sábado, 22 de septiembre de 2012

Capítulo 60: Cuestión de trabajo


-¡Johnny, Johnny, Johnny!

Los gritos alborozados y a la vez alegres de su novia despertaron a John de repente. Primero abrió un ojo, después abrió otro. Su miopía le impedía ver mucho más allá de dónde él estaba, pero sin embargo, pudo ver a una jovial Chris a su lado, poco menos que dando saltos en la cama.

-¿Qué haces?-masculló él en un murmullo casi incomprensible. Estaba más dormido que despierto y aún le costaba vocalizar bien.

-¡Despierta, monstruo!

-Bffff…-bufó él a la vez que escondía su cabeza debajo de la almohada.-Déjame un rato más… Hoy no hay rodaje, no quiero madrugar…

-No, no te dejo un rato más.-rió ella quitándole la almohada de encima.-Además, son las doce ya… Y ayer no hubo fiestón como para quedarte durmiendo hasta las cinco de la tarde.

-Pequeña…-intentó protestar él.-Déjame dormir. Sólo un poquito.

-Te he dicho que no, levanta.-le contestó ella ahora estampándole el cojín que le había quitado segundos antes en toda la espalda.-Tenemos visita, Lennon. No te queda otra.

-¿Visita?-preguntó él dándose la vuelta, ahora ya más despierto.

Chris asintió con la cabeza sonriendo de oreja a oreja.

-¿Y quién ha venido a vernos?-preguntó él sarcástico.-¿Papá Noel?

-Idiota…-rió ella.-¿En serio que no has oído ni siquiera el timbre cuando han llamado?

-¿Qué timbre?-preguntó él confuso.

Christine soltó una sonora carcajada, como si la pregunta que le acabara de hacer fuera de lo más graciosa.

-A ti cuando duermes te podrían tirar una bomba al lado y ni te enterarías.-sonrió revolviéndole el pelo cariñosamente antes de darle un beso en los labios.-Ale, levanta, guapo. Te espero en el salón, con la visita.

-Pues vale…

Chris salió de la habitación  de nuevo y cerró la puerta tras ella casi a la vez que John se sentaba en el borde de la cama, un poco fuera de lugar. ¿Visita? ¿Un sábado por la mañana? Bueno, tal vez fuera algún amigo de la película, pero lo dudaba, sinceramente. Si quedaban, era siempre por la tarde o para salir a cenar, nunca por las mañanas. Era normal al fin y al cabo… Toda la semana levantándose demasiado temprano hacía que los días libres se pasaran las mañanas durmiendo como marmotas, más él, que toda la vida había sido un ave nocturna y aquel horario le mataba.

Buscó a tientas sus gafas en la mesita de noche, se las puso y se puso en pie, todavía con una pereza increíble. Sin ni siquiera preocuparse por ponerse algo más que los calzoncillos y la camiseta interior que llevaba, salió de la habitación en parte curioso por descubrir quién era la "visita" inesperada.

-¡Pero Lennon! ¡Qué pintas!

-¡Joder!-exclamó él contento, despertándose del todo de repente ante la sorpresa de ver a Ringo y a Mary allí, sentados en el sofá del salón.-¡Rich, hijo de puta! ¿Qué coño hacéis aquí?

-Venir a ver lo bien que te quedan esos calzoncillos que llevas, cabronazo...-rió Ringo.

John soltó una sonora risotada ante la broma de su amigo.

-Por cierto, hola, Mary.-sonrió después.-Siento no haberte saludado antes. Me he emocionado al ver a Starkey aquí, pero más creo que se ha emocionado él cuando me ha visto en ropa interior, ¿verdad?

La contestación de Ringo se tradujo en un cojinazo que le dio de pleno en toda la cara y un sonoro "cabrón" al que John sólo pudo responder con más risas.

-Ahora en serio...-dijo cuando dejó de reír a la vez que se sentaba en la silla que quedaba libre al lado de Chris.-¿A qué debemos este honor?

-Bueno, creo que está claro, ¿no?-contestó Ringo esbozando una media sonrisa.-A que queremos que nos invites por tu cumpleaños, no creas que me he olvidado de que es la semana que viene... ¿Qué creías? ¿Que este año te ibas a librar de invitarme a beber hasta que no pudiera con mi alma?

-Mierda...-bromeó John.-Tú lo que sea por emborracharte gratis, ¿no? Aunque sea venirte a España sólo para eso.

-Exactamente, Señor Lennon.-le contestó su amigo en tono de fingida solemnidad.

John soltó una carcajada.

-Ahora bien, aparte de la bebida gratis y todo eso, creo que deberías darle las gracias a ésa que tienes ahí al lado.-añadió Ringo señalando a Christine con un movimiento de cabeza.-Ella nos invitó y nos dijo cómo encontrar la cueva esta en la que vivís.

-¿De verdad? Esta chica piensa... -dijo John mirando a Chris con una inmensa sonrisa.

-Yo pienso siempre, Lennon.-le replicó ella alegremente a la vez que le daba un golpe amistoso en el brazo.-Además, que Ringo tiene razón. No está bien que este año te salgas de rositas por tu cumpleaños y te ahorres el tener que invitar a tus amigos, ¿no?

-¡Pequeña conspiradora!

-Pues la conspiradora te ordena que vayas y que te vistas, Gripweed.-dijo Chris.-Porque digo yo que tendremos que llevar a la gente esta a ver algo y no tenerlos encerrados aquí todo el día, ¿no?

-De acuerdo, de acuerdo, iré a cambiarme, a sus órdenes.-rió John

-Madre mía, Lennon...-bromeó Ringo.-Ésta hace contigo lo que quiere...

-Es que normalmente lo que me quiere hacer son cosas que me gustan, Starkey. Y mucho.-le siguió él el juego a la vez que esbozaba una sonrisilla pícara que hizo enrojecer a su novia como un tomate por las segundas intenciones que tenía la frase.-Bueno, chicos, lo dicho. Voy a ponerme algo de ropa. Ahora nos vemos.

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-¿Me permitís un momento?-preguntó Chris de repente cuando no hacía ni dos minutos que John había salido del comedor.-Yo también iré a ponerme unos zapatos para salir a dar una vuelta, voy descalza.

Ringo y Mary asintieron amigablemente mientras ella se ponía en pie y salía del salón. Si bien sí que iba descalza, lo cierto era que en realidad quería aprovechar para decirle a John algo en lo que acababa de caer. Entró en la habitación rápido y cerró nuevamente la puerta tras ella. John, que en aquellos momentos se estaba poniendo un par de pantalones vaqueros, la miró con una sonrisilla juguetona.

-¡Vaya! ¿Y esas prisas? ¿Acaso quieres hacerme algo o qué?

-Cállate, tonto.-le contestó ella divertida ante la broma.

-¿No? Es una lástima... ¿Sabes? Me vendría bien que me la...

-¡Ni lo sueñes, Lennon!-le cortó ella lanzándole lo primero que pilló por delante, que resultó ser la parte de arriba de su pijama.-¡Eres un cerdo!

-¿Y desde cuándo te importa a ti eso, pequeña?-le replicó él entre risas mientras se quitaba la camiseta que ella le acababa de tirar de la cabeza.-Oh, venga... será rapidito...

-Contigo es imposible...-rió Chris.-Anda, escúchame, bobo.

-Peque...-susurró John acercándose a ella peligrosamente y empezando a besuquear su cuello con insistencia.

-John, para.-dijo la chica haciendo un esfuerzo casi monumental por ponerle una mano en el pecho y separarlo de ella unos centímetros.-Ahora no, lo sabes.

-De acuerdo, de acuerdo...-contestó él con cara de no haber roto nunca un plato.-Venga, te escucho.

-Vale...-empezó a decir ella.-Mira... Es sobre Ringo y Mary.

-¿Qué pasa con ellos?

-Nada.-respondió.-Simplemente es que no me había dado cuenta de lo pequeño que era este apartamento hasta que han venido ellos esta mañana. En un primer momento pensé que cabríamos todos aquí pero... joder... ¿has visto ahora? ¡Somos sólo cuatro y apenas cabíamos en el salón!

-¿Y qué problema hay con eso?-preguntó John encogiéndose de hombros.-Si esto se queda pequeño, nos buscamos otro sitio más grande para los cuatro.

-¿En serio?

-No, en broma.-rió él.-Ale, ya tenemos trabajo para el lunes cuando acabe de rodar... ¡A buscar un sitio para alquilar!

-Gracias, Johnny.-sonrió Christine acercándose hacia él para darle un beso en los labios.-Te quiero mucho.

-Yo también te quiero mucho, boba.-susurró él en su oído.- Pero yo sigo igual que antes.. Esto no baja y este beso no ayuda mucho... ¿Te importaría agradecérmelo de una manera un poco más...?

-¡Imbécil!-exclamó ella sin poder reprimir una carcajada a la vez que se separaba de él casi de un salto y le daba un golpe en el brazo bastante fuerte.

-¡Eso ha dolido!-dijo él, aunque era evidente que no era cierto a juzgar por sus risas.-Recuerda que me debes una.

-Una paliza, eso es lo que te debo.

-Si me vas a dar una paliza, prefiero que sea en la cama.-bromeó él.

-Anda, monstruo salido...-le dijo ella.-Ponte una camiseta, que nos vamos.

-¿Y en serio crees que yo puedo salir a la calle así?-preguntó él señalando hacia sus pantalones.

-Ése es tu problema, Lennon.-rió Chris al comprobar que John no mentía.-No haberte puesto tonto tan pronto... Además, hoy hace fresco, te vendrá bien para bajarte el... ánimo.

-No creas que mi ánimo se baja tan fácilmente...

Chris negó con la cabeza y esperó a que se pusiera la camiseta que tenía sobre la cama. Sonrió. Pese a que era un bestia, para ella era el chico más encantador del mundo. Después de que él acabara de vestirse y de que ella se pusiera unos zapatos, salieron de la habitación.

-¡Venga, perezosos!-les gritó John a Ringo y Mary asomando la cabeza por la puerta del salón.-¡Dejad de hacer guarradas en mi sofá y salgamos por ahí!

-¡Guarradas habréis hecho vosotros!-le replicó Mary.-No creas que no nos hemos dado cuenta de todo el tiempo que habéis tardado...

-No, Hall, no hemos hecho nada.-le contestó él mirando a Chris pícaramente.-Eso díselo a tu amiga, que no me ha dejado...

-Joder, Lennon, no tienes remedio...-rió Ringo poniéndose en pie, junto con Mary.-Bueno, ¿nos vamos ya o esperamos a que se haga de noche?

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Penny soltó un resoplido de fastidio. Aquello de trabajar en aquel pub era bastante más duro de lo que había pensado en un primer momento. No obstante, lo peor ya había pasado y, por fortuna, nadie se había pasado con ella, aunque fuera sábado por la noche. Eran ya casi las doce, hora de cerrar, y casi todos los clientes se habían marchado a sus casas, la mayoría borrachos como cubas. Sólo quedaban ella, el dueño y un par de tipos maduros que ni siquiera se molestaban en hablar más que a la hora de pedirle otro whisky.

Apenas las manecillas del sucio reloj que colgaba en la pared marcaron las doce en punto de la noche, Albert, el dueño, se apresuró en echar de una manera muy poco amigable a aquellos dos del local.

-Los viejos Malcolm y Gabriel.-dijo cuando cerró la puerta del bar y echó la llave para evitar que entrara nadie más.-Siempre acaban cerrándome el pub. Creo que necesitan más el whisky que respirar... Supongo que en los días que llevas aquí ya habrás empezado a conocerlos... Se pasan aquí todas las noches de la semana.

-Sí, son casi parte del mobiliario.

-No tienen a nadie más, es normal al fin y al cabo.-contestó el hombre.-Y para mí, mejor. Me importa una mierda su salud, ¿sabes? A mí lo que me interesa es que me dan ganancias.

Aprovechando que estaba limpiando la barra y que aquello no supondría un desplante, Penny agachó la cabeza, reprimiendo una mueca de puro asco. Su jefe era una persona repugnante, así de claro, pero necesitaba el trabajo y, mientras le pagara, no le quedaba otro remedio que soportarlo a él y a sus comentarios.

-Has hecho un buen trabajo, ¿sabes?-continuó diciendo Albert a la vez que se acercaba hasta la barra.

-Gracias.

-No me las des, simplemente me limito a decir lo que he visto hasta ahora. Si te soy sincero, cuando te vi aparecer por aquí pidiendo el trabajo pensé que no durarías más de una semana, pero veo que me equivoqué... Jamás pensé que la necesidad de dinero haciera que una chica como tú acabara trabajando en un lugar como éste como si la vida le fuese en ello.

-Es que más o menos la vida sí me va en ello.-le respondió ella usando el mismo tono sarcástico que él había empleado a la hora de decir la última frase.-Necesito comer todos los días...

-Pues yo pensaba que precisamente tú no tendrías problemas a la hora de comer...

Extrañada ante aquellas palabras, la chica levantó la cabeza para mirarlo fijamente, sin saber para nada qué estaba queriendo decir con aquello.

-¿Cómo?

-Pues lo que oyes...-se limitó a contestar el hombre a la vez que dibujaba en su cara una mueca burlona.-Que pensaba que a la novia del Beatle ése no le hacían falta trabajos de camarera en un pub para poder sobrevivir.

Aquello le cayó a Penny encima como un cubo de agua fría. Había pensado que su jefe no sabía nada de todo aquello...

-No creas... Yo no soy de esos que miran las revistas, ni muchísimo menos me importan esos cuatro mamarrachos aunque todo el mundo crea que son héroes nacionales.-añadió Albert al ver que ella se había quedado muda.-Pero bueno, has de saber que estás en un sitio público y que los clientes no son todos como yo... Muchos ven la tele y... ¿Sabes cómo me quedé cuando hace un par de días un tipo me preguntó que qué hacía la novia de Paul McCartney aquí de camarera? Al principio pensé que había bebido demasiado, pero cuando comprobé que tenía razón... ¡casi me muero de la risa!

-Perdona por no habértelo dicho, pero es que...-masculló ella avergonzada.-Me habían rechazado en muchos trabajos precisamente por eso...

-Y no dudes que yo también te hubiera rechazado si lo hubiera sabido.-le respondió su jefe riendo.-Pero bueno, ya llevabas unos días aquí, no se te daba mal y parece que tú atraes a la clientela... Desde que se corrió la voz entre los parroquianos, tengo esto mucho más lleno que antes de que tú trabajaras aquí. ¡Fíjate por donde me hecho hasta crecer el negocio!

Penny no contestó, simplemente se limitó a agachar la cabeza avergonzada y a continuar con su tarea de limpiar la barra.

-Pero escucha una cosa...-continuó Albert con su monólogo.-Sí, vale, sé que tú eres la novia del McCartney ése y todo eso... Pero no deja de chocarme que estés trabajando aquí. Pensaba que a los tipos como él no les importaba mantener a sus novias o lo que quiera que seáis o, por lo menos, que les molesta que sus chicas se tengan que poner a trabajar en un sitio tan... vulgar.

-Puede que tengas razón.-contestó ella al cabo de unos segundos, después de lanzar un intenso suspiro.-Supongo que le hubiera molestado que trabajara aquí.

-¿Cómo que le hubiera molestado?

-Pues eso, lo que has oído.-respondió Penny.-Pero no tengo ni idea de lo que piensa respecto a esto porque ya no estamos juntos.

-¿Y cómo es que todo el mundo da por hecho que seguís siendo pareja?-se extrañó Albert.

-No hemos dicho nada a los medios al respecto.-masculló ella.-Y sinceramente, yo, por mi parte, paso de decir nada. Él es el famoso y él es quien debe de lidiar con los medios, si quiere decirlo que lo diga.

-Pues cuanto más tarde en decirlo, muchísimo mejor.-le contestó Albert decidido, cosa que hizo que Penny le lanzara una mirada interrogante.-Sí, muchísimo mejor. Ya sabes... Te acabo de decir que desde que se ha corrido la voz de que la novia de ése está aquí trabajando, esto lo tengo mucho más lleno que antes. Me conviene que sigas siendo la novia de McCartney. Así que mejor será que no le comentes a nadie que ya no seguís juntos, ¿de acuerdo? Y si después él lo quiere decir... No sé, ya inventaremos algo, pero por lo pronto, tú calladita. Ese cuento de que ya no estás con él será un secreto entre tú y yo, ¿entendido?

Aquello no podía ser cierto. Aquel tipo era mucho más despreciable de lo que parecía. No obstante, pese a que tuviera ganas de gritarle y de mandarle a paseo, Penny no pudo decirle nada.

-Así me gusta.-dijo el hombre, que al parecer había entendido el silencio de Penny como una respuesta positiva.-Y por buena chica, puedes largarte a casa. Ya terminaré yo todo esto.

-Está bien.-dijo ella con un hilillo de voz mientras dejaba la bayeta con la que hasta ese momento había estado limpiando.-Hasta mañana.

-Hasta mañana.

Después de quitarse el delantal de trabajo y de recoger su chaqueta, la chica salió de allí sin mediar ni una palabra más con su jefe. Aún iba pensando en todo lo que le acababa de decir. Quizás o la sugerencia de su jefe de no decir nada sobre que ya no estaba con Paul, no era tan despreciable como le había parecido en un primer momento. Sabía que estaba mal, sí, pero al fin y al cabo eso le vendría bien al negocio... Además, cuanto más contento estuviera Alfred con ella, menos posibilidades tenía de que no la despidieran. Aquello, simple y llanamente, era pragmatismo, y si tanto su jefe como ella podían salir beneficiados con eso, mejor.

Iba tan sumida en sus pensamientos, de camino hacia la parada nocturna del autobús, cuando, de repente, el rugido de un motor que se acercaba por la calle, la sobresaltó tanto que tuvo que levantar la cabeza. Ni siquiera le dio tiempo a distinguir el par de faros encendidos que se acercaban hacia ella antes de que el coche se detuviera al lado de ella con un frenazo en seco, haciendo chirriar las ruedas sobre el asfalto. Y entonces, justo en el momento en el que la ventana comenzó a bajarse, Penny lo reconoció: aquel era el coche de Paul.

-¿Penny?

La chica le dedicó una mirada confusa, sin saber ni qué hacer ni qué decir. Paul la miraba, igual de sorprendido, con los ojos muy abiertos y con una expresión un tanto preocupada.

-¿Qué haces aquí?-insistió al ver que ella no iba a contestar.

La chica agarró aire, intentando recuperarse de la sorpresa lo más rápido que podía.

-Vengo de trabajar.-le contestó finalmente en un arrebato de sinceridad.

-¿De trabajar?

Penny no pudo evitar ponerse furiosa. Por la cara que había puesto Paul y por el tono en el que había pronunciado la pregunta, parecía más bien que Penny le acabara de confesar que era extraterrestre.

-Sí, de trabajar.-le contestó airada.-Algunos lo hacemos, ¿sabes?

-Yo también trabajo, por si no lo sabías.-le contestó él igual de molesto.

-Si a eso le llamas trabajar...-le replicó ella en tono despectivo.

Paul bufó, pero, no obstante, no quiso entrar en discusiones y cambió radicalmente el rumbo de la conversación.

-¿Dónde trabajas?-quiso saber.

-No te importa.

-Trabajas en mi barrio, por lo que veo. Así que sí que me importa.-contestó él igual de picado, y, después, en tono deliberadamente hiriente, añadió:-Más que nada para evitar ir a ese sitio.

-No creo que tú, Don Perfecto, vayas a esos sitios.-le replicó ella, dolida por lo que le acababa de decir.

-¿Y tú qué sabes? ¿Por qué no me lo quieres decir? ¿Es que es secreto de sumario o algo por el estilo?

-No, no es secreto de sumario. Y ya que tanto interés tienes, trabajo en ese pub de ahí la esquina.

-Oh, vaya...-le respondió él sonriendo con malicia.-Tenías razón. No entraría ahí por nada del mundo.

-Y si lo hicieras te echaría a patadas.

-No creo que haga falta, Penelope.-le respondió él.-Adiós.

Penny le dedicó una última mirada de odio antes de que él acelerara de nuevo y desapareciera calle abajo. Y entonces, se alegró. Se alegró infinitamente por no estar con aquel imbécil que se las daba de grande.

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Paul entró el coche en el patio de su casa, aún dándole vueltas a su encuentro con Penny. ¿Cómo había podido ser tan idiota? ¿Por qué le había dicho lo que le acababa de decir y por qué la había tratado así? Quizás había sido por orgullo propio, porque era la primera vez que le había insistido tanto a alguien por una reconciliación y aun así se lo había negado, porque había insultado a su trabajo... Lo cierto era que no lo sabía demasiado bien, pero una cosa tenía muy clara: le debía una disculpa. Y es que, pese a que ya no estuvieran juntos y no hubiera ni la más remota posibilidad de que lo volvieran a estar, Paul se negaba en redondo a quedar aún peor de lo que ya había quedado con ella por su actitud. Y ahora ya sabía donde podía localizarla para darle aquella disculpa sin que, al contrario de lo que había ocurrido aquella vez que se había plantado en Montagu Square, pudiera negarse, por lo menos, a atenderlo y a escucharle.

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-Es perfecto.-dijo John emocionado.-Voy a alquilar esto ya.

-¿Estás seguro? ¿No crees que es muy grande para los cuatro solos?-preguntó Chris a su lado casi en un susurro, aunque no había por qué. El agente inmobiliario que les estaba enseñando la casa no tenía ni idea de inglés y como mucho, el único que hubiera podido entender lo que acababa de decir era el intérprete, un almeriense simpático que trabajaba de traductor para el equipo de rodaje y que pese a que chapurreaba un inglés con un fuerte acento, se hacía entender a la perfección.

-No me importa. Es genial, Christie...-contestó John.-¿O es que no te gusta?

-Claro que me gusta. Pero es enorme...

-Mejor así, ya lo verás. Tú es porque no estás acostumbrada a vivir en sitios así, pero cuando te acostumbres me darás la razón. Además, tiene unas vistas espectaculares... Desde aquí se ve toda la bahía.-concluyó John sonriente y, después, volviéndose hacia Mary y Ringo que estaban unos pocos pasos por detrás de él, preguntó:-¿Os gusta a vosotros?

-Como para no gustarme.-respondió Ringo.-Porque no voy a venir aquí habitualmente, que si no te juro que yo mismo la compraba.

-Habló el gran propietario de Reino Unido...-bromeó Mary a su lado haciendo que su novio también soltara una carcajada.-Ahora en serio, me gusta mucho esto a mí también. Está muy bien y el jardín con piscina es fabuloso.

-Pues no se hable más.-dijo John sonriente.-La alquilo y punto.

Dicho esto, John llamó a Antonio, el intérprete, que se acercó hacia ellos sonriente.

-Dile al propietario que voy a alquilar la casa.-dijo John hablando muy muy rápido y con un marcado acento scouser.

Chris le dedicó una mirada entre divertida y reprobatoria. John no hablaba nunca así y simplemente lo había hecho para que el pobre Antonio, que se había quedado mirándole perplejo como si John le hubiera hablado en chino, no le entendiera.

-¿Cómo?-preguntó el hombre contrariado.

-Que alquilo la casa.-contestó él ahora ya hablando normal y luciendo una sonrisilla burlona.-Que no se pase con el precio, que soy rico y extranjero, pero no gilipollas.

Lejos de enfadarse por la pequeña jugarreta que le acababa de gastar John, Antonio le devolvió la sonrisa y asintió para después dirigirse hacia donde estaba el agente y empezar con él una acalorada conversación. No hacía falta saber demasiado español para entender que estaban discutiendo sobre el precio.

-Bueno, supongo que ahora tendremos que ir al apartamento y recoger las cosas.-dijo Chris sonriente mientras aquellos dos parloteaban sin parar.

-¡Por supuesto que sí!-exclamó John entusiasmado.-¡Mañana mismo nos venimos aquí!

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La cena estaba siendo realmente agradable aunque tuviera que reconocer que cuando George le había dicho que estaban invitados a cenar en casa de John Dunbar, no había podido dejar de sentirse incómoda. Y es que Gwen aún había congeniado con muy pocos amigos de George fuera del ámbito Beatle y el hecho de conocer a gente nueva y presentarse delante de ellos como la novia de Harrison siempre le resultaba un poco traumático.

Pero aquella cena de traumático estaba teniendo bien poco. John y su mujer eran encantadores y, además, parecían tener muchas cosas en común. con ella, sobre todo, su gusto por el arte de vanguardia, del que Gwen aprendía más y más cada día.

-Y dices que estáis recibiendo clases de sitar y de yoga en casa...-comentó John dándole una profunda calada a su cigarrillo.

-Sí, así es.-contestó George cuando acabó de masticar un panecillo que había prácticamente devorado en tan solo unos segundos.-Es fantástico. Estoy mejorando mucho, ¿sabes? Y con el yoga Gwen y yo hemos encontrado una vía de escape fabulosa para cuando estamos nerviosos...

-Y por lo menos a mí me viene genial.-añadió Gwen sonriente.-Siempre estoy acelerada.

Todos los allí presentes no pudieron evitar soltar una risa ante su ataque de sinceridad.

-¿Y cómo ha sido eso de que recibáis esas clases en casa?-preguntó Marianne, la esposa de John.

-Bueno, me costó convencer a Ravi Shankar para que aceptara, pero al final lo hizo...-respondió George.

-El dinero siempre es un buen aliado para convencer a la gente...-rió John por lo bajo.

-Y te aseguro que en la mayoría de los casos es un arma muy eficaz.-le siguió la broma George.-Pero es que no podíamos ir a la India ahora. Bueno, yo sí, pero Gwen no... Ya sabéis, acaba de empezar Bellas Artes y a mí no me apetecía irme sin ella.

-Y a mí tampoco me apetecía dejar las clases.-añadió ella.-Es lo primero que estudio que me gusta realmente.

-Es una carrera preciosa...-asintió Marianne.-Hubiera sido una lástima que te fueras si te gusta tanto.

-¿Y cómo está el ambiente por la facultad?-quiso saber John de repente.-¿Ya han dejado paso a las nuevas generaciones o todavía sigue dominada por un montón de profesores-dinosaurios?

La chica no pudo evitar soltar una risita con la pregunta de John antes de contestar.

-Sí, en realidad sí.-dijo al fin.-Aún quedan algunos de esos dinosaurios dando Historia del Arte y cosas así, pero la mayoría son profesores jóvenes y abiertos a las vanguardias. Y eso me encanta.

-A mí también.-asintió John.-Creo que estamos viviendo un momento muy importante en el tema del arte y que debemos prestar atención a lo que se está haciendo en nuestros días, aunque muchos lo desprecien... ¿Sabes? Hace poco dieron aquí en Londres un simposio interesantísimo sobre la destrucción del arte.

-¿Fuiste?-preguntó Gwen interesada.

-No, no pude ir... Una lástima, la verdad, porque estuvo fabuloso, según me han dicho... Marianne y yo no estábamos en Londres por esos días y nos lo perdimos.

-Pues sí que es una lástima...

-Vinieron artistas contemporáneos de todo el mundo.-continuó John.

-Hubiera sido fabuloso estar...

-Ya lo creo. Pero no lo doy todo por perdido, ¿sabes?

Tanto Gwen como George le dedicaron una mirada extrañada, sin entender bien lo que John quería decir. Marianne, por su parte, le dedicó una sonrisa. Era evidente que ella sí que sabía por dónde iban los tiros.

-No lo da todo por perdido porque está negociando con uno de esos artistas una exposición en la galería.-aclaró Marianne.-Esta misma semana se enteró de que estaba viviendo aquí y enseguida se puso en contacto para proponérselo.

-Y no os imagináis lo difícil de convencer que es...-rió John.-No sé si es por mí, por su situación personal o porque la galería Indica no le inspira demasiada confianza, pero lo cierto es que no me lo está poniendo nada fácil. No obstante, algo me dice que al final sí que va a aceptar...

-¿Me estás diciendo que vais a exponer en la galería la obra de un artista que ha participado en el simposio?

-Aún no lo sé, pero creo que sí....-sonrió Marianne.-Sería interesante tener una exposición de alguien del grupo Fluxus en la galería...

-¿Del Fluxus?-casi gritó Gwen, entusiasmada.

-Sí, representante del Fluxus.-respondió John.-Y si me dice que sí y si te hace ilusión, Gwen... Yo mismo me las apañaré para que puedas conocerle...

-¡Eso sería fantástico!

-Ya lo creo que lo sería...-sonrió John.-Pero primero, recemos para que acepte hacer esa exposición...

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John abrió los ojos lentamente sintiendo como un intenso dolor le perforaba la sien. Chris dormía a su lado, tranquila y abrazada a él. Aquella visión le hizo olvidar por unos instantes la inmensa resaca que tenía. Y es que en aquellos momentos sólo podía pensar en que la noche anterior había celebrado uno de los mejores cumpleaños de su vida junto con Ringo, Mary, los compañeros de reparto y ella y en cómo la quería... Parecía imposible que el loco de John Lennon fuera capaz de amar a alguien tantísimo, de tener esas inmensas ganas de estar con ella a cada rato y de querer cuidarla por encima de todas las cosas.

-Buenos días, vejestorio...-susurró ella de repente, sin haber abierto ni siquiera los ojos.

-Buenos días, pequeña.-le contestó él dándole un beso en el pelo.-¿Qué tal?

-Creo que me voy a morir de la resaca... Sólo con pensar con que me tengo que levantar...

La chica soltó un resoplido molesta y ocultó el rostro contra el pecho de John, como si así pudiera evitar que llegara el momento de levantarse. Él soltó una risita entre dientes, divertido ante aquella reacción.

-¿Y a ti quién te ha dicho que hoy nos tenemos que levantar?-le preguntó mientras le acariciaba el pelo.-Porque si tan pocas ganas tienes, por mí, pequeña, nos quedamos aquí en la cama todo el día, los dos.

Chris levantó la cabeza y le dedicó una mirada traviesa.

-Es una idea fabulosa...-sonrió dedicándole una sonrisa igual de juguetona que su mirada.-Y además, creo que estaba exagerando respecto a lo de mi resaca... Mira por dónde, ya me encuentro bastante bien...

Y sin que a él le diera tiempo a decir nada más, Chris bajó de nuevo la cabeza y empezó a cubrirle todo el pecho de besos. Sí, a él también se le había pasado la resaca de repente.

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Gwen apenas podía contener su alegría mientras se apresuraba a cambiarse a toda prisa. Hacía poco menos de un cuarto de hora que John Dunbar la había llamado y le había preguntado si le apetecía conocer a alguien. Gwen, entusiasmada porque ya sabía de qué alguien se trataba, le había contestado con un  emocionado y John se había limitado a reír y a decirle que en veinte minutos pasaría a por ella.

Apenas había acabado de ponerse los zapatos, el timbre de la casa sonó y Gwen se apresuró a salir corriendo a abrir, ante las risas de George, que estaba practicando con su sitar en el comedor.

-¿Tú no vienes?-le preguntó a su novio cuando lo escuchó reírse.

-No, ve tú. Yo estoy practicando con esto.-le contestó él sonriente a la vez que señalaba el instrumento con la cabeza.

Gwen asintió y salió corriendo fuera de la casa, donde John Dunbar ya la estaba esperando con el coche en marcha.

-¡Gracias John!-exclamó ella cuando se metió en el interior del coche.

-De nada.-rió él a la vez que se ponían en marcha.

-Oye... ¿me podrías decir al menos el nombre del artista?-preguntó ella, curiosa.

-No.-rió él.-Ya lo sabrás cuando lleguemos.

-Por favor...-suplicó ella.

-No insistas.-contestó John divertido.-Dentro de poco lo sabrás.

Sintiéndose quizás un poco decepcionada, Gwen decidió no insistir más en lo que le quedaba de viaje, así que se limitó a seguirle el juego a John y a conversar con él sobre cosas banales hasta que, por fin, llegaron enfrente de la galería Indica. Bajaron del coche, ella nerviosa como pocas veces en su vida lo había estado, y John abrió con su juego de llaves las puertas de la galería, que estaba cerrada.

-¿Preparada?-preguntó a la vez que abría la puerta.

Gwen asintió con la cabeza a la vez que entraban y entonces la vio. Allí, casi en el centro de la galería y frente a una mesa, estaba sentada una mujer baja, delgada, morena y de rasgos marcadamente orientales que parecía tremendamente concentrada delante de una hoja de papel en blanco.

-Hola.-saludó John.

La mujer levantó la cabeza y los miró, seria, como si hubieran cometido un inmenso delito al desconcentrarla   de repente. Gwen no pudo evitar sentirse intimidada ante aquella mirada, pero aún así, su curiosidad era tal que no le hizo mucho caso a aquello. Al parecer, John tampoco tuvo en cuenta la expresión de la mujer y empezó a caminar decidido hacia ella. Gwen decidió seguirle.

-Quería presentarte a alguien.-dijo John cuando se pusieron frente a ella.-Es amiga mía, estudiante de Bellas Artes y profundamente interesada en lo que estáis haciendo.

-¿Te interesa de verdad o sólo es curiosidad morbosa?-preguntó la mujer esbozando lo que parecía ser un pequeño amago de sonrisa.

-Por supuesto que le interesa de verdad.-se apresuró a responder John por ella.-En fin... Te presento a Gwen Montrose.

-Encantada.-titubeó Gwen aún impresionada por lo que le estaba pasando.

-Igualmente.

-Y Gwen...-continuó John.-Te presento a una de las máximas representantes del movimiento Fluxus, Yoko Ono.




Qué os creías? Que no iba a salir la Yoko? jajajaja. Bueno, pues sí ha salido y saldrá más, así que... :S En fin que espero que os haya gustado el capi y perdón por el retraso. He andado toda la semana haciendo un cursillo (bastante interesante, por cierto) y apenas he tenido tiempo para sentarme a escribir, así que... Pero bueno, ya estoy aquí! :)
Muchas gracias por leer y por comentar y disfrutad del fin de semana! Besos!!!!

5 comentarios:

  1. soy la primera! Hola mamá!
    Te dije por el güazap (Aunque no me contestaste) que escupí todo. POR QUÉ? PORQUE LEÍ ESE NOMBRE ESPANTOSO. Yo no sabía que ibas a incluír a ese bicho extraño en tu fic, la verdad quedé así o_O matala! matala! matala! sannnnnngreeeeeeee!!!!!!!
    Bueno, me calmo, un poco solamente XD
    Vos no sabés el tiempo que hacía que no escuchaba la palabra "vejestorio" jajajjajaja A USARLA TODO EL DÍA!
    Me reí mucho con Lennon apareciéndose en calzones así, es una bestia total, y encima todo lo que le hace a Chris, yo le pego un palo, no aguanto a alguien así. Pero bueno, se quieren y...ahhhh.....que romántico es todo aunque sea así jajaja. Lo que es tener plata, yo tambien quisiera, cada vez que vienen visitas, comprar o alquilar una casa nueva, y no andar pidiendoles sillas a todos los vecinos porque no alcanzan XDDDD Lo copado es que la casa tiene pileta, o sea que la Mary se la va a pasar ahí.
    Bueno, todo el mundo fenómeno menos Penny. Hay que ver el patron de mierda que tiene, yo le meto un botellazo en la cabeza, es bien hijo de su madre. Y pa colmo, el Paul, siempre jodiendole la vida.
    Ja, me encanta Gwen es re espontánea, creo que a todo el mundo le cae bien esa chica, no tendría que ponerse nerviosa de conocer gente nueva. Bueno, menos al bicho oriental ¬¬
    Bueno vejestorio, me voy, tengo que estudiar y no quieeeeeeero! Me niego y me niego! Lo copado es que mañana otra vez estaré todo el día sola muejejejje
    Ahora sí, te dejo, y perdono tu tardanza, porque siempre que volvés, traés capitulos bien bien copados!
    CHAUUUUUUU


    p/d: pa cuando mi casamiento con tu fic? XD

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  2. Yo de vuelta, porque me olvidé de algo.

    YA EL CAPITULO 60????????????????
    Faaaaaaaaaa se va re rápido el tiempo!
    Quiero que hagas una fiesta para festejarlo jijiji
    Ahora si, me voy, y creo que no reapareceré

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  3. OMFG! OMFG OMFG! OMFG! OMFG! OMFG! OH MY FUCKING GOSHH!!!!!!! no lo puedo creer!! no lo puedo creer!! pero si es que yo ya me lo veía venir!! YA ME LO VEÍA VENIR! PERO CRIS!, eres una jodida genia!!! porque no me lo podía ver venir de esta forma, pensé que no sée!! Jamás pensé que Gwen la fuera a conocer primero! ya salió el perro, digo el mono, digo Yoko xD NO PUEDO CREERLO Cris, déjame decirte que tu fanfic siempre ha sido super interesante pero esto con Yoko! OPD siento que lo mejor se viene, 60 capítulos! Felicidades! (: hahaa se dicen fácil pero sabemos que no es así, OPD no puedo salir de la impresión. Haha yo quería saber que tanta loquera hicieron John y la peque :3 en su cumple! xD ahhaahaha, me dio mucha risa la parte del "ánimo" de John xD concuerdo con Chris, es un cerdo XD un gran cerdo! XD hahahaahhaha y Penny y Paul...Estúpido Paul, es un idiota! si bien dice que quiere regresar con ella, se pone de estúpido diciéndole de cosas, la verdad si se excedió, Penny tiene todo el derecho de tratarlo así porque el fue el que la engaño, pero el se pone de estúpido, en verdad! y me sigo compadeciendo por Penny, todo lo que tiene que soportar, que incluso la usen como atracción de circo, que mierda se ha de sentir, pero como ella dice "tiene que comer! UF! Cris, con cada capítulo me enganchas más a tu historia, y simplemente eres genial haciendo esto, ya te lo he dicho muchas veces, pero te lo reitero. Uy yo quiero ya saber como será la boda de Ringou y Mary :3 creo que será lo único lindo de por estas épocas, porque John muy pronto conocerá a Yoko, verdad? UF! UF! es solo significa algo: problemas. Muchos saludos!

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    1. Hola Cris.
      La chica del comentario anterior, sí ella, me recomendó tu fanfic. Se compadeció de mi cuando le dije que andaba en busca de uno bueno que tratará sobre Lennon y heme aquí leyendo tu historia :) Me encanta, por cierto.
      Me juré que leería todos los capítulos y comentaría por los siglos de los siglos pero la Universidad, las interminables tareas y las clases de danza ocupan la mayor parte de mi tiempo! Aunque como dicen "siempre hay tiempo para todo" (:
      Respecto a este capítulo, John, su ánimo caído y la negación de Chris han sido de lo más gracioso jajaja! y el pobre Antonio tratando de entender el hebreo fluido de Lennon xD
      YOKO...ese intento de mujer (muy grosero eso pero lo lamento xD), sólo causa conflictos ):


      Saludos!

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