lunes, 20 de febrero de 2012

Capítulo 31: Desolación

Aquel día de finales de enero había amanecido triste y gris en Liverpool. Era como si el propio tiempo se hubiera querido unir al pesar y a la desolación que en aquellos momentos sentían todos los que estaban allí, dentro y fuera de aquella casa situada en una de las calles más lujosas de Heswall.

Paul ni siquiera recordaba bien como había llegado hasta allí. Y es que, desde que su padre le había dado la noticia de que Alice había tenido aquel fatal accidente, todo había pasado como en un sueño o, mejor dicho, como en una pesadilla. Sólo sabía que su hermana no se había separado de él ni un solo instante mientras había estado en Londres y que John lo había metido en su Rolls camino de Liverpool a la tarde siguiente. Y después, llorar. Llorar en su habitación, solo y  apretando la cabeza contra la almohada para ahogar los sollozos, intentando no mirar por la ventana en ningún momento, intentando no ver la habitación de Alice, dolorosamente vacía. Sólo una vez se había sentido así de mal, aunque aquello aún era peor, pues Alice se había ido tan de repente como había llegado a su vida, sin que nadie se lo esperara.

Y allí estaba él, en casa de los Taylor, aguantando estoicamente como decenas de personas pasaban por allí para dar el pésame a los padres de Alice. Reprimiéndose las ganas de gritar e incluso golpear a la gente cuando alguien parecía reconocerlo y olvidaba momentáneamente a qué había ido para pasar a admirar a un destrozado Paul McCartney que no podía soltar ni una lágrima en público.

-Lo siento, Paul.

El chico levantó la cabeza y vio allí a Mary. Paul no pudo contestar, no tenía fuerzas, así que se limitó a asentir mientras apretaba fuertemente la mandíbula. La chica se quedó mirándolo durante unos segundos y se sentó a su lado. No dijo nada, simplemente se quedó allí quieta, fijando la vista al frente. No obstante, aquello a Paul lo tranquilizó muchísimo más que cualquier consuelo burdo que le hubiera podido dar en esos momentos. La miró de reojo, ella también parecía estar muy dolida con la pérdida de Alice.

-No es justo.-dijo al fin él.-Era demasiado buena, ¿sabes? No se merecía esto…

-Por supuesto que no es justo, Paul….-murmuró ella pasándole el brazo por el hombro.-Por supuesto que no lo es…

Y entonces, sin poder evitarlo, Paul se abalanzó sobre aquella chica y se puso a llorar desconsoladamente.

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George volvió a abrazar a Gwen fuertemente. Estaban en el comedor de la casa de la chica, con sus padres y su hermano Josh allí delante, pero aquello le daba completamente igual. Lo único que le importaba en aquellos momentos era Gwen, que estaba completamente destrozada y parecía necesitar más que nunca un abrazo.

-Tranquila, Gwen, tranquila…-dijo él en un susurro besándole el pelo suavemente.-Ya pasó todo…

La chica continuó llorando sobre su pecho durante unos instantes más y después levantó la cabeza levemente y lo miró a los ojos.

-Yo la vi, George, yo la vi…-dijo Gwen entre sollozos.-Fue horrible, no pudieron hacer nada por ella… Estaba completamente…

-Ya está, cariño …-la cortó George antes de que ella se pusiera a llorar de nuevo de manera histérica.

George se quedó mirando a los padres de la chica mientras la estrechaba contra él, suplicante y sin saber qué hacer. Jamás había tenido que consolar a nadie de aquella manera y se sentía sumamente inútil intentándolo. ¿Qué se suponía que debía decirle en aquellos momentos? Aparte del “ya está”, no se le ocurría nada más y tenía la sensación de que Gwen en aquellos momentos necesitaba un consuelo mucho más fuerte.

La madre de la chica, como entendiendo la mirada de George, se puso en pie y se acercó hacia ellos.

-Creo que deberías subir arriba a descansar un poco, Gwen.-dijo la mujer poniéndole la mano en el hombro a su hija.-El funeral no se celebrará hasta dentro de un par de horas y no has descansado nada desde…

-Es que no puedo cerrar los ojos sin verla a ella…-sollozó Gwen.-Y no tengo sueño, de verdad.

-Gwen… Creo que tu madre tiene razón.-murmuró George mientras le acariciaba el pelo suavemente.-Deberías descansar, te hará bien.

La chica se separó unos centímetros de él y asintió de mala gana. En el fondo, ella también sabía que su madre tenía razón.

-Te avisaremos dentro de una hora, ¿de acuerdo?-le dijo su madre mientras Gwen se ponía en pie y se dirigía hacia la puerta del comedor.

La chica volvió a asentir y salió de la estancia sin decir ni una palabra, ante las miradas penetrantes y preocupadas de todos los que estaban allí, incluido el propio George.

-Nunca la había visto así… Nunca.-dijo su padre nada más escucharon cerrarse la puerta de la habitación de la chica en la planta de arriba.

George lanzó un suspiro.

-Tuvo que ser un golpe muy duro para ella…-masculló al fin mirando al suelo, pensativo.

Un incómodo silencio se hizo de repente en aquel comedor. Nadie hablaba, cada uno se limitaba a fijar la vista en la pared o en el suelo sumido en sus propios pensamientos, todos acerca de la pobre Alice pero, sobre todo, de Gwen, que con diecisiete años había presenciado una de las escenas más horrorosas que alguien podía presenciar en toda su vida.

-Creo que voy a tomar un poco el aire.-dijo George de repente. Necesitaba salir de allí, despejarse un poco y pensar.

-Está bien, hijo, ve.

George le dedicó una sonrisa a la madre de Gwen, que era la que acababa de pronunciar aquellas palabras y se encaminó hacia la salida.

-¡Espera, George!-exclamó de repente Josh levantándose también de un salto.-¿Puedo ir contigo?

-Por supuesto que puedes.-sonrió George esperando a que el chaval llegara hasta donde él estaba.

Los dos salieron de la casa en silencio y se pusieron a caminar calle arriba, con la vista clavada en el suelo.

-Estoy muy preocupado por mi hermana, ¿sabes?

George levantó la mirada de sus pies y se quedó mirando a Josh, que se había parado en seco a su lado. El chico, pese a que no era más que un niño, lucía un gesto de preocupación digno del más responsable de los adultos.

-No ha parado de llorar desde que ocurrió aquello…-continuó Josh.-Y si e digo la verdad, me asusta verla tan mal… Ella siempre estaba contenta, por muy mal que le fueran las cosas en el colegio o en lo que fuera… Y ahora…

-Tranquilo, Josh.-le respondió George esbozando una sonrisa tranquilizadora.-Supongo que es normal que esté así… Lo vio todo y tuvo que ser horrible. Pero lo superará. Entre todos la ayudaremos a que lo haga.

-Eso espero…-contestó el chico agachando la cabeza.-Yo lo único que quiero es verla feliz…

-Por supuesto que sí, Josh…-dijo George dándole unos golpecitos en el hombro.

El chico asintió y los dos reanudaron su marcha en silencio mientras George reflexionaba en las palabras del hermano pequeño de Gwen. Sí, lo reconocía, él, al igual que el chaval, también estaba sumamente asustado y no sabía si sería capaz de darle a Gwen el apoyo que necesitaba en aquellos momentos.

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John salió del baño con la toalla enrollada alrededor de la cintura y el pelo todavía chorreando. Lo iba a poner todo perdido de agua, lo sabía, pero le daba completamente igual. Al fin y al cabo estaban en un hotel y limpiarían todo aquel estropicio nada más salieran de allí.

-¿Ya has acabado?-le preguntó Chris cuando lo vio salir. La chica estaba de pie, al lado de la ventana, mirando hacia la nada con la mirada perdida.

-Sí.-contestó John dirigiéndose hacia ella y haciendo ademán de abrazarla.

Chris, dándose cuenta de lo que pretendía hacer, se apartó levemente haciendo que John lanzase un suspiro exasperado.

-¿Aún estás así?-le preguntó él picado.-Christie… Te he pedido disculpas mil veces, joder. ¿Qué es lo que quieres? ¿Que me arrastre?

-No quiero que te arrastres ni nada por el estilo, John.-le contestó ella secamente, sin apartar la vista de la ventana.-No me apetece que estés encima de mí todo el día como una lapa, eso es todo.

-Ya veo… Ahora resulta que te agobio, ¿no?-dijo John empezando a enfadarse.

-No me agobias. Simplemente me revienta que quieras fingir que no ha pasado nada.-contestó ella volviéndose hacia él y mirándole a los ojos.-Y encima… Toda esta mierda que está pasando… Entiende que no esté para carantoñas, ¿vale? Pero tranquilo, se me pasará…

-Eso espero.-contestó él severamente.-En fin, voy a cambiarme. Nos tendremos que ir dentro de nada si no queremos llegar tarde al funeral.

John se dio media vuelta y empezó a hurgar en su bolsa, en busca del traje que se había traído. No obstante, el suspiro que lanzó Chris detrás de él hizo que volviera a girarse en dirección a la chica.

-¿Ocurre algo?-preguntó frunciendo el ceño.

-No…-murmuró ella.-Bueno… Sí que ocurre…

La chica calló de repente y bajó la mirada.

-¿Qué?-quiso saber él, impaciente.

-Pues que…- empezó a decir ella.-Pues que dentro de una hora voy a volverlo a ver y… Yo no sé si me siento capaz de…

John se quedó unos segundos quieto y en silencio, asimilando lo que Chris le acababa de decir. Sí, seguro que en el funeral Christine vería de nuevo a su padre por primera vez desde que éste la echara de casa. Y lo peor de todo, los vería juntos.

-Estate tranquila, pequeña.-dijo al cabo de unos instantes.-Olvídate de eso ahora.

-Como si fuera tan fácil.-bufó la chica mientras se sentaba en la cama situándose justo en frente de él.

John le dirigió una mirada comprensiva. Quizás ahora estaba empezando a entender cómo se sentía ella en esos momentos. Habían tenido una monumental discusión los dos, su amiga y novia de su hermano había muerto, Paul estaba como un loco y, encima, iba a reencontrarse con su padre y con su hermano Mike.

-Sé que no lo es…-susurró él finalmente dejando de rebuscar en su bolsa y sentándose a su lado.-Pero tampoco te agobies con eso.

Chris se mantuvo callada durante unos instantes, pensativa.

-John…-susurró finalmente.

-¿Qué?

-Supongo que sobra decirlo, pero te agradecería que procuraras evitar ciertas cosas cuando mi padre esté delante…

John la miró, incrédulo, aunque en realidad no le sorprendía para nada aquella petición. Aun así, no pudo dejar de soltar una risita de resignación.

-No sé por qué te preocupas…-contestó con una sonrisa amarga.-De todas maneras no me dejas ni que te bese ni que te abrace aunque estemos solos…

Christine se volvió hacia él y le dedicó una media sonrisa.

-Puede que no te merezcas acercarte mucho a mí durante algún tiempo…-bromeó ella, aunque había un trasfondo de verdad en sus palabras.-Además, las circunstancias tampoco acompañan demasiado…

John la miró. Con aquella mezcla de preocupación y de tristeza le resultaba irresistible. De buen grado se hubiera lanzado a darle un largo beso, pero se contuvo en el último momento. Quizás ella tuviera razón y aquel momento no era el más adecuado para intentar una reconciliación en toda regla.

-Supongo que tendré que ganarte entonces…-dijo sonriéndole.

-Supones bien.-le contestó ella con una media sonrisa.

-Pues lo haré, pequeña, tenlo por seguro.

Y dicho esto, John se levantó y empezó a cambiarse para asistir al último lugar al que nadie hubiera querido asistir: al funeral de Alice.

********************************

Empezaba a lloviznar sobre el cementerio de Landican pero aquello no parecía importar a nadie. Y es que, todos los asistentes al funeral estaban allí de pie, inmóviles como estatuas de sal. Sólo el parloteo incesante y monótono del cura y los sollozos desesperados de la madre de Alice rompían el silencio de aquel siniestro sitio.

Había bastante gente, caras que Christine conocía aunque sólo fuera de vista y otras a las que no había visto en toda su vida, por lo que tanto ella como los demás habían decidido permanecer razonablemente apartados para evitar ser reconocidos. Además, el hecho de que tanto los padres y el hermano de Gwen, así como la madre de Mary, estuvieran allí con ellos, parecía disimular aún más su presencia. Sólo a Paul, que estaba un poco más adelante junto con su padre y con Mike, parecía darle igual que lo reconocieran. Chris lo miró. Estaba demasiado dolido como para preocuparse por una cosa tan tonta y superficial. No obstante, su mirada se desvió inmediatamente hacia su padre. Le dolía muchísimo, más de lo que ella se había imaginado, verle allí y no hablarle.

Se habían visto de cara, cuando John y ella habían llegado al cementerio. Tanto ella como John no habían podido dejar de articular un escueto “hola” cuando vieron a Paul, a Mike y a Jim delante de ellos. Paul ni siquiera se había dado cuenta de su presencia, de tan ido como estaba, y Mike les había devuelto el saludo tímidamente con la cabeza gacha. No obstante, Jim los había ignorado completamente y, después de girarle la cara a su hija, continuó su marcha como si no hubiera visto a nadie. Y aquello, sin lugar a dudas, había sido el golpe más bajo que le hubieran podido dar a la chica que, aunque no quisiera reconocerlo, hasta aquel momento albergaba cierta esperanza de que las cosas pudieran volver a una relativa normalidad con él, aunque ella no tuviera intención alguna de regresar a casa.

-¿Estás bien?-preguntó John en un susurro.

Chris se volvió hacia él. Estaban bastante separados el uno del otro, como si de dos simples amigos se tratasen, aunque todos los que estaban allí cerca o sabían o sospechaban lo que ocurría en realidad entre ellos dos.

-Sí, tranquilo.-contestó ella.

John asintió y bajó la mirada. Christine lo observó bien. Parecía estar hecho polvo. El hecho de estar en el funeral de Alice y el ver a su mejor amigo destrozado eran motivos muy poderosos para que estuviera así, pero había algo más y ella empezaba a conocerlo lo suficiente como para saber que en esos momentos se estaba culpando a sí mismo porque su padre no le hablaba. La chica soltó un suspiro resignada. Le hubiera gustado apretarle la mano y decirle con ese gesto que no se preocupara, que él no tenía culpa de nada, pero estaban rodeados de gente y John era un hombre casado y demasiado conocido como para poder hacer eso y pasar desapercibida.

La chica volvió a fijar la vista al frente, intentando ignorar con todas sus fuerzas la presencia de su padre unos metros más adelante. En aquellos momentos, el cura dijo las últimas palabras de la ceremonia y empezaron a bajar el ataúd de Alice ante los sollozos desconsolados de sus padres.

-Adiós, amiga, adiós.-dijo ella entonces en un murmullo casi inaudible antes de ponerse a llorar.

******************************

Paul regresó a casa como un fantasma, acompañado por su padre y por su hermano. Le había parecido ver a los demás, incluidos a John y a su hermana, un poco más alejados, pero ni ellos se habían acercado ni él había ido. En realidad, no tenía ganas ni de ver ni de hablar con nadie. Lo único que deseaba era estar solo y llorar y pensar en Alice hasta que no le quedaran más lágrimas que derramar, tal y como estaba haciendo en esos momentos tumbado sobre su cama.

Y entonces, Paul tomó una determinación. Necesitaba desconectar del mundo y reflexionar sobre todo aquello. Buscaría un refugio, un lugar donde estar solo sin que nadie le molestara ni le reconociera, un lugar donde estar tranquilo y volver a encontrarse a sí mismo. Y Londres, en aquellos momentos, no podía ser aquel lugar que tanto anhelaba.

********************************

-¿Pero qué dices?-preguntó Brian confuso.

Todavía no eran ni las ocho de la mañana y Paul ya estaba colgado al teléfono después de haber pasado la noche en vela.

-Que no estaré por Londres por lo menos en un mes.-contestó con determinación.

-Pero… Tenéis compromisos, Paul. No puedes hacer eso.-dijo Brian intentando parecer severo.

-¿Compromisos? ¿Me hablas de compromisos?-exclamó él indignado.-¿Crees que ahora puedo volver a Londres y poner buena cara a toda esa manada de fans? ¿O ir a una entrevista en la televisión como si nada me pasara?

-Tus obligaciones…

-¡No te atrevas a hablarme de obligaciones, joder! ¡No puedo! ¡Soy una persona, Brian!

-Paul, tranquilo, tranquilo…-se apresuró a decir Brian en tono de disculpa.-Lo siento. Siento mucho lo de Alice, de verdad. Y respetaré tus decisiones. Si necesitas un tiempo para estar al cien por cien, tómatelo.

-Me lo voy a tomar, lo necesito, aunque no sé si podré volver a estar nunca al cien por cien…-masculló él dolido.

Brian soltó un largo suspiro al otro lado de la línea.

-¿Y vas a quedarte en Liverpool?-preguntó al cabo de unos segundos.

-No.-contestó él secamente.-Aquí estaría igual que en Londres. Necesito estar solo.

-¿Y adónde piensas irte?-quiso saber Brian.

-No sé… A un sitio tranquilo. Quizás Escocia…-contestó Paul. Había estado pensando en aquello toda la noche y había llegado a la conclusión de que Escocia era un lugar ideal. Poca gente, naturaleza… Justo lo que necesitaba en aquellos momentos.

-¿Quieres que te consiga algo? ¿Billetes de avión, hoteles…?

-No, iré en coche, paso de encontrarme con nadie en estaciones y aeropuertos.-contestó él ahora ya más tranquilo.-Iré a Londres antes, recogeré unas cuantas cosas, pillaré el coche y me largaré en una semana como mucho. Lo que sí que te agradecería es que me buscaras un sitio para estar solo, una granja o algo así, algo apartado del mundo, ya me entiendes… Sabes que el dinero no es problema.

-Por descontado, Paul.-contestó Brian.-Me pondré manos a la obra ahora mismo.

-Gracias, Eppie. Muchas gracias…

***********************

Les Anthony llegó a la mañana siguiente a Heswall para ir a recoger a Paul. Ni Chris ni John habían ido hasta allí y Paul lo agradeció en su fuero interno. Lo cierto era que lo último que quería era presenciar en aquellos momentos una situación de tensión extrema entre su padre y ellos dos.

Paul se despidió de su padre y de Mike de manera rápida y triste y subió al Rolls sin decir una palabra, sin poder apartar la mirada de la casa de Alice. Quizás era una tontería fruto de su dolor, pero en aquellos momentos hasta el propio edificio le pareció infinitamente más sombrío y más lúgubre que la última vez que había estado allí.

Salieron de Heswall y llegaron al centro de Liverpool en poco menos de media hora sin que ni el discreto Les ni él cruzaran una sola palabra en todo el trayecto.

-Vuelvo enseguida, señor McCartney.-dijo el hombre cuando llegaron delante del hotel en el que se habían estado alojando “los señores Winston”.

Paul asintió y vio como Les salía del coche y se adentraba en el hall del lujoso edificio para salir, al cabo de pocos minutos, acompañado por John y por Chris.

-Hola Paul.-saludó la chica metiéndose en el coche y sentándose a su lado mientras John entraba detrás de ella.

Paul le dedicó una sonrisa amarga a la vez que la chica le daba un beso en la mejilla.

-¿Qué hay, colega?-preguntó John sentándose también.

-He tenido días mejores…-masculló Paul sin ni siquiera mirarle.

Ni John ni Chris contestaron nada, simplemente se dedicaron a lanzarle una mirada de preocupación que a él no le pasó desapercibida mientras Les ponía en marcha el coche.

-Volver a Londres te sentará bien…-dijo Chris al cabo de unos minutos de incómodo silencio.

Paul no pudo menos que lanzar una risita entre dientes.

-No voy a quedarme en Londres por mucho tiempo, Christie…-contestó.

-¿Qué?-preguntó John extrañado.-¿Y dónde vas a meterte?

Paul lanzó un suspiro y los miró.

-Necesito estar solo.-contestó al fin.-Y Londres no me puede ofrecer eso. He estado hablando con Brian y está buscándome alguna granja o algo por el estilo en Escocia,  un lugar privado, ya sabéis.

-Pero Paul…-protestó Chris.-¡Esa es la peor idea que hayas podido tener!

-¿Y por qué, si puede saberse?-preguntó él enfadado.

-Pues porque no creo que ahora te convenga estar solo.-contestó ella resuelta.-Justamente lo que creo que más necesitas ahora es estar con gente que te quiere y…

-Tú no tienes ni idea de lo que necesito yo ahora.-le cortó él de malas maneras.

-¡El único que no sabe aquí ni lo que necesita eres tú, Paul!-le reprendió ella.-¡Lo único que harás allí solo es comerte la cabeza y deprimirte aún más!

-Supongo que tú lo que propones es que me vaya de fiesta esta misma noche, ¿no?-le espetó Paul.-Venga, Chris, por favor…

-Vale, vale, vale… Parad los dos, por favor.-dijo de repente John.

Paul le dedicó una mirada confusa. Era muy raro que precisamente el follonero de John fuera el que tuviera que poner paz entre los dos hermanos.

-Vamos a ver, Paul, ¿tú lo has pensado bien?-le preguntó éste mirándolo a los ojos.-Piensa que lo que te dice Chris es cierto… No se trata de irte de fiesta, pero tampoco queremos que te hundas aún más…

-Por supuesto que lo he pensado bien. Jamás en mi vida había reflexionado tanto sobre una cosa.-contestó Paul decidido.

-Pues entonces yo creo que no hay nada más que decir.-concluyó John.

-¡Pero…!-empezó a decir Christine de nuevo dedicándole una mirada suplicante.

-Pero nada, pequeña.-la cortó John rodeándole los hombros con su brazo.-Paul ya es mayorcito para decidir qué es lo que le conviene.

-Sois los dos igual de imbéciles.-dijo ella de repente zafándose de su abrazo.

Paul la miró de reojo y no pudo evitar, pese a todo lo que estaba viviendo, esbozar una sonrisa divertida al igual que John. Chris no iba a cambiar jamás: aunque creciera todo lo que quisiera, siempre iba a enfadarse como una niña cuando no se saliera con la suya. Lo cierto era que iba a echarla de menos en su retiro voluntario.

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Gwen miró a su madre con una mezcla de súplica y enfado cuando escuchó aquel rotundo “NO” salir de su boca.

-No me mires así, Gwendolyn.-dijo la mujer con determinación.-Jamás voy a  dejar que te vayas a Londres así como así. ¡Y muchísimo menos a mediados de curso!

-¡¿Es que no me ves, mamá?!-gritó la chica desesperada.-¡Odio esto! ¡Odio mi colegio! ¡Odio este barrio! ¡Odio ver que soy la única que se ha quedado aquí! ¡Chris está fuera y Alice...! ¡Alice está muerta! ¡La atropelló el autobús en el que yo iba!

-¡He dicho que no y es que no!

-¡Pero necesito aire! ¡Me ahogo! ¡Voy a morirme si me quedo aquí un segundo más!

-¡No digas tonterías, Gwen!-le reprendió su madre enfadada como pocas veces en su vida lo había estado.-¡Y si no estás conforme le preguntas a tu padre a ver qué te dice él!

La chica soltó un bufido de fastidio y salió del comedor de la casa dando un fuerte portazo tras de sí. Subió las escalones de la casa de dos en dos y se encerró en su habitación. Nadie, absolutamente nadie excepto George, la entendía. Creían que era una niña, creían que el tenerla así de sobreprotegida le hacía bien, pero se equivocaban de plano. No entendían que mantenerla estudiando en Liverpool y viviendo en aquel pueblecito muermo y sin vida la estaba matando. Y si antes de la muerte de Alice tenía la sensación de que debía salir de allí en cuanto antes, ahora lo necesitaba con todas sus fuerzas. Además, sabía que quizás la única forma de mitigar aquel horrible recuerdo del cuerpo de Alice sin vida y ensangrentado era yéndose lejos, lejos de todo lo que le recordaba a su amiga aunque ello supusiera irse lejos también de su familia.

No sabía cómo aún, pero de una cosa estaba segura: ni nada ni nadie podrían impedir que tarde o temprano Gwen acabara largándose de allí, costara lo que costara.

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El ruido de la puerta hizo que John levantara la vista del libro que estaba devorando de manera compulsiva, como solía hacer siempre que alguno le gustaba.

-Te hacía durmiendo.-dijo cuando vio a Paul entrar en el salón.

-Y yo te hacía en tu casa.-le contestó de malas maneras.

John frunció el ceño y se lo quedó mirando.

-Si te molesto, me largo.-contestó finalmente de manera cortante.

Paul no dijo nada y se sentó en uno de los sillones que había allí.

-No molestas.-dijo éste al cabo de un par de minutos.-En realidad te estaba buscando. Me hubieras dejado muy chafado si no hubieras estado aquí.

-¿Y eso?

-Quiero que me pases algo, sé que tú tienes.-dijo Paul mirándole.-Quizás haya llegado el momento de probar el famoso ácido…

John abrió los ojos como platos y cerró el libro fuertemente.

-¿Quieres probar el LSD? ¿Ahora?

-Sí.

John soltó un largo suspiro.

-Ni de coña.-le respondió al fin, tajante.-No te voy a dar ahora una tableta. No en tus condiciones. ¿Sabes el viaje que tendrías?

-Me da igual el viaje que tendría. Dicen que eso abre la mente, ¿no? Pues justamente eso es lo que más necesito en estos momentos…-dijo Paul atropelladamente.-Así que pásame algo de eso.

-Te he dicho que no.-le cortó John seriamente. No bromeaba. Un mal viaje era de lo peor que podía suceder a alguien y sabía a ciencia cierta que Paul, tal y como estaba en esos momentos, iba a tenerlo si probaba el LSD.-Además, no tengo aquí.

Paul soltó una risita.

-¿Quieres que me crea eso?-preguntó mirándolo.-Tú siempre llevas mierda encima, Lennon.

-Pues créetelo. Cuando estoy con tu hermana sólo llevo marihuana y alguna anfeta como mucho. Nada de mierdas de ácidos.-contestó él sinceramente. Lo cierto era que Chris ni siquiera sabía que a veces se ponía de LSD y aquello le hizo reflexionar sobre que quizás hubiera llegado el momento de decírselo.

Paul soltó un bufido de resignación y apoyó la cabeza sobre el sillón.

-Tengo hierba de la buena, eso sí…-masculló John hurgando entre sus bolsillos y sacando una pitillera con unos cuantos porros ya liados.-¿Nos fumamos uno?

Paul asintió y agarró uno de los porros que John le estaba ofreciendo.

-Ándate con cuidado, Macca…-le dijo John mientras le daba fuego.-Ándate con mucho cuidado…

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Brian descolgó el teléfono y marcó el número. Era aún muy temprano, así que se dispuso a esperar bastante: lo más seguro era que tardara en responder. No obstante, se llevó una inmensa sorpresa cuando el propio Paul descolgó el teléfono cuando aún no había sonado ni el segundo tono.

-Buenos días, Paul.-saludó Brian cuando Paul hubo respondido.-Siento llamarte tan temprano pero he creído que…

-¿Qué coño quieres, Brian?-preguntó Paul bruscamente dejándose a Brian boquiabierto con aquel corte.

-Paul…

-¿Qué quieres?

Brian se quedó pensando durante unos segundos. Si al que hubiera estado llamando hubiera sido a John, aquellas contestaciones no le habrían sorprendido lo más mínimo. Pero no estaba llamando a Lennon sino a Paul y todo aquello no era para nada propio de él.

-Un momento, Paul…-dijo Brian delicadamente cuando entendió qué era lo que podía estar pasando.-¿Estás borracho?

-Borracho…-masculló Paul.-Es una manera de decirlo… Sí, quizás me haya pasado un poco con los porros y con el whiskey…

-¿Has dormido? ¿Estás solo en casa?-quiso saber él, evidentemente preocupado porque el responsable de Paul ya estaba borracho a las siete media de la mañana.

-Para, para, para…Demasiadas preguntas juntas.-contestó el chico sin poder evitar que se le enredara la lengua.-No, no he dormido y no, no estoy solo en casa. Mi hermana y Lennon están arriba durmiendo como dos marmotas. Y por cierto, no sé cómo coño va a reaccionar mi cuñado cuando vea que me he fumado toda su hierba…

Brian lanzó un suspiro exasperado a la vez que Paul lanzaba una risita histérica al otro lado de la línea.

-Escúchame, Paul… Contrólate, ¿quieres?

-Si yo controlo, tío…-contestó él en tono apático.-Oye, ¿y tú por qué llamas a estas horas?

-Quizás deberíamos hablar cuando se te pase la borrachera…

-Ni lo sueñes. Di lo que tengas que decir. Voy pedo pero me entero de lo que me dicen…

Brian soltó un bufido antes de hablar.

-Verás, he estado mirando lo que me pediste ayer… Creo que tengo algo que podría interesarte…

-Detalles, quiero detalles.-exigió Paul.

-Es una granja, en Campbeltown, a un par de horas al oeste de Glasgow.-le explicó Brian- Está en perfectas condiciones y en un sitio lo suficientemente apartado de todo para que nadie te moleste si tú no quieres.

-Perfecto. Alquílamela por un mes.-contestó Paul, que de repente parecía que se hubiera puesto sobrio.

-Ese es el problema…-dijo Brian.-El dueño se niega a alquilar. Sólo vende.

-Pues no entiendo cual es el problema.-contestó Paul.-Cómprala.

-Pero…

-Que la compres te he dicho.-le ordenó Paul.-En una semana me largo a Campbeltown.



Buenas chicas! Qué hay? Pues ya me teneis a mí de nuevo aquí, con un nuevo capi un poquitín (sólo un poquitín?) deprimente... Lo peor es Paul, pobrecito cómo lo está pasando...
En fin, que no molesto más, simplemente que un beso a todas y, como siempre, infinitas gracias a los que leeis y comentais. Tengo muy en cuenta lo que me decís, aunque os pueda parecer mentira, jajaja. Bueno, y que quizás actualice antes de lo esperado, que la musa me ha atacado con todas sus fuerzas XD
Saludos! 




6 comentarios:

  1. :( paullllll!! Oh porqe escribes tan estupendo? Haces que mi imaginación trabaje tanto qe llore con el funeral de alice. Aun no me lo creo... segura que no es un error?? Algo tipo como "la muerte de Paul mccartney"? Ok no xD me encaanta tu fic! Es una de mis mayores inspiraciones junto con tus comentarios :D espero y actualices pronto porque me muero por saber qe pasara!

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    1. Gracias de nuevo! Me alegra (bueno, no me alegra porque tenemos a una muerta por delante) ver que he conseguido que te imagines como era todo, como se sentían ellos en un acto como el funeral de Alice. Lo cierto es que me costó bastante encontrar ese punto y no estaba muy segura de haberlo conseguido... En fin, sí, actualizaré prontito, o eso espero! Y tú aguante con tu fic. Por cierto, lo de Alice, no, no es un error... :P

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  2. Ahhh qué triste :( y wow cada vez me dejas más impresionada, escribes muuuy bien!!

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    1. Thanks por el comment! Me alegra mucho que te guste! Y sí, la cosa se pasó de triste... :S

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  3. boluda vos me queres hacer llorar a mi no? NO LO LOGRARÁS! mentira, casi lloro jaja. NO-PODES-ESCRIBIR-TAAAAAN-BIEEENN! mee imagine todo todo, debe ser por eso que casi lloro, fue bien triste pero no sé, lindo...no, lindo no porque hay un muerto de por medio....bueno, que se yo! hoy no ando muy explicativa XD y mas cuando lei que pobrecito Paul lloro sobre mi hombro...ayy,. me corrio el escalofrio! y tambien por Gwen pobre...debe ser durisimo.
    Me gusta que John quiera reconciliarse aunque sea medio "desubique" hacerlo en las circunstancias en las que estan, por suerte comprende y es un tierno total, aunque no diga nada.
    Y coincido con Chris, para mi paul no tendria que irse a ningun lado, este se va a rajar un tiro y lo van a encontrar dos meses despues XD
    bueno, espero ansiosa el proximo, y mas ansiosa sabiendo que publicaras rapidito

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    1. Será posible? Cómo que casi lloras? CASI? A quién quieres que mate para conseguirlo, eh? A QUIÉN???!!!! XD Y sí, mira, sin quererlo te has convertido en el paño de lágrimas del pobre Paul, que se ha quedado más hecho polvo que qué sé yo... Gwen? Pues imagínate.
      Mmmmm... John ya sabes que en realidad es para comérselo, aunque sea un poco (o mucho) bruto a veces. Pero bueno, supongo que no era el momento, pero tranquila, llegará esa reconcialiación... jejeje.
      Bueno, espero no cargarme a Paul en breve, pero si no me dices que a la próxima lloras, me lo cargo. O a ese o a Ringo. Y sabes que yo estoy muuuuu loca, que quito el Pen Drive sin seguridad ni nada, eh? eh? Jajajaja. Bueno, en serio, no mataré a nadie más que creo que el cupo de muertes ya está cubierto... al menos por ahora, muajajajaajjaja. :P

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