lunes, 3 de octubre de 2011

Capítulo 12: La celebración

Alice abrió los ojos lentamente, acostumbrándose poco a poco a la luz que ya reinaba en su habitación. A juzgar por lo alto que estaba el sol, debía ya de pasar de las diez de la mañana. Alice sonrió para sí misma. Se alegraba de que sus padres la hubiesen dejado dormir hasta esa hora aquel sábado por la mañana, aquel primer sábado suyo en su nueva ciudad, Liverpool. Estuvo varios minutos en su cama, desperezándose y dando vueltas, hasta que por fin se decidió a levantarse.

Todavía medio dormida se dirigió hacia la ventana para abrirla. Instintivamente, miró a la habitación de su vecino, de Paul. Todavía permanecía con las cortinas echadas y con las ventanas cerradas, por lo que supuso que aún estaría durmiendo. No sabía por qué, pero cada vez que se dirigía a la ventana acababa posando la vista hacia la ventana de Paul sin darse cuenta tan siquiera de que lo hacía. Quizás, se dijo, a sí misma, era la curiosidad por saber qué hacía alguien al que desde hacía tiempo había admirado y que ahora, casualidades de la vida, era su vecino.

Después de vestirse rápidamente y de asearse un poco en el cuarto de baño, la chica bajó a desayunar. Hacía un día precioso, algo muy raro en Liverpool en aquella época del año, por lo que decidió no desaprovecharlo e ir a tomarse el desayuno en el jardín, donde su padre ya había colocado una mesa y unas cuantas sillas por si algún día querían comer fuera.

La chica estaba sumida en sus pensamientos, mordisqueando su tostada y con la mirada perdida al frente, cuando un ruidito llamó su atención. Alice se giró lentamente, un tanto sobresaltada por aquello, y articuló una sonrisa cuando reconoció al perro de los McCartney que en esos momentos estaba a su lado moviendo la cola y mirándola con cara de bueno. Era un perrillo gracioso, que le recordaba al Milú de los cómics de Tintin.

-¡Monster!-oyó a alguien gritar al otro lado de la verja de setos que unía las dos casas. Esa voz... ¿era Paul? -¡Monster! Perro loco... ¿Dónde te has metido?

Alice sonrió, miró hacia donde provenía la voz y entonces vio un pequeño hueco que quedaba entre dos de los setos de la verja. Con total seguridad el perrito había entrado a su casa por allí.

-Venga, ve..-le susurró al perro.-Te están buscando...

Pero el perrito no se movió, es más, se sentó a su lado como dejando clara su intención de quedarse donde estaba. Alice ahogó una risita cuando vio aquello. Por su parte, Paul cada vez parecía más desesperado al otro lado de los setos buscando al perro.

Sin pensárselo dos veces, Alice se levantó y se dirigió hacia donde estaba el hueco por donde se había colado Monster.

-¡Está aquí!-exclamó arrodillándose y asomando la cabeza por el agujero.

Paul, que todavía iba en pijama, se quedó parado cuando la oyó, obviamente sin saber quién le hablaba.

-¡Soy yo, Alice!-sonrió ella al verle así.-El perro se ha colado en mi jardín.

Paul se giró y la vio allí. Por unos segundos, Alice se arrepintió de aquello que había hecho. Había actuado sin pensar y no sabía cómo iba a tomarse su vecino el hecho de verla allí “espiando” por un agujero a través de los setos. No obstante, la sonrisa de Paul le aclaró enseguida que, ni mucho menos, estaba molesto.

-¡Alice!-exclamó dirigiéndose hacia donde estaba la chica y se arrodillaba para quedar cara a cara con ella.-Disculpa las pintas...

Alice sonrió.

-Tranquilo, yo también estoy acabada de levantar y no creo que esté mucho mejor que tú... Y menos aquí arrodillada en el suelo.

Paul soltó una pequeña risa entre dientes.

-¿Así que ese perro del diablo está en tu jardín?-preguntó el chico al fin.

-Sí.-confirmó ella.-Y por ahora no le veo intención de marcharse de aquí.

-¿Te importaría pasármelo? ¿O prefieres que vaya a tu casa a por él?

-Si quieres te lo paso por aquí...-respondió ella aunque con ciertas dudas. Aunque el perrillo parecía simpático, no le hacía mucha gracia agarrar a un perro al que no conocía como si tal cosa.

-Tranquila, no muerde.-le dijo Paul como si hubiera leído sus pensamientos.

-Espera un momento.-sonrió Alice antes de levantarse de donde estaba y dirigirse hacia donde estaba el perro, que ahora, en lugar de sentado, estaba acostado.

Alice lo agarró en brazos. Tal y como había dicho Paul, el perro ni se inmutó y no hizo ningún gesto por soltarse.

-Aquí lo tienes.

Alice le pasó el perro por el agujero a Paul.

-Así que estabas ahí, ¿eh, loco?-murmuró él agarrando al perrito y, después, volviendo a dirigir la vista a Alice, añadió:-Siento las molestias, de verdad. Esta tarde taparé esto para que no se os vuelva a colar.

-No pasa nada, en serio.-sonrió Alice.

Paul sonrió.

-Bueno, creo que voy a vestirme.-dijo él al fin.-Nos vemos, ¿vale?

*******

Christine estaba bastante seria, algo muy poco habitual en ella. Y lo peor es que hasta ella misma se lo notaba y no podía hacer nada por disimular, así que estaba segura al cien por cien de que su padre y sus hermanos acabarían por darse cuenta. Y es que era sábado otra vez, un sábado en el que seguramente acabaría cruzándose con John pues aunque evitara salir con ellos, frecuentaban los mismos lugares.

Desde la semana anterior había deseado con todas sus fuerzas aclararse en todo aquel embrollo y ahora, por fin, lo había hecho. Lo malo es que el tener ahora las cosas claras le hacía sentirse peor y no sabía si aguantaría con John más de diez segundos cara a cara. Sí, lo que le había dicho a Mary era cierto. Le gustaba, y mucho. Aunque no quisiera, sentía la necesidad de verle e incluso veía sus numerosos defectos con cierta simpatía. Su personalidad, tan complicada y difícil, le resultaba simplemente fascinante y su sentido del humor ácido y casi hiriente parecía conectar con ella siempre.

-...aunque se veía venir, no me esperaba para nada lo de tu hermano.

La chica se giró y vio allí a su padre, sentado en su sillón fumándose un cigarrillo. No sabía ni cuánto tiempo llevaba allí ni si le había estado hablando antes. La verdad era que no se había enterado de nada.

-¿El qué?-preguntó ella absorta todavía.

Jim se quedó mirándola, con una ceja levantada y con gesto extrañado.

-Lo de Jane...-sentenció al fin.

Christine se sintió como una idiota. Si iba a aquel paso su padre no sólo iba a notarle seria, sino que además empezaría a preocuparse por ella de verdad.

-Ah, lo de Jane...-murmuró ella.-A decir verdad yo sí que me lo esperaba... Hacía tiempo que no estaban como antes...

-Ya, supongo que tienes razón...-dijo su padre todavía clavando su vista en ella.-Pero aún así me sabe mal... La chica esa me gustaba... Hacían buena pareja, si quieres que te diga la verdad.

-Bueno, lo importante es que Paul la quisiera, no que hicieran buena pareja.-respondió ella en un tono más cortante del que hubiera deseado usar con su padre.

Jim se limitó a darle una calada a su cigarrillo mientras la inspeccionaba de arriba a abajo. Por un momento, Chris temió que la reprendiera o que iniciara un interrogatorio de esos suyos intentando averiguar qué le pasaba.

-Por cierto, hay unos nuevos vecinos cuatro casas abajo...

Chris suspiró aliviada. Afortunadamente su padre no había querido ahondar más en el asunto y había decidido cambiar de tema como si nada.

-Sí, me lo comentó Paul anoche cuando llegó...-se apresuró a contestar, contenta por el nuevo rumbo que había tomado la conversación.

-Yo los he visto esta mañana, cuando venía de pasear. Vienen de Manchester. Se ven gente agradable.-dijo el hombre.- Y además tienen una hija de tu edad más o menos... A este paso se va a llenar la calle de gente joven...

Christine sonrió.

-Si la veo me presentaré.-dijo al fin.

En esos momentos, Mike entró en el salón, interrumpiendo la conversación con su silbidito alegre. La verdad, Christine no sabía cómo se las apañaba el chico para levantarse tan contento por las mañanas. Ella se levantaba siempre de un humor de perros.

-Buenos días, familia.-saludó él.-Bonito día, ¿no?

-Lo era hasta que has entrado tú por esa puerta...-bromeó ella.

-Christine...-murmuró su padre. Al hombre no le gustaban demasiado aquellas bromitas entre sus hijos.

-Tranquilo papá, que a esta la voy a poner yo firme...- le dijo Mike con una sonrisa y después, volviéndose hacia ella, añadió:- Por lo pronto te ha tocado acompañarme.

-¿Acompañarte? ¿Y quién te ha dicho a ti que yo te tenga que acompañar a ningún sitio?-se extrañó ella.

-Tú por ahora subes arriba, te arreglas y te vienes conmigo.-dijo él contento.-Necesito de una chica que me asesore...

-¡Ah!-exclamó su padre al oír aquello.-¿Es por lo que me imagino?

Mike soltó una risita entre dientes y asintió con la cabeza, provocando en su padre una sonrisa de oreja a oreja. Christie los miró extrañada. No tenía ni idea de qué estaban hablando ni uno ni otro.

-¿Me he perdido algo?-preguntó al fin.

-Tú hazle caso a tu hermano, que sí que necesita de una opinión femenina.-le contestó su padre divertido.-Y así te aireas, que llevas unos días que...

Christine fingió ignorar la última frase y, poniendo cara de pocos amigos, se levantó del sofá y salió del comedor. No le apetecía llevarle la contraria a su padre, así que mejor sería hacerle caso y acompañar  a Mike adónde quiera que fuera.

*********

El teléfono de casa de John sonó insistente, aunque él en principio no le hizo demasiado caso y continuó rasgando notas en su guitarra esperando, quizás, que alguien respondiera por él. Desafortunadamente, nadie lo hizo, por lo que con un bufido se levantó de la silla y se puso al teléfono.

-¿Sí?-respondió con voz pastosa.

-Escúchame bien, John, porque no te lo vas a creer...-la voz de Brian sonaba con una mezcla de nerviosismo y emoción que a John le recordó al día en que les comunicó la grabación de su primer disco. No había vuelto a hablar con su manager desde el encontronazo en su casa la semana anterior, pero a juzgar por lo contento que parecía Brian, éste lo había olvidado por completo.

-Déjame adivinar...-respondió él en tono sarcástico. Seguramente le iba a dar una buena noticia, pero todavía estaba molesto por su interrupción en medio de lo que sería probablemente el germen de una canción para el próximo trabajo.-¿Un marinero rudo te ha confesado su amor?

-No seas insolente, Lennon.-le contestó Brian.-Me acaban de decir que os van a dar...

-¿Un besito en los morros?-cortó John sin perder el sarcasmo.

-¡Lennon!-exclamó Brian exasperado.-¡Me han comunicado que os van a dar la Medalla de la Orden del Imperio Británico!

John se quedó de piedra.

-¿Qué nos han dado el qué?-preguntó incrédulo.-¿A nosotros?

-Sí, John, a vosotros. La Medalla de la Orden del Imperio Británico... ¿A qué es genial?-dijo Brian contento.

-¿Y por qué se supone que nos dan eso a nosotros?-quiso saber él.

-Joder, John, cómo eres...-le respondió Brian volviendo a mostrar su nerviosismo.-Pues por lo que habéis hecho por la música en este país, ¿te parece poco?

-Este país está completamente loco...-murmuró John.

-Bueno, ¿se lo dices tú a los chicos o lo hago yo?-preguntó Brian ignorando el comentario de John.

-Adelante, Brian, que te veo emocionado...-dijo él sin irónicamente.

-Vale, ya les llamo yo. Por cierto... que la ceremonia es el 26 de octubre.

-¿Ceremonia y todo? ¿Me dejas ir en pantalones vaqueros?-bromeó John.

-No se te ocurra cargártelo todo con tus comentarios, que nos conocemos...-le reprendió Brian.

-Seré un chico bueno... Pero sólo por complacerte a ti, Eppie... Ya sabes que me tienes loco y yo por nuestro amor hago cualquier cosa...

-No tienes remedio...-dijo Brian entre dientes.-Y otra cosa. Una semana antes os quiero a todos en Londres. La noticia se hará pública por esas fechas y os quiero allí disponibles para la prensa. Además, aparte de la medalla, tenéis que poneros ya a grabar el próximo disco.

-Tú siempre dando buenas noticias...-murmuró John.

-Advertido quedas, John. Estamos en contacto.

-Contacto el justo, Brian, que tú te pones tontorrón enseguida...-le respondió con una risita.

Brian soltó un suspiro al otro lado del teléfono y colgó. John se quedó pensando, asimilando la noticia que le acababa de dar sin todavía creérselo del todo. Definitivamente, en aquel país estaban todos locos.

**********

Mike y Chris entraron en su calle. Al final, lo único que quería Mike era que su hermana le ayudara a elegirle un detalle para Angie, pues en breve iba a ser su cumpleaños. Lo habían solucionado bastante pronto al decidirse por un conjunto de pulsera y pendientes del que la chica se había enamorado nada más verlo. Era caro, pero a Mike pareció no importarle para nada y lo compró sin dudarlo, diciendo que eso a su novia le iba a encantar.

Volvían charlando animadamente sobre sus cosas cuando una chica joven, que aparentaba ser un poco más pequeña que Christine, salió desde una casa con tanto ímpetu que casi chocó con ellos.

-Lo siento.-se disculpó la chica apresuradamente.-No os había visto.

-No pasa nada.-le respondió Christine con una sonrisa.

-Oye...-dijo Mike.-Tú eres nueva en el vecindario, ¿no?

Chris miró hacia la casa de la que acababa de salir la chica. En efecto, era la casa a la que se acababan de trasladar los nuevos.

-Sí, hace pocos días que nos hemos instalado.-contestó la chica con una sonrisa.-Me llamo Gwenndolyn Montrose, aunque todos me llaman Gwen.

-Encantada, Gwen.-le dijo Chris devolviéndole la sonrisa.-Yo soy Christine, Chris, y este es mi hermano Mike.

-Encantado.-saludó también Mike.-Nosotros vivimos en esa casa de ahí...

Gwen se quedó mirando hacia donde señalaba Mike y cambió enseguida la expresión de su cara.

-¿Vivís en Rembrandt?-preguntó la chica al fin, sorprendida.

-Sí, justamente.-respondió Chris suspicazmente. No se le había escapado que los tenía localizados y que sabía quiénes eran a la perfección.

-¡Ah, pues genial!-respondió ella volviendo a adoptar la misma expresión jovial que antes.-Estamos cerquita, pues.

-Sí, muy cerquita.-dijo Mike.-Sólo cuatro casas de diferencia. Así que si alguna vez necesitáis algo... pues ya sabéis dónde encontrarnos.

-Vosotros igual.-contestó ella sonriente.

Christine y Mike le devolvieron la sonrisa y se despidieron de Gwen. Chris sonrió para sus adentros mientras entraban en casa... al parecer a la chica nueva también le gustaban The Beatles pero no parecía una histérica al uso. La verdad es que estaba teniendo mucha suerte en la gente a la que estaba conociendo últimamente...

**********

Todos estaban sorprendidos todavía por la noticia de que les iban a conceder la Medalla de la Orden del Imperio Británico a los chicos. Nadie, ni de lejos, se hubiera esperado nunca eso. Y es que, para los que los conocían desde siempre, eran unos simples chicos bastante normales que disfrutaban haciendo música y tenían la inmensa suerte de poder ganarse la vida, y muy bien, con ello.

Cuando Brian llamó a casa de los McCartney y le dio la noticia a Paul, Jim insistió en que eso debía de celebrarse por todo lo alto, así que prácticamente obligó a su hijo mayor a llamar a todo su círculo más íntimo para invitarles a una cena esa misma noche. Por su parte, envió a Mike y a Chris a comprar todo lo necesario y, además, llamó enseguida a su hermana Jin para invitarla y pedirle que les echara una mano con la cena.

De este modo, la casa se había convertido en un auténtico caos esa misma tarde, en especial la cocina, donde Chris y su tía Jin estaban preparaban de todo para la cena, y el salón, donde Paul, Mike y Jim se calentaban la cabeza redistribuyendo los muebles para intentar meter allí en un par de grandes mesas a las casi treinta personas que iban a ir a la cena. Menos mal que el salón era muy grande e iban a caber todos.

Hacia las seis de la tarde empezaron a llegar los primeros invitados y pronto toda la casa estuvo llena de gente. No tardaron en llegar ni George, junto con sus padres y sus hermanos, ni Ringo, que llegó acompañado de Mary, su madre y Harry, luciendo una sonrisa de oreja a oreja.

Estaban todos felicitando a Paul, George y Ringo cuando sonó el timbre. Jim fue a abrir y al cabo de unos segundos entró acompañado de John y Cynthia, que llevaba al pequeño Julian en brazos. A Chris le dio un vuelco el estómago cuando les vio aparecer. John la buscó con la mirada y le dedicó una tierna sonrisa que provocó que Chris se sintiera más incómoda que nunca en su vida. ¡Estaba Cyn al lado de él! ¿Cómo podía hacer eso y quedarse tan tranquilo? Afortunadamente, John tuvo que apartar su mirada a los pocos segundos pues todos los que estaban allí se arremolinaron a su alrededor para darle la enhorabuena, como minutos antes habían hecho con los demás.

Intentando pasar desapercibida entre el mogollón de gente, la chica se metió en la cocina. Si alguien la había visto, consideraría lo más normal del mundo que fuera allí para acabar de preparar cosas para la cena pero lo cierto era que no soportaba ver a John allí, con su esposa. Fijó su vista en la ventana y apretó su mandíbula para contener la rabia y el asco que se daba a sí misma por sentir aquella sensación que, aunque jamás quisiera reconocerlo, estaba provocada por los celos.

-Hola.-saludó alguien detrás de ella.-¿Puedo ayudarte?

Christine sintió como la sangre se le helaba en las venas antes de girarse con una sonrisa fingida en los labios y enfrentarse a la mirada cálida y agradable de Cynthia.

-No hace falta que te molestes.-dijo ella haciendo acopio de todas sus fuerzas para que su tono de voz sonara normal.-Vuelve con los demás, hoy sois vosotros los invitados, así que ya me encargo yo.

-No digas bobadas...-sonrió Cyn dirigiéndose hacia ella.-Sé lo que es organizar estas cosas y una se vuelve loca si no le echan una mano... Así que te ayudo en lo que me digas. Además... creo que ahí afuera nadie me va a echar en falta...

A Chris esa última frase le sonó un tanto amarga pese a la sonrisa que lucía Cynthia. Obviamente eso iba por John.

-Bueno, hoy son ellos las estrellas, supongo.-le contestó ella evadiendo las segundas intenciones de Cyn.-No le dan a uno una medalla de esas todos los días...

-Tienes razón...-dijo Cyn.-Por cierto, hacía mucho que no te veía... Te ves genial, ¿qué edad tienes ahora?

Chris articuló una sonrisa falsa. Perfecto, ahora la esposa del tío que la tenía loca le echaba piropos...

-Dieciocho.-respondió ella.

-Cómo pasa el tiempo...-suspiró Cynthia.-Ya estás hecha toda una mujer. De aquí dos días te echas un novio y ya haces tu propia vida.

Chris no sabía dónde meterse. Nunca, jamás, había estado así de incómoda en su vida. Y es que Cyn, con sus inocentes palabras, le estaba haciendo sentir peor que nunca. Si supiera lo que estaba pasando en realidad...

-Tú también estás genial...- dijo ella intentando evadir lo que Cyn le había dicho.

-No creas... Criar a un niño prácticamente tú sola agota mucho y eso al final se nota...-respondió ella sonriente.-Y si además cuando está el padre en casa se comporta también como un crío...

Christine tragó saliva disimuladamente aunque se las arregló para mantener la sonrisa en los labios.

-Bueno, será plan de ir sacando ya cosas para comer, ¿no?-cambió de tema ella.

Cyn le dedicó una sonrisa. Christine no pudo aguantar más y le apartó la mirada, aprovechando que Monster acababa de entrar en la cocina dando un ladrido agudo. No soportaba que Cynthia la mirara con esa simpatía, lo único que hacía con eso era ponerle las cosas más difíciles todavía.

-Venga, tú dirás qué es lo que vamos sirviendo.-dijo Cyn mirando hacia los platos que se amontonaban en la bancada y en la mesa de la cocina.

**********

Habían acabado de cenar hacía un rato. George había disfrutado como nadie poniéndose hasta arriba de toda la comida que habían sacado a la mesa, pese a que Paul y Ringo, sentados cerca de él, no habían parado de bromear a su costa. Aparte de comer y de beber como un cosaco, lo había pasado en grande y en esos momentos se sentía demasiado animado como para irse a casa.

-Vamos a algún sitio ahora, ¿no?-le preguntó a Paul.-Y no me digas que a dormir o me pego un tiro.

-No hace falta que te pegues ningún tiro, Hari.-rió Paul.-He sido un chico previsor y esta tarde lo he aclarado todo para que nos abrieran The Cavern... Sé que lo tenemos demasiado visto, pero es lo único que he podido conseguir.

-Macca, eres mi ídolo.-sonrió George y, después, demasiado contento para poder contenerse, exclamó para que le oyeran todos:-¡Ey! ¿Quién se apunta al fin de fiesta en The Cavern?

-Yo me apunto a un bombardeo...-se apresuró a contestar John, al que Cyn le dedicó una mirada asesina que él pareció ignorar. Julian hacía un rato que dormía en el sofá y obviamente la mujer esperaba que John volviera con ellos a casa en lugar de irse de fiesta por ahí.

-Y nosotros también iremos...-dijo Mike hablando por él y por Angie.-¡Esto hay que acabarlo de celebrar como Dios manda!

-Pues yo me quedo.-soltó Christine secamente.

-¿Cómo que te quedas?-exclamó George extrañado.-¡Pero si van a venir hasta mis hermanos!

-A mí no me líes, Georgie...-rió Louise cuando escuchó a su hermano pequeño decir aquello.-Pero si insistes...

-Alguien tendrá que quedarse a recoger todo esto...-contestó Christine con una sonrisa fingida.

-Venga, hija, vete.-ahora fue Jim el que habló.-Iros los jóvenes a celebrarlo, que los carcamales  ya nos quedamos recogiéndolo todo...

-Pero papá...-empezó a decir ella.

-No hay pero que valga.-sentenció él sonriente.-Aprovéchate. Es la única vez que me vas a escuchar animarte para que te vayas por ahí hasta las tantas un sábado por la noche.

-¡Pues claro que sí, hermanita!-exclamó Mike.

-Además, tienes que respetar lo que dice tu padre...-insistió George sin poder evitar poner una sonrisilla boba a causa de las cervezas que se había metido en el cuerpo durante la cena.

No se habló prácticamente nada más sobre el asunto y todos los más jóvenes de allí salieron de la casa. Estaban ya en la acera de la calle cuando Ringo, agarrando a Mary por la cintura, dijo:

-Nosotros nos vamos a casa, chicos.

George se quedó mirándole casi boquiabierto.

-¡Richard Starkey!-le gritó fingiendo indignarse.-¡No puedes hacernos eso!

-Sí que puedo.-rió Ringo.-De hecho voy a hacerlo. Además, que estoy cansado.

-Sí, sí, cansado...-murmuró George mirándole.-Tú lo que quieres es...

-¡George!-le interrumpió Louise.- ¡No acabes la frase!

George soltó una sonrisa pícara y miró a su hermana.

-De acuerdo, señorita...-dijo en tono burlón.-Respetaré las órdenes de la gente vieja.

Todos los que estaban allí rieron con el comentario de George, incluida la propia Louise.

-Y yo iré a llevar a Cyn y a Jules a casa.-dijo John cuando acabó el barullo.-Me están esperando ya en el coche, así que acudo allí dentro de nada.

Pese a lo alegre que estaba, a George no se le escapó la mirada severa que Paul le lanzó a su amigo mientras éste entraba ya en su coche.

-Bueno, larguémonos ya que nos van a salir raíces.-bromeó Mike.

Estaban organizándose para ver quiénes conducían cuando vieron bajar por la calle a dos chicas.

-Mira, es Alice y...-oyó George como le decía Paul a su hermana.

-Gwen.-le respondió ella.

-¿Y quiénes son Alice y Gwen?-quiso saber George metiéndose de lleno en la conversación.

-Las nuevas vecinas.-le aclaró Paul con una sonrisa.

-Joder, qué vecindario...-sonrió pícaramente George.-Creo que me voy a mudar a esta calle...

-¡Ni se te ocurra!-exclamó Paul.-Eso me falta, tenerte también de vecino.

George soltó una risita divertida.

-¿Y son amigas tuyas, Christie?-le preguntó a la chica al cabo de unos segundos.

-¿Y a ti que te importa?-le contestó ella divertida.

-Tú contesta y déjate de tonterías.-le ordenó él sin perder la sonrisa.-Y si puede ser antes de que las tengamos encima, mejor.

Christine soltó una carcajada.

-Con Gwen no he hablado casi nada, pero me cae bien.-le contestó al fin-Y con Alice... Tampoco es que la conozca mucho pero es...

-Muy buena chica.-el que acabó la frase fue Paul, que recibió una mirada interrogante por parte de George y de su hermana.-¡¿Qué?! Es verdad...

-No si yo no digo nada...-dijo Christine riendo entre dientes.

-Pues yo sí que digo algo.-le cortó George.-Con lo que me acabas de decir las podemos considerar amigas. Y una amiga no deja que dos de sus amigas se queden solas mientras ella se va de fiesta por ahí... Así que invítalas a que se vengan con nosotros.

Christine le dedicó una mirada sorprendida a George y después a su hermano, que se limitó a encogerse de hombros y a sonreír.

-George tiene razón...-dijo Paul finalmente.-Además, cuantos más seamos, mejor lo pasaremos...



Holaaaaaa! Qué hay? Pues yo ya más calmada que la otra vez, aunque igual de indignada, jajaja. Y nada, que disculpad por el retraso pero algunas complicaciones con cierto alumno mío que ha sido expulsado me han impedido dedicar el tiempo que quería a este nuevo capi. Vamos, para que nos entendamos, que como soy su tutora me ha tocado en suerte encargarme de encararme con los papis de la criatura y de recoger todas las quejas, etc. que los profes tienen de él, además de preparar y recoger todo el trabajo que el chavalín debe hacer en casa mientras está expulsado. Una mierda, vamos, y más si te paras a pensar que conmigo en mis clases el chico funciona bien. Pero bueno, es lo que hay...
Bueno, el 12 ya llegó, con una nueva incorporación: la de Gwen-Paloma! Espero que te haya gustado, la verdad. Y bueno, Alice continúa con lo suyo y... ¿y Mary? Lo siento, sé que no sales mucho en este capi pero es que estoy reservándote para el otro, esto funciona más o menos como en los partidos de fútbol, que se reservan jugadores de cara a los partidos importantes... jejeje.
En fin, que como siempre, gracias por leer y un súpermegabeso a todas, que sois un cielo!
 Saludos!

2 comentarios:

  1. Nada de lo siento! El capi me parecio genial aunque haya estado poquito!!! Que mal l odel chico, debe ser horible tener que decirle a los padres que el muchacho esta expulsado, te deben mirar con una cara de Hoooorrrnoo (por no decir otra cosa) Yo tambien ando a mil, por eso no he actualizado nada y casi ni ando en facebook, mañana tengo parcial y la verdad que tambien estoy en el Horrrrnooo XD
    Que bueno que aparecio Palomita! la vecina que ya tambien esta invitada al la fiesta, junto con Alice.
    La verdad que yo tambien pienso que estan todos locos, en ese pais y en el mio, pero bueno, una distincion asi igual se festeja, y parece que Jim esta muy entusiasmado igual que George que se tomó y comió todo (joder, como lastra este pibe!)
    Que escena la de cris y Cyn, puuff, me morí de nervios con solo leerla, pobres las dos, cyn con su desgracia de matrimonio y Cris con su desgracia de amor, la verdad que re incomoda la situacion, pero te quedó genial!
    Y bueno, espero el proximo jejejejejejeje ñ.ñ

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  2. ME tengo que ir :'(
    TEngo que irme a la acdemia, ya te hablare despues.
    ME encanto, de verdad :D
    Fue impresionante *^*
    Dios voy ir a una fiesta *U*
    Bueno ya en serio me voy como teacher!!Caho :D

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