martes, 24 de enero de 2012

Capítulo 27: El peor de los días

Paul subió los peldaños de las escaleras de dos en dos con la respiración agitada y el corazón latiéndole a mil por hora. Todavía no había asumido lo que acababa de ocurrir hacía escasos momentos en el vestíbulo de casa, así como tampoco había adquirido plena consciencia de lo que significaban las palabras que su padre le acababa de escupir en la cara a su hermana.

La puerta de la habitación de Christine estaba cerrada, de hecho, él mismo acababa de escuchar el portazo que había dado hacía escasos segundos. Sin pensárselo dos veces, la abrió sin pedir permiso y se quedó plantado en la puerta viendo como la chica lanzaba furiosa un montón de ropa encima de la cama con los ojos anegados en lágrimas.

-Christie…-murmuró.

Su hermana se volvió hacia él a la vez que entraba en la habitación y cerraba la puerta tras de sí.

-¿Pero qué haces?-preguntó él mirando hacia el montón de ropa que había encima de la cama.

Chris se quedó mirándolo inquisitiva.

-¿Qué? ¿No lo has oído? ¡Me echa!-dijo la chica intentando reprimir un sollozo.

Paul se acercó a ella y la abrazó.

-Joder… enana… Tranquila… Eso lo ha dicho porque…

-No, Paul, no te engañes.-le cortó ella.-Me ha echado y punto.

-Pero seguro que atiende a razones… Ya sabes como es papá, tiene el pronto y luego…

-Luego se mantiene en su cabezonería.-contestó Chris.-No, Paul. Además, mientras esté aquí no me va a dejar verle. Me está haciendo elegir entre John o él.

Paul lanzó un suspiro y, agarrándola por los hombros, la separó unos centímetros de él.

-Y tú has elegido a John.-sentenció finalmente mirándola a los ojos.

La chica se soltó de él con suavidad y asintió.

-Quiero muchísimo a papá, Paul, créeme.-aclaró.-Pero también tengo muy claro con quién quiero estar. No hago esto por cabezonería o por haceros la puñeta, simplemente es que lo que siento por John es demasiado fuerte como para no luchar por ello.

-Lo sé.-respondió Paul con sinceridad.

Chris no contestó y se sentó en el borde de su cama. Paul hizo lo mismo, a su lado, en silencio y observando como su hermana pequeña fijaba la vista en la ventana.

-Lo que más me duele es lo de Mike.-dijo la chica al cabo de unos segundos rompiendo el silencio.

-Mike no lo ha dicho queriendo, Chris.-intentó justificar Paul aunque sin estar demasiado convencido de ello.-Estaba furioso y no controlaba lo que decía.

La chica soltó una risita amarga.

-Te encanta hacer de abogado del diablo, ¿verdad?-preguntó finalmente poniéndose en pie.-No intentes justificarle, por supuesto que sabía lo que decía y las consecuencias que tendría, no es tan tonto.

-Pero…

-Pero nada.-le cortó ella.-¿Puedes levantarte de ahí? He de recoger mis cosas.

-¿Hablas en serio?-preguntó Paul en un último intento por evitar lo que era inevitable.

-Por supuesto que hablo en serio, Paul.-contestó Chris tremendamente serena.

Paul la miró fijamente. La desesperación que había mostrado su hermana hacía unos minutos había desaparecido dando lugar a una inmensa determinación que incluso llegó a asustarle. Jamás la había visto tan convencida de lo que iba a hacer.

Dando un suspiro, se levantó de la cama y observó impávido como su hermana sacaba una maleta del armario.

-Supongo que sobra preguntarte adónde vas a ir…-murmuró Paul cuando ella empezó a meter su ropa en la maleta.

-Supones bien.

-Bien… Te acompañaré a su hotel, porque si viene él hasta aquí, se armará.

Christine terminó de poner la ropa en la maleta y los dos hermanos bajaron escaleras abajo con el corazón en el puño. Paul sólo pensaba en que si él se sentía así de mal por ir a acompañar a su hermana, lo que sentiría la chica al tener que salir de casa con la maleta debajo del brazo después de lo que había pasado debía ser una de las peores sensaciones del mundo.

Cuando llegaron a la altura del comedor, Christine se quedó parada mirando hacia adentro. Jim estaba sentado en su sillón con la cabeza entre las manos y Mike, de espaldas a ellos, estaba tan inmóvil como una estatua de sal. Estuvo así unos segundos, sin que ni su padre ni su otro hermano se percataran de su presencia y, después, soltando un casi imperceptible suspiro, hizo ademán de alejarse de allí. Fue entonces cuando Jim levantó la cabeza y las miradas de padre e hija se cruzaron. Ninguno de los dos dijo nada hasta que Chris, altiva, levantó su cabeza y reanudó su camino hacia la puerta, seguida por un más que sorprendido Paul, que estaba empezando a asumir que su familia se había roto de nuevo desde la muerte de su madre ocho años antes.

**********************

-No voy a dejarte sola, te lo prometo.-fue lo primero que dijo John cuando Paul le explicó lo que acababa de suceder.

Chris levantó la cabeza, separándose un poco de su pecho, al que se había mantenido pegada desde que había entrado y se había puesto a llorar como una tonta. Se había puesto tremendamente serio, nunca antes en toda su vida lo había visto así.

-John…-murmuró ella.

-Nos vamos mañana mismo, a Londres. Ya veremos donde nos metemos, pero nos apañaremos.-dijo él contundente mientras conducía a Chris hacia el sofá de la suite.-Anda, siéntate un rato.

La chica obedeció sin rechistar. La verdad es que no le quedaban fuerzas para contradecir en nada. Lo único que era capaz de entender bien en aquellos momentos es que tenía los ojos hinchadísimos por las lágrimas y que le dolía tanto la cabeza que tenía la sensación que de un rato a otro iba a estallarle. Eso y que la presencia de John la tranquilizaba aunque sólo fuera un poco.

-No creo que sea la mejor idea, John.-intervino Paul de repente, con un tono de voz tan grave que sorprendió a Christine.

-¿Qué?-preguntó John incrédulo, plantado delante de Paul.-He dicho que no voy a dejarla sola. Estaré con ella pase lo que pase.

Paul lanzó un suspiro exasperado.

-Creo que lo mejor que podríamos hacer sería sentarnos todos y hablarlo tranquilamente, John.-contestó Paul mientras agarraba una de las lujosas sillas de la habitación y la acercaba hacia donde estaban ellos.

John se quedó dubitativo unos segundos hasta que Chris le lanzó una mirada suplicante. Lo cierto es que lo último que le apetecía a la chica era volver a presenciar otra pelea, y mucho menos entre John y Paul.

-Bien. Hablemos.-dijo John finalmente sentándose al lado de Christine y abrazándola fuertemente. Ella simplemente se dejó hacer, dócil. Se sentía bien así.-¿Por qué coño no te parece que sea una buena idea?

-¿De veras hace falta que lo explique?-preguntó Paul mirándolos a los dos.-Estás en pleno divorcio y ya sabes qué pasaría si toda esta mierda saliera a la luz antes de que lo estés totalmente.

-Eso a lo que tú llamas mierda, McCartney, es el amor más grande de toda mi vida.-le espetó John aunque con el tono de voz bajo.-Y si crees que me importa lo que digan un puñado de gilipollas ultraconservadores y unas cuantas fans locas, estás muy equivocado.

-Antes de soltarme tu gran arenga, escúchame.-le cortó Paul con la misma determinación que había usado John segundos antes con sus palabras.-Creo que la solución más viable no es que os vayáis a vivir juntos por ahora, más adelante si queréis sí, no seré yo el que diga nada… Pero ahora nos haría a todos más daño que bien, incluida a mi hermana. Yo también quiero protegerla, John. Y no quiero que todo el jodido país la trate como algo que no es.

John se mantuvo en silencio, meditando aquellas palabras mientras acariciaba el pelo de Chris, que también miraba a Paul fijamente, asumiendo por primera vez a la perfección que casi nadie sería capaz de entender lo suyo con John.

-¿Y cuál es tu propuesta, si puede saberse?-preguntó John secamente al cabo de unos segundos.

-La más sencilla de todas.-contestó Paul.-Que Chris se venga a vivir conmigo.

Chris se quedó mirando fijamente a su hermano. Aquello, de tan sencillo como era, era simplemente la mejor idea había escuchado hasta el momento.

-No sé…-protestó John casi en un gruñido.-Todo esto ha pasado por mi culpa y no voy a dejarla que…

-Pero John…-dijo Chris de repente acercándose a él nuevamente.-Tú no tienes la culpa de nada.

-Sí que la tengo, Christie.-le respondió rotundamente.-Yo te quiero. Y todo esto es una putada, lo sé, pero también es la oportunidad perfecta para que por fin estemos juntos del todo.

-Venga, John, piénsalo bien. Si Chris vive en Cavendish Avenue podríais estar juntos “casi” del todo.-le interrumpió Paul.-Tú siempre estás por mi casa, incluso muchos días te quedas a pasar la noche allí. Nadie sospecharía de tus visitas y las cosas serían mucho más sencillas para todos.

John lanzó un suspiro al escuchar esas palabras. Chris lo miró. Era obvio que jamás iba a darse por vencido aunque Paul tuviera toda la razón del mundo.

-Creo que Paul tiene razón.-dijo por fin acariciándole el pelo.-No quiero suponerte un problema, John. Si por mi culpa todos los medios y la opinión pública se te echan encima me sentiría mucho peor de lo que estoy ahora…

-Pero tú… Tú jamás serás un problema para mí, pequeña. A mí no me importa todo eso y…

-A mí sí me importa.-dijo ella dándole un suave beso en la mejilla.-No te lo merecerías.

John se quedó mirándola fijamente y Chris esbozó una tímida sonrisa tranquilizadora.

-Está bien, lo pensaré.-contestó John finalmente.-Lo hablaremos bien esta noche.

-Sí, será lo mejor.-le respondió ella volviéndose a apoyar sobre su pecho.

-Bien…-masculló Paul mientras se ponía de pie.-Pues yo no tengo mucho más que hacer aquí. Chicos, creo que será mejor que me marche.

John y Chris se pusieron en pie también y acompañaron a Paul a la puerta de la suite.

-Paulie… -masculló Chris antes de que su hermano abriera la puerta.-Gracias.

Paul esbozó una sonrisa antes de darle un beso en la mejilla a su hermana.

-Qué no haría yo por mi enana…-contestó y, después, volviéndose hacia John, añadió:-Johnny, colega, cuídamela.

-Descuida.-le respondió John dándole una palmadita en el hombro.

-Idos de momento a mi casa, de todas formas no tenéis dónde meteros los dos sin levantar sospechas.-dijo Paul empezando a abrir la puerta.-Y cuando yo regrese dentro de unos días ya me contáis lo que hayáis decidido… De todas formas, que Chris se quede a vivir allí hasta que lo tuyo esté claro me parece la idea menos mala, pensadlo bien.

-Vale, Paul.-dijo John.- Eres un gran tipo.

Paul se despidió de ellos con un gesto con la mano y John cerró la puerta de nuevo. Después, se giró hacia Christine, la miró y la abrazó fuerte.

-Todo saldrá bien, pequeña, ya lo verás…


**************************


Alice vio llegar el coche de Paul casi por casualidad mientras ayudaba a su madre a preparar la cena. Le extrañó bastante, pues él mismo le había asegurado horas antes cuando se habían despedido que no iba a salir para nada aquella tarde.

-Si quieres, vete.-le dijo su madre de repente cuando vio que estaba mirando por la ventana absorta, como si nada más en el mundo importara en aquellos momentos.

La chica se volvió hacia la mujer y sonrió. Su madre siempre parecía estar al tanto de todo, no sabía cómo se las apañaba, pero así era.

-Gracias, mamá.-dijo ya empezando a salir de la cocina.

Como un rayo, se pudo la chaqueta rápidamente y salió. Miró hacia la casa de al lado. No le costó divisar a Paul, que en aquellos momentos estaba cerrando la puerta del garaje con semblante serio. Alice le dirigió una mirada de preocupación. No se explicaba qué podía haber pasado para que horas antes estuviera tan alegre y en esos momentos tan taciturno.

-¡Paul!-le llamó al fin acercándose hacia él.

El chico reconoció su voz en el acto y se volvió hacia ella esbozando una sonrisa que a Alice se le antojó bastante amarga.

-Hola, preciosa.-saludó casi en un susurro saludándola con la mano.

Casi en una carrera a causa del frío viento de diciembre, Alice llegó a la altura de Paul.

-¿Qué te pasa?-preguntó después de darle un breve beso en los labios.-Estás muy serio…

Paul se quedó mirándola durante unos segundos y después soltó un suspiro de resignación.

-¿Qué?-insistió ella impaciente al ver que no contestaba.

-Pues que…-empezó a decir él, aunque de repente se detuvo.-¿Qué hora es?

-Cerca de las seis y media.-contestó Alice empezando a perder los nervios de verdad.-¿Pero se puede saber qué te pasa?

-Vente conmigo a dar un paseo y te lo explico.

-¿Un paseo? ¿Estás loco? ¡Hace un frío para morirse!

-Venga, Alice, por favor…-insistió Paul.-Es aún bastante pronto, paseemos, te lo cuento y además…

-¿Además qué?

-Que me haces un favor… No tengo ganas de entrar otra vez en casa después de lo que ha pasado…

La chica se lo quedó mirando inquisitivamente pero no dijo nada. La verdad es que parecía que algo muy gordo sucedía con Paul y lo veía demasiado preocupado como para insistirle más. Lo mejor, al fin y al cabo, sería hacerle caso y dar ese paseo para que se lo contara tranquilamente.

Los dos salieron de la casa y empezaron a caminar acera arriba. Paul la acercó hacia él rodeándole los hombros con el brazo, pero todo aquello sin decir ni una palabra. Al cabo de unos minutos llegaron al parque y se adentraron en él con paso decidido.

-Paul…-masculló Alice intrigada.

El chico se limitó a acariciarle el cabello con una sonrisa y se sentó en uno de los bancos del parque, casi vacío a aquellas horas y con aquel frío húmedo que se calaba dentro de los huesos.

-Verás… Ha habido una movida muy gorda en mi casa esta tarde…-empezó a decir Paul cuando Alice se sentó a su lado. Tenía la mirada fija en el suelo.-Mike se ha enterado de lo de mi hermana y John.

-¿Qué?-exclamó Alice no temiéndose nada bueno.

-Pues eso, como lo oyes. Al parecer les ha visto o algo, qué se yo…-continuó Paul mirándola ahora a los ojos.-Lo peor es que en esos momentos ha llegado mi padre y también se ha enterado. Mike lo ha soltado delante de él…

-Oh, mierda…

- Se ha armado una buena, jamás había visto a mi padre así de cabreado…

-Pobre Chris...

-Y tanto que pobre… La ha echado de casa.-contestó Paul en un murmullo.

Alice abrió los ojos como platos. Apenas podía creer lo que estaba escuchando. Jamás hubiera creído que el pacífico de Jim McCartney, que parecía no perder nunca la calma, fuera capaz de enfadarse de aquella manera, hasta el punto de llegar a echar a su hija de casa.

-¿Qué estás diciendo? ¿Echado?

-Sí.-confirmó él lanzando un suspiro.-Ya no está. Se ha largado de casa. Vengo ahora de acompañarla a…

-Al hotel donde está John, supongo.-le cortó Alice.

Paul esbozó una media sonrisa antes de contestar.

-Efectivamente, al hotel de John.

-¿Y qué va a hacer ahora?-quiso saber Alice.

-Yo qué sé… Parece bastante decidida a irse a Londres… John quería llevársela de aquí mañana mismo y largarse a vivir los dos juntos a algún lugar, pero yo le he propuesto que se venga conmigo…

-Has hecho bien… Parece lo más sensato…-dijo Alice sin apartarle la mirada.-John aún está en una situación complicada y Christine se metería en problemas si todo saliera a la luz.

-Pero no me fío.-le cortó Paul.-Aunque Chris está bastante convencida, él no y… No sé… ¡Menuda mierda!

-Tranquilo, Paul… Tu hermana es bastante sensata en todo este tema. No querrá meteros en líos.

-Sí, por lo menos eso quiero pensar…-dijo Paul poniéndose en pie de nuevo.-En fin, no sé, todo se andará… Creo que será mejor que vuelvas a casa, te estarán esperando y no quiero tener también a tu familia enfadada, con la mía ya es más que suficiente.

Alice sonrió, se puso también de pie y ambos reemprendieron el camino de regreso a casa.

-Bien, muñeca, nos vemos mañana, ¿vale?-dijo Paul después de darle un intenso beso en los labios.

-Por supuesto que sí.-sonrió la chica.-Ahora cena tranquilo y descansa. Mañana será otro día…

-Sí, bueno…-rió Paul.-No creo que las cosas puedan ir peor. De todas maneras, para cenar tranquilo precisamente, creo que no me voy a quedar en casa.

-¿Quieres venir a mi casa?-le invitó la chica al ver la cara con que su novio estaba mirando hacia la puerta de su jardín.

-No, no quiero molestar.-contestó él abrazándola fuerte.-Además, le debo una cena a mi primo, así que creo que me iré con él. Por lo menos, eso me despejará.

-Como quieras, Paul. Cuídate, ¿vale?

-Por supuesto, guapa. Hasta mañana.

*********************************

-¡Has hecho trampa!-gritó George de repente quitando un pequeño trocito de papel de debajo de su coche de juguete.-¡Me has trucado el coche! ¡lAsí ganas tú siempre al Scalextric, cabronazo!

Ringo soltó una inmensa risotada a la vez que esquivaba el cochecito que le acababa de lanzar George.

-¡Oye, parad!-exclamó Mary también riendo.-Parecéis niños…

-Para niño tu novio, Mary, que encima es un maldito tramposo.-contestó George lanzándole otro coche a Ringo.

-George… Anda, no te pongas agresivo…-le dijo Gwen entre risas mientras lo abrazaba por la espalda y le daba un beso en la mejilla.

-¿Ves? Hasta tu chica lo ve…La violencia no es buena, Hari…-rió Ringo.

-Y las trampas menos.-le cortó George mirándolo con los ojos entrecerrados.

-No si te ayudan a ganar… Son cosas de mayores, cuando crezcas lo entenderás.

-Vete a la mierda, Rich.

Las dos chicas no pudieron contenerse la risa al ver a George así de enfadado con Ringo, cosa que pareció molestar al chico más aún.

-¿Vosotras también?-preguntó mirándolas.

-También.-le contestó Gwen divertida.-Te pones muy gracioso cuando te enfadas.

-Oh, Gwen…-empezó a decir George, pero justo en ese mismo instante, el teléfono del apartamento de Ringo interrumpió sus palabras.

-¿Sí?-preguntó Ringo cuando descolgó, todavía entre risas.-¡John! ¡Te estamos esperando, cabrón! Ya sabemos que la puntualidad no es tu punto fuerte pero ya te vale. Ya he empezado a ganar a Hari sin ti.

-Idiota…-masculló George mirando a su amigo.

Ringo pareció ignorarlo y continuó hablando con John.

-Bueno… ¿Cuándo…? ¿Qué? ¿Cómo que no vienes? ¡¿Pero qué coño me estás contando?!-la cara de Ringo conforme iba avanzando la conversación iba cambiando por momentos.-Joder… Mierda, John… ¿Y ahora qué pensáis hacer? Ya… Entiendo… Oye, ya sabes que para lo que quieras puedes contar conmigo, ¿vale?... Sí, está bien… Tranquilo, de aquí no saldrá… De acuerdo, John. Nos vemos. Adiós.

Ringo colgó el teléfono y vio como Mary, Gwen y George lo miraban confundidos.

-¿Qué pasa Rich?-preguntó Mary mirándole a los ojos.

-John no viene, está con Chris.-contestó Ringo con voz grave.-Al parecer Jim se ha enterado de lo suyo y la ha echado de casa.

-¡¿Qué?!-exclamaron los tres al unísono.

-Pues eso, que la ha echado.-aclaró Ringo.-Se van mañana mismo a Londres, a casa de Paul.

-Joder…-masculló George.-Se veía venir, pero… La han cagado.

-Y tanto…-continuó Mary lanzando un suspiro y dejándose caer pesadamente sobre el sofá.-Pobres… No me gustaría estar ahora en el lugar de ninguno de los dos.

******************************

Paul ni siquiera entró en casa para decir que no iba a quedarse a cenar. Simplemente entró en el garaje, agarró la moto, la puso en marcha y se puso de camino hacia la casa de su primo, a una media hora de allí.

Sí, hacía un frío terrible y estaban empezando a caer algunos copos de nieve que se le hacían bastante molestos a la hora de conducir. No obstante, le apetecía ir con la moto. Para él era una especie de terapia. La velocidad y el viento golpeándole en su cara le ayudaban a poner en orden sus ideas y a verlo todo desde otra perspectiva menos mala. Y ese día lo necesitaba, lo necesitaba más que nunca. ¿Por qué tenía que ser todo tan jodidamente complicado?

Y entonces, cuando ya llevaba más o menos la mitad del camino hecho, lo notó. La moto iba demasiado ligera, apenas notaba el asfalto. Miró hacia la carretera. Hielo. Había unas inmensas placas de hielo en la carretera y él iba demasiado rápido, como siempre…

******************************

Abrió los ojos lentamente. Lo primero que notó fue aquel sabor metálico en la boca. Después notó el frío. Y a continuación, el dolor, un dolor intenso por todo el cuerpo. Fue entonces cuando, al escuchar todavía el ruido del motor de la moto en marcha, lo entendió todo. Había perdido el control de su moto y había tenido un accidente.

Con mucho cuidado y aguantando el dolor estoicamente, intentó mover las piernas y los brazos. No, afortunadamente parecía que no tenía nada roto, al menos no nada importante. Se incorporó levemente y al levantar la cabeza notó como la sangre se le agolpaba en la boca. Giró la cabeza hacia un lado y escupió. Notó como algo, un diente quizás, salía de su boca y maldijo para sus adentros la hora en la que se le ocurrió ir en moto a casa de su primo, maldiciendo, también, aquella mierda de día en la que parecía que todo iba a salir mal.

Esperó unos segundos más así, intentando que se le pasara un poco el mareo y mirando la moto, en el suelo y aún en marcha, con la rueda de atrás girando todavía como una loca. Después, haciendo un gran esfuerzo se puso de pie y empezó a caminar, cojeando, hacia una cabina de teléfono cercana que se podía divisar desde donde él estaba. Afortunadamente, se la había pegado dentro de la población todavía y no en medio de la carretera, donde no hubiera podido apañárselas él solo y habría tenido que recurrir a alguien, con el consiguiente escándalo que aquello hubiera conllevado. Paul McCartney accidentado por exceso de velocidad…

Se acercó al teléfono, lo descolgó y marcó el número de su casa.

-¿Christine?-preguntó la voz de su padre al otro lado del teléfono. De no ser porque le dolía tanto la boca, Paul hubiera esbozado una sonrisa de lo más amarga.

-No, papá, soy Paul…-masculló como pudo.

-¿Paul? ¿Qué te pasa?-exclamó más que preguntó su padre cuando le escuchó.

-Estoy bien, ¿vale?-dijo.-Pero necesito que vengáis Mike o tú a por mí. He perdido el control de la moto y me he caído.

************************************

Mike miró de nuevo hacia dentro de la habitación de Paul. El médico de la familia, un hombre de confianza al que conocía desde que era un niño, aún estaba allí, reconociéndolo, aunque ya había confirmado que lo único que tenía eran heridas, rasguños y magulladuras superficiales a causa de la caída, nada grave. Lo de más gravedad, había bromeado el doctor, era que a Paul se le había partido uno de los dientes de delante y no podría lucir su famosa sonrisa como antes.

Mike lanzó un suspiro exasperado. Se sentía culpable por todo. Porque por su culpa su hermana se había ido de casa, porque sabía también que si no hubiera ocurrido  eso,  Paul jamás habría tenido aquel accidente tonto que había podido salirle muy caro.

Y entonces, casi sin pensarlo, bajó las escaleras como un rayo y salió de la casa.

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John estaba aún despierto. Chris dormía a su lado, por fin. Le dolía mucho verla así y, aunque ella intentara hacerse la fuerte después del numerito inicial de echarse encima de él y llorar desesperadamente, sabía que continuaba igual de chafada. Se volvió hacia ella y la abrazó con cuidado, intentando no despertarla. Justo cuando acabó de acomodarse, el teléfono de la habitación sonó de repente.

-¡Joder!-masculló John mientras se apresuraba a descolgar el auricular.-¿Sí?

-¿Quién es?-preguntó Christine con un hilillo de voz removiéndose a su lado.

John sintió como la rabia se apoderaba de él. Joder, la habían despertado.

-Señor Le… digo, Winston…-dijo el recepcionista al otro lado de la línea.

-¡¿Cómo que señor Winston?! ¡¿Cree que estas son horas de molestar?!-gritó él enfadado.

Chris se incorporó en la cama y lo abrazó.

-Tranquilízate…-susurró la chica.-¿Qué pasa?

John la miró y esbozó una sonrisa a la vez que le acariciaba suavemente el pelo.

-Bien, dígame qué coño es lo que quiere.-le dijo al recepcionista al fin con malos modos.

-Verá…-dudó el hombre.-Hay un chico aquí que insiste en ver a la señorita que está con usted.

-¿Qué?- exclamó John.

-Dice que es importante. Responde al nombre de Mike.

John sintió como la sangre le hervía en sus venas. ¿Cómo podía aquel cabrón tener la cara dura de presentarse allí después de lo que había hecho?

-Dígale que se vaya a tomar por culo.-le espetó John.-Que ni su hermana ni yo queremos saber nada de él, ¿de acuerdo?

-¿Mi hermano?-preguntó Chris levantándose casi de repente.-¿Mike está aquí?

John asintió con la cabeza.

-Dile que suba.-dijo la chica con determinación.

Él se la quedó mirando sorprendido.

-Que suba.-insistió Chris.

-Espere un momento, por favor.-dijo John al recepcionista y, después, tapando el auricular con la mano y dirigiéndose hacia la chica, preguntó:-¿Pero es que te has vuelto loca?

-Puede.-contestó ella.-Pero quiero verle. Creo que lo mejor será que aclare las cosas con él.

-¿Estás segura?-dudó él.

-Completamente.

John lanzó un suspiró y destapó el auricular del teléfono de nuevo.

-¿Oiga?

-Sí, Señor Winston.

-Dígale que suba.

John colgó el teléfono y miró de nuevo a la chica, que ya había saltado de la cama y se estaba poniendo la bata. Él también se levantó y se puso a su lado. Christine lo miró detenidamente.

-Contrólate, ¿vale?-le dijo en tono suplicante cuando vio el gesto desafiante que tenía él.

John lanzó un suspiro exasperado y justo en ese momento, llamaron a la puerta. Iba a abrir Chris pero él, sin saber por qué, se le adelantó con dos grandes zancadas dejándola a ella allí plantada mirándole con cara de pocos amigos. No obstante, eso a John no le importó en aquellos momentos y abrió la puerta de la habitación con un gesto brusco. No pudo reprimir una mueca de asco cuando vio a Michael allí plantado delante de él.

-Que sepas que no te parto la cara aquí mismo porque está tu hermana delante.-dijo por todo saludo mientras se hacía a un lado.-Maldito cerdo… Pasa.

Mike pasó sin decir una palabra y miró a su hermana. John se situó instintivamente entre los dos.

-Christie…-masculló el chico.

-¿Cómo has sabido que estábamos aquí?-preguntó Christine apartando a John suavemente de en medio.

Mike soltó una risita amarga.

-Joder, no hay que ser ningún adivino. Este es el hotel más caro de la ciudad y sé que éste usa su segundo nombre para registrarse…-masculló mirando a John con desprecio.

John apretó la mandíbula fuertemente, intentando reprimirse, a la vez que le dedicaba una mirada de odio. Sabía que si no era capaz de controlarse, aquello no iba a gustar en absoluto a Christine.

-Siento lo de antes, Chris.-continuó Mike ignorando a John.-De verdad. Aunque crea que estás loca y continúe opinando lo mismo, no quería que esto acabara como ha acabado.

La chica no contestó.

-Pero… En realidad, he venido para decirte otra cosa…

-No va a volver.-contestó John apresuradamente anticipándose a la posible petición del chico.

-No es nada de eso.-masculló Mike.-Chris… Es Paul… Ha tenido un accidente con la moto.



Bueno chicas, ¿qué hay? Yo ya estoy aquí de nuevo, con retraso, pero bueno. Y llegó, como siempre, la hora de las excusas... Y ya que estoy aprovecho la excusa para hacer propaganda subversiva, jajaja. Bien, he andado esta semana bastante mareada por motivos de movilizaciones laborales. Vale, los que seais from Spain sabréis de qué hablo ya que los valencianos estamos ocupando todos los informativos de la tele, de la radio y la prensa escrita. Bueno, resumiendo, la administración recorta en educación y en sanidad públicas cuando se está tirando el dinero en gilipolleces varias. Y ya es mucho, aparte de motivaciones personales mías ), debe saberse que los colegios y los institutos del País Valenciano estamos en situación límite, que hay institutos a los que les han cortado la luz porque el gobierno valenciano no paga a las compañías eléctricas , que hay otros muchos sin calefacción (en el insti de mi pueblo, por ejemplo, los chavales están dando clase con mantas, bufandas, abrigos y guantes) y ya está bien, hombre. Así que he estado de manifestaciones, sábado una y este jueves otra, y de asamblea en asamblea enterándome de todas las medidas que podemos tomar... Así que tiempo para escribir más bien poco... :S

Bueno, espero que os haya gustado el capi pese a la espera. Ya sabéis que os quiero mucho, mucho, mucho, y que gracias a vosotras es por lo que estoy continuando con esta locura de historia, jejeje.

Besotes, guapas!

4 comentarios:

  1. Bien...empiezo..el capítulo es muy bueno (como siempre) me gusta porque vas contando la historia de distintas perspectivas de los personajes y eso hace que la historia se vuelva más interesante...Por qué John tiene que controlarse? Yo si fuera Chris lo ayudaria a darle una buena tunda jaja Y bueno espero que tengas mas tiempo luego de ese trabajo que estás haciendo y subas un capítulo con muchas cosas interesante (como siempre) :)

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    1. Y tu comentario también es genial! ;) Jajajaja, la verdad es que Mike es como para darle con un puño americano, pero bueno, entendamos a Chris, ya ha visto demasiadas guerras por hoy y tampoco es plan de ponerse a ver ahora un combate de Pressing Catch entre John y su hermano que no es hermano, jajajjaajaja. Siguiente capi en marcha, pero no sé cuando lo acabaré. Empezado está, que algo es algo :P Besos, guapa y gracias por comentar esto!

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  2. a ver.....Scalextric? SCALEXTRIC??????? no conozco a nadie en el mundo que haya jugado a una carrera mas o menos digna con ese coso! y lo digo yo, que jugaba con el que tenian mis primos y cada vez que apretaba el boton, el auto salia rajando e iba a parar a la mierda o se quedaba ahi, parado, inmovil, hasta que revoleaba todo. Aunque....jamás se me ocurrio lo del papelito...muejejejej!
    Bué, perdón por arrancar con semejante pavada, pero es que vi la palabra Scalextric y me indigné XD Ya que agarré para cualquier lado, (haciendo honor a los autitos del scalextric XD) apoyo totalmente tu arenga zurda jajaja Ya ves,roja con roja se llevan bien
    Bue, ahora si, a ver si me pongo seria, cosa que hoy no he hecho en casi todo el dia. Paul no es un hermano, es un super hermano, se piensa todas las consecuencias que puede tener su enana y tambien su amigo, claro. Me parece bien sensato proponer que vaya a su casa y tambien, mientras tanto, llevar a Chris con John, que aunque es un cabeza dura, recapacitó.
    Parece que las cosas empiezan aclararse pero Paul pierde un diente por culpa de andar haciendose el loco en moto, si eso ya se sabia, eso le pasa por andar en moto (lo digo porque a mi me dan mucho miedo jajaj)por lo menos solo es un diente que se llevará el Raton Perez XD y no un brazo o una pierna, o algo peor....lo que me revienta es que Mike fue a buscar a Chris, pero para hacerse la victima, (te daras cuenta que Mike, con lo que hizo, no tiene mi perdon) va a ahí, a decirle asi nomas, que Paul tuvo un accidente, nada mas que para congraciarse, cuando el otro nomás perdió un diente.
    Bueno, espero el proximo, a lo mejor Mike empieza a ganarse mi cariño otra vez jaja. Te dejo, voy a dormir la siesta y a soñar con Scalextrics (me pongo violenta otra vez jaja)

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  3. Jajajajajaja, no me jodas que no se te ocurrió nunca trucar los coches! jajaja. Yo incluso ponía plastilina. Así le jodí yo el juego a mi primo (sí, yo también la liaba con el de mi primo, porque en casa no tuve de eso, jajaja). Diez años que tenía el scalextric en cuestión y tuvo que ir Terminator (yo) a romperlo poniendo plastilina debajo de los coches de mis competidores. Vamos, que ni en la carrera de carros de Ben-Hur se jugaba tan sucio!
    Paul es una caña de chico. Si no fuera mi señor hermano me casaba con él, jajaja. Coñas aparte, de verdad que me hago a Paul muy así con su familia. Sólo hay que verlo. Será como será y tendrá el genio que tendrá, pero yo como que lo veo súper protector, no sé... John? John éste antes la hace que la piensa, menos mal que tiene a los demás al lado que le controlan, que si fuera por este se metía en más líos que Shin Chan, jajaja.
    Bueno, bueno, como eres, eh? Me las pillas al vuelo, espavilada! Cómo has pillado enseguida que lo de Mike es sólo una visita del tipo "quiero arreglar la mierda que he montado". Pero bueno, a qué tú sabes que soy una rencorosa? Pues eso... XD
    Gracias por comentar, siempre me encantan, tus comentarios. Me casaré contigo pese a ser heterosexual convencida. Algún día, pero lo haré, jajaja. Besos, pendón! Y no sueñes con cochecitos, mejor sueña con bateristas! :P

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