martes, 31 de enero de 2012

Capítulo 28: Motos, gripes y locas

Un silencio sepulcral se hizo en la habitación cuando Mike pronunció aquellas palabras. Christine miró a su hermano intentando evitar perder el control mientras por su mente pasaban las peores ideas.

-¿Qué?-preguntó la chica finalmente.

-Que Paul ha tenido un accidente con la moto hace un rato.-confirmó Michael.-Pero tranquila…

-¿Cómo que tranquila?-le cortó ella histérica.-¡¿Me estás diciendo que Paul ha tenido un accidente y me dices que me tranquilice?!

-¿Pero está bien?-preguntó John de repente con hilo de voz.

-Si me dejáis hablar, os lo diré, joder.-les replicó Mike impaciente.-Sí, Paul está bien. Sólo ha sido una caída tonta. Ya sabéis cómo va de rápido… Está en casa. Eso sí, le duele todo y está todo magullado.

Chris y John soltaron un suspiro de alivio casi al unísono.

-Creí que deberías saberlo, eso es todo.-continuó Mike.

Chrstine miró a su hermano y entonces entendió por qué había ido hasta allí. Sí, la excusa de la caída de Paul le había venido de maravilla, incluso tuvo la sensación de que el chico hasta se medio alegraba de que hubiera pasado aquello por haberle dado la oportunidad de ir hasta allí y dárselas de buen hermano como si nada hubiera pasado. Sin poder evitarlo, notó como volvía a ponerse furiosa con él. Sabía que aquello estaba mal, pero en aquellos momentos odiaba a Mike con todas sus fuerzas.

-¿Se supone que debo darte las gracias por avisar, buen samaritano?-le espetó finalmente mirándolo con cara de asco.-Pues gracias. Dile a Paul que me pasaré mañana cuando ni papá ni tú estéis dando por culo en casa. Y lárgate.

-Pero…¿a ti qué coño te pasa?-le preguntó Mike sorprendido, aunque también a la defensiva.-¿Estás loca o qué?

-Oye, oye, oye…-intervino John de repente poniéndose entre los dos.-No le hables así, ¿vale, chulo?

-Quítate de en medio, Lennon. Por si no lo sabes, es mi hermana, joder.

-Creo que eso no te ha importado mucho antes, ¿no? Me refiero a cuando la has jodido…-dijo John acercándose a él de manera amenazante.-Ya la has oído. Lárgate si no quieres que te eche de aquí patadas, Flashman.

Los dos chicos quedaron cara a cara mirándose con las respiraciones agitadas. Christine, entendiendo qué era lo que podía a pasar a continuación, se acercó a ellos.

-Vete, Mike.-dijo la chica con fingida serenidad mientras le ponía la mano en el brazo a John, acercándolo hacia ella.-Lárgate de aquí.

-No sé cómo decirte que lo siento, ¿vale?-exclamó el chico mirándola de manera suplicante.-¡No tenía ni puta idea de que las cosas pudieran acabar así!

-Eso deberías haberlo pensado antes.-le respondió ella intentando con todas sus fuerzas reprimir las lágrimas-Adiós.

El chico se quedó mirándolos durante unos segundos y después, sin decir nada, se dio la vuelta y salió de la habitación con paso decidido, dando un fuerte portazo tras de sí.

-¡Mierda, mierda, mierda!-exclamó entonces Christine abrazándose a John desesperadamente y empezando a llorar de pura rabia.-¿Qué más puede salir mal, eh? ¿Qué más?


******************************

Alice se despertó muy pronto teniendo en cuenta que estaba de vacaciones y que no tenía nada importante que hacer. No obstante, y no sabía muy bien por qué, se había despertado sobresaltada, con una extraña sensación en la boca del estómago que le impedía continuar durmiendo. Quizás sería la noticia que Paul le había dado el día antes o quizás el simple hecho de verlo a él tan chafado. De todos modos, daba igual el motivo. El caso era que lo mejor sería levantarse y afrontar el nuevo día que se le presentaba por delante.

Después de darse un baño rápido y vestirse, la chica bajó a la cocina y empezó a desayunar sola. Su padre estaba en el trabajo a aquellas horas y su madre seguramente habría salido a comprar, tal y como solía hacer todas las mañanas. Terminó de desayunar al cabo de un rato y decidió salir a la calle para estirar las piernas. Por lo menos se despejaría y se entretendría un rato.

Salió de su casa, no sin antes comprobar que las cortinas de la habitación de Paul continuaban echadas. Estaría durmiendo. Seguro que la noche anterior se había acostado a las tantas después de la cena con su primo.

Estuvo paseando sin rumbo fijo por Heswall durante más de una hora y volvió hacia su casa cuando el frío de aquella mañana nublada se le hizo demasiado insoportable. Quizás, con la hora que era, Paul ya se habría levantado y podría aprovechar y charlar un rato con él. No obstante, cuando llegó delante de la casa de Paul, comprobó de nuevo con fastidio que las cortinas de su habitación seguían echadas.

Iba a emprender el camino hacia su casa resignada cuando, de repente, la puerta de casa de los McCartney se abrió y salió Mike. Alice lo miró detenidamente antes de saludarle, no sin sentir cierta repulsión hacia él. Tenía un aspecto terrible, como si no hubiera podido dormir en toda la noche.

-Hola.-la saludó él cuando la vio.

-Buenos días.-le respondió la chica.

-Me alegro de verte, Alice. Verás… Iba ahora a buscarte a casa.

-¿Qué pasa, Mike?-se extrañó ella.

-Es que Paul ayer tuvo una caída con la moto… Tranquila, tranquila…-dijo el chico cuando vio la cara que puso.-No es nada, está bien. Ni siquiera fue al hospital… Pero bueno, está hecho una piltrafa. Se metió una buena, pero tuvo suerte y no se hizo nada...

-Oh, mierda…-masculló la chica.-¿Está arriba?

-Sí, estaba despierto ya, pero continúa en la cama.-le respondió Mike.-Sube si quieres a verlo. Además, creo que será mejor así… Mi padre ha salido un rato y yo tengo que irme. Así no se queda solo.

Alice asintió, se despidió de Mike y entró en la casa. Subió los peldaños de las escaleras casi de dos en dos ante la mirada impávida de Monster y entró en la habitación de Paul casi como una exhalación. Allí, en efecto, estaba él, tumbado en la cama con la cara como si acabara de salir de una monumental paliza, pero aparentemente bien.

-¡Alice!-exclamó él nada más la vio.

La chica se acercó hacia él rápidamente y se apresuró a darle un beso que apenas le rozó los labios.

-Auch…-se quejó Paul cuando ella lo besó.-Joder, como me escuece.

Alice sonrió y lo miró.

-Tienes el labio partido.-dijo.-¿Cómo estás?

-Hecho un Cristo y sin diente… Pero por lo demás bien, ahora que tú estás aquí.-contestó él con una sonrisa.

-Hubieras podido matarte…-suspiró Alice.-Tú y esa moto… Algún día podría pasarte algo serio.

-Ey, no te pongas melodramática, mi niña…-masculló Paul acariciándole el pelo.-No ha sido nada.

-Prométeme que tendrás más cuidado cuando conduzcas, Paul.-dijo la chica mirándolo a los ojos intentando reprimir un sollozo por el nervio que tenía acumulado desde que Mike le había dado la noticia.

-Prometido, boba. Palabra. A partir de ahora me adelantarán hasta las abuelitas con andador.


******************************

Mel bajó del metro en la parada que le habían indicado. Aborrecía aquel tipo de transporte, pero en realidad no le quedaba demasiado dinero y tampoco le apetecía desperdiciarlo en un taxi. Además, estaba segura de que aquello sería por poco tiempo: dentro de nada podría tener incluso hasta un chófer privado si se lo proponía.

Salió a la calle y sonrió. Le encantaba Londres, nada que ver con Liverpool, aquella sucia ciudad portuaria del norte en la que había tenido, según ella, la mala suerte de nacer. Caminó un par de manzanas con paso decidido, regocijándose cuando algún hombre le dedicaba alguna mirada furtiva. No era para menos, se había puesto su modelito más despampanante aunque supiera que con quien iba a entrevistarse aquello no le impresionara lo más mínimo. Aun así y al contrario que la mayoría de chicas a las que conocía, el ir vestida así, lejos de provocarle incomodidad, le confería una inmensa sensación de seguridad en sí misma. Era, por así decirlo, su ropa de la suerte.

Llegó a la puerta de las oficinas de NEMS Enterprises al cabo de unos minutos y, después de respirar profundamente, entró adentro.

-Buenos días.-saludó a la secretaria, una mujer de unos cuarenta y tantos años con cara de pocos amigos que estaba sentada detrás del mostrador.-Soy Melanie Donat. El señor Epstein me está esperando.

-Está bien.-contestó la mujer sin ni siquiera mirarla, cosa que enfureció a Mel.-Siéntese ahí un momento y espere a que la llame.

Mel obedeció de mala gana y se sentó en una de las sillas que había allí pegadas contra la pared y esperó impaciente a que la secretaria descolgara un teléfono e intercambiara unas palabras inaudibles con alguien.

-Cinco minutos.-le dijo cuando colgó.-El señor Epstein está acabando de hacer unas gestiones.

Mel asintió y continuó allí sentada, mirando indignada como pasaban, no cinco, sino quince minutos en el reloj que colgaba de la pared. Simplemente le parecía indignante que se la hiciera esperar tanto cuando ya tenía la cita concertada desde semanas antes.

-¡Hola, Mel!

La voz de Brian la sonsacó de repente de sus pensamientos. El hombre estaba apoyado en el marco de la puerta de su despacho mirándola con una sonrisa.

-Hola Brian. Pensé que te habías olvidado de mí…-contestó ella no sin cierto tono de reproche en su voz.

El hombre soltó una risita aguda.

-No, no… Nada más lejos de la realidad…-se apresuró a contestar.-Además, tú eres difícil de olvidar… Lo que pasa es que esto de ser manager de quiénes tú sabes trae muchos quebraderos de cabeza. Mira, sin ir más lejos, ahora mismo estaba concertando citas con la prensa, por eso he tardado tanto… Por cierto, pasa.

La chica se levantó y le siguió hacia el interior de su despacho. Brian cerró la puerta tras de ella y, después de invitarla a sentarse, él hizo lo mismo.

-Veamos… No vamos a andarnos con rodeos. Los dos sabemos porqué estás aquí.-dijo él nada más sentarse en su sillón mientras se servía un whisky para él y otro para ella.-He escuchado tu maqueta varias veces.

Melanie tragó saliva y agarró el vaso que le tendía Brian.

-¿Y qué te parece?-preguntó finalmente mirando con impaciencia como él le daba un trago a su whisky.

-Bien, me parece bien.-respondió él al cabo de unos instantes.-Quizás es un poco típico, pero he de reconocer que tienes potencial como vocalista. Es una lástima que no sepas tocar ningún instrumento, ni siquiera la guitarra, pero bueno, creo que al tratarte de una mujer eso no importa tanto…

-¿Eso significa que vas a representarme?-quiso saber Mel con los ojos muy abiertos. Apenas cabía en sí de la emoción.

-Sí. Te representaré.-confirmó él con una sonrisa.-Cuando pase Año Nuevo firmaremos el contrato si te parece y me pondré enseguida a buscar algún sello discográfico para ti.

-¡Oh, Brian! ¡Eso es excelente!-exclamó ella más feliz que nunca.-¡Sería mi sueño hecho realidad!

-Espera y no corras tanto... No todos son como ellos.-le cortó él mirando hacia una foto que tenía colgada en la pared en la que aparecía él junto con The Beatles.-Sólo unos pocos llegan a lo más alto. Y cuesta mucho más de lo que parece, te lo aseguro.

-Tranquilo, Brian.-masculló ella mirando la foto, fijándose especialmente en una de las personas que aparecían allí.-Yo jamás me rindo hasta que no consigo lo que quiero. Jamás.

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-Creo que deberías quedarte aquí…-dijo Chris mirando a John a los ojos. Acababan de aparcar unos metros más arriba de la casa y la chica parecía casi al borde de la histeria.

John le dedicó una sonrisa tranquilizadora y le dio un dulce beso.

-¿Bromeas?-dijo al fin casi en un susurro.-Sabes a la perfección que tu padre no está en casa. Ni tampoco Mike. ¿Por qué iba a quedarme aquí?

-Eso no lo sabemos, John. Imagínate que sí que está mi padre y…

-Pequeña… Has llamado tres veces antes de salir del hotel y las tres veces se ha puesto Alice confirmándote que no había nadie en casa.-contestó John impaciente, aunque debía admitir que la situación le divertía un poco.

-¿Pero y si ha vuelto antes? O si entra mientras estamos allí…-le cortó ella nerviosa.

-Si lo llego a saber te meto marihuana en el desayuno, por lo menos estarías más tranquila…- rió John empezando a salir del coche.-¿Vamos o qué?

-Hablo en serio, John.-dijo Chris saliendo también del coche y sin dejar de mirarlo, preocupada.-Quédate.

John lanzó un suspiro y se acercó a ella.

-Yo también hablo en serio.-le susurró finalmente rodeándole los hombros con el brazo.-Paul es mi mejor amigo y quiero verle también. Además, que no pienso dejarte sola para nada. Venga, vamos a ver a tu hermano.

John volvió a dedicarle una sonrisa mientras la conducía hacia la casa así abrazados, notando a la perfección como la chica se ponía cada vez más y más tensa conforme se acercaban. La verdad es que debía ser una situación tan extraña como dolorosa para Chris. Y es que, hasta hacía menos de veinticuatro horas, aquella había sido SU casa.

Entraron en silencio en el jardín, John abrazándola más fuerte aún como intentando darle ánimos, y Chris abrió la puerta de la casa: aún conservaba su juego de llaves. Nada más abrir, Monster apareció dando saltos de alegría alrededor de la chica. John la miró mientras lo acariciaba y observó como una lágrima se le escapaba. El chico lanzó un suspiro. Eran muchas las cosas que ella tendría que dejar atrás por él y se sentía mal por ello.

-Subamos, pequeña.-dijo al fin suavemente rescatándola de aquel golpe emocional.

La chica asintió y los dos subieron a la habitación de Paul sin decir una palabra con el perrito pegado a ellos.

-¡Paul!-exclamó Chris asomándose por la puerta de la habitación.

Allí estaban Paul y Alice, sentada frente a la cama en la silla del escritorio.

-¡Enana!-sonrió Paul, aunque con una voz bastante más débil que la de ella. Y después, mirando a John, dijo:-Habéis venido…

-¿Cómo no íbamos a venir?-preguntó John devolviéndole la sonrisa.-¿Si no para qué crees que tu hermana ha llamado tres veces aquí preguntando quién había en casa? ¡Y me cago en la puta, Macca, tienes un aspecto terrible!

Paul soltó una risita entre dientes.

-¿Qué tal estás?-preguntó Chris sentándose en la cama de su hermano.

-Bien, bien. Como una rosa.

-Vamos, Paul… Hace cinco minutos no parabas de quejarte…-rió Alice.

-Bueno, siempre ha sido como una niña quejica.-le siguió la broma Chris mirando a Paul.-¿Te duele?

-Ya te he dicho que no, pesada.

-¿Y el diente?-preguntó Chris mirándole la boca.

-Joder… ¿tanto se me nota?-masculló Paul.

-No, qué va… Simplemente es que sabía que te has quedado sin piño de delante.-rió Christine.-Pero tranquilo, si no te ríes no se te nota.

-Oh, Christie… No está bien que le mientas a un convaleciente…-bromeó John acercándose también hacia ellos.- Lo siento, Paul, la verdad es que tu bonita sonrisa de galán se ha jodido. Siento comunicarte que de ser el guapo del grupo, vas a pasar a ser el que nos desgracie todas las putas fotos que nos hagan a partir de ahora…

-Da gracias a que me duele todo, porque si no el que se quedaba sin dientes ahora mismo eras tú de la leche que te metía.-rió Paul siguiéndole la broma.

-Va, venga, no te quejes tanto…-le contestó John sacando una bolsita del bolsillo de su pantalón tejano.-Has perdido un diente, pero ha venido el Ratoncito Pérez…

-¡Qué cabrón, Lennon!-rió Paul mirando la bolsita de marihuana que le acababa de lanzar su amigo encima de la cama ante la mirada severa de Alice.

-Pero no te la fumes de golpe, que nos conocemos, vicioso.-bromeó John.

-Bien… Gracias por el regalo.-contestó Paul metiéndose la bolsa debajo de la almohada.-Supongo que cuando me duela algo esto me vendrá muy bien…

-Sí, sí…-rió Chris.-Cuando le duela algo, dice…

-Bueno, quizás tu novio tenga razón y también me lo fume por vicio…-dijo ignorando el gesto de fastidio de su novia. Y, después, cambiando repentinamente el tono de su voz y miándo a su hermana, dijo:-Oye… Por cierto… ¿y tú cómo estás?

-Bien.-contestó Chris bajando la mirada.-Supongo que bien.

Cuando escuchó aquella última frase, John, temiendo que Chris se desmoronara de nuevo, se sentó a su lado, en el borde de la cama de Paul, y le paso la mano suavemente por el pelo.

-Menudo día de mierda tuvimos ayer, ¿no?-continuó ella dejándose acariciar por John.-Y ya por postres, sólo faltaba lo de tu accidente…

-Pero todo va a salir bien, ya lo verás…-le dijo Paul con una sonrisa.

-Eso espero…

Y entonces, de nuevo, unas lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas. John se precipitó a abrazarla y a hundirle la cabeza en su pecho.

-Oh, Christie… No te vayas a poner a llorar ahora…-dijo Paul mirándolos.

John le lanzó una mirada significativa a su amigo.

-Déjala, Paul… Anda sensible la chica…-dijo con una sonrisilla mirando hacia ella.-No me la quiero ni imaginar cuando esté en sus días…

Christine, pese a estar llorando, no pudo evitar lanzar una risita.

-Idiota…-masculló entre dientes.

-Pero te hago reír.-continuó él sin perder la sonrisa.-Anda, tonta, para ya. A ver si venimos a ver al accidentado y en lugar de darle tú ánimos a él, te los tiene que dar él a ti…

La chica se separó de él y volvió a su posición original.

-Ale, ya está. Ya se me pasó la tontería.-sentenció después de respirar profundamente mientras se secaba las lágrimas con la mano.

-Paul dice que os vais a ir a Londres…-intervino Alice mirando a Chris.

-Sí, nos vamos ya directamente después de la visita…-contestó ella.

Aquellas palabras de Christine hicieron que John reaccionara de repente. Llevaban allí ya bastante rato, más que los diez minutos acordados, y Mike o, muchísimo peor, Jim, podrían regresar a casa en cualquier momento.

-De hecho creo que deberíamos irnos ya…-dijo él después de confirmar sus sospechas al mirar su reloj de pulsera.

Paul y Chris asintieron, conscientes de que las cosas podían ponerse feas si su padre llegaba y veía a John y a su hija allí juntos.

-Te quiero un montón gusano…-dijo Chris abrazándose a Paul.

-Nos veremos pronto, Macca.-le dijo John con una sonrisa.-Recupérate.

-Eso tenlo por seguro.-le contestó Paul.-Largaos, cabroncetes. Y cuidaos.


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George y Gwen salieron de casa de Paul. Se habían enterado esa misma tarde de lo de la caída y habían ido a ver cómo estaba. Por lo menos, se alegraron bastante al comprobar que, tal y como les habían dicho Mary y Ringo, Paul estaba bien

-¿Te apetece dar un paseo?-preguntó Gwen nada más salieron a la calle.

-¿Un paseo? ¿Con el frío que hace? Gwen…

-Va, George, venga, demos ese paseo…-insistió Gwen tironeando su mano y, después, medio en serio medio en broma, añadió:-El cielo está despejado y se pueden ver todas las estrellas… ¿No te parece que es súper romántico?

-¡Oh, Gweny! ¡Nos vamos a congelar! Y te aseguro que no habrá romanticismo que valga cuando los dos pillemos una gripe y nos pongamos a sonarnos los mocos uno al lado del otro…-rió George sin poder ocultar que las reacciones de su chica le hacían mucha gracia:-Mira, te acompaño a casa, cenamos y vemos una peli. Te aseguro que eso puede ser incluso más romántico como un paseo por la noche a ocho grados bajo cero.

-¡Sí, claro! ¡Tú le que quieres es ir a jugar a las cartas con mi hermano, como si no te conociera!-exclamó Gwen divertida.

-Es que juega bien… Y… bueno, se lo prometí…

-No le prometiste nada, se lo propusiste tú, que no es igual.-le cortó Gwen sin poder evitar soltar una carcajada.-¡Encima de ser el chico menos romántico del mundo eres un mentiroso!

-¡Oye, bribona! ¿A quién llamas tú “poco romántico”?-preguntó George agarrándola por la cintura haciendo que la chica soltara otra risa.

-¡Vaya par que estáis hechos!

George y Gwen se giraron hacia Alice, que en aquellos momentos salía de su casa con una cara de agotamiento terrible.

-Hola, Alice.-saludó Gwen.-¿Cómo estás?

-He tenido días mejores.-respondió con una sonrisa amarga.

-Bueno, tranquila…-dijo George.-Paul está bien. Sólo son cuatro golpes y ya está.

-George tiene razón, Alice. Fíjate. Ahora mismo estaba ya levantado viendo la tele en el salón de casa…

-Sí, si lo sé…-masculló Alice.-Pero el susto no me lo quita nadie… Y encima…

-¿Encima qué?-quiso saber Gwen.

-Gweny…-susurró George a causa del ataque de curiosidad de su chica. No obstante, debía de reconocer que aquello, aunque pareciera mentira, era una de las cosas que más le gustaban de ella.

Alice pareció no molestarse en absoluto por aquella intervención de la chica y lanzó un suspiro antes de hablar.

-Bueno, entrad y veréis lo que le ha comprado mi padre a un amigo hoy mismo…

Gwen y George se miraron intrigados y siguieron a Alice, que se fue directa hasta el garaje.

-Bien…-dijo la chica abriendo la puerta y señalando hacia una de las paredes después de encender la luz.-Aquí está…

-¡Una moto!-exclamó Gwen acercándose para verla mejor.

-Que oportuno, ¿no creéis?-dijo Alice entre dientes acercándose también hacia el vehículo.-Encima es para mí… Para que vaya a la universidad más rápida y tranquila, dicen…

-¿Tú montas en moto?-quiso saber George.

-Sí, me enseñó mi padre hace unos cuantos años… Y la verdad es que me gustaban hasta hoy…

-Oh, Alice… ¡No seas así!-le dijo Gwen.- Lo de Paul fue por exceso de velocidad, él mismo lo dice… Si vas con cuidado no pasa nada. Mi padre también va en moto a todos lados y está encantado.

-Además, aunque yo sea de coches más que de motos, he de reconocer que para las ciudades es lo mejor que hay.-intervino George.-Así que disfruta de tu regalo.

-Eso sí, con cuidado…-sonrió Gwen poniéndose al lado de George de nuevo.-Bueno, Alice… Nosotros nos vamos yendo, que hoy George cena en mi casa y queremos dar un paseo nocturno antes.

-Pero…-masculló George sin poder evitar poner una sonrisa. Pese a que siempre se quería salir con la suya, Gwen era tremendamente tierna.-Está bien, vayamos a pillar esa gripe juntos… La pareja que estornuda unida jamás será vencida…

***********************************

Elsie se levantó apresurada a responder al teléfono.

-¿Sí?-preguntó la mujer cuando descolgó el auricular.-Ah, sí… Ritchie… Sí, aquí está… Ahora se pone…

Ringo se levantó del sofá con fastidio. No sabía quién podía llamar a esas horas para fastidiarle la película que estaba viendo.

-¿Quién es?-murmuró entre dientes cuando se acercó a su madre.

Elsie tapó el micrófono del teléfono con la mano y le dedicó una mirada de reproche que a Ringo le dejó perplejo.

-Es una chica.-respondió finalmente la mujer.-Y no es Mary…

El chico entrecerró los ojos extrañado ante lo que le estaba diciendo su madre.

-Bueno… Pásamelo a ver…

Elsie le pasó el auricular del teléfono con cara de pocos amigos y antes de que él empezara a hablar volvió a sentarse en el sofá.

-¿Sí?-preguntó Ringo intrigado por saber quién sería.

-¡Ritchie! ¡Soy Mel! ¡Qué alegría volver a escucharte!

-Oh, Mel… hola.-masculló él sin poder evitar poner una mueca de asco ante la mirada inquisitiva de su madre.

-Verás, Ritchie…Llamo para darte una buena noticia, ¿sabes?

-¿Ah, sí?

-¡Sí! ¿Te acuerdas de las maquetas que os enseñé a ti y a John hace ya tiempo?

-¿Te refieres a las maquetas que John calificó como “mierda”?-preguntó él intentando ser todo lo grosero que pudo. La verdad es que se quería quitar a Mel de encima cuanto antes.

-Oh, John… Siempre tan bromista él, ¿no crees?-respondió ella con una risita tonta.

-Lo justo.-masculló Ringo entre dientes.

-Pues nada… Decidí hacérselas llegar a Brian, vuestro Brian… ¡Y las ha escuchado y dice que es genial, que le encantó! ¿Y sabes qué? ¡Que me quiere representar!

-¿Q…q…qué?

-¡Pues que seremos casi casi compañeros de trabajo! ¿No es fantástico?

Ringo, alucinado como estaba con la noticia, decidió cortar pronto a Melanie con un escueto “sí, es genial. Adiós” y colgó el teléfono. No, si al final iba a tener que darle la razón a John y admitir que Brian no tenía ni puta idea de música, que sólo entendía de números y de negocios…

-¿Quién era, Ritchie?-le preguntó Elsie cuando el chico se volvió a sentar a su lado.

-Nadie, mamá… Una loca.-contestó él encogiéndose de hombros.

-Ritchie, Ritchie…-suspiró Elsie.-Más vale que te andes con cuidado con las locas… Más vale.


Holaaa! Bien, aquí estoy yo de nuevo, fastidiando al personal con un nuevo capi, jajaja. Como veis le he cambiado el look al blog este... Sé que no se ha quedado la gran cosa, pero bueno, reconoced que una inútil de photoshop (léase yo) se hizo su header solita y retocó las fotos (aún no sé como, no me pregunteis porque no tengo ni puta idea) que aparecen al lado. Sobre todo la de Paul que tenía unos colorachos que parecía que te hubieras colocado de LSD antes de mirarla y la de John, que estaba medio deformada (parecía la vaca burra, pobrecito mío, con lo guapo que sale y lo buenorro que está) y se notaba la textura del papel de la foto. Así que nada, felicitad a una que hasta el Paint de Windows le parece demasiado sofisticado! XD
Habeis visto? Volvió Mel! Buhhhh! Esta chica siempre aparece jodiendo a todo el mundo....Qué hago con ella? Se admiten sugerencias! jajajaja.
Espero que os vaya genial y que disfrureis a tope de lo que queda de semanita... Besotes guapas! I love you so much! :)

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Mel da un asco terrible y ya eres la segunda persona que me dice esto... Debería replantearme la opción de la muerte... jajajajaja

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  2. Yo lo leí enseguida, pero no pude comentar, asi que aca estoy, lavando mis culpas (?)
    Primero que nada, si conseguis LSD no dudes en mandarlo a la ciudad de Mercedes, Buenos, Aires, Argentina jajajjaja
    Bueno, yo tenia la razon con respecto al Mike este, no lo paso, no lo paso ni con soda!
    Y a la Mel esa, dejamela a mi, yo soy muy pacifica, pero cuando me enojo, me enojo, y ojo que tengo fama de tener mano pesada! asi que deja su cuello entre mis manos jajjajaa
    Bueno loca, me gusto el nuevo look, te esmeraste!!!! te quedo muuuy bueno!

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    1. Comunicarte en primer lugar que el LSD ya está en camino. jajajaja. A Mike le haremos purgar sus penas y a Mel pues... bueno, quizás la matemos, ajajjaja.
      Me gusta que te guste (que chunga la frase) el nuevo look del sitio este... Me costó lo suyo porque soy muy pava para estas cosas... XD

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