Las sesión intensiva de estudio en la biblioteca de la
universidad la había matado. No es que hubiera estado muchas horas allí, pero
lo cierto era que había estado trabajando muy intensamente, demasiado quizás. Y
es que, la presión por mantener notas altas para evitar que se le retirara la
beca que le permitía estudiar en Londres era demasiado fuerte.
Nada más pisar la calle, inspiró intensamente el aire del
mediodía londinense. Aquella era para ella la mejor época del año: por fin el
frío del invierno había desaparecido y el calor todavía no era agobiante. En
definitiva, era el tiempo ideal para pasárselo en la calle, paseando y
disfrutando, y no para pasarse todo el día encerrada en casa o en la biblioteca
estudiando como una loca. Mary soltó un bufido de fastidio cuando pensó bien
eso… Richard y ella estarían genial en esos momentos dando una vuelta por Hyde
Park o por algún sitio incluso algo menos transitado. Pero no, aquello no era
posible. Al menos, lo “bueno” de todo aquello era que él también estaba
demasiado ocupado esos días ultimando detalles del nuevo disco y de la gira
como para distraerla con propuesta de ese tipo.
Caminó tranquilamente, disfrutando del sol, hacia el lugar
habitual donde quedaba con él siempre que iba a recogerla a la universidad,
como iba a hacer aquel día. No obstante, cuando todavía no había avanzado ni
cincuenta metros desde la puerta de la facultad, alguien la llamó:
-¿Mary?
La chica se volvió, fastidiada. Seguramente sería alguna fan
de Ringo o de cualquiera de los otros chicos que la había reconocido, como iba
ya siendo demasiado habitual. Pero no, se equivocaba de plano. Allí, plantada a
escasos metros de ella y luciendo una sonrisilla falsa que a Mary no le auguró
nada bueno, tenía a Melanie, su pesadilla particular.
-¿Melanie? ¿Qué es lo que quieres?-fue capaz de preguntar
escuetamente mientras sentía como el corazón prácticamente paraba de latirle.
La rubia amplió su sonrisita falsa y se acercó hacia ella
unos pasos más. Mary la miró con recelo. Aquella tipa estaba lo suficientemente
loca como para ser capaz de decirle o hacerle cualquier cosa y la prueba la
tenía en la inmensa cantidad de “cajas” que le había mandado a casa de manera
anónima.
-¿Podemos hablar?-preguntó finalmente Melanie situándose
delante de ella.
-Lo siento.-contestó Mary poniendo cara de pocos amigos.-
Pero creo que tú y yo no tenemos absolutamente nada de qué hablar.
-Vaya…-murmuró Melanie poniendo aquella voz de niña mimada
que a Mary tanto la ponía de los nervios.-Pues es una lástima… ¿Por qué no
quieres hablar conmigo? Supongo que será algo personal, pues parece que con
Brian no tienes ningún problema a la hora de contarle cositas, ¿verdad?
Cuando escuchó a la rubia decir aquella última frase, Mary
sintió como la sangre se le helaba en las venas. ¿Cómo había podido enterarse
precisamente de eso? ¿Acaso Brian había sido tan rematadamente ignorante como
para decírselo a ella así sin más? Era evidente que sí, que Brian había hablado
más de la cuenta y que, al parecer, ella en esos momentos iba a pagar las
consecuencias de aquella imprudencia.
-¿Qué te pasa, Mary? ¿Acaso no sabes qué decir?-insistió
Melanie al ver que ella no tenía intención de contestarle.
La chica tragó saliva disimuladamente antes de hablar.
Puestos a estar metida en un buen lío, al menos iba a decirle a aquella furcia
teñida que opinaba de ella.
-¿Qué quieres que te diga?-preguntó al fin en tono
desafiante.-¿Quieres que te dé las gracias por los regalitos que has estado
mandando a mi casa semana tras semana?
Melanie borró inmediatamente la sonrisa de su cara al
escuchar la pregunta que Mary le había hecho.
-No es tu casa, es la de Ritchie.-dijo finalmente casi
escupiendo las palabras.
-Entonces es como si fuera mía, ¿no?-le replicó Mary con
sorna, siendo plenamente consciente de que estaba metiendo el dedo en la llaga.
La rubia le dedicó una mirada de profundo odio aunque, esta
vez, lejos de sentir miedo, Mary se envalentonó aún más. Y es que estaba
demasiado enfadada como para dejar que esa Mel se fuera de rositas de allí; le
había hecho demasiado daño para eso. Quizás, el que aquella loca hubiera ido
hasta allí para buscarla no era tan malo: por fin podría liberar toda esa rabia
que llevaba acumulando desde hacía meses.
-Te lo dije una vez, listilla, y te lo vuelvo a decir ahora:
Richard no está hecho para estar con alguien como tú. Pronto se cansará de
ti.-le espetó Mel acercándose otro paso más hacia Mary hasta que las dos
quedaron a escasos centímetros de distancia.
Mary no se movió. Aquella pobre diablo estaba muy lejos de
intimidarla a aquellas alturas de la “conversación”.
-Y supongo que una loca que se dedica a mandar paquetes con
flores muertas y amenazas a otra gente sí que está hecha para él, ¿verdad,
Melanie?-dijo con determinación clavándole la mirada.
-Si te madé eso…-escupió Mel.-Es porque no me quedaba otra.
Creí que era la única manera de que captaras el mensaje, pero al parecer ni con
esas has sido capaz de pillarlo.
-¿Ni siquiera vas a molestarte en negar que lo has
hecho?-preguntó Mary sorprendida ante aquella confesión. Al parecer, Melanie
estaba tan rematadamente loca que ya ni siquiera le importaba el mantener su
honor.
-¿Y por qué voy a negarlo? Al fin y al cabo tú ya te has
encargado de joder mi carrera y mis ambiciones. ¿Sabes? A veces creo que lo
haces a propósito…
-¿Qué?
-Pues eso, que lo haces a propósito para fastidiarme, por
envidia quizás.
-¡Ja!-exclamó Mary con indignación.-¿Envidia? ¿Yo de ti?
¿Bromeas? ¡Anda ya!
-¡Por supuesto que no bromeo!-le gritó la rubia
histérica.-¡Primero apareces esa maldita noche y te haces aún no sé cómo con
Ritchie y ahora me arruinas mi carrera!
-¡Tu carrera ya la has arruinado tú solita, por loca!-le
respondió ella empezando también a perder los papeles.
-¡Pues que sepas que esta loca, cateta de mierda, está
dispuesta a ponerte en el sitio que te mereces!
-¿Cateta? Aquí la única que veo es a ti, Melanie. Por muy
teñida de rubio y por muy bien vestida que vayas jamás dejarás de ser lo que
eres…-le espetó Mary.-¿Y sabes qué es lo que tú eres? Una maldita muerta e
hambre que no sabe hacer nada bien y cuya única aspiración en la vida es pillar
a algún hombre rico que te permita vivir del cuento. Eso es lo que eres y nada
más.
Nada más acabó Mary de decir estas palabras, Melanie,
furiosa y fuera de sí por completo, le propinó un fuerte empujón. Mary
consiguió, no obstante, mantener el equilibrio y se quedó mirándola: Melanie
parecía ida, completamente psicótica y capaz de hacer cualquier cosa en esos
momentos. Fue por eso por lo que, justo cuando la rubia hacía ademán de
golpearla con todas sus fuerzas, se apartó rápidamente de donde estaba. Melanie
trastabilló y apunto estuvo de caer en el suelo aunque, desafortunadamente no
llego a hacerlo.
-¡Puta!-le gritó con todas sus fuerzas mientras, ahora sí,
le daba una fuerte bofetada a Mary.
Aquello había sido la gota que colmaba el vaso. Golpearla
era lo último y Mary sintió como la sangre empezaba a hervirle, aún con más
fuerza, en las venas. Así pues, lejos de quedarse parada, de apartarse o de
huir de delante de aquella loca, Mary le devolvió la bofetada. Fue un bofetón
tan fuerte y furioso que hasta ella misma se sorprendió de cómo alguien tan
pequeño como ella había sido capaz de darlo.
Mel se quedó parada, mirándola con los ojos brillando de
pura rabia mientras respiraba agitadamente. Y entonces, casi sin esperarlo, se
abalanzó sobre ella como una leona furiosa, agarrándola del pelo con una mano y
con la otra arañando todas las partes del cuerpo que podía.
Mary jamás en toda su vida había sentido tanto agobio ni
tanta impotencia: ni siquiera en las peleas del colegio había sentido algo así.
Y es que Mel tenía la clara intención de hacerle todo el daño que le fuera
posible y ella lo sabía. Aquello se había convertido en una pelea casi a muerte
y o se defendía o la rubia era capaz de llegar hasta donde hiciera falta.
Conforme pudo, Mary consiguió zafarse mínimamente de Mel,
liberó uno de sus brazos e intentó empujarla hacia atrás para poder liberarse
completamente. No obstante, Mel no siquiera se movió ni un centímetro, estaba
demasiado furiosa para hacerlo, y Mary, presa de la desesperación, decidió
hacer lo mismo que le estaba haciendo a ella: arañarle, pegarle, lo que fuera,
sólo con tal de que la dejara en paz y, para qué negarlo, para sacar toda la
rabia que llevaba dentro por todo lo que le había hecho. De este modo, Mary,
sin saber muy bien cómo, consiguió acercar su mano libre a la cara de la rubia
y, sin pensárselo dos veces, le propinó un inmenso arañazo en la mejilla
derecha.
-¡Maldita zorra!-gritó la rubia.-¡Mi cara!
Aprovechando aquel despiste, Mary logró soltar su otro brazo
y le dio un fuerte empujón hacia atrás. La rubia, ahora sí, cayó de espaldas
sobre el suelo. Pero de poco sirvió aquello, pues Melanie se volvió a levantar
tan rápido que ni siquiera le dio tiempo a apartarse. No obstante, esa vez a
Mary todo aquello no la pilló tan desprevenida como antes y, cuando Melanie se
lanzó de nuevo sobre ella, la chica la estaba esperando para recibirle con las
uñas por delante.
Así, cegadas por la rabia, las dos se enzarzaron de nuevo en
una monumental pelea a base de arañazos, tirones de pelo e insultos cruzados
entre las dos hasta que, finalmente, Mary sintió como alguien la agarraba
fuertemente por detrás y la separaba de Melanie.
-¡Mary, por favor!
El grito de Ringo la sobresaltó y la tranquilizó al mismo
tiempo. La chica se volvió hacia él todavía con la respiración agitada y
dolorida por los arañazos y los golpes. Parecía enormemente preocupado.
Después, se giró de nuevo hacia Melanie y vio, para su sorpresa, que a ella
también la estaban sujetando. Sin embargo, el hombre que la sujetaba no era
nadie conocido, sino uno al que ella reconoció inmediatamente como uno de los
guardias de seguridad de la universidad.
-Ha empezado la rubia, lo he visto todo.
Las palabras de aquella señora a la que no conocía
absolutamente de nada hicieron que Mary mirara por primera vez a su alrededor.
Lo que vio allí hizo que quisiera morirse de vergüenza allí mismo. Y es que
allí se habían concentrado, por lo menos, una decena de personas. Si aquello ya
le habría resultado bochornoso a más no poder en una situación normal, con un
Ringo sin disfrazar sujetándola y sabiendo como sabía que la mayoría de los
allí presentes la había reconocido, aquel momento podía calificarlo, sin lugar
a dudas, como el peor momento de toda su vida.
-De todas maneras deberán esperar aquí las dos.-dijo el
guardia de seguridad gravemente.-La policía está avisada y el que se puedan ir
o no ya lo decidirán ellos.
Mary sintió como empalidecía de repente. Perfecto, ahora
resultaba que habían llamado a la policía. Ya casi podía leer el titular en la
prensa sensacionalista del día siguiente: “LA
NOVIA DE RINGO STARR ENVUELTA EN UNA PELEA
CALLEJERA”. Sí, sin dudas, deseaba morirse allí mismo.
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-Maldita zorra, te aseguro que la mato.-dijo Christine
mientras le miraba bien los arañazos que tenía Mary en los brazos.-Hija de la
gran puta…
-Bueno, ella también se ha llevado su parte… -bromeó Ringo
sentándose con suavidad al lado de su novia a la vez que le pasaba el brazo por
los hombros y la acercaba hacia él en un gesto protector.-Y por lo menos el que
se avisara a la policía nos ha servido para denunciarla ya de una vez, que era
lo que se merecía.
-Sí, es perfecto, ¿no? Sobre todo el hecho de que mañana
esto ya estará en todas las revistas… -se quejó Mary con cierto deje de
amargura en su voz.
-Me da igual lo que digan las revista.-le cortó Ringo con
determinación.-Todos los que estaban allí han visto como ha sido y coinciden en
que tú lo único que hiciste fue defenderte, así que la prensa no puede decir
otra cosa.
-Eso si sale…-intervino John, que estaba sentado en una
silla al lado de Chris.-Neil me ha dicho que Brian está moviendo hilos como un
loco para impedir que esto salga a la luz. Ya sabes… No le conviene; hasta hace
nada él era el jodido manager de Melanie. ¡A saber el dinero que estará
soltando para impedirlo!
-Aún le pasa poco por representar a esa zorra.-dijo Chris
enfurruñada.-Creo que estoy empezando a odiar a mi jefe antes de ni siquiera
haber trabajado un puñetero día para él…
-Técnicamente tu jefe no es Brian, pequeña…-la corrigió John
esbozando una sonrisilla.- Te recuerdo que eres jefa de prensa de The Beatles,
no de la empresa del señor Brian Epstein.
-Peor me lo pones, ahora resulta que me acuesto con uno de
mis jefes…-bromeó la chica.
Mary no pudo evitar soltar una risita ante la escena. Al
principio le había sentado muy mal la visita de Chris y John, sentía demasiada
vergüenza por lo que había sucedido como para verles, aunque en esos momentos
lo estaba agradeciendo. Al menos, con ellos dos allí, la tensión entre Ringo,
que aún estaba enfadadísimo con Mel y consigo mismo porque lo habían convencido
de no denunciar, y ella, era muchísimo menor.
-¿Y tú como llevas los nervios para el examen de mañana?-le
preguntó Mary a Chris dando un giro total a la conversación. La verdad era que
prefería hablar de exámenes a escuchar alguna palabra más relacionada con
Melanie.
La cara que puso Christine al escuchar aquella pregunta fue
todo un poema.
-¿Que mañana tenemos examen?-bromeó su amiga finalmente
sacándole la lengua.
Mary soltó una risita entre dientes.
-¿Y tú?-continuó Chris adoptando un tono de voz más
serio.-¿Lo podrás hacer?
-¿Y por qué no iba a poder hacerlo?-preguntó ella
encogiéndose de hombros y esbozando una sonrisa.-Que yo sepa, mi cerebro aún lo
tengo bien… Además, con la macrosesión de empollar que me he pegado esta
mañana, como para no hacerlo…
Christine le dedicó una sonrisa.
-Bueno, ¿no tenéis otra cosa mejor de la que
hablar?-preguntó Ringo divertido levantándose de repente.-Peleas, exámenes…
-Estas chicas nuestras son la alegría del lugar…-rió
John.-Anda, Ritch, dales una cerveza y un porro a ver si cambian de registro…
Mary sonrió y los miró a los dos. En realidad tenían razón
y, además, le agradecía a John profundamente lo del porro. No es que fumara
mucho, pero en aquellos momentos la marihuana le vendría muy pero que muy bien.
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A cada hora que pasaba Gwen estaba cada vez más y más
nerviosa. Por fin había llegado la hora de la verdad: las temidas pruebas de
acceso a la universidad eran a la mañana siguiente.
Se había pasado el día encerrada en una de las habitaciones más
soleadas de la casa de George, la habitación que se había convertido en su
cuartel general particular desde que había empezado a preparar esas pruebas,
estudiando sin parar. Y lo peor era que si había empezado el día siendo
plenamente consciente de que todo podía salir bien, sin casi agobios y con una
rara seguridad en sí misma, en esos momentos sentía exactamente todo lo
contrario. Conforme iban avanzando las horas de la tarde, iba creciendo también
en Gwen la horrible sensación de que no se acordaba de nada y cuanto más
repasaba de sus libros y apuntes, menos creía saber. De ese modo, sus típicas
inseguridades y paranoias de antaño ante los exámenes habían vuelto esa vez,
aún con más fuerzas. La sensación de agobio y de stress que sentía en esos momentos
era casi inaguantable, incluso tenía la impresión de que hasta le costaba
respirar con normalidad.
Eran ya más de las ocho y media de la tarde cuando unos
tímidos golpes en la puerta la sobresaltaron. Gwen se giró en el momento justo
en el que George abría la puerta y se asomaba a través de ella.
-Cariño… Creo que deberías bajar a cenar algo.-dijo el chico
en voz baja.
Gwen se lo quedó mirando durante unos instantes antes de
contestar. ¿Cenar? No podía permitirse perder ni un segundo más de tiempo cuando
creía que no se sabía absolutamente nada.
-No creo que cene hoy.-contestó finalmente sin poder ocultar
la ansiedad que sentía.
-¿Qué?-se extrañó George.-¿Cómo no vas a cenar? Eso no…
Antes de que George acabara de pronunciar aquella frase,
Gwen no pudo aguantar más tanta presión y rompió a llorar como una niña
pequeña. Le daba mucha vergüenza hacer aquello delante de George, pero no pudo
evitarlo. Tantos nervios habían hecho mella en ella.
El chico se apresuró a ir hacia ella rápidamente y se arrodilló
delante de ella.
-Gwen… No llores, por favor, no llores…-le pidió en tono
tranquilizador mientras le pasaba los pulgares por las mejillas para limpiarle
las lágrimas.
-Es que no puedo… No lo haré bien, no aprobaré y no podré
hacer Bellas Artes, ni podré ir contigo este verano, ni me dejarán continuar el
año que viene aquí en Londres…-contestó ella atropelladamente sin poder dejar
de llorar.
-Para, para, para…-le dijo George abrazándola.-No pienses en
nada de eso, sólo céntrate en lo que vas a hacer y verás como todo te sale
genial. Tú puedes hacerlo. Sé que lo harás.
-No, George, no… No sé nada…-sollozó ella pegando su cara al
pecho del chico.
-Shhh…-la tranquilizó él mientras le daba un suave beso en
el pelo.-Claro que te lo sabes… Lo único que pasa es que estás nerviosa, nada
más.
-Pero…
-¿Sabes lo que necesitas ahora?-la interrumpió George
poniéndole la mano en la barbilla y obligándola a mirarle a los
ojos.-Desconectar un poco de todo. Baja, cena, estemos un rato tranquilos sin
pensar en nada de todo esto y después a dormir.
-No puedo permitirme hacer eso, he de repasar y…
-Lo que no puedes es agobiarte y martirizarte de esa manera.
-¿Y si no me salen bien mañana los exámenes?
-No se acabaría el mundo, ya pensaríamos algo…
-No sé…
George la miró con dulzura y esbozó una de esas sonrisas que
conseguían desarmar por completo a Gwen en cuestión de milésimas de segundo.
-Lo mejor es que te relajes un poco…-dijo el chico con
tranquilidad.
Y sin saber como, Gwen se vio inmersa en el beso más dulce
que le había dado George hasta ese momento. Un beso que consiguió, en el acto,
quitarle todos sus miedos y todas sus inseguridades. ¿Qué más daban unos
malditos exámenes si los dos estaban juntos? Aquello, a fin de cuentas, era lo
que realmente importaba.
***************************************
Era más de la una de la madrugada y
Brian aún estaba en su despacho, exhausto. Hacía sólo cinco minutos que había
colgado el teléfono, aunque lo había conseguido: la noticia de que Mary y
Melanie habían tenido una pelea en medio de la calle no se iba a publicar en
ningún periódico ni en ninguna revista.
La broma le había costado miles de
libras, pero eso no le importaba en aquellos momentos. Lo único que importaba
era el mantener la buena imagen de los chicos y, por extensión, de sus parejas
y, para qué negarlo, también la suya propia. Y es que Melanie había sido hasta
hacía un día una de sus representadas y no le apetecía para nada ver su nombre
escrito cuando se hablara de la persona a la que Ringo Starr y Mary Hall
acababan de denunciar por amenazas y agresión física.
Suspiró fuertemente a la vez que
apoyaba la cabeza sobre el sillón de su despacho. Con lo fácil que era todo
cuando ellos estaban solteros y ahora… Sí, definitivamente aquellas chicas iban
a darle muchos más quebraderos de cabeza de los que creía.
******************************************
-Montrose, Gwendolyn Delilah.
A Gwen no le gustó en absoluto como sonó su nombre en boca
de aquel hombre con cara de pocos amigos que estaba llamando, uno por uno, a
los estudiantes que iban a presentarse esa mañana a las pruebas de acceso. Se
acercó con paso rápido hacia él a causa
de los nervios y le tendió su documentación. El hombre comprobó su identidad
con tranquilidad y le indicó con un gesto de la cabeza que pasara hacia adentro
de la clase.
-Siéntese a continuación del último estudiante que ha
entrado.-le indicó otra profesora cuando entró dentro a la vez que le señalaba
el lugar hacia donde debía dirigirse.
Gwen asintió con la cabeza, le dio las gracias escuetamente
y se sentó en el sitio donde se le había indicado. Nada más sentarse, sacó de
su bolso un par de bolígrafos, lápiz y goma de borrar. No obstante, cuando
guardó nuevamente su estuche y colocó el bolso de nuevo en el suelo junto a su mesa,
el profesor de la puerta aún seguía llamando a alumnos. La chica lanzó un
suspiro de resignación e impaciencia y aprovechó para echar una ojeada a la
inmensa clase. Jamás había estado en un aula de ninguna universidad y las
dimensiones de la estancia la impresionaron bastante. Sin poder evitarlo, miró
por la ventana para encontrarse de frente con el edificio que albergaba la Facultad de Historia.
Seguramente a aquella misma hora Mary y Chris ya habrían empezado el examen que
tenían. Ojalá a ellas también les saliera bien…
-Buenos días.
El saludo del profesor que los había estado llamando hasta
hacía poco, la pilló por sorpresa. En efecto, parecía que todos los alumnos ya
habían sido llamados y que las pruebas estaban a punto de empezar.
-Soy el Profesor Gibbins y me encargaré de acompañarles
durante este proceso de selección.-se presentó.-Como saben, el primer examen de
la mañana será el de Lengua y Literatura Inglesa. Recuerden que no pueden
utilizar la hoja del examen para anotar las respuestas y que deberán hacerlo en
el cuaderno con hojas grapadas que se les adjunta. Disponen de hora y media
para hacer cada una de las pruebas y aunque no sepan nada o acaben antes,
deberán permanecer en el aula al menos durante media hora antes de entregar el
examen.
Todos los alumnos asintieron en silencio, nerviosos, mirando
como el tal Profesor Gibbins abría el sobre sellado que contenía el primero de
los exámenes que iban a hacer ese año.
-No se alteren y vayan con calma, señores. Tal y como dijo
Julio César, la suerte está echada.
***************************************
Penny miró con cierta cara de asco el vestido que iba a
ponerse después de darse un baño. No estaba acostumbrada a vestir con aquel
tipo de cosas tan elegantes, pero no le quedaba otra; no se podía presentar a
la fiesta aquella al lado de Paul vestida como normalmente lo hacía. Hasta una
rebelde empedernida como ella era consciente de que no podía hacer eso.
Se baño rápidamente y regresó a su habitación. Miró el reloj
despertador que descansaba sobre la mesita de noche: tenía tiempo de sobra,
Paul tardaría alrededor de una hora en llegar. No obstante, decidió empezar a
vestirse. Si quería arreglarse el pelo y maquillarse un poco, debía apurarse. Y
es que Penny, pese a haber crecido en el seno de una familia bastante rica y
elegante, no era precisamente una experta peinándose ni arreglándose. Desde
pequeña siempre había ido a su aire y pese a las insistencias de su madre, de
su abuela y de sus tías, Penny jamás había cambiado su manera de ser. No le
gustaba ir de modelo por el mundo, eso era todo.
Cuando se acabó de poner el vestido se miró bien en el
espejo que tenía en la puerta del armario. Pese a que era incómodo como el solo
porque era un vestido largo, debía de reconocer que no le quedaba mal en
absoluto. El color azul del vestido le sentaba bien. Sonrió cuando se vio.
Conociéndole, a Paul seguro que le iba a gustar.
Salió de la habitación y se dirigió al cuarto de baño para
arreglarse. Pese a lo que había creído en un primer momento, no tardó
demasiado, y en poco menos de media estuvo a punto.
Justo cuando acababa de guardar el maquillaje de nuevo en su
neceser, el timbre de casa sonó y Penny se apresuró a ir a abrir.
-¡Guau!-exclamó Paul por todo saludo nada más abrió la
puerta.-Estás guapísima. Ese vestido te queda espectacular.
-Gracias.-contestó Penny sonriente.-Tú tampoco estás nada
mal con ese traje.
-Un traje, nada más, los tíos siempre parece que vayamos
igual.-le respondió él divertido encogiéndose de hombros.-Supongo que ya estarás
preparada para tu presentación en sociedad, ¿no?
-Si tú lo dices…-masculló Penny de mala gana antes de
agarrar su bolso de mano y salir por la puerta junto con Paul.
-Tranquila, no se comen a nadie.-dijo Paul sonriendo
mientras entraban en el ascensor.
El Aston Martin de Paul estaba aparcado justo enfrente de la
finca de Penny aunque eso no evitó que, cuando salieron por la puerta, unos
cuantos viandantes se los quedaran mirando casi con la boca abierta. Era obvio.
A Paul, con traje, lo habían reconocido enseguida, y seguramente a esas alturas
se estaban preguntando quién era la chica que le acompañaba. Penny sonrió para
sus adentros no sin cierta preocupación. Lo más seguro sería que al día
siguiente ya todos supieran quién era. Maldita fiesta…
Se metieron en el coche rápidamente antes de que a nadie le
diera tiempo a decirles ni una sola palabra y Paul arrancó.
-¿Dónde es esa fiesta?-preguntó Penny cuando se pararon ante
un semáforo.
-En un hotel del centro.-contestó él despreocupado.
-Todavía no estoy segura de que todo esto sea una buena
idea…-masculló la chica mirando por la ventanilla como si lo que estuviera
pasando por las calles de Londres en esos momentos fuera lo más interesante del
mundo.
-Pues a mí el que tú vengas conmigo a esta fiesta me parece
la mejor idea del mundo…¿O acaso prefieres que se enteren todos de repente
cuando te vean junto a mí en el aeropuerto antes de salir hacia Alemania de
gira? Debemos preparar el terreno…
-Ya, lo sé, pero no deja de aterrarme la idea…
-No seas boba y relájate.-le dijo Paul sonriendo.-Ya verás
como todo sale bien.
Penny le dedicó una sonrisa no demasiado convencida. Sabía
que llevarle la contraria a Paul en situaciones como a aquella era una cosa
inútil, así que lo mejor era dejarlo estar aunque ella creyera poco menos que
el fin del mundo iba a llegar una vez apareciera al lado de Paul en aquella
fiesta.
Llegaron al cabo de poco tiempo, demasiado poco para Penny,
que hubiera estado dando vueltas con el coche por todo Londres sólo con el fin
de alargar el momento que tanto temía. Nada más llegar a la puerta, un chico de
aproximadamente su edad, trajeado y serio, se apresuró a ir hacia el coche.
-Si me permiten, yo les aparcaré.
Paul asintió, bajó del coche y fue, con toda la naturalidad
del mundo a abrirle la puerta a Penny. La chica dudó unos segundos antes de
bajar mientras miraba asustada la puerta de entrada al hotel. Lo cierto es que
parecía que en lugar de a una fiesta, estuviera a punto de entrar en el
matadero.
-Vamos, muñeca.-la apremió Paul con una sonrisa y guiñándole
un ojo.
Penny dio un ligero suspiro, bajó del coche y agarró la mano
que Paul le tendía con firmeza mientras oía el ruido del Aston Martin al
volverse a poner de nuevo en marcha. Ahora ya no había escapatoria posible, sólo
quedaba esperar y confiar, tal y como hacía Paul, en que todo fuera más o menos
bien.
Se dirigieron hacia la puerta del hotel rápidamente entre
los gritos de algunas fans que se arremolinaban ante la entrada. Paul les
dedicó una sonrisilla de niño bueno y un saludo con la mano que le quedaba
libre y Penny esbozó una sonrisa forzada. La verdad era que lo último que le
apetecía en esos momentos, sobre todo después de escuchar varios “¿quién es esa?” entre las chicas, era
sonreír, pero no podía hacer otra cosa: o sonreía o se ponía a llorar de puro
agobio.
No obstante, nada más entraron en el interior del hotel y
vio la cantidad de periodistas y fotógrafos que había allí, Penny entendió que
lo de afuera con las fans sólo había sido el aperitivo y que lo peor estaba aún
por llegar cuando le tocara enfrentarse a la prensa.
Casi como buitres, todos los periodistas y los fotógrafos
corrieron hacia ellos cuando reconocieron a Paul, lanzando flashes y preguntas
de todo tipo que Penny no podía ni distinguir.
-Si habláis todos a la vez, no me entero.-sonrió Paul.
-¿Quién es la señorita que te acompaña, Paul?-preguntó una
mujer bastante mayor con un bloc de notas en su mano.
-Es Penny Rogers.-contestó él con total naturalidad, como si
la respuesta fuera lo más obvio del mundo.
-¿Y tienen la señorita Rogers y usted algún tipo de
relación?-preguntó otro periodista.
-No, claro que no, me la he encontrado por la calle hace
cinco minutos y como he visto que iba vestida para la ocasión le he dicho que
se viniera conmigo a esta fiesta…-bromeó Paul.-Por supuesto que tengo una
relación con ella, eso es obvio, ¿no? Si no, no estaríamos aquí juntos…
-¿Y esa relación es una relación sentimental?-quiso saber
otra mujer que apuntaba frenética cada palabra que decía Paul.
-¿Se refiere a si Penny y yo somos pareja?-preguntó Paul
alargando deliberadamente el momento de dar la respuesta.
-A eso precisamente me refiero.
-Sí, claro, Penny y yo estamos juntos.
A Penny solo le dio tiempo a ver la sonrisilla triunfal de
Paul antes de que un montón de flashes de cámara la cegaran casi por completo.
No obstante, cuando los periodistas empezaron a hacer preguntas todos al mismo
tiempo, esta vez a ella, Paul se las ingenió para sacarla de allí y arrastrarla
hacia el lugar reservado para los invitados donde no podía acceder la prensa.
-¿Ves? No ha sido para tanto.-dijo él sonriente cuando se
alejaron de los periodistas.
Penny, aún aturdida por todo lo que acababa de suceder, lo
miró incrédula.
-¿Qué no ha sido para tanto? ¿Pero tú los has visto? Se han
tirado encima de nosotros como si estuvieran locos y…
-Bah, eso es lo normal, ya te acostumbrarás a ellos.-le
cortó Paul animado.-Sé que son muy cansinos, pero en el fondo la mayoría son
buena gente.
-Ya...-masculló ella sin estar demasiado convencida.
-Bueno, de todas maneras, ya ha pasado todo, ¿no?-comentó él
despreocupado.-Ahora ven, te voy a presentar a algunos amigos…
Y dicho esto, Paul le dio un suave tirón de la mano y la
condujo hacia el grupo de gente que se arremolinaba en el centro de la sala.
Penny reconoció a muchos de ellos: músicos famosos, actores, modelos… Pero
bueno, el conocer a toda esa gente del mundo del espectáculo ya no le
impresionaba para nada después de pasar por lo que había pasado. Al fin y al cabo, desde que la prensa se había
enterado de lo suyo con Paul ella había pasado a ser, sin ni siquiera
planteárselo, una más de ese grupo…
Hola!!!! Bueno, hasta
aquí he llegado yo. Espero que este capi os haya gustado. Ya veis que de exámenes
ha ido la cosa. No sé si tendré a algún sufrido estudiante que esté pasando por
el trance este por aquí, pero bueno, que quede bien claro que este capi ha sido
mi homenaje particular a todos los que han de pasar por las temidas PAU
(Pruebas de Acceso a la
Universidad) o como las llamamos comúnmente, la Selectividad. ¿Por qué esto? Pues porque entre
ayer y hoy los pobrecicos aspirantes a universitarios han hecho sus exámenes,
seguramente los exámenes más traumáticos que harán en toda su vida (y lo dice
una que ya es gato viejo, que ha pasado hasta por cientos de exámenes de todo),
aunque después, en realidad, no sea para tanto.¡Ánimos y ojalá saquéis la nota
que os hace falta para entrar en la carrera que queréis!
Besos!
Ahhhh el primer comentario , voy a aprovechar para mandarle saludos a mi mamá . HOLAAAA MAMAMAAAAAAAAAAAAAAAAAA
ResponderEliminarJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA todo el mundo esta harto de eso en facebook XD , ya ahora si me voy a poner seria , me voy a poner a comentar tu genialidad. Empecemos con la epica pelea entre Mel y Mary , santo Dio pero que bueno esto XD , me emocione y todo jajajaajaja claro salieron un poco lastimadas y todo el mundo las vio pero no importa porque Mary le dio su merecido a la vieja esa y Brian puso impedir que la noticia se publicara , este Brian creo que esta haciendo algo para que yo lo vuelva a querer XD.
Ahora lo de esos pinches examenes que de hecho Mary venia fregada de estudiar y esa zorra se le acerca a joderle la vida como siempre , vale que el cerebro le quedo intacto y ningun conocimiento se le esfumo , yo se que les va a ir muyyyyyy bien en esas malditas pruebas sobre todo a Gwen que se ve muy esforzada :D . Y para cerrar el capitulaso que te hiciste , esta lo de la presentacion de Penny con la prensa , pobre jajajajajajaja se tuvo que maquillar (como odio maquillarme >.<) vestirse elegante y tras de eso dejar que la aturdan esos malditos periodistas , quien sabe que le preguntaban cuando Paul se la llevo adentro jajajajajajaja , ahora al dia siguiente van a estar en todos los periodicos de Inglaterra y 2 dias despues en los de todo el mundo >.< pero creo que sobreviviran , sobre todo Penelope :P.
Ya espero el proximo genia que tu nove cada vez esta mejor y cada vez me gusta mas :) besos.
yo ya lo había dicho: THIS IS SPAAAAAARRRRRTAAAAA!!!!!!! jajajajjajajajajajaja pero que bien te quedó la pelea, bueno, yo ya sabia que te quedaria re bien, por lo menos la rasguñé bastante, justo que lo leia me estaba pintando las uñas, asi que las tenia preparadas jajajaja "ella misma se sorprendió de cómo alguien tan pequeño como ella había sido capaz de darlo." Asi me he sentido las veces que he pegado (incluso a varones jeje) y hasta cuando pego en broma salgo mal parada porque se me va la mano y seguro dejo a alguien dolorido jaja. Pero en si la pelea fue lo mas, de las mejores cosas que has escrito! Todo sea para que esa loca no me joda la vida y me saque a mi Ringo, y ahi viene a mi mente una cancion famosa de acá, capaz que la conoces, te la paso: http://www.youtube.com/watch?v=D8c-kCxBhC8 (asi de jodida puedo ser jaja)
ResponderEliminarA lo profesores de los examenes les haré lo mismo jajaj Ayy como me jode estudiar tanto, cuando lo lei recordaba que tenia que estudiar jaja y que dentro de un mes estare asi, toda loca esquizofrénica!
Pobre Gwen, ella esta peor porque no sabe con qué se encontrará, pero seguro que entrará, porque sino...BOMBA!
Y otra que no anda muy bien, por lo menos con los nervios, es Penny, pobrecita, este Paul es cruel, podria haber esperado un poco, le hace pasar momentos re incómodos a la pobre chica, yo ya lo hubiera dejado XD
Pero por suerte pasó todo rápido, pasó la prueba de valentía!
Bueno loca, ya sabes que sos lo mejor, que te amo y que quiero que te cases conmigo (otra cosa que me olvide de decir en el video jaja)