jueves, 9 de mayo de 2013

Capítulo 87: Una nueva vida


Hacía poco que acababa de llegar del trabajo y Christine estaba en el sofá, pensativa, mirando aquel pequeño calendario de cartera sin ni siquiera parpadear. En aquellos momentos, su cabeza era un verdadero hervidero, pero, por más vueltas que le diera al asunto, todo se resumía en una simple idea: en los dos meses que llevaba casada con John no le había bajado la regla.

No obstante, aunque la cosa pareciera sencilla, no estaba segura de nada en aquellos momentos. En realidad, la idea de estar embarazada no le preocupaba; al contrario, la ponía muy feliz. De hecho, John y ella ya hacía algún tiempo que estaban tonteando con la idea y, lo que había surgido casi como una broma durante las Navidades anteriores, se había convertido en algo muy serio desde hacía un par de meses, hasta tal punto que ella había dejado de tomar la píldora poco antes de la boda. Pero… ¿y si no lo estaba? Pese a que las cosas con John estaban geniales, esos últimos meses había estado sometida a un stress inmenso. El acoso de la prensa, el trabajo y, sobre todo, la relación entre Paul y ellos, que de cada día iba a peor, la habían puesto en una situación de nervios extrema y tal vez aquellos atrasos fueran en realidad fruto de todo aquello.

Por eso no sabía qué hacer en aquellos momentos. Por un lado, quería contárselo a John con todas sus fuerzas, pero no estaba segura de si debía hacerlo. Sabía que si se lo decía, se pondría loco de contento, pero… ¿y si después resultaba que no estaba embarazada? ¿Y si todo había sido una falsa alarma? No quería desilusionarle ni crearle falsas expectativas y a lo mejor lo más sensato sería esperar a que el ginecólogo se lo confirmara antes de decirle nada...

-¿Tan interesante es ese calendario, Christie?

Chris casi dio un salto del sofá cuando escuchó la voz de John casi a su lado. Había estado tan metida en sus ideas que ni siquiera le había oído llegar. Sintiéndose como si la hubieran pillado robando, se volvió nerviosa hacia él e intentó esbozar una sonrisilla inocente sin demasiado éxito.

-Hola, cariño.-saludó intentando parecer lo más normal posible. No obstante, tenía la odiosa sensación de que cuanto más intentaba disimular, más empeoraba las cosas.-No te había oído llegar…

-Te he llamado cuando he entrado. Esto estaba tan silencioso que pensaba que no estabas.

-Ya…-balbuceó ella.-Hoy habéis acabado muy pronto, ¿no?

John le dedicó una mirada extrañado. Era evidente que había captado perfectamente sus intenciones de desviar la conversación hacía otros derroteros, cosa que a Chris la hizo sentir extremadamente tonta. A veces era bastante incómodo estar con alguien que la conociera tantísimo.

-Sólo hemos hecho una toma de esa maldita canción.-contestó no obstante al cabo de unos segundos.-¿Puedes creértelo? Una puta toma. Si lo sé, no voy.

-¿Y cómo están las cosas por allí?

-Igual que siempre.-se limitó a contestar John sentándose a su lado. Después, le dedicó una mirada interrogante a Chris y la rodeó con su brazo, acercándola a él. La chica suspiró. Sabía qué era lo que iba a decir a continuación y no se equivocó.-¿Y tú? ¿Qué tal? ¿Por qué mirabas eso tan seria?

La chica tragó saliva antes de hablar. Vale. En aquellos momentos tenía dos opciones: mentir o no, y no tenía ni idea de qué debía hacer.

-Bien. En el periódico ése de cada día están más locos. No te extrañes si de un momento a otro nos hacen trabajar día y noche.-contestó haciendo que John soltara una risita entre dientes. Después, en un último intento por ganar tiempo e impedir que John le insistiera más, levantó la cabeza y le dio un tierno beso en los labios. Sabía que si podía desviarle la atención de alguna manera era poniéndose cariñosa. Cuando se separó de él, le dedicó una mirada tierna y sonrió mientras le pasaba la mano por la barba, de cada día más poblada:-Pronto me tendré que abrir paso entre tu barba para poder besarte a gusto, peludo. Pero que me maten aquí mismo si no te encuentro guapísimo…

Por unos momentos, Christine pensó que su truco había funcionado. John le devolvió el beso de manera apasionada y empezó a acariciarla por debajo de su camiseta de una manera muy peligrosa. Ella se dejó llevar, con ganas, y hundió su mano en el pelo del chico, dejándose hacer. Y justo cuando ya se había olvidado casi de todo, John se separó de ella y la miró, pícaro.

-¿Qué mirabas con tanto interés?-preguntó sin más dedicándole una sonrisita divertida.

Chris se lo quedó mirando durante unos segundos, descolocada por completo y, a continuación, lanzó un suspiro molesta. Le había salido el tiro por la culata: ella había querido jugar con él para que no le preguntara más y al final había resultado ser él el que había jugado con ella. Debía de haberlo sabido desde un primer momento: cuando a John se le metía una cosa entre ceja y ceja, era imposible hacérselo olvidar. No obstante, aun así, Chris decidió seguir mareando la perdiz.

-¿Qué miraba de qué?

Lejos de enfadarse, John le dedicó otra sonrisa y le agarró la mano izquierda. Christine maldijo para sus adentros cuando comprobó que aún tenía allí el pequeño calendario que hasta hacía unos minutos había estado escrutando con interés.

-De esto que tienes aquí.-le contestó él quitándole el calendario de la mano con suavidad.

-Ah, eso…-masculló ella.-Nada.

-Ya, nada…-rió John divertido a la vez que soltaba una risita.-Y yo voy y me lo creo. A estas alturas, pequeña, después de haber estado cinco años diciéndotelo, deberías de tener asumido que mientes fatal, al menos, para mí.

-John…

-Chris…-se burló él imitando el tono de voz con el que ella había dicho su nombre. Después, poniéndose repentinamente serio, añadió:-Vamos, pequeña, nada de secreto entre los dos, ¿te acuerdas?

Sólo hizo falta que John utilizara aquel tono de voz serio pero sereno a la vez y que le diera un dulce y largo beso en la frente para que Christine se desarmara por completo. Jamás había podido resistirse a él cuando se ponía en plan tierno. Así pues, la chica lanzó un leve suspiro de resignación. Pese a que no quería hacerlo, lo haría. A fin de cuentas, ella también se estaba muriendo de ganas por compartir aquello con él.

-Simplemente estaba… calculando.-contestó al cabo de unos segundos mirándole a los ojos.

-¿Calculando?

Chris asintió con la cabeza y los dos permanecieron en silencio durante unos instantes, mientras ella calibraba cómo debía decirle aquello.

-Veamos…-continuó ella.-Johnny, cariño… ¿Tú no… no has notado nada raro en mí últimamente?

-¿Cómo que raro?-se alarmó John.-¿Qué te pasa?

-Tranquilo, monstruo…-rió ella al ver el susto que se acababa de llevar mientras le pasaba la mano por el pelo.-A ver… A raro me refiero a que… John, desde que nos casamos no me ha bajado la regla.

Dijo esa última frase rápidamente, nerviosa y sin ser consciente de que en cuestión de milésimas de segundo había echado por el suelo todas sus intenciones de ser delicada a la hora de darle la noticia. Sólo cuando John abrió los ojos de par en par y se la quedó mirando con la boca abierta fue consciente de lo que le acababa de decir y, sobre todo, de cómo lo había hecho. Ni siquiera le dio tiempo a añadir nada más antes de que la expresión de John mudara de la estupefacción más absoluta a la alegría.

-¡Pequeña!-exclamó loco de contento.-¿Estás…? ¿Tú y yo vamos a…? ¿Pero cómo…?

-Vale, John, el cómo creo que está más o menos claro, ¿no?-contestó ella.

No tenía intención de hacerlo reír con aquello, pero el chico soltó una sonora carcajada a la vez que la abrazaba y le cubría la cara de besos mientras le decía un montón de cosas bonitas. Perfecto, había conseguido justamente lo que no quería: ponerle loco de contento sin saber ni siquiera a ciencia cierta si estaba embarazada o no.

-Johnny… Ey, Johnny, para…-masculló ella poniéndole la mano en el pecho y apartándolo.

John se quedó mirándola extrañado, como si de repente no la conociera.

-¿No te alegras, pequeña?-preguntó con un hilillo de voz.

Cuando lo vio así de contrariado, Chris no pudo evitar esbozar una sonrisilla antes de contestar.

-No es eso, monstruo.-contestó ella.-Sería lo más bonito que me habría pasado nunca, te lo juro. Pero… No lancemos las campanas al vuelo. Aún no lo sabemos cierto.

-Pero Christine…-le cortó él mirándola con una mezcla de exasperación y sorpresa.-A ver… ¡Está claro! ¿Cuánto tiempo hace que no te tomas la píldora?

-Dos meses y medio casi.

-Vale.-continuó John.-Hace dos meses y medio que no estamos usando ningún tipo de precaución y no has tenido la regla también desde hace dos meses… ¡No sé dónde está el misterio, pequeña!

-Aún así no te emociones mucho, Johnny.-insistió ella.-Estos meses han sido de locos y a veces, en épocas así, puede haber retrasos y todo eso… Así que puede que no sea eso…

-Bueno, cariño, ¿y a qué esperamos a salir de dudas?-preguntó él ilusionado como si fuera un niño pequeño.-Seguro que tanto calcular con este calendario roñoso y ni siquiera has llamado para pedir cita al ginecólogo, ¿verdad?

Chris no pudo evitar soltar una risa divertida. John tenía razón. De hecho, se había pasado más de media hora mirando aquel calendario y no se había ni siquiera planteado el hecho de descolgar el teléfono y llamar a su ginecólogo para concertar una cita.

-Verdad.-confirmó ella.-Debería de llamar, tienes razón.

-Por supuesto que tengo razón.-sonrió él poniéndose en pie tan de repente que Chris se lo quedó mirando perpleja.

John soltó una risita y le tendió la mano para que se levantara ella también. Sin saber muy bien qué quería, Chris le tomó la mano y se puso también en pie.

-Aun así, supongo que esa llamada puede esperar hasta dentro de un rato, ¿no crees?-dijo John dedicándole una sonrisa juguetona que Chris supo interpretar en el acto.-Además, te veo con muchas dudas sobre si estás o no embarazada, demasiadas, así que lo más conveniente ahora sería que… nos aseguráramos de que sí lo estás. Sólo por si acaso, ya sabes.

-Eres terrible, monstruo.-rió ella.

Antes incluso de que pudiera acabar de pronunciar bien aquellas palabras, John le plantó un intenso beso.

-Y creo que a ti te gusta que sea así de terrible…-le guiñó él un ojo cuando se separó de ella.-Por cierto, pequeña… Voy a contarte un secreto: sí lo estás y será niño.

-¡Johnny! ¡Te he dicho que nada de falsas ilusiones!

-Es que no son falsas, Christie…-sonrió él.-Te quiero, peque. Te quiero mucho.

Chris le devolvió la sonrisa. Ella también lo quería, muchísimo. Él le dio otro beso largo y dulce y los dos, agarrados de la mano, se dirigieron hacia su habitación, felices. En esos momentos, Christine estaba empezando a dejar de lado todas sus dudas. Tal vez John tuviera razón. Ojalá la tuviera.

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John no sabía ya ni cómo sentarse. Estaba nervioso a más no poder. Mientras tanto, el Doctor Iggers le estaba haciendo la revisión a Christine a la vez que le preguntaba un montón de cosas que la chica intentaba responder con la mayor exactitud, aunque muchas veces no fuera capaz de hacerlo.

-Muy bien, señora Lennon.-dijo de repente el ginecólogo después de unos minutos de silencio. John no pudo evitar sonreír cuando escuchó aquello. Y es que, pese a que ya llevaban casados algún tiempo, aún le resultaba gracioso que se refirieran a ella de ese modo.-Ya hemos terminado. Puede vestirse.

El Doctor Iggers salió de detrás de la cortinita en donde habían estado Chris y él mientras le hacía la exploración instantes después. Antes de sentarse de nuevo ante su escritorio le dedicó una mirada significativa a John. Él le devolvió la mirada, casi de manera suplicante, a la espera de una señal, de algo, pero el doctor no hizo nada. Simplemente, se dedicó a sentarse en su silla y a empezar a garabatear unas frases rápidas sobre un papel.

Christine no tardó ni medio minuto en salir también. John la miró. Parecía incómoda y tensa, pero aun así la chica le dedicó una sonrisa antes de sentarse a su lado. Él se la devolvió y de manera instintiva le agarró la mano, que ella apretó con fuerza.

-Bien…-masculló el doctor después de soltar un leve carraspeo cuando vio que Chris se había sentado.-El examen ginecológico que le he hecho no deja mucho lugar para la duda: la sensibilidad mamaria, el grosor en el cuello uterino…

El hombre paró de repente de hablar y se quedó mirándolos con una inmensa sonrisa pintada en la cara. Tanto Chris como él le dedicaron una mirada interrogante. Sabían lo que iba a decirles, pero ambos, sobre todo él, necesitaban oírlo en voz alta para confirmarlo. John ni siquiera fue consciente de la fuerza con la que Chris le estaba apretando la mano: había perdido la noción de todo mientras el doctor asentía con la cabeza.

-Enhorabuena.-dijo al fin el Doctor Iggers.-Están esperando su primer hijo.

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-Deberíamos irnos de aquí.-dijo John mirando con recelo el comedor de su casa.

Lo había dicho como si de repente se hubiera dado cuenta de que aquel lugar en donde estaban viviendo era un horror aunque no fuera cierto. Chris no pudo evitar soltar una risita mientras lo miraba: lo cierto era que ofrecía una estampa un tanto cómica mirando su casa con aquella cara de pocos amigos.

-¿Por qué?-preguntó ella sin más, divertida.

-Pues porque esto no es lugar para que un niño crezca.-contestó John como si aquello fuera lo más obvio del mundo mientras se dejaba caer pesadamente sobre el sofá.-El piso en sí no está mal, pero esta zona es un maldito caos. Además, me gustaría que nuestro hijo creciera en un sitio más agradable… Ya sabes: una casa grande, tranquila, con jardines y todas esas cosas para que pueda jugar a gusto. Además, creo que ya estoy harto de estar alquilado. Necesito que tengamos nuestra casa ya. Nuestra propia casa.

-Te veo muy decidido, monstruo.-sonrió ella sentándose a su lado.-Pero la verdad es que me gusta la idea.

-Claro que te gusta.-sonrió John poniéndole la mano en el vientre. Aquel gesto hizo que Chris se muriera de ternura.-Y creo que a él también le gusta.

Christine le dedicó una sonrisa y colocó su mano sobre la suya.

-¿Por qué estás tan convencido de que va a ser un chico?-le preguntó divertida.

-Soy yo el que lo ha fabricado, pequeña.-contestó John guiñándole un ojo.-Lo sé. Será un machote.

-¿Y si es niña qué harás? ¿Te dará un infarto?-bromeó ella.

-Si es niña, será mi princesita.-respondió él encogiéndose de hombros.-Mi princesita y mi pequeña; mis dos chicas.

Por toda respuesta, Chris le pasó la mano por la barba en un gesto cargado de cariño.

-Aún así sigo pensando que deberíamos centrarnos en buscar nombres de chico.-bromeó él de repente.

La chica soltó una risita a la vez que le daba un manotazo en el brazo a John.

-¡Ey, peque, sin golpes!-rió él.

-A mí se me ocurre uno, Johnny… ¿Qué tal si le ponemos Winston?-preguntó ella haciendo hincapié en el nombre.

-Ni se te ocurra torturar a nuestro hijo poniéndole un nombre tan feo, Christine.-dijo John con fingida seriedad, aunque se notaba a la legua que se estaba divirtiendo.

-Como al papá…-bromeó Chris mientras le revolvía el pelo.

-El papá se llama John. A no ser que la mamá se haya tirado a un tal Winston por ahí sin que yo me haya enterado…

-No seas bestia, Lennon.-rió Chris al comprobar que John estaba empezando a picarse de verdad con el tema. La verdad era que le hacía mucha gracia la manera en la que odiaba el Winston de su nombre, aunque sabía también cuando era el momento exacto de parar con la bromita.-Es una lástima, a mí me parece bonito… Pero bueno, para buscar nombres de chico, pero también de chica, creo que tenemos unos meses por delante, ¿no?

-Unos cuantos. Hasta febrero aún falta bastante…-sonrió John pasándole la mano por el pelo de la chica.-Así que supongo que ahora deberíamos centrarnos en otras cosas…

-Como por ejemplo…

-Como por ejemplo, esto.

A Chris ni siquiera le dio tiempo a reaccionar antes de que John le diera uno de los besos más largos de su vida.

-Vas a ser la madre más bonita del mundo, pequeña.

Chris sonrió, feliz. Iba a tener un hijo con la persona a la que más quería en el mundo. ¿Qué más se podía pedir?

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Cuando Paul llegó al estudio con Linda, apenas pudo dar crédito a lo que vio. Sin previo aviso, las chicas en su totalidad estaban allí, incluida su hermana, con la que apenas había cruzado palabra desde hacía meses. Lo cierto era que ver a Gwen e incluso a Mary allí no era raro, pero sí que le extrañaba ver a Chris, que desde la enorme discusión que habían tenido los dos allí mismo no había vuelto a pisar los estudios.

-Buenos días, chicos.-saludó nada más entró.-Y chicas.

Los demás, que hasta el momento ni siquiera se habían percatado de que estaban allí, se volvieron hacia la puerta y los miraron. Todos, excepto John y su hermana, les devolvieron el saludo. De buen grado Paul les hubiera lanzado una mirada hostil, pero aquella vez ellos no parecían a la defensiva. Se fijó en Chris. La chica lo miraba algo sombría, pero no parecía desafiante ni enfadada; simplemente parecía curiosa después de haber pasado tanto tiempo sin verlo. Además, había algo raro en ella. Parecía más… madura. Era como si de repente la chiquilla cabeza loca que hasta ese momento había visto cuando la miraba, hubiera desaparecido dando paso a una mujer hecha y derecha. Aquella sensación hizo estremecer a Paul cuando fue consciente de que no la conocía. Era algo triste. Muy triste.

-Hola, Paul.-dijo al fin ella.-Hola, Linda.

-Hola.-masculló Paul.-No esperaba verte por aquí…

Christine esbozó una media sonrisa amarga cuando escuchó aquello, pero permaneció impasible.

-Hoy he decidido acompañar a John.-se limitó a decir sin más.-Además, quería veros a todos y a todas para deciros algo…

-¿A mí también me lo querías decir, Christine?-le preguntó Paul cargado de sarcasmo. Sabía que no estaba bien lo que estaba haciendo, pero en aquellos momentos le hervía la sangre. Allí estaba ella, como si no hubiera pasado nada mientras él había pasado unos meses asquerosos, de los peores de su vida.

-Sobre todo a ti, Paul.-dijo con tranquilidad.-Pero tardabais y bueno… Me disculparás que ya se lo haya contado a los demás, ¿vale?

-Por supuesto, Christine. Hace mucho que todos se enteran de tus cosas mucho antes que yo y no pasa nada.-le cortó sarcástico.

-Paul…-casi gruñó John.

-Bueno, tal vez sea cierto.-admitió la chica.-Pero a lo mejor cabría preguntarse el porqué, ¿no crees?

-Mira, si has venido aquí a discutir, yo no…

-Lo siento.-se apresuró a decir ella.-Como bien dices, no he venido aquí a pelearme contigo. Paul, Linda, yo… Sólo quería deciros que estoy embarazada.

Aquellas pocas palabras le sentaron a Paul como si alguien le hubiera tirado un enorme jarro de agua fría encima. Miró a Chris, estupefacto, y después a John, a su lado, sereno como pocas veces.

-Enhorabuena.-dijo Linda a su lado.-Me alegro mucho por los dos.

-Gracias Linda.-sonrió Chris antes de volver a clavar su mirada en Paul.

Él dudó durante unos instantes. Sabía que eso tarde o temprano acabaría ocurriendo, pero no se lo esperaba. Además, para qué negarlo, la noticia tampoco le emocionaba especialmente. John y ella iban a tener un hijo. Juntos. Era un hecho que los unía a los dos aún más y que a su vez parecía destinado a separar a los dos hermanos definitivamente. No obstante, pese a que en aquellos momentos tuviera ganas de hacer de todo menos eso, Paul consiguió articular una sonrisilla falsa.

-Pues enhorabuena también.-masculló al fin de mala gana.-Espero que seáis muy felices y todas esas cosas que se suelen decir en estos casos.

-Pues gracias y todo eso que se dice en estos casos.-le contestó Chris dedicándole una mirada glacial a la vez que le parafraseaba lo que acababa de decir él.

Un silencio sepulcral se hizo entre todos los que estaban allí presentes. De hecho, la tensión era tan grande que Paul habría podido jurar que incluso habría podido cortarse con un cuchillo. Su hermana continuaba mirándole, dolida, mientras que John parecía estar a punto de saltar de un momento a otro. Los demás, por su parte, parecían tan incómodos que de buen grado hubieran salido de allí corriendo.

-Bueno, chicos…-dijo George de repente con la evidente intención de acabar con aquella situación.-¿Qué tal si nos ponemos a trabajar?

Por primera vez desde que había entrado, Paul desvió la mirada de su hermana y fijó la vista en George. Tanto Gwen que estaba a su lado como él lo miraban suplicantes. Paul sonrió; era obvio que no querían volver a presenciar un jaleo como el que habían tenido meses atrás y, a decir verdad, a él tampoco le apetecía protagonizarlo.

-Me parece genial, George.-convino al fin.-Pongámonos manos a la obra.

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Con la excusa de que iba al baño, Chris había aprovechado para salir del estudio un rato. Vale, el ambiente no estaba tan cargado como otras veces lo había estado y los chicos, incluidos John y Paul, sólo estaban limitándose a trabajar sin más. No obstante,  lo hacían todos de una manera tan profesional, tan poco amigable, que aquello le dolía en el alma. Ya no quedaba nada de la camaradería que había habido entre ellos. De hecho, parecían más unos extraños que se acababan de conocer que cuatro amigos que se habían pasado los últimos años de sus vidas extremadamente juntos. Y después estaba lo de Paul y ella, que parecían destinados a no entenderse bajo ningún concepto.

Absorta en sus propios pensamientos se miró en el espejo. Había cambiado muchísimo en los últimos cinco años, no demasiado en el plano físico, pero sí en el personal. No obstante, no se arrepentía para nada de aquello pese a que ese cambio se hubiera llevado por delante cosas que antes le eran extremadamente importantes, como la relación con su familia. Tenía la sensación de que estaba siguiendo el camino que ella quería seguir, el que había estado predestinada a seguir toda la vida. Por primera vez hacía lo que ella quería y no lo que querían otros aunque dijeran que era por su propio bien. Por eso, por primera vez en su vida, se sentía satisfecha consigo misma. Y aunque en esos momentos estuviera aterrada por todo, sobre todo por el cambio radical que daría su vida cuando fuera madre, se sentía muy segura de sí misma y de sus decisiones.

Salió del baño aún cavilando, tanto que ni siquiera se dio cuenta de que había alguien más en el pasillo hasta que chocó con él.

-¿Jamás vas a enseñarte a mirar por dónde vas o qué?

Chris levantó la cara con expresión sombría nada más reconoció la voz de Paul. Pese a que la pregunta en principio le había parecido a la defensiva, su hermano sonreía. Aquello la relajó un poco, pero tampoco tanto como para que le dedicara ella también un gesto amable.

-Lo siento, no te había visto.-se limitó a decir sin más.

-Eso es evidente. ¿Te encuentras bien?

-Sí, ¿por qué lo dices?-preguntó ella extrañada.

-No, por nada…-se apresuró a contestar Paul.-Estás muy seria y ya hace un buen rato que has salido… Pensé que a lo mejor tenías ganas de vomitar y cosas de ésas. Linda lo pasó fatal los primeros meses.

-Afortunadamente por ahora no he tenido nada de eso.-respondió ella mirándolo fijamente. Le sorprendía aquel repentino interés por su parte, a decir verdad.-Espero que se mantenga así.

-Ojalá.-sonrió Paul.-¿De cuánto estás?

-De casi dos meses.-contestó Chris empezando a relajarse de verdad. Tal  vez Paul tuviera un interés real en ella.

-Vaya…

Un silencio incómodo volvió a hacerse entre los dos. La verdad era que ninguno de los dos sabía qué más decir. ¡Cómo habían cambiado las cosas entre ellos!

-¿Y Linda cómo está?-preguntó Chris de repente rompiendo el silencio.-Ya le falta poco, ¿no?

-Sí, poco.-contestó Paul.-A finales del mes que viene sale de cuentas.

-Supongo que ya estaréis nerviosos…

-No te imaginas cuánto.-contestó Paul.-Ya tengo ganas de verle la carita. Sólo espero que salga todo bien.

-Por supuesto que saldrá bien, ya lo verás.-sonrió ella.-Os deseo lo mejor.

-Gracias.

Los dos hermanos volvieron a quedarse mirando, en silencio, durante unos segundos que a Christine se le hicieron eternos.

-Bueno, Paul, creo que será mejor que vuelva con los demás.-rompió el silencio Chris. Necesitaba salir de allí pitando cuanto antes, no soportaba más aquella situación de no saber ni qué decirse.-John puede que ya esté empezando a preocuparse y…

-Perfecto.-dijo Paul, visiblemente aliviado porque aquella conversación forzada había tocado a su fin.-Yo voy enseguida también. Nos vemos dentro.

-Por supuesto. Hasta ahora, Paul.

Reprimiendo un suspiro de puro alivio, Chris se giró y empezó a caminar en dirección al estudio, inexplicablemente nerviosa por aquel encuentro.

-¡Chris!

La chica se volvió lentamente, sorprendida ante aquella llamada de su hermano.

-¿Qué?

-Que… Yo también os deseo lo mejor a vosotros.-dijo Paul.-De verdad.

Antes incluso de que la chica pudiera darle las gracias, Paul se dio media vuelta y se metió en el baño. Christine se quedó allí plantada en mitad del pasillo, mirando hacia el lugar en donde había estado Paul hasta hacía tan solo unos segundos. Sonrió. Al menos, pese a que su relación no fuera como la de antes, había esperanzas de enterrar el hacha de guerra.

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Hacía poco más de una semana que sabían que Chris estaba embarazada y ya habían empezado a ver casas. Y es que, pese a que a la chica le diera un poco igual el hecho de vivir en aquel piso del centro de Londres, él se había obcecado en que necesitaban trasladarse a una casa “de verdad”, un lugar donde el niño pudiera crecer tranquilo y sin el tumulto de la ciudad.

Hasta el momento, habían visto dos propiedades en los alrededores de Londres, aunque ninguna de las dos les había convencido en absoluto. La primera era exactamente todo lo contrario a lo que ellos buscaban: recargada, laberíntica y poco acogedora; y la segunda, pese a ser bastante más agradable, necesitaba unas reformas demasiado fuertes que se alargarían muchísimo, más incluso que el nacimiento del bebé. Por eso, en aquellos momentos los dos estaban de camino a Ascot, un pueblecito no muy grande que no quedaba lejos de Londres, donde habían quedado para ver la casa que tenía en venta Peter Cadbury, un tiburón de los negocios al que había conocido no hacía mucho. Les había asegurado que les iba a encantar y que vivir allí era genial. No obstante, visto el éxito que habían tenido hasta el momento con lo que habían visto, John no las tenía todas consigo.

Cadbury les había dado unas instrucciones muy precisas sobre cómo llegar hasta Tittenhurst Park, la casa que iban a ver. Aquel nombre había sido objeto de bromas entre Chris y él, que lo tildaban de un nombre más bien propio de un palacete de la realeza que de un lugar donde dos personas como ellos acabarían viviendo. No obstante, debían darle una oportunidad y verlo. Después, ya decidirían qué hacer.

Les no tardó en conducir el Rolls hasta donde les habían indicado. Aparcó delante de una tapia de ladrillo rojizo extremadamente cuidado, justo al lado de una inmensa puerta de metal. John escudriñó a través de la ventanilla, observando bien lo poco que podía verse desde allí.

-Bueno, por lo menos el sitio es agradable.-comentó John.

-No cantes victoria todavía, monstruo.-sonrió Chris a su lado.-Porque como sea igual que las anteriores…

Antes incluso de que John pudiera contestar, las inmensas puertas se abrieron y apareció Peter Cadbury sonriente. Tanto Chris como él bajaron del coche enseguida cuando lo vieron.

-Puntualidad a más no poder.-dijo Peter por todo saludo, sonriente.-¿Os ha costado llegar?

-Para nada.-contestó John.-Tenemos un chófer muy eficiente, Peter.

-Me alegro.-sonrió el hombre.-Y por cierto: bienvenidos a Tittenhurst Park.

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Aquello era fabuloso, justo la casa que estaban buscando, y lo mejor de todo era que Chris pensaba exactamente lo mismo. Sólo hacía falta ver lo ensimismada que estaba mirándolo todo, ilusionada como si fuera una niña pequeña, para entenderlo. Hacía escasos minutos que Cadbury se las había ingeniado para dejarlos solos en una de las salas principales de la planta baja. Era un gesto digno de agradecer ya que de ese modo los dos podían hablar sin tapujos y comentarse qué les había parecido.

-¡Me encanta!-dijo Chris como colofón al discurso ilusionado que le acababa de soltar sobre lo bonito que era todo aquello.

John le dedicó una sonrisita tierna antes de hablar.

-Y tú que decías que en Londres estábamos bien…-bromeó.

-Eso era porque aún no había visto esto.-contestó ella resuelta.-Esta casa sí que me gusta.

-A mí también me gusta muchísimo.-sonrió John mirando a su alrededor.-Creo que es perfecta.

-¿Entonces qué hacemos?-preguntó Christine.

-¿Que qué hacemos? Supongo que está claro, pequeña: ¡nos la quedamos! Bienvenida a su nuevo hogar, señora Lennon.


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-Bueno, pues creo que deberemos hacer una cena o fiesta de inauguración de esa nueva casa vuestra, ¿no?-rió Ringo.

Hacía nada que John y Chris, junto con Julian que como todos los fines de semana estaba con ellos, habían llegado a Sunny Heights  y allí, sentados al fresco cerca de la piscina, les acababan de contar con todo lujo de detalles cómo era la casa que iban a comprar.

-Por descontado. Nuestro nuevo hogar debe ser inaugurado con todos los honores.-contestó John poniendo un tono solemne que les hizo reír a todos.

-¡Qué hermoso!-bromeó Ringo.-¡Los Lennon ya tienen su nidito de amor!

-No te rías, Starkey.-contestó John a la vez que se acomodaba bien a Julian encima de él, pese a que él también estaba riendo con la broma.-Aunque sí, ya tenemos nuestro nidito de amor. Un nidito de amor que, por cierto, es una pasada para los niños. Jules vino ayer con nosotros a verla por segunda vez y le gustó mucho, ¿verdad que sí?

El niño asintió con la cabeza enérgicamente a la vez que esbozaba una sonrisa de oreja a oreja.

-Es muy bonita. Y grande.

-Y a tu hermanito también le encantará.-le dijo John sonriendo.

-Uy, no me recordéis eso…-rió Mary.-¿Te imaginas, Ritchie? Ese niño o esa niña será una mezcla entre estos dos… Miedo me da…

-Será una mala compañía para nuestro Vladis, princesa…

-¡Ey, graciosillos!-intervino Chris divertida.-Mi niño será de lo más bueno que hay en mundo y…

-Pequeña.-le cortó John esbozando una sonrisilla burlona.-Seamos realistas: es hijo tuyo y mío. Eso de que será de lo más bueno que hay en el mundo…

Todos los que estaban allí soltaron una enorme risotada con el comentario de John.

-Y ahora ya en serio…-dijo Mary cuando acabaron de reír.-¿Cómo estás, Chris? ¿Qué tal se porta el o la minilennon que llevas ahí?

-Será “él”, Mary.-intervino John con convencimiento, cosa que le hizo ganar una trompada cariñosa en el brazo por parte de Chris.-¿A qué sí, Jules? ¿Tú qué crees que será? ¿Un hermanito o una hermanita?

-Un chico.-contestó Julian igual de convencido que su padre.-Voy a tener un hermanito.

-Eres un liante, John. No metas al niño en esto...-rió Chris quien después, volviéndose hacia Mary, añadió:-Pues la verdad es que estoy genial: ni vómitos, ni malestar… Sólo que tengo más sueño y que, bueno, a lo mejor estoy un poco más sensible…

-Llámale sensible o irascible, da igual.-añadió John medio en serio medio en broma y volviéndose a ganar otro manotazo.-Pero sólo un poco, pequeña. Muy poco.

-Al padre le veo yo con bastantes ganas de fastidiar, ¿no?-dijo Ringo mirando la escena con diversión.

-Al padre lo que le pasa es que está loco de contento y por eso está más graciosillo de lo habitual.-contestó John mudando su sonrisa burlona por una soñadora y feliz.

Por toda respuesta, Chris le pasó la mano por el pelo antes de darle un beso en la mejilla. Mary, por su parte, sonrió a la vez que hundía su cara en el pelo de su hijo, a quien tenía en brazos. Momentos como ése valían mucho más que todas las riquezas del mundo.

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John tapó bien a Julian en su cama. Hacía poco que acababan de llegar de Sunny Heights y el niño se había quedado dormido en el coche; la verdad era que se les había hecho un poco tarde.

Permaneció en la habitación durante unos minutos más, mirando a su hijo, pensando. Lo quería. Lo quería mucho y siempre lo había hecho, pero era consciente de que hasta el momento no había sido el mejor padre del mundo para él. Tal vez fuera porque el niño no había llegado en el momento más idóneo de su vida, pero lo cierto era que el pobre Julian siempre había acabado pagando un montón de cosas que no debía. Aquello le hacía sentir tremendamente culpable por todo. Además, John también era consciente de que se había perdido un montón de cosas, cosas que un padre normal no se hubiera perdido por nada del mundo.

Era curioso. Él, que tantas veces había jurado y perjurado que jamás sería como su padre, en realidad había acabado siendo casi lo mismo para Jules. No obstante, también sabía que estaba a tiempo de solucionar las cosas. Tal vez no lo hubiera hecho mientras estaba casado con Cyn, cuando la fama le ocupaba todo su tiempo, pero en esos momentos sí se veía capaz de resarcirle de todo. Con Christine era fácil. Ella quería muchísimo al niño, estaba encantada cada vez que lo tenía cerca y aquello también era un punto a favor.

Y pese a todo, también estaba seguro de una cosa: tal vez con Jules hubiera cometido muchos errores, pero con el hijo que ahora iba a tener, estaba decidido a no tenerlos. A partir de ese momento, John Lennon iba a ser un buen padre, le costara lo que le costara.

El ruido del teléfono en el comedor hizo que saliera enseguida de sus pensamientos. No llegó a sonar más que un par de veces antes de que escuchara como Chris contestaba. Con tranquilidad, se inclinó sobre Julian nuevamente y le dio un beso en la frente. Después, apagó la luz y salió sin más de la habitación.

No le hizo falta ni siquiera llegar a entrar en el comedor para saber que el que había llamado era Mike, el hermano de Christine. Y es que, pese a que la chica no le hubiera nombrado, era obvio por la manera de hablar que tenían.

Entró en el comedor y se sentó sobre el sofá, al lado de ella, que le dedicó una enorme sonrisa mientras hablaba con Mike.

-Pues es genial.-estaba diciendo Chris.-Formalizaremos la compra esta semana que viene… Pues ni idea… Recoger nuestros trastos y mudarse, tampoco creo que tardemos demasiado… Sí, claro, hombre, ya vendréis Angie y tú a verla…

Mientras hablaba, John se tumbó sobre el sofá, con la cabeza encima de las piernas de la chica. Casi de manera instintiva, Chris le pasó la mano por el pelo, distraída. John la miró embelesado. No obstante, de repente, la chica paró de hablar y de acariciarle el pelo casi al mismo tiempo a la vez que su expresión se nublaba. John arrugó la frente. No sabía qué era, pero algo había tenido que decirle Mike para que ella se pusiera así.

-¿Y… qué ha dicho?-preguntó la chica casi con un hilillo de voz.

Durante los segundos en los que Chris permaneció en silencio, John pudo escuchar como Mike decía algo para él ininteligible al otro lado de la línea. De todos modos, tampoco hacía falta ser muy listo como para saber que Michael no estaba diciéndole a Christine algo muy bonito: la chica estaba seria, muy seria, y John, entendiendo que quizá cuando colgara se desmoronara, se volvió a sentar normal a su lado y le rodeó los hombros con su brazo, protector.

-Entiendo…-masculló Chris.-Bueno, Mike, no pasa nada… Ya, lo sé… No, tranquilo, yo estoy bien, no te preocupes… Sí, ya… Bueno, Mike, gracias por llamar… Claro, charlamos pronto, adiós.

Christine colgó el teléfono con la misma expresión sombría y John le lanzó una mirada interrogante.

-Mike me ha dicho que mi padre se ha enterado de que estoy embarazada.-dijo ella de repente.

-¿Y qué ha pasado?

-Digamos que no se ha alegrado mucho precisamente…-susurró ella. Sus ojos empezaron a humedecerse y John la abrazó fuertemente contra él haciendo que la chica hundiera su cabeza en su pecho.-Se ha puesto hecho una furia… No quiere saberse nada ni de mí, ni de ti, ni mucho menos del niño… Y pese a que Mike no me lo haya dicho, creo imaginarme las barbaridades que habrá soltado… Joder.

-Tranquila, pequeña, tranquila…-susurró.-No te pongas mal por eso ahora, ¿de acuerdo? Yo estoy aquí contigo…

Pero aquellas palabras de poco sirvieron para tranquilizarla pues Christine rompió en un sollozo silencioso y amargo que a él le partió el alma. John suspiró fuertemente antes de darle un beso en el pelo.

Padres… Si ser padre era difícil, ser hijo también lo era. Y si no, que se lo preguntaran a Chris. O a él mismo. Y allí en el sofá de su casa, mientras notaba como las lágrimas calientes de Christine le empapaban la camiseta, John hizo una firme promesa: jamás cometería los mismos errores que sus padres, tanto los de él como los de ella, habían cometido con ellos con sus hijos. Jamás.




Holaaaaa! Pues capítulo nuevo, y largo por cierto, éste que aquí os he dejado. Disculpadme si hay algún fallito, pues no lo he podido releer al final (he acabado un poco a las apuradas, jajaja). Aviso para el siguiente de manera rapidita: el próximo capi va a ser por así decirlo “el final”, aunque después haya otro que es “el final, pero final de verdad”. Vale, sé que mis explicaciones son una mierda y que no os habéis enterado de nada, pero que quería que lo supierais, jeje. De todos modos, cuando leáis los dos que me quedan, ya entenderéis enseguida a qué me estaba refiriendo cuando os he dicho esto, palabra. ;)
Bueno, pues que de nuevo, muchas gracias por estar ahí leyendo siempre y yo me despido sin más, que ando escasita de tiempo.
Besos, guapísimas! Se os quiere mucho! :)

4 comentarios:

  1. Cómo le va a la roja mas roja y mas linda de todas? http://dars.pucp.edu.pe/wp-content/uploads/2012/03/mujer-bonita-550x412.jpg
    Bueno, aquí vengo yo a comentar como se DEBE, porque para mí es un deber cívico, social y militar comentarte.
    Por empezar, otra vez un título tuyo que es un golpe en la nuca que casi me deja tirada en la vereda con el bondi pasándome al lado. O sea, cuando lo vi dije CHAN! Pero traté de calmarme y después mi ojo chocó con la palabra “calendario” y ya me dije a mi misma que listo, ya está, es la confirmación de todo. O sea, que en eso soy muy John Lennon. Ah se comparaba la loca jajaja Pero es que es la verdad, por mas stress y la mar en coche (ya listo, péguenme un tiro por decir semejante expresión horrible en vez de “etcétera”) TODOS sabemos que está embarazada, menos la embarazada en cuestión. Pero bueno, dejemos a Chris, pobre, no la culpemos aunque vamos, que se sabíaaaa jajjaja
    Bueno, dejo de irme por las ramas como un mono y paso a comentar bien todo todo. Amé a John. Enserio, me voy a casar con él, le voy a pedir el divorcio a Ringo porqNO ME PEGUES, NO ME PEGUES CRIS, NO LO VOLVERÉ A DECIR, NI A DAR A ENTENDER, NI A PENSARLO, JAMÁS COMETERÉ ESA OSADÍA, POR FAVOR PERDONAME LA VIDAAA.
    Bien, mientras pensás si me perdonás mi tan desgraciado desliz, sigo comentando.
    Es que no puedo evitarlo, John es muuuuu tierno! Cómo ha cambiado este muchacho, es un orgullo :’) Enserio, ya dejó de ser tan loco y ahora ya es todo un tierno con ganas de tener su family y su casa super grande, y con ganas de recuperar el tiempo perdido con Julian...Eso es porque creció, sí, pero también es por Chris, y eso es hermoso, porque qué lindo que un gran amor te cambie así, te haga mejor persona!
    Ayyyy el señor Iggers! Con qué esa profesión tenía el George G. Iggers “La ciencia histórica en el siglo XX” jajajjajaja, en los ratos libres que le dejan Ranke, Annales, Weber, Marx, y la microhistoria, se dedica a la ginecología. Bien, acá había un cantor de tango que en sus ratos libres también era ginecólogo XDDD
    Debo decir que con la escena de este señor Iggers tuve que hacer grandes esfuerzos para no patalear y hacer grititos en el colectivo, pero que conste que no lo hice porque me habia levantado con ganas de preservar mi imagen pública. Si hubiera sido otro día, lo habría hecho XD
    Ayyyy me imaginé la re casa! Voy a poder ir, no? Ah se invitaba sola jajjaja. Que lindo ya el nidito de amor, espero que la casa sea lo suficientemente grande para que la llenen de chicos, porque yo quiero muuuchos amigos/primitos para mi Vladis, y porque me voy a poner una guardería XD Bueno, la guardería no, pero los chicos van poner su empresa de demoliciones, Vladimir ya está ultimando detalles, porque será muy Vladimir pero me salió medio capitalista el chico. Eso será corregido, no te preocupes, sus padres tomarán medidas drásticas.
    Con el que hay que tomar medidas drásticas, pero MUY DRÁSTICAS, es con Paul. Que no, que ya no hay escoba que me sirva bien para partírsela en la cabeza, la próxima será una escoba de algarrobo, bien pesada y dura, a ver si asi se le acomodan las pelotudeses que tiene en la cabeza...Qué tipo tan...Ayyyyy basta, mejor me callo o el blogger me censurará el comentario. Sí blogger, a vos te hablo, putito.

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  2. Yo, nada mas que para hacer la contra, digo que es nena jajaja. Se me ocurre hacer la prueba de la tijera y el cuchillo, que ya aprendí como se hace porque la veo hacer desde que tengo uso de conciencia y hay una embarazada cerca. Igual no es mucha ciencia XD Pa que veas lo supersticiosas que somos por acá, te digo que hay que poner dos sillas, una con un cuchillo y otra con una tijera. Después se los tapa con almohadones y se le dice a la que está en la dulce espera que se siente en la silla que quiera (obviamente no tiene que estar presente para que no sepa en cuál hay cada cosa jaja) Si se sienta en la que está el cuchillo, es varón, y si se sienta en la que está la tijera, es nena. Así de básico y ojo, efectivo, que siempre vi que acertaron. Despues hay otra que es con un hilo y aguja pero es muy trucha jajjaa
    Pero claro, tanta alegría se cortó con el padre...No hay nada que hacerle, de tal palo, tal astilla. Jim y Paul, Paul y Jim, empecinados en cagarle la vida a la hija y hermana. Bien por ellos, así les va a ir. Eso se soluciona con los años, ahí es cuando se arrepienten y vuelven con el rabo entre las patas. Pero no importa, Chris tiene a John y a su bepi (el bepiiiiiiii) y con eso, la verdad, alcanza y sobra. Y no hay dudas de que volvería a dejar todo mil veces mas si pudiera, y eso es hermoso.
    Bueno, ya te dije que con lo último me dejaste sin ganas de comer por tres días. Era necesario recordar que faltan dos y que, encima, el proximo es el final? No, no hacía falta. Pero qué hace Cloquell? LO RECUERDA. A eso le llamo ser una persona cruel!
    Ahora me voy, muy pero muy ofendida.
    Adiós.

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  3. P/D1: Nada, nada, estoy muy enojada, hablale a la mano.













    P/D2: Ay qué? Creías que me había enojado? Pero nooo tontitaaa Ah no? No te la creíste? Que mala actriz soy, entonces.
    P/D3: Yo quiero que en el final todos sean felices y coman perdices y que canten y bailen el All My Lovin de Los Manolos, puede ser? Mirá, lo hago hashtag y todo, para que sea TT en Twitter: #EnElFicDeCrisQueremos que bailen Los Manolos.
    P/D4: El Maharishi se fue, mejor dicho lo eché porque molestaba a la amiga de mi mamá que es alérgica a los togas XD. Pero de la nada, se apareció, porque él atraviesa paredes, sabías? Para mi que volvió para no perderse de dar su gran mensaje al mundo.
    *bosteza* *rezonga* gjmn jffunne cccccccccccccccc b
    Ahí está, parece que le gustó la letra "C", que, oh casualidad, es la C de Cris.
    P/D5: enserio Cloquell, yo no podré soportar vivir sin tu fic, dejaré los mios abandonados porque ya no tendrán sentido y me tiraré del puente del parque Independencia de Mercedes, directo al río Luján, para morir en un lugar que lleve mi nombre. Evita semejante cosa y no lo termineees porrr favooooorrrr BUUUUUAAAAAA
    P/D6: Me contuve y no le robé las galletitas a la piba. Y no le llené de mocos el suéter. A veces soy civilizada.
    P/D7: Ahora sí me voy retirando, que ya te puse mucha pavada junta. Esperaré sumida en la tristeza a los dos próximos. :( :( :( :(


    CHAUUUUU!

    P/D8: Quiero imaginar que me guardaste algo de todo lo rico que cocinaste hoy. Esperame que ahí voy.

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  4. qué triste que ya se va a acabar!! si haces otro fic me gustaría mucho leerlo, escribes muy bien :) me crees que me puse a leer tooodo el fic desde el principio?? había muchas partes de las que no me acordaba!

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