lunes, 19 de diciembre de 2011

Capítulo 22: Sentimientos encontrados

Mary aún no podía dar crédito a lo que sus ojos estaban viendo. Jamás hubiera pensado que su madre, que siempre había manifestado una indiferencia total hacia “esos cuatro melenudos” que según ella lo único que hacían era dar gritos encima de un escenario, estuviera en aquellos momentos deshaciéndose en atenciones hacia Ringo.

-¿Y cómo es eso de ser uno de los miembros de un grupo tan famoso?-preguntó la mujer después de darle un sorbo a su té.

-Bueno...-respondió el chico después de pensar la respuesta durante unos segundos.-Lo cierto es que si te paras a pensarlo todo esto es de locos... Pero al final te acostumbras y si te lo tomas bien puede llegar a ser hasta divertido...

-Ya, supongo que todo es saberlo llevar...-continuó la madre de Mary.-Yo la verdad es que jamás entenderé a esas fanáticas que tenéis... Te puede gustar más o menos la música que hacéis, pero de ahí a lo que hacen... Y ojo, incluida mi propia hija cuando aún no os conocía, que conste... ¡Si hubieras visto el enfado que pilló a principios de año porque ya no quedaban entradas para un concierto que dabais aquí!

Ringo soltó una sonora carcajada.

-¿En serio?-preguntó volviéndose hacia su novia.-No me habías dicho eso...

-¡Oh, vamos, tampoco fue para tanto!-le cortó Mary dedicándole una mirada asesina a su madre por haber confesado delante de él aquel episodio.- Sólo me enfadé un poco porque tenía ilusión en ir y cuando fui a por la entrada el mismo día que las sacaron a la venta, ya no había ni una.

-¿Qué no fue para tanto?-insistió su madre ignorando la mirada de Mary.-Si la hubieras visto... ¿Y cuándo viniste a casa el primer día de la universidad, que conociste a Christine? No parabas de decir de quién era hermana...

Ringo volvió a reír nuevamente, de lo más divertido con la situación.

-Bueno, vale ya...-dijo la chica finalmente mientras agarraba una galletita del plato.-¿Vais a hablar de algún otro tema o directamente os saco el álbum de fotos de cuando era pequeña para que mi humillación ya sea total?

-Oh, venga, Mary, no te enfades...-dijo Ringo rodeándole los hombros con el brazo.-A mí me parece muy tierno todo lo que ha contado tu madre.

-¿Ves, hija?-dijo su madre.-Si es que todo te lo tomas a la tremenda...

Mary soltó un pequeño suspiro. Su madre no iba a cambiar nunca.

El resto del té transcurrió alegre y cordialmente. Incluso daba la impresión de que Ringo fuera un viejo conocido de su madre. Habían congeniado a la perfección y es que, con la dulzura que desprendía Ringo era imposible no caer rendido a sus pies. Y Mary, que tanto miedo había tenido al rechazo de su madre, se sintió sumamente feliz. Aquel té, sin que ella lo supiera, había servido para disipar cualquier duda que pudiera tener aún sobre su relación con Ringo. Ahora ya era oficial del todo.

********************

Chris estaba sentada en el sofá escuchando sin prestar ninguna atención el parloteo de su padre, que en aquellos momentos les estaba contando todos los detalles del festival de jazz del que acaba de regresar. Sus dos hermanos estaban sentados a su lado, aunque sólo Mike parecía estar enterándose de algo de lo que decía su padre. Paul, sin embargo, sólo se limitaba a mirar al hombre fijamente fingiendo interés y asintiendo de cuando en cuando, aunque Chris sabía a la perfección que él también estaba pensando en otras cosas, no sabía el qué, en aquellos momentos.

Ella, sin embargo, ni siquiera estaba disimulando que prestaba atención. Permanecía allí sentada, sí, aunque con la mirada fija en la ventana y pensando en él, concentrando todos sus esfuerzos en no poner ninguna sonrisa boba cuando pensaba en lo que había ocurrido la noche anterior. Fue entonces cuando de repente, un leve codazo en el costado la sacó de su ensimismamiento. Chris se giró en dirección a Mike, que era el que se lo había dado, y le lanzó una mirada interrogante. El chico, por toda respuesta, se limitó a lanzarle otra mirada significativa.

-Oye, hija...-dijo Jim mirándola extrañado.-¿Qué te pasa?

-¿A mí? Nada...-mintió ella.

-Te veía despistada...-murmuró el hombre en tono suspicaz.-Te estaba diciendo que tocaron esa pieza que te gusta tanto...

-¿Qué pieza?-preguntó ella de manera instintiva aunque inmediatamente se arrepintió cuando vio la mirada de su padre de nuevo.

-¡Pues si lleva media hora hablando de ella!-soltó Mike exasperado.

Chris bajó la mirada avergonzada.

-La que estuvimos tocando juntos el otro día al piano...-aclaró su padre intentando quitarle hierro al asunto.

-Ah...-murmuró ella.-Ya, esa pieza... Es muy bonita, me alegro de que la tocaran.

-Bonita sí que es...-contestó el hombre.

-Es como mágica... Como de otro planeta...-dijo Chris volviendo a levantar la cabeza, como si con aquel comentario pudiera redimir su despiste anterior.

-Sí, de otro planeta.-respondió su padre divertido.-El mismo planeta en el que estás tú ahora, supongo.

Chris notó como su cara se ponía roja como un tomate a la vez que su padre soltaba una sonora carcajada.

-Me gustaría saber qué puñetas le pasa al terremoto de mi hija para que esté así de quieta y absorta...-continuó él aún riendo.

-Quizás esté enamorada...-dijo Paul de repente.

Chris se quedó alucinada cuando le oyó, precisamente a él que lo sabía todo, decir aquello. Se giró hacia su hermano y le dirigió una profunda mirada de odio a la vez que él le ponía una de sus sonrisillas inocentes.

-Vete a la mierda, Paul.-le espetó ella enfadada.

-¡Christine!-exclamó su padre.-No le hables así a tu hermano, haz el favor.

-Ya lo has oído, hermanita... No me hables así.

La chica no contestó nada, simplemente se limitó a volverse a sentar bien mientras soltaba un bufido de fastidio y mil cosas pasaban por su cabeza en aquellos momentos. Sabía que no iba a ocurrir, que Paul jamás sería capaz de eso, pero aún así... No, estaba segura de que su secreto con él iba a estar a salvo y que aquel comentario sólo suponía un juego sarcástico para sacarla de sus casillas... O por lo menos, eso esperaba ella. Porque si la rabia de Paul por su lío con John había alcanzado cotas tan elevadas como para que lo pudiera decir a su otro hermano o a su padre, ella estaba perdida.



**********************

Hacía ya un rato que Ringo se había marchado a su casa y en aquellos momentos, Mary estaba ayudando a su madre a recoger la mesa.

-Nunca pensé que yo diría esto...-dijo su madre de repente mientras ponía las tazas vacías de té en el fregadero.-Pero me gusta ese chico.

Mary sonrió.

-Gracias mamá.

-No obstante...-añadió la mujer en un tono más serio girándose hacia ella.-Él no vive aquí habitualmente, ¿no?

Mary tragó saliva. Ya le parecía a ella que todo aquello estaba resultando ser demasiado bonito para ser verdad. Aunque, tenía que admitirlo, la reflexión que quería hacer su madre en aquellos momentos, era una reflexión muy buena y a la vez necesaria.

-No, vive en Londres.-respondió ella finalmente.

-¿Y vas a mantener una relación a distancia?

Mary calló durante unos instantes, meditando la respuesta.

-Él vendrá a Liverpool los días que libre... Así que creo que lo veré casi todas las semanas.

-¿Lo hará?-preguntó su madre en un tono que a la chica no le gustó nada.

-Más le vale que lo haga.-respondió ella secamente.-Y ahora, hazme un sitio, yo me encargo de limpiar las tazas y los platos.

La mujer soltó un profundo suspiro cuando entendió que su hija había dado por zanjada la conversación.

-Tú verás, Mary. Se nota que te quiere, pero cuando uno está lejos... En fin. Ojalá todo salga bien.-dijo su madre. Y, después, saliendo ya por la puerta de la cocina, añadió:-Voy yo a recoger el mantel de la mesa. Después hablamos.

***********************************

John estaba jugueteando con su guitarra, tocando distraído unas notas de la nueva canción que había compuesto pensando en ella. Era una melodía tranquila, sin estridencias, bonita, relajada. Justo como se sentía él cuando ella estaba cerca. Desde hacía una semana, desde aquellos besos robados en medio de la calle, se sentía mucho más en paz consigo mismo, una sensación que jamás había tenido. Y es que sentía que ella era el elemento necesario para que él pudiera mantener su serenidad.

-John, cariño...

La voz de Cynthia lo pilló por sorpresa. Sin poder evitar una mueca de fastidio se giró en dirección a la puerta, donde su esposa permanecía apoyada en el picaporte de la puerta.

-¿Qué?-preguntó él secamente.

-Voy a salir con Julian.-dijo ella.-Quiero visitar a mi tía, nos ha invitado a cenar y ya sabes...

-¿Esa vieja gruñona?-le cortó él con ánimo de ofender.

-Iba a preguntarte si venías, pero ya veo que no...-contestó Cyn soltando un bufido.

-Pues no, no voy. Yo no soy de poner sonrisillas falsas a gente que no me puede ni ver...

-Siempre y cuando eso no te reporte ningún beneficio económico, ¿no, John?-le replicó Cynthia empezando a enfadarse.-Porque buenas sonrisillas falsas que pones a todos los que te pueden beneficiar en algo...

-Bah, Cyn, déjame en paz.-dijo John volviendo a fijar su vista en las cuerdas de su guitarra y empezando a rasgarlas con rabia.

-Eso, toca... Todo lo arreglas así.-dijo empezando a salir por la puerta.

Entonces John paró de tocar en seco y se volvió hacia ella.

-Por cierto, Cyn...-dijo de repente antes de que ella saliera del todo.-Cuando vuelvas tenemos que hablar.

Cynthia se paró y le dedicó una mirada confundida. John le aguantó la mirada durante unos segundos, analizándola, y justo cuando notó que ella iba a decir algo, se giró de nuevo y empezó a tocar lo primero que se le vino a la mente.

*****************

Gwen se miró nuevamente en el espejo de su cuarto. Le encantaban aquellos pendientes que le había regalado George, el que, en cuestión de muy poco tiempo, quizás se había convertido en su mejor amigo y... No, no quería pensar en aquello en esos momentos... Aunque era imposible evitar recordar lo que había estado a punto de ocurrir la noche anterior, precisamente justo cuando él le acababa de regalar aquellos pendientes que ahora se estaba mirando por enésima vez. Aún podía recordar a la perfección su aliento cálido a escasos milímetros de su cara, su sonrisa tierna, su mirada penetrante, tan misteriosa como él. Y justo en aquellos momentos, la risa de John, que acaba de separar a Mary y a Ringo de su beso a cojinazos ayudado por una Christine extremadamente feliz, había roto la magia de aquel momento. En toda la noche no hubo un acercamiento similar hasta que George la acompañó y se despidieron en la puerta. Fue allí, cuando, no sin un esfuerzo brutal a causa de su timidez, Gwen se atrevió a plantarle un breve beso en la mejilla al chico, beso que él le correspondió dándole otro su mejilla, lento, suave, con tanta dulzura que a Gwen no le hubiera sabido mejor si se lo hubiera dado en los labios.

Y allí estaba ella ahora, pensando en él como si fuera la única persona que había en el planeta en esos momentos.

-¡Gwen!-gritó su hermano de repente asomándose por la puerta de su habitación.

-¿Qué pasa?-preguntó ella molesta.

-Te llaman por teléfono.-dijo el chiquillo saliendo de la habitación.

Gwen se puso en pie y se dirigió al teléfono en la planta baja de la casa.

-¿Sí?-respondió cuando agarró el auricular del teléfono.

-¿Cómo llevamos la resaca?

La chica reconoció enseguida la voz divertida de George al otro lado del teléfono y no pudo reprimir poner una sonrisa de oreja a oreja.

-Yo la llevo bien, no bebí... No creo que pueda de decir lo mismo de otros...-rió ella.

-¿Lo dices por mí?-preguntó George fingiendo escandalizarse.-Bueno, sí, lo dices por mí...

Gwen soltó una carcajada.

-Tengo una resaca horrorosa.-continuó él.-Pero lo bien que lo pasé ayer lo compensa todo...

-Yo también lo pasé genial.

-Pues si lo pasaste genial ayer, espera a que te proponga esto...-dijo él sin poder disimular su entusiasmo.-¿Te apetece acompañarme a un concierto que dan unos amigos míos en Manchester? Es viernes, así que no hay problema. Nos colarían entre bastidores, sin estar rodeados de fans locas e histéricas...

-Bueno... No sé...-dudó Gwen, aunque con todas sus fuerzas deseaba ir a aquel concierto con George.

-¿Cómo que no sabes?-preguntó George.-¡Tú te vienes conmigo y listo!

-Vale, vale, sargento Harrison...-bromeó ella cuando le oyó.

-Por supuesto que sí, recluta.-le siguió él la broma imitando la voz de un sargento.-Y recuerde que es una orden. El viernes pasaré a recogerle.
-Como quieras...-respondió Gwen divertida.

-Se dice “¡Señor, sí, señor!”-rió George.-Pero por ser tú, te lo dejaré pasar...

-Bueno, entonces ya me quedo tranquila. Ya estaba temiendo un consejo de guerra o algo por el estilo...-contestó ella.-Entonces el viernes concierto, ¿no?

-Sí, apúntalo en la agenda. Aunque supongo que antes del viernes iremos a tomarnos algo aunque sea, ¿no?

Aquella respuesta de George hizo que de repente a Gwen se le acelerara el corazón de manera exagerada. Sin añadir mucho más, le dijo que sí alegremente y después se despidieron antes de colgar el teléfono. Sin más dilación, la chica se dirigió de nuevo a su habitación y se dejó caer sobre la cama. Sí, George estaba a empezando a gustarle más de la cuenta.

******************

Alice se apoyó sobre el pecho de Paul, sonriente. Aún no se creía muy bien lo que le estaba ocurriendo, pero allí estaba él, acariciándole suavemente el pelo para confirmarlo y corroborarle que no se trataba de un sueño.

Estaban en el jardín de casa de la chica aprovechando que no había nadie más, tumbados sobre una manta que habían puesto sobre el césped sin hacer nada más que mirar las nubes, charlar distraídos sobre sus cosas y robarse besos dulces y fugaces de cuando en cuando.

-Es una lástima que no te haya conocido antes...-dijo Paul de repente, casi en un murmullo inaudible.

-Yo también creo lo mismo…

-No, hablo en serio.-contestó Paul acariciándole la mejilla con los dedos.-Me da mucha rabia que en una semana y media nos tengamos que ir. Precisamente ahora que…

El chico no terminó la frase, simplemente se limitó a lanzar un gran suspiro de resignación. Alice levantó la cabeza y se lo quedó mirando, fijamente, intentando asimilar las palabras que él acababa de pronunciar.

-¿Cómo?-fue lo único que fue capaz de preguntar al cabo de unos segundos.

-Nos obligan a volver a Londres. Tenemos eso de las medallas y hemos de meternos ya en el estudio para grabar el nuevo disco…-respondió él manteniéndole la mirada.-La verdad es que es una putada…

Sí, realmente lo era. Precisamente ahora que por fin se había decidido a intentar ser algo más que amigos con Paul y él se tenía que ir. Su cara debió de reflejar perfectamente lo que sentía porque el chico se incorporó también y la abrazó, estrechándola fuertemente contra él.

-Pero puedes estar tranquila…-continuó él en tono tranquilizador mientras le daba un beso en el pelo.-Las sesiones de grabación nunca llevan mucho tiempo y antes de la gira supongo que nos tomaremos otro descanso…
-¿Qué gira?-preguntó la chica asustada. No había contado con nada de eso: primero grabación, después gira… Aquello era demasiado.

-La gira de promoción del nuevo disco…-contestó Paul.-Pero ya te he dicho que entre una cosa y otra habrá un descanso. Y las Navidades las paso en casa, eso tenlo por seguro.

Alice se limitó a sonreír y a dejarse mimar por Paul, que continuaba apretándola contra él de manera protectora.

-Paul, mis padres deben estar a punto de llegar a casa.-dijo la chica al cabo de unos instantes.

El chico consultó su reloj de pulsera y asintió.

-Tienes razón. Será mejor que me vaya.-dijo finalmente poniéndose en pie.

Alice se puso también de pie y los dos se despidieron con un intenso beso en los labios, como si no tuvieran que verse en mucho tiempo.

-Adiós, guapa.-sonrió Paul.-Mañana nos vemos.

La chica le respondió con una de sus mejores sonrisas y se quedó allí plantada, esperando a que él saliera por la puerta del jardín en silencio y con muchísimas dudas sobre lo que estaba ocurriendo entre ellos. Y es que, si justo en esos momentos en los que los dos estaban iniciando su relación, él se tenía que marchar, no estaba segura sobre si las cosas iban o no a salir bien.

******************

Chris estaba a punto de tirar el teléfono de casa por la ventana. Hacía más de cinco minutos que no paraba de sonar y cuando su padre, Mike o Paul, contestaban colgaban sin decir nada.

-Estoy empezando a hartarme de tus fans, Paul.-le dijo cuando su hermano entró en el salón.-Como responda yo se van a enterar. Se les quitan las ganas de llamar para toda la vida.

-Pues ya tardas en responder.-masculló Paul dejándose caer pesadamente en el sofá.-Tienes mi permiso para soltarles todo tu extenso repertorio.

Chris iba a contestarle cuando el teléfono volvió a sonar insistente.

-Ale, ahí tienes tu oportunidad. Todas tuyas, Christie.-rió Paul mientras ella se dirigía hacia el teléfono con cara de pocos amigos.

La chica agarró aire antes de descolgar el auricular del teléfono.

-¡Escúchame bien, idiota, porque ya estamos empezando a hartarnos!-exclamó ella con el peor de sus tonos.-¡Por mí os podéis ir a tomar por...!

-¡Oye, oye, leona! No vayas mandándome a tomar por... tan pronto. Por fin eres tú la que contesta...

La expresión de Chris cambió de repente cuando reconoció la voz de John al otro lado del teléfono.

-Por cierto, puedes decir que soy Mary o algo por el estilo.-dijo John al ver que ella no contestaba.

-Pero...

-Oye, pequeña. Apáñatelas como quieras, pero sal de esa casa cuanto antes. Hoy cenas conmigo, en mi casa.

-¿Qué dices?-exclamó ella sorprendida.

-No hay nadie, si eso es lo que te preocupa. Han salido a cenar y tardarán.-respondió él.

-No creo que pueda.-contestó ella secamente, un poco enfadada por el atrevimiento de John.

-Por favor...-susurró él.-Quiero verte. Necesito verte...

Chris se quedó unos segundos en silencio, sopesando lo que él le proponía. Y sí, si se paraba a pensarlo, no había otra cosa que deseara más en aquellos momentos que estar otra vez con él a solas.

-Está bien.-respondió ella al fin suavemente.-Pillaré una moto de estrangis. No creo que tarde.

-Te quiero, preciosa.-le dijo John.-Te estaré esperando.

Chris colgó sintiendo como la adrenalina ya empezaba a correr por sus venas. La chica entró en la cocina y se situó detrás de su padre, que en aquellos momentos estaba preparando té. Sin decir nada, se situó a su lado y le dio un beso en la mejilla.

-Hola papi.-dijo sonriente.

-¿Hola papi?-se extrañó el hombre.-¿Qué es lo que quieres?

Christine soltó una risita. Sólo le llamaba “papi” cuando le quería sacar algo y Jim lo sabía.

-Bueno... Mary me ha llamado.-contestó ella.-Dice que está sola en casa para la cena y que si voy a hacerle compañía.

El hombre se la quedó mirando detenidamente, pero sólo se encontró con la expresión, evidentemente fingida a la perfección, inocente de Chris.

-¿Y es preciso eso?-preguntó finalmente.-Mañana os vais a ver y...

-Papá, por favor...-dijo ella en tono suplicante.-Te juro que vuelvo pronto.

-No.-respondió tajante el hombre.

-¿Por qué no?

-Porque lo digo yo y punto.-le cortó Jim quitando la tetera del fuego.

-Claro, eso es porque soy la chica...-dijo Chris molesta, sabiendo que aquel argumento la podría llevar a donde quería.-Paul o Mike ni siquiera te han pedido nunca en su vida permiso. Yo te lo pido... ¿y para qué? Para que me digas que no...

-No vayas por ahí, Christine. Tus hermanos no tienen nada que ver con esto.

-No, pero ellos pueden hacer lo que les dé la gana. Yo, como soy la chica, he de quedarme en casa y callar.

-¿Tú quedarte en casa y callar? ¿Eso es un chiste?-rió Jim ignorando el enfado de su hija.

-Sabes que tengo razón.-le replicó ella.-Venga papá, no seas así...

Jim soltó un suspiro y se volvió hacia Chris.

-Vamos a ver... Aunque te deje ir... ¿cómo se supone que vas a llegar a su casa?-preguntó Jim.-No hay autobuses a las horas a las que volverías.

-Hay dos motos preciosas en el garaje muriéndose de risa.-contestó ella satisfecha al ver que estaba haciendo dudar a su padre.

-¿Moto? Ni lo sueñes.

-No sería la primera vez que la pillo.-contestó ella.-Y conduzco bien. No corro, no hago tonterías, hago caso de las señales y todas esas cosas que se supone que uno debe hacer.

-Que no insistas, hija.

-Volvemos a lo mismo. No me dejas pillar la moto porque soy chica.

Jim soltó un fuerte suspiro.

-Eres igual de cabezota que tu madre.-dijo al fin enfurruñado.-Hagamos una cosa. Ve y pídele permiso a tu hermano, las motos son suyas al fin y al cabo, y si te deja...

-¡Gracias papá!-respondió la chica sonriente dándole otro beso en la mejilla al su padre.

-Pero a las diez en casa.-contestó severo.-Si tardas un minuto más, no vuelves a salir de casa hasta que te jubiles.

-Hecho.-dijo la chica sonriendo empezando a salir por la puerta de la cocina.

-Ponte el casco y ve con cuidado.-escuchó como decía Jim cuando ya haía llegado casi al salón.

Paul todavía estaba allí, sentado en el sofá y con un libro entre las manos.

-Hola, gusano.-dijo ella sonriente, revolviéndole el pelo.

-Déjame el pelo, enana.-dijo Paul dándole una palmadita en la mano.

-Tengo que pedirte un favor...

-Tú dirás.-dijo Paul mirándola extrañado.

-Bueno... Déjame una moto.-dijo Christine sonriendo.

-¡Sí, claro! ¡Y luego papá me mata!-contestó él.

-Me ha dado permiso.-contestó ella divertida.-¿Me la dejas o qué?

-Este hombre se está ablandando demasiado... ¿Y para qué quieres tú una moto a las seis de la tarde?-preguntó Paul mirándola con suspicacia.

-Para ir a casa de Mary.-mintió ella rezando para sus adentros para que Paul no se lo notara.-Voy a cenar con ella.

-Ya.-le cortó él mirándola.-Y yo voy y me lo creo.

-Paul, por favor…-le suplicó ella.

-¿Dónde has quedado con él?


Chris se quedó mirándolo detenidamente, pensando si mantener o no delante de él su "versión oficial". No obstante, decidió que era inútil intentar engañarle.

-¿Y qué más da eso? Joder… Di si me la dejas o si me tengo que buscar la vida por otra parte…

Paul soltó un suspiro de resignación.

-Sí, te la dejo, ¿contenta?

-Contenta.-contestó ella sonriente antes de darle un beso en la mejilla a su hermano.-Gracias, Paulie. Eres el mejor hermano del mundo.

-Anda, lárgate de aquí antes de que me arrepienta.-le dijo él con cierto tono de fastidio en su voz.

Christine soltó una risita divertida y efectivamente salió de la casa pitando en dirección al garaje. No sabía aún cómo lo había hecho, pero había conseguido convencer a su padre y a Paul. Quizás ese era su día de suerte.

*******************
-¡Mierda, mierda, mierda!-exclamó Chris cuando vio la hora en el reloj de la mesita de noche de la habitación de invitados de casa de John.-¡Nos hemos quedado dormidos, joder!

John se estiró en la cama a su lado mientras ella saltaba de la cama y empezaba a vestirse rápidamente.

-¿Pero qué coño haces ahí acostado, Lennon?-preguntó la chica cuando vio que él la estaba mirando con una sonrisa soñadora pintada en la cara sin la menor intención de moverse de allí.

-Me encantas cuando te agobias de esa manera…-respondió John tranquilamente.

-¡Tú eres imbécil!-le gritó ella nerviosa tirándole encima su ropa.-Cyn va a volver en cualquier momento y como yo no esté en casa a las diez, es decir dentro de veinte minutos, me matan.

-Tranquila, pequeña… Todo saldrá bien. Y si llegas tarde yo te acerco con el coche, por eso no hay problema…

-¿Pero te quieres vestir de una vez?-insistió ella exasperada poniéndose el jersey.

-Sí... Ya va…-rió él levantándose y empezando vestirse con parsimonia sentado sobre la cama.

-¡Y levanta de ahí, puñetas, que hemos de arreglar la cama!-exclamó Chris empujándolo mientras John se partía de risa.

Chris le dedicó una mirada severa a la vez que él acaba de vestirse, aunque tuvo que reconocer para sus adentros que había sido rápido. Consiguieron arreglar la cama en un tiempo récord entre los dos, eso sí, no sin que John hiciera rabiar a Chris con sus bromitas y fingiendo que perdía el tiempo.

Salieron de la habitación apresurados, ella mucho más que él, por supuesto, y se dirigieron hacia el recibidor. Chris se giró hacia el chico y le dio un beso fugaz en los labios a modo de despedida.

-Ey…-le susurró él agarrándola del brazo cuando la chica hizo ademán de alejarse.-No me vas a dejar así, con una despedida tan sosa, ¿no?

-John… -empezó a decir ella.

No obstante, el ruido de unas llaves metiéndose en la cerradura de la puerta hizo que a Chris se le helara la sangre y que se separara de John inmediatamente. Todavía le dio tiempo a ver el semblante serio pero sorprendentemente tranquilo de él antes de que Cyn entrara con Julian en brazos.

-Hola John ya he…

La voz de Cynthia se entrecortó cuando vio a Chris allí en el recibidor de su casa y ella no pudo hacer menos que articular una de sus sonrisas de buena chica cuando la vio.

-Hola, Christine.-la saludó finalmente evidentemente sorprendida. Claro, no era muy normal que ella estuviera allí con John en aquellos momentos.

-Hola.-le respondió Chris aparentemente con naturalidad, aunque en realidad había hecho un esfuerzo brutal para que no le temblara la voz.-¿Cómo estás?

-Bien…

-Bueno, me alegro.-respondió ella dirigiéndose hacia la puerta.-Yo ya me iba. Sólo he venido de recadera para traerle a John una cosa que tenía mi hermano… Y como a mí me venía de paso, pues…

-Por supuesto.-contestó Cyn sonriente.-La lástima es que no te puedas quedar un poco más…

Chris la miró y se sintió como jamás en su vida hubiera pensado que se sentiría: celosa. No, no se sintió culpable, no se sintió mal por aquella mujer, simplemente todo lo que sintió al verla fueron celos. Y aquello, sin lugar a dudas, hizo que su parte racional hiciera que se sintiera sucia y despreciable.

-Es tarde, pero gracias de todos modos.-respondió finalmente.-Bueno, adiós.

La chica le dedicó una caricia a Julian en la mejilla y salió de la casa rápidamente, no sin antes escuchar un descarado “Gracias por todo” de John desde el interior.

Y así, con esa mezcla extraña de celos y repulsión por sí misma, subió a la moto y arrancó, poniendo rumbo a su casa.

**********************

John esperó pacientemente  en la cocina a que Cynthia acostara a Julian. Fue cuando ella se sentó allí para tomarse una infusión cuando él decidió abordarla. Debía dejar las cosas claras. Y debía hacerlo cuanto antes si no quería perder a Christine.

-Cyn...-empezó a decir cuando ella se sentó frente a él y bebió el primer sorbo de su taza.-¿Recuerdas lo que te he dicho esta tarde?

La chica se quedó mirándolo fijamente y asintió, en silencio y seria, como si se temiera lo que John iba a decirle a continuación.

-Pues bien…Quiero el divorcio, Cynthia.





Holaaaa! Por fin actualicé! Siento de verdad la tardanza, pero gente, creedme que las dos últimas semanas de trimestre para un profe son de locos (exámenes, trabajos, cuadernos por corregir y saca medias para las notas) y si además eres tutor, pues ya ni te cuento. Bueno, hoy por fin puse todas las notas y ahora sólo nos faltan un par de sesiones de evaluación y... vacaciones! jejeje. Así que espero no tardar tanto.
Bueno, que nada, muchas gracias por leer y estar ahí, en especial a las que os molestais en comentar o seguir, me hace mucha ilusión ver en mi móvil "nuevo correo eléctronico", abrir y ver que es un comentario vuestro... Ya lo sabeis, me mola! XD Por cierto, Candela, estoy con tu fic, pero como andaba súper liada lo dejé unos días, pero como todo... Aun así, que sepas que te sigo y que lo que leo por ahora me encanta! Escribes rebien, hija.
En fin, no me enrollo más, que canso, jajaja.
Besos!



4 comentarios:

  1. Espero que eso de "Por cierto, Candela, estoy con tu fic, pero como andaba súper liada lo dejé unos días, pero como todo..." etc..es para mi...bueno..GRACCIAAAS!!! no sabes lo contenta que estoy!!!! Me da orgullo que sigas mi novela feucha !xD Tranquiila siempre digo eso xD...Amo tu fic!! Es genial!!

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  2. Aqui yo reportandome después de un dia que se llevó el diploma al "Dia de mierda". Peeeeerooooo....siempre hay una chica llamada Cris que me alegra con sus locuras fiqueras. jajaja, Sabes que te amo por eso!
    Bien, vamos a empezar, te voy a retar porque a mi nadie me deja con ese final asi, eso es para las novelas de tv, (bah, ya ni eso, porque estan muuuy aburridas todas) o sea, no podes dejarme asi! Pero ya estoy acostumbrada con vos jejej
    Empezemos de una vez: no te lo puedo believe! XD mi madre, tan charlatana con Ringo o sea....WTF? encima entre los dos avergonzandome! esto no tiene nombre! jajaja
    pero lo malo malo malo de todo esto es la mierda de medalla rasposa que tienen que ir a recibir que hara que se los lleven a Londres....todo por culpa de la Reina! por muy Reina que sea no me va a dejar sin novio!
    Me quedé sorprendida con Paul! Al fin alguien pescó al galán, y muy contenta de que sea Alice! y parece que el otro galán, el benjamín, también anda muy pescadito de Gwen jejeje, me gusta me gusta!
    Y tengo que decirte que se me paró el corazón cuando lei eso de que John y Chris escucharon las llaves....ayyy, me congelé! Yo pensaba que iban a zafar! Todo por culpa de John, tan lenteja él!
    Bueno mujer, espero el proximo toda ansiosa, mas porque al fin tengo VACACIONES!!!!!!! o sea, todo el día al pepe para leer lo que se me antoje!

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  3. me encanta!! escribes muy bien!!!!
    Saludos desde México :)

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  4. Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!! Si que me estoy enamorando cada vez más de GEorge!!!
    :DD Al fin! al fin le di un beso *^*
    Ahora...conicerto con harri!

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