miércoles, 19 de diciembre de 2012

Capítulo 69: Trabajo, descanso y reacciones

Apenas eran las ocho y media de la mañana y Chris ya estaba llamando, como todos los martes, a la puerta del despacho del director del periódico.

-Adelante.-se escuchó desde dentro.

Christine abrió la puerta con cuidado y entró.

-Buenos días.-saludó obligándose a sí misma a esbozar una sonrisa pese a que era lo último que le apetecía hacer en aquel momento.

-¡Christine!-exclamó el director al verla.-¡Qué sorpresa verte por aquí tan pronto!

-Sí, lo sé.-respondió ella tomando asiento en una de las sillas que había ante el escritorio.-Hoy he madrugado y he venido antes.

-Es raro que una estrella  madrugue, ¿no crees?-comentó el hombre con cierto tonillo de burla.

-Yo no soy ninguna estrella, Anthony.-le replicó molesta.

-Pero vives con ella.

La chica dejó escapar un suspiro exasperada. Le molestaba, y mucho, que pensaran que John y ella eran una especie de pack indivisible, una misma persona. Chris estaba obsesionada con mantener su independencia, su personalidad propia y, pese a que muchas veces ella misma se sintiera tan unida a John que le costaba definir dónde empezaba él y dónde empezaba ella, no le gustaba que los demás los metieran en el mismo saco. Y aún le gustaba menos que alguien hiciera eso cuando apenas se había hablado con John desde el fin de semana, desde después del "incidente" con el LSD. Estaba todavía demasiado dolida con él para que pudiera pasar por alto esos comentarios.

-Sea como sea.-dijo en tono glacial mientras sacaba de su carpeta un folio escrito a máquina.-Aquí te traigo el artículo para mañana. 

Anthony agarró el papel que la chica le tendía y se lo llevó ante sus ojos.

-¿De qué se trata?-preguntó mientras empezaba a leer ya.-Tiene un título bastante raro...

-A decir verdad, es una columna bastante rara.-respondió.-A diferencia de lo que he venido haciendo hasta este momento, habla de cosas más... no sé... humanas.

-¿Humanas?

-No hablo de política ni me meto con las intervenciones belicistas que se están haciendo o con leyes que se están promulgando.-aclaró.-Hablo de la hipocresía humana, tanto a nivel personal como a nivel de instituciones.

-No pinta mal...-masculló Anthony, quien ya había empezado a leerlo mientras ella hablaba.

La chica no dijo nada, simplemente se limitó a esperar a que Anthony acabara en silencio de leer su artículo mientras lo miraba, esperando ansiosa su veredicto. Era la primera vez que escribía algo así, tan diferente, y la verdad era que temía que se lo tiraran a la cara en lugar de publicarlo.

-Esto es...-empezó a decir el hombre mientras levantaba la vista y la miraba con una expresión indescriptible.-Esto es... ¡Fabuloso!

La chica soltó un suspiro aliviada y se obligó a sí misma a dibujar una sonrisa agradecida en la cara a la vez que Anthony repetía una y otra vez lo mucho que le había gustado.

-Bien, pues si te parece bien, yo por mí...-dijo la chica cuando el hombre dejó por fin la hoja del artículo sobre su escritorio.

-No tan rápido, Christine.-le dijo de repente Anthony cuando ella hizo ademán de levantarse de la silla e irse de allí.

-¿Ocurre algo?-se extrañó ella. Normalmente, sus visitas al despacho del director acababan cuando él se leía su artículo de opinión para el día siguiente y le daba el visto bueno, por eso aquella reacción le pareció rara.

-La verdad es que sí, ocurre algo y te lo quería comentar.

Chris volvió a sentarse bien y lo escrutó con la mirada antes de contestar. A juzgar por la sonrisilla que lucía en la cara, no podía ser nada malo, aunque nunca se sabía.

-Pues tú dirás.-le animó ella al fin.

-Verás, Christine...-empezó a decir él.-Pese a que tu juventud juega en tu contra en este oficio, pocas veces me he topado con alguien capaz de expresar como tú lo haces las ideas que tienes. Como sabes, tus columnas, las pocas que tienes a la semana, son un éxito, de hecho se venden más periódicos los días que se publica y...

-No te equivoques, Anthony. Mucha gente lee mi columna por ser quién soy. Creen que The Beatles hablan por mi boca o algo así.-bromeó ella, aunque en el fondo sentía que eso era completamente cierto.

-Bueno, quizá.-rió Anthony.-En el fondo lo de las ventas me da igual, lo que me importa es que me gusta como trabajas. Se te da bien, realmente bien... Y verás... Ha surgido algo en el periódico. No sé si lo sabrás, pero Blake, uno de los redactores, se jubila.

-Algo había oído por ahí...-contestó contrariada. No sabía adónde quería ir a llegar Anthony, aunque tenía un aleve sospecha.

-Sí, hace ya tiempo que viene comentándolo. Lo cierto es que tiene muchas ganas, cualquiera diría que no lo tratamos bien-y, dicho esto, largó una inmensa carcajada como si aquello que hubiera dicho fuera lo más gracioso del mundo.-La cuestión es que queda una vacante libre, en redacción, y antes de contratar a alguien nuevo, había pensado en ofrecerte el puesto a ti. Creo que das el perfil.

-Pero...-balbuceó ella sorprendida.-¿Me estás ofreciendo...?

-Te estoy ofreciendo un puesto fijo en el diario. De colaboradora eventual como estás haciendo ahora, pasarías a formar parte de la plantilla.-continuó él.-Trabajo toda la semana, con dos días libres, los que tú eligieras, y cubriendo temas de actualidad social, política o de lo que surja.

-Pero hay un inconveniente, Anthony.-replicó ella con un hilo de voz.-Yo no soy periodista. Empecé a estudiar Historia y ahora ni siquiera estoy yendo a clase en la Universidad...

-No seas ridícula, Christine.-rió él.-¿Cuántas personas con la carrera universitaria de periodismo crees que hay en esta redacción? ¡Tres! Tres de todos los que somos, imagínate. Ni siquiera yo estudié eso...

-¿No?

-Hice Derecho.-aclaró él.-Pronto aprenderás que el hecho de que alguien tenga madera de periodista no tiene nada que ver con sus estudios. Redacta bien, exprésate bien y busca la noticia, simplemente eso. Y creo que tú sabrías hacer todo eso, ¿no?

-Pero...

-Es el tercer pero que te oigo pronunciar desde que hemos empezado esta conversación.-contestó él.-Mira, aún tienes tiempo para pensarlo. Blake no se irá hasta dentro de mes y medio por lo menos, así que tienes tiempo para considerarlo. Consúltalo con quien quieras, piensa bien los pros y los contras y dame una respuesta cuando la tengas, sin prisas.

-¿Y...?-balbuceó Chris.-¿Y si la respuesta es que no?

-Obviamente me gustaría que la respuesta no fuera ésa, pero si lo es, respetaré tu decisión.-contestó Anthony sonriendo.-Si no decidieras aceptar cubrir el puesto de Blake, continuarías con tus columnas de opinión como hasta ahora, sin ningún problema.

-De acuerdo.-contestó Chris.-Lo pensaré.

-Nos vemos pasado mañana, ¿de acuerdo?

-De acuerdo. Adiós Anthony. Y gracias por la confianza prestada.

-De nada. Y adiós.

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El hecho de que ella no estuviera cuando se había despertado, le incomodó muchísimo. Seguramente habría salido hacia la redacción, pero no había forma de saberlo a ciencia cierta. Rompiendo su costumbre, Chris no había dejado ni una mísera nota diciéndole que se iba, nada, algo que ponía en evidencia que aún estaba muy, muy enfadada con él. Para qué negarlo, él también estaba enfadado consigo mismo. Odiaba haberle dicho todo aquello porque sabía que la forma en que lo había hecho la había herido, pese a que continuara pensando que había algo de razón en sus palabras. No obstante, no podía soportar verla así, tan fría y tan distante, sin apenas dirigirle la palabra, desde que él había vuelto a casa el sábado ya casi al mediodía. Y se sentía profundamente mal por ello...

Estaba reflexionando en todo ello mientras se bebía su primer té del día cuando tomó una firme determinación. Cuando volviera, intentaría hablar con ella. Mejor dicho, no intentaría hablar con ella, hablaría con ella. A fin de cuentas, si ella era una cabezota tozuda, él lo era mucho más y no iba a permitir que aquella tensión entre los dos durara ni un segundo más.

Después, sin dejar de pensar en aquello, agarró uno de los periódicos del día, que la asistenta había traído religiosamente como cada mañana, y lo abrió con la mera intención de despejar un poco su cabeza y dejar de sentirse por unos momentos como un completo idiota. Se saltó las primeras páginas: no tenía ganas de calentarse la cabeza leyendo noticias políticas o de grandes desgracias, y se detuvo justamente antes de la sección de deportes, en la sección que Chris llamaba "Tonterías varias para llenar las hojas" y que a él tanto le gustaban por la cantidad de gilipolleces surrealistas que a veces se publicaban allí. Entonces, lo vio. Una pequeña noticia, en una esquina, pero que enseguida le llamó la atención: "La Junta del Puerto de Westport, en Irlanda, decide vender isla de su propiedad para paliar su déficit".

Y casi sin quererlo, una idea se le iluminó en la cabeza haciendo que John, por primera vez desde que se había levantado esa mañana, dibujara una sonrisa en sus labios.

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Ringo miró a Mary preocupado mientras la pobre salía disparada de la cama al cuarto de baño. Llevaba unos días en los que estaba fatal. Apenas tenía ganas de comer y los vómitos se habían hecho tan frecuentes que la pobre había perdido bastante peso. Afortunadamente, él esos días no había tenido que ir al estudio (tampoco lo hubiera hecho aunque hubiera sesión de trabajo estando Mary como estaba, la verdad) y había podido estar con ella, que, pese a sus reticencias a que la cuidara, en el fondo sabía que le estaba profundamente agradecida.

Al cabo de unos minutos, la chica volvió a entrar en la habitación. Estaba mortalmente pálida y Ringo no pudo menos que saltar de la cama para acudir a su encuentro: en aquellos momentos se veía tan frágil que  parecía que fuera a caer en el suelo de un momento a otro.

-No hace falta que me agarres.-se quejó ella con voz débil.-No me encuentro mal, sólo...

-No digas tonterías, Mary.-le cortó él mientras la ayudaba a entrar de nuevo en la cama.-¿Tú te has visto? Esto no me gusta... Lo que no sé es por qué te he hecho caso y aún no he llamado al médico.

-Oh, Ritchie... No te preocupes, sólo es que he comido demasiado y mírame... Debería aprender a controlarme un poco... Además, se me ha juntado todo, estoy en mis días y... Cuanto menos te descuides, estaré bien, ya lo verás.

-Me da igual lo que digas.-sentenció él rotundamente.- Es el cuarto día que estás así y no mejoras. Voy a llamar al doctor, te pongas como te pongas.

Dicho esto, Ringo descolgó el teléfono que había en la mesita de noche y empezó a marcar los primeros números.

-Ritchie, no...

Pero él no le hizo el menor caso y acabó de marcar el número. Casi en el acto, la voz de una mujer mayor le respondió al otro lado del teléfono. Sólo hizo falta que dijera su nombre para que la mujer se apresurara a pasarle directamente con el doctor. Después de explicarle brevemente lo que pasaba, el médico acordó en ir a su casa nada más acabara terminara con un par de pacientes con los que ya tenía cita concertada.

-Supongo que ahora estarás contento.-masculló ella cuando colgó.

Él se volvió a mirarla y no pudo evitar soltar una risita por lo bajo cuando la vio de brazos cruzados sobre la cama con cara de enfurruñada. En aquellos momentos parecía una niña enfadada a la que no le habían dejado salirse con la suya y aquello le hizo muchísima gracia.

-Sí, lo estoy.-contestó acercándose a ella y dándole un beso en la mejilla.- Princesa, debes cuidarte. Cuando uno está enfermo debe ver al médico y...

-Tonterías, Richard. Yo no estoy enferma.

-Ah, sí, tienes razón.-bromeó él.-Esos vómitos y ese malestar son de lo más saludables...

-No te pongas en plan graciosillo...

Ringo soltó otra risita aunque seguía estando muy preocupado.

-El doctor vendrá en menos de una hora.-dijo dando por zanjada la discusión.-Voy abajo a comer algo. Y tú, princesa, no te muevas de aquí. Te subiré una infusión después.

Y dicho esto le dio otro beso a la chica y salió de la habitación sin ni siquiera darle tiempo a soltar ni una queja por lo que acababa de decirle.

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Chris abrió la puerta de casa todavía preguntándose si debía de aceptar o no el puesto que Anthony le acababa de ofrecer. Había venido todo el camino de regreso pensando en los pros y los contras y aquello, lejos de decidirla, la había confundido aún más. Y es que, la balanza de cosas a favor y cosas en contra estaba asquerosamente equiparada.

-Buenos días, pequeña.

La voz de John la sacó de repente de su ensimismamiento. Levantó su cabeza y lo miró: había salido al pasillo nada más la había escuchado y lucía una sonrisa de niño bueno impresionante. No obstante, ella le dedicó una mirada fría como el hielo. No porque la mirara con cara de no haber roto un plato en su vida y la llamara de nuevo "pequeña" iba a olvidarse tan así como así de lo que había pasado hacía unos días.

-Hola.-se limitó a contestar sin más antes de cerrar la puerta.

Después, sin decirle nada más pasó por su lado y entró en el estudio para dejar la carpeta y los trastos que traía consigo.

-¿Vienes del periódico?

Otra vez John. La chica no pudo evitar soltar un bufido al entender que la había seguido hasta allí.

-Sí.-contestó volviéndose hacia él, que ahora descansaba apoyado sobre el marco de la puerta.

-Ahm. Muy pronto, ¿no?

-He madrugado.- dijo secamente antes de volver a darle la espalda y ponerse a toquetear las cosas que había por encima del escritorio. Lo cierto era que no tenía nada que guardar, pero el fingir que estaba ordenando los papeles que allí tenía la hacía parecer ocupada y así, de aquella manera, quizá John desistía y se largaba de allí.

No obstante, Christine se equivocó de plano. Casi cuando ya empezaba a pensar que John se iría de un momento a otro, el chico entró en el estudio y sin darle ni siquiera tiempo a reaccionar, la abrazó por la espalda. Ella notó como la tensión se apoderaba de ella a la vez que él apoyaba la barbilla en su hombro mientras lanzaba un largo suspiro. No obstante no dijo ni hizo nada.

-No soporto que estemos así.-susurró él después de mantenerse unos segundos en aquella posición.-Te quiero con locura y... Joder, lo siento. Lo siento mucho.

-A mí tampoco me gusta esta situación.-respondió ella con sinceridad.-Pero... Te pasaste. Me dolió mucho lo que me dijiste.

-No volverá a ocurrir, te lo prometo. Nunca te volveré a hablar así.

La chica se zafó de su abrazo con suavidad y se dio la vuelta, de tal modo que quedó cara a cara con él. Lo escrutó: parecía sincero y arrepentido.

-Te pido disculpas.-insistió él clavando sus ojos en ella.

Y entonces, ella se desarmó de nuevo por completo y se abrazó a él con fuerza. No sabía cómo se las apañaba, pero era imposible no creerle teniendo en cuenta como la miraba.

-No me vuelvas a tratar así en tu vida, ¿me oyes?-alcanzó a decir todavía con la cara pegada a su pecho, sintiendo como las lágrimas, contenidas de tantos días de tensión en los que se había negado a derramar ni una sola en su presencia, se agolpaban en sus ojos.

-Nunca. Te lo juro.-susurró él a la vez que la estrechaba entre sus brazos y le daba un beso en el pelo.-Y te prometo que dejaré de lado el ácido... En realidad no es tan maravilloso como parece...

Chris se separó de él levemente y lo miró con los ojos empañados aunque sonriente y sorprendida con aquella promesa. Él le devolvió la sonrisa y le limpió las pocas lágrimas que ya habían empezado a asomar por su cara con los pulgares. Después, le dio un dulce beso en los labios que a ella le supo a gloria para a continuación abrazarla de nuevo y hundir su cabeza en su cuello, tranquilo.

Y cuando ella ya había olvidado sus problemas, que las cosas por fin se habían solucionado, un pensamiento cruzó su mente. El trabajo, el maldito puesto de redactora que le habían propuesto hacía unas horas. Notó como se estremecía al pensar en lo que debería hacer, decírselo a John, y, por unos momentos, incluso llegó a temer una reacción colérica por su parte. De hecho, uno de los contras a la hora de aceptar el puesto era precisamente la actitud que él pudiera adoptar hacia aquel tema. Y es que, pese a que él tuviera más que asumido que ella quería hacer una vida independiente, no sabía muy bien como tomaría el hecho de que tuviera que ponerse a trabajar a jornada completa... ¿Y qué debía hacer en esos momentos? ¿Decírselo y arriesgarse a estropear aquella frágil reconciliación o sin embargo callar y esperar? ¿Pero cuándo se lo diría? Respondió a todas estas preguntas en cuestión de segundos y, casi sin pensarlo, puso la mano sobre el pecho de John y lo separó levemente.

-¿Ocurre algo?-preguntó él contrariado, que obviamente no esperaba aquello.

Chris lo miró durante unos segundos, agarró aire y, por fin, se lanzó a hablar:

-John, he de contarte algo.

La expresión preocupada, contrariada y sorprendida, incluso podría decirse que con un atisbo de furia, de John hizo que Chris se acelerara a la hora de aclarar el tema. Era evidente que él en aquellos momentos no estaba pensando nada bueno. Y no quería ni imaginarse qué cosas estaban pasando por su mente en aquellos instantes.

-El director del periódico me ha dicho que queda una vacante en redacción libre dentro de poco y me ha ofrecido el puesto.

John largó una sonora carcajada que la desconcertó.

-¿Eso era lo qué tenías que decirme?-preguntó cuando paró de reír.-¿Y qué le has contestado?

-Nada.-contestó ella intentando adivinar si aquella sonrisa en la cara de su novio se debía a que realmente le gustaba la idea o a que simplemente estaba aliviado por no haber escuchado ninguna de las posibles barbaridades que con total seguridad había imaginado.

-¿Nada?

-Sí, me ha dado unos días para contestar... De todas maneras el puesto quedaría vacante dentro de un mes largo y... Tengo tiempo para pensarlo.

-A juzgar por tu carita, creo que ya lo tienes más que pensado.

-Pues no.-respondió ella.

John soltó otra risita.

-No me mientas.-le susurró acercándose a su oído.

-Te juro que aún no he...

-Vas a aceptarlo, ¿verdad?-sentenció él esbozando una sonrisilla.

-John, aún no lo he pensado, ya te lo he dicho.

Sin ni siquiera contestar, él se dejó caer sobre uno de los dos sillones que había en el estudio, todavía con aquella sonrisilla pintada en la cara.

-Dime una cosa, pequeña...-dijo al fin poniendo las piernas encima del reposabrazos.-¿A ti te apetece hacerlo?

-Pues...-dudó ella pensando por primera vez en serio, sin tener en cuenta la posible mala reacción de John, que era evidente que no se iba a enfadar por ello.-No sé... Supongo que... Sí. Me gusta en realidad.

-Y se te da bien.-concluyó él.-Deberías decir que sí.

-¿Tú crees?-preguntó ella sin poder ocultar su felicidad.

-Sí.-sonrió John.-Si quieres hacerlo, acepta.

Por toda respuesta, la chica se acercó y le soltó un sonoro beso en la mejilla.

-Por cierto... Supongo que antes de tener el nuevo trabajo tendrás tiempo para una escapadita un fin de semana...-dijo él de repente.

-¿Qué? ¿Una escapada? ¿Adónde quieres que vayamos?

-Sólo quiero veamos algo, pequeña.-contestó él.-Y de paso nos pasamos un par de días solos sin obligaciones de ningún tipo, ¿qué te parece?

-¿Pero adónde vamos?

-Eso ya lo verás.-sonrió John.-Será una sorpresa.

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-¿Y dices que los vómitos los tienes desde hace tan sólo unos días?-quiso saber el médico, que estaba inspeccionando a Mary mientras él observaba la escena desde el sillón que había en la habitación.

-Sí.-contestó la chica.

-Pero no hay dolor abdominal.

-No.-negó Mary.-Bueno... El dolor típico del período y todo eso.

-Entiendo...-masculló el doctor.-Voy a inspeccionarte las pupilas, ¿de acuerdo?

Mary asintió con la cabeza a la vez que el médico agarraba una pequeña linterna y la encaraba a sus ojos directamente.

-Voy a hacerte un análisis de sangre, Mary.-concluyó el doctor cuando acabó su inspección.

-¿Un análisis?-preguntó Ringo extrañado. Era la primera vez que había abierto la boca desde que el médico había llegado y no pudo ocultar el tono de preocupación en sus palabras.

-Sí, creo que sería lo más apropiado. Ya que estamos, hacemos el análisis y así tenemos el reconocimiento completo.-respondió el hombre antes de volverse de nuevo hacia la chica.-Y ahora, Mary, ¿te importaría que te extrajera ahora la sangre para los análisis?

-Qué remedio...-respondió la chica medio en serio y medio en broma.

El doctor soltó una risita por lo bajo mientras preparaba la aguja. No tardó demasiado en extraer la sangre necesaria, en terminar el reconocimiento y recetarle unas pastillas contra los vómitos. Después, recogió sus cosas y salió de la habitación acompañado por Ringo, dejándose tras de sí a una Mary que parecía mucho más mareada después de haber visto la sangre.

-¿Tiene idea de lo qué puede ocurrirle?-preguntó Ringo nada más cerraron la puerta de la habitación.-No ha dado un diagnóstico y...

-Por eso precisamente voy a mandar ese análisis.-respondió el médico.-Con lo que ahora he visto, mucho me temo que no puedo dar un diagnóstico claro.

-¿Pero tiene idea de qué puede ser? Seguro que algo se imagina...

-Bueno...-masculló el doctor.-En realidad estoy barajando seriamente la posibilidad de que tenga anemia.

-¿Anemia?-repitió él con un hilo de voz.-¿Es grave?

-Depende. Pero no debes preocuparte, Richard, en la mayoría de casos es una simple carencia superficial de hierro que se soluciona pronto.... De todas maneras, debemos esperar a los resultados del análisis.

-Dese prisa en tenerlos pues.

-Descuida.-contestó el doctor.-Nada más los tenga os llamaré.

-Gracias por todo.

-Es mi trabajo, no tienes por qué agradecer nada. Tranquilo, Richard. Y cuídala, eso sí. Nos vemos pronto.

-Sí...-contestó él mientras el doctor ya empezaba a caminar hacia su coche.-Adiós.

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Lo único que le había podido sacar a John en limpio de aquella misteriosa escapada de fin de semana que le había prometido antes de irse, era que tenían billetes de avión para Dublín. No obstante, parecía que la capital irlandesa no era el destino final ni muchísimo menos, así que todo continuaba siendo un misterio para Christine incluso cuando ya estaban metidos dentro de un coche de alquiler, con John al volante, mientras salían de la ciudad.

-¿Me puedes decir ahora adónde vamos?-preguntó ella, que se estaba muriendo de curiosidad.

-Vamos al norte.

-Oh, Johnny, eso ya lo veo...

-Pues entonces ya lo sabes.-rió él.-Unas cuantas horas soportando mi conducción temeraria y ya verás adónde te llevo.

-Dijiste que querías que viera algo...

-¿Eso dije?

-¡John!-le riñó ella a la vez que él empezaba a reírse con ganas.-No te rías, sabes que me matan estas intrigas.

-Lo que pasa es que eres una impaciente, pequeña...

Chris soltó un bufido consternada. Sabía que no iba a decirle nada más. Sólo había alguien que le superara a ella en cabezota y ése, sin lugar a dudas, era John. Así que si había dicho que no iba a decirle nada hasta que llegaran, no se lo diría, así de simple.

Afortunadamente, el viaje transcurrió sin sobresaltos. Pronto, aunque pareciera imposible, John le hizo olvidar su intriga con su conversación y sus cosas y, un poco después de que pararan a repostar en una gasolinera regentada por un irlandés tosco que pareció no reconocerles, John anunció que estaban a punto de llegar.

-¿Dónde estamos?-preguntó Christine mientras miraba la bahía por la ventanilla. Aquello realmente era precioso: verde y con el mar de fondo, parecía sacado de un cuento.

-Estamos en la Bahía de Clew.-aclaró John.-Y ahora mismo vamos a entrar en un pueblo que se llama Westport...

-¿Vamos a quedarnos en ese pueblo?-quiso saber ella.

-No.-sonrió John.-He quedado aquí con alguien que sí que nos va a llevar al sitio donde vamos a quedarnos.

A Chris ni siquiera le dio tiempo a contestar antes de que John detuviera el coche delante de lo que parecían ser los edificios del pequeño puerto pesquero del pueblo.

-No me digas que vamos a pasar un magnífico fin de semana pescando bacalaos...-bromeó ella mientras bajaban del coche.

-Oh, no me digas que no te gusta la idea...-le siguió él la corriente.

Apenas habían puesto un pie en la calle, un tipo pelirrojo y con barba que debía aproximarse a los cincuenta corrió hacia ellos.

-Señor Lennon, señorita.-se presentó cuando estuvo delante.-Por fin nos conocemos. Soy Gerrald Crowley. Les estaba esperando, espero que hayan tenido un buen viaje.

-Encantado.-contestó John.-Usted es el que se encargó de tratar con mi abogado, ¿verdad?

-Exactamente, el mismo. Fue un placer hacer negocios con él, bueno, con usted.

-Ah, yo paso de los negocios...

Chris no podía dejar de mirarlos a los dos sorprendida. ¿De qué estaban hablando? ¿Negocios? ¿Abogado? ¿Y quién era aquel tipo que les estaba esperando?

-Tengo la lancha que me encargó aquí mismo, al lado de la mía propia.-dijo el tal Gerrald señalando hacia el puerto.-Tengo entendido que usted sabe manejar una, ¿verdad?

-Más o menos. No tiene mucho misterio.-sonrió John.

-Perfecto. Si no tienen inconveniente, les acompañaré hasta la isla. Está cerca y no tiene pérdida, aunque ya que es la primera vez que van será mejor que me sigan.

-Me parece bien.-contestó John a la vez que sacaba la maleta que habían traído consigo del maletero del coche.

John, Gerrald y la confundida Chris se dirigieron hasta el muelle y subieron en sendas lanchas que estaban amarradas en el puerto.

-¿De qué va todo esto? ¿Y quién es ese tipo?

-Ese tipo es el dueño de la inmobiliaria de Westport.-respondió John mientras arrancaba la lancha y empezaba a seguir a Gerrald, que iba delante con la suya.

-Un segundo... Espera a que me aclare...-dijo ella levantando la voz para que él la pudiera escuchar por encima del ruido del motor.-¿Has comprado una casa en una isla?

-No exactamente.-respondió casi gritando John mientras sonreía pícaramente.

-¿Entonces?

John fingió descaradamente no haberla escuchado y continuó conduciendo tranquilamente detrás de Gerrald. Ya iba a protestar por aquel secretismo cuando las dos lanchas se detuvieron delante de una isla, al parecer, completamente deshabitada.

-¡Ya hemos llegado!-exclamó Gerrald desde la otra lancha.-¡Bienvenidos a Dorinish!

-Y en respuesta a tu pregunta de antes...-susurró John acercándose a Chris.-No he comprado una casa en una isla. He comprado la isla, que es distinto.

-¿Qué?-casi exclamó ella.

-1700 libras.-sonrió él.-Una verdadera ganga para lo que de ahora en adelante será un refugio para los dos cuando tengamos ganas de evadirnos del mundo.

-Estás completamente loco...

-Lo sé. Y sé que a ti te gusta que lo esté, pequeña....-susurró él antes de darle un beso en los labios.-Y ahora, bajemos. Creo que tenemos una isla que explorar.

**************************************

George se sentía un poco mal por ir a esa fiesta sin Gwen. No obstante, ella le había insistido tanto en que no podía ir por culpa del examen teórico que tenía ese mismo lunes que a él no le había quedado más remedio que acudir sólo. Además, era una de esas citas ineludibles a las que tenías que ir sí o sí, una de esas fiestas a las que Brian no le hubiera perdonado nunca que faltase por la afrenta que aquello hubiera supuesto. Otra cosa en contra de aquella maldita fiesta era la ausencia de los demás chicos, que a saber qué andarían haciendo... No obstante, se autoconsoló intentando pensar en que allí se encontraría a un montón de amigos y conocidos con los que por lo menos intentaría pasar un buen rato.

No se equivocó. Apenas pudo sortear los flashes de las cámaras que se agolpaban en la entrada y entró adentro, se encontró con un sonriente Eric Clapton que enseguida se lo llevó a la barra. Estuvieron así, charlando y bebiendo durante largo rato, entre ellos y entre los otros muchos que había por allí, la "gente guapa" de Londres, disfrutando, sin más. Y justo cuando ya estaba empezando a notar como los whiskys que se había tomado le estaban subiendo a la cabeza, escuchó aquella voz, aquella voz que ya empezaba a conocer bien, demasiado bien...

-¡George! ¿Eres tú?

El chico se dio la vuelta lentamente y la miró con los ojos entrecerrados, mientras le daba una profunda calada a su cigarrillo.

-Hola Charlotte.-contestó sin más.-No esperaba verte por aquí.

-Yo tampoco a ti. Al no ver a ninguno de los otros tres...

-No han venido.

-¿Y tu novia?

-¿Gwen? En casa.-respondió.-¿Y tú? ¿Has venido sola?

-En realidad he venido con mi agente... Quería que conociera a algunas personas del mundo de la moda y me ha pedido que le acompañara. Pero ya hace un buen rato que ha desaparecido... Como tu amigo.

Al escuchar aquella última frase, George se dio la vuelta y comprobó que, efectivamente, Eric se había ido de su lado. No obstante, no le costó localizarle un poco más allá charlando con una chica despampanante, modelo, seguramente.

-En estas fiestas muchos acaban desapareciendo, no es nada raro.-comentó en tono casual.

No se dio cuenta del significado de su comentario hasta que vio como lo miraba la rubia. Vale, estaba borracho, pero era capaz de discernir aquel tipo de cosas. Fue entonces cuando sintió como el corazón le daba un vuelco. Gwen, con la que tantas discusiones había tenido últimamente por aquello, había estado siempre en lo cierto: esa Charlotte iba a por él de una manera más que descarada y él había estado completamente ciego hasta el momento.

-Pues si todos desaparecen...-masculló Charlotte sonriendo de manera sugerente.

George la miró durante unos segundos, fijamente y, después, apuró el vaso de whisky que tenía en la mano de un solo trago. Después, se aclaró la garganta, agarró aire y dijo:

-¿Por qué no me acompañas al jardín, Charlotte?

La chica se quedó mirándolo, sorprendida pero satisfecha a la vez mientras George se ponía en pie y empezaba a caminar, sin ni siquiera esperarla hacia el jardín.

************************************

Chris y John entraron en la pequeña cabaña que se había erigido como su improvisado hogar en aquellos dos días que iban a pasar en Dorinish, su isla. Aunque la casucha era minúscula, era tremendamente acogedora, sobre todo con el fuego crepitando en la chimenea como lo estaba haciendo en aquellos momentos. No obstante, John tenía idea de construir algo más "resistente" allí nada más tuviera oportunidad. Una especie de casa de veraneo en la que ellos dos pudieran pasar sus periodos de descanso sin cientos de ojos curiosos posados en ellos.

-Esto es precioso, John...-dijo Chris casi en un susurro mientras miraba por la ventana.-Precioso.

Él se acercó a ella y rodeó su cintura con sus brazos. Después, apoyó la cabeza contra el hombro de la chica, sonriente y feliz como ya hacía tiempo que no lo estaba. Efectivamente, aquello era precioso, sobre todo en aquellos momentos. Afuera empezaba a anochecer y una suave llovizna que apenas rozaba los cristales caía sobre la inmensidad de pasto verde y mar que se extendía ante sus ojos.

-Es precioso y ahora es nuestro...-susurró él.

Nada más escuchar aquello, la chica se giró suavemente hasta quedar cara a cara con él. Lo miró durante unos segundos y, después, sin decir nada, lo besó. John le respondió con ganas y pegó aún más su cuerpo contra el suyo mientras ella respondía con un leve suspiro que a él le sonó a gloria. Con cuidado pero con determinación, la agarró por la espalda y la condujo, sin dejar de besarla, hacia la desvencijada alfombra que había delante del fuego. Ella se separó de él unos segundos y lo miró. Era evidente que sabía lo que iba a ocurrir, pero más evidente era que ella lo estaba deseando tanto como él. Con cara de niña mala, pasó su mano por debajo de su jersey, sobre su piel desnuda. Sólo con notar el tacto cálido de su mano sobre su pecho, sólo con imaginarse qué era lo que iba a ocurrir a continuación, John empezó a perder la cabeza. Era paradójico que estando con ella desde hacía casi año y medio, aquella chiquilla continuara haciéndole perder el control con tan solo un pequeño gesto como aquel. Ansioso, se quitó el jersey de un tirón e hizo lo mismo con el de ella. Chris soltó una risita excitada antes de que él hundiera de nuevo su cabeza en su cuello. Y entonces, cuando sintió la mano de ella desabrochándole el botón de su pantalón vaquero, John perdió la cabeza por completo. Acabó de desnudarla casi con brusquedad y, después, los dos cayeron rodando sobre la alfombra. No quedó ni una parte de su cuerpo por besar y acariciar, ni del uno ni del otro, antes de que ella definitivamente se hartara de la única prenda que en esos momentos se interponía entre los dos y le quitara los calzoncillos a John casi con la misma brusquedad con la que él la había acabado de desnudar minutos antes. Él no pudo menos que soltar un gemido ahogado al sentir su erección contra la piel de ella, que le agarró por el cabello y atrajo su cabeza hacia la suya para darle un apasionado beso a la vez que le rodeaba la cintura con las piernas. Y entonces, John, sin dejar de besarla, entró, por fin, dentro de ella para hacerle el amor como tantas veces se lo había hecho; una cosa de la que nunca, nunca, nunca en su vida se cansaría. Estar unidos, los dos, de una manera tan perfecta en la que no se sabía a ciencia cierta donde empezaba el cuerpo del uno y acababa el del otro, haciendo físico el amor que sentían, era, sin duda, la mejor sensación del mundo.

*************************************

George se sentó en una de las sillas que había en aquel inmenso jardín y miró a su alrededor. Estaba a rebosar. Casi podría decirse que había más gente allí que adentro.

-Hace una buena noche, ¿no crees?-dijo de repente Charlotte.

El chico se volvió y la miró. Había estado tan metido en sus propios pensamientos que apenas se había dado cuenta de que Charlotte se había sentado a su lado. Suspiró. Sin duda, había llegado el momento. El momento de poner los puntos sobre las íes y dejarlo todo muy pero que muy claro.

-Verás Charlotte...-empezó a decir.-No quiero que me malinterpretes. Si te he hecho salir aquí conmigo es porque quiero que hablemos.

-¿Hablar?-preguntó ella. La cara de la chica reflejaba una inmensa sorpresa. De no haber estado él metido en esa situación de pleno, se habría reído de buena gana con aquello: al parecer a Charlotte el príncipe azul le acababa de salir rana.

-Sí, hablar.-contestó él con contundencia.-Creo que todo esto está... tomando caminos que no deseo tomar.

-No entiendo lo que quieres, decir, George.-se apresuró a decir ella.

-Sí que lo sabes.-le cortó él con severidad.-Siempre estás por donde yo estoy,: cuando salgo a dar un simple paseo por ahí, cuando voy al estudio, cuando acudo a alguna fiesta... Mira, podría creer en las casualidades si esto sólo hubiera pasado una, dos o a lo sumo tres veces, pero obviamente, eso no es así.

-¿Qué estás queriendo insinuar?-casi gritó ella.

-No insinúo nada, sólo digo lo que hay.-respondió él con serenidad.-Y no me gusta nada todo esto, si te digo la verdad.

-Oye, George... Yo no...

-No, óyeme tú a mí.-le interrumpió él poniéndose en pie de repente.-Estoy con Gwen y la quiero, la quiero muchísimo. Te equivocas de plano si crees que voy a arruinarlo todo por un...

-¿Por un qué?-preguntó ella desafiante al ver que él se había interrumpido bruscamente.

A George sólo le faltó un poco para contestarle a la pregunta con un claro "por un putón como tú", pero se contuvo en el último momento.

-Mira, Charlotte.-le dijo finalmente.-No quiero volver a verte, ¿vale? No quiero que te vuelvas a cruzar en mi camino. Y si alguna vez nos cruzamos por casualidad haz como si no me hubieras visto, ¿entendido?

Charlotte se quedó mirándolo boquiabierta, sin saber qué decir ni qué hacer, aunque eso a George no le importaba lo más mínimo. Así que, sin ni siquiera esperarse a que ella reaccionara ante aquello, se dio media vuelta y volvió a la fiesta sintiendo como se había quitado un enorme peso de encima, un enorme peso del que él ni siquiera había sido consciente hasta esa misma noche pero que por poco lo había hundido en un pozo en el que nunca hubiera deseado caer.



Holaaaaaaa!!!!!! Aquí yo después de mil años como ya viene siendo costumbre... Espero haber compensado con este capi largo, largo. Espero que estéis bien y, si no nos "vemos" antes de la semana que viene, aprovecho para desearos una feliz Navidad a tod@s. Sobre el Año Nuevo no diré nada pues espero publicar antes de que llegue el 2013, así que... Esa felicitación, a la próxima.

En fin, nenas, gracias por leer y por comentar (Debbie -éste era para ti, lo sabes ;) -, "mi María" -jajajaja, recuerda lo de las dos preguntas-, Jane Allen -que adoro tus comentarios, de verdad que sí-, Ingrid -por fin sé tu nombre: ahora puedo darte las gracias personalizadas :D -, y Citla -de vuelta después de exámenes, holaaaa!-). Y ya sabéis, esto sin vosotras que leéis, no sería nada.

Besos y HAPPY XMAS! :D












6 comentarios:

  1. hola cris me encanta que hayas publicado, nadie lo ha hecho y bueno sin nada que hacer es realmente es una tortura......
    Por fin George puso en su logar a la tipa esta Charlotte yo que el la hubiera aventado para que la atropellaran
    respecto a Chris pues una excelente oportunidad que se le da ojala y acepte y de una buena vez deje en claro que ella es punto y aparte. Ademas de ser novia de John y hermana de Paul es uba persona no se si me entiendas
    Mary.... MAry pobre probable anemia !!!!!!
    Una pregunta que paso con peny se llamaba asi no ????? Me encant en la reconciliacion de john y chris aqui vuele a futuros padres a no verdd jajaja
    sin mas que decir Cris te deseo lo mejro y ojala si puedas publicar antes del estrar a un nuevo año saludos adesde aqui

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  2. Bueno, yo ya casi te comenté todo por el guazap, bah, te hice las dos preguntas que al final fueron 4 jajajjaa, soy una aprovechadora.
    Bueno, debo reconocer que me molestó que taaan rápido se hayan reconciliado, porque John se merecía mas frialdad, porque se pasó mucho con lo que dijo. Lo que no sé es si recordará el cachetazo que recibió jajajjaa. Pero después....después...bueno, vos sabes que en el fondo soy una romántica, y mas estando en los días que estoy que...que....ayy....lloro....buaaaaa jajajajjajajajaja momento, voy a romper cosas XDDD
    Naaa, enserio, después me gustó mucho que se hayan reconciliado, y que John no se haya tomado mal el ofrecimiento de trabajo que recibió Chris. Si se lo tomaba mal, me metía en tu fic y le daba un almohadazo en toda la cara. Otra cosa que me gustó, y cómo no gustarme a mi o a cualquiera, fue toooda esa escena de la cabaña que aajdhdhsfjfjfgj jajajaja no lo digo por lo que soy, o sea, no habla mi lado degenerado, no, no. Habla mi lado que aprecia mucho como escribís esas escenas, tenés una maestría tremenda y con esto, la verdad, no estoy descubriendo nada :)
    Bué....anemia, anemia.....yo te voy a dar anemia a vos! Cloquell, me metés a mi la historia de tu madre! Eso no puede ser! Ya mismo voy a agarrar el telefono y voy a hablar con ella, a los gritos, como tu tía XD. Voy a decirle que su hija usa los sufrimientos de su vida pa metermelos a mi, mas cuando esos sufrimientos fueron causados justamente por SU HIJA.
    Ahora vamos con George. Bien George, vamos herrrrmano!!!!! Al fin te avivaste! Largué la carcajada cuando leí "por un putón como tú" jajajajajjaja debería habérselo dicho en la cara! Aunque no sé...se me hace que la Charlotte esta es como la Mel....que no se va a quedar así no mas. Mmm.....yo que Gwen, empiezo a preparar la artillería pesada.
    Bueno pimpollo mío (ay, decime que te hice poner colorada) te voy a dejar, antes de que rompa algo porque ando bassssstante calentita.
    I love yooouuu


    P/D: Puedo hacer mas preguntas? XDDDDD
    P/D2: Recién recuerdo que me adoptaste. Mamáaaa necesito dinero!
    P/D3: Je, no veo la hora de leer acá la nota que me pasaste ;)

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  3. ayyyyyyyyyyyyy George te amo <3 qué lindo!! Bye Charlotte, George es de Gwen!!! tuve que repasar varias veces el capítulo para comprobar que Paul y Penny no aparecen en este capi!! Espero que no se estén cortando las venas o algo así jajaja... aaaaaah y qué bueno que John y Chris ya se reconciliaron aunque pensé que Chris se iba a tardar más en perdonarlo, pero bueno, qué mejor manera de celebrar su reconciliación que comprando una isla jajaja Y Mary... no sé por qué se me vino a la mente que estaba embarazada pero lo descarté rápido, espero no tenga nada grave! Como sea, también te deseo feliz navidad (aunque faltan algunos días) pero bueno, ya sabes que aunque a veces se me pase comentar me tienes leyendo todos los capítulos! Me gusta mucho como escribes!

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  4. Al fin se arreglaron los problemas entre Cris y John, eso es grandioso y qué forma de irse a disfrutar su soledad eh xD
    Yo también pensé que ambos tardarían más en reconciliarse pero veo que el plan de Lennon funcionó a la perfección :)
    Mary....¿una posible anemia? o ¿la posibilidad de un lindo embarazo? Sea lo que sea, ojalá la chica esté bien.
    George puso en su lugar a la facilota de Charlotte, me alegra. Esas mujeres siempre me han molestado por ser tan "aprontonas" como las llama mi madre.
    Harrison le hubiese dicho la frase completa pero bleh es muy buena persona para hacerlo xD

    Cris, heme aquí después de no comentar en capítulos pasados, disculpa mi comentario moco de hoy pero tengo una gripe que no me deja vivir u___u
    Aunque no sea el día espero que tengas una Feliz Navidad y la pases en grande en compañía de los tuyos.

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  5. Ya llego el comentario mas bonito y el mas esperado, nah...YA LLEGO CITLALI, PUTA MADRE! XDDDDDDDDDDDDD! Bueno primero que nada, gracias a lo que hiciste con George y esa estúpida puta y perra, ahora lo amo más XD porque yo creo que si lo hubiera echo y bueno, es que esa tipa :@@@@@@@@@@@ ¬¬ duro muy poco el enojo, aunque John parecía arrepentido pero... ¿Será cierto que ya no volverá con el ácido? XD y la escapada que se dieron muy bien, allí si, hay estúpido Lennon es de esos hombres que amas y medio odias, bueno, yo lo sigo amando XD y bueno, ¿Que tiene Mary? Cuando leí "vómitos" dije ESTA EMBARAZADA, LERO LERO! pero después eso del período arruinó mi burla que le iba a echar a la Luján ¬¬ XD hahaha! y ¿Paul? OMFG no apareció D: hahahahahahaha! ya lo tienen olvidado porque es el soltero XD ¿Será que Chris aceptará el trabajo? Creo que todas sabemos la respuesta ¡Oh, Cris! que bueno que subiste y espero y subas pronto y feliz navidad a ti también c: bueno, ya me voy, que son las 2:38 de la madrugada, si como siempre, leyendo hasta tarde y gracias por tus saludos c:

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  6. Hola! Por fin puedo pasar a comentar.
    Bien, primero que todo, gracias por aquello de que te gustan mis comentarios, que supongo que estamos a mano, porque yo adoro tu historia ^_^
    Segundo, ¡Qué capitulazo te hiciste! Me despertaste muchas emociones con cada parte. Empezando por aquello del trabajo de Chris, que sinceramente, creí que John se lo tomaría mal, pero nada de eso! Porque no se dañó en lo absoluto la súper reconciliación que tuvieron. Y wow, algunos regalan anillos y otros flores, pero ¡Una isla! Eso sí que es original y genial, creo que ya sé que pedir para mi próximo cumpleaños :D
    Y esa escena en la cabaña... simplemente genial, la describes de una manera tan linda!
    Pero qué mal por Mary, ojalá todo aquello no vaya resultar en algo grave :( sería muy triste ver -leer- que Mary y Richie sufran.
    Y ¡¡GRACIAS!! Gracias enormes por esa escena que nos regalas de George, bien merecido se lo tenía la tipa esa! Yo en primer momento creí que Harrison con aquello de las copas encima y lo de salir al jardín, haría algo 'indeseable' y ya estaba hasta preparando las antorchas y la turba furiosa! Pero ese hombre definitivamente es un amor, hizo lo correcto y por fin le hizo su merecido a esa estúpida :D
    Y bueno, qué puedo decir... que me has dejado con las ganas de un nuevo capítulo y desde luego, una isla para mí solita :3
    Un saludo!

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