Penny salió de la estación del
metro y miró con desagrado aquel barrio. Todo ofrecía un aspecto de dejadez
inmenso y a juzgar por el estado de las fachadas, parecía que muchas de las
casas que estaba viendo amenazaran con derrumbarse de un momento a otro. Y no
sólo eran los edificios, también la gente ofrecía un aspecto deplorable. La
chica dudó por unos instantes en si volver a meterse en el metro y dejar
plantado al casero con el que había quedado dentro de un cuarto de hora. No
obstante, desechó la idea de su mente enseguida: aquella habitación era una de las
pocas que había encontrado en todo Londres ajustada a su presupuesto. Si dejaba
escapar aquello, ¿dónde iba a vivir entonces? Y de una cosa estaba segura: no
iba a volver arrastrándose ante sus padres para que volvieran a mantenerla y
pagarle un alquiler en un buen barrio. Aquello sería demasiado humillante y
prefería mil veces estar viviendo en un sitio como aquél a hacer eso. Así pues,
Penny empezó a caminar en dirección a la cafetería en la que se había citado.
El casero le había dado instrucciones precisas sobre cómo llegar allí desde la
parada del metro, así que, por suerte, no necesitaría pararse a preguntar a
nadie de los que por allí pululaban.
Las casas de aquel barrio,
Leyton, se sucedían unas tras otras igual de grises que el ánimo de Penny en
aquellos instantes. Después de caminar aproximadamente unos diez minutos que se
le hicieron eternos, no le costó demasiado divisar desde donde estaba la famosa
cafetería donde había quedado. En la entrada, un par de niños de no más de
cinco años, jugaban al balón. El más grande chutaba y el más pequeño hacía de
portero, intentando detener conforme podía los disparos del otro.
-¡Gol!-gritó de repente el mayor.
-Eso es fuera, no vale, hijoputa.-replicó enfadado el más
pequeño.
-¡Que te follen, cerdo!-le espetó
el otro.-Lo que pasa es que eres una mierda de portero.
Penny estaba sorprendida
mirándolos. Le chocaba que dos críos que no levantaban ni dos palmos del suelo
estuvieran hablándose de aquella manera. No es que ella fuera la más fina del
mundo, pero nunca en su vida había visto una cosa así. De repente, la puerta
del bar se abrió y una mujer que no debía de ser mucho más que ella pero que
estaba infinitamente más demacrada salió de allí y se quedó mirando a los dos
chiquillos con mala cara.
-¡Os estoy oyendo desde
dentro!-gritó.-¿Qué os he dicho de esa sucia bocaza?
-Cállate, puta cerda.-le contestó
el más pequeño antes de echar a correr calle abajo seguido por el más mayor.
-¡Cuando os agarre vais a ver!¡De
la paliza que os voy a dar se os van a quitar las ganas de decir esas cosas! –gritó
la mujer mirándolos, con el puño en alto. Después, como si de repente hubiera
reparado en la presencia de Penny allí delante de ella, se volvió hacia la
chica y preguntó de malos modos:-¿Y tú qué quieres?
-Me había citado aquí con
alguien.-respondió ella airada ante las formas de la mujer.
-¿No serás tú la que está
esperando mi marido? ¿La que busca habitación?
-¿Su marido es el señor
Pearson?-preguntó ella extrañada.
-Sí.-se limitó a asentir la
mujer.-Llegas pronto, pero entra.
Aún sorprendida por haber
descubierto la identidad de la mujer, Penny la siguió hacia adentro. El
interior de aquella cafetería, si es que se le podía considerar así a aquel
antro de mala muerte, estaba en perfecta armonía con el exterior. Todo parecía
gris y sucio y, comparado con aquello, el pub en donde ella estaba trabajando
era un local digno de la realeza.
-¡Ralph!-gritó la mujer nada más
entraron.-¡Ha venido la de la habitación, sal!
Inmediatamente, del interior de
lo que debía de ser el almacén salió un hombre de una cincuentena de años y de
aspecto desagradable. A Penny le chocó la diferencia de edad que aparentemente
había entre él y la que supuestamente era su esposa.
-Diles a tus sucios hijos que
como me llamen puta o cerda una vez más les doy la paliza de
su vida, ¿entendido?.-le espetó la mujer nada más lo vio aparecer.
-También son hijos
tuyos.-respondió él con tranquilidad antes de posar su mirada en Penny, que
estaba tratando de asimilar el hecho de que dos chiquillos que no levantaban ni
dos palmos del suelo fueran capaces de hablarle de la manera en que lo habían
hecho a su madre.-¿Eres Penny... ehm…? Disculpa, no me acuerdo de tu apellido.
-Rogers. Penny Rogers.-contestó ella
con sequedad sin ni siquiera tenderle la mano a aquel hombre que parecía tener
incluso más mugre encima que el propio local.
-Yo soy Ralph Pearson, aunque eso
ya lo sabes.-se presentó él.-Ven, vamos a sentarnos.
Penny le siguió hacia una de las
mesas que había allí cerca y tomó asiento frente a él.
-Me dijiste que estabas
interesada en la habitación que tengo en alquiler, ¿no es así?-empezó a decir
el hombre.
-Así es. Esperaba que me
comentara cómo es y todo eso.
-¿Que cómo es?-preguntó él largando
una carcajada.-Pues con ese precio a la semana, hija, no esperes grandes lujos.
Una cama, un armario y una mesita de noche. Había una lámpara para la mesita,
pero el cabrón que se acaba de largar la rompió. Si quieres otra, deberás
comprártela tú y, si no, pues te apañas con la bombilla del techo.
La chica le dedicó una mirada de
desprecio. Si él se percató de ello, no hizo el menor caso ya que continuó hablando como si tal cosa.
-Está en esa casa de ahí
enfrente.-dijo señalando por la ventana hacia una casa que ofrecía el mismo
aspecto que todas las demás.-Actualmente hay cinco personas, contigo serían
seis. Baño, cocina y comedor son compartidos, como te dije.
-Entiendo.
-¿Quieres verlo?
-Mejor.-contestó Penny de mala
gana.
-De acuerdo, vamos allá.-dijo el
tal Ralph poniéndose de pie.-¡Edna! ¡Nos vamos!
La mujer, que estaba en el
interior del local, soltó un grito de aprobación y, a continuación, los dos
salieron de allí sin más. Cruzaron la calle mientras el hombre parloteaba sin
cesar sobre que el barrio de Leyton no era tan malo como muchos querían hacer
creer a la gente, aunque a Penny le costaba creerle viendo el panorama que
tenía ante sus narices.
Cuando llegaron ante la puerta de
la casa, Ralph llamó al timbre. No tardó demasiado en abrir una chica de mirada
triste que mascaba chicle sin parar.
-Ah, hola, Ralph.-dijo de mala
gana cuando los vio allí plantados ante la puerta.
-Vengo a enseñarle a esta chica
la habitación que ha quedado libre.-aclaró Ralph.
-Vale, pasad.-dijo la chica antes
de entrar de nuevo adentro y de perderse en el interior de una habitación.
El interior de la casa era más o
menos acorde a lo que había visto hasta el momento. La pintura de las paredes
estaba descorchada y se podían apreciar severos restos de humedad por doquier. Por
lo demás, tampoco estaba tan mal. Estaba bastante limpio, que era lo
importante, y aunque todo pareciera un poco decadente, no era tan horroroso
como Penny había imaginado.
-Eso de ahí es el comedor.-dijo
Ralph señalando hacia una puerta abierta que dejaba entrever una estancia con
muebles viejos.-Y al lado está la cocina. El tema de la limpieza y todo eso ya
queda entre los inquilinos de la casa.
-Entiendo.
-Y la habitación que queda libre
está arriba, en la primera planta. Es una de las más amplias, aviso.
Subieron las estrechas escaleras
que conducían a la planta superior y, a continuación, Ralph introdujo una llave
en la cerradura de la puerta que quedaba justo enfrente de ellos.
-Instalé cerraduras en cada una
de las habitaciones.-explicó él en un vago intento por alardear de su
generosidad.-Ya sabes… Lo normal. Por aquí pasa mucha gente y a veces
desaparecían cosas. Me harté de oír quejas de los inquilinos y puse esto. Así
me cubro las espaldas.
Dicho esto, Ralph abrió la puerta
de la habitación. Aquello era tal y como Ralph había descrito. La habitación
era bastante amplia y los únicos muebles con los que contaba eran la propia
cama, un armario y una mesita de noche. En el techo, una triste bombilla
colgada de su propio cable iluminaba las paredes descorchadas.
-Como ya te he dicho, no es la
gran cosa, pero es amplio.-dijo él.-Y estás cerca del metro, que también es una
cosa a tener en cuenta.
La chica miró una vez más hacia
allí, considerando sus opciones. Lo cierto es que aquel barrio le repugnaba,
como también lo hacía la idea de tener que compartir casa con Dios sabía quién.
Pero, no obstante, no tenía demasiadas alternativas. Era lo único que había
encontrado en Londres a un precio bastante asequible y que, pese a no estar
cerca del centro, no estaba a más de una hora como otros lugares que ya había
visto.
-¿Y bien? ¿Qué te parece?
-Supongo que me tendré que
conformar…-masculló ella de mala gana.-El precio es el que acordamos por
teléfono, ¿no?
-Exacto. Y recuerda: los gastos
van aparte, corren de vuestra cuenta.-contestó Ralph.
-Se acuerda de que tengo un
perro, ¿no?-preguntó la chica.
-Sí, descuida. Permito animales,
siempre y cuando no molesten a los demás inquilinos.-contestó él.-Mientras el
perro permanezca en tu habitación, no hay problema.
Penny bufó pensando en Bonnie.
Era una perra grande y estar allí encerrada entre cuatro paredes la mayor parte
del día por muy amplia que fuera la habitación, iba a suponer poco menos que
una tortura para ella. No obstante, no le quedaba otra que acostumbrarse. De
todas maneras, ella intentaría sacarla a pasear lo más posible para que se
sintiera mejor.
-Entonces, ¿hay trato o no hay
trato?-insistió el hombre.
-Sí, lo hay.-contestó la chica de
mala gana.
-Perfecto, ¿cuándo te instalarás?
-El lunes a primera
hora.-contestó Penny echándole un vistazo a todo aquello por última vez antes
de irse con cara de asco.
-Me alegro.-respondió Ralph
mostrando una sonrisa repleta de dientes ennegrecidos por el tabaco.-Bienvenida
a Leyton, Penny.
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Chris acabó de liar el porro que
tenía entre manos a toda prisa, le prendió fuego y se lo puso en la boca a
Mary.
-¿Qué haces?-preguntó su amiga
extrañada ante aquella reacción.
-¿Que qué hago?¿Pero tú has visto
lo alterada que estás?-preguntó ella con una sonrisilla burlona en los
labios.-Fúmate esto que te hace buena falta, a ver si te tranquilizas.
Gwen soltó una risita ahogada
mientras contemplaba aquella escena. Mary, por su parte, se quitó el porro de
la boca y se lo volvió a dar a Christine.
-Yo no estoy alterada,
McCartney.-le dijo.-Así que no me hace falta.
-Sí, claro… No estás
alterada…-rió Chris antes de darle una calada al porro.-Por cierto, gracias por
devolvérmelo. Esta hierba última que nos han dado está de puta madre.
-Oye, Chris, no seas
avariciosa.-dijo Gwen de repente.-Has hecho metido marihuana como para hacer un
par de porros. No irás a fumarte eso tú sola, ¿verdad?
-Menuda eres, Gwen…-sonrió Chris
pasándoselo.-Y muchos que creen que eres una santa inmaculada. Mira, si la
tranquilidad en persona de Mary no quiere, nos lo fumaremos entre tú y yo.
-Joder, como eres.-repuso Mary
divertida.-¿En serio no me vas a dar ni un poquito?
-Tú misma lo acabas de rechazar,
Hall.-le replicó Chris mientras Gwen ya exhalaba el humo.
-Bah, dejaros de tonterías.-dijo
Gwen de repente pasándole el porro a Mary.-Toma, chica, fuma y riámonos un
rato.
Mary alargó la mano y agarró el
porro. Después, le dio una calada y miró a sus amigas entrecerrando los ojos.
-Quizá sí que esté algo alterada
con todo esto de la boda.-dijo al cabo de unos segundos.-Es un mogollón. Y
falta poco más de un mes para ese día… Sólo de pensarlo me pongo mala.
-Pero si ya lo tienes todo
apunto…-dijo Gwen en tono tranquilizador.-Mira, tienes todo lo del banquete
claro, los invitados, el vestido… ¡Todo! No es necesario que te agobies.
-No agobiarme, eso ya es más
difícil.-sonrió Mary mientras Chris le agarraba el porro.-Jamás pensé que
casarse fuera tan complicado…
Chris la miró fijamente. Su
rostro indicaba, además de agobio, cierta preocupación. Había algo más que
preocupaba a Mary aparte de la boda, algo que les estaba ocultando.
-Oye.-dijo al fin sin apartar la
mirada de sus ojos, decidida.-Lo tuyo no son sólo nervios por la boda, ¿me
equivoco?
Su amiga la miró primero a ella y
después a Gwen, sonrió amargamente y lanzó un suspiro.
-¿Tanto se nota?-preguntó al fin.
-¿Qué ocurre, Mary?-quiso saber
Gwen, preocupada.-¿Algo con Ringo?
-No, no es eso.-masculló la
chica.-No es nada sobre mí, ni sobre Ritchie. Es que… Bueno…
-¿Qué?-insistió Chris, que ya
estaba empezando a impacientarse.
-Pues que…-empezó a decir Mary,
dudosa.-Bueno, que el otro día discutí con Penny.
-¿Con Penny? ¿Qué pasó?-preguntó
Gwen sorprendida.
-No lo sé… Lo único que sé es que
me llamó para decirme que no iba a venir a la boda. Y después, no sé cómo, se
puso a decirme que no la debería haber invitado, que le parecía una falta de
respeto o algo así teniendo en cuenta por lo que ella estaba pasando…
-¿En serio?-casi exclamó Chris,
que la miraba con los ojos abiertos como platos.
-Sí. Y después, sin más, me dijo
que quería alejarse de nosotros y que quería dejar el piso de Montagu Square.
-¿Y se va de allí?-preguntó Gwen.
-Sí. De hecho esta mañana me ha
dicho que ya tenía otro sitio donde vivir, que el lunes ya deja el piso…
-Joder, qué flipada…-masculló
Chris mientras le daba otra calada al porro antes de dárselo a Gwen
nuevamente.-No, si al final John va a tener razón y todo…
-No sé…-intervino Gwen.-Está
dolida con todo. Quizá deberíamos intentar hablar con ella…
-Yo después de lo que tuve, no sé
si sería lo más correcto, la verdad.-contestó Mary.
-Y yo sinceramente, paso.
Gwen se quedó mirándola extrañada
y Chris no pudo menos que soltar una risita tonta, en parte por culpa de la
marihuana y en parte porque ni ella misma se explicaba por qué había dicho
aquello con tanta contundencia.
-No creo que yo precisamente sea
la más adecuada para hablar con ella.-aclaró al cabo de unos segundos.-Recordad
quién es mi hermano. Y si le tiene tanta manía es caso de que me eche de donde
quiera que esté a patadas.
-Bueno, pero eso no tiene nada
que ver…-intentó argumentar Gwen.-Somos sus amigas y…
-La última vez que la vimos… No
sé.-contestó ella.-No me dio la sensación de que se alegrara de verme. Insisto:
no creo que le siente bien que vaya hasta donde está para fumar la pipa de la
paz cuando ni siquiera ha habido guerra.
-Pues yo creo que sí que
iré.-replicó Gwen convencida.-Iré a verla donde trabaja y hablaré con ella.
-Pues buena suerte.-dijo Mary sin
poder ocultar una nota de escepticismo en su voz.
-Y si eso, depende de como veas
el terreno, ya iré yo…-añadió Chris medio en serio y medio en broma.-Y ahora,
Hall, suelta ese porro y no te adueñes de él, que ya llevas más de cinco
caladas.
-Uy, vale…-rió su amiga junto con
Gwen.-No te hacía yo tan posesiva…
-Con estas cosas no se juegan.-le
contestó Christine divertida sacándole la lengua.-Ale, pásamelo, acaparadora. Y
eso que no querías…
Y casi como si alguien les
hubiera ordenado que acabaran con la seriedad del momento, las tres amigas
continuaron fumando y riendo, olvidándose por unos instantes de todos sus
problemas.
***************************************
Gwen agarró aire antes de entrar
en el pub. Aún recordaba la llamada que horas antes le había hecho a Christine
y la sorpresa de su amiga al ver que lo de ir a buscar a Penny a su trabajo no
iba en broma. No obstante, la chica no había tenido ningún inconveniente en
decirle el lugar en donde Penny trabajaba (al parecer lo sabía gracias a su
hermano) y se había limitado a desearle buena suerte antes de colgar. Y en
aquellos momentos, allí estaba ella, a punto de abrir la puerta del pub e
intentar entablar una conversación con la que hasta el momento había sido su
amiga.
Lo primero de lo que se percató
al entrar fue de la música de Bob Dylan. Sonrió. Aquello, sin duda, era obra de
Penny. Después, miró hacia el interior del local, hacia la barra. No le costó
distinguirla allí, mientras ordenaba botellas en uno de los estantes ante la
ausencia de clientes, cosa que seguramente se debía a las horas tan tempranas
que eran. Sonriendo más para sí misma que para nadie, Gwen se encaminó con paso
firme hacia donde estaba Penny.
-Hola.-saludó a la vez que se
sentaba en uno de los taburetes que había ante la barra.
Penny se volvió hacia ella,
sorprendida quizá porque ni siquiera la había escuchado entrar. Cuando la
reconoció, se quedó mirándola, aún más atónita que antes.
-Gwen…-masculló.-¿Qué haces aquí?
-Venir a verte.-le respondió ella
risueña.
-Estoy trabajando.-le contestó
Penny secamente.
Gwen sonrió todavía más. Estaba
advertida por Mary de que aquello tal vez no iba a ser fácil, pero ella no iba
a rendirse tan fácilmente. Al fin y al cabo ella no tenía ningún problema con
Penny.
-Lo sé.-dijo.-Pero bueno, ahora
no tienes clientes, ¿verdad?
-Pero podría tenerlos.-le replicó
Penny con hostilidad.-Por cierto… ¿Cómo sabías que trabajaba aquí?
-Chris me lo dijo.-respondió Gwen
de manera espontánea.
-¿Chris? Supongo que su hermano
le habrá ido con el cuento…-dijo Penny entre dientes.
Gwen la miró un poco sorprendida,
pero aun así decidió seguir en su empeño.
-Bueno, no sé, la cuestión era
que lo sabía.-sonrió al cabo de unos segundos.-¿Cómo estás?
La mirada que le dedicó Penny
hizo que a Gwen se le helara la sangre en las venas. Sabía que acababa de meter
la pata, aunque no sabía qué había hecho mal exactamente.
-¿Cómo estoy?-repitió Penny al
cabo de unos segundos, indignada.-¿Por qué coño siempre me preguntáis lo mismo
cuando conocéis la respuesta?
-Bueno, yo no quería…-intentó
disculparse Gwen.
-Sí, ya. Por supuesto que tú no
querías.-dijo Penny cruzándose de brazos, molesta.-¿Quién te manda, Gwen?
-¿Qué?-se extrañó ella, que no
entendía para nada a qué venía aquella pregunta.
-Que quién te manda.-insistió
Penny.-¿Te manda George por parte de Paul? ¿O quizá es Mary que aún sigue
molesta por lo de su boda? O puede que Chris para después contárselo enseguida
a su hermano o a John… ¿Qué es lo que quieren saber? ¿Dónde vivo ahora? ¿Qué es
de mi vida?
-Penny, mira, te aseguro que te
estás equivocando… Yo no…-balbuceó Gwen sin salir de su asombro.-No me manda
nadie. Sólo he venido porque estaba preocupada por ti y quería hablar conmigo,
nada más.
-Pues no hace falta que te
preocupes tanto.-le espetó Penny.-Si quisiera vuestra ayuda os la pediría, pero
por ahora ni la necesito ni la quiero. Así que si no quieres nada más, te
agradecería que me dejaras trabajar en paz.
Gwen le dedicó una mirada
suplicante. Estuvo a punto de replicarle, de insistirle, pero en el último
momento decidió dar marcha atrás. Estaba claro que Penny quería alejarse de
ellos, que su visita no había sido grata en absoluto, así que lo mejor sería
irse de allí y, como decía, dejarla trabajar en paz.
-De acuerdo.-dijo al fin sin
poder evitar la decepción en su voz.-Me voy si eso es lo que quieres. Que te
vaya bien, Penny.
-Gracias.-le respondió ella.
Gwen le lanzó una última mirada y
se puso en pie. Después, con pasos rápidos, volvió a dirigirse hacia la puerta
del local y salió de allí. Suspiró apesadumbrada. Definitivamente, el ir hasta
allí no había sido en absoluto una buena idea.
***********************************************
Parecía increíble que el tiempo
pasara tan rápido. Y es que, casi sin darse cuenta, ya estaban haciendo planes
para Navidad. Lo cierto era que los planes de John y ella no eran nada del otro
mundo. Simplemente se limitarían a pasar juntos los festivos en los que John no
iría al estudio, ciñéndose siempre a las fechas en las que Julian iba a estar
con ellos y hacerle por lo menos una visita rápida a Mimi en Sandbanks. A Chris
aquel plan no le molestaba en absoluto aunque, para qué negarlo, todo aquello
la ponía tremendamente nostálgica. Por muy bien que estuviera al lado de John,
aquellas iban a ser las primeras Navidades que pasaría sin ver a su familia y
sin tan siquiera ir a Liverpool. Además, aquellas fechas le traían muy malos
recuerdos. Aún recordaba con una claridad meridiana todo lo ocurrido las
Navidades pasadas, cuando su padre, después de enterarse de que John y ella
estaban juntos, la había echado de casa y había dejado de hablarle, una cosa
que, por el momento no llevaba camino de solucionarse para nada.
Todavía con todas esas ideas
rondándole por la cabeza, Christine se apartó de la ventana y se sentó en el
sofá al lado de John, que leía el periódico ensimismado, como hacía siempre.
-¿Has visto lo que dice este
maldito cabrón?
Chris miró a John sonriente. Le hacía
gracia que pese a que pareciera enormemente concentrado, se hubiera percatado
de que ella se había vuelto a sentar a su lado.
-¿Qué pasa?-preguntó mirando
hacia la columna de opinión que John estaba señalando.
-Léelo tú misma.-le contestó él
tendiéndole el periódico.
Chris agarró el diario temiendo
encontrarse allí cualquier artículo poniendo a parir a John o al resto de los
chicos. No obstante, cuando empezó a leer enseguida se dio cuenta de lo
equivocada que estaba. Allí, ni más ni menos, había un artículo de opinión que
hablaba sobre la Guerra del Vietnam. No le costó para nada ver enseguida por
qué John había calificado al autor de aquello como “maldito cabrón”: aquel
impresentable que se autoproclamaba un experto en relaciones internacionales
estaba haciendo una defensa acérrima del intervencionismo estadounidense en el
conflicto.
-Joder…-masculló sorprendida por
lo que estaba leyendo.-¿Cómo se puede atrever a decir eso?
-Eso mismo digo yo. Seguro que es
un estómago agradecido del sistema y se siente con la obligación de lamerle el
culo a los Estados Unidos.
-Lo que más me sorprende es que
un periódico com The Guardian publique esta mierda.-dijo Chris mirando hacia el
periódico aún con cara de asombro.-Me parece flipante, la verdad.
-Porque Brian me mataría, porque
si no contestaba a la mierda esa.-añadió John sin poder evitar sonar indignado.
Chris se quedó mirándolo durante
unos instantes a la vez que una idea, fugaz pero potente, le cruzaba por la
mente.
-¿A qué viene esa sonrisilla de
niña mala?-preguntó John divertido mientras la miraba.
-A que…-empezó a decir ella.-Que
quizá tú no puedas contestar a eso, pero nadie me impide que lo haga yo.
Nada más oír aquello, John esbozó
una media sonrisa, satisfecho.
-Es una idea genial.-sonrió.-Venga,
pequeña, desempolva los dotes de chica de prensa que adquiriste este verano y
ponte a redactar ya una contestación que le tape la boca al gilipollas éste.
**********************************************
Gwen estaba en la galería desde
hacía un buen rato, colocando los objetos que debían exponerse en menos de dos
semanas, cuando Yoko llegó.
-Hola.-le saludó ella
escuetamente.
Yoko, como de costumbre, no le
devolvió el saludo y simplemente se limitó a examinar lo que había estado haciendo
Gwen en su ausencia.
-Esta escalera debería estar un
poco más al centro.-dijo.
Gwen asintió a la vez que Yoko la
recolocaba en el que según ella era el lugar adecuado y siguió con su tarea.
-¿Sabes?-preguntó Yoko de
repente, rompiendo el silencio.-El otro día estuve en la librería y me quedé
asombrada con lo que vi allí.
-¿Con qué?-preguntó Gwen
intrigada.
-Con un par de libros que
encontré.-respondió Yoko.-De tu amigo, John Lennon. No sabía que hubiera
escrito nada.
Gwen se la quedó mirando durante
unos instantes. Aquello no le hacía demasiada gracia. Desde que había empezado
a colaborar con ella en esa exposición, la japonesa, siempre que podía, le
sacaba el nombre de John en algún lugar. A veces evocando su primer encuentro
en e Indica, a veces diciendo que había coincidido con él en otras
exposiciones, otras diciendo que le parecía un tipo extraño. Y ahora, le salía
con lo de los libros. Sin quererlo, se acordó de Christine. Al principio la
había tomado por un poco paranoica cuando dijo que Yoko no le gustaba pero en
aquellos momentos estaba empezando a considerar que quizá su amiga tuviera
razón al desconfiar de ella.
-Ah, sí.-dijo al fin con desgana
cuando vio que Yoko le lanzaba una mirada interrogativa por su tardanza a la
hora de contestar.-Ha escrito dos.
-Sí, y el caso es que me
parecieron muy interesantes.-continuó ella.-Parece inteligente.
-Sí. Están bien.-masculló Gwen
secamente.
-Y tanto.-dijo Yoko.-Bueno. De
todas maneras acuérdate de recordarle que venga a la inauguración de la exposición.
Ya le enviaré yo una invitación, pero insístele. Me gustaría verlo.
Gwen no pudo reprimir una mueca
de fastidio cuando escuchó aquello último. Seguramente, Yoko fue consciente de
ello, pero no dijo nada al respecto. Ella, por su parte, continuó de nuevo
haciendo lo que estaba haciendo con la cabeza puesta en otra parte. Al parecer,
el interés de Yoko por John era bastante serio y, aquello, suponía un peligro
evidente para su amiga. Además, estaba todo lo demás. Gwen no se sentía a gusto
allí; la personalidad de Yoko era demasiado adusta como para que pudiera
estarlo. En realidad, en un primer momento había pensado que trabajar como
colaboradora sería diferente. Y es que estaba la mayor parte del tiempo sola,
limitándose a poner cosas en los sitios que Yoko le indicaba y sin que ella ni
siquiera le contara acerca del significado de la obra, o de los happenings que
pretendía hacer con aquellos objetos. Podría decirse que, con todo, aquello le
había decepcionado bastante.
Y fue entonces cuando Gwen tomó
una determinación: debía dejar aquello ya. No le llenaba para nada y además,
estaba aquella insana obsesión que Yoko había adquirido con John y, obviamente,
Gwen se negaba a ser un puente de acercamiento entre los dos. Ya tenía la
sensación de que se había excedido a la hora de darle la dirección de su casa y
en esos momentos no le apetecía que la utilizaran aún más. Porque así era precisamente
como se sentía: utilizada a más no poder.
-Oye, Yoko.-dijo de repente, casi
sin pensarlo.-Debo hablar contigo.
La japonesa se volvió hacia ella
dudosa, sin saber muy bien a qué venía aquella interrupción.
-No voy a poder seguir
colaborando contigo.-continuó Gwen al ver que Yoko no pensaba decir nada,
lanzando la noticia directa,a bocajarro.
-¿Y por qué?
-He estado haciendo un esfuerzo
extra para venir aquí, pero no puedo rendir en todo.-contestó.-Espero que no te
moleste.
-No. Claro que no.-dijo Yoko,
aunque era evidente que a juzgar por su sonrisa estaba mintiendo.-No creí que
aguantaras tanto.
Gwen hizo caso omiso a aquel
comentario que evidentemente había lanzado para herirle y esbozó una sonrisilla
inocente. Después, sin más, se dirigió hacia la percha que había al lado de la
puerta y, a la vez que agarraba su chaqueta y su bolso, dijo:
-Ha sido un placer trabajar
contigo, Yoko. George y yo intentaremos venir a la inauguración. Nos veremos
ese día.
Y después, sin más, salió de allí
luciendo una inmensa sonrisa en los labios.
**************************************
John corrió a descolgar el
teléfono que sonaba insistente en el comedor.
-¿Sí?
-Hola John, soy Brian.
-¡Hola Eppie! ¿Qué? ¿Ya llamas
para darnos trabajo?
-En realidad no te buscaba a ti…-le
respondió el hombre en tono sombrío.-Más bien buscaba a Christine.
-¿A Christie?-se extrañó John.-¿Y
para qué si puede saberse?
Brian soltó un suspiro antes de
contestar, cosa que aún hizo que John se intrigara aún más.
-Vale, John, veamos.-dijo Brian
finalmente.-The Guardian, en la edición de ayer. Publicaron la respuesta que tu
novia había enviado a uno de los columnistas habituales del diario.
-Ah, sí…-rió John.-No me digas
que vas a meterle un sermón… Si es para eso, no te la paso.
-Pues no le metí el sermón ayer
cuando salió publicado porque no me he enterado hasta hoy.-le contestó Brian.-Pero
creo que después de lo que acaba de ocurrir, más que meterle un sermón debería
de darle la enhorabuena.
-Oye, Eppie…-masculló John
contrariado.-No tengo ni puta idea de lo que estás diciendo, así que haz el
favor de explicarme las cosas.
-Verás John, acabo de recibir una
llamada del director del periódico preguntando por ella.-le aclaró Brian.-Al parecer
desde que apareció su respuesta publicada tienen la redacción colapsada de cartas
que dan su apoyo a Chris. Encima, como
firmó con su nombre real, la gente la ha identificado enseguida como tu pareja y
la hermana de Paul, por lo que aún ha generado más expectación si cabe.
John soltó una risotada divertido
a más no poder con lo que Brian le estaba contando. Además, para que negarlo,
sentía hasta cierto orgullo por aquel hecho. La gente apoyaba sus ideas y aquello
era bueno, más que bueno, genial.
-Si es que mi chica es muy locuaz
cuando quiere.-bromeó.
-Espera, aún hay más.-le
interrumpió Brian.-Para lo que realmente me ha llamado el director es para que
me pusiera en contacto con ella y le diera un recado de su parte.
-¿Y qué es lo que quiere?
-Agárrate bien.-respondió Brian
divertido.-Lo que quiere es ofrecerle un puesto como columnista habitual en el
periódico.
-¿Qué?-casi exclamó John, que aún
no había asimilado aquella noticia del todo.
-Como lo oyes.-rió Brian.-Al
parecer esta vez sus jueguecitos le han dado buenos resultados. Venga, llámala
y se lo digo.
-Un segundo.-respondió John
dejando el auricular del teléfono sobre la mesa.-Ahora te la traigo.
John salió casi corriendo del
comedor y se encaminó hacia su habitación, donde minutos antes se había dejado
a Chris revolviendo el armario en busca de una chaqueta que no era capaz de
encontrar por ningún sitio.
-Pequeña, te buscan al
teléfono.-dijo luciendo una enorme sonrisa a la vez que se asomaba por la
puerta.
-¿Quién es?-preguntó ella con cara
de pocos amigos a la vez que seguía con su ardua tarea de sacar ropa del
armario y amontonarla encima de la cama.
-Brian.-sonrió él.-Creo que tiene
buenas noticias.
La chica paró momentáneamente con
lo que estaba haciendo y se giró para mirarlo, extrañada.
-¿Buenas noticias? ¿Qué es?
-Algo relacionado con lo que ayer
te publicaron en The Guardian.
-¿Sobre eso? ¿Pero qué…?
-No seas impaciente, ve al
teléfono y verás.-sonrió él divertido por aquel juego de marear la perdiz ante
ella.
La chica, intrigada, salió de la
habitación y se fue al comedor. John la siguió de cerca, con las manos en los
bolsillos y sonriendo. Cuando ella entró en el comedor, él se apoyó sobre e
marco de la puerta y se encendió un cigarrillo, a la espera de ver la reacción
de Chris cuando Brian le dijera aquello que le acababa de decir a él.
-Hola Brian.-saludó ella.-John me
ha dicho… Ah… Sí, sí, claro que sí… ¿Qué? ¿Te ha llamado?... ¿Qué cómo?... ¿En
serio?... ¡Joder!... ¡Pues claro que sí!
Cuando Christine colgó el
teléfono, John no pudo reprimir una carcajada. Y es que, la cara de la chica
era épica, digna de un cuadro.
-Enhorabuena, columnista.-sonrió
John.
-¡Johnny!-exclamó ella loca de
alegría a la vez que se abalanzaba sobre él y le daba un abrazo.-¡Me ofrecen un
puesto!
-Sí, lo sé, lo sé…-rió él antes
de plantarle un beso en los labios sin poder dejar de sonreír ni un solo segundo.
-¡Es genial!-exclamó ella
riendo.-¡Jamás pensé que…!
-Pero así ha sido.-sonrió él.-Parece
que estás de suerte. ¿Qué te ha dicho?
-Que si me interesa me presente
esta tarde en la redacción.-contestó ella luciendo una enorme sonrisa en la
cara.-Y que me dirán ya todo lo que tengo que hacer para empezar cuanto antes.
-¡Genial!-exclamó él contento.-Me
alegro mucho por ti. Te lo mereces.
Y antes incluso de que a ella le
diera tiempo tan siquiera a contestar, John selló sus labios con un intenso
beso. Y es que, noticias como aquella,
merecían ser celebradas por todo lo alto.
Bueno chicas! Aquí yo después de mil años! LO SIENTO, LO SIENTO, LO
SIENTO! Llevo dos semanas sin actualizar (en realidad un poco más) y la verdad
es que no tengo excusa ninguna. Simplemente es que estaba como muy vaga, no
tenía ganas de ponerme a escribir. Y si a eso le unes que he estado en plan
lector devoralibros que enganchan, pues os podéis imaginar… Lo único que me
sabe mal es que después de la espera, os haya dado este capi tan flojillo. Pero
bueno, era necesario ponerlo y dentro de la mierdecilla que es, espero que no
os haya desagradado del todo. Infinitas gracias de nuevo a mis “comentaristas”
(me mola esta palabra, jejeje) de siempre (mi Mary particular, la Citla de mi
vida, Viridiana y mi Anónimo del alma) y
a tod@s los que estáis ahí leyendo por placer esta cosa ;)
Y bueno, después de la espera, creo que os debo una primicia sobre el
otro capi… Chicas, chicos, niños y niñas: id preparando vuestras mejores galas
porque nos vamos de boda, jajaja.
Muchas gracias por estar ahí y cientos de besos! Muaaaaaaak!
acá vengo a clavarte mi comentario cual banderita de Estados Unidos en la Luna (bué, que comparación)
ResponderEliminarYa te dije que esto no es una mierdecilla ni flojo ni nada. Por qué? PORQUE LO ESCRIBISTE VOS Y CON ESO BASTA PARA QUE SEA VRRRRUTAALLL!
Bueno, vamos a lo serio (?) Los pibes que jugaban a la pelota me hicieron acordar a mis primitos, que son asi de maleducados. Lo peor es que muchas de las cosas que se dicen....se las enseñé yo XD Y bueno, tengo que aprovechar que no son mis hijos para maleducarlos y que despues se arregle como pueda su madre.
El tipo dueño del lugar y su mujer son mas desagradables que una gripe en verano (como estoy con las comparaciones hoy!) No me parecen buena gente, qué querés que te diga.....
Pero para gente que no es buena, se lleva el primer puesto y todos los premios LA YOKO! ayy mamáa....se me hace que esta mina no se va a quedar muy suelta de cuerpo con el desplante de Gwen y va a renunciar a su acoso a John tan fácilmente.....esta mina va a ir por mas, y lo peor, es que va a ir rabiosa.....Por cierto, que bueno que Gwen se piantó de ahí!
Y....AAAHHHH!!!!!! Chis trabajará en el diario! Ya está, si recibió el apoyo de los lectores puede ir postulándose a primer ministro, ganará las elecciones! aunque no me la imagino de trajecito sastre, detrás de un escritorio, escribiendo en la máquina y recibiendo y acatando instrucciones de editores o esas cosas, o con el dueño del diario diciendole "de esto no se habla". Pero bueno, por lo menos que lo intente, quien sabe, a lo mejor el diario se adapta a ella y comienza una revolución diaril (?) jajjajaja
Awww yo soy tu Mary particular :') que bello!!! Y.....AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH me caso me caso me caso me caso!!!!!!! AAAAAAHHHHHHHH!!!!!!!!! conste que quiero baile carioca XD Que emocióoonnn!!!!!!! Después me cortaré el pelo y cambiaré mi situación sentimental en facebook porque de sueños tambien se vive XD
Bué, me voy a subir las fotos que faltaban de Tecnópolis (y ahora viene tu pregunta: a quien le importa????) JAJJAJAJA
Besoooooosssss
P/D1: mejor casate conmigo Cloquell
P/D2: tengo que dejar las drogas XD
Hola!
ResponderEliminarNueva por acá, tengo la mala costumbre de llegar algo tarde a todos los fics a comentar. 65 capítulos después pero al fin tengo el placer de decir que ya lo leí completico. Una maravilla de historia, me la empecé a leer hace unos días y la terminé casi de golpe. Ni modo de comentar por todo los demás capítulos, así que lo haré por este, que en verdad no entiendo de dónde sacas eso de "mierdecilla", estuvo genial! Pobre Penny, ese tipo y su mujer son un asco, dan repulsión con tan sólo leer, pero hay que admitirlo, a la chica el orgullo se la está devorando, no tenía razón para dejar el piso de Ringo y Mary.
Yoko... esa mujer es una completa bruja, después de todo fue muy cierto lo que le dijo a Gwen, aguantó mucho más de lo permitido por un ser humano a semejante arpía a su lado.
Y a Chris le salió mucho mejor de lo que esperaba aquello de la carta, yo creí que se metería en tremendo problema, pero todo lo contrario, ahora hasta resultó con empleo :D
De verdad, que emoción de historia, no sé cómo no se me ocurrió leerla antes, ahora me has dejado bien enganchada, así que tendrás que aguantarme comentando aquí todos los capis :P
Un saludo!
Me estoy cagando de la risa bien? XD no por lo que tu has escrito XD por el comentario mas fumado y payaso de la Luján XD perdón...déjame recobrar la compostura...¿Te dije que casi hizo que me sacarán de la Biblioteca de mi puta escuela? XDDD perdón, no logro superarlo XD espera...espera...espera Ya. Que bueno que actualizaste eh! porque sino me iba a tener que ver en la pena de ir hasta España y obligarte a hacerlo XD me estaba muriendo de la curiosidad y después cuando actualizaste no pude leer, hasta hoy! por cierto PERDÓN, PERDÓN, PERDÓN yo quería leerlo antes pero no pude :c es la estúpida escuela pero no importa, a ver...Penny yéndose a un vecindario horroroso, cuando apareció el tipo mugroso ese pensé que se le insinuaría o algo así xD "Hijoputa" XD a que chamacos mas maleducados hahaha aquí me ha tocado escuchar "Valiste Verga, hijo de tu puta madre" en niños de 5 años XDDDD!! no debería de ser gracioso pero no puedo evitar el cagarme de risa hahaha, ¡Wuju! al fin Mary se casará :DDD :DD :DD bhahahahaha ha sido uno de los momentos mas esperados?) xD y después, pobrecilla Gwen, ella que fue con toda la buena intención de ver en como estaba Penny y...fue tratada de una manera tan fea, y es que por una parte el comportamiento de Penny se "justifica" para con Chris y eso solo porque es la hermana del tipo que la humillo , pero ya con Mary y Gwen es simplemente algo que no tiene justificación y después la estúpida de Yoko asdfghjkldfghjklhjkldfghjklasdfghjk!!!!!!!!!!!!!! solo lo leí y me retorcí por dentro, estúpida puta hija de.... parece que no, pero bien que se le quiere meter a Lennon por donde sea, y ME PARO Y LE APLAUDO A GWEN! que bueno que la dejo, porque tiene razón, solo la utilizaba! ¬¬ estúpida, estúpida Yoko!!! pero bueno! Chris! Chris! ya es una columnista XDD hahaha!! me pregunto que barbaridades ira a escribir xD quizá el júbilo de Brian no dure mucho, bueno no ha sido ninguna mierdecilla, me ha encantado, de nuevo estoy leyéndote y son la una y media de la mañana xD es que el leerte resulta mas placentero si es de madrugada?) hahaha! OWWWS! soy la Citla de tu vida :B XDD! ya me creeré eh! xD hahaha nos vemos, Cris! (: espero otro capítulo...pronto e_e hahaha okno xD tómate tu tiempo, que se casa la Mary puta madre!! XD
ResponderEliminarNo te disculpes, yo apenas leo el capítulo y puedo comentar. La Universidad se apodera de la mayoría de mi tiempo pero me gusta xD
ResponderEliminarAl grano, no fue una mierdecilla, estuvo genial como TODOS LOS QUE ESCRIBES!
Jajajajaja la conversación de los niños me hizo recordar mi clase del viernes de Desarrollo del Adolescente, hablábamos sobre lo precoces que son los niños hoy en día y la falta de cortesía y valores de los que son victimas xD
GWEN se merece una fiesta en todo lo alto por haber dejado el trabajo con Yoko. Oriental del mal: IN YOUR FUCKING FACE!
Yo no quiero odiarla, pero Ono es peor que el hambre, que deje a John en paz...la escupo forever! ):
Estoy contenta por el logro de Chris, algo bueno entre tantas cosas que ha padecido le caerá de perlas :)
¡Saludos!
Buena vibra :)