martes, 27 de noviembre de 2012

Capítulo 67: El sueño de la razón produce monstruos

John y Chris entraron en la finca riendo como dos niños pequeños. Era normal, la borrachera de la boda aún estaba en su máximo esplendor y a los dos les había dado por reírse de la más mínima cosa. Además, el haber decidido subir por las escaleras en lugar de por el ascensor, no ayudaba demasiado. Y es que, los tropezones por las escaleras, tanto de uno como del otro, y las carcajadas que se pegaban con ellos, hacían que los dos estuvieran armando poco menos que un escándalo.

-¡Su puta madre!-exclamó John entre carcajadas.-¿Quién ha sido el desgraciado que ha cambiado los escalones de sitio?

-Shhhhh...-le mandó callar Chris también entre risas.-Como nos salga tu vecina "cara-de-perro" verás...

-¿Quién? ¿Esa aspirante a aristócrata que parece que esté permanentemente oliendo mierda por la cara que pone?-gritó él.

Chris no pudo reprimir una risotada con aquella pregunta de John. En realidad, tenía toda la razón del mundo, aunque jamás lo hubieran gritado de esa manera por la escalera. Sin parar de reír ni un solo momento, se las ingeniaron para meter la llave dentro del cerrojo de su casa y entraron casi a trompicones.

-Te voy a comer entera, pequeña.-le dijo John de repente aprisionándola contra la pared del recibidor.

Chris sonrió pícaramente y cerró la puerta de casa con una patada. Después, rodeó el cuello de John con sus brazos y le dio un apasionado beso en los labios.

-Eso será si no te como yo a ti antes, guapo.-le susurró alejándose apenas unos milímetros de su boca.

-Mmmmm... Creo que me gusta la idea...-dijo él hundiendo su cabeza en su cuello y empezando a besuquearla.-Comámonos mutuamente...

La chica soltó un suspiro de puro placer. La enloquecía que le besara el cuello de esa manera y era plenamente consciente de que él lo sabía. Cuando la escuchó, John se separó de ella y la miró con cara de niño malo antes de tomarla de mano y guiarla hacia la habitación sin mediar ni una sola palabra.

Apenas hubieron entrado, los dos se abalanzaron uno encima del otro para besarse de nuevo, con tantas ganas como si fuera la última vez en la vida que iban a hacerlo. Chris estaba tan perdida en los labios de John que ni siquiera fue consciente de que él, sin ni siquiera dejar de besarla ni un sólo segundo, había abierto el primer cajón de la mesita de noche y había agarrado algo de dentro. Sólo cuando se separaron para tomar aire, la chica se fijó en lo que tenía en la mano. Sonrió cuando reconoció las tabletas de LSD: el hacer el amor completamente idos por el ácido se había convertido en una de las aficiones favoritas de John, que parecía empeñado en hacer del ácido un estilo de vida.

-¿Te apetece?-le preguntó él mostrándoselas.

Ella sólo se limitó a esbozar una sonrisilla un poco dubitativa. Lo cierto era que no estaba demasiado convencida, no al menos por esa noche. Le apetecía estar con John, pero aunque supiera que hacerlo puestos era toda una experiencia, no le apetecía estar después unas once horas más sin poder pegar ojo hasta que no se desvanecieran los efectos de la droga.

-Venga, pequeña...-insistió él pegándose a ella fuertemente.-Mañana es lunes y no tienes que entregar columna, ¿qué problema hay?

-No sé...

-Te prometo que mañana nos pasaremos todo el puñetero día durmiendo en la cama.-sonrió él antes de darle un beso en el pelo.-Te quiero.

-Y yo a ti.-susurró ella dejándose abrazar, sintiéndose más y más relajada por segundos. Era perfectamente consciente de que aquel efecto balsámico y de confianza ciega que ejercía John en ella en momentos como ése era muy peligroso, pero no le apetecía ponerle fin a aquel sentimiento de bienestar, así que decidió ceder una vez más ante él.-Si me prometes eso de que mañana vamos a recuperar las horas de sueño que perdamos hoy, de acuerdo. Hagámoslo.

John sólo se limitó a sonreír mientras se ponía la tableta en la boca para a continuación, ponérsela a ella. Después, sin ni siquiera esperarse a que le diera tiempo a tragarla, volvió a sellar sus labios con un beso.

-Será maravillosos, ya lo verás.-susurró.

Sin decir nada más, ambos se echaron sobre la cama, acariciándose sin cesar, sintiendo como perdían el control poco a poco, pero sin ninguna prisa. Al fin y al cabo iban a tener toda la noche para ellos solos, no hacía falta correr...


Y de repente, ocurrió. Justo cuando los primeros efectos de la droga debían empezar a surtir, Chris sintió como un malestar general la invadía. No, no era un malestar físico; de hecho, distaba mucho de serlo. Era más bien una sensación extraña, algo que hacía que se sintiera rara, como si no fuera ella misma. Y tan distinta era a la Christine de hacía unos minutos que ni siquiera los besos y las caricias de John la reconfortaban.

-¿Qué pasa?-preguntó de repente John separándose de ella casi con brusquedad.

Chris lo miró sintiendo como los ojos estaban a punto de saltarle de las órbitas: tenía las pupilas tan dilatadas que hasta le dolían. Fue entonces cuando John pareció darse cuenta de lo que le estaba pasando y reaccionó.

-Oh, no, joder...-susurró asustado.-¿Qué te pasa, Chris?

Ella sólo pudo negar con la cabeza, impotente. Aquello de no poder expresar con palabras aquella maraña de confusión que tenía adentro la desesperaba y entonces, irremediablemente, se puso a llorar como una niña pequeña.

-¡Christie! ¡Christine!-la llamó John empezando a ponerse nervioso.-¿Qué pasa?

Chris no contestó y continuó hecha un ovillo en la cama mientras lloraba de pura desesperación. Se sentía como si de repente alguien hubiera destapado dentro de ella su caja de Pandora particular y hubiera liberado todos sus monstruos interiores: miedos, recuerdos de malos momentos, paranoias... Todo se agitaba en su interior como un cóctel letal que amenazaba con hacerle perder la razón.

-Oh, mierda, mierda...-susurró John a su lado abrazándola con fuerza.-Venga, tranquila, no pasa nada. Estoy aquí contigo, ¿me oyes?

La chica asintió levemente y apretó su cabeza contra el pecho de él, intentando todas aquellas malas sensaciones se desvanecieran con aquel gesto que siempre la ayudaba. Pero no. Aquella vez no fue así. El abrazo de John apenas sirvió de nada y cuando levantó nuevamente la cabeza para mirarlo, entonces, ocurrió otra cosa aún peor: todo alrededor de ellos dos estaba cambiando de forma pero distaban mucho de ser las formas fascinantes que había visto en sus anteriores viajes. No. Aquella vez, todo estaba adoptando formas amenazantes, angulosas, oscuras y desconocidas; formas que la asustaban tanto o más como las sensaciones que en aquellos momentos la corroían por dentro. Asustada, volvió a hundir su cabeza en el pecho de John intentando ahogar un gritito asustado.

-¿Has visto algo?-quiso saber él con suavidad.

-Es horroroso.-contestó ella débilmente. Era la primera vez que hablaba y su propia voz le había sonado tremendamente distorsionada.

-Tranquila.-susurró él.-Estás teniendo un mal viaje. Recuerda que nada es verdad.

-Pero lo parece... Haz que pare, por favor, haz que pare...

-Venga, vamos a meternos en la cama, ¿de acuerdo? Voy a estar aquí todo el tiempo y todo va a salir bien, ¿vale? Intenta relajarte...

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John se las apañó como pudo para meter a la chica en la cama y taparla teniendo en cuenta que ella se negaba a separarse de él ni un solo segundo. Ninguno de los dos había tenido nunca un mal viaje y aquello era sin lugar a dudas algo tan horroroso como extraño. Y es que, mientras él estaba experimentando las sensaciones de siempre, ella parecía estar viviendo el peor de los infiernos posibles.

-Venga, cierra los ojos un rato, te irá bien.-le ordenó con suavidad mientras se echaba a su lado.

La chica le obedeció, sumisa, y pareció tranquilizarse momentáneamente. Volvió a abrazarla con toda la suavidad posible, consciente de que la más mínima brusquedad podría volver a sumirla en aquel estado de casi histeria en el que había estado hasta hacía nada, y permaneció así durante, en silencio, durante unos minutos, aunque tal vez fueran segundos, u horas. La verdad era que estaba demasiado colocado como para poder controlar el tiempo.

-Háblame.

La voz débil de Chris a su lado lo pilló por sorpresa. La miró y comprobó que tenía los ojos abiertos. Seguía con las pupilas inmensamente dilatadas y estaba blanca como la cera, pero parecía algo más serena.

-¿Te encuentras bien?-fue lo primero que se le ocurrió preguntar.

-No, pero creo que sobreviviré.-respondió ella esbozando una sonrisa forzada, que pareció más bien una mueca de dolor que otra cosa.

-¿Te acuerdas de cuando estuvimos en Alemania?-preguntó John esbozando una sonrisa tranquilizadora. Si tan sólo aquel recuerdo conseguía reconfortarla la mitad de lo que lo reconfortaba a él, entonces lo daría por bien empleado.

-¿Cuándo la peli?

-Mejor dicho cuando nuestro aniversario.-le corrigió él pasándole la mano por el pelo.

Christina asintió.

-Fue fantástico, ¿verdad?

-Sí...-convino ella.-Me gustaría repetirlo.

-Lo haremos. Una escapada los dos solos, ¿de acuerdo?

-Sí, sería perf...

Pero Chris no pudo acabar de pronunciar esa frase porque un temblor repentino se adueñó de ella. John la miró de nuevo, con gesto grave, y le puso la mano en la frente. Tenía un poco de fiebre.

-Tranquila, pequeña, tranquila...-susurró antes de darle un beso en el pelo.-Pronto pasará. Te lo prometo.

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Mary abrió los ojos de repente y sonrió. Miró a su alrededor. Todo parecía tan igual que el día anterior pero  a la vez tan diferente... Las cortinas se habían quedado sin echar la noche anterior y gracias a eso podía ver la leve luz de la mañana que se colaba en la habitación. Era una luz mortecina a causa de los nubarrones que se dibujaban en el cielo y una leve llovizna, plomiza, caía sobre la hierba de Sunny Heights. Y pese al mal tiempo, a Mary le pareció que aquella era la mañana más bonita que había visto en toda su vida.

Después, se dio la vuelta y miró a Ringo, que dormía como un bebé a su lado. Con mucho cuidado de no despertarle, le dio un suave beso en la mejilla antes de levantarse y de dirigirse hacia el cuarto de baño. Lo único que podía mejorar aún más si cabía aquel día que acababa de empezar sería pasarse un buen rato metida en la bañera, relajándose y asimilando que aquella nube en la que estaba viviendo era, nada más ni nada menos, que la más pura realidad.

Apenas llevaba unos cinco minutos metida en la bañera, la puerta del baño se abrió. La chica se volvió, sonriente, hacia Ringo, que acababa de entrar con una cara de sueño digna de una buena risotada.

-Buenos días, princesa.-la saludó él sonriendo.-Me has dado un buen susto nada más me he despertado, ¿sabes?

-¿Y eso?-preguntó ella frunciendo el ceño.

-Pues que cuando me he levantado y no te he visto, he pensado que ya me habías dejado.-bromeó él.-Ya imaginaba los titulares: "La esposa de Ringo Starr pide el divorcio al día de casarse".

Mary soltó una carcajada a la vez que le salpicaba con agua.

-¡Eres un idiota!-exclamó divertida.

-Idiota no, miedoso.-rió él también mientras se secaba el agua que ella le había tirado en la cara con la mano.

El chico agarró el taburete del baño y lo colocó al lado de la bañera.

-¿Y bien?-preguntó mientras se sentaba en él.-¿Ya tienes las maletas a punto?

-Las tenemos hechas desde hace dos días, bobo.-rió ella.-¿A qué hora salimos? ¿O ni eso me puedes decir?

Ringo soltó una risita entre dientes y fingió ponerse serio a la vez que se ponía el dedo en la barbilla.

-No sé... ¿Puedo decírtelo ya?-preguntó divertido.

-Pues tú verás... Digo yo que nos tendremos que preparar y todo eso, ¿no?

-Bueno, el avión sale dentro de cinco horas, así que tenemos tiempo.

-¿¡Cinco horas!?-exclamó ella.-Pero...

-¿Pero qué? Lo tenemos todo a punto, sólo hace falta pillar las cosas y estar en el aeropuerto una hora antes.-contestó él con parsimonia.

-Yo de ti lo digo cinco minutos antes de salir de aquí...

-Pues no creas que no lo había pensado...-rió Ringo.-Venga, tranquila, aún tenemos un montón de tiempo por delante.

-¿Y adónde vamos?-preguntó ella impaciente.-¿O eso aún no me lo puedes decir?

-No, no puedo.-contestó Ringo esbozando una sonrisilla traviesa.-Ya te enterarás cuando estemos en el aeropuerto y porque no hay más remedio...

-Oh, venga, dímelo...-insistió ella.-Si total ya no queda nada, ¿qué te cuesta decírmelo?

-No.-contestó él con contundencia.-Te dije que sería una sorpresa y así será.

-Venga, Ritchie... Dímelo...

-No, no, no, princesa. Paciencia y ya lo verás...

Y dicho esto le plantó un beso en los labios antes de levantarse y salir de allí silbando una cancioncilla, risueño. Mary no le perdió de vista hasta que cerró de nuevo la puerta del baño tras de sí, pensando en que el haber aceptado la idea de que el viaje de novios fuera una sorpresa quizá no había sido tan buena. Y es que, pese a que le encantaba aquel juego, la incertidumbre de adónde irían dentro de tan pocas horas, amenazaba con matarla de la intriga.

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-Jamás había experimentado nada así. De verdad que no creía que una persona pudiera llegar a sentirse tan mal como yo me he sentido esta noche...

John simplemente se limitó a lanzar un suspiro y a tenderle la taza de té que le acababa de preparar. Hacía poco menos de una hora que los dos estaban lúcidos de nuevo pero al contrario que otras muchas veces, no se habían dormido después de estar una noche de viaje. Tenían demasiadas cosas de las que hablar en aquellos momentos como para dormirse.

-He pasado mucho miedo.-continuó ella antes de perder su mirada en el fondo de la taza.

-Pero ya todo ha pasado.-convino John sentándose a su lado.-Lo siento. No debí haberte insistido para que te lo tomaras...

-Me lo tomé porque quise, tú no tienes la culpa. Y esto era un riesgo que sabíamos desde siempre. La posibilidad de un mal viaje siempre ha estado ahí, ¿no?

-Sí.-suspiró él.-Eso siempre está ahí y le puede ocurrir a cualquiera...

-Aunque nunca en mi vida hubiera pensado que me podía pasar a mí.-susurró ella apoyando la cabeza sobre su hombro.-De todas formas, no quiero que eso suceda de nuevo. Ha sido la peor experiencia de mi vida.

John se quedó en silencio unos segundos, sopesando el verdadero significado de las palabras de Chris. ¿Qué estaba intentando decirle? ¿Acaso no pensaba volver a consumir ácido? ¿O simplemente había sido un comentario casual?

-Estábamos demasiado borrachos, quizá la mezcla con el alcohol y demás fue mala... No hicimos bien las cosas.-susurró él.-No debimos ponernos en esas condiciones, lo reconozco.

La chica sólo suspiró y le dio un suave beso en la mejilla.

-Tengo sueño, Johnny.-dijo.-Creo que me voy a dormir... Lo necesito.

John se quedó mirándola durante unos segundos, intentando averiguar a qué había venido aquella manera de terminar la conversación tan de repente.

-Sí, tienes razón. Te hace falta descansar.-dijo al fin dibujando una media sonrisa y pasándole la mano por la cara.-Yo también voy; aunque no esté tan hecho polvo como tú, también me vendrá bien.

-Vale.-sonrió ella.-Vamos a dormir, guapo.

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-¡Bélgica!-exclamó Mary cuando Ringo le tendió el pasaje de avión hacia Bruselas.

-Sí.-sonrió él.-Una vez me dijiste que siempre te había gustado ese país. Tranquilo y bonito, ¿no?

-¡Sí!-respondió ella loca de alegría.-¡Me encanta! ¡Y no me lo esperaba!

-Esa era la idea.-contestó Ringo agarrando su maleta de mano y poniéndose en marcha para entrar en el avión.-Y ahora, princesa, espero que sepas hablar francés porque si tengo que hablar yo, la llevamos clara.

-Ni sé ni me interesa.-rió ella.

-¡Pues mira qué bien!-exclamó él en tono divertido.-A ver si nos toca comunicarnos por señas...

-Pues por señas.-rió ella.-Lo importante es que veré Brujas y...

-Y magos por la noche si me dejas...

-¡Ritchie!

El chico soltó una risotada a la vez que ella le daba una sonora palmada en el brazo.

-Muy bien, princesa pegona...-bromeó él antes de darle un sonoro beso en la mejilla.-Acaban de abrir las puertas... Así que vámonos, creo que tenemos un avión por tomar.

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Era domingo de nuevo y hacía justo una semana de la boda y del mal viaje que había vivido, aunque ella ya apenas se acordara de ello. Había pasado una semana demasiado ajetreada como para hacerlo: el sacar adelante las dos columnas de opinión semanales que hacía para el periódico le había costado especialmente porque no había ocurrido prácticamente nada de interés y había hecho, además, un vano intento por volver a las clases, aunque el jueves ya había desistido nuevamente y había dejado de ir, cada vez más convencida de que aquello definitivamente no era lo suyo. Por su parte, Mary no había parado de llamar para contarle qué tal le estaba yendo su viaje por Bélgica. Al parecer, lo estaban pasando en grande y la verdad era que se alegraba enormemente. Se lo merecía. Un poco de descanso después de todo el ajetreo que habían llevado encima les vendría genial, tanto a ella como a Ringo.

Y así, sin apenas darse cuenta, había llegado de nuevo el fin de semana. John, como siempre, había traído a Julian con ellos, al que la semana anterior no habían tenido, y con eso, a ella ya le había bastado para desconectarse de todo. Disfrutaba con el niño y se había encariñado con él muchísimo.

-¿Quieres una más?-preguntó divertida blandiendo delante del niño la bolsa de golosinas que tenía en la mano.

-¡Sí!-contestó Julian agarrando metiendo su manita dentro de la bolsa y agarrando un Jelly Baby.-No quiero negro, el rojo.

-Pues el negro para mí.-contestó ella agarrándole el caramelo de la mano. Después, metió la mano en la bolsa, rebuscó entre el montón de chucherías un Jelly Baby de fresa y se lo tendió a Julian.-Ahí tienes el rojo.

Julian, satisfecho, se metió el caramelo en la boca y lo mascó con fuerza. Chris no pudo evitar soltar una risita cuando lo vio. Era demasiado gracioso como para no hacerlo.

-Hola chicos.-saludó de repente John que acababa de entrar en el comedor.

-Chica y chico, gran observador.-bromeó Christine sacándole la lengua.-¿Qué? ¿Ya has sacado todo lo que tenías que sacar de ese ataque de inspiración?

John esbozó una sonrisa y se sentó a su lado en el sofá, entre Julian y ella.

-Algo he hecho, sí...-contestó.-¿Y vosotros? ¿Habéis sobrevivido sin mí?

-Sí, pero no te hemos dejado ni un Jelly Baby.-bromeó ella.

-¿Quién lo ha dicho? Dentro de esa bolsa seguro que queda alguno para mí...

Chris inspeccionó la bolsa y sacó un caramelito de color rojo brillante de dentro.

-Éste es el último y... Es rojo, así que tiene dueño...

-¿Es para mí?-preguntó John riendo.

-¡No!-se quejó Julian por detrás de su padre a la vez que Chris le daba el caramelo a él.

-¿Y para mí qué?- preguntó John fingiendo enfadarse delante de Julian.-¿No me vas a dar ni uno?

-No.-contestó Jules con determinación a la vez que negaba con la cabeza.-No te doy.

Aquello derivó en una pequeña batalla campal en la que John agarró a Julian  como un saco y empezó a hacerle cosquillas. Las risas del niño resonaban por toda la casa mientras ella miraba a padre e hijo en aquel juego improvisado. La verdad era que muy pocas veces los había visto así y aquello la ponía feliz. Quizá la sensación que había llegado a tener de que ella disfrutaba más con Jules que su propio padre se fuera desvaneciendo poco a poco...

De repente, el sonido de la música de cabecera de los informativos de la televisión, que había permanecido en marcha hasta aquel momento, los pilló por sorpresa a los tres.

-Las siete.-dijo John poniendo a Julian sobre el sofá de nuevo.-Hora de marcharse, campeón.

John se puso en pie y agarró a Julian en brazos para llevarlo a su habitación. Chris lo siguió y les ayudó a preparar la mochila con las cosas del niño. Después, le dio un beso a Julian y se despidió de él hasta la semana siguiente. Esperó a que John y él salieran del piso antes de meterse en la cocina. Ahora venía otra odisea: el pensar qué puñetas iba a preparar para cenar. Después de inspeccionar la nevera, decidió preparar algo de pasta.

Justo cuando estaba acabando de servir los platos, escuchó como John entraba de nuevo en casa.

-Qué bien huele...-dijo apoyándose en el marco de la puerta.-Debe estar buenísimo.

-¿Ya has venido?

-No, soy un espejismo.

-Tonto...-rió ella.-Venga, ayúdame a sacar esto a la mesa, monstruo.

Los dos empezaron a cenar mientras hablaban de sus cosas, como hacían siempre. Un poco de cosas serias, algunas bromas y demás. De hecho, la cena estaba transcurriendo con total normalidad hasta que John dijo de repente de manera casual:

-Oye, Chris... He estado pensando en lo que te pasó la semana pasada con el ácido...

La chica, que en aquellos momentos estaba bebiendo, tuvo que hacer un esfuerzo monumental para no atragantarse con el agua.

-¿Y qué?-quiso saber ella dejando el vaso con cuidado sobre la mesa.

-Sé que fue muy traumático para ti.

-Y tanto que lo fue.-dijo ella en tono sombrío.-¿Qué pasa con eso?

-Había pensado que a lo mejor te apetecía volver a iniciarte en esto del ácido...-empezó a decir él. Chris le lanzó una mirada, interrogante, cosa que le animó a continuar:-Quiero decir, hacer las cosas bien hechas, como tapar el mal viaje que tuviste con otro bueno...

-Un momento, John.-le cortó ella.-¿Me estás proponiendo que nos pongamos de nuevo con LSD?

-En realidad sí.-contestó él esbozando una sonrisilla inocente.-Pero no a ponernos como lo hemos estado haciendo hasta ahora, versión "me apetece y me meto una tableta así por las buenas". Me refiero a hacerlo bien, como dicen que debe ser: crear ambiente, estar relajados... Y cuando nos sintamos lo suficientemente preparados y no antes, tomarnos el ácido. Seguro que así tienes un buen viaje.

Chris lo miró de nuevo y sopesó la posibilidad que le estaba ofreciendo John. La verdad era que había disfrutado muchísmo con el LSD hasta aquel momento y mentiría si dijera que no le apetecía experimentar de nuevo los efectos del ácido. De hecho, se moría por tener aquel buen viaje del que hablaba John.

-Me parece una idea genial.-sonrió ella finalmente.-Ojalá ese jodido mal viaje quede en el rincón del olvido...

-Y lo hará, pequeña, lo hará.

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Sentirse más relajada era imposible. Música suave a un volumen muy bajo, inciensos, poca iluminación y John a su lado canturreando canciones en voz baja mientras le acariciaba el pelo. Si el paraíso existía aquello debía ser lo más parecido a ello que podía haber sobre la faz de la tierra.

-Hay que ver como quiero a mi pequeña...-le susurró de repente John en el oído.

Chris se volvió y le selló los labios con el beso más dulce que fue capaz de dar. Después, se separó lentamente de él y lo miró con profundidad. John sonrió y se llevó la mano al bolsillo del pantalón, donde guardaba el ácido para esa sesión. Ella no pudo menos que sentir un vértigo alucinante sólo con comprobar que él había entendido a la perfección lo que le había querido decir sin ni siquiera haber tenido la necesidad de haber usado ninguna palabra.

-¿Estás lista?-preguntó susurrando, como había hecho antes.

-A tu lado, siempre.-respondió ella también en voz baja, aunque con una determinación que no dejaba lugar a dudas.

John esbozó una sonrisa, le acarició la cara y le tendió la tableta de LSD. Entonces, se miraron nuevamente y, casi a la vez, los dos se metieron el ácido en la boca. Chris cerró los ojos, relajada, y volvió a recostarse encima de John, esperando pacientemente a que la droga empezara a actuar sobre ellos. Y entonces, justo en el momento en el que notó que John empezaba a relajarse más y más detrás suyo, ella volvió a sentir aquella angustia interior, aquel miedo irracional, aquella tensión que le provocaba casi un dolor físico y, sin poderlo remediar, se puso a llorar de nuevo desconsoladamente. Y es que, aunque se negara a aceptarlo en su fuero interno, era evidente que Christine iba a tener un viaje igual o peor que el de hacía una semana...

********************************

Charlotte Martin miró por la ventanilla del taxi, sonriente como nunca antes en su vida lo había estado. Pese a que era de noche cerrada y estaba lloviendo sentía como aquella ciudad se estaba apoderando de ella, como la estaba enganchando poco a poco, desde los barrios de la periferia hasta los edificios majestuosos del centro, por donde ahora pululaba el taxi por las calles vacías. Estaba segura de que el trabajo que le habían ofrecido en Londres iría sobre ruedas; no en vano era la capital de la moda en esos instantes, desde donde estaban saliendo la mayoría de tendencias, el centro neurálgico de Europa. Y claro, claro que había aceptado dejar su cómodo París por todo aquello, por todas esas oportunidades que le brindaba aquella nueva ciudad donde iba a pasarse unos cuantos meses. No obstante, había algo más. Algo más que la había venido obsesionando y atormentando desde aquella noche de junio en Alemania... Algo que hasta a ella misma le daba vergüenza admitir, pero que estaba ahí, muy, muy presente.

-Señorita, hemos llegado.-masculló el taxista sacándola de repente de su ensoñación.

Charlotte chapurreó una serie de palabras que casi rozaban la incongruencia y le pagó lo que le debía. Después, bajó junto con el taxista a recoger sus cosas del maletero.

-Quizá debería llamar al botones del hotel para que le ayude con tanta maleta.-le sugirió el hombre.-¿Va a quedarse por una buena temporada aquí?

-Sí.-respondió ella intentando disimular su acento francés, que todavía era demasiado exagerado para su gusto.-Voy a trabajar aquí durante una temporada, como modelo.

-No me extraña.-dijo el hombre lanzándole una mirada que casi la traspasó.

Charlotte le lanzó una mirada que reflejaba su suma indiferencia hacia él y volvió la mirada hacia la entrada del hotel, desde donde en esos momentos, un chico joven uniformado estaba saliendo apresurado. Tal y como había supuesto, el chico se hizo cargo enseguida de su equipaje y subió de nuevo, cargado como él sólo las escaleras de acceso a la recepción.

-Bien, muchacha.-le sonrió el taxista a la vez que mostraba una dentadura amarillenta por el alcohol y el tabaco.-Espero que te vaya muy bien aquí en Londres y que te quedes por mucho, mucho tiempo.

-Eso espero.

El taxista le lanzó una última mirada lasciva y se metió de nuevo en su taxi. Charlotte sonrió para sí misma. Ojalá aquel apestoso no se equivocara y pudiera pasar mucho, mucho tiempo en Londres, sobre todo, si las cosas salían como ella quería...

Unos pasos apresurados la hicieron volver de nuevo a la realidad y Charlotte comprobó, molesta, como el botones de hacía unos segundos había regresado hasta donde estaba ella para recoger las últimas dos maletas que había traído.

-Oye, chico.-le dijo de repente acercándose a él.

El chaval, que no debía tener más de dieciséis años, se la quedó mirando, rojo como un tomate, atónito porque le estuviera hablando.

-¿Sí, señorita?-balbuceó finalmente.

-¿Sabes si  Abbey Road queda muy lejos?-preguntó con desdén.

El chico pareció pensárselo durante unos segundos, pero pronto contestó:

-Bueno, quedan lejos de aquí para ir a pie, pero con un taxi no se tarda demasiado.

Y sin ni siquiera darle las gracias, Charlotte se dio la vuelta, sonriendo de nuevo, y se metió en el hotel. Bien. Por lo menos no estaba demasiado lejos del único hombre con el que no se había podido hacer en mucho tiempo... Todo por culpa de esa niñata que decía ser su novia... Quizá ahora tuviera una segunda oportunidad y pudiera hacer, ahora sí, que George Harrison se fijara en ella.





Et voilà! Ya que estamos hablando de franceses, no? Jajajaja. Regresé! Aquí estoy yo con nuevo capi y todo eso. Siento que sea un poco más cortito que los demás y que no hayan aparecido todos, pero es que me tenía que ceñir a lo que he contado porque esto va a ser un punto importante a tener en cuenta a partir de ahora. Bueno, lo de Charlotte Martin, para quien no se acuerde de ella (aunque las harrisonianas ya la habrán ubicado pronto... :/ ) es la señora modelo que se tiró cual loba encima del bueno de George en Alemania y que Gwen, muy hábilmente, le quitó de encima en el capi de "Mach Schau!" que publiqué hará unos dos mil años, por junio o así... Pero la señora vuelve, vuelve a dar por saco, como se dice, jajajaja. Aquí a las pobres chicas estas, cuando no son japonesas, son francesas, y cuando no son francesas, son liliputienses... Jajajajajajajajajajaja.


Ah! Y antes de nada más, pues daros una breve explicación del título del capi (y a quién le importa esto? jajaja)... Como ya os habréis dado cuenta, soy un desastre poniendo títulos a los capítulos y siempre es lo último que hago, lo pongo justo justo antes de publicar y ale. No obstante, con éste, desde que lo concebí, tenía claro que iba a titularse así. Justo después de anotarme todas las ideas en papel, abrí un libro de historia y me topé con uno de los grabados del genio Goya que más me ha impactado siempre y que se titula así precisamente, "El sueño de la razón produce monstruos", de su serie de los Caprichos. Le di las gracias al Francisco por haberme inspirado de esa manera con su grabado y ale, título puesto. Obvio que Goya no estaba pensando en viajes con ácido cuando hizo el grabado ni nada de eso, pero me pareció un título muy adecuado, jajaja.


Y en fin, como siempre agradeceros, mucho, mucho, mucho, a tod@s l@s que leéis y, sobre todo, comentáis porque de verdad que me alegráis el día. Siento no estar al día yo con mis comentarios (Debbie, esto va por ti, aunque sabes que te leo -te debo cien mil comentarios por lo menos- :S ), de verdad que sí, pero bueno... Lo haré, lo haré! Y a mis comentaristas de mi alma: María, Citla, Jane Allen, Viridiana y mi Anónimo (oye, pues tienes razón, es mi blog, es mi música, jajaja), un súper besazo y recordadme que os debo una ronda de cervezas o lo que sea, jajaja. Por cierto, me alegro de que rierais con lo de la boda; yo me lo pasé genial escribiéndolo también y que bueno, que la música del blog no os haya hecho sangrar los oídos ni nada por el estilo XD

Saludos y besazos!



4 comentarios:

  1. A ver, Cristina Kirchner, digo...Cristina Cloquell jajajaja. Yo no sé que te pasa cuando me decís por el guazap que "está feo, es una mierdecilla, hay una parte que me costó, no te emociones y bla, bla, blaaa" Definitivamente, dejarás de decir todo eso el día que te tenga enfrente y te agarre a piñas. Sí, porque si vos andás violenta, yo también! jjajajaja
    Ya enserio, basta de amenazas, no digas eso, mirá lo liiiindo que te quedó, me hiciste cagar de miedo. Si, me dio "cuiqui" como decimos acá.Me hiciste dudar de mi gran deseo de meterme LSD en el cuerpo. Mirá si me pasa eso? Uhh.....voy a quedar peor de lo que soy...jajajaj. Encima me asusté mas cuando, después de que John hiciera tooodo ese rito tan lindo (este John es un amorcete) para que ella se tranquilize, la cosa va mal igual...ahí hay un trasfondo psicológico (?) Algo hay alojado en su mente que sale con eso. Le recomiendo terapia. (Ya está, ahora te mando mi cuenta ya no de neuróloga, sino también de psiquiatra, fijate cuando me vas pagando)
    Y bueno....si Chris no puede tomar mas LSD, que le vaya pasando sus tabletitas a su amiguísima Mary, hay que compartir che! jajaja
    Ay.... pusiste lo de Bélgica! Que tierna! aunque insisto que la franja de Gaza está buena....una luna de miel....EXPLOSIVA! jajajajajjajajaja Bueno, ya habrá tiempo para ir, sobre todo cuando no estén a los bombazos.
    Otra cosa, a ver cuando me "prestan" al Julian, que yo también quiero jugar con él, que con los nenes ya de edad me llevo re bien! Venga con la tía Mary mocoso lindo!!!
    Che....(como jodo con el "che", no? Es algo que no puedo sacar de mi, está en mi esencia XD)no entendía mucho cuando apareció la minita esta....la Charlotte, que dicho sea de paso me hizo acordar a otra minita que está en el programa de Tinelli (no creo que lo conozcas, da igual, no perdés nada)que se llama así y es modelo. Después como que fui deduciendo y dije "otra para Paul, y este Macca asco no le va a hacer" pero era como que me sonaba el nombrecito ese....Hasta que lei George Harrison y me cayeron todas las fichas juntas. Nooooooo!!!!!! Noooooo!!!! Ya me parecía que todo iba muy tranquilo en la relación George-Gwen. Ya tenía que aparecer una puta.....Bué, con eso me dejaste intrigadísima, quiero saber YA como sigue todo esto.
    Y ya voy a entrar a salir (?) O sea, me voy a ir despidiendo de tan estimada persona como usted XD
    Un saludo y siga así.

    Y ahora viene mi fuerte: las POSTDATAAAS!!

    P/D1: Hola Cloquell. Naa, mentira, no era eso, era mi clásico: casate conmigo.
    P/D2: Che (otra vez) que éxito mi comentario en el capi anterior, eh! No sabia que iba a causar sensación (?) Bueno, un saludo a los fans de mis comentarios, a saber: Citla y Viridiana jajajja
    P/D3: Goya te va a hacer juicio.
    P/D4: Recordá que somos "ese par" ;) XDDDDD
    P/D5 y última: RINGO TE AMO!


    Ahora si, chau!!!!!!!

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  2. hola!!!!! Soy una nueva seguidora de tu fic(ahhh mira que bueno... No me digas)bueno te preguntaras como es que di con tu tan mmmmmm... Maravillo fic bueno al leer otro fic( de ciitla harrison) vi sus recomendaciones para leer otros buenos fics como el de ella(si es cierto que le pagas lo has de hacer con una gran cantidad monetaria hasta yo le pagaria jajaja) y di con este gran fic tuyo cris.... Lo curioso aqui es que antes ya habia leido esta nove a sus principios claramente pero por desgracia no volvi a verlo hasta apenas semanas atras donde tuve que reiniciarlo( me tomo 3 dias wowww no podia dejar de leerlo en verdad es adictivo :p) y asi esta mi mini historia de como llegue hasta aqui jajaja(que claro no te ha de importar pero quise contarlo) bueno solo puedo decir que eres excelente pocos son los fics que logran atraparme y el tuyo es uno de ellos siguela y mas felicidades
    cuidate y sin mas que decir
    esperare con ansias el siguiente

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  3. Hola!
    Te cuento que me has dejado con una intriga enorme! Primero con aquello del viaje que en serio qué miedo, no me imagino pasando por algo así. Pero ese John es un amor, lo que hacía por ella para que se tranquilizara :')
    Y segundo, con el regreso de Charlotte :O :O cuando leí el nombre se me hizo conocido, pero no recordaba bien en dónde lo había visto y bueno, seguí leyendo y logré recordar a la loca esa que se le había lanzado a Harrison. No me lo esperaba en lo absoluto! Y lo bien que iba la relación entre Gwen y George pero en algún momento algo tenía que pasar.
    Ojalá puedas subir pronto porque de veras que me dejaste súper intrigadísima
    Un saludo!

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  4. ya se me había olvidado bien quién era Charlotte pero ya la ubiqué bien jajaja estoy segura de que hará de las suyas pero espero que no sea tan mala. Y Chris como es ingenua, si yo fuera ella ya dejaría el ácido! En fin, aquí me tienes comentando mil años después como siempre jiji pero como dicen más vale tarde que nunca!! Espero el siguiente capítulo!

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