Christine se detuvo en seco
cuando reconoció el Ferrari de John aparcado en la puerta de la redacción. Por
unos instantes, incluso creyó que el corazón había dejado de latirle por la
sorpresa para, a continuación,
acelerársele el pulso de una manera salvaje, vertiginosa. Sonrió abiertamente,
feliz. Era una tontería fingir que no se alegraba de verlo allí, fingir que no
había fantaseado desde su último encuentro con verlo otra vez y aclarar, de una
vez por todas, las cosas entre ellos dos. Así pues, nerviosa como pocas veces
en su vida lo había estado, se acercó hacia el coche. Por unos momentos,
aquella situación le recordó a sus primeros encuentros en Liverpool, cuando
John aparecía por Heswall con su coche sin previo aviso, sólo con la intención
de verla o hablar con ella. Aquella asociación de ideas aún hizo que el corazón
se le acelerara todavía más.
Apenas había llegado ante el
coche, la ventanilla del copiloto se agachó. Efectivamente, un sonriente John
la miraba con una pizca de esperanza y ternura en su expresión. Chris se acercó
hacia él.
-¿Qué haces aquí?
Lejos de tomárselo a mal, John
ensanchó aún más su sonrisa y se encogió de hombros.
-Tenía ganas de verte.-se limitó
a contestar.-Y, además, te dije que después de lo de Nueva York volveríamos a
encontrarnos. Puedo acercarte a casa o a dónde te apetezca… Si quieres, claro.
La duda volvió a apoderarse de
Chris por unas milésimas de segundo. No obstante, el hecho de tenerlo a él allí
delante hizo que pronto su parte emocional venciera a la racional.
-Vale.-contestó finalmente.-Llévame
a casa pues.
John no pudo evitar esbozar una
sonrisilla triunfal a la vez que ella abría la puerta del copiloto y se sentaba
a su lado en el coche.
-Bueno… hola.-dijo John casi en
un susurro cuando ella cerró la puerta.
Chris lo miró. Hasta aquel
momento no se había dado cuenta de que John estaba bastante más nervioso de lo
que a simple vista aparentaba. Quizá alguien que no lo conociera tan bien no se
hubiera percatado de ello, pero a Chris aquellos detalles no se le escapaban.
Le dedicó una sonrisa serena, pese a que ella estaba igual o peor que él.
-Hola, John. Hola de
nuevo.-contestó ella.
John simplemente se limitó a
devolverle la sonrisa y arrancó el coche sin decir nada más. A Chris, el verle
así tan tímido y cortado con ella, le sorprendió bastante aunque, a la vez,
hizo que la invadiera la ternura. Se notaba a la legua que estaba aterrorizado,
que tenía miedo de meter la pata de nuevo pero que, a la vez, se moría de ganas
por decirle un montón de cosas que no se atrevía a pronunciar en voz alta por
temor a avasallarla. La chica reprimió un repentino impulso de pasarle la mano
por el pelo en un gesto tranquilizador en el último momento y apoyó la cabeza
contra el cristal de la ventanilla, pensativa. A decir verdad, a ella también
la aterrorizaba dar un paso en falso en aquellos momentos. Y es que la
situación era tan extraña para ellos en aquellos instantes…
-¿Cómo te va en el periódico?
La pregunta de John hizo que
Chris saliera de sus pensamientos casi de repente. Apenas se había dado cuenta
de que llevaban un buen rato en silencio y no se había parado a pensar que
aquello podría haberle resultado muy incómodo a John, quien hasta el momento
sólo había estado conduciendo sin decir nada mientras de cuando en cuando le
lanzaba miradas furtivas, de reojo.
-Muy bien.-contestó ella
volviéndose a sentar recta y mirándolo.-La verdad es que me gusta. Jamás pensé
que acabaría trabajando en esto, pero estoy muy contenta con lo que hago.
-Se te da francamente bien.-dijo
John.-Me gusta como escribes. De hecho, eres la que más me gusta de tu
periódico.
Chris sintió como los colores se
le subían a la cara de manera repentina. Era una tontería, pero aquel halago de
John le había pillado por sorpresa. Además, para qué mentir, Christine jamás
había encajado nada bien las alabanzas de ningún tipo; la dejaban descolocada,
sin saber qué decir o qué hacer.
-Todavía tengo mucho que
aprender.-respondió apartando la mirada.-Aún cometo muchos errores y sigo
siendo de las redactoras más flojas…
-No.-la rotunda negación de John
hizo que Chris volviera a mirarlo, sorprendida.-Tú eres de las mejores.
-John…
-Créeme.-sonrió John lanzándole
una mirada de reojo sin perder de vista la calzada.-Sé de lo que hablo. Te leo
todos los días.
-¿De veras?-preguntó casi con un
hilillo de voz. John sólo asintió con la cabeza mientras seguía
conduciendo.-Gracias.
-No me des las gracias. Sólo te
digo como es tu trabajo.-respondió él dulcemente.-¿Giro por esta calle o he dar
la vuelta por la otra?
-Gira por ésta.-respondió ella
aún un poco descolocada.-Y después, la segunda calle a la derecha.
-Es un poco difícil de acordarse.
Cualquiera te encuentra.-comentó John divertido a la vez que giraba.-Te
escondiste bien de mí, ¿eh?
A Chris no se le escapó el tono
amargo con el que el chico pronunció aquellas últimas palabras.
-John…-empezó a decir ella,
molesta. Aquel comentario, aunque cierto, no le había hecho ni la más mínima
gracia.
-Lo siento.-se apresuró a decir
él antes que a ella le diera tiempo a añadir nada más a la vez que una nota de
culpabilidad cruzaba por su rostro.
-No pasa nada.-le contestó ella
más relajada. Las cosas hasta ese momento habían ido más o menos bien y no le
apetecía que por aquella tontería se echara a perder todo.-Por cierto, es esta
calle.
El chico se mantuvo en silencio
mientras giraba por donde le había indicado Chris. Nada más hacerlo, su finca se hizo visible. A
John no le hicieron falta más indicaciones ya que, nada más la vio, aparcó casi
delante de la puerta. Al parecer, recordaba perfectamente qué finca era pese a
que todas eran muy iguales.
-En fin, ya hemos llegado.-dijo
él de repente volviéndose hacia ella.
Chris le sostuvo la mirada.
Estaba muy nerviosa y no sabía qué era lo que debía hacer a continuación. De
hecho, ni siquiera sabía qué era lo que iba a pasar en esos momentos. John
pareció darse cuenta de su estado y esbozó una media sonrisa.
-Pese a que el paseo haya sido
corto, me alegro de haber estado un rato contigo.-dijo rompiendo el incómodo
silencio que se había hecho entre los dos.
Aquellas palabras la hicieron
reaccionar casi de repente. Ya habían llegado y John se iría si ella no hacía
nada al respecto. Y pese a que en aquellos instantes ella estaba hecha un mar
de dudas, una cosa sí tenía clara: no quería que él se fuera tan pronto.
-John… -empezó a decir ella, casi
con la voz temblorosa.-Sé que… Bueno… me preguntaba si… En fin… A lo mejor te
apetece subir un rato y tomarte algo.
La cara de John pasó de la
estupefacción a la alegría en cuestión de segundos.
-Claro que me apetece.-contestó
dedicándole una sonrisa cálida.-De hecho, es lo que más me apetece en este
mundo.
Chris balbuceó unas palabras sin
sentido a modo de agradecimiento que hicieron que John aún ensanchara más su
sonrisa y salieron del coche. La chica agradeció la bocanada de aire fresco que
le golpeó en la cara nada más puso el pie en la calle. Miró a un lado y a otro
antes de que John se pusiera a su lado y comprobó que no había nadie lo
suficientemente cerca como para reconocerlos. En aquellos momentos agradecía de
veras haber elegido un lugar tranquilo donde vivir, lejos del tumulto de otras
partes de la ciudad.
-Es ese portal de ahí.-dijo
señalando hacia la puerta de su finca cuando vio que John estaba a su lado.
Sabía que era un comentario de lo más tonto, pero no se le ocurría qué más
decir.
-Lo sé.-contestó el chico.-Te
tengo controlada, Christie.
El guiño que le dedicó John
cuando dijo aquello último hizo que la chica soltara una risita por lo bajo.
Sintiéndose más relajada, empezaron a caminar hacia la finca y entraron en
ella. Después, subieron al ascensor, en silencio.
-¿Qué tal Nueva York?-preguntó
ella después de apretar el botón.
-Bien, bien… Aunque no tan bien
como a tu hermano, me parece.
Otra vez, aquel comentario, hizo
que Chris volviera a reír. Poco a poco estar al lado de John de nuevo estaba
dejando de parecerle incómodo. Era increíble la capacidad que tenía el chico
para relajarla con sus comentarios y sus cosas hasta en las situaciones más
tensas.
-¿Qué te pasa? ¿Es que acaso tú
también querías una novia americana?
Chris se arrepintió casi en el
acto de haber hecho aquella broma de manera espontánea, que había dicho sin
casi darse cuenta. No obstante, John pareció no tomárselo a mal y lanzó una
carcajada, divertido. Por su parte, ella bajó la mirada avergonzada, sintiendo
como se ponía roja como un tomate, y maldiciéndose a sí misma por ser una
bocazas.
-No.-contestó John cuando paró de
reír.-Sabes de sobra que mi debilidad son las chicas scouser…
Afortunadamente, en aquel preciso
instante, el ascensor se detuvo dando un golpe seco.
-Ya hemos llegado.-se limitó a
decir ella mientras abría la puerta del ascensor dando las gracias por aquella
interrupción. Aún se notaba como le ardía la cara, así que salió de allí con la
cabeza aún gacha.
John la siguió, divertido.
-Vale. Me sé ya el nombre de la
calle.-comentó mientras ella se sacaba las llaves del bolso.-Y ya sé que vives
en el segundo, puerta D. Ahora sí que te tengo controlada del todo.
-No seas bobo, Lennon.-sonrió
ella a la vez que abría el piso.-Pasa.
John entró en el piso esbozando
una sonrisilla que a ella se le antojó pícara y ella le siguió. Cerró la puerta
tras ellos y agarró aire antes de girarse de nuevo hacia John. No era tonta y
era plenamente consciente de lo que seguramente iba a suceder y aquello la
ponía eufórica y nerviosa a la vez. No obstante, no iba a dejar que se le
notara nada. Aún tenían muchas cosas de las que hablar.
-Vaya, no está mal esto.-comentó
John.
Ahora sí, Chris se volvió hacia
él. Sonrió al verle ensimismado mientras toqueteaba una de las figuritas que
había en el mueble del recibidor.
-No es grande, pero está bastante
bien, ya te lo dije.
-Sí, me gusta.-sonrió él.
-Bueno…-dijo ella mientras
colgaba su chaqueta y el bolso en la percha de detrás de la puerta.-Dime, ¿qué
te apetece? ¿Té? ¿Café? ¿Una cerveza? ¿Whisky?
-Lo que tomes tú me irá
bien.-contestó John con una educación que a Chris le resultó extremadamente
graciosa. Él, el caradura de Lennon, haciéndoselas pasar por un caballero
cortés.
-John, a estas alturas creo que
nos conocemos lo suficiente como para que no tengas reparos en pedirme lo que
te apetezca.-bromeó ella.
-Vale, vale, está bien.-rió
él.-Una cerveza estaría genial.
-Así me gusta. Yo creo que
también me tomaré una.-sonrió ella.-Ven, entra al comedor y siéntate en el sofá
si quieres. Yo iré a la cocina a por un par de botellines.
Condujo a John hasta el pequeño
comedor y fue a por las cervezas. Regresó rápidamente, ansiosa, con las bebidas
en la mano y se encontró a John sentado en el sofá mientras fumaba, con la
mirada perdida y pensativo.
-Aquí tienes esto.-dijo ella
acercándose hacia él y tendiéndole uno de los botellines.
John reaccionó enseguida y le
dedicó una media sonrisa a la vez que agarraba la cerveza.
-Gracias.-respondió y, a
continuación, sacando del bolsillo de su pantalón vaquero la cajetilla de
cigarrillos, añadió:-¿Quieres?
-La verdad es que sí.-contestó
ella con sinceridad. En aquellos momentos necesitaba fumar más que nunca.
Agarró un cigarrillo y John le
dio fuego. Le dio una primera calada larga todavía de pie para intentar
relajarse y, después, incluso algo temerosa, se sentó al lado del chico en el
sofá. Los dos se mantuvieron en silencio durante unos instantes, absortos en
sus propios pensamientos, mientras fumaban y de cuando en cuando le daban algún
que otro sorbo a sus botellines de cerveza, que descansaban sobre la mesita de
delante del sofá.
-Es curioso que teniendo tantas
cosas que decirnos estemos aquí los dos, sin pronunciar ni una palabra.-dijo de
repente John rompiendo el silencio. Chris se giró hacia él. John la miraba, con
una sonrisa dulce en los labios aunque, de repente, mudó esa sonrisa por una
expresión amarga:-Lo siento mucho, Christie. Lo siento mucho. Todo. No sabes
las veces que me he maldecido por hacerte daño y…
-John.-le interrumpió ella. Le
dolía, y mucho, verlo así. Parecía que se estuviera torturando a sí mismo y eso
no lo soportaba. Aunque le hubiera hecho todo el daño del mundo, no hubiera
sido capaz de soportar aquella visión suya.-Lo sé. De verdad que lo sé. Y…
Se interrumpió a sí misma antes
de acabar de pronunciar aquella frase. No tenía ni idea de cómo reflejar todo
lo que estaba sintiendo con palabras.
-¿Y?-preguntó él acercándose un
poco más hacia ella. Chris lo miró a los ojos. Estaban tan sólo a unos pocos
centímetros el uno del otro.
La chica agarró aire antes de
continuar.
-Y que yo también lo siento,
Johnny.-dijo al fin casi en murmullo inaudible.-Siento no haber dado señales de
vida, siento haberme negado a hablar contigo en redondo. Tú no te merecías eso
tampoco y…
Volvió a interrumpirse, con la
voz rota. Todos los sentimientos que había estado almacenando durante tanto
tiempo estaban ahora saliendo a la luz. De repente estaba recordando toda la
rabia, toda la soledad, la tristeza y la frustración que había sentido en
aquellos últimos meses y aquello hizo que se viniera abajo. Los ojos se le
inundaron en lágrimas casi sin que ella fuera consciente de ello. Entonces,
antes de que ella pudiera reaccionar, John se acercó aún más y la atrajo hacia
sí, fundiéndose con ella en un fuerte abrazo. Y entonces Chris no pudo más y
empezó a llorar, ahora de verdad, con la cara apretada contra el pecho de John.
Hacía mucho tiempo, demasiado, que anhelaba su contacto.
-Ey, ey, ey…-susurró John
mientras le acariciaba el pelo con delicadeza.-No llores, pequeña, no llores…
John la obligó a separarse un
poco de él y le limpió las lágrimas con los pulgares. Sonrió. Aquel simple
gesto le valió a Chris para tranquilizarse en el acto.
-Te amo, pequeña.-murmuró él sin
dejar de acariciarle el pelo.-Te quiero más que a nada.
Chris se quedó mirándolo durante
unos segundos que se le hicieron interminables hasta que él, de repente, se
acercó más hacia ella y posó sus labios en los suyos con una delicadeza pasmosa.
Ella le respondió con ganas sintiendo como una oleada de calidez y de bienestar
la invadía. Se besaron al principio dulcemente, saboreándose el uno al otro y
dejando que sus lenguas se entrelazaran nuevamente, sin prisas. Después, poco a
poco, aquel beso fue cobrando en intensidad a la vez que los dos se pegaban más
el uno al otro. Aquello era fantástico.
Y daba igual todo: el tiempo que habían pasado separados, sus diferencias, sus
problemas anteriores. Daba igual porque lo único que importaba en aquellos
momentos era que los dos volvían a estar juntos y que seguían queriéndose como
el primer día.
Se separaron levemente para tomar
aire y se miraron el uno al otro dulcemente.
-Yo también te quiero,
John.-susurró ella.-Siempre lo he hecho.
John volvió a inclinarse sobre
ella y le dio otro beso, largo y cálido como el de antes. Inmediatamente, los
dos volvieron a reiniciar aquella sesión de besos y caricias y, casi sin darse
cuenta, se encontraron encaminándose hacia la habitación de la chica. Cayeron
los dos sobre la cama sin parar de besarse ni un solo momento mientras se
desnudaban el uno al otro a tientas, deseosos después de haber pasado tantos
meses separados, sin tenerse.
-No sabes cuántas veces he soñado
con hacer esto de nuevo.-le susurró John al oído cuando los dos estuvieron
completamente desnudos, él encima de ella.
Por toda respuesta, ella hundió
su mano en el pelo del chico y acercó su cabeza hacia ella, para besarle de
nuevo a la vez que le rodeaba las caderas con una de sus piernas. John lanzó un
suspiro de placer cuando Chris hizo aquello y entonces, por fin, después de
tanto tiempo, entró dentro de ella haciendo que Chris sintiera como el mundo se
paraba a su alrededor.
Hicieron el amor poco a poco, con
lentitud y suavidad, notando como sus cuerpos encajaban a la perfección en una
armonía pasmosa, como si hubieran estado diseñados de antemano el uno para el
otro. Christine se dejó llevar, perdiendo la noción de todo lo que les rodeaba
hasta que finalmente una oleada de placer inmensa le sacudía todo el cuerpo,
estremeciéndose por completo entre los brazos de John. Él sonrió complacido y
al cabo de unos segundos también soltó un gemido de placer, embriagado por el éxtasis,
y paró de moverse a la vez que hundía la cabeza en el cuello de la chica con la
respiración agitada. Chris lo pegó contra ella aún con más fuerza. Aquel
momento era perfecto y no quería que se acabara nunca.
John levantó la cabeza y se quedó
mirándola durante unos segundos, con ternura. Aquella mirada, que decía
tantísimas cosas sin necesidad de pronunciarlas en voz alta, la derritió en el
acto.
-Johnny...
-¿Qué te pasa, pequeña?-preguntó
él antes de darle un breve beso en los labios.
-Prométeme una cosa…-susurró ella
mirándolo a los ojos.-Prométeme que jamás, nunca en tu vida, dejarás que me
vaya de tu lado de nuevo.
John le dedicó una sonrisa y le
pasó la mano por la cara, en una caricia de lo más dulce.
-Te lo prometo, pequeña.-le
contestó.-Y también te prometo que nunca más volveré a darte motivos para que
quieras irte. ¿Me oyes? Nunca.
Los dos volvieron a fundirse en
un beso dulce e intenso a la vez, interminable. Después, John se apartó de
encima de ella y la acercó hacia él, abrazándola, en silencio.
Chris se quedó dormida así,
pegada a John. Por primera vez desde hacía muchos meses, se dormía sin unas
ganas tremendas de ponerse a llorar. En esos momentos sólo había motivos para
la alegría. Sus vidas, tanto la de ella como la de él, volvían a tener sentido
nuevamente.
*************************************
John abrió los ojos lentamente y
miró a su lado. Chris, sentada en la cama, hablaba por teléfono casi en
susurros para intentar no despertarle y sonrió al entender que aquel era el
motivo por el que seguramente se había despertado. No le importó. Sólo con
verla ahí, a su lado de nuevo, radiante y suya, le bastaba para ser el hombre
más feliz sobre la faz de la tierra. No hizo el más mínimo movimiento y siguió
mirándola, embelesado, mientras hablaba en susurros.
-Exacto, Anne, dile a Anthony que
no puedo ir hoy a trabajar… Tengo una fiebre terrible y… No, no, hoy no tenía
entrevistas concertadas ni ruedas de prensa ni nada por el estilo, sólo tenía
que redactar… Vale, sí, está bien… Sí, tranquila, me cuidaré… Muchas gracias,
hasta mañana.
Nada más colgó el teléfono, John
le pasó las manos por la cintura. Ella se giró hacia él, sonriente.
-Así que estás enferma…-le puso
una mano en la frente y fingió ponerse serio.-Sí, sí… Una fiebre terrible.
Supongo que no me quedará más remedio que cuidarte muy bien, ¿no?
Ella soltó una risita a la vez
que se acostaba de nuevo a su lado, quedando los dos cara a cara.
-Siento haberte despertado,
Johnny.-susurró la chica.
-No importa, es más, me encanta
que lo hayas hecho. ¿Sabes? Quiero que me despiertes todos los días de mi vida.-sonrió
él antes de darle un beso en los labios.-Buenos días, pequeña.
-Buenos días, guapo.
Christine se recostó contra el
pecho de John a la vez que él le acariciaba el pelo distraído.
-John…-le llamó ella al cabo de
unos minutos así, en silencio.
-¿Qué?
-¿Me puedes explicar por qué
mierdas nos hemos pasado casi ocho meses separados?
Aquella pregunta, de tan
espontánea y sincera como la había pronunciado, hizo que John prorrumpiera en
una sonora risotada.
-No te rías, Lennon.-le dijo ella
dándole un golpe cariñoso en el pecho.-Hablo en serio.
John paró de reír y le pasó una
mano por la cara, acariciándola suavemente. Después, medio en serio medio en
broma, añadió:
-¿No te has parado a pensar que a
lo mejor somos un poco tontos?
La chica volvió a reír y le dio
un beso fugaz en los labios.
-¿Sólo un poco?-preguntó.-Yo creo
que bastante.
John iba a devolverle el beso de
antes cuando, de repente, la chica se levantó de la cama casi de un salto. Él
se quedó mirándola, extrañado pero divertido a la vez. Adoraba aquella
espontaneidad; era una de las cosas que más le enamoraban de ella.
-¿Adónde crees que vas ahora,
Christie?
-A preparar la bañera.-le
contestó sonriendo de una manera tan pícara que a John no le quedaron dudas de
sus segundas intenciones.-¿O es que a ti no te apetece un baño?
-A mí en estos momentos me
apetecen muchas cosas, preciosa.-le contestó él guiñándole un ojo.
La chica le dio otro beso risueña
y pasó por su lado de la cama en dirección al baño, dejándolo a él allí,
recostado y mirando en la dirección en la que ella había salido con una sonrisa
soñadora pintada en la cara. Escuchó el grifo de la bañera al abrirse y volvió
a acostarse de nuevo en la cama, mirando al techo y pensando en que, de nuevo,
la suerte volvía a sonreírle.
De pronto, el ruido del teléfono
a su lado le sacó de su ensoñación. Miró al aparato, que sonaba insistente en
la mesita de noche, con enojo por haberle sacado de aquel momento tan perfecto
y volvió a incorporarse rápidamente.
-¡John!-escuchó como la chica lo
llamaba desde el baño.-¿Te importa responder?
-¿Yo?-preguntó él extrañado.
-Tranquilo, no será nadie
comprometido.-le contestó ella.-Seguramente será Mary, tenía que llamarme antes
de que me fuera al trabajo para decirme como habían quedado ella y Gwen. Dile
que ya la llamaré yo luego.
-¿Quieres que me ponga yo en
serio?-preguntó él divertido.
-John, por favor, va a colgar…
Sin decir nada más y esbozando
una sonrisilla burlona imaginándose lo que iba a suceder, John descolgó el
teléfono.
-¿Sí?-respondió poniendo una voz
extremadamente grave, para evitar que lo reconociera.
-Eh… Perdón, lo siento, creo que
me he equivocado.-escuchó como decía al otro lado de la línea la voz de Mary.
Chris tenía razón, era ella.
-¿A quién busca, señora
Starkey?-preguntó con la misma voz grave intentando a toda costa aguantarse la
risa.
-¿Qué?-preguntó Mary sorprendida
al otro lado de la línea.-¿Pero…?
-Mary, hija, son las ocho de la
mañana.-le interrumpió John ya con su voz, riendo.-¿Es que no duermes o crees
que desde Sunny Heights al centro de Londres hay diferencia horaria?
-¿Pero quién eres?-preguntó la
chica aún más descolocada que antes.
-El día que me reconozcas la voz
por teléfono te voy a dar un premio o algo así.-rió él.-Soy yo, John.
-¿John?-repitió Mary confundida,
cosa que divirtió a John aún más si cabía.-¿Eres John… John?
-Soy John, John. El mismo. A su
servicio, señora Starkey.-rió él.-Por cierto, Chris no podía ponerse, dice que
ya te llamará luego.
-¿Pero tú…? ¿Qué haces
ahí?-preguntó ella haciendo caso omiso a lo que le acababa de decir de Chris.
John soltó otra risita, divertido
con la situación.
-Ser feliz, Mary.-contestó al fin
con total sinceridad.-Eso es lo que hago aquí: ser muy, muy feliz.
La chica tardó a responder unos
segundos todavía. Al parecer, aún estaba asimilando la información que John le
acababa de dar.
-Me alegro mucho, John.-contestó
al fin.- Y te lo digo de verdad, mucho.
-Gracias.-contestó John
complacido.-Bueno, Mary, tengo que colgar. Ya te llamará ella, ¿vale?
-No hay problema, no hay ninguna
prisa.-le respondió Mary.-Adiós, John.
-Adiós, Mary.
John colgó el teléfono sonriente
y se puso en pie. Fue al baño mientras tarareaba una cancioncilla que acababa
de salir de su mente, sin pies ni cabeza.
-Creo que tu amiga se ha quedado
un poco flipada.-rió John mientras abrazaba a Chris por la espalda y le daba un
beso en la mejilla, dulce y largo.
Ella se volvió hacia él.
-Y tanto que lo estará.-rió
ella.-Además, te estaba escuchando desde aquí, te has pasado un montón con
ella, caradura.
-¿Yo? ¿Pasarme? Qué va…-contestó
él poniendo cara de niño bueno, cosa que hizo que Chris volviera a soltar una
carcajada divertida.-Y ahora, peque, veamos a ver si esa bañera está a punto o
no…
Y casi sin que se dieran cuenta
de ello, se encontraron dentro de aquel cálido baño mientras, de nuevo, volvían
a iniciar una sesión de besos interminable a la vez jugueteaban el uno con el
otro, amándose. John sonrió sintiéndose vivo de nuevo. Aquel estaba siendo, sin
lugar a dudas, uno de los mejores momentos de toda su vida.
**************************************
-¿A qué viene esa cara?
Mary se giró hacia Ringo, que
acababa de entrar en la cocina con cara de sueño. Ella acababa de colgar el
teléfono y aún debía de notársele en la cara la sorpresa que se había llevado
al enterarse de esa manera tan inesperada que sus dos amigos estaban juntos de
nuevo, algo en lo que ella, conforme habían ido pasando los meses, había dejado
de creer.
-Acabo de llamar a Chris.-le dijo
a su marido a la vez que dibujaba una sonrisa en su cara.-¿Y a que no sabes
quién me ha respondido en lugar de ella?
Ringo negó con la cabeza a la vez
que soltaba un enorme bostezo.
-John.
El chico interrumpió su bostezo
en el acto y abrió mucho los ojos, sorprendido. Mary rió al entender que
seguramente esa cara, o incluso peor, se le había quedado a ella cuando se
había dado cuenta de que era con John con quien estaba hablando.
-¿Qué? ¿John? ¿Y qué hacía allí?
-¿A las ocho de la mañana y
contento como unas pascuas?-preguntó ella.-No creo que haga falta ser Sherlock
Holmes para llegar a la conclusión acertada.
Ringo esbozó una enorme sonrisa.
-Bueno…-contestó al cabo de unos
instantes.-La verdad es que me alegro por ellos dos. Ya estaban en un plan
imposible. Lo mejor es que hayan vuelto.
-Yo también creo lo mismo.-afirmó
Mary acercándose hacia él.
-Además, ya vengo echando en
falta un compañero de juegos para nuestro Vladis. A lo mejor estos dos con todo
eso de la alegría por el reencuentro se animan y…
-¡Ritchie!-le interrumpió Mary
entre risas dándole una palmadita en el pecho.-¡Déjalos! ¡Acaban de volver,
pobres!
-Yo sólo decía que…
-Tú sólo decías…-rió ella antes
de darle un sonoro beso en la mejilla.-Anda, Richard, ayúdame a prepararle el
biberón a ése que según tú ya necesita compañero de juegos.
-Como digas, princesa.-le dijo él
guiñándole un ojo.-Pero sigo pensando lo mismo… Y si nadie más no se anima a
darle amiguitos a Vlad, a lo mejor tú y yo deberíamos…
-No tienes remedio.-le
interrumpió ella divertida a la vez que se dirigía hacia el armario donde
guardaba la leche para Vladis.
-Ni quiero tenerlo,
princesa.-susurró Ringo.-Ni quiero tenerlo…
***********************************
Pese a que ni
siquiera habían puesto un pie en la calle, el día había sido fantástico. Tampoco
les había hecho falta eso, a decir verdad. Habían tenido demasiadas cosas de
las que hablar y habían estado demasiado ocupados intentando recuperar el
tiempo perdido como para que John y ella tuvieran tiempo a nada más.
Y después de
habérselo contado todo, de haberse sincerado de verdad el uno con el otro, allí
estaban los dos, sentados, muy juntos, en el sofá del piso de Chris mientras conversaban
en voz baja sobre el nuevo disco de los chicos. Estaban tan bien los dos que
era como si jamás hubieran dejado de estar juntos ni un solo segundo.
De repente, el
sonido del timbre hizo que pararan de hablar casi en el acto. John le dedicó
una mirada interrogativa a Chris. Ella, por su parte, se limitó a encogerse de
hombros. No tenía ni idea de quién podía ser.
Lo cierto era que no esperaba a nadie y mucho menos a esas horas, ya
casi noche cerrada.
-Iré a ver
quién es.-dijo ella poniéndose en pie.
-No tardes,
peque.-sonrió John.
Ella le dedicó
una sonrisita tierna y salió del comedor. El timbre volvió a sonar en ese
momento y Christine bufó de fastidio. Ya podía ser algo realmente importante
como para interrumpir su día de aislamiento con John.
-Ya va…
Abrió la puerta
sin preguntar ni siquiera quién era de tantas ganas como tenía de acabar cuanto
antes con todo aquello y sintió como la sangre se le helaba en las venas cuando
vio allí, plantado en la puerta de su casa, a su hermano sonriendo de oreja a
oreja.
-¿Paul?-preguntó
ella sin poder ocultar su sorpresa.
-Cualquiera
diría que no te alegras de verme, enana.-le contestó el chico.-Pasaba por aquí
y me he dicho “¿Por qué no le haces una
visitilla a tu hermana?” y aquí me tienes.
-Ya…-masculló
Chris contrariada. La verdad era que no sabía cómo debía actuar en aquellos
momentos. John estaba dentro y no estaba muy segura de que a Paul le hiciera
demasiada gracia enterarse de que los dos volvían a estar juntos así tan de
repente.
-¿No me vas a
dejar pasar siquiera?
Sin que a ella
le diera tiempo a reaccionar, Paul pasó por su lado y se metió dentro de casa.
La chica corrió detrás de él mientras se encaminaba hacia el comedor, decidido.
-Paul, verás…-balbuceó
ella torpemente.-Es que… En estos momentos no estoy s…
Pero Chris ni
siquiera pudo acabar de pronunciar la palabra “sola” antes de que Paul se metiera en el comedor. El chico paró en
seco, estupefacto.
-¿Pero tú qué
haces aquí?-casi exclamó Paul cuando vio a John allí sentado en el sofá
tranquilamente.
Antes de
contestar, John le lanzó una mirada contrariado a Chris, que negó con la cabeza
intentando así decirle que no había podido hacer nada por evitar que entrara
adentro. No obstante, el chico pronto recobró la compostura y esbozó una
sonrisilla.
-Pues estoy
aquí sentado en el sofá mientras fumo, ¿no lo ves?-contestó cargado de
sarcasmo, cosa que a Chris no le auguró nada bueno.
Paul le dedicó
una mirada furibunda y, a continuación, se giró para mirar a su hermana.
-¿Qué significa
esto?
Chris soltó un
suspiro, resignada. Bueno, los habían pillado y era una tontería mentir, así
que lo mejor sería sincerarse con Paul.
-John está
conmigo.-contestó sin más.
-Ya veo que
está aquí contigo.-le contestó Paul-Me refiero a por qué está él aquí.
-No lo
entiendes, Paul. John está conmigo.-respondió
ella intentando mantener la calma y remarcando deliberadamente la última
palabra.
A Paul sólo le
faltó abrir la boca por la sorpresa. Se quedó mirándola fijamente durante unos
segundos y, después, miró a John, que continuaba mirando la escena con
expresión seria desde el sofá.
-No puede ser…-masculló
Paul dirigiéndose de nuevo hacia Chris.-¿Me estás diciendo que otra vez has
vuelto…?
-Conmigo,
colega.-le interrumpió John.-Ha vuelto conmigo.
-Christine…
¿pero tú eres consciente de todo?-le preguntó Paul haciendo caso omiso a lo que
John acababa de decir.-¿Acaso no te acuerdas de lo mal que lo has pasado? Sabes
que…
-Paul, vale.-le
cortó ella con acritud.-Sé muy bien por lo que he pasado y también sé muy bien
lo que quiero ahora, así que no creo que haya nada más que decir al respecto.
-Esto es
increíble…-dijo Paul a la vez que soltaba una risita amarga.-¿Vas a tropezar
dos veces con la misma piedra?
Chris se lo
quedó mirando con rabia. John se levantó también del sofá, podría decirse que
desafiante.
-Y tres,
cuatro, cinco y todas las veces que hagan falta, Paul.-contestó casi escupiendo
las palabras.-Es mi decisión, Paul. Y por una vez podrías alegrarte por mí porque
por fin voy a volver a ser feliz.
-¡A ser feliz!
¡Ésta sí que es buena!-exclamó Paul antes de volverse hacia John.-Y tú, tío, ya
te lo dije una vez y te lo vuelvo a repetir: como le vuelvas a hacer daño, te
mato, ¿me oyes? Te mato y… ¡joder! ¡Me largo de aquí!
Y, antes de que
John o ella tuvieran tiempo a decir nada más, Paul salió de allí a toda prisa,
hecho una furia. No tardaron nada en escuchar un fuerte portazo; Paul se había
ido. Chris inspiró profundamente intentando relajarse y se giró hacia John, que
todavía permanecía plantado donde se había quedado, mirando hacia la puerta con
rabia, con la mandíbula apretada.
-No le hagas caso,
Johnny.-susurró ella abrazándose a él para tranquilizarle. Pese a que ella
también estuviera muy mal por lo que acababa de ocurrir, temía más la reacción
de John que otra cosa.-Ya sabes cómo es… Jamás le hizo gracia lo nuestro. Cuando
empezamos también se puso igual y ya ves que al final acabó cediendo. Se le
pasará, te lo digo yo.
A modo de
respuesta, John la apretó todavía más contra él y le dio un beso en el pelo.
-Y si no se le
pasa, peor para él.-murmuró al fin. Chris levantó la cabeza y sonrió. Sabía que
estaba haciendo un monumental esfuerzo por no estallar allí mismo y aquello,
pese a todo, le hizo gracia. Era muy tierno ver que se estaba conteniendo por
ella. John le devolvió la sonrisa antes de añadir:-¿Y tú cómo estás?
-Bien, monstruo,
bien…-contestó ella volviendo a apoyar la cabeza contra su pecho.-Si yo de mi
hermano como que paso bastante…
John soltó una
risita con el comentario, pero no contestó nada. Los dos permanecieron de ese
modo, quietos y abrazados durante unos minutos, en silencio. Se sentían bien
así, la verdad.
-Christie,
pequeña…-susurró John de repente.
Ella levantó la
cabeza y lo miró a los ojos, interrogativa.
-¿Qué pasa?
-Que…-empezó a
decir él.-Verás, he estado pensando que…
John se
interrumpió a sí mismo y apartó la mirada nervioso.
-¿El qué?
El chico volvió
a fijar la vista en ella y sonrió.
-Es sólo una
idea… Entenderé si aún no…
-John, venga,
habla, no tengo todo el día.-le interrumpió ella nerviosa, aunque con un deje
de diversión en la voz.
-Pues que...
¿te apetecería volver a casa conmigo, pequeña?-preguntó al fin.
Chris se quedó
mirándolo estupefacta. John le estaba pidiendo que volvieran a vivir juntos.
Tal vez podría parecer precipitado, pero para ella era la idea más fabulosa del
mundo. Lo quería y quería volver a estar a su lado la mayoría del tiempo
posible.
-¡Johnny!-exclamó
ilusionada.-¡Sí!
John dibujó una
amplia sonrisa en su cara y, a continuación, le dio un intenso beso en los
labios. Los dos se dejaron llevar por aquel beso. Si aún les quedaba algún
resto de enfado por lo de Paul, en esos momentos se acababa de evaporar como si
nada. Eran felices. Y en aquellos momentos no había nada más importante que
eso.
Un beso, guapas! Y espero que os haya gustado! :D
genial :)
ResponderEliminarahhhhhhhhh me encantó este capítulo :')!!!! qué bien que ya se reconciliaron!! y bueno, Chris tiene razón, Paul va a terminar aceptándolo! cinco capítulos y ya!!! qué emoción pero qué triste también, de veras me gusta mucho cómo escribes!
ResponderEliminarExplicame la necesidad vital que tenías de hacerme recordar que faltan cinco capitulos. Explicame porque no entiendo. Yo anoche leía re super emocionada, nerviosa, feliz, eufórica, dando saltos en la cama, y de pronto eso de que faltan cinco. Me bajaste toda la felicidad al sótano.
ResponderEliminarPero bueno, como te quiero, te perdono. Eso para que veas lo buena que soy ante tanta crueldad de tu parte.
Bueno, voy a decirte, ahora sí, ya olvidando toda esta afrenta (ahh pará exageración jaja) que este capitulo fue PERFECTO. Y no sé si no ha sido el mas perfecto de todos. Y si no, está ahí, está en el top 5, o top 3, de los capitulos perfectos de Cloquell. Porque enserio, tuvo de todo, amorrr mucho amorrrr, lágrimas, confusión (léase Mary. Che, esas cosas no se hacen!) y bronca....bronca con Pablo!
Pero bien, voy a empezar desde el principio. Me comí las uñas, estaba re nerviosa, quería que se dijeran algo en ese viaje cortito en auto, hablen! hablen! Y me ponía mas nerviosa de saber que no sabían por dónde empezar a hablar. La puta madre Cloquell, no podés escribir así, me hacés poner como loca jajajajajaja
Después, bueno, al fin se sacaron la mierda que llevaban encima, ya era hora que dejaran de torturarse uno al otro y de torturarse a sí mismos. Ahora sólo espero que John se porte bien :)
Bueno. Akajsjhdjhfhfjgjgjg te salió re super mega perfecto y romántico el explicito que me preguntaste el sabado jajajaja
y awwwwwww amo amo amooo que se hayan reconciliado, enserio, ya me estaba desesperando, no te decía nada pero es asi, me estaba desesperando, por no decirte que agarrandome de los pelos a mi misma jaja
Pero claro, todo esto debe ser cagado por Paul. Paul, dejate de joder, ni con novia dejas de romperrrle las pelotas a los demás, hacé tu vida y fin, no molestes más. Pero es claro que no, que el pibe sigue dale que dale con su cantinela de hermano protector. Pero andáaaaaaaaa
Vuelvo a repetir que amé que se reconciliaran, y una reconciliación como Dios manda! Ahora espero que se lleven super mega bien y que ya no peleen. Ah, y que Vladis dice que quiere un amiguito XDDDDDD Vamos che, ponganse las pilas. Ah, querido Lennon de mi alma, a esa hora de la mañana no está bien joder, pero tampoco como para que me hagas esas bromas y me des la noticias así, tan en frío...Te pegaría un escobazo típico mio, pero como estoy contenta con vos, te salvaste.
El escobazo Gallo del capitulo se lo lleva.....*redoble de tambores* PAUL!!!
(Porque cambiaste Argentina por Brasil por 5 millones de...de...no sé qué moneda, pero 5 millones es mucho. Igual ni te iba a ir a ver jejeje)
Bueno, me voy despidiendo!
un besotazooo!
Super rapido paso a dejarte las post-datas, porque me voy a comer.
ResponderEliminarP/D1: AMÉ EL CAPITULO.
P/D2: LO RELEÍ.
P/D3: LO RELEÍ.
P/D4: LO RELEÍ CON ESTO http://www.youtube.com/watch?v=K_caaqcIeLY no tiene mucho que ver con la situación, pero el tema esta bueno jaja
P/D5: El Maharishi no te manda ni un hola. Está ocupado, durmiendo.
P/D6: jijijijijijijiji
P/D7: ahora sí me voy jajaja
Besos, te quiero genia!
Hullo you again!!!
ResponderEliminarWell. I can't blame Paul, He's Christine's brother and I understand him. He just want to better for her. He only needs time for...understand and acept all it. I like John, but, I don't wait that Paul forget all that happened with their relationship. John was a idiot... Paul have all reason for doubt him. And... Sorry, but, Isn't faster all this? Maybe I'm a bit ignorant in that case XD.
Anyway. I loved so much the past chapter. I'm a great fan about Paul and Linda's relationship...They was softly and cute... I want to see more about this pairing!!!
See ya!!!
P.D: iI'm happy for John and Christine...I'm really. I just hope that all finish well...for they all.
P.D: Which is finca? Is same that apartment XD?
Hola, bueno, por donde empezar...
ResponderEliminarHas notado o no que hace varios días sigo el fic, pero recién ahora termine de leerlo. Soy nueva en esto de las fics de John, ya que siempre voy más por las de McCartney, pero había leído una la semana pasada, convencida de que era la mejor, y que no encontraría una superior. Mi cara fue un poema apenas empece a leer tu novela, amiga, es... No hay palabras, es tan perfecta, y créeme que he dicho esto en muchas anteriormente, pero nunca tan segura, la manera en que narraste todo desde el primer capítulo es tan especial, tan completa y hace entender todo perfectamente. A parte de sumarle que Lennon esta buenísimo y siempre, SIEMPRE suma leer algo así sobre el.
Bueno, no creo tener nada más que decir, te felicito y espero sigas pronto.
Mucha suerte :)