miércoles, 13 de junio de 2012

Capítulo 46: De exámenes


Las sesión intensiva de estudio en la biblioteca de la universidad la había matado. No es que hubiera estado muchas horas allí, pero lo cierto era que había estado trabajando muy intensamente, demasiado quizás. Y es que, la presión por mantener notas altas para evitar que se le retirara la beca que le permitía estudiar en Londres era demasiado fuerte.

Nada más pisar la calle, inspiró intensamente el aire del mediodía londinense. Aquella era para ella la mejor época del año: por fin el frío del invierno había desaparecido y el calor todavía no era agobiante. En definitiva, era el tiempo ideal para pasárselo en la calle, paseando y disfrutando, y no para pasarse todo el día encerrada en casa o en la biblioteca estudiando como una loca. Mary soltó un bufido de fastidio cuando pensó bien eso… Richard y ella estarían genial en esos momentos dando una vuelta por Hyde Park o por algún sitio incluso algo menos transitado. Pero no, aquello no era posible. Al menos, lo “bueno” de todo aquello era que él también estaba demasiado ocupado esos días ultimando detalles del nuevo disco y de la gira como para distraerla con propuesta de ese tipo.

Caminó tranquilamente, disfrutando del sol, hacia el lugar habitual donde quedaba con él siempre que iba a recogerla a la universidad, como iba a hacer aquel día. No obstante, cuando todavía no había avanzado ni cincuenta metros desde la puerta de la facultad, alguien la llamó:

-¿Mary?

La chica se volvió, fastidiada. Seguramente sería alguna fan de Ringo o de cualquiera de los otros chicos que la había reconocido, como iba ya siendo demasiado habitual. Pero no, se equivocaba de plano. Allí, plantada a escasos metros de ella y luciendo una sonrisilla falsa que a Mary no le auguró nada bueno, tenía a Melanie, su pesadilla particular.

-¿Melanie? ¿Qué es lo que quieres?-fue capaz de preguntar escuetamente mientras sentía como el corazón prácticamente paraba de latirle.

La rubia amplió su sonrisita falsa y se acercó hacia ella unos pasos más. Mary la miró con recelo. Aquella tipa estaba lo suficientemente loca como para ser capaz de decirle o hacerle cualquier cosa y la prueba la tenía en la inmensa cantidad de “cajas” que le había mandado a casa de manera anónima.

-¿Podemos hablar?-preguntó finalmente Melanie situándose delante de ella.

-Lo siento.-contestó Mary poniendo cara de pocos amigos.- Pero creo que tú y yo no tenemos absolutamente nada de qué hablar.

-Vaya…-murmuró Melanie poniendo aquella voz de niña mimada que a Mary tanto la ponía de los nervios.-Pues es una lástima… ¿Por qué no quieres hablar conmigo? Supongo que será algo personal, pues parece que con Brian no tienes ningún problema a la hora de contarle cositas, ¿verdad?

Cuando escuchó a la rubia decir aquella última frase, Mary sintió como la sangre se le helaba en las venas. ¿Cómo había podido enterarse precisamente de eso? ¿Acaso Brian había sido tan rematadamente ignorante como para decírselo a ella así sin más? Era evidente que sí, que Brian había hablado más de la cuenta y que, al parecer, ella en esos momentos iba a pagar las consecuencias de aquella imprudencia.

-¿Qué te pasa, Mary? ¿Acaso no sabes qué decir?-insistió Melanie al ver que ella no tenía intención de contestarle.

La chica tragó saliva disimuladamente antes de hablar. Puestos a estar metida en un buen lío, al menos iba a decirle a aquella furcia teñida que opinaba de ella.

-¿Qué quieres que te diga?-preguntó al fin en tono desafiante.-¿Quieres que te dé las gracias por los regalitos que has estado mandando a mi casa semana tras semana?

Melanie borró inmediatamente la sonrisa de su cara al escuchar la pregunta que Mary le había hecho.

-No es tu casa, es la de Ritchie.-dijo finalmente casi escupiendo las palabras.

-Entonces es como si fuera mía, ¿no?-le replicó Mary con sorna, siendo plenamente consciente de que estaba metiendo el dedo en la llaga.

La rubia le dedicó una mirada de profundo odio aunque, esta vez, lejos de sentir miedo, Mary se envalentonó aún más. Y es que estaba demasiado enfadada como para dejar que esa Mel se fuera de rositas de allí; le había hecho demasiado daño para eso. Quizás, el que aquella loca hubiera ido hasta allí para buscarla no era tan malo: por fin podría liberar toda esa rabia que llevaba acumulando desde hacía meses.

-Te lo dije una vez, listilla, y te lo vuelvo a decir ahora: Richard no está hecho para estar con alguien como tú. Pronto se cansará de ti.-le espetó Mel acercándose otro paso más hacia Mary hasta que las dos quedaron a escasos centímetros de distancia.

Mary no se movió. Aquella pobre diablo estaba muy lejos de intimidarla a aquellas alturas de la “conversación”.

-Y supongo que una loca que se dedica a mandar paquetes con flores muertas y amenazas a otra gente sí que está hecha para él, ¿verdad, Melanie?-dijo con determinación clavándole la mirada.

-Si te madé eso…-escupió Mel.-Es porque no me quedaba otra. Creí que era la única manera de que captaras el mensaje, pero al parecer ni con esas has sido capaz de pillarlo.

-¿Ni siquiera vas a molestarte en negar que lo has hecho?-preguntó Mary sorprendida ante aquella confesión. Al parecer, Melanie estaba tan rematadamente loca que ya ni siquiera le importaba el mantener su honor.

-¿Y por qué voy a negarlo? Al fin y al cabo tú ya te has encargado de joder mi carrera y mis ambiciones. ¿Sabes? A veces creo que lo haces a propósito…

-¿Qué?

-Pues eso, que lo haces a propósito para fastidiarme, por envidia quizás.

-¡Ja!-exclamó Mary con indignación.-¿Envidia? ¿Yo de ti? ¿Bromeas? ¡Anda ya!

-¡Por supuesto que no bromeo!-le gritó la rubia histérica.-¡Primero apareces esa maldita noche y te haces aún no sé cómo con Ritchie y ahora me arruinas mi carrera!

-¡Tu carrera ya la has arruinado tú solita, por loca!-le respondió ella empezando también a perder los papeles.

-¡Pues que sepas que esta loca, cateta de mierda, está dispuesta a ponerte en el sitio que te mereces!

-¿Cateta? Aquí la única que veo es a ti, Melanie. Por muy teñida de rubio y por muy bien vestida que vayas jamás dejarás de ser lo que eres…-le espetó Mary.-¿Y sabes qué es lo que tú eres? Una maldita muerta e hambre que no sabe hacer nada bien y cuya única aspiración en la vida es pillar a algún hombre rico que te permita vivir del cuento. Eso es lo que eres y nada más.

Nada más acabó Mary de decir estas palabras, Melanie, furiosa y fuera de sí por completo, le propinó un fuerte empujón. Mary consiguió, no obstante, mantener el equilibrio y se quedó mirándola: Melanie parecía ida, completamente psicótica y capaz de hacer cualquier cosa en esos momentos. Fue por eso por lo que, justo cuando la rubia hacía ademán de golpearla con todas sus fuerzas, se apartó rápidamente de donde estaba. Melanie trastabilló y apunto estuvo de caer en el suelo aunque, desafortunadamente no llego a hacerlo.

-¡Puta!-le gritó con todas sus fuerzas mientras, ahora sí, le daba una fuerte bofetada a Mary.

Aquello había sido la gota que colmaba el vaso. Golpearla era lo último y Mary sintió como la sangre empezaba a hervirle, aún con más fuerza, en las venas. Así pues, lejos de quedarse parada, de apartarse o de huir de delante de aquella loca, Mary le devolvió la bofetada. Fue un bofetón tan fuerte y furioso que hasta ella misma se sorprendió de cómo alguien tan pequeño como ella había sido capaz de darlo.

Mel se quedó parada, mirándola con los ojos brillando de pura rabia mientras respiraba agitadamente. Y entonces, casi sin esperarlo, se abalanzó sobre ella como una leona furiosa, agarrándola del pelo con una mano y con la otra arañando todas las partes del cuerpo que podía.

Mary jamás en toda su vida había sentido tanto agobio ni tanta impotencia: ni siquiera en las peleas del colegio había sentido algo así. Y es que Mel tenía la clara intención de hacerle todo el daño que le fuera posible y ella lo sabía. Aquello se había convertido en una pelea casi a muerte y o se defendía o la rubia era capaz de llegar hasta donde hiciera falta.

Conforme pudo, Mary consiguió zafarse mínimamente de Mel, liberó uno de sus brazos e intentó empujarla hacia atrás para poder liberarse completamente. No obstante, Mel no siquiera se movió ni un centímetro, estaba demasiado furiosa para hacerlo, y Mary, presa de la desesperación, decidió hacer lo mismo que le estaba haciendo a ella: arañarle, pegarle, lo que fuera, sólo con tal de que la dejara en paz y, para qué negarlo, para sacar toda la rabia que llevaba dentro por todo lo que le había hecho. De este modo, Mary, sin saber muy bien cómo, consiguió acercar su mano libre a la cara de la rubia y, sin pensárselo dos veces, le propinó un inmenso arañazo en la mejilla derecha.

-¡Maldita zorra!-gritó la rubia.-¡Mi cara!

Aprovechando aquel despiste, Mary logró soltar su otro brazo y le dio un fuerte empujón hacia atrás. La rubia, ahora sí, cayó de espaldas sobre el suelo. Pero de poco sirvió aquello, pues Melanie se volvió a levantar tan rápido que ni siquiera le dio tiempo a apartarse. No obstante, esa vez a Mary todo aquello no la pilló tan desprevenida como antes y, cuando Melanie se lanzó de nuevo sobre ella, la chica la estaba esperando para recibirle con las uñas por delante.

Así, cegadas por la rabia, las dos se enzarzaron de nuevo en una monumental pelea a base de arañazos, tirones de pelo e insultos cruzados entre las dos hasta que, finalmente, Mary sintió como alguien la agarraba fuertemente por detrás y la separaba de Melanie.

-¡Mary, por favor!

El grito de Ringo la sobresaltó y la tranquilizó al mismo tiempo. La chica se volvió hacia él todavía con la respiración agitada y dolorida por los arañazos y los golpes. Parecía enormemente preocupado. Después, se giró de nuevo hacia Melanie y vio, para su sorpresa, que a ella también la estaban sujetando. Sin embargo, el hombre que la sujetaba no era nadie conocido, sino uno al que ella reconoció inmediatamente como uno de los guardias de seguridad de la universidad.

-Ha empezado la rubia, lo he visto todo.

Las palabras de aquella señora a la que no conocía absolutamente de nada hicieron que Mary mirara por primera vez a su alrededor. Lo que vio allí hizo que quisiera morirse de vergüenza allí mismo. Y es que allí se habían concentrado, por lo menos, una decena de personas. Si aquello ya le habría resultado bochornoso a más no poder en una situación normal, con un Ringo sin disfrazar sujetándola y sabiendo como sabía que la mayoría de los allí presentes la había reconocido, aquel momento podía calificarlo, sin lugar a dudas, como el peor momento de toda su vida.

-De todas maneras deberán esperar aquí las dos.-dijo el guardia de seguridad gravemente.-La policía está avisada y el que se puedan ir o no ya lo decidirán ellos.

Mary sintió como empalidecía de repente. Perfecto, ahora resultaba que habían llamado a la policía. Ya casi podía leer el titular en la prensa sensacionalista del día siguiente: “LA NOVIA DE RINGO STARR ENVUELTA EN UNA PELEA CALLEJERA”. Sí, sin dudas, deseaba morirse allí mismo.

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-Maldita zorra, te aseguro que la mato.-dijo Christine mientras le miraba bien los arañazos que tenía Mary en los brazos.-Hija de la gran puta…

-Bueno, ella también se ha llevado su parte… -bromeó Ringo sentándose con suavidad al lado de su novia a la vez que le pasaba el brazo por los hombros y la acercaba hacia él en un gesto protector.-Y por lo menos el que se avisara a la policía nos ha servido para denunciarla ya de una vez, que era lo que se merecía.

-Sí, es perfecto, ¿no? Sobre todo el hecho de que mañana esto ya estará en todas las revistas… -se quejó Mary con cierto deje de amargura en su voz.

-Me da igual lo que digan las revista.-le cortó Ringo con determinación.-Todos los que estaban allí han visto como ha sido y coinciden en que tú lo único que hiciste fue defenderte, así que la prensa no puede decir otra cosa.

-Eso si sale…-intervino John, que estaba sentado en una silla al lado de Chris.-Neil me ha dicho que Brian está moviendo hilos como un loco para impedir que esto salga a la luz. Ya sabes… No le conviene; hasta hace nada él era el jodido manager de Melanie. ¡A saber el dinero que estará soltando para impedirlo!

-Aún le pasa poco por representar a esa zorra.-dijo Chris enfurruñada.-Creo que estoy empezando a odiar a mi jefe antes de ni siquiera haber trabajado un puñetero día para él…

-Técnicamente tu jefe no es Brian, pequeña…-la corrigió John esbozando una sonrisilla.- Te recuerdo que eres jefa de prensa de The Beatles, no de la empresa del señor Brian Epstein.

-Peor me lo pones, ahora resulta que me acuesto con uno de mis jefes…-bromeó la chica.

Mary no pudo evitar soltar una risita ante la escena. Al principio le había sentado muy mal la visita de Chris y John, sentía demasiada vergüenza por lo que había sucedido como para verles, aunque en esos momentos lo estaba agradeciendo. Al menos, con ellos dos allí, la tensión entre Ringo, que aún estaba enfadadísimo con Mel y consigo mismo porque lo habían convencido de no denunciar, y ella, era muchísimo menor.

-¿Y tú como llevas los nervios para el examen de mañana?-le preguntó Mary a Chris dando un giro total a la conversación. La verdad era que prefería hablar de exámenes a escuchar alguna palabra más relacionada con Melanie.

La cara que puso Christine al escuchar aquella pregunta fue todo un poema.

-¿Que mañana tenemos examen?-bromeó su amiga finalmente sacándole la lengua.

Mary soltó una risita entre dientes.

-¿Y tú?-continuó Chris adoptando un tono de voz más serio.-¿Lo podrás hacer?

-¿Y por qué no iba a poder hacerlo?-preguntó ella encogiéndose de hombros y esbozando una sonrisa.-Que yo sepa, mi cerebro aún lo tengo bien… Además, con la macrosesión de empollar que me he pegado esta mañana, como para no hacerlo…

Christine le dedicó una sonrisa.

-Bueno, ¿no tenéis otra cosa mejor de la que hablar?-preguntó Ringo divertido levantándose de repente.-Peleas, exámenes…

-Estas chicas nuestras son la alegría del lugar…-rió John.-Anda, Ritch, dales una cerveza y un porro a ver si cambian de registro…

Mary sonrió y los miró a los dos. En realidad tenían razón y, además, le agradecía a John profundamente lo del porro. No es que fumara mucho, pero en aquellos momentos la marihuana le vendría muy pero que muy bien.

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A cada hora que pasaba Gwen estaba cada vez más y más nerviosa. Por fin había llegado la hora de la verdad: las temidas pruebas de acceso a la universidad eran a la mañana siguiente.

Se había pasado el día encerrada en una de las habitaciones más soleadas de la casa de George, la habitación que se había convertido en su cuartel general particular desde que había empezado a preparar esas pruebas, estudiando sin parar. Y lo peor era que si había empezado el día siendo plenamente consciente de que todo podía salir bien, sin casi agobios y con una rara seguridad en sí misma, en esos momentos sentía exactamente todo lo contrario. Conforme iban avanzando las horas de la tarde, iba creciendo también en Gwen la horrible sensación de que no se acordaba de nada y cuanto más repasaba de sus libros y apuntes, menos creía saber. De ese modo, sus típicas inseguridades y paranoias de antaño ante los exámenes habían vuelto esa vez, aún con más fuerzas. La sensación de agobio y de stress que sentía en esos momentos era casi inaguantable, incluso tenía la impresión de que hasta le costaba respirar con normalidad.

Eran ya más de las ocho y media de la tarde cuando unos tímidos golpes en la puerta la sobresaltaron. Gwen se giró en el momento justo en el que George abría la puerta y se asomaba a través de ella.

-Cariño… Creo que deberías bajar a cenar algo.-dijo el chico en voz baja.

Gwen se lo quedó mirando durante unos instantes antes de contestar. ¿Cenar? No podía permitirse perder ni un segundo más de tiempo cuando creía que no se sabía absolutamente nada.

-No creo que cene hoy.-contestó finalmente sin poder ocultar la ansiedad que sentía.

-¿Qué?-se extrañó George.-¿Cómo no vas a cenar? Eso no…

Antes de que George acabara de pronunciar aquella frase, Gwen no pudo aguantar más tanta presión y rompió a llorar como una niña pequeña. Le daba mucha vergüenza hacer aquello delante de George, pero no pudo evitarlo. Tantos nervios habían hecho mella en ella.

El chico se apresuró a ir hacia ella rápidamente y se arrodilló delante de ella.

-Gwen… No llores, por favor, no llores…-le pidió en tono tranquilizador mientras le pasaba los pulgares por las mejillas para limpiarle las lágrimas.

-Es que no puedo… No lo haré bien, no aprobaré y no podré hacer Bellas Artes, ni podré ir contigo este verano, ni me dejarán continuar el año que viene aquí en Londres…-contestó ella atropelladamente sin poder dejar de llorar.

-Para, para, para…-le dijo George abrazándola.-No pienses en nada de eso, sólo céntrate en lo que vas a hacer y verás como todo te sale genial. Tú puedes hacerlo. Sé que lo harás.

-No, George, no… No sé nada…-sollozó ella pegando su cara al pecho del chico.

-Shhh…-la tranquilizó él mientras le daba un suave beso en el pelo.-Claro que te lo sabes… Lo único que pasa es que estás nerviosa, nada más.

-Pero…

-¿Sabes lo que necesitas ahora?-la interrumpió George poniéndole la mano en la barbilla y obligándola a mirarle a los ojos.-Desconectar un poco de todo. Baja, cena, estemos un rato tranquilos sin pensar en nada de todo esto y después a dormir.

-No puedo permitirme hacer eso, he de repasar y…

-Lo que no puedes es agobiarte y martirizarte de esa manera.

-¿Y si no me salen bien mañana los exámenes?

-No se acabaría el mundo, ya pensaríamos algo…

-No sé…

George la miró con dulzura y esbozó una de esas sonrisas que conseguían desarmar por completo a Gwen en cuestión de milésimas de segundo.

-Lo mejor es que te relajes un poco…-dijo el chico con tranquilidad.

Y sin saber como, Gwen se vio inmersa en el beso más dulce que le había dado George hasta ese momento. Un beso que consiguió, en el acto, quitarle todos sus miedos y todas sus inseguridades. ¿Qué más daban unos malditos exámenes si los dos estaban juntos? Aquello, a fin de cuentas, era lo que realmente importaba.

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Era más de la una de la madrugada y Brian aún estaba en su despacho, exhausto. Hacía sólo cinco minutos que había colgado el teléfono, aunque lo había conseguido: la noticia de que Mary y Melanie habían tenido una pelea en medio de la calle no se iba a publicar en ningún periódico ni en ninguna revista.

La broma le había costado miles de libras, pero eso no le importaba en aquellos momentos. Lo único que importaba era el mantener la buena imagen de los chicos y, por extensión, de sus parejas y, para qué negarlo, también la suya propia. Y es que Melanie había sido hasta hacía un día una de sus representadas y no le apetecía para nada ver su nombre escrito cuando se hablara de la persona a la que Ringo Starr y Mary Hall acababan de denunciar por amenazas y agresión física.

Suspiró fuertemente a la vez que apoyaba la cabeza sobre el sillón de su despacho. Con lo fácil que era todo cuando ellos estaban solteros y ahora… Sí, definitivamente aquellas chicas iban a darle muchos más quebraderos de cabeza de los que creía.

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-Montrose, Gwendolyn Delilah.

A Gwen no le gustó en absoluto como sonó su nombre en boca de aquel hombre con cara de pocos amigos que estaba llamando, uno por uno, a los estudiantes que iban a presentarse esa mañana a las pruebas de acceso. Se acercó con paso rápido hacia él  a causa de los nervios y le tendió su documentación. El hombre comprobó su identidad con tranquilidad y le indicó con un gesto de la cabeza que pasara hacia adentro de la clase.

-Siéntese a continuación del último estudiante que ha entrado.-le indicó otra profesora cuando entró dentro a la vez que le señalaba el lugar hacia donde debía dirigirse.

Gwen asintió con la cabeza, le dio las gracias escuetamente y se sentó en el sitio donde se le había indicado. Nada más sentarse, sacó de su bolso un par de bolígrafos, lápiz y goma de borrar. No obstante, cuando guardó nuevamente su estuche y colocó el bolso de nuevo en el suelo junto a su mesa, el profesor de la puerta aún seguía llamando a alumnos. La chica lanzó un suspiro de resignación e impaciencia y aprovechó para echar una ojeada a la inmensa clase. Jamás había estado en un aula de ninguna universidad y las dimensiones de la estancia la impresionaron bastante. Sin poder evitarlo, miró por la ventana para encontrarse de frente con el edificio que albergaba la Facultad de Historia. Seguramente a aquella misma hora Mary y Chris ya habrían empezado el examen que tenían. Ojalá a ellas también les saliera bien…

-Buenos días.

El saludo del profesor que los había estado llamando hasta hacía poco, la pilló por sorpresa. En efecto, parecía que todos los alumnos ya habían sido llamados y que las pruebas estaban a punto de empezar.

-Soy el Profesor Gibbins y me encargaré de acompañarles durante este proceso de selección.-se presentó.-Como saben, el primer examen de la mañana será el de Lengua y Literatura Inglesa. Recuerden que no pueden utilizar la hoja del examen para anotar las respuestas y que deberán hacerlo en el cuaderno con hojas grapadas que se les adjunta. Disponen de hora y media para hacer cada una de las pruebas y aunque no sepan nada o acaben antes, deberán permanecer en el aula al menos durante media hora antes de entregar el examen.

Todos los alumnos asintieron en silencio, nerviosos, mirando como el tal Profesor Gibbins abría el sobre sellado que contenía el primero de los exámenes que iban a hacer ese año.

-No se alteren y vayan con calma, señores. Tal y como dijo Julio César, la suerte está echada.

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Penny miró con cierta cara de asco el vestido que iba a ponerse después de darse un baño. No estaba acostumbrada a vestir con aquel tipo de cosas tan elegantes, pero no le quedaba otra; no se podía presentar a la fiesta aquella al lado de Paul vestida como normalmente lo hacía. Hasta una rebelde empedernida como ella era consciente de que no podía hacer eso.

Se baño rápidamente y regresó a su habitación. Miró el reloj despertador que descansaba sobre la mesita de noche: tenía tiempo de sobra, Paul tardaría alrededor de una hora en llegar. No obstante, decidió empezar a vestirse. Si quería arreglarse el pelo y maquillarse un poco, debía apurarse. Y es que Penny, pese a haber crecido en el seno de una familia bastante rica y elegante, no era precisamente una experta peinándose ni arreglándose. Desde pequeña siempre había ido a su aire y pese a las insistencias de su madre, de su abuela y de sus tías, Penny jamás había cambiado su manera de ser. No le gustaba ir de modelo por el mundo, eso era todo.

Cuando se acabó de poner el vestido se miró bien en el espejo que tenía en la puerta del armario. Pese a que era incómodo como el solo porque era un vestido largo, debía de reconocer que no le quedaba mal en absoluto. El color azul del vestido le sentaba bien. Sonrió cuando se vio. Conociéndole, a Paul seguro que le iba a gustar.

Salió de la habitación y se dirigió al cuarto de baño para arreglarse. Pese a lo que había creído en un primer momento, no tardó demasiado, y en poco menos de media estuvo a punto.

Justo cuando acababa de guardar el maquillaje de nuevo en su neceser, el timbre de casa sonó y Penny se apresuró a ir a abrir.

-¡Guau!-exclamó Paul por todo saludo nada más abrió la puerta.-Estás guapísima. Ese vestido te queda espectacular.

-Gracias.-contestó Penny sonriente.-Tú tampoco estás nada mal con ese traje.

-Un traje, nada más, los tíos siempre parece que vayamos igual.-le respondió él divertido encogiéndose de hombros.-Supongo que ya estarás preparada para tu presentación en sociedad, ¿no?

-Si tú lo dices…-masculló Penny de mala gana antes de agarrar su bolso de mano y salir por la puerta junto con Paul.

-Tranquila, no se comen a nadie.-dijo Paul sonriendo mientras entraban en el ascensor.

El Aston Martin de Paul estaba aparcado justo enfrente de la finca de Penny aunque eso no evitó que, cuando salieron por la puerta, unos cuantos viandantes se los quedaran mirando casi con la boca abierta. Era obvio. A Paul, con traje, lo habían reconocido enseguida, y seguramente a esas alturas se estaban preguntando quién era la chica que le acompañaba. Penny sonrió para sus adentros no sin cierta preocupación. Lo más seguro sería que al día siguiente ya todos supieran quién era. Maldita fiesta…

Se metieron en el coche rápidamente antes de que a nadie le diera tiempo a decirles ni una sola palabra y Paul arrancó.

-¿Dónde es esa fiesta?-preguntó Penny cuando se pararon ante un semáforo.

-En un hotel del centro.-contestó él despreocupado.

-Todavía no estoy segura de que todo esto sea una buena idea…-masculló la chica mirando por la ventanilla como si lo que estuviera pasando por las calles de Londres en esos momentos fuera lo más interesante del mundo.

-Pues a mí el que tú vengas conmigo a esta fiesta me parece la mejor idea del mundo…¿O acaso prefieres que se enteren todos de repente cuando te vean junto a mí en el aeropuerto antes de salir hacia Alemania de gira? Debemos preparar el terreno…

-Ya, lo sé, pero no deja de aterrarme la idea…

-No seas boba y relájate.-le dijo Paul sonriendo.-Ya verás como todo sale bien.

Penny le dedicó una sonrisa no demasiado convencida. Sabía que llevarle la contraria a Paul en situaciones como a aquella era una cosa inútil, así que lo mejor era dejarlo estar aunque ella creyera poco menos que el fin del mundo iba a llegar una vez apareciera al lado de Paul en aquella fiesta.

Llegaron al cabo de poco tiempo, demasiado poco para Penny, que hubiera estado dando vueltas con el coche por todo Londres sólo con el fin de alargar el momento que tanto temía. Nada más llegar a la puerta, un chico de aproximadamente su edad, trajeado y serio, se apresuró a ir hacia el coche.

-Si me permiten, yo les aparcaré.

Paul asintió, bajó del coche y fue, con toda la naturalidad del mundo a abrirle la puerta a Penny. La chica dudó unos segundos antes de bajar mientras miraba asustada la puerta de entrada al hotel. Lo cierto es que parecía que en lugar de a una fiesta, estuviera a punto de entrar en el matadero.

-Vamos, muñeca.-la apremió Paul con una sonrisa y guiñándole un ojo.

Penny dio un ligero suspiro, bajó del coche y agarró la mano que Paul le tendía con firmeza mientras oía el ruido del Aston Martin al volverse a poner de nuevo en marcha. Ahora ya no había escapatoria posible, sólo quedaba esperar y confiar, tal y como hacía Paul, en que todo fuera más o menos bien.

Se dirigieron hacia la puerta del hotel rápidamente entre los gritos de algunas fans que se arremolinaban ante la entrada. Paul les dedicó una sonrisilla de niño bueno y un saludo con la mano que le quedaba libre y Penny esbozó una sonrisa forzada. La verdad era que lo último que le apetecía en esos momentos, sobre todo después de escuchar varios “¿quién es esa?” entre las chicas, era sonreír, pero no podía hacer otra cosa: o sonreía o se ponía a llorar de puro agobio.

No obstante, nada más entraron en el interior del hotel y vio la cantidad de periodistas y fotógrafos que había allí, Penny entendió que lo de afuera con las fans sólo había sido el aperitivo y que lo peor estaba aún por llegar cuando le tocara enfrentarse a la prensa.

Casi como buitres, todos los periodistas y los fotógrafos corrieron hacia ellos cuando reconocieron a Paul, lanzando flashes y preguntas de todo tipo que Penny no podía ni distinguir.

-Si habláis todos a la vez, no me entero.-sonrió Paul.

-¿Quién es la señorita que te acompaña, Paul?-preguntó una mujer bastante mayor con un bloc de notas en su mano.

-Es Penny Rogers.-contestó él con total naturalidad, como si la respuesta fuera lo más obvio del mundo.

-¿Y tienen la señorita Rogers y usted algún tipo de relación?-preguntó otro periodista.

-No, claro que no, me la he encontrado por la calle hace cinco minutos y como he visto que iba vestida para la ocasión le he dicho que se viniera conmigo a esta fiesta…-bromeó Paul.-Por supuesto que tengo una relación con ella, eso es obvio, ¿no? Si no, no estaríamos aquí juntos…

-¿Y esa relación es una relación sentimental?-quiso saber otra mujer que apuntaba frenética cada palabra que decía Paul.

-¿Se refiere a si Penny y yo somos pareja?-preguntó Paul alargando deliberadamente el momento de dar la respuesta.

-A eso precisamente me refiero.

-Sí, claro, Penny y yo estamos juntos.

A Penny solo le dio tiempo a ver la sonrisilla triunfal de Paul antes de que un montón de flashes de cámara la cegaran casi por completo. No obstante, cuando los periodistas empezaron a hacer preguntas todos al mismo tiempo, esta vez a ella, Paul se las ingenió para sacarla de allí y arrastrarla hacia el lugar reservado para los invitados donde no podía acceder la prensa.

-¿Ves? No ha sido para tanto.-dijo él sonriente cuando se alejaron de los periodistas.

Penny, aún aturdida por todo lo que acababa de suceder, lo miró incrédula.

-¿Qué no ha sido para tanto? ¿Pero tú los has visto? Se han tirado encima de nosotros como si estuvieran locos y…

-Bah, eso es lo normal, ya te acostumbrarás a ellos.-le cortó Paul animado.-Sé que son muy cansinos, pero en el fondo la mayoría son buena gente.

-Ya...-masculló ella sin estar demasiado convencida.

-Bueno, de todas maneras, ya ha pasado todo, ¿no?-comentó él despreocupado.-Ahora ven, te voy a presentar a algunos amigos…

Y dicho esto, Paul le dio un suave tirón de la mano y la condujo hacia el grupo de gente que se arremolinaba en el centro de la sala. Penny reconoció a muchos de ellos: músicos famosos, actores, modelos… Pero bueno, el conocer a toda esa gente del mundo del espectáculo ya no le impresionaba para nada después de pasar por lo que había pasado.  Al fin y al cabo, desde que la prensa se había enterado de lo suyo con Paul ella había pasado a ser, sin ni siquiera planteárselo, una más de ese grupo…


 
Hola!!!! Bueno, hasta aquí he llegado yo. Espero que este capi os haya gustado. Ya veis que de exámenes ha ido la cosa. No sé si tendré a algún sufrido estudiante que esté pasando por el trance este por aquí, pero bueno, que quede bien claro que este capi ha sido mi homenaje particular a todos los que han de pasar por las temidas PAU (Pruebas de Acceso a la Universidad) o como las llamamos comúnmente,  la Selectividad. ¿Por qué esto? Pues porque entre ayer y hoy los pobrecicos aspirantes a universitarios han hecho sus exámenes, seguramente los exámenes más traumáticos que harán en toda su vida (y lo dice una que ya es gato viejo, que ha pasado hasta por cientos de exámenes de todo), aunque después, en realidad, no sea para tanto.¡Ánimos y ojalá saquéis la nota que os hace falta para entrar en la carrera que queréis!
Besos!


2 comentarios:

  1. Ahhhh el primer comentario , voy a aprovechar para mandarle saludos a mi mamá . HOLAAAA MAMAMAAAAAAAAAAAAAAAAAA

    JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA todo el mundo esta harto de eso en facebook XD , ya ahora si me voy a poner seria , me voy a poner a comentar tu genialidad. Empecemos con la epica pelea entre Mel y Mary , santo Dio pero que bueno esto XD , me emocione y todo jajajaajaja claro salieron un poco lastimadas y todo el mundo las vio pero no importa porque Mary le dio su merecido a la vieja esa y Brian puso impedir que la noticia se publicara , este Brian creo que esta haciendo algo para que yo lo vuelva a querer XD.

    Ahora lo de esos pinches examenes que de hecho Mary venia fregada de estudiar y esa zorra se le acerca a joderle la vida como siempre , vale que el cerebro le quedo intacto y ningun conocimiento se le esfumo , yo se que les va a ir muyyyyyy bien en esas malditas pruebas sobre todo a Gwen que se ve muy esforzada :D . Y para cerrar el capitulaso que te hiciste , esta lo de la presentacion de Penny con la prensa , pobre jajajajajajaja se tuvo que maquillar (como odio maquillarme >.<) vestirse elegante y tras de eso dejar que la aturdan esos malditos periodistas , quien sabe que le preguntaban cuando Paul se la llevo adentro jajajajajajaja , ahora al dia siguiente van a estar en todos los periodicos de Inglaterra y 2 dias despues en los de todo el mundo >.< pero creo que sobreviviran , sobre todo Penelope :P.

    Ya espero el proximo genia que tu nove cada vez esta mejor y cada vez me gusta mas :) besos.

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  2. yo ya lo había dicho: THIS IS SPAAAAAARRRRRTAAAAA!!!!!!! jajajajjajajajajajaja pero que bien te quedó la pelea, bueno, yo ya sabia que te quedaria re bien, por lo menos la rasguñé bastante, justo que lo leia me estaba pintando las uñas, asi que las tenia preparadas jajajaja "ella misma se sorprendió de cómo alguien tan pequeño como ella había sido capaz de darlo." Asi me he sentido las veces que he pegado (incluso a varones jeje) y hasta cuando pego en broma salgo mal parada porque se me va la mano y seguro dejo a alguien dolorido jaja. Pero en si la pelea fue lo mas, de las mejores cosas que has escrito! Todo sea para que esa loca no me joda la vida y me saque a mi Ringo, y ahi viene a mi mente una cancion famosa de acá, capaz que la conoces, te la paso: http://www.youtube.com/watch?v=D8c-kCxBhC8 (asi de jodida puedo ser jaja)
    A lo profesores de los examenes les haré lo mismo jajaj Ayy como me jode estudiar tanto, cuando lo lei recordaba que tenia que estudiar jaja y que dentro de un mes estare asi, toda loca esquizofrénica!
    Pobre Gwen, ella esta peor porque no sabe con qué se encontrará, pero seguro que entrará, porque sino...BOMBA!
    Y otra que no anda muy bien, por lo menos con los nervios, es Penny, pobrecita, este Paul es cruel, podria haber esperado un poco, le hace pasar momentos re incómodos a la pobre chica, yo ya lo hubiera dejado XD
    Pero por suerte pasó todo rápido, pasó la prueba de valentía!
    Bueno loca, ya sabes que sos lo mejor, que te amo y que quiero que te cases conmigo (otra cosa que me olvide de decir en el video jaja)

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