domingo, 28 de agosto de 2011

Capítulo 3: ¿Nos vamos de fiesta?


Aquel sábado amaneció nublado y lluvioso, cosa que hizo que aquella mañana todos se la pasaran encerrados en casa. Paul aprovechó para deshacer las maletas mientras que en el comedor Jim leía absorto el periódico y Mike tocaba el piano. Por su parte, Christine aprovechó la mañana para empezar uno de los numerosos trabajos que les habían mandado en la universidad.

Estaba tan abstraída leyendo un artículo sobre Guillermo el Conquistador que ni siquiera se dio cuenta de que Paul había entrado en su habitación.

-Ey, sorda. –dijo a modo de saludo haciendo que la chica diese un pequeño salto en la silla del escritorio.-Mike te está llamando.

-Joder, Paul, no me des esos sustos...-contestó girándose agitada.- ¿Y qué quiere?

-Creo que te llaman por teléfono.-respondió saliendo de la habitación.

Christine bajó las escaleras rápidamente.

-Te buscan.-dijo Mike pasándole el teléfono.

La chica cogió el auricular y contestó.
 -¿Sí?

-¡Hola Christie!-contestó una voz de chica cordialmente.-Soy Mary.

-¡Hola Mary! ¿Qué hay?

-Nada, aquí estoy aburrida en casa...Te llamaba por eso... ¿Te apetece salir esta noche un rato?

-¡Eres mi salvadora! Yo también me estaba muriendo del aburrimiento con el trabajo de medieval... Y para colmo, los aburridos de mis amigos de Allerton pasan de salir hoy...-contestó Christie.- Así que me apunto a lo que sea.

-Bien, pues entonces... ¿a las ocho en Mathew Street, en la esquina con North John?

-De acuerdo, hasta las ocho pues.

Las chicas se despidieron y colgaron. Aún no le había dado tiempo a alejarse unos pasos del teléfono, cuando volvió a sonar de nuevo.

-¿Sí?-contestó de nuevo.

-¡Vaya, vaya!-exclamó una voz masculina al otro lado del aparato.- ¡Pero si es mi queridísima Christie! Porque no creo que seas Mike...

-Vete al infierno, Lennon.-rió Christine.

-Oh...-se quejó John- Jamás entenderé porqué me tratas así de mal, con lo buen chico que he sido siempre contigo...-y después, en tono divertido, añadió.-¿Y está por ahí la otra señorita de la casa, o sea, Paul?

Chris soltó una carcajada. Las tonterías de Lennon siempre le habían hecho reír, aunque a veces debía reconocer que se pasaba bastante.

-Está arriba, deshaciendo maletas...-contestó la chica.- Ahora mismo le aviso... Por cierto, ¿le digo que acabas de concederle el título de señorita?

-Por supuesto, querida.-respondió John fingiendo solemnidad.-Aunque para tu información, el título de señorita lo ostenta desde hace tiempo.

Christine iba a contestar, cuando la voz de su hermano Paul la sorprendió por detrás.

-Dile a ese cabronazo que seré muy señorita, pero mi lista es más larga que la suya.- rió.

-No voy a preguntar de qué es esa lista...-contestó Chris divertida pasándole el auricular a Paul.

-¿Qué hay, John?-saludó el chico.

Christine les dejó hablando y subió de nuevo a su habitación. Todavía quería acabar de leer un par de fotocopias antes de comer y ya era tarde, así que mejor sería que se pusiera manos a la obra cuanto antes.

*****************
Eran las siete de la tarde y continuaba lloviendo. Es más, todavía lo hacía con más fuerza que durante la mañana. Habían acabado de cenar hacía un rato y sólo quedaban en casa Paul y Christine. Mike había ido a cenar con unos amigos y con Angie, una chica que aunque todavía no era su novia, pronto lo sería, de eso estaban todos seguros. Jim, por su parte, había salido después de la cena como una bala hacia un club de jazz en el barrio de Everton, donde se solía reunir casi todas las semanas con viejos amigos que también compartían su pasión por la música.

Christine por fin había escogido la ropa después de estar un buen rato mirando y revolviendo el armario. La verdad es que con la que estaba cayendo en la calle no sabía qué ponerse. Finalmente, y después de pedir opinión a su hermano, que había pasado de ella y se había limitado a contestarle un distraído “dentro de los pubs no llueve, así que ponte lo que quieras” mientras se afeitaba, había decidido no calentarse mucho la cabeza y ponerse una blusa sencilla y una falda corta con unas botas marrones.

Se vistió rápido y se dirigió al cuarto de baño para arreglarse. Paul todavía estaba allí dentro, con la camisa abierta y a medio vestir, poniéndose loción en la cara. ¿Cómo podía tardar tanto en arreglarse? Si ella fuera chico, estaría a punto en cinco minutos, de eso estaba segura.

-Déjame sitio, acaparador.-sonrió dándole un pequeño empujón a su hermano y colocándose ella delante del espejo también.

-Eh, que estoy yo.-se quejó Paul.-Respeta los turnos, hermanita.

-Tu hermanita respetaría los turnos si su hermano no fuese más lento que una tortuga con artrosis.-bromeó sacando el maquillaje.-Además, llego tarde.

-¿Tarde?-el chico parecía extrañado.-¿A qué hora has quedado?

-A las ocho.-contestó Chris, que ya había empezado a maquillarse.-Pero he quedado en Mathew Street y todavía he de pillar el autobús, que tarda media hora larga.

Paul soltó una risita.

-¿Qué es lo que te hace tanta gracia?- preguntó la chica un poco mosqueada.

-Pues que más tonta y no naces.-rió otra vez mientras empezaba a abrocharse los botones de la camisa.- ¿No te has enterado todavía que yo también voy al centro ahora? ¿Por qué se suponen que deberías ir en autobús?

-Porque hoy tú no conduces y me parece abusivo pedir a quien pase por ti que me haga de chófer.-contestó la chica.

Paul iba a decir algo cuando llamaron al timbre y bajó a abrir. Seguramente quien tenía que venir por él ya había llegado. Oyó por debajo unas risas y, a continuación, pasos por las escaleras.

-Vaya, vaya...-Christine miró a través del espejo. Allí, apoyado en la puerta, estaba, junto a Paul, John Lennon, que la miraba divertido.- La niñita de la casa ha crecido, ¿eh? ¿Ya te dejan salir de fiesta y todo?

La chica acabó de pintarse los labios antes de girarse y mirar a Lennon con una sonrisa burlona dibujada en su cara.

-¿Y a ti, Lennon? ¿Ya te dejan salir del zoo?-preguntó en tono mordaz.

Paul soltó una carcajada ante la respuesta de su hermana.

-He de reconocer que eres ágil...-rió Lennon también finalmente y a continuación añadió: - La señorita McCartney, es decir, este de aquí,- señaló a Paul, que automáticamente le soltó una colleja sin que Lennon tan siquiera se inmutara- me ha comentado que tienes ciertos problemas de transporte...

Por toda respuesta, Christine sonrió. John continuó:

-Sé que me quieres mucho...

-Horrores.-le cortó ella con ironía.

-Sé que me quieres mucho...-volvió a empezar él sin perder el tono burlón de su voz.-...y que no me quieres molestar, pero si quieres te acerco a dónde hayas quedado. Y viendo que ya no eres la mocosa que recordaba...-John la miró divertido.- ya me lo pagarás después si quieres con favores sexuales.

-¡Eh!- Paul le soltó otra colleja a John y medio en serio, medio en broma añadió:- ¡A mi hermana no te acercas tú ni a cuatro metros de distancia!

Christine rió ante la escena, aunque debía de reconocer que John jamás dejaría de sorprenderla.

-Tranquilo Paul...-dijo al cabo de unos segundos mientras John todavía reía.-Que si este personajillo de aquí y yo fuéramos los dos únicos humanos en el planeta, la especie se extinguiría...

Paul volvió a reír.

-Oye, oye... No te pases de lista que te dejo en casa.-John fingió ponerse serio, aunque apenas podía disimular su diversión.

En esos momentos, el teléfono de casa sonó. Chris se abrió paso entre los dos chicos y bajó las escaleras para responder.

-¿Sí?

-Hola, soy Mary. Me alegro de que todavía no hayas salido de casa... Se me ha hecho un poco tarde y voy a salir ahora. Mientras llego y no, las ocho y cuarto seguro.

-Oh, tranquila, no pasa nada. Entonces ¿quedamos a...?

Christine no pudo terminar la frase porque John, que bajaba las escaleras seguido de Paul, gritó:

-¿Es tu cita, Christie?

-¿Qué son esos gritos?-rió Mary al otro lado del teléfono, que había oído la frase a la perfección.

-Oh...-contestó Chris dirigiéndole cara de asco a Lennon.-Tengo el gusto de presentarte al idiota más grande de Liverpool... John Lennon.

Las risas de Mary pararon casi en seco, aunque Chris no lo pudo apreciar muy bien porque John se abalanzó sobre ella y le quitó el auricular del teléfono de las manos.

-No soy un idiota, cita de Christine.-dijo con un cerrado acento de Liverpool.-Siento decirte que en realidad esa es su manera de ocultar su admiración por mí y que...

Christine miró a Lennon con cara de querer asesinarle allí mismo, cosa que si pudiera hubiera hecho. A Paul, que estaba a su lado, sin embargo parecía divertirle la escena y no paraba de reír por lo bajo.

-¡Joder!-exclamó John al teléfono.- ¡Eres chica!... ¿Y dónde dices que has quedado?... ¿En la calle? ¿Con la que está cayendo?... Oye, ¿y tú dónde vives?... No, no... Simplemente por evitarte la catástrofe que sería que agarraras una gripe y pasar por ti... Sí, sí, claro... ¡En serio!... Media hora... Que sí, que sí...

Christine estaba alucinada escuchando la conversación. La verdad es que se alegraba porque cuando John se ponía así con alguien que no conocía cabían dos posibilidades: o la persona en cuestión se lo tomaba con buen humor y le seguía el juego o salía corriendo. Menos mal que Mary era de las primeras...

John colgó el teléfono al cabo de unos segundos.

-Tu amiga me cae bien.-dijo en tono despreocupado.-Pasamos a recogerla en media hora a su casa... Así que vamos, hermanos McCartney, todavía tenemos que hacer una parada antes de llegar a Kensington a por... ¿cómo se llama?

-Mary.-contestó Christine todavía un poco aturdida por la conversación.

-Pues eso, a por Mary.

Los tres salieron de casa y se metieron rápido en el coche. Llovía a mares. En poco más de un cuarto de hora llegaron a casa de George, que salió enseguida después de que John tocara el claxon un par de veces.

-Hola.-saludó metiéndose en el coche.-Joder, qué mierda de día, tíos... y tía.-añadió con una sonrisa en la cara cuando vio a Christine a su lado.-¿Hoy contamos con compañía femenina?

-Hoy John está en uno de sus días buenos y me hace de chófer.-contestó ella con una sonrisa.

-Y ahora vamos a pasar a recoger a una amiga suya...-añadió Paul desde el asiento del copiloto.

-Así que mejor no te lo puedo poner, George.-dijo John poniendo la primera.- Dos mujeres para ti solito ahí detrás.

Pusieron rumbo al barrio de Kensington para recoger a Mary. El corto viaje transcurría entre bromas, excepto cuando a George se le ocurrió preguntarle a John por Cynthia. Lennon simplemente se limitó a contestar con un gruñido del cual Chris sólo pudo entender las palabras “con su madre” y “que se apañe”. Un silencio incómodo se hizo dueño del ambiente. Christine no sabía muy bien qué hacer. Aquellas situaciones le ponían de los nervios y siempre que podía hacía o decía lo primero que le venía en mente para romper la tensión. No obstante, ante aquella situación (estaban hablando de la mujer de John), no sabía muy bien qué hacer, así que se limitó a mirar por la ventana del vehículo en silencio hasta que a Paul se le ocurrió hacer un comentario muy banal sobre una mujer despampanante que pasaba por la acera en esos momentos. La cosa pareció surtir efecto y en cuestión de segundos los tres chicos ya estaban diciendo barbaridades y bromeando. “Hombres”, pensó ella con una sonrisa en la cara,  “con qué poco se entretienen...”

********
Mary todavía estaba alucinada con la conversación que había acabado de tener hacía un rato. No se lo podía creer. ¿John Lennon? Acababa de hablar con John Lennon como si tal cosa y, encima, pasarían a recogerla dentro de pocos minutos. Y lo peor es que, aunque nadie se lo había dicho, sabía que iría también, por lo menos, el hermano de Chris, Paul... ¿Si no por qué había de ir a recogerlas Lennon?

-¿No habías quedado?

La voz de su madre la sacó de sus pensamientos.

-Sí.-contestó girándose.-Pasarán por mí en coche.

-¿Pasarán? ¿Quiénes?

-Christine y su hermano...-contestó distraída omitiendo adrede la presencia de un segundo chico.

-Pues creo que ya están ahí...- dijo la mujer mirando por la ventana.

El corazón de Mary dio un salto. Se puso en pie inmediatamente e intentando parecer calmada delante de su madre, miró por la ventana también. En efecto, un coche de color negro, grande y nuevo, acababa de pararse justo delante de su casa. Mary fijó de nuevo la vista en el vehículo... Con la lluvia no podía verse absolutamente nada de dentro. Justo en esos momentos, la puerta trasera del coche se abrió y salió Christine, que inició una carrera hacia la puerta de su casa, intentando no mojarse.

-Nos vemos mamá.

Mary cogió la chaqueta y salió tan disparada del comedor que ni siquiera le dio tiempo a su madre de devolverle una contestación. Abrió la puerta justo en el momento en el que Chris iba a poner el dedo en el timbre.

-¿Estabas esperando detrás de la puerta o qué?-rió Chris.

Mary intentó esbozar una de sus mejores sonrisas mientras salía y cerraba tras de sí.

-Os he visto por la ventana... Como llueve, ¿eh?

-Sí, habrá que pegarse una carrerita hasta el coche...-contestó su amiga y, después, con una sonrisa pícara y volviéndose hacia ella, preguntó.-¿Preparada?

“¿Preparada para qué?”, pensó Mary, “¿Para conocer a los tipos más importantes de Liverpool?”. Tragó saliva antes de contestar con una sonrisa:

-Claro que sí, ¡vamos!

Y empezaron a correr las dos en dirección al coche.

*******
La puerta del coche se abrió de repente y George, que había aprovechado para ponerse cómodo ocupando casi toda la parte trasera mientras Christine iba a por su amiga, tuvo que sentarse bien de un salto.

-Ey, ey, ey...-se quejó medio en broma echándose a un lado.-No te tires encima de mí, Christie...

Christine casi se había sentado encima de su pierna de tan rápido como había entrado. A continuación, entró la que debía ser Mary, que se sentó justo al lado de su amiga.

-Hola.-saludó la chica nueva con una sonrisa de oreja a oreja.

-Esta es Mary, chicos.-anunció Chris.

Los tres se giraron hacia ella. George fue el primero que, por encima de Chris le dio la mano.

-George.-se presentó con una sonrisa.-Encantado.

-Siempre es un placer llevar en mi coche a tías buenas...-John tenía una sonrisilla pícara pintada en la cara cuando dijo esto.

-Lennon, eres un imbécil.-fue Christine quien le cortó.

Mary rió.

-Y yo soy Paul.-el chico, sentado justo en el asiento de delante de Mary, se había girado y asomaba la cabeza por un lado del reposacabezas de su asiento.-Hermano de esta fiera.- rió.-No te acerques mucho a ella, es una mala compañía...

-Bueno, bueno, bueno...-cortó John poniendo en marcha el motor.- Y hechas las presentaciones, vámonos ya... Porque si tardamos más, cuando lleguemos Ringo y los demás habrán acabado con todas las reservas de whiskey de la ciudad


-Venga, no seáis bobas.-insistió Paul una vez más.-Si queréis entrar ahí lo mejor es que vengáis con nosotros...

Christine lo miró sin saber muy bien qué hacer y se mantuvo en silencio.

-¡Pues claro que sí! Vendréis con nosotros.-dijo George con determinación ocultando su cara bajo uno de los enormes paraguas negros que les había dado John al bajar del coche.-¿Tú qué dices, Mary?

La pregunta de George pareció pillar a la chica por sorpresa. Todavía se sentía un poco extraña entre los tres chicos que hasta hacía poco (y para qué mentir, ahora también) había admirado. Aún recordaba el enfado que había cogido apenas un año antes por no haber conseguido entradas para uno de sus conciertos en Liverpool y ahora allí estaba con John, Paul y George con el poder de decidir si entraban con ellos a The Cavern o si Christine y ella seguían a su aire.

Mary miró a George, que lucía una sonrisa de oreja a oreja mientras esperaba su respuesta.

-Pues... no sé.- contestó al fin todavía indecisa.

-Venga, va... No nos iréis a dejar plantados ahora, ¿verdad?- insistió George poniendo cara de bueno.

Mary soltó un suspiro.

-Está bien.-aceptó sonriendo.- Vamos.

Mary miró a su amiga. No sabía muy bien si ella quería ir con ellos. Al fin y al cabo eran su hermano y sus amigos y, pese a ser hija única, conocía casos de gente que no quería ir con sus hermanos ni a la vuelta de la esquina. No obstante y a juzgar por lo feliz que pareció ponerse de repente, su amiga no era de ese tipo de personas.

-Ya decía yo que la tía esta me caía bien...-comentó John empezando a andar, cosa que dibujó una gran sonrisa en la cara de Mary

La lluvia molestaba bastante pero había que reconocer que a ellos iba a venirles de maravilla. El fin del verano, unido al mal tiempo, hacía que Mathew Street y sus alrededores estuvieran mucho más vacíos de lo habitual un sábado a esas horas. No habían aparcado muy lejos de la entrada de The Cavern. Ya podían incluso ver la entrada del local y a un pequeño grupo de gente que se disponía a entrar. Quizás por eso, Mary se sorprendió cuando todos empezaron a caminar hacia otra dirección.

-Nunca entran por la entrada “normal”.-le aclaró Christine a su lado, que parecía haber leído sus pensamientos.-Se arma bastante jaleo con ellos, ya sabes... Siempre entran por detrás, por dónde descargan los camiones...

La entrada en cuestión consistía en una pequeña puerta por la parte de detrás del local desde la que se podía divisar una empinada escalera hacia abajo. En la parte de dentro y protegiéndose de la lluvia, un hombrecillo bajo, de unos cuarenta y tantos años, estaba sentado en una silla, vigilando para que nadie se colara al club por aquel lugar.

-¡Vaya, vaya!-dijo el hombre poniéndose en pie cuando estuvieron cerca de la puerta.-¿Cómo estáis, chicos? Hace un rato que os esperábamos.

-¡Hola Louis!-saludó Paul.-Aquí estamos, con ganas de ver a los viejos amigos... ¿Cómo os van las cosas?

-¿Esto? Esto va viento en popa... Lo malo es que a mí nadie me sube el sueldo...-rió el hombre.-Venga, pasad y cerraré esto. Tenéis al otro ya por ahí abajo con los demás, así que por hoy ya no esperamos a nadie más por aquí.

Los cinco entraron, dejaron sus paraguas al lado de la silla de Louis y bajaron las escaleras que llevaban directamente al almacén del local, donde montones de cajas con bebidas se amontonaban contra las paredes. Una portezuela, que parecía conducir a otra estancia que no era el club en sí, estaba abierta de par en par. Podían escucharse risas y voces desde allí dentro. Mary supuso que se dirigían hacia aquel lugar.

-¡Casi llegáis, cabronazos de mierda!-un chico rubio se asomó por la puerta.

-¡No te quejes tanto, Shotton, que te van a salir arrugas!- rió John acercándose hacia él y dándole un golpecito en la espalda a modo de saludo.-Veo que sigues igual de feo que siempre, ¿eh?

-Y vosotros igual de mamones.-rió el chico que después de saludar a todos fijó su vista en Mary y añadió:- ¿Y nadie piensa presentarnos a esta chica y a mí, hijos de puta maleducados?

-Por supuesto, rey de la educación.-rió Paul.-Esta chica es Mary. Y, Mary, esta máquina de soltar palabras malsonantes es Pete.

-No pretendo impresionarte, Mary.-dijo el rubio con una sonrisa pícara.-Pero yo era un talento con la tabla de lavar cuando estos energúmenos valían la pena como músicos. Obviamente su calidad musical bajó cuando les mandé a tomar por culo...

-Por culo te dan a ti, idiota. Y encima te gusta...-le cortó John riendo a carcajada limpia.

Entre risas, provocadas por las barbaridades que entre Lennon y Shotton soltaban, entraron en aquella pequeña estancia que estaba llena de gente. Mary fue presentada a todos ellos, entre los que estaban Mal, Ivan Vaughan y el otro hermano de Christine y una chica que parecía ser su novia, Mike y Angie.

-¿Y Ringo?-preguntó Paul extrañado.-¿Os lo habéis comido o qué?

-Ha ido a pedir más bebida con Mel.-respondió Mal.

Todavía no había acabado de decir la frase, cuando Ringo apareció cargado con cervezas con una chica al lado. Mary la miró. Era guapa y tenía buen tipo. No obstante, había algo en ella que no le gustaba. Su mirada, quizás. Vio a Christine, que miraba a la chica esa con cara de asco mal contenida.

-Groupie de mierda... No me la trago.-susurró ésta cuando se dio cuenta de que Mary había reparado en su expresión.

-¡Chicos... y chicas!-saludó Ringo cuando reparó en ellas dos.

Inmediatamente se acercó a ellas y dejó a la tal Mel allí plantada, aunque a ésta pareció no importarle demasiado y empezó enseguida a flirtear con los demás.

-Las damas primero.-y les dio un par de cervezas a Christine y a ella.

-Rich, eres el único que vale la pena entre la jauría de animales que hay aquí.-rió Christine.

-¡Oh, pequeña McCartney, me has llegado al corazón!-bromeó Ringo.-Pero te advierto: no te dejes conquistar sólo por una cerveza...

-Tendré en cuenta tu sabio consejo...-contestó Chris divertida.-Por cierto, ella es Mary. Mary, el que faltaba...  

-Encantado.-sonrió él estrechándole la mano.-Yo soy Ringo.


Tardó pero llegó! Tercer capi! Espero que a partir de la semana que viene pueda ir actualizando más rapidito, pues ya contaré con una conexión decente y un ordenador para mí solita (yuhu!) XD
Gracias a todas las que estais ahí y a las comentaristas oficiales en especial, parece que no, pero me alegra ver que leeis esto...
Besotes! 

4 comentarios:

  1. ME encanto, y si ojalá actualices pronto!!
    ME encanto la parte en la que john le dice "ya me lo pagarás después si quieres con favores sexuales" muy bueno xDD
    Bueno besiitus! (?

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  2. jajaja este capitulo esta de lo mas genial

    hace mucho que no leia fics como estos excepto uno que se llamaba el caso de Mary hoff no realmente esta de los 100 me encanto el atrevimiento de John no es mas que un sinico pero eso da a gustar xD!! y paul y george ni se diga aver que pasa en el pub

    siguele que me tienes inpactada :)!

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  3. oh my God, vos queres matarme a sorpresas! primero hablando muy suelta con Lennon, y encima haciendome la disimulada con mi madre. si parece que me conocieras! y despues con George, todo sonriendome, que yo me derrito cuando sonrie!
    de mas esta decir que me mato la conversacion Lennon-Shoton, realmente te pasaste, digna de un premio. Y Pete tratando de "levantarme" jaja fue genial.
    Hunieras visto mi cara cuando dijiste que Ringo venia con una chica....ya la estoy odiando jaja, y mas con lo que dijiste, "Groupie de mierda" je, se lo voy a sacar! jaja
    en fin, tu nove es una exquisites, asi nomas te lo digo, quiero que escribas un libro jaja

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  4. Me encanta!! En serio, eres un genio para hacer todo esto!! Como no le va a gustar a alguien? Si tienes a un John que se va mucho de palabras , un Paul drogadicto que se levanta a quien puede y que es muy gracioso, un George mas lindo y su sonrisa lo mejora y un Ringo con una groupie, osea los tipicos amores prohibidos que son geniales porque no sabes que pasara! Jajja ya leere el proximo, me encata tu fic!

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