sábado, 29 de septiembre de 2012

Capítulo 61: No me gusta

Había pasado cientos de veces por delante de aquel sitio y jamás le había prestado la menor atención hasta ese momento, hasta que se había enterado de que ella trabajaba allí. Y precisamente allí estaba él, plantado ante la puerta y dudando en si debía abrirla o no. Necesitaba hacerlo, entrar allí y hablar con Penny, por lo menos para disculparse por lo que le había dicho aquella noche, cuando la había visto, para disculparse por todo lo que le había hecho. Se sentía tan profundamente arrepentido... No obstante, otra parte de él le decía que se largara de allí cuanto antes, que volviera a casa y que la dejara estar, que era una locura entrar allí  y más a cara descubierta, como iba en esos instantes.

De repente, la puerta del pub se abrió de manera brusca. Sobresaltado por aquello, Paul se hizo a un lado para dejar salir a un tipo con la cara roja como un tomate y que apestaba a cerveza. Después de casi arrollar a Paul, el tipo empezó a caminar acera arriba intentando burdamente no hacer eses dejándose la puerta abierta tras él. Cuando se dio cuenta de eso último, Paul dedicó una mirada dubitativa hacia el interior del local y entonces decidió entrar sin ni siquiera pararse a pensárselo. Qué demonios... Si se lo pensaba un segundo más, no iba a entrar, así que nada mejor que actuar de manera impulsiva y amochar con las consecuencias.

Lo primero que le llamó la atención fue el intenso olor a cerveza rancia del local, el mismo precisamente que despedía el tipo que segundos antes acababa de franquear la puerta borracho como una cuba.  Lo siguiente, fue la oscuridad. Allí dentro todo estaba muchísimo más oscuro que la mayoría de sitios que solía frecuentar. Pese a que una lámpara de proporciones bastante considerables colgaba del techo, sólo parecía tener puestas un par de bombillas, con lo que la mayoría de la estancia quedaba entre penumbras. Pero aun así, Paul no tardó en divisarla detrás de la barra. La miró durante unos instantes, inspeccionándola. Estaba sirviendo un whisky de los baratos a un hombre casi tan borracho como el que acababa de salir.

-Oye, tío, cierra la puerta, que entra el frío.

La voz ronca de aquel hombre sacó a Paul de su ensimismamiento. Se volvió hacia él y esbozó una sonrisilla a modo de disculpa. El hombre, que estaba sentado en una mesa junto con otros dos, le dedicó una mirada de indiferencia.

-Lo siento, no me había dado cuenta.-dijo él mientras cerraba.

-Perdona un momento...-masculló uno de los que estaban junto aquel tipo.-Tu cara me suena... ¿No eres uno de esos...?

-¿Y eso qué más da?-dijo él evadiendo dar una respuesta.

Sin esperarse ni siquiera a que le contestaran, Paul se dirigió hacia la barra con paso decidido. Tragó saliva antes de sentarse en uno de los taburetes que había allí a la vez que rogaba para sus adentros que todo saliera bien. Y entonces, ella se volvió hacia él. Sin saber muy bien cómo actuar ante la cara de sorpresa de Penny, Paul se limitó a sonreír y a agitar su mano a modo de saludo, cosa que hizo que la chica cambiara inmediatamente su expresión: ahora, en lugar de parecer sorprendida, tenía cara de asco.

-¿Qué haces aquí?-le preguntó bruscamente cuando se acercó hacia él.

-Me apetecía tomar algo.

-No me vengas con estupideces, McCartney.-le replicó ella bajando la voz.-Éste es mi trabajo. No vengas a fastidiarla. Vete de aquí.

-¿Me estás echando del local?-preguntó él fingiendo escandalizarse.

-Pues mira... sí.

Paul iba a replicarle una respuesta cuando, de repente, un hombre con unas pintas casi tan mugrientas como el resto del local, se acercó hacia ellos por detrás de la chica.

-¡Penny!-exclamó el hombre. La chica se volvió hacia él, sin ni siquiera molestarse en borrar la expresión de fastidio que tenía en aquellos momentos.-¡No sabía que él estuviera por aquí! Anda, sírvele lo que quiera. Invita la casa.

Paul no pudo contener una mueca triunfal mientras ella mascullaba por lo bajo un "de acuerdo" muy poco convincente, pero que dejó a su supuesto jefe satisfecho.

-¿Contento?-le espetó ella cuando el hombre se fue de allí para atender a otro cliente que acababa de situarse frente a la barra.

-Mucho.-sonrió él.-¿Qué tienes de whisky?

-Para ti, escocés de garrafa. No pienso abrir una botella de bourbon sólo porque al señorito le venga en gana.

-Seguro que tu jefe...

-Si le dices algo, te arrepentirás toda tu vida.

-Da igual.-sonrió él empleando un tono conciliador.-Dejemos lo del whisky para otro día. Ahora mejor que me pongas una cerveza.

Penny se limitó a asentir con la cabeza e ir directamente hacia los grifos de cerveza de mala gana. Después, cuando hubo llenado el vaso, volvió de nuevo hacia donde él estaba.

-Aquí tienes.-le dijo poniéndole la cerveza sobre la barra tan bruscamente que el vaso amenazó con volcar.-Lástima que no te haya caído encima... ¿Por qué coño estás aquí?

Paul, indiferente a los modales de ella, sonrió.

-Ya te he dicho que me apetecía tomar algo. Aunque bueno, para qué negarlo... He pensado que esto podía ser la oportunidad perfecta para que me escuches.

-Sabes de sobra que no quiero escuchar nada que me puedas decir.-casi escupió ella.-Así que más vale que te bebas esa cerveza en cuanto antes y te largues de aquí echando leches.

-¿Y qué me vas a hacer si no lo hago?-preguntó él en tono desafiante.-¿Vas a echarme tú? Te recuerdo que a tu jefe no le haría demasiada gracia que lo hicieras... Y tampoco puedes negarte a atenderme, así que...

La chica soltó un bufido de fastidio.

-Que te jodan, cabrón.

-Lo siento, Penny.-dijo él repentinamente serio.-Sé que estás en una situación muy incómoda, pero entiende que quiera hablar contigo. Y esta es la única manera de conseguirlo... Sólo te pido que me escuches, no te robaré mucho tiempo, y después te juro que no te volveré a molestar más si me lo pides. ¿Qué dices a eso?

Por toda respuesta, la chica se cruzó de brazos en un gesto impaciente y le dedicó una mirada severa. Paul  le aguantó la mirada durante unos segundos y, después, al ver que no pensaba contestar, decidió seguir con su monólogo. Al menos, la chica no había dado media vuelta y se había largado, por lo cual, al menos, estaba dispuesta a escucharlo aunque sólo fuera por acabar con aquella situación cuanto antes.

-Creo que te debo una disculpa.-dijo al fin sin dejar de mirarla.-Cuando te vi la otra noche te dije cosas que... Quizás iba algo colocado, pero eso no justifica nada.

-¿Eso es todo?

-No.-contestó con rotundidad.-No lo es. No sólo por lo del otro día... Creo que te debo una disculpa por todo. Sé que te he hecho mucho daño y entiendo que no quieras saber nada de mí. Lo entiendo perfectamente, pero... que me aspen si no me arrepiento de ello... Daría cualquier cosa por retroceder en el tiempo y poder corregir aquello que hice... Ni yo mismo sé en qué coño estaba pensando.

Paul hizo una pausa y escrutó a la chica. Permanecía igual que antes, con los brazos cruzados y sin la menor expresión en su rostro de haber escuchado una palabra. Era como si estuviera mirando a una estatua de piedra.

-Métete tus putas disculpas por donde te quepan, imbécil.-le espetó al fin sin moverse ni un milímetro.-¿Es esa toda la mierda que me tenías que decir? Porque si ya no quieres nada más, te agradecería que te largaras de aquí y que dejaras de hacerme perder el tiempo. Estoy trabajando, ya lo ves.

Aquellas palabras le cayeron a Paul encima como un cubo de agua fría ya no por las palabras en sí sino por cómo se lo había dicho. Y es que había tanto desprecio y tanto odio en su tono de voz que... Nunca jamás nadie le había hablado así, nunca se había sentido tan mal... Sí, quizás Penny tuviera razón y lo mejor era que se largara de allí y que la dejara en paz.

-Está bien.-murmuró.-Dime qué te debo de la cerveza...

-Nada. Ya has oído al jefe. Invita la casa.

-Ya... Gracias, pues. Nos vemos, ¿vale?

-Espero que no, McCartney.-le respondió ella.-Espero que no.

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Chris volvió a marcar el número de teléfono de casa de Paul por tercera vez en lo que llevaba de tarde.

-¿No contesta ahora tampoco?-preguntó John a su lado.

-No.-contestó ella negando con la cabeza y haciendo ademán de colgar el teléfono.

Pero justo en ese momento, la voz pastosa de su hermano al otro lado de la línea la detuvo.

-¿Sí?

-¡Paul!-dijo ella a modo de saludo.-Pensé que no estabas. Iba a colgar ya.

-No me jodas que eras tú la del teléfono...

-Y no me jodas que estabas en casa y no respondías.-le replicó ella empezando a enfadarse.-Ya te vale, gusano. ¿Y si hubiera sido alguna cosa importante?

-Bah, nunca hay nada importante, enana.-le contestó Paul en un tono que a Chris hasta le sonó despectivo.-¿Qué vas a contarme? ¿Lo mucho que quieres a Lennon y lo bien que te lo pasas en esa súper casa española? Pues menuda novedad...

Apretando el auricular con rabia, la chica respiró un par de veces profundamente antes de contestar. Su hermano se estaba comportando como un auténtico idiota, aunque a ella no le apetecía enfrentarse a él abiertamente.

-No me busques que me encuentras, Paul.-se limitó a advertirle ella haciendo a su vez que John, a su lado, le lanzara una mirada interrogante.-Sólo quería decirte que mañana volvemos a Londres.

-¿Ya?

-Sí. ¿Te molesta?

-No, no...-se apresuró a decir él, rebajando el tono mordaz en su voz.-Simplemente es que pensé que ibáis a estar más tiempo por allí.

-El rodaje ha terminado y el casero no nos amplía el alquiler por más tiempo.-se limitó a contestar ella.-Y bueno... Aquí también empieza a hacer frío ya, así que mejor que nos volvamos.

-¿Y cuándo llegáis?

-No sé... Supongo que ya por la noche. Les vendrá a recogernos al aeropuerto. Volvió a Inglaterra hace unos días y John ya ha quedado con él.

-Vale, pues nos vemos mañana entonces...

-Sí, nos vemos mañana.

Chris iba a colgar cuando miró de nuevo a John.

-¿Cuando piensas decírselo?-le susurró.

La chica suspiró. John tenía razón y aunque no le apeteciera ver la reacción de su hermano, sería mejor que se lo dijera cuanto antes.

-Oye, Paul...-empezó a decir nuevamente.-Antes de que cuelgues, me gustaría decirte otra cosa...

-¿Qué cosa?

-Pues...-dudó ella.-Que bueno, que mañana John y yo pasaremos la noche en casa...

-Joder, parecéis siameses... Pero bueno, ningún problema. Como si fuera la primera vez que pasa la noche aquí...

-No, no es sólo eso, Paul...

-¿Y entonces?

-Verás... Al día siguiente...

-¿Qué?

-Está bien.-dijo ella agarrando aire profundamente.-John y yo nos vamos a vivir a juntos, Paul. Al día siguiente recogeré mis cosas y me trasladaré a su casa.

-¡¿Qué?!-exclamó Paul.-¿Cómo que a vivir con él?

-Joder, no es tan raro... Llevamos un año juntos y a los dos nos apetece.-contestó ella.-Al fin y al cabo ya de por sí me paso casi todas las noches durmiendo allí. ¿Qué problema hay en que me mude definitivamente?

Su hermano soltó un bufido de fastidio al otro lado de la línea.

-Bueno...-dijo finalmente.-Supongo que no es tan raro al fin y al cabo... Quizás incluso me extrañe que no lo hayas hecho antes... Haz lo que quieras, Christie. Ahora bien, recuerda que para lo que quieras, aquí tienes casa, ¿vale?

-Lo sé...-sonrió ella olvidando casi de manera repentina su enfado con Paul.-Tranquilo, lo sé. ¿Y tú? ¿Qué tal todo por allí?

-Un poco jodido, pero...

-¿Jodido? ¿Qué te pasa?

-Bueno... No creo que te apetezca escuchar las quejas del idiota de tu hermano mayor...

-No seas bobo... Tengo tiempo y ganas de escucharte, así que suelta lo que tengas que soltar.

-Bien...-la voz de Paul sonó aliviada al otro lado de la línea.-Verás... Es por Penny.

Y entonces Paul empezó a contarle lo que le había pasado el día anterior con ella. Y vale, podía parecer la historia más deprimente del mundo, pero el escucharla, el volver a compadecerse de su hermano aunque sólo fuera un poco, la hizo sentirse profundamente bien cuando colgó. Y es que, por unos breves instantes, las cosas entre los dos hermanos habían vuelto a ser exactamente igual que antes...

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Lo cierto era que esas breves minivacaciones en España junto con John y Chris les habían sentado estupendamente tanto a Ringo como a ella. Habían desconectado y lo habían pasado bien... ¿Qué más podían pedir?

Pero allí estaban otra vez, de vuelta a la cruda realidad, en Londres y de nuevo preocupándose por los detalles de la boda. Mary jamás había pensado que casarse de una manera más o menos normal costara tanto de organizar: comida, lugar donde celebrarse, decoración... Si no fuera porque ella misma se había encaprichado en montárselo ella sola, de buen grado hubiera aceptado la proposición de Ringo de contratar a alguien que le organizara todo. Pero no, ahora no podía dar vuelta atrás en su decisión. Después de lo que le había dado la lata a su novio con el "quiero encargarme yo de todo", aceptar la ayuda de un profesional sería como darle la razón al chico y lo último que quería escuchar de su boca era un autosuficiente "te lo dije".

Lo peor de organizar, sin lugar a dudas, era lo que estaba haciendo ella en aquellos momentos: las temidas listas de invitados. Era una cosa realmente exasperante. Primero, pensar en quién iba a ir, cosa mucho más complicada de lo que parecía ya que siempre te quedaban dudas sobre si habías invitado a todos los que debías invitar o, por el contrario, si te habías pasado en el número de gente. Vale, iba a ser una boda bastante íntima y sólo iban a invitar a la familia y a los amigos más cercanos, pero aun así aquello era horroso... Y después, por si fuera poco, una vez tenías la lista de invitados cerrada, debías apañártelas para distribuirlos de una manera más o menos correcta por las mesas a la hora del banquete.

-Te he traído té.

Mary levantó la vista y le dedicó una inmensa sonrisa a Ringo, que justo en esos momentos acababa de entrar en el salón con dos humeantes tazas de té en las manos. El chico se acercó hacia ella, le puso la taza de té delante y se sentó en la silla que quedaba libre a su lado.

-¿Organizando las mesas?-preguntó mirando hacia el montón de papeles con nombres que tenía Mary delante de ella.-¿No crees que es aún demasiado pronto para eso?

-¿Pronto?-repitió ella mirándolo como si se hubiera vuelto loco.-Ritchie... Estamos en noviembre y nos casamos en enero...

-Oh, venga... ¡Si acabamos de empezar noviembre!

-¿Y qué te parece?

-Que es pronto.-bromeó él sacándole la lengua.

-Cállate, tonto.-rió ella lanzándole un lápiz que tenía a mano.

Ringo esquivó el lápiz también entre risas.

-¿Sabes?-dijo volviendo a mirarla con una sonrisa burlona.-Deberías dejarme a mí encargarme de eso de las mesas... Acabaría en menos de cinco minutos.

-Sí, claro... Tenemos aquí al superdotado Richard Starkey.

-Lo de superdotado no lo dudes...-dijo Ringo esbozando una sonrisilla pícara y guiñándole un ojo. Mary sólo pudo soltar una carcajada con la broma.-Pero te lo digo de verdad... Mira, lo que yo haría es dejarlo libre. Y que cada uno se siente donde le salga de las narices, o donde pueda.

La chica volvió a soltar una risotada. Ringo era tan gracioso a veces...

-Va, boba...-añadió él.-Te echo una mano si quieres... ¿Qué mesa estás organizando ahora?

-La de mis amigos.-respondió ella acercándole la hoja que tenía delante.- Es un poco lío... O se me queda una mesa enorme o los tengo que partir entre dos y no sé qué hacer...

-A ver eso...-masculló Ringo empezando a leer los nombres.-Son bastantes pero... ¡Oye!

La exclamación de Ringo pilló a la chica por sorpresa. Mary lo miró inquisitivamente.

-¿Qué pasa?

-Fred...-respondió él señalando hacia aquel nombre.-Fred es tu amigo Fred, ¿no? Me refiero a tu mejor amigo Fred, ¿cierto?

-Por supuesto que es ése Fred.-contestó la chica aun contrariada.-¿Qué pasa con él?

-Pasa que está solo, Mary. Creo que te has olvidado de invitar a su novia.

Nada más oír aquello, Mary frunció el ceño automáticamente.

-No.-respondió al fin cruzándose de brazos.-No se me ha olvidado invitarla. Es que, simplemente, no la he invitado.

-¿Cómo...? ¡Pero si es su novia!

-Ya te dije en Liverpool que me daba igual que fuera su novia. Odio a esa Samantha y no voy a invitarla a mi boda, es así de sencillo.

-Mary... Eso sería como si alguien me invitara a mí y no a ti... Por muy amigo mío que fuera, si hiciera eso, me sentaría muy mal.

-No creo que a Fred le extrañe.-contestó ella tozuda, aunque sabía que en el fondo Ringo tenía toda la razón del mundo.-De hecho, él más que nadie sabe de todas las putadas que me ha hecho su amada novia toda la vida.

-Pero... Aún así... Mira, deberías incluirla en la invitación... Más que nada para que te evites disgustos...-le replicó él en tono conciliador.

-Demasiado tarde, Rich.-respondió Mary.-Su invitación ya está mandada por correo, así que ya no hay vuelta atrás...

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Pese a que tampoco hacía tanto que no los veía, George había echado tremendamente de menos momentos como el que estaban teniendo en esos momentos. John y Chris habían organizado una cena en su casa, a la que la chica se acababa de mudar el día antes, y pese a que ya eran altas horas de la noche, allí seguían todos bastante borrachos y colocados, aunque pasándolo en grande.

-¡Cómo se nota que nuestra Gwen ya es una universitaria hecha y derecha!-bromeó Chris de repente.-¡Hay que ver como se fuma los porros que le pasamos!

-Aún me queda mucho por llegar a tu nivel...-le siguió Gwen la broma.

-Oye, por cierto...-dijo Mary de repente mirando a Chris con una sonrisilla.-Ahora que hablas de la universidad... Te recuerdo que ya estás en Londres y que aún no has pisado clase...

-Oh, ya sabes...-sonrió su amiga.-Estaba ocupada cambiándome de casa...

-Sí, claro... Un gran esfuerzo el traerte dos míseras maletas de ropa... Porque que yo recuerde ya lo tenías casi todo aquí desde antes del verano.-intervino Paul con cierto tono de reproche.-Muy pocas ganas de ir a la universidad que tienes tú, hermanita...

-Pocas sería tener algo...-rió Chris.-Eso de las ganas de ir a la universidad, dejémoslo a las nuevas alumnas ilusionadas, como Gwen.

-Bueno... La verdad es que sí que me ilusiona.-dijo Gwen.-Es alucinante... Lo que más me gusta es que en esta facultad ni siquiera se deja de lado el anti-arte.

-¿Anti-arte?-se extrañó John mirándola.-¿Dadá y mierdas de esas?

-No son mierdas, Lennon. Y sí, bueno... El dadaísmo y Duchamp también están incluidos dentro del anti-arte... Pero hay mucho más...

-Por supuesto que hay mucho más.-dijo de repente John Dunbar, que también había acudido a la cena junto con su mujer.-¿En serio no has oído hablar de todo lo que se está haciendo en estos momentos, Lennon? ¿El Accionismo Vienés? ¿El movimiento Fluxus?

-Yo no soy el que tiene una jodida galería de arte, Dunbar.-le respondió él casi con brusquedad a la vez que le daba una buena calada a su porro.

-Pues no sabes lo que te pierdes.-sonrió Dunbar.

-Tiene razón.-convino Gwen entusiasmada.-Y mira, John... Si quieres conocer de qué va la cosa, John está organizando en la galería una exposición de una artista del movimiento Fluxus.

-¿En serio, Dunbar?

-Completamente.-dijo.-La inauguramos pasado mañana.

-Vaya... Quizás Christie y yo nos pasemos por allí...-masculló John mirando a su novia.-¿Qué te parece, pequeña? ¿Te apetece ver qué coño es eso del anti-arte?

-Pues no estaría mal.-sonrió la chica.-Cuando queráis...

-No, no, no...-se apresuró a decir John Dunbar..-No voy a permitir que vengáis a la exposición un día normal... Nada más os vieran entrar, aquello se llenaría de fans y lo estropearían todo.

-¿Cómo?-preguntó John algo molesto.-Cuantos más fueran a visitar esa mierda, mejor para ti, ¿no?

-Te equivocas, Lennon. No es una exposición de arte convencional, no sé si me entiendes... Habrá happenings y todas esas cosas y queremos que los que vayan a visitarla estén realmente implicados e interesados en el tema. Una horda de fans curiosas que sólo quieren verte lo estropearía todo, acabaría con la esencia de lo que hay allí.

-Pues menuda mierda...-rió John.

-No te burles, Lennon.-le reprochó Gwen con seriedad.-John tiene razón con eso de las fans.

-Pero si tienes curiosidad por saber de qué va...-continuó Dunbar.-Quizás podría hacer una excepción y enseñarte la exposición antes de que la inauguren...

-¿En serio?

-Claro. Como te he dicho, la inauguramos pasado mañana, así que mañana por la tarde ya estará todo a punto.¿Tenéis algo qué hacer o paso por vosotros?

John se volvió hacia Chris y la miró.

-¿Algo qué hacer mañana por la tarde, Christie?

-Por lo pronto ir a ver una exposición rara.-rió ella.-Por lo menos será curioso.

-Pues perfecto.-dijo John mirando de nuevo a Durban otra vez.-Mañana iremos a ver la mierda esa que vas a exponer.

-No es mierda...-le reprochó Gwen cansada.-Por cierto... ¿me puedo apuntar yo también a lo de mañana? Cuando fui no tenía nada montado y me gustaría ver qué es lo que ha hecho al final...

-Claro que sí, Gwen.-sonrió Dunbar.-¿Y George se apunta?

-Ni de coña.-rió él.-A mí eso del anti-arte no me va... Mejor, dejémosle esas cosas a Gwen...

-¿Alguien más?

No hubo respuesta.

-Está bien. Pues entonces... ¿Qué os parece si mañana paso por aquí a eso de las cinco y os recojo a los tres?

-Vale.-contestó John con un tonillo de burla.-Quiero puntualidad inglesa, Durban. No quiero perder más tiempo del necesario viendo cosas extrañas...

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De no ser porque ya habían quedado con John Dunbar y Gwen, de buen grado Chris se hubiera quedado en casa. Lo cierto era que le daba una pereza enorme ir a una galería de arte a ver algo extraño, más un día en el que hacía tanto frío como aquel. Pero bueno, habían dado su palabra y, además, John parecía tener bastante curiosidad en ver todo aquello. Siempre le había gustado el arte y se sentía muy atraído por las nuevas tendencias, así que no era de extrañar.

-¿Adónde vas con traje?-rió ella cuando vio que se ponía la americana de uno de los trajes con los que habían estado de gira ese mismo verano.

-¿Qué pasa?-sonrió él.-Tú también te has puesto muy elegante...

Chris se miró el vestido que se acababa de poner y soltó una risita.

-Si a esto le llamas elegante...

-Por supuesto que lo es.-sonrió John.-Además, vamos a una galería de arte... Se supone que allí la gente va elegante y todo eso. Y bueno... Algún uso le tendré que dar a la enorme cantidad de trajes que tengo por aquí ahora que ya no vamos a hacer más giras...

-Bueno, en eso tienes razón.-rió ella.

Los dos acabaron de vestirse y, al poco, llegaron Gwen y Dunbar casi al mismo tiempo, sólo con un par de minutos escasos de separación. Cuando salieron a la calle para subir al coche de Durban, aquello de ir a la galería Indica a Chris ya no le hacía tanta pereza. Es más, en esos momentos la curiosidad de John se le había contagiado y estaba expectante por ver qué puñetas iban a ver. No obstante, la espera no se hizo muy larga ya que poco menos de media hora después ya estaban ante las puertas del Indica.

-Lo primero, intentad no molestar demasiado a Yoko, ¿de acuerdo?-les advirtió antes de abrir la puerta.-No le hacen demasiada gracia estas visitas inesperadas, ya me entendéis.

-Una artista rarilla, ¿no?-comentó John en tono de burla.

-Sólo procurad no pasaros... ¿vale? Yo os haré de guía en la exposición, así que evitad molestarla lo máximo posible.

-Entendido...-rió John.

Dunar abrió la puerta y entraron adentro. Lo que vio allí a Chris le dejó de piedra. Jamás había estado en un lugar con aquel tipo de arte. Claro, si a aquello se le podía considerar arte... Sintiéndose como una completa ignorante, la chica miró a sus acompañantes. Gwen y Dunbar parecían entusiasmado ante todo aquella colección de objetos raros. Sin embargo, John tenía la misma cara de estupefacción que ella. Aquello la hizo sentir un poco mejor. Por lo menos, ella no era la única que no acababa de entender qué hacía aquello exponiéndose en una supuesta galería de arte...

-Vamos, os enseñaré la exposición.

Mientras Dunbar los guiaba hacia las supuestas obras de arte, a Chris no se le escapó la presencia de aquella mujer al otro lado de la sala, que no les quitaba el ojo de encima. Se trataba de la tal Yoko Ono, de aquello no cabía duda. Recordando lo que les había dicho Dunbar instantes antes, la chica le dedicó una de sus mejores sonrisas de amabilidad para disculpar su presencia allí. No obstane, lo único que obtuvo como respuesta fue una mirada glacial, penetrante y hostil, que hizo que a la chica se le helara la sangre en las venas. Jamás había visto mirar a nadie así. Era como, si de repente, aquella mujer que no conocía de nada le hubiera declarado la guerra. Después, de repente, Yoko le apartó la mirada y dirigió su vista hacia los demás, mejor dicho, dirigió su vista hacia John. Chris la analizó, primero algo confundida hasta que, al fin, vio aquella mueca demasiado parecida a una sonrisa en su rostro. Sin saber exactamente por qué, una oleada de celos y rabia la invadió e, inmediatamente, se apresuró por ponerse nuevamente al lado de John.

-Joder... ¿en serio?-estaba diciendo John en aquellos momentos mientras miraba con curiosidad una manzana común que tenía una etiqueta con el precio de 200 libras colgando.-¿Qué vale esta manzana? ¿200 libras? ¿Y entonces qué vale esa caja con clavos torcidos que hay ahí?

-Oh, John... No entiendes nada...-masculló Gwen a su lado.-Es una crítica a la sociedad, ¿no lo ves? ¿Serías capaz de pagar 200 libras por esta manzana que sabes que es común sólo porque te digan que vale eso? He ahí la reflexión.

-Te veo ágil, señorita Montrose.-bromeó John.-¿Qué opina mi pequeña sobre las manzanas de 200 libras?

-Opino que la metería de buen grado dentro de esa enorme bolsa de basura que hay ahí al lado y lo tiraría al contenedor.-se burló ella.

Gwen soltó un bufido exasperada y siguió los pasos de Durban, que ya se había  puesto justo delante de la inmensa bolsa negra a la que Chris se había referido segundos antes. Cuando se acercaron, vio que la bolsa tenía un cartel que rezaba "Con un miembro del público dentro".

-¿Qué...?-empezó a preguntar John mirando aquello.

-Se supone que es para un happening.-explicó Gwen.-¿Me equivoco?

-Efectivamente. Es para un happening.-corroboró Durban.-Aunque no sé exactamente en qué consiste... Si me permitís un momento...

Durban se dio media vuelta y, ante la mirada atónita de los tres, se dirigió hacia donde estaba la tal Yoko Ono. Los dos cruzaron unas palabras que no pudieron escuchar y, a continuación, se acercaron de nuevo hasta donde estaban ellos, John luciendo una sonrisa triunfal por haberla convencido de ir y ella con la misma mirada asesina con la que minutos antes había taladrado a Chris.

-Os presento a Yoko Ono.-dijo Durban cuando llegaron allí. Después, dirigiéndose hacia la japonesa, añadió:-A Gwen ya la conoces, estuvo aquí el otro día. Y ellos son John y Christine.

La mujer no dijo nada, sólo se limitó a asentir con la cabeza. Un silencio incómodo se hizo entre los cinco.

-Estaban diciendo que va a hacerse una especie de happening o algo así con esta bolsa, ¿no?-preguntó John al cabo de unos segundos.

Yoko lo miró, como analizándole. Sonrió.

-Pero la función de hoy no es ésa.-se limitó a decir a la vez que señalaba un cartel que había en pegado en la pared.-La función de hoy es ésta.

Inmediatamente, todos se volvieron hacia donde señalaba, incluida la propia Chris, que hasta ese momento había permanecido absorta, analizando a aquella misteriosa mujer que, sin saber por qué razón, la incomodaba como nunca antes nadie lo había hecho. Como todos, la chica se quedó profundamente sorprendida cuando leyó el "Respira" que allí había escrito. El único que se atrevió a soltar una risita burlona fue John.

-¿Qué respire?-se atrevió a preguntar volviéndose hacia Yoko sin perder su expresión sarcástica.-¿Así?

Y entonces, exhaló el aire profundamente, en un gesto extremadamente exagerado. Agradeciendo que John hubiera decidido actuar en plan Lennon ante aquella supuesta artista, Chris soltó una risita diverida. No obstante, su sorpresa fue mayúscula cuando Yoko también rió con aquello. Inmediatamente, Chris enmudeció de repente.

-Sí, así.-afirmo Yoko aún sonriente.-Parece que lo has entendido.

No obstante, John ni siquiera contestó. Simplemente, se limitó a avanzar unos pasos más y a situarse delante de un panel blanco en el que decía "Clava un clavo".

-¿Puedo clavar un clavo?-preguntó él sin ni siquiera volverse para mirar a los demás.

-No.-respondió Yoko secamente.

Chris se quedó mirándola. Había vuelto a perder la sonrisa y volvía a estar tan seria como antes.

-Venga...-masculló Durban a su lado.-Déjale clavar uno. Ya sabes...

El tono con el que Durban dijo aquello último, no le hizo la más mínima gracia a Christine. Era como una especie de "venga, déjale, es millonario y excéntrico, igual te lo compra".

-Está bien.-claudicó finalmente la japonesa después de pensárselo durante unos segundos.-Te dejaré clavar un clavo si me das cinco chelines.

-Vale.-rió John volviéndose hacia ella.-Te daré cinco chelines imaginarios y tú me dejas clavar un clavo imaginario.

Yoko le aguantó la mirada y volvió a perder esa expresión asesina de su cara para volver a esbozar aquella media sonrisa que a Chris tanto la incomodaba. La miró. Se había cruzado con cientos de fans que miraban a John de una manera mucho más agresiva, comiéndoselo con los ojos, pero aquello era completamente distinto. No sabía describirlo, pero de una cosa estaba segura: aquello no le gustaba en absoluto.

John, sin embargo, pareció ignorar aquello y volvió a darse la vuelta y a continuar con su inspección particular de la sala. Después de pasar por delante de otras obras, se detuvo delante de una escalera de mano blanca que llevaba a un catalejo colgado en el techo y, sin ni siquiera pedir permiso, se encaramó encima de la escalera y miró por la mirilla. A continuación sin más, volvió a bajar de allí.

-Casi me mato haciendo equilibrios ahí arriba para ver un jodido "Sí".-masculló cuando bajó.-¿Esto es todo  lo que hay en esta exposición?

Tanto Durban como Yoko parecieron contrariarse con aquella pregunta.

-Sí, creo que ya lo habéis visto todo.-contestó Durban finalmente.

-Pues muy bien.-contestó John.-Si es así, volvamos a casa.

Sin más, John volvió a ponerse al lado de Christine y, después de agarrarla de la mano, empezaron a caminar hacia la salida de la galería. Cuando salieron, la chica no pudo reprimir un suspiro de puro alivio. Por lo menos, ya no tendría que soportar más a esa extraña mujer...

**********************************************

-¿Te ha gustado la exposición esa a la que hemos ido?

La pregunta de John pilló a Chris, que en aquellos momentos estaba entretenida jugando con los gatos de casa, por sorpresa. La chica se volvió hacia él y antes de contestar y sonrió.

-La verdad es que no.-contestó con sinceridad.-Quizás ahora entienda porque le llaman anti-arte a eso... ¿Y a ti te ha gustado?

-No creo...-masculló John encogiéndose de hombros desde el sofá.-Aunque he de reconocer que hace falta imaginación y valor para exponer todo eso en una galería de arte...

-Y quizás también haga falta bastante cara dura...-añadió ella algo picada.

John soltó una risotada divertido.

-Supongo que eso también.-rió.-Pero bueno... Es lo que se hace ahora, ¿no?

-Sí, eso parece...-masculló ella de mala gana volviéndose de nuevo hacia los gatos.-Oye, Babaghi, no me arañes...

-Christie...

-¿Qué quieres ahora?-preguntó ella.

-No te creas que no me doy cuenta... Soy miope, pero no tanto... ¿Qué te pasa?

La chica se volvió hacia él y lo miró.

-¿A mí?

-Sí, a ti.

Christine suspiró.

-Nada...-dijo al fin.-Es que simplemente no me ha gustado esa exposición ni... ella.

-¿Te refieres a Yoko?

-Sí, ésa misma.-contestó ella torciendo el gesto.-No sé... Me ha incomodado muchísimo...

-Sí, es rara.-masculló John.-Pero eso no debe hacer que tú...

-Es que no era sólo lo rara que era, Johnny...-le interrumpió ella.-Había algo más que...

-Anda, no seas boba...-sonrió John levantándose del sofá y sentándose en el suelo a su lado.-Lo único que había allí eran atentados contra el arte.

Chris sonrió con la broma.

-De eso había un rato largo...-convino.-Y te digo una cosa... Si se te ocurre comprarle algo, te lo hago tragar.

-Tranquila, pequeña...-rió John.-Yo jamás voy a comprar ninguna mierda de ésas... Nunca.



Holaaaa! Aquí yo nuevamente! Se conocieron... ¬¬ jajajaja. Espero que no os haya desagradado del todo el capi éste y bueno, que muchas gracias por estar ahí, en especial a las comentaristas. Viridiana, bienvenida al fic, jajaja. Y Citla, gracias por publicitar mi fic... Recuérdame que te envíe el cheque que acordamos por hacerme publicidad... :P
Besitos!!!!

3 comentarios:

  1. El cartel decía "Respira". Y yo respiro, mejor dicho, exhalo. Por qué? Porque me pasó algo que nunca me pasó con tu fic (y esto te lo digo pa que sepas que siempre me traés sensaciones nuevas jaja) ROGUÉ QUE TERMINARA. Si, ya queria que terminarae este capi para no seguir leyendo "Yoko", porque me comí las uñas leyéndolo, de miedo de que pasara algo, de que John la mirara aunque sea medio segundo. Espero que esto no sea ninguna trampita, y que después en los próximos capis sí pase algo entre ellos. Ahí me voy a matar jajaj
    Pero bueno, basta de hablar de eso que tanta tensión me dio.
    Pasemos a Paul. Bueno, él también me tensiona. Pero tengo que reconocerle que tuvo valor al entrar y hablar con Penny. Por lo menos ella lo escuchó, aunque claro, lo mandó a freír churros. Pero algo es algo. Y también tengo que reconocerle que esta vez se portó bien con su hermana, no hizo ningún escándalo ante la noticia de que vivirán juntos, y eso hizo que recompongan el lazo que los une. Bien Paul, te ganaste mi confianza otra vez XD
    Y....ya lo creo que es superdotado ejem, ejem, ejem jajajajajajjajajajajajjajajajajaj
    NO! Yo no voy a invitar a la Samantha esa,(me hace acordar a la Samantha de Sex and the City, no aguanto a ninguna de esas minas) por mas que se me enojen todos. Aunque mi querido y precioso petiso superdotado tiene razón en una cosa: que se sienten donde se les cante, y si no hay lugar, que se sienten en el piso jajjajajajajajaja. Mala anfitriona? Por supuesto! XD
    Bueno, me voy re aliviada porque "la que no debe ser nombrada" no impresionó a John.
    Te dejo un beso, y ya no te voy a decir mas ningún halago porque te los dije todos. Aunque.....sos una genia! Sos la reina de los fanfics!

    Te quiere,
    la Cenicienta de los jubilados.
    XD XD XD XD

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  2. Joder, no sabrás lo que me paso, me quede dormida!! XD no porque tu capítulo estuviera aburrido, verás fue la noche de un día difícil ayer, hice tarea y a eso de las 12 comencé a leer el cap. pero me dio un sueño tremendo y me quede a la mitad, me acordé en la mañana, cuando me levante que había cerrado todas las ventanas de Chrome sin darme cuenta ni fijarme que aún no terminaba de leer. Bueno, primero que nada ¿en donde te promocione? XD la verdad es que no recuerdo, pero de todas formas, Este fic es una genialidad, y mas gente de la que te sigue, te debería de leer, porque escribes de una forma fenomenal, bueno, primero que nada ¿Cuando va a ser la puta boda? XD ya quiero ver la puta boda! ¿Y porque Mary se pone así? ¿Ah? ¿Ah? es solo una tipeja mas...bueno XD yo haría lo mismo, además si bien la invita, quizá se pueda vengar de ella, pero NOO, la futura Sra Starkey no quiere ¬¬ después viene Penny, y puff! Yo quiero que se reconcilien pero es que Paul no deja de actuar como un verdadero imbécil, en verdad.... creo que merece quedarse solo pero aquí viene una pregunta ¿Penny todavía lo quiere? quién sabe...UF y después cuando salió Yoko tuve que respirar, como ella quería para no golpear el monitor de la laptop porque en verdad con solo leer su nombre me irrito, es una maldita perra, lo grité como 5 veces cuando sucedió la mítica escena del clavo, te juro que aghjj!! quise golpearla muy duro ay, es que ya se va a complicar todo :c Chris...va a sufrir, u___u pero bueno, no puedo esperar para ver que sigue T__T bueno Cris, como siempre, te lo he dicho una y mil veces, hasta por video JOJOJO XD amo tu fic! cuídate mucho y saludos! :B

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  3. Gracias por la bienvenida, jajaja!
    Te juro que me daba miedo seguir leyendo, Yoko es una mujer peligrosa.Lo único que cruzaba por mi mente mientras leía cada línea era que John quedaría fascinado con la rareza de la japonesa.
    Gracias al cielo y sobre todo a ti, eso no pasó XD
    Pobre Chris, ya se sintió amenazada, pero no es para menos!
    Gwen está muy involucrada en el "atentado de arte" que hace Ono, no es buena señal ):
    Jajaja Harrison es la ley, él no quiere ir a la exposición y sin pelos en la lengua lo dice frente a todos.
    Qué decir de Penny, siento pena por ella pero Paul se merece su infinito desprecio, lo que tiene de guapo lo tiene de fichita!

    Mujer, no me queda más que decirte que me declaro fan oficial de tu fic :')
    Saludos!

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