viernes, 6 de enero de 2012

Capítulo 25: Tormenta y despedida

Era ya la última clase de la mañana y en el aula sólo podía escucharse el rasgar de los bolígrafos de los alumnos sobre el papel. Escribían todos a un ritmo frenético. Y es que estaban a sólo un par de semanas de los primeros exámenes parciales de la carrera, por eso estaban todos completamente concentrados.

Sólo tres personas en aquella inmensa aula repleta de gente, parecían estar en otras cosas. Sí, escribían, pero a un ritmo mucho más pausado que los demás, pillando sólo algunas ideas sueltas que dejaba hacer el profesor de cuando en cuando y sin poner demasiada atención en lo que estaban haciendo. Mary y Chris eran dos de esas personas. Tanto una como otra estaban pensando en la inminente despedida que se produciría dentro de pocos días. El tercero era David, sentado un par de filas más arriba y que, en lugar de escribir, se estaba dedicando a observar detenidamente a Christine, cosa de la que la chica no era ajena y hacía que se sintiera muy incómoda.

Desde la desafortunada cita que tuvieron hacía un par de semanas y que acabó como acabó, apenas se habían vuelto a hablar. Por un lado, las frecuentes faltas de la chica desde que estaba con John, habían hecho que se vieran más bien poco. Por otro lado, estaba lo incómoda que ella se sentía con el chico después de todo lo que había pasado, con lo cual intentaba evitarlo lo más posible, limitándose sólo a saludarle y a intercambiar con él escuetas frases cuando no tenía más remedio. No obstante, David parecía no querer cesar en su empeño por acercarse un poco más a ella y frecuentemente buscaba excusas para hablarle, cosa que a Chris no le hacía ni pizca de gracia. Gracias a Mary, que estaba enterada de todo y que muchas veces se metía por medio para quitarle a David de encima, la situación era un poco más llevadera.

La clase terminó al cabo de Christine se le hizo eterno. Estaba recogiendo sus cosas de la mesa mientras charlaba con Mary cuando David se acercó a ellas con paso decidido.

-Buenos días, chicas.-saludó él sonriente.-Hoy no nos habíamos ni saludado…

-Buenos días…-le contestó Mary poniendo una sonrisilla de incomodidad.

-Pues yo no sé que tienen de buenos…-masculló Christine entre dientes, sin poder evitar la brusquedad de la contestación. Le fastidiaba, y mucho, la insistencia de Dave.

El chico soltó una risita. Obviamente se había tomado a broma el comentario aunque ella lo hubiera dicho completamente en serio.

-Sí, bien…Las clases estas arruinan el día a cualquiera…-contestó él.-Pero bueno, me preguntaba si mañana sábado teníais algo que hacer por la noche.

-Millones de cosas importantes.-le cortó Chris sarcástica.

-La verdad es que sí, lo siento Dave…-se apresuró a decir Mary en tono afable mientras le dedicaba una mirada asesina a su amiga por usar aquellas maneras.-Verás, tenemos una cena de despedida y no podemos faltar.

-¿De despedida?-se extrañó el chico.

-Sí, de despedida. Adiós con el corazón, bye bye, au revoir y todas esas cosas, ya sabes…

-Chris…-le replicó Mary.-Perdónala, Dave, es que está de mal humor porque su hermano vuelve a Londres el lunes.
-Aaaah… Lo siento, pues.-dijo David dirigiéndose a ella.-Pero bueno, tampoco es tan grave, ¿no? Quiero decir, que un hermano… No sé… Si estás un tiempo sin verlo tampoco pasa nada… Y tú ya debes estar bastante acostumbrada a todo eso, creo yo…

-Ya…-murmuró Christine con cara de asco mal contenida.

-Bueno, Dave, nos tenemos que marchar, ¿vale?-cortó Mary antes de que su amiga le soltara alguna grosería más al chico.-Hablamos otro rato.

Las dos chicas salieron del aula en silencio, dejándose al chico allí plantado mientras las miraba como un pasmarote.

-¿Pero qué coño te pasa?- le preguntó Mary a Chris cuando salieron del edificio.-Sólo te falta morder…

-¿En serio quieres que te explique lo que me pasa?-le respondió Chris un poco molesta. Sabía que Mary tenía razón, pero aún así no lo podía evitar.

-Rich también se va, no sé si lo sabes...-le replicó Mary.-Así que no eres la única que está de mal humor.

Christine lanzó un suspiro exasperado. Estaban ya saliendo del campus universitario.

-Sí, igual será…-dijo finalmente.-Rich va a venir a verte cuando le dé la gana, igual que hará mi hermano con Alice o George con Gwen… Pero John no puede hacer eso, ¿sabes?

-¿Cómo que no puede?-se extrañó Mary.-Mimi vive aquí, puede decir que va a visitarla y…

-Mimi se muda la semana que viene.-le cortó Chris tajante.

Mary se quedó mirándola extrañada. Obviamente no tenía ni idea de eso.

-Ha vendido Mendips y se va de Liverpool.-continuó ella.-A Sandbanks, en el sur de Inglaterra. John le compró la casa en primavera… Así que ya me dirás ahora qué excusa se busca para venir aquí…

Su amiga calló durante unos instantes, meditando la respuesta que debía darle después de enterarse de aquello.

-Mira, aunque no esté Mimi aquí continúan viviendo sus hermanas… Y tiene más familia, ¿no?-dijo-Además, de todas formas, tampoco crea que deba buscarse ninguna excusa… Si Cynthia ya sabe lo del divorcio…

-Eso mismo dice él.-respondió Chris poniendo una sonrisa amarga.-Pero no sé si quiero que venga…

Mary le dedicó una mirada confusa y Christine se apresuró a aclarar sus palabras:

-Verás, quiero verle, estar con él… Si paso un día sin verle o escuchar sus payasadas y no soy yo… Pero imagínate si la prensa se llegara a enterar de esto antes de que se divorcie… Y ya sabes que Liverpool es como un maldito pueblo: aquí todo se sabe más pronto que tarde…

-Sabes que John va a pasar de esas preocupaciones tuyas y va a hacer lo que le dé la gana, ¿no?-le cortó Mary sonriendo.

-Sí, lo sé.-contestó Chris con la mirada perdida.-De hecho ayer me lo dijo así, con esas mismas palabras… Supongo que es una de las cosas por las que me quedé colgada de él… John es así. Pero no deja de preocuparme el tema: él, el grupo… Todo se iría a la mierda por mi culpa y no quiero que pase eso.

-No seas tonta, Christine McCartney. Todo saldrá bien, ya lo verás.-sonrió Mary.-Anda, ven y dame un abrazo, monstruo.

Christine soltó una risita entre dientes con la broma y se dejó abrazar por su amiga. La verdad era que en aquellos momentos le hacía mucha falta.

***************

Mary se despidió de Christine unos cuantos metros más abajo y se adentró, como siempre, en la callejuela donde Ringo la solía esperar después de clase. La verdad es que se le haría muy raro, a partir del lunes, volver a ir a la parada del autobús que iba hacia su barrio en lugar de allí. No le costó divisar para nada el coche del chico, aparcado detrás de una furgoneta comercial de color blanco que lo ocultaba parcialmente. Él estaba afuera, con una gorra echada hacia delante que cubría su cara casi al completo, apoyado sobre la puerta del copiloto mirando al suelo con aire pensativo.

-Hola, Rich.-lo saludó ella cuando se acercó.

El chico levantó la cabeza y la miró, dedicándole una tierna sonrisa.

-Hola.-respondió acercándose para besarla.

Ella le devolvió el beso, pero de una manera bastante más fría que lo habitual. Lo cierto es que aún estaba algo disgustada por el hecho de que él no le hubiera dicho antes que se iban ya y, eso, unido al hecho de que estaba bastante chafada por tener que despedirse de él tan pronto durante un tiempo indefinido, hacía que se comportara de ese modo tan distante.

-¿Aún estamos con esas?-le preguntó Ringo cuando se separaron. No lo había dicho bruscamente ni enfadado, simplemente estaba tremendamente serio.-No sé cómo decirte que lo siento… Sé que debería habértelo dicho, pero…

Mary soltó un suspiro. Claro que sabía que lo sentía y por supuesto que se lo perdonaba.

-Tranquilo, Rich.-le contestó ella sonriendo de manera tranquilizadora.-No es por eso…

-¿Y?

-Supongo que todos estamos un poco mal por el hecho de que os tengáis que ir tan pronto…-respondió Mary mirándolo a los ojos.-Todavía no me hago a la idea…

-Yo tampoco…-murmuró él bajando la vista.

Mary sonrió y le dio un beso breve y dulce en los labios, como intentando redimirse por su frialdad de hacía unos instantes.

-¿Me llevas a casa, Starkey?-bromeó después de eso.

Ringo soltó una risita entre dientes.

-Pues mira, no.-contestó resuelto.-A casa no te llevo. Hoy te invito yo a almorzar, ¿te parece?

-Pero…

-Pero nada. Además, tu madre nunca come en casa los viernes.-le dijo el chico abriéndole la puerta del coche.-Así que te vienes conmigo.

****************

-¡Papá, espera!-gritó Chris cuando vio a su padre entrando en casa.-¡No cierres la puerta!

El hombre miró en su dirección y esperó a que su hija llegara hasta la casa en una carrera.

-No hacía falta que te pusieras a correr, hija…-dijo divertido mientras, ahora sí, cerraba la puerta que daba acceso al jardín tras ella.-¿Qué tal han ido hoy las clases?

-Aburridas, como siempre.-bromeó la chica después de darle un beso en la mejilla.

-¿Aburridas?-se extrañó el hombre.-¿No te gusta la carrera?

Chris soltó una risita.

-La carrera me encanta, pero no por eso las clases dejan de ser un aburrimiento…-contestó ella.

-No tienes remedio…

-Lo sé.

-Sólo espero que no suspendas en los exámenes.-refunfuñó su padre mientras abría la puerta de casa.-Exámenes que sé que tienes a la vuelta de la esquina… Unos exámenes por los que no veo yo que estés estudiando mucho.

-Bah, papá, no seas agorero…-dijo ella divertida.-Son parciales, no hay mucho temario. Además, ¿cuándo te he suspendido yo algo?

-La universidad no es el instituto…

-Papá…

Justo en esos momentos, cuando iban a cerrar la puerta de casa, escucharon como alguien les llamaba desde afuera. A Chris le dio un vuelco el estómago. Sería capaz de reconocer aquella voz entre un millón.

-¡Vaya, hola!-dijo Jim con una sonrisa mirando hacia la puerta del jardín. Después, volviéndose hacia su hija, añadió:-Anda, Christie... Ve y ábrele a John.

Chris asintió y se dirigió hacia donde estaba él, que no le quitaba ojo de encima y sonreía descaradamente. La chica en aquellos momentos no sabía ni qué pensar ni qué sentir. Verle siempre era una alegría para ella, pero estaba su padre delante y si Jim notaba algo raro estaba acabada.

-¿Qué haces aquí?-susurró empezando a abrirle la puerta.

John le guiñó un ojo de manera casi imperceptible y Chris, de manera instintiva, miró hacia la puerta de casa, donde permanecía su padre. Afortunadamente, en esos no momentos, el hombre se estaba encendiendo un cigarrillo y no estaba mirando hacia ellos.

-Te quiero.-susurró John cuando pasó por su lado. Lo había dicho tan bajo que hasta a ella le había costado entenderlo.

Chris se quedó allí plantada viendo como John se dirigía hacia su padre con una sonrisa. Todavía no se explicaba cómo podía ser tan caradura. A ella el corazón le latía a mil por hora y él estaba allí tan tranquilo.

-¿Qué hay, Jim?-saludó él cuando llegó a la altura de su padre.

-Bien, bien…-contestó.-Aquí estaba, combatiendo con mi hija, para variar…

John soltó una pequeña carcajada y se volvió Christine, que en aquellos momentos ya había llegado a donde estaban ellos.

-¿A ver a mi hijo, John?

-Sí.-respondió él girándose de nuevo hacia Jim.-De hecho me envía Brian. Al parecer ha estado llamando toda la mañana para decirle los detalles del viaje del lunes y no contesta…

-¿No?-se extrañó el hombre.

-Dice que comunica. Igual está el teléfono mal colgado o algo…

-Puede…-dijo Jim.-Bueno, entremos y hablas con él.

John esperó a que padre e hija entraran delante de él y se puso detrás de la chica, demasiado pegado a ella. Sólo faltaba que la abrazara por detrás.

-¡Paul!-exclamó su padre cuando entraron en la casa. Christine aprovechó aquel despiste del hombre para volverse y darle un manotazo a John en el pecho, haciendo que el chico se alejara un paso de ella con una sonrisa pícara en los labios.

-Qué raro… No contesta…-masculló Jim entrando en el salón.- ¡Paul!

Christine sintió como de nuevo el corazón le daba un vuelco, no por nada agradable como antes, sino porque por su mente pasaron un montón de cosas extrañas, y ninguna buena, cuando escuchó a su padre exclamar el nombre de su hermano. Le dirigió una mirada rápida y angustiada a John, que también se había puesto tremendamente serio de repente, antes de asomarse los dos casi a la vez en el salón.

Y entonces ni John ni ella pudieron evitar soltar una carcajada casi al unísono cuando vieron la escena que estaba teniendo lugar en allí dentro. Sí, efectivamente Paul estaba allí, pero ni estaba mal precisamente ni tampoco estaba solo. Al parecer, Jim, que aún permanecía plantado donde ellos, ahora con una sonrisa burlona en la cara, aunque igual de sorprendido que hacía unos segundos, acababa de pillar a Paul y a Alice en una de sus sesiones intensivas de besos como lo había hecho ella días antes. La diferencia es que aquella vez, ellos sí que se habían enterado de que habían sido pillados. Paul parecía bastante tranquilo, con cara de no haber roto nunca un plato, como siempre hacía cuando lo pillaban haciendo algo. Pero Alice… La cara de Alice era todo un poema y la pobre no sabía dónde esconderse. Era obvio que se habían olvidado de la hora que era y por eso los habían pillado.

-Bueno… Yo mejor me subo a mi habitación…-dijo Jim divertido dándose la vuelta.-Voy a ponerme cómodo… Aquí os quedáis, chicos… y chicas.

El hombre desapareció de allí sin más y se perdió escaleras arriba enseguida. John y Chris entraron los dos como un huracán en el salón y se quedaron mirando a la pareja divertidos.

-¿Qué?-ladró Paul enfurruñado.

-Menuda pillada, Macca.-rió John.

-Hola Alice.-saludó Christine intentando contenerse la risa.

-Hola…-masculló la chica roja como un tomate.-Joder… qué vergüenza... ¿Qué va a pensar tu padre?

-Tranquila, se lo ha tomado a risa…-contestó Chris divertida.

-Esto puede que se lo haya tomado a risa, pero si baja y os vea a vosotros dos agarrados de la mano no creo que le haga tanta gracia…-refunfuñó Paul.

Hasta que su hermano no dijo aquello, Christine no fue consciente de que John y ella tenían las manos entrelazadas. Había sido algo inconsciente, simplemente se habían agarrado de la mano cuando habían entrado en el comedor para hacerles la broma a Paul y a Alice. Inmediatamente, ella se soltó de John, asustada por lo que habría podido pasar si hubieran hecho eso sin darse cuenta delante de su padre.

-¿Qué haces aquí, John?-preguntó Paul mirándolo fijamente poniendo una sonrisa sarcástica.-¿Acaso vienes a que mi hermana te presente como nuevo miembro de la familia?

-Todo se andará, Paul, todo se andará…-rió John que en absoluto pareció molestarse por el comentario.-Pero por ahora no he venido para presentarme como tu cuñado oficial…

-Qué feo queda eso de llamarte cuñado…

-Más feo eres tú y mira…-bromeó John sacándose un papelito doblado del bolsillo de la chaqueta.-Toma, aquí tienes las instrucciones de Brian para la mierda del lunes este…

Paul se puso serio de repente, como lo habían hecho todos los que estaban allí cuando John nombró el lunes.

-Horarios y demás gilipolleces suyas…-continuó John tendiéndole el papel.-Ahí está todo…

-Vale.-dijo Paul guardándoselo en el bolsillo de la camisa sin ni siquiera mirarlo.

Un incómodo silencio se hizo de repente entre los cuatro. Era obvio que todos estaban con la cabeza en puesta en la despedida.

-Bien…-dijo Alice de repente.-Yo creo que lo mejor será que me vaya a casa…

-Y yo también me tendré que ir yendo…-masculló John fijando su mirada en Christine.

La chica lo miró. Sus ojitos empequeñecidos detrás del grueso cristal de sus gafas mostraban una tristeza y una seriedad que pocas veces le había visto y le dedicó una sonrisa tranquilizadora. Estuvo a punto de besarlo allí mismo, pero en el último momento se contuvo. Y menos mal que no lo hizo porque justo en aquel mismo instante, Jim McCartney apareció de nuevo en el salón. Fue entonces cuando Chris adquirió plenamente consciencia de que su asunto con John era lo más parecido a jugar con fuego que podía hacer. Y tenía la sensación de que tarde o temprano acabaría quemándose.

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Parecía mentira que fueran los mismos que estuvieron en el cumpleaños de Gwen hacía unos días que los que estaban ahora reunidos en el piso de Ringo. Sí, los ocho otra vez, pero con algunas diferencias. La primera es que ahora estaban todos emparejados y nadie hacía ningún esfuerzo por disimular ante los demás, ni siquiera Chris, bastante reacia a las muestras de afecto en público, le estaba poniendo problemas cuando le daba alguna caricia en el pelo o le robaba algún que otro beso. La segunda diferencia es que estaban todos bastante más serios que la vez anterior. La cena olía a despedida, y hasta el miope de John Lennon lo podía ver con claridad meridiana.

Estuvieron allí tranquilos, comiendo, bebiendo y fumando. Dejándose, también, a Alice y sobre todo a Gwen, pasmadas cuando John sacó de su bolsillo la marihuana y empezó a liar porros para fumárselos allí mismo. El chico sonrió divertido. Si reaccionaban así ante la marihuana, no se imaginaba lo que podría pasar cuando descubrieran su descubrimiento más reciente: sus viajes con LSD.

-¿Quién se anima a echarse unas risas?-preguntó mirándolos a todos.

Paul y Ringo asintieron casi al instante.

-Yo paso esta vez.-contestó George lanzándole una mirada furtiva a Gwen. Estaba claro que no quería colocarse por ella.

-Yo como mucho comparto.-respondió Chris a su lado.

John le dedicó una sonrisa. Le encantaba cuando se ponía en plan “voy a saltarme todas las normas”.

-Compartimos tú y yo, pequeña… ¿Mary? ¿Te apuntas?
La chica se lo quedó mirando. Primero a él, después a Ringo.

-Jamás he probado…-dijo finalmente.

-Alguna vez ha de ser la primera…-rió John pasándole un porro ya liado a Ringo.-Compártelo con tu chica, Rich. ¿Alice, Gwen?

Las dos chicas dudaron por unos instantes.

-Yo creo que no…-contestó Gwen al cabo de unos segundos.-Ni siquiera fumo…

-Y yo… No sé. Creo que como mucho le robaré unas caladas a Paul…-contestó Alice sonriente.

-Y como si me lo quieres robar entero…-le dijo Paul encendiéndose su porro.

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Habían bajado las escaleras del edificio al cabo de un buen rato. No era aún muy tarde pero, sobre todo ellos, iban ya bastante pasados, además de colocados. Estaban todos arremolinados en el portal discutiendo sobre a qué sitio iban a ir cuando John agarró a Christine por la cintura y la apartó varios pasos de los demás.

-¿Qué pasa, Johnny?-rió ella mientras él le besuqueaba el cuello.

-Pues que no hace falta que tú des tu opinión en todo eso…

-¿Ah, no? ¿Y eso por qué?

-Pues porque tengo mejores planes para ti y para mí, pequeña… Fiesta privada, si lo quieres llamar así…

Chris se volvió y lo miró con una sonrisa traviesa.

-¿Y por qué debería ir a esa fiesta privada en lugar de con los otros, Lennon?

-Mmm… No sé…-susurró él antes de darle un intenso beso.-¿Por esto?

-Creo que me has convencido con tus argumentos…-respondió ella para justo después devolverle el beso.

-¡Pero por favor, qué asco!-gritó de repente Paul por detrás de ellos.-¿Podéis dejar de comeros la boca delante de mí, por favor?

Todos los que estaban allí estallaron en una inmensa carcajada, excepto Paul, claro, mientras ellos dos se separaban también con aspecto de estar divirtiéndose como nunca.

-Anda que…-rió George cuando John los miró.-¡Iros a un hotel!

-¿Y adónde crees que vamos?-respondió John con una risita.

-¡¿Qué?! ¿A un hotel? ¿Los dos?-preguntó Paul airado.

-Anda, Paul…-susurró Alice agarrándolo de la mano intentando contenerse la risa ante la reacción desmesurada del chico.

-Sí, eso he dicho.

Paul se limitó a soltar una serie de gruñidos ininteligibles mientras los demás no podían dejar de escapar risas por lo bajo.

-¿Nos vamos o qué, guapa?-le preguntó John a Christine tironeando de su mano.

-Pues claro.-contestó ella risueña y, después, dirigiéndose a los demás, añadió:-Adiós, chicos. Nos vemos mañana. Hermanito, no me esperes levantado…

-Largaros de aquí y que os aproveche.-masculló Paul enfurruñado todavía mientras los demás estallaban de nuevo en otra carcajada.

John y Chris salieron de allí casi en el acto, riendo, sin preocuparse por lo que podía suceder si alguien reconocía a un John Lennon sin disfrazar agarrado de la mano de otra chica que no era su esposa. Ni tan siquiera ella pensó en aquello. Seguramente serían los efectos del porro que se habían fumado, pero en aquellos momentos no les importaba absolutamente nada ni nadie.

**************************


Gwen estaba sentada en el sofá de uno de los reservados del Blue Angel, uno de los clubs más VIP de Liverpool al que iba por primera vez aquella noche en compañía de los chicos. La música estaba bien, su grupito estaba apartado del resto de la gente evitando así miradas indiscretas y le encantaba la compañía pero, sin embargo, no lo estaba pasando nada bien. No tenía ganas de fiestas, simple y llanamente.

-Hola cariño.-dijo George acercándose a ella. Llevaba un par de vasos en la mano.- Te traigo esto.

Gwen agarró el vaso con una sonrisilla y George se dejó caer a su lado en el sofá.

-¿Qué es?-preguntó olisqueando el contenido del vaso.

-Whiskey con cola.-contestó él.-  Espero haber acertado…

Gwen no contestó. No bebía y no podía saber si aquello que le traía George estaba bueno o no. Dio un breve sorbo al vaso y no pudo evitar poner una mueca de asco. Aquello estaba asqueroso.

-Veo que no he acertado…-rió George cuando vio la cara que puso.

-No, si está bueno…-mintió Gwen. Le sabía mal hacerle aquel desplante.

-Por la cara que has puesto diría que no…-contestó él con una sonrisa mientras le arrebataba el vaso de la mano.

-Es que… No estoy acostumbrada a todo esto…-masculló ella.

George se acercó a ella y empezó a juguetear con un mechón de su pelo.

-Es todo cuestión de acostumbrarse, como todo…-murmuró.-Oye, Gwen… ¿puedo preguntarte algo?

-¿Qué?

-¿Qué te pasa esta noche?

La pregunta de George la había pillado por sorpresa y no sabía muy bien qué responderle. Lo cierto es que ni ella misma lo sabía muy bien. La chica fijó la vista en los demás: sonaba una canción lenta y tanto Ringo y Mary como Paul y Alice estaban bailando juntos. Parecían todos tan felices…

-Te vas, eso es lo que me pasa…-contestó al cabo de unos segundos todavía con la mirada perdida.

George le puso la mano en la barbilla y le volvió la cara hacia él, obligándola a mirarlo.

-No me voy para siempre…-contestó con una sonrisa tranquilizadora.-Mira, hagamos una cosa… No sé mi agenda aún… Pero seguro que tenemos por lo menos un día o dos libres cada semana hasta que salgamos de gira, así que te prometo que vendré a Liverpool cada uno de esos días para estar contigo.

Gwen abrió los ojos como platos aún sin poder creerse la promesa que le acababa de hacer George.

-¿En serio?-preguntó la chica.-Pero… ¡ni siquiera vas a poder descansar ni un día!

-No te preocupes por eso, boba.-rió George.-Y te llamaré todos los días, eso seguro.

Gwen sonrió y no pudo reprimir sus ganas de darle un dulce beso al chico. Después de aquella promesa, su marcha el lunes no era una cosa tan trágica como había pensado.

*********************

Christine y John salieron del ascensor en silencio. Él la estaba abrazando fuerte, como si quisiera mantenerse aún unido a ella como lo habían estado físicamente hacía un rato. La chica jamás había estado tan a gusto. Estar así, caminando apoyando levemente su cabeza contra el pecho de John mientras él la rodeaba con el brazo le daba una seguridad y una tranquilidad que pocas veces había sentido en su vida. Simplemente tenía la sensación de que estando así con él nada malo podía sucederle.

Sin soltarse, se dirigieron hacia el mostrador de la recepción. El recepcionista, un hombre serio de unos cincuenta años les dedicó una mirada severa. Pese a que estaban inscritos con un nombre falso, era más que evidente que había reconocido a John. No obstante, que él les reconociera no preocupaba a Christine en absoluto. Sabía que si decía algo se jugaba su puesto de trabajo, estaba bajo una especie de secreto profesional, así que su aventura estaba a salvo.

-Señor y señora Winston…-murmuró el hombre mientras recogía la llave de la suite que le acababa de dar John.-Espero que, aunque breve, su estancia aquí haya sido de su agrado.

-No lo dude.-contestó John con una risita que avergonzó a Chris.

John le pagó lo que le debía, la habitación por una noche y una botella de champagne que él se había empeñado en pedir al servicio de habitaciones, por un precio que a Christine le pareció completamente desorbitado. Después se despidieron del recepcionista y salieron a la calle, ahora sí, rompiendo el abrazo de hacía unos momentos.

-Está a punto de amanecer…-murmuró Christine.

-Y hace un frío que pela…-dijo John mientras abría el coche.

Chris iba a meterse en el coche cuando lo vio. David, su compañero de clase, el pesado, el soso, el muermo, el idiota, bajaba en aquellos momentos por la calle, justo en la dirección en que ellos estaban.

-Mierda…-fue lo único que fue capaz de mascullar antes de que Dave los viera a los dos.

-¡Chris!-gritó David cuando la reconoció. Sólo estaba a escasos metros de ella.-¿Qué haces?

La chica puso una mueca de fastidio a la vez que John se giraba lentamente hacia él, entrecerrando los ojos para verlo mejor pese a que llevaba puestas las lentes de contacto. David iba claramente muy borracho y llegó hasta donde estaban ellos casi balanceándose.

-¿Quién es…?-preguntó con voz pastosa mirando a John.-¿Éste? ¿El idiota éste es con quien vas?

-Déjanos en paz, David.-le dijo Christine de malos modos apartándose un paso de él para evitar que le pusiera las manos encima como evidentemente quería hacer.

-Lárgate de aquí, tonto del culo.-masculló John mirándolo desafiante.

-Tú no me vas a decir que me largue…-le contestó David.-Oye, Christine… Joder… Jamás pensaba que estarías con el tío este… Si te dijo de todo el otro día… Y encima está casado… Hay que ser muy…

-Te he dicho que te largues, imbécil.-le cortó John acercándose hacia él.

David hizo un gesto de desprecio con la mano y continuó mirando a la chica. Sin que ella pudiera esperarlo, su compañero de clase le puso su mano en la cara y se la acarició, mirándola de manera penetrante. Ni siquiera le dio tiempo a apartarse, sólo a ver la mirada furibunda de John y de entender, en cuestión de milésimas de segundo, que David acababa de cometer el mayor error de toda su vida.

-¡No te atrevas a tocar a mi chica, maldito hijo de puta!-gritó John a la vez que lo agarraba por la espalda y lo apartaba violentamente de ella.

Chris se quedó paralizada, sin saber qué hacer, mientras John tiraba al suelo a David con un fuerte empujón y lo arrinconaba contra su coche a patadas furiosas.

-¡Joder, John!-gritó la chica cuando por fin reaccionó abalanzándose sobre él. Estaba completamente fuera de sí y sabía que si no lo impedía no iba a parar.-¡Para, mierda! ¡Lo vas a matar!

John paró de repente cuando sintió la mano de ella agarrándole del brazo y se quedó mirando a su víctima con la respiración agitada. Después, con un movimiento brusco se agachó y agarró al chico de las solapas, levantándolo de nuevo.

-Lárgate de aquí, maldito cabrón.-silbó John a escasos centímetros de su cara antes de soltarle con la misma furia con la que lo había agarrado.

David echó a correr, cojeando como pudo.

-¡Voy a denunciarte, bastardo!-le gritó volviéndose hacia ellos cuando estuvo lo suficientemente lejos.-¡No creas que por ser quien eres te vas a librar!

-¡Mira como tiemblo, marica de mierda!-le respondió John furioso.-¡John  Winston Lennon! ¡Ese es mi nombre completo, colega, para que vayas y sepas bien a quién tienes que denunciar!

-John… por favor…-susurró Chris a su lado. Todavía tenía la mano sobre su brazo.

John se volvió hacia ella. Ya no tenía aquel brillo furioso en sus ojos, si no que la miraba con dulzura. No obstante, Christine ya no podía devolverle la misma mirada. No en aquellos momentos.

-¿Estás bien?-preguntó él.

-Yo sí.-respondió la chica secamente.-Llévame a casa.

Él se quedó mirándola extrañado y no dijo nada. Los dos se metieron en el coche y se pusieron en marcha dirección a Heswall en silencio.

-¿Qué coño te pasa?-preguntó John bruscamente al cabo de cinco minutos mirándola de reojo.

Christine soltó un suspiro. Sabia que John había tenido cientos de peleas de ese tipo, pero jamás había imaginado que tal violencia pudiera salir de él. No obstante, ella no le tenía miedo para nada. Es más, sentía que era él el que le tenía miedo a ella en aquellos momentos.

-Casi lo matas. Te has pasado.-contestó mirándole.

-¿Qué me he pasado?-preguntó indignado.-¡No voy a permitir que nadie te ponga un dedo encima ni que te diga nada malo!

-Ya te dije que no quiero que me defiendas. No iba a hacerme nada.

-¿Cómo que no te defienda? Eres mi chica.

Christine le clavó la mirada, de una manera tan severa que hizo que John parara el coche en el arcén de la carretera.

-¿Qué?-le preguntó él, a la defensiva.

-Pues que quiero que esto te quede muy claro, John.-contestó Christine seria.-No soy de tu propiedad, ni tuya ni de nadie, ¿me entiendes? Lo de ser TU chica será en el sentido de que yo te quiero y tú me quieres. Pero no voy a ser TU chica como si de ser TU perrita se tratara, ¿vale?

John se quedó mirándola confundido aunque Chris no le apartó la mirada. Estaba hablando totalmente en serio. Por una vez, iba a hacerle caso a Paul y “a no convertirse en la nueva Cynthia”. Iba a pararle los pies a John costase lo que costase por más que eso le doliera incluso a ella misma. Y es que no estaba dispuesta a convertirse en un trofeo más de su colección ni a acatar todo lo que él dijera o hiciera sin más. Ella no era así y no iba a cambiar su manera de ser por mucho que lo amara.

-¿Pero qué me estás contando?-dijo él al fin.

-Lo que oyes, John. ¿O quieres que te lo vuelva a repetir?-le preguntó ella en un tono de voz que le sonó bastante desafiante.

-No creo que haga falta.-respondió él secamente.-Pero pensé que sabrías apreciar lo que acabo…

-Quizás eso te lo aprecien los matones de la mafia, no yo.-le cortó ella.-Me gusta y amo al John que está conmigo, no a ese neandertal que he visto hace un rato casi matando al primer mamarracho que se nos cruza.

John apartó la mirada y la fijó al frente, sin contestar, meditando lo que ella le acaba de decir.

-Lo siento.-dijo al fin sinceramente.

Chris lo miró sorprendida. Jamás hubiera esperado esa respuesta de John.

-La he cagado.-añadió.-Supongo que soy un maldito energúmeno. No te merezco, joder.

La chica no podía salir de su asombro. Incluso le parecía que estaba a punto de echarse a llorar allí mismo. No se explicaba cómo una persona podía tener tantas contradicciones juntas.

-John…-murmuró ella pasándole la mano por el pelo.-No digas eso.

-Es cierto, Christie.

-No lo es. Al menos no lo es en parte. Sí, la has cagado, pero no eres ningún energúmeno aunque te hayas comportado como tal. Yo sé que no lo eres…

John soltó una risita amarga.

-¿Vamos a casa?-preguntó ella cuando vio que las cosas estaban más calmadas.

-Vamos.

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Ya había llegado el temido lunes y el jardín de la casa de los McCartney estaba a rebosar de gente, tal y como lo había estado hacía una semana. La diferencia era que esta vez no estaban todos tan contentos, ni siquiera los chicos, que habitualmente estaban siempre ilusionados cuando se tenían que meter a grabar algún nuevo trabajo.

Alice estaba allí plantada, junto con Gwen y Mary, esperando a que ellos acabaran de cargar los trastos en la furgoneta que Mal Evans había traído hasta allí. Chris se acababa de meter en casa, junto con Mike, para acabar ayudarle a sacar unas cosas que Paul se había dejado olvidadas. Cerca de ellas estaba Brian, hablando con Jim McCartney y dirigiéndoles, de cuando en cuando, miradas bastante significativas a las chicas que hacían que todas ellas se sintieran bastante incómodas. Era obvio que sabía por qué estaban allí, como también lo era que mucha gracia no le hacían.

-¿Todavía no ha llegado?

La pregunta de Chris por detrás las pilló a todas por sorpresa. La hacían aún dentro de casa.

-No.-le respondió Alice mirándola. Todas sabían a la perfección por quién estaba preguntando Christine.

La chica soltó un bufido de fastidio y miró su reloj.

-Tranquila, mujer.-intentó tranquilizarla Mary.-No tardará… Ya sabes que los aeropuertos siempre son un poco…

John había ido a acompañar a la que en breve sería su exmujer y a su hijo al aeropuerto. Ellos dos volverían, junto con Lilian Powell, la madre de Cyn, en avión a Londres, mientras que John lo haría junto con los chicos en coche, mucho más discreto que los aviones.

Justo en aquel preciso momento, un taxi paró delante de la casa y John bajó de él con su sempiterna gorra.

-Lo siento.-le escucharon decir a los chicos.-He pasado también a despedirme de Mimi y de mis hermanas.

Después, dedicó una sonrisa hacia donde estaban las chicas y empezó a descargar cosas del maletero del taxi para empezar a cargarlas en la furgoneta. Alice miró de reojo a Christine, que sonreía también de una manera muy poco disimulada. Casi de manera automática, se giró hacia donde estaban Jim, Brian y Mike. Afortunadamente su padre y su hermano parecían no haberse dado cuenta de aquel gesto y charlaban entre ellos. Sin embargo, Brian, estaba clavando la mirada en su amiga sin que ella ni siquiera se diera cuenta.

-Chris…disimula un poco…-le susurró.-Sólo falta que te tires encima de él para besarlo y Brian te está asesinando con la mirada.

Su amiga se dio cuenta enseguida de lo que estaba haciendo y cambió inmediatamente su gesto.

-Gracias.-le contestó.

Los chicos acabaron de cargar en cuestión de pocos segundos las cosas de John y se dirigieron hacia donde estaban todos. Ahora sí, había llegado el momento de despedirse.

Paul fue el primero que se acercó. Se despidió de su padre y de sus hermanos con un abrazo prometiéndoles verse pronto y después se acercó a Alice con una sonrisa de oreja a oreja. Y casi sin que la chica se diera cuenta, Paul ya estaba dándole un beso dulce y tremendamente largo.

-Nos veremos dentro de poco, te lo prometo.-le dijo finalmente.

Alice le dedicó la mejor de sus sonrisas.

-Eso espero.

Paul le volvió a dar un beso mucho más breve.

-Hasta pronto, pues.

-Hasta pronto.

La chica miró a su alrededor antes de que Paul se metiera en el coche. Todos estaban casi igual. Mary y Ringo y George y Gwen, haciéndose promesas de que se verían en menos de los que se esperaban y que las llamarían. Sólo a su lado, John y Chris se mantenían a una distancia más que prudencial aunque no podían evitar dedicarse miradas furtivas de cuando en cuando.

-Bien, Jim, un placer como siempre.-dijo John dirigiéndose hacia el padre de la chica, que en aquellos momentos estaba al lado de su hija y de Mike.-Mike, nos veremos pronto.

-Buen viaje.

-Por supuesto que nos veremos pronto…

-Y Chris…-empezó a decir John mirándola.- Nos vemos.

-Claro.-contestó ella con una sonrisa forzada.-Pronto.

John le dedicó una sonrisa y se acercó hasta donde estaban las demás chicas para despedirse de ellas y después, subió al coche junto con los demás.

Alice volvió a dirigir la mirada hacia la ventana de detrás, donde podía ver a Paul y los dos se miraron por última vez antes de que el coche arrancara y se perdiera detrás de la furgoneta de Mal calle abajo.

Ahora, sólo quedaba esperar.




Bien, se acabó lo que se daba. Un capi largo este, verdad? Pero bueno, había que ponerlo todo... Las despedidas nunca me gustaron, pero había que ponerlo, no? jeje. En fin, qué tal los reyes? Cargados? Yo por mi parte sí, pensé que me iban a traer carbón porque muy buena no he sido, pero parece ser que me han tomado ya por imposible y han algo han dejado. En fin, mi regalito de reyes particular para todas vosotras es esto... A falta de poder enviaros un perfume de Dolce & Gabana o alguna cosa pija de esas, pues os tendréis que conformar con esto, jejeje.

Súper besos y a pasarlo genial!

1 comentario:

  1. "Guacho fuma porro, pasame una sequita que quiero fumar!"
    Lo siento, pero leer la escena de la fumada colectiva, me trajo a la mente la letras de esa espantosa cumbia que se escucha por aca ajajjaa Me dieron ganas XD
    Este....me llenaste de emociones con este capi, lo empeze a leer ayer en la casa de mi amiga, pero muy por arriba porque se reia de mis reacciones al leer jajaa y anoche pude pero hasta la parte de la pelea con Dave (ufff...sin comentarios, que tipo pesado por lo menos John lo cagó a palos, aunque si, se paso un poco XD pero despues se arrepintio de una forma que casi me saca una algrima) mi madre me llamaba a comer, pero no quería dejar de lerer,p ior lo menos hasta la finalizacion d ela pelea, me parecia un crimen no terminar de leer esa parte solo por ir a cenar (eso explica por que estoy tan flaca jaja)
    Bueno, amé la escena de Paul y Alice y el viejo mirandolos...me morí jaja encima casi que tambien agarra a Chris y John, eso hubiera sido desastroso.
    y pobre Paul, ver como su amigo se lleva a su hermana para fines no santos....me hace acordar (como ves, hoy todo me hace acordar a todo jaja) a una propaganda de cerveza que dice: "dar todo por un amigo, incluso si eso implica.....entregar a tu hermana" jajajajaj
    bueno, me despido, no sabes el calorrrr que hace, y yo leo tu fic y me emociono y transpiro mas de lo que ya transpiro jajaajjaja
    Gracias por el regalo de Reyes, pero igual exijo mi perfume D&G

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