jueves, 7 de junio de 2012

Capítulo 45: Dolores de cabeza


Odiaba aquellas fechas. Siempre igual: exámenes finales, trabajos de última hora y nervios, nervios y más nervios. No obstante, ese año aún era peor, pues tendría, en menos de dos semanas, que enfrentarse a las temidas pruebas de acceso a la universidad.

-No te alteres por esas pruebas, al final no son para tanto.-le dijo Christine intentando tranquilizarla.

Gwen la miró con escepticismo antes de contestarle nada. Dudaba que tuviera razón, pero su amiga parecía muy convencida de lo que decía. Mary, que estaba a su lado, asintió con la cabeza dándole la razón a Chris.

-Son más los nervios que otra cosa.-dijo la chica.-Si has aprobado el curso, pasas esas pruebas.

-En realidad las asignaturas de dibujo y de arte no me preocupan…-masculló la chica de mala gana mirando el montón de libros que tenían esparcidos sobre la mesa.-Lo que me preocupa son las asignaturas obligatorias: lengua y literatura, matemáticas, historia…

-Que yo sepa no te tiene por qué preocupar la historia…-dijo Chris sonriendo.-Para eso estamos aquí Mary y yo, ¿no?

-Pero vosotras no vais a estar allí para hacer el examen por mí…-contestó Gwen divertida.

-Dios me libre…-rió Mary.-Nosotras a esas horas y ese día, también estaremos haciendo nuestro propio examen, para el que no estamos estudiando nada, por  cierto…

-Bah…-dijo Chris quitándole importancia al asunto.-Aún faltan dos malditas semanas para eso… Hay tiempo. Y si no hay tiempo, pues se copia y ya está.

-¡Por favor, Christine! ¡Eres lo que no hay! ¿Vas a atreverte a copiar en la universidad?

-¿Y por qué no?

Gwen no pudo evitar soltar una inmensa carcajada. El quedar con Mary y Chris a estudiar todas las tardes le estaba viniendo muy bien; primero, por momentos como ese, que le ayudaban a olvidar los nervios y la tensión de los exámenes por unos momentos; segundo, porque el verse las tres estudiando las animaba a no dejar de hacerlo y a concentrarse más. Y es que en casa siempre acababa encontrando alguna excusa para alargar el momento de empezar a estudiar, eso por no decir que, cuando George estaba por casa, no podía hacer absolutamente nada. Además, estaba lo otro: si no se ponía a estudiar en serio y no pasaba esas pruebas de acceso, a Gwen no iban a permitirle ir a la gira con George. Aquella era la única condición que le habían puesto sus padres y estaba en la obligación de cumplirla sí o sí si no quería verse todo el verano metida en Liverpool mientras George y el resto estaban dando tumbos por el mundo.

Lo bueno de todo aquello era que, por lo menos, aquel final de curso de estudio con Mary y Chris no estaba siendo tan aburrido como los que había tenido hasta esos momentos… Eso, y que estaba segura, por primera vez en toda su vida, de que los exámenes que iba a empezar en pocos días iban a salirle bien. De eso no le quedaba duda.

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Paul agarró aire justo un segundo antes de que Penny le abriera la puerta de su casa. Le dio el tiempo aún para cambiar su expresión de terror por la cara de niño bueno que solía poner siempre que quería conseguir algo antes de que la chica le viera. Y es que sabía que aquella noche, más que nunca, debía de ser cuidadoso con todo lo que le decía a su novia y, sobre todo, en cómo se lo decía si quería que todo saliera tal y como lo tenía pensado.

-¡Hola!-saludó la chica esbozando una enorme sonrisa cuando lo vio allí plantado.-No te esperaba hasta más tarde…

-Hemos acabado la sesión de grabación antes.-aclaró él devolviéndole la sonrisa.-Y he pensado que lo mejor que podía hacer era aprovechar el tiempo y venirme aquí contigo.

Después de decir esto, Paul le dio un dulce beso en los labios y pasó dentro a la vez que sostenía la mano de Penny. Nada más cerraron la puerta, una pequeña bola de pelo se acercó corriendo a los pies de Paul.

-¡Vaya!-rió él agachándose para acariciar a la perrita.-¿Todavía estás aquí, simpática? Creí que te ibas a ir esta mañana…

-Cambio de planes.-sentenció Penny mirando a la última cachorro que le quedaba de la camada de Bonnie.-Los que la querían se han echado atrás. Han visto a la madre y han dicho que esta raza de perros se hace demasiado grande para tenerlos en un apartamento...

-¿Y cómo puñetas pensaban que se hacían los pastores ingleses?-preguntó Paul divertido al escuchar aquella excusa tonta que le habían dado a Penny.-De todas maneras, no pasa nada, la simpática esta está mucho mejor aquí que en otro sitio.

-Bueno… A decir verdad yo también le he pillado mucho cariño, pero no puedo quedármela. Este sitio es muy pequeño para dos bobtails…

Paul sonrió a la vez que agarraba a la perrita en brazos y se volvía a poner de pie de nuevo.

-Bueno, puede que tengas razón…-dijo.-Pero…

-¿Pero qué?

-Pues que mi casa sí que es grande.-contestó él encogiéndose de hombros.-Además, esta bola de pelo me cae bien, no me gustaría que se la quedara cualquiera…

Penny lo miró durante unos segundos, como asimilando lo que le acababa de insinuar.

-¿Estás intentando decirme que te quieres quedar tú a la perrita?-preguntó finalmente, sorprendida.

-Más o menos.-rió Paul.-Podría venirse a mi casa y…

-Para un momento, para, para, para…-le cortó Penny mirándole con los ojos muy abiertos.-Tú no puedes quedarte con ella.

-¿Y por qué no?-quiso saber Paul sorprendido y algo enfadado a la vez ante aquella afirmación.

-Pues porque siempre estáis fuera… Imagínate, una gira, un rodaje de una peli, lo que sea… ¿Quién se va a encargar de ella?

-¿Una persona que contrate para que la pasee y la cuide, por ejemplo?-dijo Paul con total naturalidad.-Por ahora creo que me lo puedo permitir…

-Pero... ¿contratar a alguien? ¿Cómo sabes que ese alguien es de confianza y que va a tratarla bien?

-¿Y cómo sabes tú que la persona a la que se la des la va a cuidar bien?

Penny se quedó mascullando la respuesta durante unos segundos mientras Paul la miraba sin poder evitar articular una sonrisilla triunfal. Era evidente que con aquel argumento había dado en el clavo.

-Está bien, pesado…-contestó la chica, aunque sin el menor rastro de enfado.-Puedes quedártela. De todas maneras, ella también te adora y no creo que esté mejor con nadie que contigo.

-Y tú también la podrás ver siempre que quieras…

-Eso también.-sonrió ella.-Si te soy sincera, lo último que me apetecía en este mundo era tener que despedirme de ella… Supongo que ahora te toca a ti la pesada tarea de ponerle nombre.

Paul se quedó callado. Hasta aquellos momentos no había caído en aquel “pequeño” detalle: la perrita aún no tenía nombre. Habían evitado tener que llamarla de ninguna manera porque la idea era no quedarse con ella, pero ahora era evidente que debía ponerle un nombre decente.

-Vaya… eso sí que es una putada…-dijo finalmente.-Siempre se me ha dado fatal poner nombres… ¿Y si le dejo Simpática?

Penny no pudo evitar largar una enorme carcajada cuando oyó aquello.

-¿Cómo vas a llamarla “Simpática”? ¡Me refiero a un nombre de verdad!

-Simpática es un nombre de verdad…-se quejó Paul, aunque sin poder evitar ocultar que aquello lo estaba divirtiendo de verdad.-Es un perro, no creo que le haga falta que le pongamos un nombre de persona… Mi perro de Liverpool se llama Monster y no pasa nada.

-¿Monster?-rió Penny-¡Si le pones un nombre así a la perrita no te la quedas!

-Con lo bonito que es…

-Déjate de cuentos, McCartney, y búscale un nombre.

-¿Penny?-bromeó Paul.

-¿Y por qué no le pones Pauline?-le siguió ella la broma.-Quedaría bonito: Paul y Pauline…

Paul soltó una risotada con aquella ocurrencia.

-Bueno… pues… pues…-dudó mirando a la perrita.-¿Martha?

-¿Martha?-se extrañó Penny. Era lo primero normal que le oía decir y le sorprendía.-¿Y por qué Martha precisamente?

-No sé, me gusta ese nombre… Y no me dirás que no es un nombre normal.

-Y bonito.-sonrió ella acercándose para acariciar a la perrita.-Así que Martha, ¿eh?

-Sí, Martha.-afirmó Paul satisfecho.-A partir de ahora, esta bola de pelo simpática ya tiene nombre.

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-¿Qué te pasa? Tienes mala cara…

-Sí, es cierto. Te has puesto pálida…

Chris miró a sus amigas y soltó un bufido antes de dejar caer la cabeza encima de la mesa entre sus brazos.

-Puta madre…-masculló en un susurro casi imperceptible.-Me ha entrado un dolor de cabeza horrible.

-Eso es porque no hemos parado en toda la tarde…-dijo Gwen mirándola con preocupación.

-Sí. Y yo no he estudiado tanto en mi puta vida… No estoy acostumbrada…-respondió Chris soltando una risita entre dientes pero sin mover la cabeza de su sitio.

-¿Quieres una aspirina o algo? Tengo en el baño…-le ofreció Mary.

Chris negó con la cabeza.

-Ya se me pasa, tranquilas…-dijo finalmente.-Sólo dejadme un poco así quieta y ya está.

Justo en el momento en el que ella acababa de pronunciar la última palabra de la frase el ruido de la puerta al abrirse las sobresaltó a las tres.

-¡Hola! ¡Ya hemos llegado!-exclamó la voz de Ringo desde el pasillo de casa.

-¡Y adivinad quiénes han traído comida para cenar aquí todos juntos!-gritó George risueño.

Antes de que a ninguna de las tres le diera ni siquiera tiempo a responder, los tres chicos aparecieron por la puerta del comedor, donde ellas habían estado estudiando toda la tarde.

-¡Vaya!-dijo John con una sonrisilla burlona.-Jamás hubiera pensado que erais tan aplicadas… ¿Cómo están mis chicas? ¡Christie! ¿Qué te pasa?

Chris soltó un bufido de mala gana. Siempre había odiado no ser capaz de disimular cuando no se encontraba bien, pero en aquellos momentos lo odiaba aún más.

-Nada.-contestó a la vez que John se acercaba a ella.-Sólo un poco de dolor de cabeza.

-Pues tienes una cara de zombie…-dijo George mirándola.

-Mi chica no tiene cara de zombie, Hari.-le riñó John mientras se sentaba en la silla que quedaba libre al lado de ella.-Pero mirándote bien… Sí que parece que hayas vuelto ahora de la tumba…

Pese al dolor de cabeza, que amenazaba con volverla loca, la chica no pudo evitar soltar una risita cuando vio como de serio había dicho John aquello último.

-¿Te encuentras muy mal?-insistió él mirándola.

-Que no, pesado…-mintió Chris esbozando una media sonrisa que pretendía ser tranquilizadora.

-Que mentirosa que me has salido…-sonrió John.-Mejor que nos vayamos a casa y descansas, ¿vale?

-Pero habíais traído para cenar y no quiero chafarte el plan… Además, estoy bien…

-A casa, pequeña.-le cortó John.

-Sí, papá…-se burló ella.

Los demás soltaron una risita con el comentario de Christine a la vez que John poco menos que la obligaba a levantarse de la silla y la ayudaba a recoger sus cosas antes de despedirse de los demás y salir de allí.

-Eso te pasa por estudiar tanto…-bromeó John mientras entraban dentro del coche.-¿Ves? Yo jamás tuve ese problema…

-Y yo tampoco lo he tenido nunca, pero ya ves…-sonrió ella apoyando la cabeza en el asiento y cerrando los ojos. Sabía que si no hacía aquello iba a acabar mareándose como un pollo en el trayecto que había entre Mantagu Square y el apartamento de John. Y es que, entre aquel horrible dolor de cabeza y lo rápido y brusco que conducía John lo más probable era que si intentaba mantener la normalidad durante el viaje, sosteniendo una conversación normal con él, acabaran viéndose obligados a parar a mitad de camino para que ella vomitara.

Lo único que oyó a continuación fue el suspiro de John y el ruido del motor al arrancarse. Paradójicamente, aquella vez John condujo mucho más despacio de lo habitual y, a los pocos minutos, la chica no pudo evitar quedarse dormida.

-Ey, pequeña… Hemos llegado.

El susurro de John hizo que ella abriera los ojos lentamente. Estaban ya en el garaje de la finca y aquello hizo que Chris diera de repente un salto sobresaltada.

-¿Has entrado dentro?-preguntó nerviosa.-¿Por qué no me has despertado antes de llegar?

-Porque estabas muy a gusto y además, no te encuentras bien. No pretenderías que te hubiera dejado a dos calles de aquí, ¿no?-dijo él serio, mientras fruncía levemente el entrecejo.

-¡Pero aún es pronto y habrá fans en la puerta! ¡Me habrán visto en tu coche, contigo!

John soltó un bufido de fastidio.

-¿Por qué no dejas de preocuparte ya por eso de una puta vez?-preguntó empezando a irritarse.-Al fin y al cabo ya estoy libre y puedo hacer lo que me dé la gana, ¿no? ¿O es que pretendes mantener lo nuestro en secreto durante toda la vida?

-No sé por qué mierdas tienes siempre que malinterpretarlo todo, joder.-respondió ella enfadada.-¿Acaso crees que a mí esta situación no me agobia? ¿Crees que disfruto teniendo que evitar que aparezcamos juntos en cualquier sitio? ¡Anda ya, John!

El chico relajó su expresión inmediatamente ante la contestación tan airada que le había dado.

-Oh, venga, pequeña…-susurró esbozando una tierna sonrisa y pasándole la mano por la mejilla.-No te enfades, sabes que no quería decir eso… Sólo es que esto ya empieza a estresarme. No entiendo por qué tenemos que montar todos estos teatros, eso es todo…

-Yo también estoy harta, pero es lo que hay.-masculló ella de mala gana, aún enfurruñada.

-Quizás deberíamos plantearnos dejar de fingir ya, ¿no crees?

Chris le clavó la mirada, sorprendida ante la repentina declaración de John. El tono en el que había dicho aquellas palabras le decía que estaba hablando completamente en serio, no como las otras veces en que se lo había dicho, en las que lo había hecho siendo víctima de un enfado repentino o de alguna situación que les parecía absurda. Y aquella vez, por primera vez,  Christine empezaba a estar de acuerdo con él. Sí, quizás había llegado el momento de dejar de disimular, de afrontar la situación y mostrar lo que John y ella eran realmente: dos personas que se amaban y nada más.

-Subamos a casa, aún tienes mala cara.-dijo John suavemente.

Christine asintió sin despegar sus ojos de él. Era evidente que John sabía que ella también creía que no tenía sentido el intentar aparentar por más tiempo una cosa que no eran, pero aun así había decidido no ahondar más en el tema cosa que, en realidad, ella le agradecía. Aún se encontraba bastante mal y Christine no quería ni se veía con fuerzas de empezar a hablar sobre cosas serias. Simplemente, la certeza de que los dos opinaban lo mismo ya era más que suficiente en aquellos momentos.

Subieron a casa juntos. Era curioso, pero era la primera vez que se producía un hecho tan aparentemente inocente como aquel a plena luz del día. Y es que siempre había llegado ella un poco después que él, siempre por las puertas de servicio o por los garajes, sin que nadie se enterara. Nada más salir del ascensor, casi como si aquello hubiera estado preparado de antemano, la vecina del otro apartamento que había en la planta de John, una mujer de unos cincuenta y pocos con aires de aristócrata estirada, salió de su apartamento.

-Hola.-saludaron los dos casi al unísono a la vez que se dirigían hacia la puerta de su casa.

Sólo cuando la mujer se los quedó mirando escandalizada, Christine cayó en la cuenta de que John y ella llevaban las manos entrelazadas. No obstante, lejos de soltarse rápidamente como lo habría hecho quizás hasta días antes, la chica apretó la mano de John aún con más fuerza. Le daba igual ya todo. Lo único que quería en esos momentos era descansar y estar con él y lo demás no le importaba absolutamente nada.

-Creo que deberías irte a dormir un rato…-dijo John, que parecía no haberse percatado de la mirada de su vecina, nada más abrieron la puerta de casa.

Chris negó con la cabeza.

-Ni de coña.-contestó.-Odio estar en cama cuando me encuentro mal. Si no te importa, estaré un rato en el sofá, tranquila.

-Por supuesto que no me importa…-susurró John antes de darle un beso en la mejilla.-Espérame un segundo allí, yo voy a ponerme cómodo. Y veré qué te traigo para ese dolor de cabeza…

La chica asintió y entró en el salón a la vez que John se dirigía hacia la habitación para, supuso, quedarse simplemente en ropa interior. Normalmente, su concepto de ponerse cómodo era ése: quitárselo casi todo y ponerse sus gafas. Se dejó caer en el sofá y cerró de nuevo los ojos, intentando ignorar las punzadas que tenía en la sien. No obstante, justo en el momento en el que parecía estar empezando a conseguirlo, el ruido insistente del teléfono, la molestó. La chica abrió los ojos y miró con fastidio el aparato.

-¡John!-le llamó.-¡Teléfono!

-Responde tú, ¿quieres?-exclamó él desde donde estaba.-¡Estoy en el cuarto de baño pillándote una aspirina!

-¡Pero…!-empezó a quejarse ella. Pese a que no le importaba demasiado ya lo que pensaran los demás, no le apetecía demasiado atender llamadas en casa de John. Jamás se sabía quién podría ser y qué pensaría sobre que una chica respondiera a su teléfono particular.

-¡Será Brian, nos tenía que llamar para decirnos la hora de la entrevista de radio de mañana!-le aseguró John.-Estate tranquila.

Chris bufó con fastidio. Al parecer, no le quedaba otra que contestar ella, así que, sin dudarlo ni un segundo más, descolgó el auricular del teléfono y se lo puso en la oreja.

-¿Sí?-preguntó.

-¿Estoy llamando a casa de John?-preguntó una voz femenina al otro lado del teléfono.

-Sí, aquí es.-respondió ella sin dudarlo, aunque inmediatamente se arrepintió de aquello. No tenía ni idea de quién era y le había confirmado que aquel era el teléfono de John Lennon. Perfecto, metedura de pata hasta el fondo. No obstante, la chica, consciente de que ya no podía arreglar nada, decidió continuar.-¿De parte de quién?

-De su tía Mimi.

Chris enmudeció cuando escuchó esas palabras. De repente, su intenso dolor de cabeza se había esfumado como si nada para dar paso a unas terribles ganas de vomitar.

-¿Quién es, pequeña?

La pregunta de John, que acababa de entrar en el salón, todavía empeoró más la situación a ojos de Christine. Había dicho aquello demasiado alto, tanto que lo más seguro era que Mimi lo hubiera escuchado. Y no habría pasado nada si él no le hubiera llamado “pequeña”…

-Es tu tía.-respondió Chris finalmente pasándole el teléfono.

-¿Mimi?-preguntó él sin poder evitar articular una expresión de sorpresa.

Christine asintió. Por supuesto que era Mimi… ¿Quién iba a ser si no?

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John agarró el auricular del teléfono consciente de la que podía venírsele encima. Mimi no tenía ni idea de que él estaba con Christine y con ella nunca se sabía. A decir verdad, jamás se habían podido predecir sus reacciones. No es que fuera una mala mujer, la quería mucho, para él era como su madre y sabía que lo único que quería era lo mejor para él. No obstante, Mimi siempre encontraba algo que reprocharle, algo que no le parecía bien o alguna cosa que objetar respecto a sus decisiones. Y la verdad, temía que con Chris fuera así.

-Hola Mimi.-saludó cuando se puso el teléfono en la oreja.-¿Cómo estás?

-Bien.-respondió la mujer al otro lado de la línea.-Esta semana no habías llamado, así que…

-Lo siento, he ido muy liado. Ya sabes que estamos acabando con el disco y…

-Ya.-le cortó Mimi.-Por cierto, Johnny… ¿quién es la chica esa que me ha contestado?

John tragó saliva. Mimi, tan directa como siempre.

-Pues es Christine, Mimi.-contestó él sin dudarlo; ¿para qué mentirle? Amaba a Chris y lo lógico era que su tía supiera de su existencia.

-Hablas de la tal Christine como si yo la conociera…-dijo la mujer.

-Es que en realidad sí que la conoces, poco, pero la conoces.-le respondió John.-Es la hermana de Paul.

-¿Paul McCartney?

-¿Y qué Paul va a ser?

-¿Y qué hace la hermana de Paul McCartney en tu casa contestando a tus llamadas?-quiso saber Mimi haciendo caso omiso a la contestación a la defensiva que le había dado John.

-Muy fácil, Mimi. Chris y yo estamos juntos.-respondió él a bocajarro.

Un incómodo silencio se hizo al otro lado de la línea. No obstante, cuando John estaba a punto de pensar que se había cortado la comunicación, Mimi preguntó:

-¿Y no es muy niña esa chica? Si no recuerdo mal es de la edad de tu hermana, ¿no?

-Sí, es como Julia.-contestó John sorprendido ante aquello; la verdad era que había esperado un grito de desaprobación o algo más contundente que aquello.-Diecinueve.

-¿Y a qué esperabas a decirme que tenías novia, John Lennon?-preguntó la mujer enfadada.

-No sé... Esperaba el momento adecuado, eso es todo.

-¿Y eso de que estás con ella va en serio?

-Por supuesto que va en serio.-respondió él airado.

-Y supongo que también estarás esperando al momento adecuado para presentármela, ¿no?

-Mimi… No tenemos tiempo para ir a Sandbanks ahora, lo sabes. Yo estoy acabando el disco, ella está de exámenes y después nos vamos de gira…

-¿Cómo que “nos vamos”?

-Pues eso, que ella también viene. Es la nueva jefa de prensa del grupo.

-Y encima te la llevas contigo y no me habías dicho nada. Esto ya no tiene nombre.

-Mimi…

-O sea, que supongo que no te veré hasta que volváis de esa gira, ¿no?-le interrumpió la mujer.-¿Cuándo es eso?

-Después del verano.

-Bueno, pues después del verano, te vienes.-dijo Mimi en tono autoritario.-Y si eso de la novia todavía va adelante, cosa que dudo, te vienes acompañado, ¿de acuerdo?

-De acuerdo…-respondió él en tono derrotista.

-Y por cierto, John… Antes de irte a esa gira, hazme el favor de cortarte el pelo. Te vi la semana pasada por televisión en los videos estos que habéis hecho y estás horroroso.

-Nunca te cansarás de decirme eso, ¿verdad?

-Hasta que no parezcas alguien decente, no, eso tenlo por seguro.

John soltó una risita y se despidió de Mimi antes de colgar el teléfono.

-¿Qué?-preguntó Chris inmediatamente.

Él la miró. Estaba aún más pálida de lo que estaba cuando habían llegado y se la veía nerviosa.

-Nada. Quiere conocerte.-contestó él esbozando una sonrisa tranquilizadora.

-¿Que quiere conocerme?-exclamó más que preguntó la chica.

-Sí, después de la gira.-respondió John agarrando el vaso de agua y la aspirina que le había llevado a Christine y que había dejado encima de la mesa antes de hablar por teléfono.-Tómate esto, creo que te hace falta.

Chris agarró aquello con determinación, se puso la aspirina en la boca y se bebió el vaso de agua de un solo trago. John sonrió. La cara de susto que se le había quedado no tenía precio, aunque tenía la extraña sensación de que aquella vez todo saldría bien con su tía. No sabía decir por qué, pero lo estaba completamente seguro de eso.

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Paul bebió de su copa de vino antes de decir nada. Quizás aquel era el momento ideal para decirle a Penny lo que le quería decir desde que había llegado aquella tarde. Habían estado juntos, habían charlado, habían reído y ahora acababan de rendir cuentas de una cena fantástica. Los dos estaban de buen humor, Penny sobre todo, así que Paul decidió sacar el tema como quien no quiere la cosa.

-¿Tienes algo que hacer este jueves por la noche?-preguntó de repente.

-No, ¿por qué lo dices?-quiso saber Penny dedicándole una mirada intrigada.

-Pues…-empezó a decir Paul.-Quería pedirte una cosa…

La chica le dedicó una mirada inquisitiva mientras Paul agarraba aire antes de continuar.

-Me gustaría que me acompañaras a una fiesta a la que me han invitado.-dijo él finalmente mirándola a los ojos.

La chica se quedó sin palabras, mirándolo como si se hubiera vuelto completamente loco de repente.

-Pero…-balbuceó Penny al cabo de unos instantes.-¿Es una fiesta oficial?

-¿Te refieres a si será una fiesta pública, con prensa y todas esas cosas?-quiso saber Paul, aunque conocía la respuesta de antemano.

La chica asintió con la cabeza.

-Sí, es una fiesta oficial.-le confirmó él.

-¿Y me quieres presentar ante todos como tu novia ya?

-Sí.-respondió Paul encogiéndose de hombros.-Creo que es lo más conveniente.

-¿Que es lo más conveniente? ¿Qué quieres decir con eso?

-Quiero decir…-empezó a decir él con convicción.-Que quiero que todo el mundo sepa que tengo pareja antes de que nos vayamos de gira por si…

Paul paró de hablar en seco. No sabía si decirlo así, de manera tan directa, iba a ser bueno o malo.

-Paul.-dijo Penny.-¿Qué es lo que ibas a decir?

El chico suspiró. Vale. Lo hecho, hecho estaba, así que ahora lo mejor era acabar lo que había empezado.

-Porque me preguntaba que igual te apetecía venirte de gira con nosotros, por eso.

-¿De gira? ¿Contigo?

-Sí, eso he dicho. De gira, los dos juntos.

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Ringo entró en el coche de mala gana. Odiaba madrugar, como todos que, a juzgar por las caras que tenían, también habían tenido problemas a la hora de despertarse a las siete de la mañana. Maldita entrevista de radio…

-Buenos días, chicos.-saludó todavía con la voz pastosa mientras se sentaba en el asiento del copiloto.

-Buenos días…-contestaron John, Paul y George casi a la vez.

-¿Cómo está Chris?-preguntó.

-¿Qué le pasa a mi hermana?-quiso saber Paul sin poder disimular un deje de preocupación en su voz.

-Nada, nada…-contestó John esbozando una sonrisa adormilada.-Está ya bien. Pero se le pasó un dolor de cabeza y le vino otro…

-¿Cómo?-se extrañó Ringo.

-Mi tía Mimi. Se enteró ayer de que estamos juntos y quiere conocerla después de la gira.

-¿Mimi quiere conocer a Chris?-preguntó Paul divertido.-Dime, John… ¿a quién quieres más, a tu tía o a mi hermana?

-¿Qué te has fumado, Macca? ¿A qué viene eso?

-Viene a que conociéndolas lo más probable es que acaben matándose mutuamente… Por saber a cuál de las dos salvarías si te vieras en medio de un duelo a muerte…-rió Paul.

-Vete a la mierda, Paul.-le contestó John un poco enfadado, aunque sin poder evitar esbozar una sonrisilla divertida.-Saldrá todo bien.

-Sí, sí… perfecto…-dijo Paul con sarcasmo.-Por si acaso ten a mano el teléfono de la policía y de la ambulancia.

-Muy graciosete te has levantado tú hoy, ¿no?-masculló John, ahora ya enfadado del todo.

Ringo miró a sus dos amigos divertido. La verdad era que Paul tenía algo de razón en lo que estaba diciendo. Tanto Mimi como Chris eran puro carácter y podían saltar chispas en un encuentro entre las dos.

-Oye, Paul…-dijo al cabo de unos segundos cuando se percató de la sonrisa casi bobalicona que tenía su amigo en el asiento de detrás; la verdad es que, en medio de la cara de sueño de George y el gesto enfadado de John, llamaba bastante la atención:-¿Y esa felicidad de buena mañana?

Paul soltó una risita antes de contestar.

-Buen observador, Rich…-dijo al fin.-Sí, estoy feliz… ¿Y sabes por qué?

-Sorpréndeme.

-Pues porque anoche, después de mucho insistir, conseguí convencer a mi Penny de que se venga de gira con nosotros.

-Tócate los huevos… Lo que me faltaba…-masculló John entre dientes.

-Tú te llevas a mi hermana pequeña y no me quejo, Lennon, así que calla.-sonrió Paul.-¿A qué es genial?

-Por supuesto que lo es.-sonrió Ringo.

-Sí, así por lo menos no estarás dándonos por culo todo el tiempo con lo solo que te sientes sin tu novia…-bromeó George, que parecía haberse despertado de repente.

-Ey, ¿no queríais una gira con novias detrás? Pues ale, aquí la tenéis.

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Melanie entró en el despacho de Brian con una mezcla de nerviosismo e ilusión. La llamada de su manager el día anterior la había sorprendido bastante y no le quedaba ninguna duda de que la había llamado para concretar los detalles del contrato de su primer disco, incluso hasta para firmarlo ya directamente.

-Buenos días, Mel.-saludó Brian.

La chica lo miró, extrañada. Como siempre, Brian era muy correcto, pero había algo en su expresión, en su seriedad, que no le gustaba para nada. De repente, tuvo un mal presentimiento.

-Siéntate, por favor.-le ordenó el hombre.

Mel obedeció.

-Supongo que me habrás llamado por lo del contrato, ¿no?-preguntó nada más se sentó, intentando poner uno de sus mejores tonos de seductora.

-Sí.-contestó Brian.-Es por lo del contrato.

-¿Cuándo lo firmo?-quiso saber ella sin poder ocultar el nerviosismo en su voz.

Brian la miró durante unos segundos, serios, y después, soltó un largo suspiro.

-Verás, Melanie…-dijo al fin.-Creo que tenemos un problema con ese contrato.

-¿Un problema?

-Sí. No creo que sea posible firmarlo.-contestó él hombre con dureza.

Mel notó como la sangre se le helaba en las venas. No podía ser. Brian le había asegurado semanas antes que ese contrato iba a firmarse sí o sí. ¿Cómo podía ser que de repente, sin previo aviso, ya no fuera posible?

-¿Cómo?-consiguió articular finalmente.

-La discográfica se ha echado atrás.-contestó él escuetamente.-Y creo que no va a ser posible encontrar a otra dispuesta a tirar hacia adelante con tu proyecto…

-Pero tú mismo me dijiste…

-Lo que dije yo da igual ahora.-le interrumpió Brian.-Además, Melanie, he de reconocer que las cosas ya no son como antes.

Aquellas palabras dejaron fuera de juego a la chica. No tenía ni idea de a qué se estaba refiriendo.

-¿Qué quieres decir?-preguntó finalmente.

-Quiero decir que a mí ya no me es posible continuar representándote.-contestó él con frialdad.

-¿Cómo que ya no vas a seguir representándome?-preguntó ella; se había quedado como si le hubieran tirado un balde de agua fría encima.

-No puedo, Melanie.-respondió él.-Mi ética profesional no me lo permite, mucho menos cuando has entrado en conflicto con uno de los chicos.

Si lo de antes ya había supuesto un duro revés para ella, aquello aún había sido peor. Creía intuir a qué se estaba refiriendo Brian, pero aún así no le encajaban las cosas. ¿Cómo habían podido enterarse de todo? Aquello era, simple y llanamente, imposible.

-Lo sé todo, Mel.-dijo Brian cuando vio que ella no iba a contestar nada.-Y Ringo y Mary también lo saben.

-¿Qué? Yo no…

-No puedes esperar tener éxito jugando así de sucio, simplemente.-respondió Brian con determinación.-Y da gracias a que la única consecuencia que has tenido ha sido el quedarte sin carrera musical porque hubiera podido ser peor, mucho peor. Lo que has hecho es muy grave y…

-¡Basta!-gritó ella histérica mientras se ponía de pie casi de un salto; en aquellos momentos le daba igual todo, ni siquiera tenía la suficiente claridad en la mente como para poder negar las acusaciones que le estaba lanzando Brian, aunque sabía que eran completamente ciertas.-Escúchame bien: mi carrera musical no está acabada, mucho menos por esa zorra. Y me da igual lo que tenga que hacer para conseguirlo, ¿sabes? Siempre consigo lo que me propongo, SIEMPRE. Y ya que eres tan amigo de esa cateta, mejor que la avises: al final conseguiré lo que quiero, me cueste lo que me cueste. ¡Lo haré!

Y dicho esto, Melanie salió del despacho de Brian dando un fuerte portazo, cegada por la rabia y con la firme determinación de ir a buscar a la tal Mary y hacer lo que habría tenido que hacer hacía mucho tiempo. Nadie iba a chafarle sus sueños. Nadie.



Hola guap@s! Qué hay? Pues yo aquí estoy, acalorada perdida. Algunos de estais a punto de ver nieve y yo ya no puedo más del calor, que cualquier día me da un yuyu en medio de clase, jajajaja. Bueno, no, tampoco creo yo que sea para tanto... En fin, espero que os haya gustado el capi, ya me decís qué tal y todas esas cosas, jejeje. Besotes y, como siempre, millones de gracias a las que estais ahí siempre, leyendo, comentando y, en definitiva, haciendo grande esta historia.
Besos! ;)

3 comentarios:

  1. Awwwwwww Martha :') que lindooooooooo , tan tiernooooo XD , que capitulo tan genialiso talvez las pobres Chris , Mary y Gwen anden estudiando y hasta con dolores de cabeza pero por lo menos tienen a sus amados ahi a la par que las distraen de todo eso lo malo es que despues de que Chris y John llegaran a casa Mimi tenga que llamar y tras de eso enterarse de todo , a ver si sale bien ese encuentro y no se terminan llevando re mal de hecho tiene razon Paul , John va a tener que llevarse esos numeros de telefono encima por cualquier emergencia , hablando de Paul , que lindo que Penny aceptara :D asi lo va a acompañar en todo ese martir y en todo ese stresss a pesar de que antes tenga que aguantarse la noticia del noviazgo y las malas caras de las fans y los padres XD.

    Ya quiero leer el proximo Cris querida aunque gracias por publicar este rapido :) . Besitos

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  2. ya lo dije pero lo vuelvo a repetir: THIS IS SPARRRRTAAAA!!!!! jajjajajajajajjaja que vuelen pelos nomás, si quiere venir que venga!
    me encanto este capi, fui muy tierno lo de Martita jajajaaja es que tenia que ser para Paul, para nadie mas, igual que Penny jaja
    Esos dolores de cabeza en un principio me sonaron a que va a venir la cigüeña jaja, pero si solo es eso y encima son tan fuertes...mmm no sé, que vaya al neurólogo, o mejor al psiquiatra XD Por suerte el Juan la cuida mucho, y...hola tia Mimi! jajajaja auuchh...al parecer le cayo bien lo de Chris, pero hay que ver como se llevaran...ojala que todo bien, despues de todo Mimi quiere la felicidad de su hijo postizo, no?
    Ay chee que Gwen se tenga fe, con dos genias de la historia como nosotras, como no va a aprobar? Y si no le ponemos un auricular oculto y por ahi le soplamos las respuestas en el examen jaja
    Y Mel, éste mensaje es para vos: me sobran uñas para desfigurarte. Firmado: La Mary (hay una pelicula acá que se llama asi XD)
    besos loca de porquería (mentira, sabes que te quiero)

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  3. Marthaaaaaaa ayyy no que bonita!!!! Noo ya quiero que Mimi y Chris se conozcan (bueno, ya se conocen no?).
    Y Mel agasgdkjafdfy me chocaaa la odio!!! maldita vieja chiflada!!
    Sigue con el fic te lo juro que me encanta!!!

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