Apenas podía creérselo. Faltaba
tan sólo un día y Chris estaba tan nerviosa que apenas era consciente de lo que
hacía. Era paradójico: a simple vista, el hecho de casarse por fin con John no
cambiaba absolutamente nada de su situación. Ya vivían juntos desde hacía
mucho, se conocían a la perfección y aparentemente nada iba a ser diferente
para ellos dos a partir del día siguiente, salvo el hecho de que su apellido
iba a cambiar. Además, ni siquiera iban a celebrar una boda al uso, con lo cual Christine aún tenía
menos motivos para sentirse como se sentía. Habían planeado una boda
extremadamente íntima, como ellos dos querían, lejos de los medios y lejos de
las multitudes. De hecho, para evitar que todo el mundo acabara enterándose, ni
siquiera iban a celebrarla en Londres. No, no iban a hacerlo allí pese a que en
un primer momento se lo habían planteado. Finalmente, la boda se celebraría en
Sandbanks, donde vivía Mimi, donde ya se habían encargado de pedir cita en el
registro civil para celebrar una escueta ceremonia sin apenas invitados, sólo
los más allegados a los dos. Después de eso, simplemente se irían a celebrarlo
con una comida que habían encargado en casa de Mimi y saldrían de allí para
pasar una luna de miel solos ellos dos en aquella isla irlandesa a la que no
habían vuelto desde que John la había comprado.
Aparentemente, los planes eran
sencillos y la prensa no tendría por qué pillarles hasta que no hubiera pasado
todo. A aquellas alturas, Chris ya conocía como funcionaba aquel mundillo y se
había encargado de dejarlo todo bien atado para que nadie soltara el chivatazo.
El único que sabía de aquello era su jefe, Anthony, al cual no había tenido más
remedio que decírselo cuando había ido a pedirse unas vacaciones para su luna
de miel. “Tienes carta blanca para
publicar la exclusiva el día 11”, le había dicho la chica. El hombre se
había puesto loco de contento cuando Christine le había dicho eso. Y es que, si
todo salía bien, el contar con una noticia explosiva como aquella iba a hacer
aumentar las ventas del periódico de una manera alucinante.
John y ella habían hablado mucho
sobre el tema y al final había decidido hacer público lo suyo de ese modo. Se
iban a casar el día 10 de mayo y ya esperaban pasar esa misma noche en
Dorinish, con lo cual, cuando el periódico publicara la noticia, ellos ya
estarían aislados del mundo durante algún tiempo. Vale, deberían responder a un
aluvión de preguntas cuando volvieran a Londres de nuevo, pero, por lo menos,
habrían podido pasar unos días tranquilos, disfrutando el uno del otro sin
agobios y en paradero desconocido.
Y pese a tenerlo todo planeado,
pese a que no iba a haber cambios sustanciales en su vida, allí estaba Chris, revisando
por cuarta vez la maleta ansiosa, a la vez que John la observaba divertido
sentado en la cama.
-Para de mirarme así y acábate de
hacer la maleta, Johnny.-le ordenó ella cuando se cansó de aquella situación.
Tenía la sensación de que John iba a estallar en carcajadas allí mismo de un
momento a otro y a ella, en aquellos momentos de nerviosismo, aquello era lo
último que le apetecía.
-Ya lo tengo todo a punto,
pequeña.-respondió él pacientemente sin perder aquella sonrisilla burlona que
tenía pintada en la cara.-Yo no tardo tanto como tú, ya lo sabes…
-Claro, no tardas tanto, metes
dos cosas y después me toca a mí revisarte lo que te has puesto y meterte más,
con lo cual acabo siempre haciendo mi maleta y la tuya. Además…
-Además… Estás muy guapa así
enfadada.-le cortó él poniéndose en pie y acercándose a ella con cara de pícaro.
-John, venga... No te
pongas…-dijo ella cuando John la agarró por la espalda haciendo un intento
fallido por zafarse de él.
-No seas boba, anda… Dime, peque…
¿Por qué estás tan nerviosa?
Chris se volvió hacia él y lo
miró a los ojos. Lucía una expresión tan tierna que a ella se le olvidaron de
repente todos los nervios y todas las prisas.
-¿Y qué te hace pensar que estoy
nerviosa?-sonrió ella.
Nada más oír aquello, John soltó
una sonora carcajada a la que se unió Chris enseguida. Su estado al borde de un
ataque de nervios había sido tan evidente durante todo el día que aquella
pregunta había sonado más como un chiste que como otra cosa.
-No sé…-fingió ponerse pensativo
John cuando recuperó el aliento.-¿Quizá porque andas a los gritos todo el día y
no has parado quieta ni cinco minutos seguidos?
-¿Eso he hecho?-preguntó ella
divertida. Sabía que aquello era más que cierto y visto desde aquella
perspectiva incluso resultaba gracioso.
-Un poco sí.-contestó John sonriendo
dulcemente a la vez que le pasaba la mano por la cara.-Ahora en serio, pequeña,
yo también estoy bastante nervioso con todo esto… Pero sé que todo saldrá bien,
te lo prometo.
-Lo sé, Johnny, lo sé.-le
contestó ella apoyando la cabeza en su pecho. John simplemente se limitó a
abrazarla pegándola a él fuertemente.-¿Sabes? Pese a todo tengo muchas ganas de
que sea mañana…
-Yo también me muero de ganas,
Christie.
Perdiéndose en la sonrisa que él
le acababa de dedicar, Chris se puso de puntillas y le dio un suave beso en los
labios a John, un beso al que él respondió al principio con suavidad y dulzura
y que poco a poco fue tomando intensidad. Pero, de repente, el ruido insistente
del timbre de casa interrumpió aquel momento casi mágico.
-¿Quién será ahora?-preguntó John
poniendo cara de fastidio.
La chica se encogió de hombros.
Ella tampoco tenía ni idea de quién podía ser. Soltando un pequeño bufido aún
molesto por la interrupción, John salió de la habitación para ir a abrir la
puerta. Chris lo siguió, curiosa.
-¿Quién es?-preguntó John antes
de abrir la puerta. Su pregunta había sonado arisca y defensiva y Christine rió
para sus adentros con aquella reacción. A John le sentaban fatal aquellas
interrupciones y ni siquiera se molestaba nunca en ocultarlo.
-¿Es que ni siquiera vas a
abrirle la puerta a un par de amigos, Lennon?
A Christine no le costó mucho
reconocer aquella voz y, al parecer, a John tampoco. John le dedicó una mirada
interrogante y ella, simplemente, se limitó a sonreír. Después, abrió la
puerta.
-¿Pero qué hacéis aquí?-preguntó
John contrariado cuando vio a Ringo y a Mary plantados ante la puerta de su
casa.
-Lo que yo te diga,
princesa…-contestó Ringo con ironía dirigiéndose hacia Mary.-Este Lennon de
cada día tiene menos modales… ¿Ni siquiera nos vas a decir hola, John?
-Hola.-masculló John de mala gana
haciéndose a un lado para dejarlos entrar en casa
-No le hagáis caso a
éste.-intervino Chris riendo a la vez que se acercaba hacia sus dos amigos.-En
realidad se alegra de que hayáis venido… ¿Qué tal?
-Nosotros bien.-contestó una
risueña Mary.-¿Y los que están a punto de casarse qué se cuentan? ¿Nerviosos?
-No, qué va…-contestó John con
ironía esbozando una sonrisita burlona.-Chris está muy tranquila. Demasiado,
incluso.
-Eres un tonto, Johnny.-le espetó
Chris divertida dándole un sonoro manotazo en el brazo.
-Estáis de testigos: desde antes
de casarnos ya empieza a maltratarme…-rió John.
-Más fuerte que te tendría que
dar, Lennon.-bromeó Ringo.
Los cuatro amigos pasaron entre
risas al comedor. John no tardó ni dos segundos en sacarles unas cuantas
cervezas. Al parecer, se le había pasado pronto el enfado por la interrupción
de hacía tan sólo unos minutos. Tenía a sus amigos allí y era suficiente.
-¿Y qué?-preguntó Ringo cuando
los cuatro estuvieron sentados ya por fin.-¿Ya lo tenéis todo a punto?
-Todo a punto.-contestó John.-Aunque
quizá Christie quiera volver a abrir las maletas y revisarlo todo por enésima
vez…
-Johnny, Johnny, no te pases de
gracioso…-masculló Chris fingiendo ponerse seria, aunque en realidad se lo
estaba pasando en grande con aquellas bromas.
-Uy…-rió Mary mirándolos a los
dos.-Con la cara que te acaba de poner, John, no te pases mucho que ésta es
capaz de que mañana no firme…
-¿Ves, monstruo? Mary conoce muy
bien los riesgos de ser un graciosillo.
-Ey, eso no lo digas ni en
broma.-le contestó John dedicándole una mueca graciosa.-Y tú, Mary, no le vayas
dando ideas…
Todos los que estaban allí
soltaron una carcajada con aquella escena, Mary y John incluidos.
-Pensábamos irnos dentro de un
par de horas…-añadió Chris de repente, cuando acabaron de reír y bebieron un
poco de sus cervezas.
-¿Tan pronto?-se extrañó
Ringo.-Si a Poole llegáis en unas tres horas y aún no es ni mediodía…
-Bueno, tenemos que pasar a
recoger antes a Julian y queremos llegar pronto a Sandbanks para descansar un
poco y todo eso.-contestó John.
-Entonces, princesa…-terció Ringo
mirando a Mary con una sonrisilla pícara.-Creo que hemos hecho bien de no
esperarse hasta esta tarde para venir aquí…
-Tienes razón.-sonrió la
chica.-Si no, no los hubiéramos pillado en casa.
John y Chris se los quedaron
mirando extrañados ante aquellos comentarios y aquellos cruces de mirada
cómplices.
-¿Qué pasa?-preguntó Chris con curiosidad
al cabo de unos segundos.-¿Tanta gana teníais de vernos antes de la boda?
-Bueno, un poco sí.-rió
Mary.-Pero en realidad veníamos por otra cosa…
-¿Otra cosa?-repitió John
confuso.
-Sí, John.-sonrió Ringo.-Como
dice Mary, no hemos venido sólo para veros…
-¿Y para qué…?
-Veníamos a… raptar a la novia.
Si en aquellos momentos alguien
hubiera pinchado a Chris y a John, seguro que no les hubieran sacado ni una
gota de sangre. Y es que, tanto el uno como el otro, se habían quedado mirando
a sus amigos estupefactos, sin saber qué decir ni qué hacer. Mary y Ringo, por
su parte, soltaron una sonora carcajada cuando los vieron así.
-No nos miréis así.-rió
Mary.-Vamos a ver… ¿Es que acaso no os habéis enterado de que trae mala suerte
que el novio vea a la novia antes de la boda?
-Paparruchas.-dijo Chris.-Eso
sólo son tonterías que…
-Tonterías o no, Christine, la
tradición manda.-le cortó Ringo divertido.
-¿Y desde cuándo hacemos nosotros
caso a las tradiciones?-preguntó John con un deje divertido en su voz.
-Va, venga, no seáis
así…-intervino Mary.-Sois un par de sosos. Los dos.
-Además, no os vendría mal pasar
una noche separados.-añadió Ringo.-Así por lo menos dejáis algo para la noche
de bodas, malditos degenerados.
Aquel comentario de Ringo hizo
que Chris y John soltaran una carcajada casi al unísono. Era gracioso tenerlos
allí a aquellos dos en pos de la tradición, con lo poco tradicionales que eran
todos. Aún así, la idea no dejaba de tener su punto de diversión incluso.
-¿Y a dónde se supone que me
llevaríais, raptores?
-¿Dónde te vamos a llevar? ¡A
nuestra casa!
-Ya, perfecto…-rió Chris.-¿Y
acaso sabéis que mañana a las doce en punto he de estar en el registro civil de
Poole para casarme con este chico de la barba?
-Claro que lo sabemos, soy el
padrino.-contestó Ringo con fingida solemnidad.-Y tranquila, llegaremos a hora.
Sólo hemos de salir temprano de casa y estarás en Poole a tiempo para
arreglarte y convertirte en la señora Lennon. Además, si te lo repiensas a
última hora siempre podemos darnos media vuelta y volvernos a Londres… Ya ves
que todo son ventajas.
-Ja, ja, ja.-fingió reírse
John.-Eres muy gracioso, Starkey.
-No tanto como tú, Lennon. ¿O
acaso he de recordarte lo de la notita aquella que decía que Mary no se iba a
casar conmigo el día de mi boda?
-Joder, no me acordaba…-rió
John.-Ésa estuvo buena, lo que me reí con la cara que se te quedó…
-Pues yo no me reí tanto,
cabronazo.-le cortó Ringo divertido.
-Y bueno, ¿qué? ¿Al final podemos
raptar a la novia o qué?-preguntó de repente Mary.
Chris se los quedó mirando a
todos, sin saber qué contestar, primero a sus amigos y después a John. Éste,
por toda respuesta, se limitó a encogerse de hombros y a dedicarle una cálida
sonrisa. Era evidente que le daba igual lo que decidiera y que incluso la idea
le parecía hasta divertida por surrealista que pareciera.
-Vamos, Christine… Decídete ya o
a este paso llegará la hora de la boda y aún estaremos aquí.-rió Mary.
La chica soltó una risita
divertida. Entonces, se volvió hacia John y devolviéndole la sonrisa, dijo
divertida:
-Nada de locas despedidas de
soltero con sexo, droga y rock and roll esta noche, Johnny.
-Oh, mierda... Con el fiestón que
pensaba pegarme yo esta noche con mi tía Mimi y Julian y tú ahora vas y me
cortas el rollo…
Chris soltó una risita divertida
antes de darle un beso en la mejilla.
-Intenta sobrevivir sin mí esta
noche, pequeña.-le dijo John sonriendo y, después, volviéndose hacia Mary y
Ringo, añadió:-Y a vosotros dos, más os vale cuidármela y traérmela mañana
extremadamente puntuales o dejaréis huérfano al bueno de Vladis demasiado
pronto.
-Tranquilo, John.-sonrió su amigo
complacido porque habían conseguido lo que querían.-Mañana la tendrás en
Sandbanks sana y salva.
********************************************
Después de un buen rato haciendo
esfuerzos sobrehumanos por dormirlo, Mary por fin salió de la habitación de
Vladis y entornó la puerta con cuidado. A continuación, procurando hacer el
menor ruido posible, se encaminó hacia la habitación de invitados, donde estaba
Christine. Tenía ganas de hablar un rato con ella antes de acostarse. Y es que,
pese a que John y ella no fueran a tener una boda como la suya, entendía
perfectamente cómo debía estar de atacada la chica en aquellos instantes. Pese
a todo, iba a casarse a la mañana siguiente y sabiendo lo nerviosa que era,
suponía que a Chris le haría bien un poco de compañía.
Cuando llegó ante la habitación,
dio unos suaves golpecitos en la puerta.
-Adelante.
Mary abrió lentamente y asomó la
cabeza en el interior de la habitación. Chris estaba tendida sobre la cama,
leyendo una revista que parecía tener bastante tiempo a juzgar por lo doblada y
desvencijada que estaba.
-¿Se puede?
-Ésta es tu casa, así que por
supuesto que se puede.-sonrió Chris dejando la revista a un lado.-¿Ya se ha
dormido el terremoto?
-Ha costado, pero sí.-contestó
Mary dirigiéndose hacia ella y sentándose en el borde de la cama.
-Sólo que tenía ganas de jugar. Y
de dormir, nada.-sonrió Chris.
-Este hijo mío tiene ganas de
juerga siempre. Miedo tengo a cuando sea adolescente…-suspiró Mary
divertida.-¿Y tú qué? ¿Cómo estás?
-¿Te digo la respuesta que
debería darte o la sincera?
-Como de todas maneras no me
creería la respuesta que deberías darme, mejor dime la sincera.
-Vale.-sonrió Chris.-Creo que de
un momento a otro me va a dar un colapso nervioso y voy a morir aquí mismo.
-Oye, Christine, en mi casa no te
mueras o John nos mata a nosotros después.-rió Mary quien, después, adoptando
una cálida sonrisa tranquilizadora, añadió:-Sé cómo te sientes. Yo pasé por lo
mismo y es horroroso, pero piensa que mañana ya todo habrá pasado y habrá
salido perfecto.
-Lo curioso es que yo ni siquiera
tengo motivos para sentirme así.-contestó Christine mirándola.-Verás, tú
tuviste una boda normal, con tus invitados, tu vestido, tu ceremonia y todo
eso… Yo mañana lo único que he de hacer es vestirme un poco mejor que lo
habitual, ir a ese registro para firmar y después comer en casa de lo más
parecido que tengo a una suegra con poco más de diez personas.
-Visto así suena un poco
raro.-contestó Mary divertida.-Pero bueno, de todos modos, lo hagáis como lo
hagáis, mañana va a ser un día muy importante para vosotros. Así que es normal
que estés así.
-La verdad es que sí…-sonrió
Chris.-Es curioso. Pese a todos los problemas, por fin vamos a hacerlo, por fin
vamos a dar ese paso.
-Lo importante ahora es que los
habéis superado y estáis bien juntos, ¿no?
-Estoy mucho mejor que bien con
él, créeme.-contestó Chris. No obstante, a Mary no se le escapó que de repente
la expresión se le había ensombrecido. Ni siquiera le dio tiempo a preguntarle
nada antes de que Chris añadiera con amargura:-Lo que más rabia me da es que
haya gente que no sea capaz de aceptar que soy feliz con él, que lo amo.
A Mary no le hizo falta que
Christine dijera nombres para saber que se estaba refiriendo a su familia.
-¿Al final no irá nadie
mañana?-preguntó Mary al cabo de unos segundos de incómodo silencio entre las
dos.
Chris se encogió de hombros
mientras apretaba la mandíbula fuertemente y se agarraba las rodillas. A Mary
le dio la sensación de que estaba a punto de echarse a llorar allí mismo.
-No creo. A mi padre ni siquiera
se lo he dicho, aunque supongo que lo sabrá. Paul también lo sabe, pero ya
sabes cómo están las cosas entre nosotros, así que no va a venir. Los únicos
que a lo mejor vienen son Mike y Angie, su mujer, pero también lo
dudo.-contestó con un hilillo de voz.-Me prometió que “intentaría venir”, pero ese “lo
intentaré” me sonó a “no voy a ir”. Tampoco le culpo: si mi
padre se entera de que viene, podría tener problemas con él.
-No creo que tu padre le…
-Mary, tú no tienes ni idea de
cómo es mi padre.-le cortó Chris.-Es un cabezota tradicionalista y para él nunca
dejaré de ser una… puta que se acostaba con un hombre casado.-la chica lanzó un
suspiro amargo cuando pronunció aquellas últimas palabras.-Además, jamás
soportó a John. Jamás.
-Bueno, Christie…-le susurró ella
en tono tranquilizador.-No pienses en esas cosas ahora. Nos tienes a nosotros,
¿vale? Y tienes a John. Sólo piensa en que mañana será un gran día en el que por
fin harás algo que quieres de verdad.
-Eso haré, Mary.-sonrió la
chica.-No voy a dejar que nada ni nadie estropeen un momento tan bonito.
-Ésa es la actitud.-contestó ella.-Y
ahora, intenta descansar mucho. Mañana de buena mañana salimos para Poole: hay
que casar a la niña.
-Eso de descansar mucho ya lo
veremos.-dijo Chris a la vez que soltaba una risita entre dientes.-Mary,
gracias por escucharme y por todo lo que estáis haciendo por mí.
-No hay de qué, boba.-sonrió Mary
a la vez que se ponía en pie.-Para algo estamos los amigos, ¿no? Buenas noches,
Chris.
-Buenas noches, Mary.
*******************************************
El viaje hasta Sandbanks había
transcurrido con relativa tranquilidad pese a que al pobre Julian se le había
hecho bastante pesado. Afortunadamente, John se las había ingeniado aún no
sabía cómo para mantenerlo entretenido en la parte trasera del Rolls la mayor
parte del tiempo y, pese a que el niño había llegado a Poole sólo con ganas de
dormir, no se había quejado demasiado.
Reencontrarse con Mimi había sido
toda una experiencia. Era evidente que la idea de tenerlo allí de nuevo, a
punto de sentar la cabeza de una vez por todas esta vez con un matrimonio
deseado, la emocionaba bastante; pero, no obstante, como siempre, no paraba de
encontrarle pegas a todo. Tal vez, si aquello hubiera pasado unos cuantos años
antes, John se lo hubiera tomado a mal, pero, a aquellas alturas de la vida, la
fingida seriedad de Mimi le causaba incluso cierta gracia. Sabía que su tía se
alegraba por él y que estaba contenta con todo aquello aunque se empeñara en ocultarlo y a John le
bastaba con eso.
-No voy ni siquiera a preguntarte
si piensas afeitarte esa horrorosa barba y cortarte el pelo antes de la
ceremonia.-dijo Mimi de repente mientras le daba una calada a su cigarrillo.
John levantó la vista, miró a su
tía y sonrió. Hacía un rato que habían acabado de cenar y ahora estaban
sentados en los sillones que Mimi tenía en el salón, mientras fumaban
tranquilamente y fingían que prestaban atención a una película que estaban
pasando por televisión. Julian, por supuesto, dormía desde hacía horas en su
habitación.
-Tienes razón, Mimi. No vale la
pena que lo preguntes.-se limitó a contestar esbozando una sonrisilla burlona.
Mimi soltó un bufido exasperada.
-Johnny…-dijo la mujer con un
tono más propio de alguien que está hablando con un niño de seis años que con
un adulto.-Aunque no vayáis a celebrarlo como mucha gente hace, es el día de tu
boda. Deberías ir un poco más arreglado.
-Me arreglaré un poco, pero la
barba y la melena se quedan. Además, no eres tú la que se tiene que casar
conmigo.
-Y ten por seguro que JAMÁS me
casaría con alguien que tiene tu aspecto.-le cortó Mimi con severidad.
-Vamos, Mimi… A Christie le
gusta.-rió John.
-Christine siempre me ha parecido
una chica muy rara.
-Yo también soy un chico
raro.-bromeó él. Mimi entornó los ojos y desvió la mirada de su sobrino,
exasperada al ver que no tenía nada qué hacer con él. Aquello hizo que John
soltara de nuevo una risotada, divertido por ver a su tía así.-Vamos, Mimi…-le
dijo poniéndose en pie y acercándose hacia su sillón.-Sé que Christie te gusta,
no me lo niegues. Y también sé que te alegras de que me case con ella, aunque
no pares de refunfuñar.
-Por lo visto ahora sabes muchas
cosas, John Lennon.-masculló la mujer de mala gana.
-Te encanta tu papel de gruñona,
¿eh, Mimi?-rió él inclinándose hacia ella y dándole un beso.
-Vamos, John, no te pongas así,
ya no eres ningún niño.-dijo la mujer separándolo de ella.
John volvió a soltar una risotada
mientras se apartaba de ella y se ponía en cuclillas al lado de su sillón. Miró
a su tía y le dedicó una mueca graciosa: sabía que la mejor manera de ganarse a
Mimi era aquélla. La mujer lo miró e inmediatamente cambió su falsa expresión
de seriedad por una sonrisa sincera. John supo enseguida que aquello era lo que
había deseado estando hacer todo el tiempo. Hubo un momento de silencio entre
los dos.
-Aún me acuerdo de una noche como
ésta que pasamos hace unos años.-dijo de repente Mimi sin dejar de
sonreír.-Pero entonces aún estábamos en Liverpool y tú no estabas tan contento
como ahora.
Sólo cuando dijo aquella última
frase, John entendió que Mimi se estaba refiriendo a la noche anterior a su
boda, aquella vez, con Cynthia.
-Me puse a llorar en la
cocina.-recordó John. Después, esbozando una media sonrisa, añadió:-Entonces sí
que me comporté como un crío.
-Es que lo eras, Johnny.-sonrió
Mimi.-No eras más que un niño grande asustado.
-¿Y ahora qué es lo que soy,
Mimi?-preguntó él.
-¿Ahora? Un hombre convencido y contento
por lo que va hacer.-John no pudo evitar esbozar una sonrisa tierna cuando
escuchó aquello. Mimi lo miró durante unos segundos y, después, dedicándole una
expresión irónica, añadió:-Eso sí, un hombre desaliñado y hecho un desastre.
John soltó una sonora carcajada a
la vez que se ponía en pie de nuevo.
-Desaliñado y hecho un desastre,
vale. Pero feliz, y mucho.-respondió al fin.-Y eso es lo que cuenta de verdad,
¿no crees?
-Puede que sí.-sonrió Mimi.-Pero,
John, hijo… Aféitate por lo menos, ¿no crees?
-Tú nunca desistirás en tu
empeño. Pero déjame informarte de que a estas alturas dudo mucho que lo
consigas…
-Jamás he conseguido nada
contigo, John.-masculló Mimi de mala gana, aunque no había ni pizca de enfado
en su tono de voz.-Siempre has hecho lo que te ha dado la gana.
-Y no me ha ido mal del todo
así.-le guiñó un ojo John.-Bueno, Mimi, me voy a dormir un poco. Creo que
mañana debo de ir a una boda.
-Harás bien. Ya es
tarde.-contestó Mimi.-Buenas noches, Johnny.
-Buenas noches, Mimi.-se despidió
John ya saliendo por la puerta.-¿Me despertarás mañana si me duermo?
-No tienes remedio, John.-le rió
la broma su tía.-Anda, vete a dormir ya, caradura.
-Gracias, gruñona. Hasta mañana.
-Hasta mañana.
John salió del comedor sin más y
se encaminó escaleras arriba, feliz aunque consciente de que a lo mejor no
sería capaz de pegar ojo en toda la noche. Pero eso, en aquellos momentos, no
le importaba para nada. Iba a casarse con Christine y aquello era lo único en
lo que podía pensar.
**********************************************
-Esto es increíble.-susurró Chris
mirándose en el espejo.-Me voy a casar, joder. Me voy a casar…
Mary, que estaba sentada sobre la
cama de la habitación mientras Christine se acababa de arreglar, soltó una
risita divertida. Hacía poco más de una hora que acababan de llegar a Sandbanks
y, después de hacer esfuerzos sobrehumanos para que John no la viera, habían
conseguido llegar a la habitación donde Mimi les había indicado.
-Eso me temo, futura señora
Lennon.-le contestó Mary.
-Christine Lennon, suena muy
raro.-sonrió ella girándose hacia su amiga.-Pero, ¿sabes? Me encanta.
-Reconozco que queda bien.-dijo
Mary.
Chris le dedicó una inmensa
sonrisa, se volvió de nuevo hacia el espejo y acabó de arreglarse en silencio.
Sólo dos toques más y ya estaría lista para uno de los momentos más importantes
de su vida.
-Et voilà!-dijo cuando acabó de pintarse los labios y se ponía en
pie.-¿Cómo estoy? ¿Crees que con estas pintas John querrá seguir casándose
conmigo?
-Oh, Christine, no seas tonta…-le
reprendió Mary poniéndose ella también en pie.-Estás preciosa, mírate.
-Ya me he visto bastante en el
espejo.-bromeó ella aunque, en realidad, sí bajó la vista para revisarse el
vestido. Era bonito, sí, pero no dejaba de ser un vestido normal y corriente
que se habría puesto cualquier sábado por la noche para salir a cenar por ahí.
Quizá en aquellos momentos, Chris se estaba arrepintiendo de la manía que
habían tenido John y ella de hacer una boda sin ningún tipo de
convencionalismo:-Creo que debería de haberme comprado un maldito vestido de
novia para hoy, joder.
-Créeme que con ese repertorio de
buenas palabras que acabas de soltar, soy incapaz de imaginarte metida dentro
de un vestido blanco de novia convencional.-rió Mary cuando la escuchó.
Después, esbozando una sonrisa, añadió:-Tranquila, hay mucha gente que se casa
vestida de calle y, además, el vestido es muy bonito. Ese azul te queda muy
bien.
-Sí, bueno… Creo que tienes
razón, me gusta este vestido.-masculló Chris volviendo a esbozar una sonrisa. Y
después, lanzando un suspiro y mirando a su amiga, añadió:- Bueno Mary, y ahora
dime… ¿Qué hora es?
Mary miró su reloj de pulsera y
sonrió antes de contestar.
-Casi las once y veinte.-contestó.-Hora
de bajes abajo, veas por fin al novio y te cases con él.
Chris agarró aire. Mary tenía
razón: el momento había llegado.
Las dos salieron de la habitación
y bajaron las escaleras en silencio mientras Christine sentía como el corazón
le latía tan rápido que parecía que se le fuera a salir del pecho. Se detuvieron
justo antes de llegar ante la puerta del comedor. Desde donde estaban ellas se
podía escuchar el murmullo de las voces de Ringo y John a través de la puerta
entrecerrada. Las dos chicas se miraron, cómplices, y, entonces Mary abrió.
John y Ringo pararon de hablar
nada más las vieron allí plantadas. Los ojos de Christine inmediatamente se
posaron en John. Estaba guapísimo, con aquel traje negro y aquella corbata
blanca, y más aún con aquella expresión tierna con la que la estaba mirando. La
chica sonrió cálidamente: en aquellos momentos se moría de amor por él.
-Oh, Christie…-murmuró
John con una sonrisa.-Estás preciosa. Si no fuera a casarme ahora mismo
contigo, te pediría que lo hiciéramos ya.
-Tú tampoco
estás nada mal, Johnny.-sonrió ella acercándose hacia él.-Te quiero mucho.
-Yo a ti más,
pequeña…
-Oh, venga…-les
cortó Ringo lanzando una sonora risotada.-No os vayáis a poner ahora en plan enamorados
pesados, por favor. Esas cosas guardadlas para la intimidad…
-Eres un poco
cortarrollos, Richard…-rió John.-Estoy aquí diciéndole cosas bonitas a mi novia
y tú por detrás dando por culo, pedazo de cabrón…
-¡John! ¡Ese
vocabulario!
Todos se
volvieron hacia la puerta, por donde Tía Mimi acababa de aparecer con Julian a
su lado. John soltó una enorme carcajada y los demás simplemente se limitaron a
sonreír.
-Por cierto,
Christine, estás muy guapa.-añadió la mujer relajando su expresión y haciendo
caso omiso a su sobrino.
-Gracias.-contestó
ella esbozando una media sonrisa. Era curioso: pese a que su relación con Mimi era
bastante buena, esa mujer continuaba intimidándola en cierta medida. Chris
estaba segura de que pasarían años incluso hasta que pudiera acostumbrarse
plenamente a su presencia.
-No hay de
qué, es la verdad.-respondió la mujer.-Por cierto, pensaba que nosotros nos
iríamos primero al registro, John. Ya sabes, por eso de esperar a la novia y…
-Mimi, esto no
va a ser ninguna boda de película.-le cortó John divertido.-Ni siquiera habrá
una ceremonia al uso, así que no vemos la necesidad de que yo vaya antes y la
espere a ella allí, ¿verdad, Christie?
-Así
es.-confirmó ella.
-Además,
bastante hemos hecho ya con pasar esta noche separados sólo porque estos dos
hayan tenido el capricho tradicionalista…-añadió John divertido señalando hacia
Ringo y Mary, quienes sonrieron con la broma. Y después, volviéndose hacia Chris,
añadió en voz muy baja:-Te he echado de menos, pequeña. Pero te juro que no voy
a echarte de menos más porque a partir de hoy voy a estar siempre cerca de ti,
lo más lejos, a tu lado. Te lo juro.
******************************************
Llegaron al edificio del registro
civil puntuales, como si hubieran calculado exactamente qué era lo que iban a
tardar hasta allí con el coche. Durante el viaje, que no había llegado ni a
veinte minutos, apenas habían cruzado ni una palabra. No obstante, no les había
hecho falta. Y es que sólo con el hecho de estar los dos juntos, agarrados de
la mano fuertemente y lanzándose de cuando en cuando alguna mirada significativa,
les había bastado. Parecía mentira que tanto tiempo después, en aquellos
momentos estuvieran mirándose con la misma ternura y la misma ilusión con la
que se miraban cuando habían empezado a estar juntos. Parecía mentira, sí, pero
así era.
Mimi, con Julian de la mano, y
ellos dos bajaron del Rolls. Instintivamente, nada más poner un pie en la
calle, Christine miró a un lado y a otro. Suspiró aliviada. La calle no parecía
tener un aspecto muy diferente al que debía de mostrar un sábado por la mañana
y por allí no había rastro ni de fans, ni de mirones indiscretos ni muchísimo
menos de los medios de comunicación. Sólo estaban por allí unos cuantos transeúntes
distraídos que ni siquiera les dirigieron la mirada ajenos por completo a
quiénes eran y Ringo, Mary y Vladis, que acababan de bajar de su coche también
y se dirigían hacia la puerta del registro. La chica sonrió satisfecha. Al
parecer, su obsesión por mantener todo aquello en secreto había dado sus
frutos.
-¿Vamos, pequeña?
La pregunta de John, formulada
casi como un susurro en su oído, había ido acompañada por un apretón en la mano
que la había sacado de sus pensamientos. Chris se volvió hacia él, asintió con
la cabeza y, a continuación, entraron dentro del registro.
No era un edificio lujoso ni
presuntuoso. De hecho, no distaba de ser un mero edificio repleto de oficinas
sin más, frío. No obstante, eso les daba igual a los dos. Estaban tan contentos
por lo que allí iba a ocurrir que les hubiera dado igual que aquello fuera una
cueva.
Nada más cruzaron el umbral de la
puerta, un funcionario sonriente, se apresuró a acercarse a ellos. Después de
presentarse con una solemnidad que de tan exagerada era cómica y de darles la
enhorabuena por adelantado, les anunció que les acompañaría hasta el lugar
exacto donde iban a casarse. Además, como quien no quiere la cosa, les comentó
que el juez ya estaba a punto y que ya habían llegado algunas personas. John y
ella lo único que pudieron hacer fue darle un escueto gracias mientras intentaban no partirse de risa allí mismo con
aquella escena y seguirlo escaleras arriba.
Nada más alcanzaron el primer
piso, pudieron distinguir el sonido de las voces provenientes del interior de
una de las puertas que había abiertas. Era allí, no había duda. Además, a
Christine no le costó distinguir a George y a Gwen por allí dentro, ni tampoco
las sonoras risas de Mal y Neil seguramente carcajeándose de un comentario
gracioso que cualquiera habría hecho. Ringo, Mary, Vladis, Mimi y Julian, que
hasta ese momento les habían seguido, pasaron adentro, no sin antes dedicarles
una sonrisa. Un silencio abrumador se hizo en la sala. Debía de ser obvio para
todos que los próximos en entrar iban a ser ellos.
-Te quiero más que a nada en este
mundo, Christie.-susurró John mirándola a los ojos.-No lo olvides nunca.
-Y yo a ti,
Johnny.-sonrió ella.-Y yo a ti.
Los dos
volvieron a lanzarse una última mirada cargada de sentimiento, entrelazaron sus manos fuertemente y entraron adentro,
sonrientes y felices como muy pocas veces lo habían estado.
Y entonces,
nada más entrar, Christine los vio: allí, sentados en una esquina, estaban su
hermano Mike y su mujer. Por fortuna, se había equivocado respecto a ellos. Por
fortuna, sí que habían ido.
Ahora sí que ya
nada ensombrecía su felicidad en el que iba a ser el mejor día de su vida.
***************************************
El parloteo
incesante del juez no le importaba en absoluto a John. A él, las leyes por las
cuales se regían los matrimonios en el Reino Unido y las obligaciones y
derechos de los casados le importaban más bien poco. A él lo único que le
importaba en aquellos momentos era que la amaba con todas sus fuerzas y que
ella lo amaba a él. ¿Y qué era más importante que aquello? Nada. Absolutamente
nada.
-John Winston
Lennon.-le llamó el juez de repente. Pese a lo nervioso que estaba, aún le dio
tiempo a maldecir para sus adentros al juez por haber pronunciado su segundo
nombre, aquel que tanto odiaba, en voz alta.-¿Quieres recibir a Christine
McCartney como esposa?
John olvidó al
instante todo lo demás, miró a Chris y sonrió.
-Sí,
quiero.-contestó mirándola a los ojos.
-Y tú,
Christine McCartney, ¿quieres recibir a John Winston Lennon como esposo?
Chris tardó
unos segundos en contestar, unos segundos en los que le dedicó la mirada más
dulce que quizá jamás le había dedicado.
-Sí, quiero.
-Entonces…-continuó
el juez.-Por el poder que me ha sido otorgado, yo os declaro unidos en
matrimonio.
A John no le
hizo falta que nadie les indicara que podía besarla; simplemente lo hizo, sin
más, incluso antes de que el juez acabara de pronunciar las últimas palabras.
Ella le respondió con ganas, también ajena a toda norma. Aquel beso, largo y
sincero, marcaba, sin lugar a dudas, un antes y un después en sus vidas.
Ahora, por fin,
eran el uno del otro.
***************************************************
-Christine Lennon.-sonrió
John mientras le acariciaba el pelo.-Chris Lennon. Christie Lennon. Mi pequeña
Lennon. Jamás me cansaré de repetirlo.
-Eso de mi pequeña Lennon queda un poco feo,
Johnny.-rió ella apoyando su cabeza sobre el pecho desnudo del chico, todavía
sudoroso.-Pero de todos modos, me gusta tu apellido.
-Eso
espero.-rió él.-Ahora es también tuyo.
Por toda
respuesta, Chris le dio un beso en el pecho, cariñosa, y volvió a recobrar su
posición anterior. Permaneció así durante unos minutos, con la oreja pegada a
su pecho. Adoraba escuchar los latidos de su corazón. En aquellos momentos,
tanto dentro como fuera de la pequeña casita donde estaban, sólo había paz. Amor
y paz. Dorinish con ellos dos juntos era lo más parecido al paraíso que Christine
podía concebir en aquellos instantes.
-¿Sabes, John?-preguntó
al rato, casi en un susurro.
-¿Qué pasa,
pequeña?
-Siempre me
burlé de las chicas que decían que el día de su boda era el más feliz de sus
vidas.-contestó mirándolo a los ojos.-Pero… Ahora creo que tienen razón. Ha
sido todo maravilloso. Gracias, monstruo.
John le dedicó
una caricia suave en la cara.
-También lo ha
sido para mí.-dijo.-Jamás creí que sentar la cabeza por fin iba a ser tan
placentero. Christie, pequeña… Eres lo mejor que me ha pasado en mi vida. Y lo
sabes.
Chris sonrió y
le dio un dulce beso en los labios. Y tanto que lo sabía. A esas alturas, tanto
el uno como el otro, eran plenamente conscientes de que se necesitaban tanto
como se amaban.
En aquellos
momentos todo era, simplemente, mágico.
Holaaaa! Pues bueno, aquí llego yo por fin
con un capi nuevo y atrasado, un capi dulce y meloso que espero que pese a todo
os haya gustado J
Como siempre, ya que no me sobra mucho el
tiempo, quiero dar las gracias a tod@s l@s que estáis ahí leyendo y comentando
y, esta vez, darle un saludo especial a mi Natty, que se acaba de poner al día
con los capis y a la que quiero mucho (es mi hija, la tengo que querer preciso,
jajaja). Y obviamente, a Rosario Jackson McCartney, a Ingrid y a María (muy fan
tuya, ya lo sabes).
En fin guapas, espero tardar menos a
publicar el siguiente… Besos!
Toc toc, ¿se puede? Vengo a preguntar si se puede llorar. Ah, ¿si? Bueno. BUUUUUAAAAAAAAAA BUUUAAAAAAAAAAA Snif, snif, produccioooon tráiganme unos pañuelos por favor....Ay, gracias querida *se suena la nariz ruidosamente* Ahhh...ya está, cortá la cámara por favor.
ResponderEliminarAhora, off the record (?) voy a enumerar los motivos por los que lloro, aunque es al pedo enumerar porque son dos motivos nada mas XD
1-Lloro porque faltan tres, por lo tanto es un llanto de tristeza.
2-Lloro porque se casaron, por lo tanto es un llanto da alegrría.
3-Mis llantos son muy raros.
XDD
Pa’ que veas cómo planifico todo, te digo que este comentario primero fue hecho en papel, y no hoy, sino anoche a las 12 menos cuarto hora argentina (ayy siempre quise decir eso, “hora argentina”, como en los noticieros. Gracias, he cumplido un sueño!) porque debía ir anotando todo lo que quería comentar de este MARAVILLOSO capitulo, y si esperaba a hoy, me iba a olvidar de todo lo que se me ocurría. O sea, ¿me entendés? Hago borradores de comentarios, mi fanatismo por tu fic llega a límites insospechados.
Cloquell. Ay Cloquell. Ya no sé qué hacer con vos. Casi muero de un infarto cuando leí el título! Ya te dije, yo no esperaba que fuera ya, rai naw, el casamiento! Pensaba que sería en el siguiente, o en el último...Cuando léi el “Sí, quiero”, casi entro en colapso, e iba a ser por-tu-cul-pa. Repetí conmigo: “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”. A la próxima avisá, y si no te paso las instrucciones para llegar al hospital y visitarme, como hiciste vos. Mirá, vos tenés que llegar a Mercedes, eso es fácil, te tomás un 57 y listo. Le decís al chofer que pare en la 29 y 18, en la esquina del supermercado “Vea”, (sí, re feo el nombre), ahí caminás tres cuadras hasta la 12 y doblás a la derecha. Caminás dos cuadras mas y listo, el hospital. Entrás, preguntás por Gallo y te van a mandar al 4º piso, terapia intensiva. Ahí me despertás a golpes, como saludo tribal. Enfrente tenés una plaza para tomar sol y reflexionar sobre tus culpas XDDDD
Bueno, ya, me dejo de decir pavadas, pero es que fue un re golpe en la nuca ese titulo, nunca un titulo tuyo causó tanto jajaja.
De mas está decir, que por mas que fuera super sencillo y alejado de todo, se entiende que Chris esté nerviosa, es casarse, no tomar un bondi, y a veces ni eso, porque te podés poner nerviosa al tomar un bondi, por ejemplo si la SUBE no tiene crédito XD Pero John no colabora mucho para que no esté asi, se la pasa “cachándola” jajajajja.Y encima ni hace su maleta.
Bien, lo del rapto no fue una idea al azar. Primero, era nuestra ilusión arruinar el momento de Lennon muajajaja. Pero, en realidad, Ringo y yo trabajamos para Don Corleone y esto de secuestrar se nos da bien, mas si son novias. Lo de baterista de los Beatles es una pantalla para ocultar su verdadero trabajo. Nuestro matrimonio fue arreglado por una alianza entre familias y en los ratos libres secuestramos y ametrallamos gente en cabinas de peaje. Lo de la tradición es todo un verso, si hay algo de tradición, es la de secuestrar gente, nada más. En este momento, Ringo está cargando un rifle marca Fal. ¿Qué pensabas, que lo del peace & love es cierto? Porrr favooorrr...
Awwww amiguitaaa! Que linda charla! Muero con eso, porque es como que se prestan contención emocional siempre que están jodidas jajajjaja. Mas o menos lo que hacés siempre vos conmigo XDDD como sea, fue muuuu tierrrno, que no se acabe nunca eso!
Otra cosa que fue muuuu tierrrrna fue Mimi-John. Siempre tirandose palos entre ellos, pero en el fondo se quieren tanto que no lo pueden disimular. Muy real eso que le dijo Mimi , que en su anterior matrimonio estaba muy compungido, y qué diferencia con éste! Por suerte, Mimi lo apoya (aunque si no lo apoyara, él haría lo que se le antojara jaja) y me mata porque trata de disimular su alegría retándolo con lo del pelo y la barba...Qué genios son los dos, es como que no se aguantan y a la vez juntos son re felices. Muy linda conversación!
Jajajaja pero chee! Alguien que le dé un Ribotril a Chris, pará un poco, aflojá con la emoción flaca! Jajajaja encima pidiendo vestido a ultima hora, hay que ver...
ResponderEliminarEste Ringo, desde cuando se volvio tan puritano, eh? Que es eso de ir cortando todo el entusiasmo de la gente? Le voy a pegar! Jjajajajaja Nooo mi vidaaa, si a vos no te pego ni con una pluma! Pero igual, ahí diciendo que son enamorados pesados...XDD
Re guiño al nombre del fic te mandaste con ese “porque a partir de hoy voy a estar siempre cerca de ti, lo más lejos, a tu lado” (Cloquell, Cristina, Lo mas lejos a tu lado, capitulo 86 “Si, quiero”, pag ¿? Muro de Alcoy, editorial Blogger, 2013)
Perdón, pero después de hacer tantas citas en el trabajo de mediterráneo, tenía que poner esta jajajajjajaa
Y ayyyyyyyy el casamiento!!!!! Que lindo todo, pese al pesado del discurso jajja. Me dio un escalofrío cuando el tipo dijo que ya habia gente, pensé que estaba el padre, enserio, me dije “si es el padre, acá se arma una linda” pero no, eran George y Gwen y Mike y la mujer...Igual, qué pena Paul, por su culpa y la de sus locuras, arruinó todo lo lindo que tenían de hermanos. Y bueno, él se lo pierde.
Jajjajaa yo que Mary, le empiezo a decir Winston todos los dias, nada mas que para hacerlo renegar...No sé porqué no le gusta el nombre, si es lindo! Me gusta Winston! Winston, sos un mandado, un lanzado total, esperá un poco, controlá tus hormonas antes de besar a la novia, esperá que te avisen, che! En la parte mas importante, o sea, cuando se casan, fui interrumpida a las 11 hora argentina (otra vez, es un placer decir esto) por mi vecina, diciéndome si no le hacía la tarea de lengua, lenguaje, castellano, o como le llames vos, A LA HIJA. Las 11 de la noche, ¡estoy leyendo algo crucial y me vienen con tarea de lengua de 5º año de secundaria! ¡¿Estamos todos locos o qué?! Y si no te comenté esta tarde, fue porque tuve haciendo la dichosa tarea. ¿Y la hija de mi vecina? Con el novio. Mirá, qué bonito. Por lo menos me gané 10 pesos jaja
La ceremonia fue re linda. Y sobre todo tranquila, que eso era lo que buscaban. Y bueno, al final te casaste con él. Yo, que te di todas las posibilidades de casarte conmigo vía embajadas hispanoargentinas (ay, que palabra mas dificil esa jajaj) pero bueno, te casaste con él porque yo no acepto tus lentis. No importa, TORRES MAS ALTAS HE VISTO CAER. Te estoy vigilando.
Y el final...ayyy basta, basta, me hacen llorar! Pero qué lindo es verlos felices de una vez, ya sin ningún lastre encima!
Y bueno Cris, que faltan tres, el número de Dios XDDDD Ya te lo dije, pero voy a extrañar baaanda este fic, es y será siempre mi favorito y de lo mejor que he leído, incluído libros. Voy a extrañar eso de esperar a que subas, a leerte encerrada en mi habitación, o en el bondi, o en el baño (enserio, una vez hace mas de un año, estaba en la casa de una prima de Buenos Aires y vos habias publicado, y si me ponia a leerte con el telefono me molestaban a cada rato, asi que me encerré en le baño para poder leer tranquila jajajaja), tambien voy a extrañar rezongar cada vez que me interrumpen, tus wasap avisándome que subiste...qué se yo, una se encariña como una tonta! Pero bueno, todo tiene un final, y después uno es feliz releyendo o recordando todo eso, los lindos momentos pasados leyéndote.
El capitulo, como ya te habrás dado cuenta, me pareció ILUSTRE! Ya te digo, te alabo un capitulo y venís y me dejás otro mejor.
En fin Cris, esperaré el otro, y el otro, y el otro, y ya nada mas :( igual seré feliz feliz jajaja
Te mando un saludo!
Hola hola soy la persona de la que sos fan (?) y vengo a tirarte unas post –datas
ResponderEliminarP/D1: Ves? Esto es algo que también extrañaré, las post-datas!
P/D2: Quiero mas marchas!!! Ayy mientras hacía la tarea de mi vecina, las volví a escuchar, son tan lindas!
P/D3: Tengo al Maharishi durmiendo bien estirado arriba mío, tirándome su olor a gato peludo ¬¬ Te manda unos “prrr prrr” que deben ser como bendiciones o qué sé yo. Se ve que su religión da resultado, lo digo por lo relajado que está XD
P/D4: Me parece una ofensa moral que no hayas aparecido en la novela, yo quería que Cris fueras vos, no un viejo pelado y anteojudo!
P/D5: Hablando de novela....DULCEEEE AMOOORRRR MARAVILLOSO PUEDE SEEERRR DULCEE AMOOOORRR TAN SOLO SOY ESTO QUE VEEEESSS DULCE AMOOORR LA VIDA TE HA CRUZADO EN MI CAMINO, CAMBIÁNDOLE EL SABOR A MI DESTINOO OH OH OH OOOHH Perdón, pero ante cada situación amorosa, canto la canción de la novela, porque es muy pegajosa jajajja
P/D6: Perdón, pero me extralimité comentándote todo jajaja
P/D7: Aguante Gallooooo!!!!!!!
Chauuuu!
comentando mil años tarde, pero comentando, jaja
ResponderEliminarpues bien, qué lindos que ya se casaron! ya era hora! ayyy me sentí muy triste porque Paul no fue, ni Jim :( pero bueno, yo sé que terminarán todos muy felices!
Awwww Que Ternura Madre Se Han Casado Finalmente y Me He Reido Con Mimi y John y El Look De El Es Hermoso Sin Duda :) y Perdon Por Tardar En Mi Comentario
ResponderEliminar