martes, 7 de febrero de 2012

Capítulo 29: Londres

Mary entró en el edificio del decanato de la Universidad de Liverpool con una extraña sensación en el cuerpo. No, no se debía al hecho de que le intimidara meterse en aquel edificio sobrio por primera vez en su vida, simplemente era que iba a por un par de cosas tan surrealistas e inverosímiles que apenas las había asimilado.

La primera de ellas era ir a entregar los papeles para que a Chris se le tramitara el cambio de expediente desde esa universidad a la de Londres. Era un gran favor el que le hacía, lo sabía, pero lo realizaba a gusto. Lo cierto era que aún no se hacía a la idea de que ella ya no estuviera por Liverpool, como ninguna de las otras chicas, pero habría que asimilarlo más pronto que tarde. La discusión con su padre había sido dura y las cosas, al parecer, no tenían pinta de arreglarse en breve. Y si a eso le unía el hecho de que su amiga pareciera extrañamente feliz desde que estaba en Londres, podía afirmar con casi total seguridad que el regreso a casa no iba a producirse, al menos, por el momento.

No obstante, la verdadera causa de que se estuviera poniendo de los nervios era la segunda razón. Y es que, en poco más de media hora, el decanato haría pública la lista de aspirantes que habían conseguido la beca para la Royal Historical Society.

Intentando en vano hacer caso omiso a las mariposas que sentía en el estómago, Mary se dirigió hacia las oficinas y se dispuso a entregar todos los papeles que le había hecho llegar su amiga mientras se hacía la hora de la publicación de la lista.

-Buenos días.-saludó la chica a una secretaria de aspecto estirado que le dedicó una mirada de indiferencia.

-Buenos días. ¿Te ayudo en algo?-preguntó de mala gana.

-Sí, verá… Quiero entregar los papeles para que se tramite un cambio de expediente…

La mujer le dedicó una mirada recriminatoria, como si le hubiera sentado muy mal que una estudiante de Liverpool se estuviera planteando el cambiarse de universidad.

-Es una gestión complicada en todo caso…-masculló al fin.-Normalmente no se conceden tan a la ligera como la gente cree. ¿Tan preciso es ese traslado? ¿No puedes esperar a que finalice el curso y ya te matriculas para el siguiente en la otra universidad?

-Bueno… En primer lugar, el trámite no es para mí.-aclaró Mary.

-¿No es para ti?-le cortó la mujer sin poder dejar de esbozar una sonrisilla maliciosa.-Pues entonces mucho me temo que no podré tramitarte nada… Sólo podría si viniera la persona interesada o si…

-… la persona a la que envía va debidamente autorizada.-terminó la frase Mary devolviéndole la misma sonrisa.-Tengo aquí la autorización.

La mujer borró su sonrisa de la cara en cuestión de milésimas de segundo mientras Mary rebuscaba en su carpeta el documento de autorización.

-Querida…-empezó a decir la mujer.-Supongo que sabrás que no todos los papeles de autorización valen…

-Este creo que sí valdrá.-le contestó ella con una sonrisa inocente.-Está redactado según el modelo oficial y firmado con la presencia de un abogado colegiado por la interesada. Supongo que no habrá ningún problema, ¿verdad?

La secretaria esbozó una sonrisa que no pudo disimular su mueca de fastidio y agarró la hoja que Mary le había puesto sobre el escritorio. Después de analizarla durante un buen rato, y dando un largo suspiro, accedió, por fin, a registrar la solicitud de cambio de expediente no sin antes inspeccionar por si había el más mínimo error cada uno de los documentos que le enseñaba la chica.

Finalmente, Mary se marchó de allí dejándose a una muy mosqueada secretaria que no había tenido más remedio que registrar cada uno de los papeles que se le habían entregado.

Casi de manera automática, Mary se dirigió hacia el tablón de anuncios que había cerca de los despachos, donde el Profesor Perkins le había dicho que colgarían la resolución con los alumnos aceptados y no aceptados.

-Buenos días, Hall.-la saludó el profesor nada más llegar.

Mary lo miró sorprendida. Le chocaba verle allí.

-He venido a ver si alguno de mis dos alumnos propuestos ha conseguido la beca…-se apresuró a aclarar el hombre al ver la cara de contradicción de la chica.

Mary asintió a la vez que otro chico, uno que reconoció como del turno de tarde, llegaba hasta allí y los saludaba. Perkins les presentó sin demasiados adornos, escuetamente, como hacía él siempre todas las cosas. Henry Brown, se llamaba.

Esperaron allí durante cinco minutos que a la chica se le hicieron eternos y entonces, un hombre con un traje igual de gris que su semblante, salió de uno de los despachos con unas hojas de papel en la mano. Mary lo miró conteniendo la respiración mientras se acercaba hacia donde ellos estaban y se ponía de cara al tablón de anuncios para empezar a fijar allí los folios con chinchetas de manera meticulosa.

-Ya están las listas de la beca.-comunicó girándose hacia los allí presentes.-Que haya suerte.

Y dicho esto, se fue de allí con la misma parsimonia con la que había llegado.

-Bien, jóvenes, ¿a qué esperan?-les dijo Perkins al tal Henry y a ella con una media sonrisa.

Los dos se levantaron del banco en el que estaban sentados casi a la vez y se dirigieron hacia el tablón de anuncios. Justo en el momento en el que el chico se ponía a buscarse como un loco en la lista, a Mary le entró un pánico irracional y se quedó allí parada sin ni siquiera mirar las listas.

-Parece que yo no he tenido suerte. No me han aceptado…-masculló el chico sin poder evitar ocultar su decepción.

Mary no supo qué decirle y se aproximó temerosa hacia allí. Acercó su cabeza a la lista y empezó a pasar el dedo por encima del montón de nombres. Casi todos tenían al lado las palabras “No aceptado”, cosa que hizo que ella aún se pusiera más nerviosa de lo que estaba. Y, de repente, lo vio. Allí, en mitad de la lista, estaba su nombre escrito:

HALL, MARY   Universidad de Liverpool.   Aceptada.

*****************************

John se levantó de la cama intentando no molestarla. Una noche más había dormido allí. En realidad, desde que los dos habían llegado a Londres, sólo habían pasado cuatro noches separados. Y es que él jamás veía el momento de regresar a Kenwood con Cyn y con Julian, de los que cada día se sentía más lejos, y Christine jamás podía negarse con la suficiente contundencia a que pasara una noche con ella.

Con mucho cuidado de no tropezar con nada salió de la habitación y bajó las escaleras con una inmensa sonrisa pintada en la cara. Era aún bastante pronto y calculó que su chica aún podía tardar una media hora perfectamente en despertarse, por lo que le daba tiempo de sobra a preparar algo de desayuno para los dos. Una cosa que no había hecho jamás en toda su vida pero que le apetecía hacer, aun a sabiendas de que sus capacidades culinarias no iban mucho más allá que prepararse un té o calentarse un par de tostadas.

-No sé por qué extraña razón sabía que te quedarías a pasar aquí la noche.-le dijo Paul por todo saludo cuando John cruzó el umbral de la puerta de la cocina.-Demasiado acaramelados os veía yo anoche cuando me fui a dormir…

John le devolvió la sonrisa a su amigo y se sentó frente a él. Todavía le quedaban marcas en la cara por el accidente, pero apenas eran visibles y ya estaba completamente recuperado.

-¿Tanto se notaba?-rió al fin.

-No sois el paradigma del disimulo precisamente…-bromeó Paul.-Toma, aquí tienes el diario.

-Gracias, colega. Creo que te voy a poner un jodido monumento. Me dejas quedarme en tu casa, me das el diario nada más me levanto…

Paul soltó una inmensa carcajada.

-No te acostumbres. Vendrá el día en el que tú tendrás que devolverme toda esta cantidad de favores…

-No lo dudo. Tú nunca haces nada de manera altruista…-bromeó John poniéndose en pie.-¿Has desayunado, Macca?

-Ahora mismo he acabado.

-Bien, pues entonces sólo tendré que preparar desayuno para dos…-contestó él empezando a hurgar entre los cajones de la cocina.-¿Dónde puñetas guardas el pan?

-¡Alto, alto, alto!

John se giró contrariado y se encontró cara a cara con su amigo que a duras penas podía contener la risa.

-¿Dónde está mi hermana?-preguntó divertido.

-Durmiendo, ¿por?-le respondió John levantando una ceja.

Paul no pudo contenerse y prorrumpió en una enorme risotada que hizo que John, cuando entendió de qué iba la cosa, se uniera a sus risas.

-¿Me estás diciendo…?-empezó a preguntar Paul entre risas.-¿Me estás diciendo que tú, John Winston Lennon, el tipo duro, el malote, le vas a preparar el desayuno a Chris?

-Bueno…-contestó él divertido mientras se encogía de hombros.-Se supone que eso es lo que hacen las parejas románticas y tal…

-Y después me dices que yo soy cursi…

-Venga, Paul, déjate de tonterías y dime dónde guardas el jodido pan.-rió John finalmente.


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Chris se despertó y alargó el brazo hacia el lado para abrazar, como hacía siempre, a John antes tan siquiera de abrir los ojos. Disfrutaba haciendo eso. Quizás era de los mejores momentos del día. No obstante, esa vez encontró su lado de la cama vacío. Contrariada por aquello y aún medio dormida, entreabrió los ojos y miró hacia la habitación en penumbras. Estaba vacía. Al parecer John se había despertado antes que ella y había bajado con Paul, seguramente. Iba a incorporarse en la cama cuando de repente la puerta de la habitación se abrió y apareció un sonriente John con una bandeja en las manos.

-Buenos días, pedazo de dormilona.-le saludó apañándoselas para encender la luz con el codo sin soltar la bandeja.-Pensé que te habías muerto o algo por el estilo…

-Tonto…-masculló ella con la voz pastosa y, después, mirando hacia la bandeja de John, preguntó:-¿Y eso?

-Servicio de habitaciones.-contestó él poniéndosela delante, sobre la cama.-Su desayuno, señorita.

Chris lo miró sorprendida. Siempre se había reído de lo cursis que eran los que hacían eso y ahora tenía a John haciéndolo. Sin poderlo evitar soltó una risita divertida.

-¿Qué?-preguntó él sentándose a su lado.-¿Es que no puedo traerle el desayuno a la cama a mi chica?

-Por supuesto que puedes…-rió ella.-Pero jamás me había pensado que tú harías eso.

-¡Ey! ¡Que ya sabes que yo soy muy romántico!-se defendió John también entre risas.

-Sí, sí, romántico a tope…-le cortó ella dándole un fugaz beso en la mejilla.-Sólo cuando quieres marcha, ahí es cuando te sale a ti la vena romántica.

-¿Y a ti quién te ha dicho que yo no quiero follar en estos momentos?-preguntó John dedicándole una mirada juguetona.

Chris no pudo evitar volver a reírse.

-Acabas de mandar a tomar por saco todo tu numerito de chico romántico.

John se encogió de hombros y rió también.

-Bueno… Pero yo a ti te gusto así, ¿no? Venga, come o se nos va a enfriar el desayuno.

Chris agarró una de las dos tazas de café que había allí casi al mismo tiempo que John y le dio un sorbo decidida. Aquello, sencillamente, estaba asqueroso. No mentiría en absoluto si afirmaba que aquel era el peor café que había tomado en su vida. Disimulando su mueca de asco con una sonrisa fingida esperó a que John también hiciera lo mismo.

-¡Puaj!-gritó John de repente escupiendo lo que se había bebido en la taza.-¡Esto está asqueroso! ¿Pero qué coño he hecho?

-Pensé que me estabas usando de conejillo de Indias para probar un nuevo veneno o algo…-rió la chica viendo como él se bebía de un solo trago un vaso de agua.-Pensándolo bien, Johnny, te prefiero sin la versión romántica.

-Vete a la mierda, Christie.-le espetó John divertido mientras apartaba la bandeja del desayuno y la dejaba en el suelo.-De todas maneras, creo que será mejor no atrevernos a probar los huevos revueltos esos…

-Sí, mejor. No quiero morir joven.

-Un poquito exagerada sí que eres, ¿no?-bromeó John antes de darle un beso.

-Sabes que no.-sonrió ella antes de darle un beso en los labios.-Cocinas de pena, Lennon.

-Lo que más me gusta de ti es tu delicadeza al dar tus opiniones…-rió él irónico devolviéndole el beso.-Sólo se me ocurre una manera de compensarte, pequeña…

Chris lo miró. Aquellos ojitos juguetones y aquella sonrisa pícara que ya iba conociendo demasiado bien, sólo podían significar una cosa.

-Ni lo sueñes. Sabes que me tengo que ir a la Universidad a preguntar lo del traslado.-le contestó ella sonriente dándole un toque en la nariz.

-¿Ni uno rapidito?

-No.

-Hay que ver qué sosa que eres…-dijo John haciendo que Chris riera.-Por lo menos aceptarás otras formas de compensación por esta mierda de desayuno…

-Venga, sorpréndeme.

-Salgamos juntos esta noche. Tú y yo solos, como hacen las parejas normales.

-Pero…-empezó a protestar Chris.

-Pero nada, pequeña. No va a pasar nada, estate tranquila. Sólo salgamos a divertirnos los dos juntos un rato, ¿vale? Ya va siendo hora de que conozcas la vida nocturna de esta ciudad…

Chris lo miró de nuevo y suspiró. Bien, si él estaba tan convencido de que no iba a pasar nada, ¿por qué no? Al fin y al cabo a ella también le apetecía un poco de diversión.

-¿Y qué? ¿Aceptas salir conmigo, Chris McCartney?-preguntó John en tono solemne.

Chris sonrió divertida.

-Por supuesto que quiero salir contigo, John Lennon.

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Gwen no pudo contener una mueca de resignación cuando miró su reloj. Aún faltaba más de media hora para que acabaran las clases. Sí, estaba estudiando la rama artística para poder acceder a Bellas Artes al curso siguiente cuando entrara en la universidad, pero aborrecía aquello. Las pocas clases de arte que tenían eran como esa, aburridas y tradicionales, repletas de teoría infumable y de estudio de obras de arte renacentistas y barrocas. Nada de lo que realmente le interesara a ella. Y es que Gwen quería ir más allá, entender y estudiar el arte que se estaba haciendo en esos momentos, innovar y crear cosas que nadie hubiera hecho antes.

Pero aparte de aquella sensación de no estar haciendo lo que realmente le gustaba, había algo más. De nuevo, no había vuelto a encajar con los de su clase, buena gente sí, gente con la que reía, con la que pasaba buenos ratos, pero con quienes no conectaba en nada más. Ninguno de ellos parecía compartir su concepto de arte, ninguno de ellos parecía entender sus ansias por ir más allá de lo que les enseñaban en aquella escuela chapada a la antigua.

Aguantó como pudo lo que quedaba de clase mientras garabateaba disimuladamente su cuaderno y salió escopetada en dirección a la calle cuando sonó el timbre. En silencio y pensativa se dirigió hasta la parada del autobús, por cierto, otro motivo de incomodidad. Y es que, desde que tenía que hacer el viaje hasta Heswall sola, se aburría como una ostra. El no contar con una cosa tan cotidiana y común como la compañía de Chris, ahora en Londres, o de Alice, que iba siempre en moto a clase desde que se habían reincorporado después de las vacaciones, se le hacía bastante insoportable.

Dando un disimulado bufido de fastidio, se sentó en el banco de la parada del autobús a esperar. Levantó la vista y miró la ciudad. Liverpool. Siempre le había gustado, pero tenía la sensación de que la antes pionera ciudad del Merseyside ahora se había estancado, al menos culturalmente hablando. Y ella necesitaba más. Necesitaba vivir en un sitio que le ofreciera otras visiones, otras realidades, y se preguntó cómo sería vivir en Londres, como Chris o como Mary, a la que también le habían concedido aquella beca y tendría que marcharse en breve. Quizás ella también debería largarse de allí… Pero contaba con un grave problema para hacer realidad su sueño: sus padres.

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Les Anthony aparcó el Rolls negro justo en la entrada del Ad Lib y John y Chris bajaron de allí juntos y entraron en el local entre risas. Por lo menos él, estaba dispuesto a pasarlo genial aquella noche y por lo que podía ver, ella también tenía el mismo ánimo de fiesta.

-Este sitio es una pasada…-masculló Chris cuando entró y vio todo aquello.

No había demasiada gente pues era entre semana, pero aún así el local parecía muy animado.

-A mí también me encanta este sitio.-le dijo John.-¿Vamos a sentarnos?

John agarró de la mano a la chica e hizo ademán de llevarla hasta el fondo del local.

-¿Pero qué haces, loco?-susurró ella zafándose de él.-Nos puede ver la gente.

John soltó una risita y la miró. Con aquella cara de preocupada le parecía simplemente preciosa.

-Tranquila, la gente de aquí no dice nada.-contestó él-Lo que pasa en el Ad Lib se queda en el Ad Lib. Ahora, si me permites… I want to hold your hand…
Chris soltó una risita divertida ante aquella repentina canción y John aprovechó el momento para tomarla de la mano de nuevo. Esta vez, ahora sí, ella se dejó guiar sin problemas hacia una de las mesas del fondo. Se sentaron y un camarero se acercó a ellos, les tomó nota, y casi en el acto tenían frente a sí un whisky y un gin tonic. Estuvieron un buen rato allí sentados, acabando sus bebidas, charlando y riendo como pocas veces antes lo habían hecho, y eso ya era decir.

-Estaba pensando que jamás hemos bailado juntos…-dijo John de repente mirándola con una sonrisa.-Es curioso: hemos hecho el amor un montón de veces pero nunca has bailado conmigo.

-Sí, bueno…-masculló ella con una sonrisa.-Quizás tengamos una relación un poco atípica…

-Me gusta que sea así de atípica, pequeña.

Dicho esto, John se puso de pie de un salto y sin decir ni una palabra, arrastró a la chica hasta el centro del local. Estuvieron así, bailando, haciendo el tonto, riendo y besándose sin ningún reparo de cuando en cuando durante un buen rato hasta que se cansaron y se acercaron a la barra.

-Joder, Lennon…

John se giró y se encontró cara a cara con la sonrisa burlona de Mick Jagger.

-Buenas noches, cabrón.-le saludó él poniéndole la misma sonrisilla.

-¿No me vas a presentar a tu amiga?-preguntó de repente Mick mirando a Chris de arriba abajo.

John sintió como estaba a punto de perder los nervios. Conocía lo suficiente bien a Mick como para saber que aquella mirada que le estaba dedicando a Chris era sinónimo de que se la quería tirar a la primera oportunidad.

-No.-contestó secamente.

-Oh, John, venga…-rió ella a su lado para sorpresa de él.-Soy Chris. Tú no hace falta que te presentes.

Chris le tendió la mano a Mick y éste se la estrechó sin dejar de mirarla ni un solo segundo.

-¿Ves, Lennon?-le dijo Mick cuando se separaron.-Tu amiga es más educada que tú.

-No es mi amiga, Jagger. Es MI CHICA.-le espetó entrecerrando los ojos, cosa que siempre hacía cuando amenazaba a alguien.

Mick se quedó mirándole durante unos segundos y pareció entender que podría meterse en un buen lío si no paraba de tontear, con lo que se marchó de allí sin decir palabra.

-¿A qué venía eso?-le espetó a la chica enfadado cuando el otro estuvo lo suficientemente lejos como para no escucharlos.

Chris fijó la vista en él, severa.

-¿A qué venía el qué?-quiso saber.

-Lo sabes perfectamente.-contestó él secamente.-Me refiero a tu tonteo con Jagger.

La chica iba a contestar algo pero en el último momento pareció cambiar de opinión.

-Mira, si te vas a poner en ese plan…-dijo ella finalmente dedicándole una mirada de odio.-Voy al baño. Y después creo que lo mejor será que nos larguemos a casa.

-Sí, será mejor.

La chica se alejó de allí con paso decidido. Por su parte, John no le apartó la mirada hasta que se metió en el baño de las mujeres mientras se bebía el enésimo whisky de la noche. No sabía porqué, pero no lo podía  controlar. Se sentía enormemente mal cuando la veía hablando tranquilamente con otros, más aún cuando tenía la sensación de que esos otros querían algo más con ella. Quizás era miedo a perderla, a que encontrara a alguien mejor que él y lo sustituyera. No lo sabía a ciencia cierta, pero la cuestión era que no lo soportaba.

-¿John?

Aquella voz femenina y melosa lo sacó de sus pensamientos. El chico se giró intrigado para ver a quién pertenecía aquella voz que le resultaba tan familiar y casi dio un salto al reconocer a Mel allí plantada detrás de él.

-¡Mel! ¿Pero qué haces aquí?

-Frecuento mucho esto desde que estoy en Londres… Me lo recomendó Brian y la verdad es que me gusta mucho.-aclaró ella.

-Ah, sí… Ringo me comentó que se había convertido también en tu representante…

Mel esbozó una sonrisa pícara que John también supo interpretar al acto.

-¿A qué es fantástico?-preguntó ella acercándose más a él.

-Mel…-empezó a decir John con la intención de alejarse de ella un paso. No obstante, en esos momentos, vio de reojo como Chris salía del baño y clavaba la mirada en ellos dos. Y entonces, en un acto tonto y provocado por el exceso de alcohol, decidió vengarse de ella y se quedó donde estaba, demasiado cerca de Mel.-¿Cómo decías?

-Pues que… también me vendría muy bien tener a buenos amigos famosos como tú cuando salte al estrellato, ¿no crees?

-Yo… -empezó a decir John, pero justo en ese instante, Chris apareció de nuevo a su lado.

-¿Qué coño está pasando aquí?-quiso saber la chica dedicándole tal mirada de odio que hizo que John se arrepintiera en el acto de lo que había hecho.

-¿Qué hace ella aquí, John?-preguntó Mel mirando a Christine con desprecio.

-No hace falta que le preguntes a él, yo también tengo boca para contestarte.-le cortó Chris poniéndose entre John y Mel.

-Ya lo veo, ya…-le replicó Mel.-¿Qué pasa?  ¿Que John se ha encargado hoy de pasear al perro de Paul?

John sintió como a él también se le encendía la sangre. Él mismo se hubiera abalanzado sobre Mel de no estar Chris delante.

-Aquí la única perra que hay eres tú, Melanie.

-Mejor perra que borrego como tú, ¿no?

-¡Ya está bien, coño!-gritó John de repente situándose al lado de Christine.-¡Melanie, deja en paz a Chris o seré yo mismo el que te eche de aquí a patadas!

Mel se quedó mirándolos a uno y a otro detenidamente.

-Oh, vaya…-masculló al fin poniendo una mueca de asco.- Ya entiendo… Vaya, vaya, vaya… Parece que la hermanita de Paulie es ahora la puta de Lennon…

Nada más pronunciar estas palabras, Christine le propinó un sonoro bofetón a Mel. John se quedó mirando la escena como un tonto, sin saber muy bien ni qué decir ni qué hacer mientras Mel se llevaba la mano a la cara y la miraba sorprendida.

-Llámame puta ahora, gilipollas de mierda.-Chris casi le escupió las palabras.-Pero llámame puta con razón.

Mel se quedó mirándolos a los dos con un infinito desprecio.

-Me las pagareis. Sobre todo tú, provinciana estúpida.-dijo entre dientes finalmente mientras los ojos se le inundaban en lágrimas.

John vio como Mel se daba la vuelta y salía del local sin decir ni una palabra a nadie. Chris, por su parte, también la siguió con la mirada plantada allí a su lado. Y entonces, cuando Mel salió del local, la chica se volvió hacia él y le miró con desprecio.

-¿Tú eres imbécil o qué te pasa?-le espetó con brusquedad.

-¿Perdona?-se extrañó John abriendo los ojos como platos. Sabía que la chica tenía razones para enfadarse con él. De hecho, había dejado a Mel acercársele para ponerla celosa, pero no entendía aquellas maneras.

-¿Qué si eres imbécil o simplemente es que disfrutas comportándote como un hijo de puta?

John apretó fuertemente la mandíbula. Chris, además, también era capaz de enfurecerle más que nadie en el mundo.

-¡Oye, oye, oye!-le gritó acercándose a ella.-¡Aquí la que ha empezado a tontear con otros has sido tú!

-¡¿Qué?!-le preguntó Christine indignada.-¿Llamas tontear a decir cómo me llamo? ¿En qué mundo vives? ¡Tú eres el que tenía encima a esa zorra de tres al cuarto!

-¡Yo no tenía a nadie encima!

-¡No estoy ciega, Lennon! ¡Sé perfectamente lo que veo!

-¡Y yo también sé lo que veo! ¿Acaso crees que no he visto como te miraba Jagger? ¿Quieres hacerme creer que tú no lo has visto también? ¡Puede que sea un hijo de puta como tú dices, pero no un maldito tonto!

Chris le dedicó una mirada furibunda.

-No puedo creer lo que estoy oyendo…-masculló la chica finalmente mirándolo con los ojos muy abiertos.

John ignoró aquella expresión.

-Larguémonos a casa.-dijo al fin agarrándola de la mano con brusquedad.

Chris se zafó de él con violencia, ante la sorpresa de John.

-Ni se te ocurra tocarme, cabronazo.-silbó ella en tono desafiante.

-Pues vámonos. Ahora -le ordenó él poniendo el mismo tono de voz autoritario que con tantas otras, con Cyn la primera, había funcionado.

-Yo no me voy a ningún sitio, Lennon. No pienso perder ni un minuto más de mi tiempo contigo.

John la miró sorprendido. Jamás hubiera esperado que Chris fuera capaz de decirle eso con tanta seriedad y tanta determinación y aquello lo puso aún más furioso. La miró durante un par de segundos y, después, se giró bruscamente y salió del Ad Lib ofuscado por la inmensa rabia que le invadía. Sólo cuando subió al coche y llevaba ya más de medio camino en dirección a Kenwood, fue consciente de lo que había hecho y de la gravedad del asunto. Y entonces, sin poderlo evitar, se puso a llorar como un niño.

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Chris salió del Ad Lib justo después de que John lo hiciera maldiciendo en voz alta. Se percató de que la mayoría de los que estaban allí la miraban de manera extraña pero a decir verdad en esos momento aquello no le importaba lo más mínimo. Sólo tenía ganas de llorar, de gritar y de golpear para explotar su rabia, así era como estaba de enfadada con todo aquello que había pasado, sobre todo con él. ¿Por qué tenía que ser tan jodidamente celoso? ¿Por qué no podía confiar en ella como ella hacía con él?

Sin darse cuenta, Chris se encontró de repente apoyada contra la pared de una de las casas de al lado del local, fumando compulsivamente y mirando hacia la calle mientras golpeaba nerviosa el suelo con su pie derecho de manera insistente.

-Se te ve alterada.

Chris se giró y le dedicó una mirada enfadada a la chica que le había hablado, una joven más o menos de su edad con pinta de hippie y con aire de que le importara todo un bledo. No la había visto jamás en toda su vida y le fastidió mucho que en aquellos momentos se le acercara para hablar.

-Es que lo estoy.-le contestó de malos modos.

La chica soltó una risita y se puso a su lado.

-Yo sé un buen remedio para curar los cabreos como el tuyo…-dijo tendiéndole un porro ya liado.-Anda, fúmatelo y verás como se te pasa.

Chris no pudo evitar esbozar una sonrisa ante la escena. Aquella chica era un personaje verdaderamente surrealista.

-Dudo que un porro pueda quitarme el cabreo que llevo encima…-respondió.

-Pero te ayudará a mitigarlo.-le cortó la chica sonriente.-Por cierto, soy Penny.

-Yo Chris.-se presentó ella.-Y dame ese porro. Creo que tienes razón.

-Yo siempre tengo razón…-sonrió Penny divertida tendiéndole el porro y sacándose uno para ella.-Mejor que nos vayamos ahí detrás a fumar tranquilas. No me apetece que me trinque la poli de nuevo por fumar hierba.

Chris asintió y siguió divertida a la misteriosa chica. Pararon entre el club y la casa, justo detrás de unos contenedores. Pese a que el sitio no parecía a priori demasiado agradable, había que reconocer que se estaba bien ya que desde allí se podía escuchar la música que se estaba pinchando en el local.

-Y dime, Chris…-dijo Penny dándole fuego.-¿Qué es lo que te cabrea tanto si puede saberse?

-Nada…-contestó ella dando una profunda calada.-Que el tío con el que estoy es un cabronazo de los buenos.

-Hombres. Todos son iguales. Yo por eso no quiero ninguna relación con ninguno. Hago como ellos hacen con nosotras. Los utilizo como objetos de usar y tirar y punto.

Chris rió ante la ocurrencia de la chica. Tenía que reconocer que le caía realmente bien.

Justo en esos momentos, en el interior del Ad Lib, empezó a sonar con todas sus fuerzas Twist and Shout  y Christine no pudo reprimir una mueca de fastidio cuando escuchó la voz de John cantar.

-Oh, joder, lo sé…-masculló Penny mirándola.-Otra vez los putos Beatles. ¿Tú también los odias?

Chris olvidó casi al instante la incomodidad que le provocaba escuchar a John y soltó una risita entre dientes. ¡Si la tal Penny supiera con quién estaba hablando!

-No, en realidad no los odio.-contestó ella divertida.-Es más, incluso me gustan.

-No me jodas…Pensé que con la cara que habías puesto los odiabas con todas tus fuerzas como los odio yo…

-No es eso, es la canción. Me recuerda al cabronazo del que te he hablado. Mucho.-aclaró Christine empezando a divertirse por la situación y por, para qué negarlo, los efectos de la marihuana.

-Así que te gustan los payasos esos… ¡Y tú que empezabas a caerme bien!

-Soy de Liverpool, es una obligación que me gusten… -rió Chris.-¿Y por qué no te gustan, si puede saberse?

-¿Qué por qué? Canciones vacías, sin sentido, ñoñas, absurdas que lo único que hacen es atontar a las adolescentes que les siguen como ovejitas… ¿Te doy más razones?

-No, no, no hace falta…-le contestó Chris con una risita.-Pero creo que tú no escuchas un disco de los tipos estos desde hace mucho… El último es una joya, te lo digo de verdad.

-No intentes convencerme, liverpudlian.-le cortó Penny divertida.-Me niego a escuchar nada de esos. Los odio, sobre todo a ese don perfecto de Paul McCartney…

Chris no pudo evitar soltar una sonora carcajada. Lo que le faltaba por escuchar. Pobre Paul…

-¿De qué te ríes?-preguntó Penny extrañada.

-Nada, nada…Simplemente me choca lo que acabas de decir… Paul se supone que es el más popular.

-Pues ya ves, a mí es el que peor me cae, y mira que los otros me caen mal también, ¿eh? Siempre con su voz perfecta, su peinado perfecto… Puaj, qué bofetón le daba. Oye…¿no serás tú otra enamorada del asqueroso ese?

-No, no… Nada más lejos de la realidad. Pero a mí Paul me cae bien.

-Jódete, Chris.-le cortó Penny en broma.- Porque ya te has acabado mi hierba, porque si no te pedía que me devolvieras el porro inmediatamente. La próxima vez voy a preguntar antes de invitar y si al que le ofrezco es fan de los Beatles esos en lugar que de Bob Dylan o del soul… se queda sin fumar.

Las dos chicas casi rieron al unísono con el comentario. Estuvieron un rato más charlando, riendo y perdiendo la noción del tiempo mientras agotaban todas las reservas de marihuana de Penny.

-Creo que ya va siendo hora de largarse a casa…-dijo Chris de repente mirando hacia el cielo. Empezaba a amanecer. Se había pasado horas allí con esa chica.

-Sí… Qué remedio… Oye… ¿y tú donde vives?

-En la zona norte.

-Genial, yo también.-respondió Penny.-¿Te importa si compartimos un taxi?

-Por supuesto que no… Vayamos a buscar uno.

No les costó demasiado encontrar un taxi por allí cerca. Se subieron, le indicaron la dirección de Penny al conductor y apenas sin darse cuenta, llegaron a su destino.

-Déjalo estar, boba…-le dijo Chris a Penny cuando la chica hizo ademán de pagarle al taxista.-Ya que tú me has invitado a lo otro, al taxi invito yo.

-Gracias, Chris.-le contestó Penny bajándose del taxi.-Creo que eres la única persona a la que le gustan los Beatles que me cae bien.

-No será para tanto…

-Lo es. Y tanto que lo es.-rió Penny.-Un placer conocerte. Me he reído mucho contigo.

-Lo mismo digo.

-Y pasa de los tíos, recuerda mi consejo.

Chris le dedicó una sonrisa y se despidió de Penny. El taxi volvió a ponerse en marcha, en dirección, ahora sí, a Cavendish Avenue. No fue un viaje demasiado largo, pero durante ese breve período de tiempo a Chris le dio tiempo a replantearse muchas cosas y a llegar a la conclusión de que amaba a John con todas sus fuerzas pero que aquello, sin lugar a dudas, acabaría por matarla. Y aún no sabía si estaba decidida a permitir eso…




Bueno, chicas! Qué hay? Cómo estáis? Supongo que bien, muy buenas todas, como siempre, jajaja. En fin, aquí os dejo el capi 29, ya la mayoría transcurrido en Londres. Espero que os haya gustado y aprovecho para avisar que el siguiente capi va a ser bastante trágico... No digo más, ya lo leereis y sabreis a qué me refiero. (No me mateis por dejar con la intriga, eh? jajaja)

En fin , que aprovecho para saludaros y agradeceros, como siempre, el leer y el comentar. Os quiero, perlas! Muaks!

10 comentarios:

  1. Bueno como yo te quiero tantisimo mi querida Cris hoy me e hecho la promesa de comentarte aqui en tu blog directamente de ahora en adelante :DD , a ver la verdad que me encantoooooooooooooooooo , pobre John no sabe cocinar u.u pero y que ? yo tampoco se XD me alegra que Mary haya recibido la beca la verdad que se lo venia venir)? jajajajajajajajajajajjajajajajaja era muy obvio)? jajajajajajajajjaajaja hay bueno ya me voy a poner seria , ahora esta la situacion de la pobre Gwen que bueee espero que se pueda ir pronto a Londres porque ella ahi solita en Liverpool como que no da y ahora si mi parte favorita del cap EL ENCUENTRO DE CRIS Y PENNY buajajajajaja que bueno estuvo me rei muchisimo creo que a este misterioso personaje lo vamos a ver mas seguido de ahora en adelante verdad ??? e.e XDD y la pelea de John y Cris osea esta estupida de Mel la voy a asesinar aunque Mick no se queda atras de coqueto jaajajajajaja admito que esa es una de las cosas que me gusta de el :P y volviendo a la pelea uishhh creo que esta a sido la peor que han tenido hasta el momento ... espero que se reconcilien pronto (como si no lo supiera XD) . Tambien espero que publiques pronto el otro sabes que si necesitas ayuda para algo solo me dices y yo la señorita inspiracion voy al rescate ;) .

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    1. Me gustan tanto tus comentarios como tus ideas, jajaja. Gwen creo que ya va necesitando aire nuevo, lleva lo del arte en las venas y creo que es normal que por eso Liverpool se le quede pequeño... Sobre la pelea John-Chris es prácticamente la primera seria que han tenido como pareja y como ves han empezado fuertes los dos. Y el encuentro de Chris y Penny... jajaja. Yo también me divertí mucho escribiéndolo. Y lo de Penny... Es un personaje sin duda muy particular, no crees? jajajajaja. Por cierto, el otro pronto llegará... ;)

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  2. jajajajjajaja te digo que la descripcion de la vieja que me etendio me hizo acordar muchisimo a la vieja que atiende en Becas en mi Uni jajajaja es igual!!!!! lo unico que en mi Uni estarian re felices de que alguien se vaya, hay demasiada gente jajajajaa
    Peroooo buenoooo al fin hice algo bueno en mi vida jaja me dieron la beca y me las tomo pa' London, agarrate Londres que ahi voy!!!
    Miralo a Lennon, no si cuando quiere puede ser tierno XD me encabto su preocupacion aunque el café le haya salido espantoso, pobrecitooo! Yo que Chris aceptaba la compensacion jajaja aunque bueno, termino cagando todo a la noche. Por Dios, no puede ser tan celoso! ayyy me ponen los pelos de punta los tipos asi!
    Y la Penny esta? que buena onnnndaa, yo la quiero conocer y que me convide a mi tambien XD
    bueno muchacha, ya estaba extrañando un capi tuyo, te dejo, me voy a comer algo antes de que el viento me vuele XD

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    1. Todas las viejacas que han de recoger papeles para tramitarlos son igual de impresentables en todo el mundo. De hecho, creo que si no eres una amargada no te contratan para ese trabajo, jajaja. Sí, hija, sí, a Londres vas y miedo me das (bonita rima, por cierto, jajaja). Y John, aunque no sepa ni para qué sirve una sartén, es un cielo de chico... Excepto cuando se pone en plan celoso a tope y lo caga todo. Algún problema de los gordos le provocará eso... Sobre lo de Penny, pregúntale a ella si te invita, porque ya has visto que se niega a invitar a ninguna fan de los Beatles, jajaja. Come, come mucho, que te volarás como una hojita y tendrá que ir Ringo a por ti, jajaja

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  3. HEY E VUELTO!! FUCK YEAH! A RRE...ESPERO EL PRÓXIMO PORQUE DE VERDAD ESTE ME A ENCANTADO :)

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    1. Gracias! Me alegro de tu vuelta! jejeje. El próximo, pronto. Muaks!

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  4. Hola! soy nueva lectora de tu fic y ME ENCANTA! es uno de mis favoritos pienso que eres una escritora estupenda!! apenas y empiezo a escribir uno asi que porfa date una vuelta para leerlo! http://debbie-mccartney.blogspot.com/

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    1. Muchas gracias por leer! Me hace mucha ilusión que a estas alturas haya alguien nuevo a quien le interese esto.... Me alegro de que te guste, por cierto. Y tranqui, porque ahora me paso por tu fic! ;) Besotes!

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  5. me encanta!!! saludos desde México :)

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  6. Me alegro que te guste y muchísimas gracias por leer y comentar! Me dais un montón de ánimos para seguir escribiendo, la verdad. :)

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