viernes, 2 de diciembre de 2011

Capítulo 20: Feliz cumpleaños


Eran las cinco y cinco y Paul salió apresurado de casa. Había quedado con Alice y, para variar, llegaba tarde, no mucho, pero tarde al fin y al cabo. Atravesó el jardín en una carrera y en pocos segundos se encontró plantado delante de casa de Alice esperando a que la chica le abriera la puerta.

-Hola.-saludó ella con una sonrisa cuando salió, al cabo de unos pocos segundos.

-Hola.-sonrió él.-¿Preparada?

-¿Cómo que si estoy preparada? Ni que fueras a llevarme al matadero...-bromeó Alice cerrando la puerta tras de sí.

Paul soltó una risita.

-Bueno, si te hace ilusión...-rió él finalmente.-Aunque yo había pensado en llevarte a otro sitio. Supongo que te gustará, ya lo verás.

-¿Y cuál es ese sitio, Dr. Misterio?-quiso saber ella con una mezcla de diversión e intriga.

-Ya lo verás.-contestó él haciéndose el interesante.-Por ahora sólo contéstame a una pregunta... ¿moto o coche?

-No sé... Supongo que con el buen tiempo que hace hoy, moto.

Paul sonrió. No sabía por qué pero ya lo había supuesto y había sacado la moto del garaje antes de cambiarse para ir a recogerla.

Los dos subieron a la moto y Paul la puso en marcha. No se le escapó el detalle de que Alice se acababa de agarrarse con las manos de la parte trasera de la moto.

-Alice...-dijo poniendo una sonrisa juguetona que la chica obviamente no vio.-Esta es una moto de carretera y yo voy a ir inclinado hacia adelante... Si te agarras a mí irás más cómoda y más segura.

La chica no contestó nada, aunque soltó una risita apenas perceptible que Paul sí que pudo escuchar a la perfección.

-Si quieres, claro.-añadió Paul al ver que ella no le había hecho caso.

Alice, sin decir ni una palabra, se inclinó hacia adelante y le rodeó la cintura con los brazos, aunque Paul podía notar a la perfección que la chica se encontraba tensa.

-Agárrate fuerte, ¿vale?-le dijo suavemente mientras la moto iniciaban la marcha.

Paul salió de Heswall y se incorporó a la carretera que iba en dirección a Liverpool, desviándose a la derecha justo en el momento en que llegaron a la entrada a la ciudad.

-¿Adónde vamos?-se extrañó Alice detrás de él.

-¡Tranquila, pronto llegaremos!-exclamó Paul para hacerse oír por encima del ruido del motor.

Alice no contestó nada y él continuó su marcha. Rodearon la ciudad y una vez quedaron atrás todos los edificios, se adentraron en una carretera secundaria que parecía no llevar a ninguna parte. Aunque hacía años que ya no iba por allí, Paul conocía a la perfección todo aquello. Y es que sus padres los solían llevar allí cuando eran unos niños.

Se desvió nuevamente de la carretera y se enfiló por un camino de tierra. Paul se adentró unos metros y después paró la moto suavemente.

-Fin del trayecto.-dijo él poniendo un pie en el suelo.

-Creí que íbamos a ir a tomar algo.-le reprochó Alice con una sonrisa bajando de la moto.

-Bueno, luego si quieres te llevo de copas.-rió Paul bajándose también del vehículo.-Pero ahora quería enseñarte esto...

-Si luego me llevas de copas podemos regresar a casa de madrugada...-contestó ella divertida.

-¿Y qué habría de malo en eso?

-Pues que mañana tengo clase... Dejemos las copas para el sábado.-respondió Alice en el mismo tono de broma que había estado empleando Paul hasta ese momento.

-Está bien, está bien...-dijo él levantando las manos a modo de disculpa.-No quiero ser una mala influencia para usted, señorita Taylor.

Alice soltó una carcajada antes de contestar.

-¿Y qué era eso que me querías enseñar?-quiso saber mirando a su alrededor. Sólo se observaban árboles y más árboles.

-Tú ven y lo verás.

Casi sin pensarlo, de manera instintiva, Paul agarró la mano de la chica y la acercó hacia él. La cara que puso Alice en esos momentos hizo evidente que lo había malinterpretado. Así que, intentando darle a entender sin palabras que no era nada de lo que estaba pensando, puso la mejor de sus sonrisas de niño bueno y empezó a caminar sendero abajo, eso sí, sin soltarla. Caminaron unos cuantos metros y de repente él se paró en seco. Habían llegado.

-¿Qué te parece?-preguntó él haciéndose a un lado.

Alice observó con los ojos muy abiertos todo aquello. Era realmente precioso. Allí, delante de ellos, se abría un extenso prado con florecillas de todos los colores y, a lo lejos, se podía divisar una pequeña laguna que reflejaba la luz del sol sobre sus aguas.

-Es precioso...-murmuró ella sin apartar la vista del paisaje.

-Ya te dije que te gustaría.-dijo Paul suavemente.-¿Bajamos ahí abajo?

-Claro.

Paul tironeó de ella y Alice se dejó guiar por él. Bajaron abajo, al prado, y se encaminaron hacia la laguna.

-Parece que el agua sea negra...-murmuró la chica cuando se acercaron a la orilla.

-Sí, todo esto es una pasada.-sentenció Paul satisfecho de que a Alice le gustara todo aquello.-Mi padre nos solía traer aquí en verano cuando éramos pequeños. Mamá, Mike, Chris y yo. Lo pasábamos en grande...

-Me lo imagino.-le contestó Alice sonriente.-Es un lugar perfecto para que los niños jueguen mientras los padres están tranquilos en el prado...

-Tanto como tranquilos...-rió Paul.-No sé cómo ninguno de los tres nos ahogamos en el lago o nos partimos la cabeza trepando por las ramas de los árboles como si fuéramos monos... Eso cuando no nos estábamos intentando matar a pedradas... Mi madre llegaba a casa de los nervios siempre que veníamos aquí.

-¡Qué tres!-rió la chica.

-Bah, no es para tanto... Los niños suelen hacer eso. Seguro que tú también eras un trasto de pequeña...-bromeó él.

-¿Trasto? ¡Yo era buena!-se defendió ella.

-No me mientas... Tienes cara de haber sido una niña mala.-continuó él riendo.

-La cara no tiene nada que ver...-le siguió ella la broma.-Miraros vosotros... Con la cara de buenos que tenéis y erais unos gamberros.

-Yo era bueno también.-le replicó Paul.-No puedo decir lo mismo de mis hermanos...

-Y esperas a que yo me lo crea...-bromeó Alice.

-Pregúntale a quién quieras y te lo confirmará enseguida.

-¿Sabes tú lo que serías?-le preguntó ella divertida.-Un niño bueno por delante pero que por detrás... Vamos, uno de estos que tira la piedra y esconde la mano.

Paul soltó una sonora carcajada.

-Creo que ya me vas conociendo más bien de lo que yo querría...-dijo al fin.

-¿Y por qué no quieres que te conozca tan bien?

-Pues... porque quizás...-murmuró él poniendo la voz grave y acercándose un poco más a ella con una sonrisa.-Quizás no te guste saber que en realidad continúo siendo un chico bastante malo.

Alice se quedó mirándole a los ojos durante unos segundos y Paul aprovechó aquello para aproximarse todavía un paso más y empezar a juguetear con las yemas de los dedos de ella.

-Que eres un poco caradura ya lo sé...-reaccionó ella finalmente dando un paso disimulado hacia atrás y rompiendo el contacto físico entre los dos. Paul no pudo reprimir un pequeño bufido de frustración, jamás le había costado tanto robarle un beso a una chica. Al parecer a Alice se la tendría que trabajar mucho más que a cualquier otra, pero eso a él no le importaba. A insistente le ganaban muy pocos.

-¿Nos sentamos un rato?-preguntó recomponiéndose casi ene l cato y esbozando una sonrisa inocente, nada que ver con la que acababa de lucir hacía unos instantes.

Los dos se dejaron caer sobre la hierba fresca, frente a la laguna.

-Paul...-murmuró Alice.

-¿Qué?

El chico clavó la mirada en ella.

-Que gracias por traerme aquí, de verdad.-contestó ella bajando la cara. Evidentemente le daba un poco de vergüenza todo aquello.-Y por lo del otro día...

Paul sonrió. Se veía increíblemente tierna así.

-Ey...-le dijo él sonriendo mientras ponía su mano en su barbilla y le obligaba a subir la cara para mirarle.-No tienes por qué agradecer nada. Soy yo el que tendría que darte las gracias. Lo paso genial y estoy muy a gusto contigo... En serio.

Alice bajó la mirada de nuevo avergonzada haciendo que Paul no pudiera reprimir sus ganas de abrazarla. Le rodeó los hombros con su brazo, aproximándola suavemente hacia él. Fue un gesto casi instintivo, espontáneo e inconsciente. Por unos instantes, Paul esperó que Alice se mostrara tensa o que se apartara de él. No obstante, ella permaneció allí, en aquella posición, relajada y con la respiración pausada, tan a gusto como lo estaba él. Paul sonrió. Definitivamente Alice le encantaba.

*******************

Gwen estaba un poco nerviosa. Allí estaba, sentada junto a George, que por supuesto iba disfrazado, en una cafetería del centro, tomando el té como si fueran amigos de toda la vida. No obstante, aquel día no se sentía tan cómoda como el sábado anterior. No, no era por él, George continuaba igual de encantador y sencillo como siempre. No, era por ella. Y es que no sabía si decirle que el sábado era su cumpleaños o no. Por una parte, se moría de ganas por decírselo, le hacía mucha ilusión, pero por otra sabía que si se lo decía George haría algo especial y a ella aquello no le resultaba muy cómodo.

-Gwen... ¿te pasa algo?-preguntó George de repente, mirándola fijamente.-Te encuentro rara... Mira... si te sientes incómoda por si alguien puede reconocerme nos podemos ir sin ningún problema...

-No, no es eso...-contestó Gwen.

-¿Y entonces?

La chica agarró aire. Se lo diría.

-Es que estaba pensando en si te decía una cosa o no...-empezó dudosa.

George se inclinó hacia adelante, con semblante serio. A Gwen le hizo mucha gracia verlo así, disfrazado conforme iba y con ese gesto de preocupación en tu cara.

-Ya sabes que me lo puedes decir...

-Bueno, en realidad es una tontería...-murmuró ella.-Verás, es que... bueno, no sabía si decirte que el sábado es mi cumpleaños.

George soltó una inmensa risotada, aliviado.

-¡Eso es genial!-exclamó.-¡Lo celebraremos! Se lo diré a los otros, encontraré un sitio donde hacer la fiesta y... creo que deberíamos llevarnos los instrumentos y...

-Precisamente por eso no te lo quería decir...-le cortó Gwen. Aunque intentó parecer seria, no pudo evitar esconder su sonrisa cundo vio que George se había emocionado como un niño.

El chico cambió su gesto enseguida.

-Bueno...-dijo sin poder ocultar su decepción.- Eso si no tienes planeada otra cosa con tus amigos... Entonces supongo que...

-No es eso, George.-rió Gwen.-No tengo nada planeado. Quitando una merienda el viernes con los de toda la vida, el sábado no pensaba ni salir... Y la verdad, no quería decírtelo porque sabía que enseguida te ibas a empezar a preocupar por organizar algo... Y me sabe mal.

-¿Y qué hay de malo en que me preocupe por montarle fiestas a una amiga?-preguntó él con una sonrisa.-Bien a gusto que lo hago... Además, no voy a permitir que te quedes en casa el día de tu cumpleaños. Así que una cosa te digo: prepara el terreno y apáñatelas para convencer a tus padres de que el sábado te dejen pasarlo fuera de casa, porque vas a tener fiesta hasta el amanecer, señorita Montrose.

*********************

-¿Qué es su cumpleaños y no me ha dicho nada?-exclamó Chris mirando fijamente a George, que estaba tirado sobre el sillón de su casa, con Paul al lado. Los dos tenían sus guitarras con ellos. Estaban en medio de un descanso de uno de sus “ensayos”.-Ya le vale. Si la veo todos los días en el autobús...

-Es boba, no quería decírnoslo para que no le hiciéramos nada.-contestó George sonriente.-Pero bueno, de la fiesta que le voy a montar no se libra, así que olvidad los planes que teníais para el sábado, tenemos cumpleaños.

-Hecho.-contestó Ringo, que estaba sentado en el suelo junto con Mary, ojeando las partituras y las letras de las canciones que había sacado Paul de su carpeta y que estaban desparramadas por el suelo del salón de los McCartney.-Ya sabéis que yo en ser cuestión de fiesta, me apunto a lo que sea.

-Bueno, habrá que regalarle algo, creo yo...-dijo Paul mientras tocaba inconscientemente unos acordes con su guitarra.

-Por supuesto...-dijo George mirando instintivamente a Mary y a Chris.

-¿Y se puede saber por qué nos miras a nosotras?-preguntó Mary riendo.

-Bueno...-le contestó George sonriendo.-Vosotras sois las chicas aquí y se supone que sabéis más de regalos y todas esas cosas...

-Y se supone que tú te la quieres conquistar y debes hacerle un regalo personal...-le replicó Chris divertida haciendo que a George se le subieran los colores a la cara y que todos los demás soltaran una carcajada al verlo.

-¿Y a esto le tienes tú cariño, Paul?-preguntó George señalando a la chica.

-Me han dicho toda la vida que es hermana mía y por lo menos he de fingir que la quiero un poco...-bromeó Paul.

-Mamón.-le soltó Christine, que aunque se lo dijo seria, también lo estaba pasando en grande.

-Gracias.

-Bueno, ya decidiremos lo del regalo más adelante...-cortó George.-Ahora otra cosa. Necesitaremos una casa para la fiesta.

-Aquí mismo.-contestó Paul.

-Sí, es verdad...-mumuró Chris.

-¿Aquí? ¿En vuestra casa?-se extrañó Ringo.

-Sí. Mi padre no va a estar. Se va el sábado al mediodía con unos amigos a ver un concierto de jazz a Newcastle y no volverá hasta el domingo por la noche.-le aclaró Paul.

-¡Estupendo!-exclamó George.

Chris iba a añadir que ella se encargaría de toda la comida y la bebida cuando el timbre de casa sonó. Sabía a la perfección quién era... Miró a Paul de reojo y le pilló mirándola fijamente un poco serio.

-Ya voy yo.-dijo el chico cuando se dio cuenta de que su hermana la estaba mirando.

Paul dejó la guitarra sobre el sofá y salió del salón arrastrando los pies. Nada más perdió de vista a su hermano, Chris miró hacia Mary, que le dedicó una media sonrisa pícara.

-Hola gente.-saludó John entrando por la puerta seguido de Paul.

Chris le dedicó una sonrisa cuando vio que él le guiñaba un ojo de forma casi imperceptible. Estaba guapísimo con su gorra, un suéter de cuello alto marrón y la guitarra colgada.

-Casi llegas, Johnny.-dijo George por todo saludo.

-Menudo recibimiento. Lo siento, lo siento...-rió John que se sentó en la silla que quedaba libre al lado de Chris como quien no quiere la cosa.

-Hola Chris.-le saludó con una sonrisa tierna.

-Hola Lennon.-le contestó ella intentando no partirse de risa ante aquella situación forzada.

John soltó una risita entre dientes y sacó su guitarra de la funda.

-¿Y bien? ¿Habéis estado haciendo algo?

-Aparte de planes para el sábado, nada más. Tenemos cumpleaños. De Gwen, la amiga de George.- contestó Ringo en tono burlón remarcando la palabra amiga.

John soltó una risita mientras George ponía cara de querer estrangular a Ringo.

-Perfecto... Pero... ¿vamos a estar todos?-preguntó mirando a Chris descaradamente con una sonrisilla maliciosa.

Christine bajó la mirada, entre avergonzada y divertida pero no contestó.

-Y tanto que vamos a estarlo.-dijo Mary al ver que su amiga no pensaba decir nada.-De hecho la fiesta de cumpleaños va a ser aquí...

John no apartó la mirada de Chris, que en aquellos momentos lucía una sonrisilla divertida con la mirada fija en la pared.

-Pues si vamos a estar todos, vale, me apunto.-contestó al fin.

-¡Joder, parad ya!-exclamó Paul de repente haciendo que George diera un pequeño salto a su lado y que John soltara una carcajada. Mary y Ringo miraban la escena un poco contrariados, aunque sí que sabían por donde iban las cosas, mientras que Chris se había puesto más roja que un tomate.

-¿Qué coño...?-preguntó George contrariado.

-¡Ya está bien, mierda!-continuó Paul indignado mirando a John y a  Chris y haciendo caso omiso de la pregunta de George.-Dejad ya de disimular como si nadie de aquí lo supiera ¡Me estáis poniendo enfermo, maldita sea! ¡Parecéis dos gilipollas con tanto jueguecito y tanta miradita, coño!

-Te voy a lavar la boca con un estropajo, malhablado.-rió John sin inmutarse lo más mínimo.

-Vete a tomar por culo, Lennon.-le cortó Paul enfurruñado.

-¿Entonces cuento con la bendición del hermano para hacer lo que tenga que hacer?-preguntó John en tono divertido mientras Chris se quería morir de la vergüenza allí mismo.

-Como si alguno de los dos fuera a hacer caso de lo que yo opino...-contestó Paul agarrando de nuevo su guitarra.-Por mí haced lo que os dé la gana. Sois los dos igual.

-¿De qué coño estáis hablando?-preguntó George, que de todos los que estaban allí era el único que no tenía noticias sobre aquello.

John no le contestó y acercó descaradamente su silla a Christine, que sintió como se le aceleraba el corazón. A punto estuvo de levantarse e irse de allí corriendo de tan avergonzada como estaba.

-¿Por qué estás roja, pequeña?-le preguntó él casi en un susurro.-Tu hermanísimo nos ha dado su bendición...

Chris levantó la vista y no le dio tiempo a ver nada más, pues enseguida John le plantó un beso breve pero muy dulce en los labios. La chica se separó de él y se encontró con la mirada de todos los que estaban allí. Ringo y Mary intentaban reprimir la risa y Paul parecía querer cometer un asesinato allí mismo. Pero el que más gracia hacía, y por eso la chica no pudo evitar empezar a reírse como nunca en su vida, era George, que literalmente tenía la boca abierta y los miraba alucinado. Ringo y John empezaron también a reírse cuando lo vieron y después se les unió Mary.

-P..p...pero...-balbuceó George al cabo de unos segundos.-¿Qué ha sido eso?

-Eso, Hari, ha sido un beso.-contestó John todavía riendo.-Un poco soso para mi gusto, pero en fin...

Todos soltaron una inmensa carcajada, excepto Paul.

-Sí, vosotros reíros.-masculló entre dientes.-Esto va a traer cola, fijaos el día en que os lo digo.

-¿Ahora eres el Adivino Paul?-preguntó John divertido mientras Paul lo ignoraba.-¿Tú qué opinas, Hari?

George no contestó, continuaba alucinado ante lo que acababa de ver. John, por su parte, le volvió a plantar un beso a Chrsitine. A ella la pilló por sorpresa y, aunque supo al instante que aquel beso tenía como único fin fastidiar a Paul, no pudo resistirse y se lo devolvió.

-Creo que voy a vomitar.-dijo Paul lo suficientemente fuerte para que todos los que estaban allí lo escucharan.

Chris, avergonzada por el espectáculo que estaban ofreciendo, apartó a John suavemente de ella. Lo miró. Él parecía estar divirtiéndose como nunca, era un auténtico caradura.

-Bueno, antes de que muera ningún miembro del grupo por un guitarrazo en la cabeza... ¿empezamos a ver qué materiales tenéis preparados?-dijo Ringo intentando romper la tensión que había allí.

-Sí, empezad.-dijo Christine.-Nosotras estaremos arriba.

Mary se levantó y ella hizo también ademán de levantarse, pero justo en ese momento, John le puso una mano sobre el brazo.

-No. No os vayáis.-dijo mirándola.

Chris le dedicó una mirada de interrogación a su hermano.

-Quedaos si queréis.-dijo encogiéndose de hombros.-Nuestros ensayos tampoco son secreto de estado.

-Tienen razón, quedaos.-dijo Ringo mirando a Mary.-Será divertido.

Las dos chicas se volvieron a sentar donde estaban, sonrientes.

-Bueno...-empezó a decir John.-Yo he estado trabajando en una nueva canción esta semana... Por eso he tardado antes, estaba dándole los últimos toques...

-No me habías dicho nada de eso.-masculló Paul mirándole.

-Es una canción intimista, Macca...-le replicó John.-La he escrito acorde a lo que siento.

Paul lo miró durante unos segundos y después le dedicó una mirada a su hermana.

-Y déjame adivinar...-dijo finalmente mirando deliberadamente a Christine.-¿A que esa canción tiene va dedicada a alguien?

-Lo que yo os diga...-rió John mientras se colocaba la guitarra.-El Adivino Paul... Bueno, todavía no tiene un título definitivo, pero la he llamado por ahora In my life.

John le dedicó una mirada dulce a Chris antes de empezar a tocar con su guitarra las primeras notas. Y entonces, casi enseguida, empezó a cantar la canción más bonita que ella había escuchado jamás. Todos le escucharon, en silencio, incluido Paul, que parecía alucinado con aquella melodía dulce, con aquella letra de amor y medio autobiográfica, intimista al máximo, como el mismo John había dicho hacía unos segundos.

-¿Y bien?-preguntó él cuando acabó de tocar las últimas notas. La pregunta había sido hecha para todos en general, pero John la miraba a ella, que en aquellos momentos estaba literalmente sin habla.

-Es alucinante.

George había sido el primero que había contestado.

-Y si le metemos un ritmo suave puede quedar brutal.-continuó Ringo.

-Es buenísima.

Las palabras de Paul hicieron que John apartara la mirada de Chris y la fijara en su hermano.

-¿De veras?-preguntó levantando una ceja y en tono sarcástico.-Pensé que la ibas a calificar de bazofia teniendo en cuenta de quién hablo...

-En serio, John, es muy buena.

John soltó una risita.

-¿Te gusta, Mary?-le preguntó de repente girándose hacia ella.

-Como para no gustarme...

-¿Y a ti, guapa? ¿Te ha gustado?-preguntó volviéndose de nuevo hacia Chris.

Ella no supo que decir. En aquellos momentos sentía de todo y no se veía capaz de articular ninguna palabra. Quizás si hubieran estado los dos solos le hubiera respondido con un beso, pero ante tantos ojos fijos en ella, lo máximo que pudo hacer fue acercarse a él y apoyar su cabeza en su hombro. John sonrió y la abrazó. Las palabras sobraban en aquellos momentos.

******************

Mary estaba medio histérica aquel sábado por la mañana. No sólo tenía todavía pendiente el comprarle el regalo a Gwen sino que además quería ir a comprar dulces para el temido té del día siguiente, en el que iba a presentar a Ringo a su madre. Encima, para empeorar las cosas, se había dormido aquella mañana y había perdido el autobús que iba a llevarla a North John, por lo que había tenido que ir a pie hasta la siguiente parada para pillar otra línea con lo que llegaba más de veinte minutos tarde.

Bajó del autobús rápido y vio que George ya estaba allí plantado, disfrazado como siempre, esperando en una esquina. Alice estaba a su lado y charlaban los dos animadamente. Habían quedado ellos tres para ir a comprarle el regalo a Gwen. Christine se suponía que debía estar preparando la comida y las bebidas, mientras Paul, John y Ringo estarían poniendo la casa patas arriba apartando muebles del salón para hacer sitio.

-Hola.-saludó Mary todavía con la respiración agitada por los nervios.-Lo siento, perdí el autobús que pasa por mi barrio y tuve que ir hasta la siguiente parada a pie.

-Tranquila.-dijo George.-Nosotros también nos hemos retrasado.

-Yo acabo de llegar no hace ni diez minutos.-añadió Alice.

-Y yo estaba aparcando cuando ella ha bajado del autobús.-continuó George.-Bueno, ¿vamos a ver qué le compramos?

-Por supuesto.

Los tres empezaron a caminar calle abajo, hacia la zona comercial. Ahora sólo faltaba escoger bien qué le iban a regalar, porque ninguno de los tres tenía ni idea.

-¡Escuchad!-dijo George de repente.-¿Y por qué no le hacemos algo para su guitarra? No sé, no tiene ningún complemento y anda muy ilusionada con ella...

-Me parece perfecto.-dijo Mary contenta porque George parecía haber encontrado el regalo ideal para Gwen. Seguro que iban a acertar con aquello.

********************

No sabía aún cómo, pero Gwen se las había apañado para convencer a sus padres de que la dejaran ir a la fiesta misteriosa de la que ni George ni Alice ni Chris ni Mary le querían soltar ni prenda. Había omitido, por supuesto, el detalle de que a la fiesta iban a ir los Beatles.
Cuando el timbre de casa sonó, Gwen salió disparada hacia la puerta.

-¡Felicidades!-exclamó George desde la calle nada más abrió.

-¡Gracias!-respondió ella cerrando la puerta tras de sí y situándose a su lado.-¿Y a dónde me llevas si puede saberse?

-No muy lejos.-rió George divertido.-Tú ven conmigo.

Caminaron unos cuantos metros calle arriba y, de repente, al llegar a la altura de la casa de los McCartney, él se detuvo en seco. Gwen se quedó mirándole extrañada.

-¿Vamos a recoger a Paul y a Chris?-preguntó ella.

-No.-dijo George abriendo la puerta del jardín.-De hecho la fiesta es aquí.

-¿Aquí?-preguntó Gwen entusiasmada.

George asintió con la cabeza divertido y llamó al timbre. Efectivamente, dentro se oía un escándalo terrible que hacía evidente que allí se estaba cociendo una fiesta de las buenas. Tuvieron que llamar varias veces más al timbre para que finalmente Chris abriera la puerta sonriente.

-¡Gwen!-exclamó cuando la vio dándole una abrazo.-¡Feliz cumple! Pasad.

Los tres entraron a la casa y Chris les condujo al salón. Gwen se quedó alucinada cuando vio desde la puerta todo lo que había montado allí. Todos los muebles estaban contra las paredes y una gran mesa hasta los bordes de comida y de bebida estaba en el centro de la estancia. Para acabarlo de rematar, en el fondo, al lado del piano descansaban un montón de guitarras y el bajo de Paul, incluso habían montado una pequeña batería allí mismo.

-¡Mirad quién ha venido!-exclamó Alice yendo hacia ella.-¡Feliz cumpleaños!

-Feliz cumple, Gwen.-dijo Paul a su lado.

-Gracias.-respondió ella con una sonrisa sin poderse creer todavía todo lo que estaba viendo.-Gracias por todo.

-¡Paso, paso!-gritó John por detrás de ellos.

Gwen se giró y observó divertida como John llevaba un montón de botellines de cerveza, tantos que los tenía apilados sobre su pecho. Para colmo, encima estaba fumando un cigarrillo.

-¡Vaya, Gwen!-dijo él cuando la reconoció casi sin vocalizar para que no le cayera el cigarrillo de la boca.-¡Felicidades! Perdona que no te dé la mano pero es que ahora estoy un poco liado...

-Tranquilo, no pasa nada.-rió Gwen haciéndose a un lado para que John pasara hacia dentro.

-¿Y tú qué? ¿No vas a decirnos nada a Rich y a mí?

Gwen se giró contrariada y se encontró con la cara sonriente de Mary y de Ringo.

-¡Que cumplas muchos más!-dijo la chica dándole un abrazo.

-Y felicidades.-añadió Ringo risueño.

-Bueno, ¿qué? ¿Vamos a pasar o nos van a salir raíces?-dijo George de repente dando unas palmaditas haciendo que todos entraran entre risas al salón.

-A mí sentadme donde queráis menos al lado de George, que si no me quedo sin cenar....-bromeó John que ya había descargado todos los botellines de cerveza.

-Habló el que no come nada...-rió Chris a su lado.

-Iba a decirte yo lo que me comería...

Gwen se quedó mirando extrañada aquella escena entre John y Christine, aquella mirada que le dedicó él y el propio comentario que acababa de hacer eran bastante raros. Paul soltó un carraspeo y los dos dejaron de mirarse.

Todos se sentaron en la mesa. Al final, Gwen quedó entre George y Paul. En frente, justo en frente, le tocó John.

Estuvieron charlando allí, riendo, comiendo y bebiendo y pasándolo en grande. Gwen apenas podía parar de reír entre las tonterías de unos y otros. Eran geniales, empezando por las chicas y acabando por los otros cuatro.

Acabaron de cenar al cabo de mucho rato. Alrededor de Gwen apenas quedaba nada de comida, no porque ella hubiera comido mucho, si no porque entre John y George habían arrasado casi con todo.

De repente, sin ni siquiera darse cuenta, se vio ella sola con los cuatro chicos allí en aquella estancia. Apenas le dio tiempo a preguntarse extrañada dónde se habían metido las otras tres chicas cuando aparecieron llevando una inmensa tarta de cumpleaños.

-Cumpleaños feliiiz, cumpleaños feliiiiiiz...-empezaron a cantar todos.

Gwen se puso inmensamente colorada. Si aquello ya le daba vergüenza entre los de su familia, con ellos le daba mucha más.

Las chicas dejaron la tarta sobre la mesa justo cuando acabaron de cantar la canción.

-¡Anda sopla y pide un deseo!-insistió George a su lado.

Gwen sopló las velas pidiendo, principalmente, que aquellas amistades que había empezado no acabaran nunca.

-¿Qué has pedido?

-Eso no se dice, Lennon, maldito cotilla.-le replicó Ringo.

-Oye, yo sólo demuestro mi interés en la chica, ¿eh?

-Dejad de pelearos como niños de cinco años y hagamos lo que tengamos que hacer.-rió George.

-¡Oh, sí! ¡Llegó la hora de la orgía!-bromeó John dando palmas frenético.

-¡Johnny!-fue Chris, que se había puesto a su lado, la que le soltó una colleja cariñosa.

-Bueno, aparte de la orgía, creo que antes debemos darle algo a Gwen...-rió Mary saliendo por la puerta del salón.

-¡Yo te acompaño!-dijo George saliendo detrás de ella como un rayo.

-Oh, no...-murmuró Gwen imaginándose lo que iba a ocurrir a continuación.

-¿Cómo que “oh, no”?-preguntó Paul divertido detrás suyo justo en el momento en que Mary y George aparecieron por la puerta cargados de paquetes.

-Espero que te gusten.-dijo él dejando los paquetes delante de ella.

Gwen empezó a abrir los regalos, con la incómoda sensación de que en aquellos momentos era el centro de atención. Pese a esa sensación, abrió ilusionada todos los paquetes, para descubrir que todos le gustaban un montón. Le habían comprado una funda para la guitarra nueva de las mejores que había en el mercado, una correa Fender y, además, una colección de discos elegidos personalmente por George que a ella le encantó. Parecía mentira que hubiera acertado tanto con sus gustos.

Después de agradecerles de corazón todo aquello y de comerse la tarta, casi todos saltaron enseguida de sus asientos y los chicos se pusieron al frente de sus instrumentos. Mary se sentó al lado de Ringo a la batería mientras que Alice, Chris y ella se dejaron caer en el sofá que estaba pegado a la pared, cerca de Paul, George y Paul, que se sentaron en el suelo por allí cerca. Casi al instante, empezaron a montarse un concierto improvisado que poco o nada tenía que ver con los que hacían. Nada de reverencias, nada de trajes. Allí estaban ellos, tirados por el suelo, comiendo pedazos de tarta cuando les apetecía, bromeando con las chicas, fumando y dándoles tragos a sus vasos de cuando en cuando. Además, para dar más comicidad a la situación, Mary estaba abrazada a la espalda de Ringo mientras el tocaba la batería y de, cuando en cuando, cuando él la fastidiaba, ella le hacía cosquillas haciendo que el chico tocara redobles a destiempo entre las risas de todos.

Gwen estaba viviendo el mejor cumpleaños de toda su vida.

*******************

Cerca de las dos de la madrugada, mientras estaban todos amontonados alrededor del piano para aporrearlo más que para tocarlo, Chris salió al jardín con la simple intención de fumarse un pitillo y tomar el aire un rato. La verdad es que allí dentro hacía demasiado calor. El aire frío y húmedo de la noche le vino bien para despejarse. Apagó el cigarrillo sobre el cenicero que había sobre la mesa del porche y justo en ese momento notó como él la abrazaba por detrás.

-No sabía dónde te habías metido...-le susurró John al oído mientras le daba un beso en la mejilla.

-No me he ido muy lejos, ya ves...

-Me alegro...-rió John dándole la vuelta y mirándola a los ojos antes de plantarle un intenso beso en la boca.-Llevo toda la noche con ganas de hacer esto...

Christine le dio un toque cariñoso en la nariz con el dedo y John sonrió.

-Y yo con ganas de que lo hicieras...-ronroneó ella abrazándose a él.-¿Por qué no entramos? Tengo frío...

-Claro que sí, preciosa...

John la agarró de la mano y la condujo hacia el interior de la casa. Abrieron la puerta de la cocina y sin soltarse entraron dentro sin pararse a pensar que allí pudiera haber alguien más.

-Hola.-saludó Gwen distraída cuando los vio. No obstante, la chica cambió enseguida su expresión cuando vio sus manos entrelazadas.

-Hola.-saludaron ellos casi al unísono.

Christine hizo un intento de soltarse de John pero él, por el contrario, la apretó todavía con más fuerza, casi hasta el punto de hacerle daño y tiró de ella hacia la salida de la cocina.

-¿Estás loco?-preguntó ella cuando la soltó, ya lejos de la cocina.

-Loco por ti.-contestó John sonriendo con picardía mientras empezaba a besarle el cuello apasionadamente acorralándola contra la pared del pasillo.

-John...-susurró ella mientras él le metía la mano que tenía en su espalda por debajo de la blusa y empezaba a acariciarla.-Para.

-No...-murmuró él con voz ronca sin hacerle caso.

-Por favor.-le dijo ella suavemente poniendo su mano en el pecho.-Por favor, John.

Con un bufido casi de fastidio, John paró.

-¿Me vas a hacer esto otra vez?-preguntó con cara de no haber roto nunca un plato.-¿Me vas a dejar con las ganas?

Chris sonrió, sabía a lo que se refería. El lunes anterior, justo cuando las cosas empezaron a calentarse más de la cuenta, ella no había podido continuar adelante y pese a que él al principio le había insistido como acababa de hacer ahora, al final había claudicado y, lejos de enfadarse, la había tratado con un cariño inusitado.

-Eres un tonto.-le sonrió ella.-Aquí nos puede ver cualquiera... Imagínate si sale Paul...

-Pues larguémonos de aquí.-susurró él.-No me apetece ir con los demás ahora...

La chica se quedó pensando durante unos momentos, aún abrazada a él. Sabía lo que suponía acceder a la proposición de John. Sabía que aquello llevaba implícito dar el paso que hasta ese momento no se había atrevido a dar...

-¿Qué me dices?-preguntó John cuando vio que no contestaba.

Por toda respuesta, Chris le dio un beso fugaz y le tomó de la mano. John sonrió maliciosamente cuando ella hizo eso y se apartó de delante de ella, dejándose guiar, dócil, escaleras arriba.





Holaaaa! Qué tal? Después del desastre anterior, aquí el os dejo el capi este, que es el más largo que he escrito hasta ahora... Y eso que todavía faltan cosas por pasar, recordemos que tenemos un té familiar por ahí pendiente, eh María? :P
En fin, que os habréis dado cuenta, pero esto es mi pequeño regalo de cumple particular a nuestra Gwen particular, que ayer cumplía años. Así que felicidades, de nuevo!
En fin, gracias a todas las que estais ahí, leyendo esto o comentando!
Besos a todas! Muaks! 

2 comentarios:

  1. ahora ya sé lo que sienten mis lectoras cuando les termino un capitulo en SEMEJANTE PARTE! te has vengado! jajajajaja nena, que bueno está esto, no sé porqué le decias raro al capitulo y pensar que estabas mirando tele, contestando mails y chateando conmigo mientras lo hacias, qué será cuando estés bien tranquila!
    Bueno, parece que Paul, muy de mala gana ha aceptado la relacion de su hermanita con su amiguito, aunque no le cause mucha gracia...espero que no abra su bocaza y se le escape algo delante del padre, porque ahi van a estar todos en problemas. Como me rei con George, pobrecito, mas perdido que turco en la neblina jajaja, no entendia nada! y ese es un punto en comun con Gwen, que tampoco se explica que pasa entre John Y Chris.
    La escena de In my life me mató de amor, de mas esta decir que AMO esa cancion ,es mi favorita de entre las favoritas, con decirte que, aunque suene tétrico, ya dejé por escrito que cuando me muera, les conviene poner en mi funeral esa canción, sino quieren que me levante y los putee XD (eso de dejar encargada canciones para el funeral, te digo que viene de familia, no soy yo la unica loca jaja)
    y George, que ingenuo, piensa que conmigo va a comprar un buen regalo, yo que soy un desastre para eso, no entiendo como hay gente que compra regalos y acierta en lo que queria el agasajado, o enseguida elige qué comprar...yo un mes antes empiezo a buscar y nunca quedo conforme y creo que el cumpleañero tampoco jajajaja.
    Y che, qué fiesta! Me dieron ganas de hacer una yo! Musica, mucha gente, mucho amor, bebida, comida, recital en vivo (y qué recital) y muchos regalos y sorpresas, quieroooo quierooo joda! jajaja, me encantó el mini concierto, bien relajado, comiendo, tirados en el piso, eso es rock, loco! (me acordé de un personaje de tv, por eso lo digo, despues si queres te paso un video del tipo, es un rockero medio demente, se llama Pomelo jaja) y además he descubierto que estoy hechando a perder el sentido del ritmo de Ringo jajaja
    y bueno, como ya te dije, me dejaste ahi, con la ultima parte que todos ya sabemos que va a pasar, porque para eso somos grandes (?) aunque claro, quizas la sorpresa sea, que justo se aparece Paul, poseído por una fuerza destructora de hermanas que estan a punto de acostarse con su mejor amigo, o tambien puede aparecer el padre, que vino antes y se encuentra con todo el desmadre, o Cinthia, porque no, todo puede pasar!
    en fin, espero el proximo capi, ya sabes que te quiero esposa mia XD

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  2. Definitivamente, este es mi capítulo favoritooo!! :DD
    Me he enamorago de George (creo...), al menos me he encariñado un poco más de él con este capítulo.
    Que tierno Paul con Alice. A ver si George se lanza, y me hace algo así, que el pobre es casi tan tímido como yo.

    Dios, a demás has descubierto uno de mis regalos. Me voy a comprar una correa para la guitarra, para tocr en el teatro en Navidad.
    No sé si de los beatles ( si la encuentro), o como has dicho, Fender, que la vi en el Melody (la tienda más buena y veterana de música aquí), en Rosa, y blanca.

    Me ha encantado la parte en la que John, bueno, te mira, y canta In my life. Me habría encantado estar allí.

    Bueno, que eso, que te quieroooo, que GRACIAS, por este maravilloso capítulo, y por reclacar que soy AMIGA de George!
    Besitos ¡MUAKS! your friend, me. (L)

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