vez mientras empezaba a abrocharse los botones de la camisa.- ¿No te has enterado todavía que yo también voy al centro ahora? ¿Por qué se suponen que deberías ir en autobús?

-Porque hoy tú no conduces y me parece abusivo pedir a quien pase por ti que me haga de chófer.-contestó la chica.

Paul iba a decir algo cuando llamaron al timbre y bajó a abrir. Seguramente quien tenía que venir por él ya había llegado. Oyó por debajo unas risas y, a continuación, pasos por las escaleras.

-Vaya, vaya...-Christine miró a través del espejo. Allí, apoyado en la puerta, estaba, junto a Paul, John Lennon, que la miraba divertido.- La niñita de la casa ha crecido, ¿eh? ¿Ya te dejan salir de fiesta y todo?

La chica acabó de pintarse los labios antes de girarse y mirar a Lennon con una sonrisa burlona dibujada en su cara.

-¿Y a ti, Lennon? ¿Ya te dejan salir del zoo?-preguntó en tono mordaz.

Paul soltó una carcajada ante la respuesta de su hermana.

-He de reconocer que eres ágil...-rió Lennon también finalmente y a continuación añadió: - La señorita McCartney, es decir, este de aquí,- señaló a Paul, que automáticamente le soltó una colleja sin que Lennon tan siquiera se inmutara- me ha comentado que tienes ciertos problemas de transporte...

Por toda respuesta, Christine sonrió. John continuó:

-Sé que me quieres mucho...

-Horrores.-le cortó ella con ironía.

-Sé que me quieres mucho...-volvió a empezar él sin perder el tono burlón de su voz.-...y que no me quieres molestar, pero si quieres te acerco a dónde hayas quedado. Y viendo que ya no eres la mocosa que recordaba...-John la miró divertido.- ya me lo pagarás después si quieres con favores sexuales.

-¡Eh!- Paul le soltó otra colleja a John y medio en serio, medio en broma añadió:- ¡A mi hermana no te acercas tú ni a cuatro metros de distancia!

Christine rió ante la escena, aunque debía de reconocer que John jamás dejaría de sorprenderla.

-Tranquilo Paul...-dijo al cabo de unos segundos mientras John todavía reía.-Que si este personajillo de aquí y yo fuéramos los dos únicos humanos en el planeta, la especie se extinguiría...

Paul volvió a reír.

-Oye, oye... No te pases de lista que te dejo en casa.-John fingió ponerse serio, aunque apenas podía disimular su diversión.

En esos momentos, el teléfono de casa sonó. Chris se abrió paso entre los dos chicos y bajó las escaleras para responder.

-¿Sí?

-Hola, soy Mary. Me alegro de que todavía no hayas salido de casa... Se me ha hecho un poco tarde y voy a salir ahora. Mientras llego y no, las ocho y cuarto seguro.

-Oh, tranquila, no pasa nada. Entonces ¿quedamos a...?

Christine no pudo terminar la frase porque John, que bajaba las escaleras seguido de Paul, gritó:

-¿Es tu cita, Christie?

-¿Qué son esos gritos?-rió Mary al otro lado del teléfono, que había oído la frase a la perfección.

-Oh...-contestó Chris dirigiéndole cara de asco a Lennon.-Tengo el gusto de presentarte al idiota más grande de Liverpool... John Lennon.

Las risas de Mary pararon casi en seco, aunque Chris no lo pudo apreciar muy bien porque John se abalanzó sobre ella y le quitó el auricular del teléfono de las manos.

-No soy un idiota, cita de Christine.-dijo con un cerrado acento de Liverpool.-Siento decirte que en realidad esa es su manera de ocultar su admiración por mí y que...

Christine miró a Lennon con cara de querer asesinarle allí mismo, cosa que si pudiera hubiera hecho. A Paul, que estaba a su lado, sin embargo parecía divertirle la escena y no paraba de reír por lo bajo.

-¡Joder!-exclamó John al teléfono.- ¡Eres chica!... ¿Y dónde dices que has quedado?... ¿En la calle? ¿Con la que está cayendo?... Oye, ¿y tú dónde vives?... No, no... Simplemente por evitarte la catástrofe que sería que agarraras una gripe y pasar por ti... Sí, sí, claro... ¡En serio!... Media hora... Que sí, que sí...

Christine estaba alucinada escuchando la conversación. La verdad es que se alegraba porque cuando John se ponía así con alguien que no conocía cabían dos posibilidades: o la persona en cuestión se lo tomaba con buen humor y le seguía el juego o salía corriendo. Menos mal que Mary era de las primeras...

John colgó el teléfono al cabo de unos segundos.

-Tu amiga me cae bien.-dijo en tono despreocupado.-Pasamos a recogerla en media hora a su casa... Así que vamos, hermanos McCartney, todavía tenemos que hacer una parada antes de llegar a Kensington a por... ¿cómo se llama?

-Mary.-contestó Christine todavía un poco aturdida por la conversación.

-Pues eso, a por Mary.

Los tres salieron de casa y se metieron rápido en el coche. Llovía a mares. En poco más de un cuarto de hora llegaron a casa de George, que salió enseguida después de que John tocara el claxon un par de veces.

-Hola.-saludó metiéndose en el coche.-Joder, qué mierda de día, tíos... y tía.-añadió con una sonrisa en la cara cuando vio a Christine a su lado.-¿Hoy contamos con compañía femenina?

-Hoy John está en uno de sus días buenos y me hace de chófer.-contestó ella con una sonrisa.

-Y ahora vamos a pasar a recoger a una amiga suya...-añadió Paul desde el asiento del copiloto.

-Así que mejor no te lo puedo poner, George.-dijo John poniendo la primera.- Dos mujeres para ti solito ahí detrás.

Pusieron rumbo al barrio de Kensington para recoger a Mary. El corto viaje transcurría entre bromas, excepto cuando a George se le ocurrió preguntarle a John por Cynthia. Lennon simplemente se limitó a contestar con un gruñido del cual Chris sólo pudo entender las palabras “con su madre” y “que se apañe”. Un silencio incómodo se hizo dueño del ambiente. Christine no sabía muy bien qué hacer. Aquellas situaciones le ponían de los nervios y siempre que podía hacía o decía lo primero que le venía en mente para romper la tensión. No obstante, ante aquella situación (estaban hablando de la mujer de John), no sabía muy bien qué hacer, así que se limitó a mirar por la ventana del vehículo en silencio hasta que a Paul se le ocurrió hacer un comentario muy banal sobre una mujer despampanante que pasaba por la acera en esos momentos. La cosa pareció surtir efecto y en cuestión de segundos los tres chicos ya estaban diciendo barbaridades y bromeando. “Hombres”, pensó ella con una sonrisa en la cara,  “con qué poco se entretienen...”

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Mary todavía estaba alucinada con la conversación que había acabado de tener hacía un rato. No se lo podía creer. ¿John Lennon? Acababa de hablar con John Lennon como si tal cosa y, encima, pasarían a recogerla dentro de pocos minutos. Y lo peor es que, aunque nadie se lo había dicho, sabía que iría también, por lo menos, el hermano de Chris, Paul... ¿Si no por qué había de ir a recogerlas Lennon?

-¿No habías quedado?

La voz de su madre la sacó de sus pensamientos.

-Sí.-contestó girándose.-Pasarán por mí en coche.

-¿Pasarán? ¿Quiénes?

-Christine y su hermano...-contestó distraída omitiendo adrede la presencia de un segundo chico.

-Pues creo que ya están ahí...- dijo la mujer mirando por la ventana.

El corazón de Mary dio un salto. Se puso en pie inmediatamente e intentando parecer calmada delante de su madre, miró por la ventana también. En efecto, un coche de color negro, grande y nuevo, acababa de pararse justo delante de su casa. Mary fijó de nuevo la vista en el vehículo... Con la lluvia no podía verse absolutamente nada de dentro. Justo en esos momentos, la puerta trasera del coche se abrió y salió Christine, que inició una carrera hacia la puerta de su casa, intentando no mojarse.

-Nos vemos mamá.

Mary cogió la chaqueta y salió tan disparada del comedor que ni siquiera le dio tiempo a su madre de devolverle una contestación. Abrió la puerta justo en el momento en el que Chris iba a poner el dedo en el timbre.

-¿Estabas esperando detrás de la puerta o qué?-rió Chris.

Mary intentó esbozar una de sus mejores sonrisas mientras salía y cerraba tras de sí.

-Os he visto por la ventana... Como llueve, ¿eh?

-Sí, habrá que pegarse una carrerita hasta el coche...-contestó su amiga y, después, con una sonrisa pícara y volviéndose hacia ella, preguntó.-¿Preparada?

“¿Preparada para qué?”, pensó Mary, “¿Para conocer a los tipos más importantes de Liverpool?”. Tragó saliva antes de contestar con una sonrisa:

-Claro que sí, ¡vamos!

Y empezaron a correr las dos en dirección al coche.

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La puerta del coche se abrió de repente y George, que había aprovechado para ponerse cómodo ocupando casi toda la parte trasera mientras Christine iba a por su amiga, tuvo que sentarse bien de un salto.

-Ey, ey, ey...-se quejó medio en broma echándose a un lado.-No te tires encima de mí, Christie...

Christine casi se había sentado encima de su pierna de tan rápido como había entrado. A continuación, entró la que debía ser Mary, que se sentó justo al lado de su amiga.

-Hola.-saludó la chica nueva con una sonrisa de oreja a oreja.

-Esta es Mary, chicos.-anunció Chris.

Los tres se giraron hacia ella. George fue el primero que, por encima de Chris le dio la mano.

-George.-se presentó con una sonrisa.-Encantado.

-Siempre es un placer llevar en mi coche a tías buenas...-John tenía una sonrisilla pícara pintada en la cara cuando dijo esto.

-Lennon, eres un imbécil.-fue Christine quien le cortó.

Mary rió.

-Y yo soy Paul.-el chico, sentado justo en el asiento de delante de Mary, se había girado y asomaba la cabeza por un lado del reposacabezas de su asiento.-Hermano de esta fiera.- rió.-No te acerques mucho a ella, es una mala compañía...

-Bueno, bueno, bueno...-cortó John poniendo en marcha el motor.- Y hechas las presentaciones, vámonos ya... Porque si tardamos más, cuando lleguemos Ringo y los demás habrán acabado con todas las reservas de whiskey de la ciudad


-Venga, no seáis bobas.-insistió Paul una vez más.-Si queréis entrar ahí lo mejor es que vengáis con nosotros...

Christine lo miró sin saber muy bien qué hacer y se mantuvo en silencio.

-¡Pues claro que sí! Vendréis con nosotros.-dijo George con determinación ocultando su cara bajo uno de los enormes paraguas negros que les había dado John al bajar del coche.-¿Tú qué dices, Mary?

La pregunta de George pareció pillar a la chica por sorpresa. Todavía se sentía un poco extraña entre los tres chicos que hasta hacía poco (y para qué mentir, ahora también) había admirado. Aún recordaba el enfado que había cogido apenas un año antes por no haber conseguido entradas para uno de sus conciertos en Liverpool y ahora allí estaba con John, Paul y George con el poder de decidir si entraban con ellos a The Cavern o si Christine y ella seguían a su aire.

Mary miró a George, que lucía una sonrisa de oreja a oreja mientras esperaba su respuesta.

-Pues... no sé.- contestó al fin todavía indecisa.

-Venga, va... No nos iréis a dejar plantados ahora, ¿verdad?- insistió George poniendo cara de bueno.

Mary soltó un suspiro.

-Está bien.-aceptó sonriendo.- Vamos.

Mary miró a su amiga. No sabía muy bien si ella quería ir con ellos. Al fin y al cabo eran su hermano y sus amigos y, pese a ser hija única, conocía casos de gente que no quería ir con sus hermanos ni a la vuelta de la esquina. No obstante y a juzgar por lo feliz que pareció ponerse de repente, su amiga no era de ese tipo de personas.

-Ya decía yo que la tía esta me caía bien...-comentó John empezando a andar, cosa que dibujó una gran sonrisa en la cara de Mary

La lluvia molestaba bastante pero había que reconocer que a ellos iba a venirles de maravilla. El fin del verano, unido al mal tiempo, hacía que Mathew Street y sus alrededores estuvieran mucho más vacíos de lo habitual un sábado a esas horas. No habían aparcado muy lejos de la entrada de The Cavern. Ya podían incluso ver la entrada del local y a un pequeño grupo de gente que se disponía a entrar. Quizás por eso, Mary se sorprendió cuando todos empezaron a caminar hacia otra dirección.

-Nunca entran por la entrada “normal”.-le aclaró Christine a su lado, que parecía haber leído sus pensamientos.-Se arma bastante jaleo con ellos, ya sabes... Siempre entran por detrás, por dónde descargan los camiones...

La entrada en cuestión consistía en una pequeña puerta por la parte de detrás del local desde la que se podía divisar una empinada escalera hacia abajo. En la parte de dentro y protegiéndose de la lluvia, un hombrecillo bajo, de unos cuarenta y tantos años, estaba sentado en una silla, vigilando para que nadie se colara al club por aquel lugar.

-¡Vaya, vaya!-dijo el hombre poniéndose en pie cuando estuvieron cerca de la puerta.-¿Cómo estáis, chicos? Hace un rato que os esperábamos.

-¡Hola Louis!-saludó Paul.-Aquí estamos, con ganas de ver a los viejos amigos... ¿Cómo os van las cosas?

-¿Esto? Esto va viento en popa... Lo malo es que a mí nadie me sube el sueldo...-rió el hombre.-Venga, pasad y cerraré esto. Tenéis al otro ya por ahí abajo con los demás, así que por hoy ya no esperamos a nadie más por aquí.

Los cinco entraron, dejaron sus paraguas al lado de la silla de Louis y bajaron las escaleras que llevaban directamente al almacén del local, donde montones de cajas con bebidas se amontonaban contra las paredes. Una portezuela, que parecía conducir a otra estancia que no era el club en sí, estaba abierta de par en par. Podían escucharse risas y voces desde allí dentro. Mary supuso que se dirigían hacia aquel lugar.

-¡Casi llegáis, cabronazos de mierda!-un chico rubio se asomó por la puerta.

-¡No te quejes tanto, Shotton, que te van a salir arrugas!- rió John acercándose hacia él y dándole un golpecito en la espalda a modo de saludo.-Veo que sigues igual de feo que siempre, ¿eh?

-Y vosotros igual de mamones.-rió el chico que después de saludar a todos fijó su vista en Mary y añadió:- ¿Y nadie piensa presentarnos a esta chica y a mí, hijos de puta maleducados?

-Por supuesto, rey de la educación.-rió Paul.-Esta chica es Mary. Y, Mary, esta máquina de soltar palabras malsonantes es Pete.

-No pretendo impresionarte, Mary.-dijo el rubio con una sonrisa pícara.-Pero yo era un talento con la tabla de lavar cuando estos energúmenos valían la pena como músicos. Obviamente su calidad musical bajó cuando les mandé a tomar por culo...

-Por culo te dan a ti, idiota. Y encima te gusta...-le cortó John riendo a carcajada limpia.

Entre risas, provocadas por las barbaridades que entre Lennon y Shotton soltaban, entraron en aquella pequeña estancia que estaba llena de gente. Mary fue presentada a todos ellos, entre los que estaban Mal, Ivan Vaughan y el otro hermano de Christine y una chica que parecía ser su novia, Mike y Angie.

-¿Y Ringo?-preguntó Paul extrañado.-¿Os lo habéis comido o qué?

-Ha ido a pedir más bebida con Mel.-respondió Mal.

Todavía no había acabado de decir la frase, cuando Ringo apareció cargado con cervezas con una chica al lado. Mary la miró. Era guapa y tenía buen tipo. No obstante, había algo en ella que no le gustaba. Su mirada, quizás. Vio a Christine, que miraba a la chica esa con cara de asco mal contenida.

-Groupie de mierda... No me la trago.-susurró ésta cuando se dio cuenta de que Mary había reparado en su expresión.

-¡Chicos... y chicas!-saludó Ringo cuando reparó en ellas dos.

Inmediatamente se acercó a ellas y dejó a la tal Mel allí plantada, aunque a ésta pareció no importarle demasiado y empezó enseguida a flirtear con los demás.

-Las damas primero.-y les dio un par de cervezas a Christine y a ella.

-Rich, eres el único que vale la pena entre la jauría de animales que hay aquí.-rió Christine.

-¡Oh, pequeña McCartney, me has llegado al corazón!-bromeó Ringo.-Pero te advierto: no te dejes conquistar sólo por una cerveza...

-Tendré en cuenta tu sabio consejo...-contestó Chris divertida.-Por cierto, ella es Mary. Mary, el que faltaba...  

-Encantado.-sonrió él estrechándole la mano.-Yo soy Ringo.


Tardó pero llegó! Tercer capi! Espero que a partir de la semana que viene pueda ir actualizando más rapidito, pues ya contaré con una conexión decente y un ordenador para mí solita (yuhu!) XD
Gracias a todas las que estais ahí y a las comentaristas oficiales en especial, parece que no, pero me alegra ver que leeis esto...
Besotes!