lunes, 23 de julio de 2012

Capítulo 52: Cuando se es más famoso que Jesucristo...


A diferencia de los viajes anteriores, ahora ninguno de los dos tenía por qué disimular: todo el mundo sabía que estaban juntos y ya no había nada que ocultar. Aun así, Christine ya había tenido un pequeño encontronazo con Brian por el tema de los asientos durante el viaje: el manager quería que viajara a su lado con la excusa del trabajo que tenían por hacer, pero ella se había negado en redondo argumentando que fuera lo que fuera podría hacerlo igual sentada al lado de John. Aquello, obviamente, había molestado a Brian muchísimo, pero a Christine eso no le importaba lo más mínimo. A decir verdad, lo único que le preocupaba en aquellos instantes era John. Y es que, pese a que intentara fingir que simplemente estaba “preocupado” con todo el lío que se había montado a raíz de sus declaraciones sobre Jesucristo en Estados Unidos, Chris sabía que estaba aterrorizado con todo aquello. Había perdido mucho peso en muy poco tiempo, apenas dormía, costaba arrancarle aunque fuera la más mínima sonrisa… Jamás había pensado que el pasota de John Lennon pudiera sentirse así por algo, pero así era y, por eso, Chris no pensaba dejarlo solo; era su manera de apoyarlo y de decirle que todo iba a salir bien.

Pero no era solo John el asustado. Ella también estaba igual o peor. Sabía que los fanáticos religiosos en Estados Unidos eran capaces de cualquier cosa. De cualquiera. Incluso de pegarle un tiro a John y después quedarse tan tranquilos… Sólo la idea de que algo mala pudiera ocurrirle la ponía histérica y al borde del ataque de lágrimas, como le había ocurrido un par de días antes en presencia de Paul, quien le había insistido en que no ocurriría nada, que las declaraciones que acababa de hacer Brian diciendo que las palabras de John habían sido malinterpretadas  habrían calmado los ánimos y que para cuando llegaran ya todo el mundo habría olvidado aquello. Chris sabía que aquello no era cierto, pero en aquellos momentos necesitaba creérselo y por eso se había agarrado a aquella falsa promesa de Paul como a un clavo ardiendo.

Llevaban casi una hora de vuelo y todo permanecía en un silencio casi sepulcral. Nada de las habituales bromas entre ellos, ningún grito… Todos estaban inmersos en conversaciones en voz baja entre ellos. Chris los miró detenidamente… Era obvio que los ánimos no estaban para muchas juergas. Después, miró a su lado: John estaba mirando por la ventanilla del avión, absorto en sus propios pensamientos y con expresión sombría. La chica notó como se rompía un poco por dentro al verlo así: no soportaba verlo de esa manera, era superior a ella.

-Johnny…-le susurró mientras apoyaba su cabeza sobre su hombro.

John pareció reaccionar casi en el instante y dejó de mirar por la ventana.

-¿Qué te pasa, pequeña?-susurró él esbozando una media sonrisa.

Chris se encogió de hombros. No tenía ni idea de qué decirle porque en realidad había hecho aquello solo por sacarlo de las posibles nefastas divagaciones que estaba teniendo segundos antes.

-Te quiero.-dijo al fin. Era algo recurrente, pero sincero al fin y al cabo. Además, sabía que a él le gustaba escucharlo.

John soltó una risita entre dientes y le dio un beso en el pelo.

-¿En qué pensabas?-preguntó ella al cabo de unos segundos en los que los dos permanecieron en silencio.

-¿Y tú qué crees?

El tono de voz amargo con el que John le acababa de decir aquello hizo que Christine levantara la cabeza y lo mirara a los ojos, sin poder ocultar su preocupación.

-Todo saldrá bien, ya lo verás.-le dijo al fin aunque ni ella misma sonó demasiado convencida de aquello.

John esbozó una media sonrisa amarga.

-Siento todo esto…-dijo de repente.-No sé por qué razón siempre acabo estropeándolo todo…

-Oye, John…-le cortó ella.-Tú no estropeas nada, ¿me entiendes? Nada. Los únicos que lo estropean son los fanáticos, los que se toman al pie de la letra todo lo que dices, los cerrados de mente. No lo dijiste con mala intención… Es más, ni siquiera te acordabas de esas declaraciones hasta que saltó toda esta polémica.

-Mi pequeña defensora…-sonrió él a la vez que le pasaba la mano por el pelo.-Supongo que tienes razón, al fin y al cabo.

-Por supuesto que la tengo.-contestó ella con tanta determinación que hizo que a John se le escapara una risita.

Christine no pudo reprimirse y le dio un suave beso en los labios. Era fantástico por lo menos verle sonreír durante unos instantes. Después, volvió a recostar su cabeza contra su hombro.

-¿Qué crees que pasará cuando lleguemos a Chicago?-preguntó él de repente.

La chica lanzó un suspiro. Era evidente que John no era capaz de dejar de pensar en todo aquello, por mucho que ella lo intentara, algo completamente normal, por otra parte. Y es que, ni ella misma, podía dejar de pensar en  todo aquello.

-No lo sé…-contestó al fin con sinceridad.-Pero pase lo que pase estaremos juntos, ¿vale?

-Por supuesto que sí…

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Gwen no daba abasto para mirar todo lo que sucedía a su alrededor. La verdad es que siempre había tenido unas ganas locas por ir a Estados Unidos, pero en aquellos momentos no se lo estaba disfrutando para nada. Todo parecía exactamente igual que en los otros lugares: fans gritando, medidas de seguridad asombrosas… Lo único que habían hecho era ir del aeropuerto al hotel y a los conciertos.

No obstante, aquella vez no todos los que se cruzaban en su camino los recibían con halagos... Y es que, decenas de pancartas sobre todo en contra del pobre John, que parecía más una sombra de sí mismo que él, se alzaban por donde pasaban. Carteles, gritos que les instaban a regresar de nuevo a Inglaterra, insultos… Y encima, las quemas públicas de discos que seguían sin parar y las insistentes amenazas del Ku Klux Klan. Aquello estaba siendo de locos.

Mirando por la ventana de la suite que Gwen compartía con George, la chica no pudo reprimir una sonrisilla algo macabra. De todas las giras que los chicos habían hecho, aquella estaba siendo, con mucha diferencia, la más desastrosa de todas. Al parecer, las chicas habían elegido la peor de sus giras para acompañarles. ¿O quizás eran ellas las gafes? Fuera como fuera, las expectativas que se había creado antes del verano sobre todo aquello, se habían deshecho como si de una pieza de hielo en medio de un desierto se tratasen.

-Hola.

El saludo de George hizo que ella saliera de sus pensamientos casi en el acto.

-Hola.-contestó Gwen volviéndose hacia él.

George le dedicó una de sus características sonrisas, una de aquellas que era capaz de derretirla en cuestión de segundos. Le encantaba cuando sonreía: era como si de repente exteriorizara con aquel gesto cuan dulce y sincero podía llegar a ser.

-Tengo una sorpresa para ti, ¿sabes?-dijo el chico acercándose a ella.

Gwen le dedicó una mirada interrogativa.

-¿Una sorpresa?

George asintió con la cabeza.

-Sí.-le confirmó.-Tampoco te creas que va a ser Dios sabe lo qué, pero…

-¿Y qué es?-quiso saber ella con impaciencia.

-Brian nos ha dejado libres durante unas horas.-contestó George.-Está reunido con John y Chris en privado sobre la mierda que se ha montado y al parecer tardarán… Nos ha dicho que para relajar los ánimos, si nos disfrazamos y todo eso, nos deja salir a darnos una vuelta por la ciudad…

-¿En serio?-preguntó la chica contenta. Lo cierto era que pese a que le preocupaba toda la situación que estaban viviendo en aquellos momentos, el hecho de Brian les dejara salirse durante unas horas, le había alegrado aquel día medio lúgubre.

-Por supuesto que es en serio.-rió él.-¿Ya has pensado dónde quieres ir?

Gwen esbozó una sonrisa tímida y bajó levemente la cabeza ante la pregunta de George. Por supuesto que sabía dónde quería ir, pero no quería arrastrar a George a ver algo que lo más seguro era que ni le gustara.

-Pues…-dudó ella sin saber muy bien si debía decírselo o no.

-¿No lo sabes? Pues yo sí que creo que sé dónde quieres ir… -dijo George divertido a la vez que empezaba a hurgar en el bolsillo de su camisa.

Gwen le dedicó una mirada extrañada justo antes de que George se sacara del bolsillo lo que parecían un par de entradas.

-¡Tachán! ¡Sorpresa!-dijo el chico blandiendo los papelitos.-Acabadas de comprar en la recepción del hotel… ¡un par de entradas para el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago!

La chica no pudo reprimir un gritito de sorpresa. ¡Aquello era increíble! Justo el sitio donde ella quería ir… y George se había adelantado a sus deseos. Era un detalle precioso, sobre todo teniendo en cuenta que él quizás hubiera preferido hacer otras cosas antes de meterse dentro de un museo.

-¿Y bien? ¿Qué te parece?-pregunto él sonriente.

-¡Es fantástico! ¡FANTÁSTICO!-exclamó ella.-¡Gracias George!

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-Adelante.-dijo Brian cuando escuchó que llamaban a la puerta de su suite.

Casi en el acto, John y Christine entraron en la habitación. Tal y como venía siendo habitual desde que habían llegado a Estados Unidos, los dos estaban tremendamente serios.

-Hola, Brian.-saludó ella.-Querías vernos, ¿no?

-Sí.-contestó él.-Sentaos donde queráis. Será mejor que hablemos de todo esto…

Los dos se sentaron en el sofá que quedaba libre al lado del sillón en donde él mismo estaba.

-¿Os sirvo algo?-les ofreció.

-No, gracias.

La negativa de John le pilló por sorpresa: jamás había rechazado un vaso de whisky o de lo que fuera. Definitivamente, todo aquello le había afectado más de lo que se había imaginado.

-¿Christine?-le preguntó a ella.

-No, tampoco.-dijo ella sacándose del bolso una cajetilla de tabaco.-Por ahora mejor sólo fumaré. ¿Queréis?

La chica les ofreció un cigarrillo, primero a John y después a Brian, que lo aceptaron sin decir una palabra.

-Bien chicos…-empezó a decir Brian cuando ella les dio fuego.-Supongo que sobra decir como están las cosas por aquí, ¿no? Vosotros mismos lo estáis viendo…

-Por supuesto que lo sabemos.-le contestó Christine después de darle una profunda calada a su cigarrillo.-Me toca lidiar con la prensa todos los días y a John no paran de acosarle por todos los sitios con pancartas y gritos… Esto es inaguantable.

Brian lanzó un profundo suspiro. Christine tenía razón: aquello estaba siendo un verdadero suplicio. Miró a John antes de continuar… Permanecía en silencio, con la mirada perdida mientras fumaba.

-Todavía estamos en Chicago…-continuó Brian intentando escoger bien las palabras que iba a usar.-Y ya veis como están los ánimos…

-¿Qué quieres decir?-le preguntó John de repente, que parecía haber salido de su ensoñación.

-Que en pocos días estaremos en la América más profunda, en la América más religiosa… Por ejemplo, el concierto de Memphis…-contestó él.-Ahí las cosas pueden ponerse feas de verdad.

Casi al unísono, John y Chris soltaron un suspiro de resignación.

-¿Y qué se supone que debo hacer?-preguntó John a la desesperada.

Brian calló y le dedicó una mirada a Christine. Lo había estado hablando con ella mientras ellos estaban en pleno concierto y la chica parecía estar más o menos de acuerdo con él. La prensa exigía una comparecencia pública de John y estaba claro que mientras no la diera, aquello no tenía pinta de arreglarse.

-Creo que deberíamos empezar a plantearnos lo que te comenté anoche, Johnny.-dijo la chica de repente a la vez que colocaba su mano sobre la de él.

Él bufó, nervioso.

-¿Hablar con la prensa?-preguntó mirándola.

La chica asintió con la cabeza. Brian se quedó mirándolo durante unos segundos. Por un momento, llegó a temer que John se negara a ello y, por eso, decidió intervenir.

-Yo también creo que es lo mejor.-dijo.-Y si vemos que las cosas siguen igual después de eso, cancelamos lo que nos queda de gira.

John se volvió hacia él y le clavó la mirada. Después, asintió varias veces, serio; a continuación, bajó la cabeza y, cubriéndosela con las manos, empezó a sollozar como un niño pequeño. Brian se quedó estupefacto. Jamás había creído que vería a John Lennon llorar delante de él.

-Está bien, está bien…-sollozó.-Haré lo que sea, lo que me digáis. ¿Cómo voy a ser capaz de mirar a la cara a los demás si toda la gira se cancela por cosas que yo he dicho?

-Cariño…-le dijo Christine a la vez que le acariciaba el pelo en un gesto tranquilizador.-Nadie va a cancelar nada porque todo saldrá bien…

Pero aquello no bastó para él; estaba demasiado abrumado por todo aquello, así que ella se limitó a abrazarlo por la espalda y a darle un beso en el pelo. Brian se puso tenso. No sabía qué hacer en aquellos momentos, así que poniéndose en pie casi de un salto, dijo en voz baja:

-Os dejaré solos, ¿vale? Voy a tomar algo abajo… Relajaos y cuando vuelvan los demás de su paseo convocaremos una rueda de prensa, ¿os parece bien?

Chris levantó la cabeza y asintió con una sonrisa amarga dibujada en la cara. John ni siquiera se movió ni dio señales de haberle escuchado. Brian se despidió de ellos con un gesto con la mano y salió de la habitación, abatido y confuso por todo lo que les estaba pasando. Nadie, ni muchísimo menos ellos, se merecían todo aquello.

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-Que sí, mamá, que sí…-dijo Mary de mala gana agarrando el auricular del teléfono con fuerza.-Que no nos va a pasar nada… Sí, ya sé que están quemando discos… Y eso también… Pero no hay peligro, te lo juro… No, no voy a volver a Inglaterra yo sola, ya te lo he dicho…

Tan sólo hacía media hora que acababan de regresar de su “escapada secreta” por Chicago y ya estaba otra vez de los nervios, aunque esta vez la culpa no la tenían ni las fans, ni los fanáticos religiosos ni nada parecido. No, aquella vez, la culpa de aquello la tenía su madre, que con sus paranoias de madre sobreprotectora la estaba alterando. Vale, entendía que estuviera preocupada, pero es que, en esos momentos, a su madre sólo le faltaba insinuar que iban a entrar en el hotel por la noche y matarlos a todos con metralletas.

Justo en el momento en el que se estaba planteando inventarse cualquier excusa y despedirse de ella, la puerta de la habitación se abrió levemente. Mary levantó la cabeza esperanzada: fuera quien fuera le iba a venir de perlas porque le iba a permitir cortar con aquella conversación pronto.

-Oh, lo siento…-susurró Penny asomando la cabeza cuando vio que tenía el teléfono en la oreja.-Volveré luego.

Mary se apresuró a negar con la cabeza y a hacerle un gesto con la mano para que pasara.

-Bueno, mamá.-dijo la chica cortando casi de repente el discurso que le estaba dando su madre sobre cuan peligrosos eran los del Ku Klux Klan.-Tengo que dejarte, vienen a por mí.

Dicho esto, se despidió de su madre no sin antes prometerle que la llamaría al día siguiente para demostrarle que estaban bien y colgó el teléfono.

-Lo siento, Penny.-dijo la chica.-Era mi madre. Al parecer teme que nos ahorquen después de un concierto o algo por el estilo…

Penny soltó una risita divertida.

-¿Pues sabes? Tampoco me extrañaría…

-¡Oh, no!-exclamó Mary.-¿Tú también estás con ésas?

-No, no, no…-se apresuró a negar Penny.-Pero sólo nos falta eso, ¿no crees?

Mary soltó un suspiro.

-Bueno, sí.-dijo al fin sonriendo.-¿Sabes si han empezado ya la rueda de prensa?

-Supongo que sí.-contestó Penny encogiéndose de hombros.-Gwen se ha ido con ellos, pero yo no he querido bajar… Me ponen de los nervios las preguntas de los periodistas…

-Yo también he preferido quedarme…-dijo Mary con la mirada perdida.-Todo esto es bastante surrealista, ¿no crees?

-Y tanto que lo es…-convino Penny.-Y eso que Lennon no me cae nada bien… Pero he de reconocer que al pobre sólo le falta que lo crucifiquen, cosa que no estaría mal, por cierto…

Mary no pudo evitar soltar una risita ante la broma de su amiga.

-Oye Penny…-dijo al cabo de unos segundos.-¿Puedo preguntarte algo?

-Claro. Tú dirás.

-¿Por qué odias a John?-preguntó casi a bocajarro.

Penny soltó una carcajada.

-El sentimiento es mutuo, Mary.-respondió al fin evadiendo responderle.-Lennon tampoco me puede ver a mí ni en pintura.

-Ya, bueno.-contestó ella con una sonrisa.-Pero… tú… ¿por qué te cae así de mal? Al fin y al cabo es el mejor amigo de Paul y está saliendo muy en serio con Chris, que también es amiga tuya, ¿no?

-La pregunta es más bien… ¿por qué debería de caerme bien sólo por eso?-dijo divertida, cosa que tranquilizó a Mary, quien por unos instantes había creído que la había ofendido con la pregunta.-Verás… Es el tipo de persona que jamás me ha caído bien: es un chulo, se las da de líder e inteligente y es un maleducado y un bocazas. Lo que no me explico es como Chris lo aguanta…

-Pues yo creo que hacen una buena pareja.-contestó ella risueña.-Y ya verás como cuando le trates un poco, John te cae mejor… No es mal tipo aunque asuste un poco al principio y tenga sus cosas…

-Eso decís todos.-dijo Penny.-Pero, ¿sabes? Creo que os equivocáis… Somos incompatibles.

Mary soltó una risita ante la determinación con la que Penny acababa de decir aquella última frase.

-Bueno, sea como sea… ¿te parece si bajamos al bar del hotel y nos tomamos algo?-le propuso.-Creo que éstos van a tardar, así que mejor si vamos un rato, ¿no crees?

-Vale.

Y dicho esto, las dos se pusieron en pie y salieron de la habitación dispuestas a pasar por lo menos un rato agradable, desconectando de todo lo que se les estaba viniendo encima.

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Lo que estaba haciendo John en aquellos momentos era de una envidiable valentía. Al menos, así lo entendía Chris, que no podía despegar ni un segundo la mirada de él mientras hablaba y hablaba con una determinación inusitada, sobre todo teniendo en cuenta como se había derrumbado ante Brian y ella unas horas antes. Estaba completamente segura de que otro, en su lugar, se habría limitado a leer una declaración o una nota de disculpas y a salir de allí después de dos minutos sin decir nada más. No obstante, allí estaba él, aguantando el chaparrón y contestando conforme podía a las preguntas que le lanzaban los periodistas, algunas veces más diplomático y otras más agresivo, más en su línea. Por lo menos, contaba con el apoyo de los otros tres, que habían comparecido también a su lado. Era un gesto bonito: aunque no iba con ellos, habían decidido presentarse allí junto con su amigo.

-Yo no soy ni antidios ni antirreligión.-estaba diciendo en aquellos momentos.-No decía que nosotros fuéramos ni mejores o más grandes, no nos comparaba con Jesucristo como persona, ni con Dios, como cosa o lo que sea…

Chris no pudo reprimir una sonrisa cuando John dijo aquello último. Él era sí, incorregible. No obstante, el leve codazo de Brian la hizo reaccionar y mudó su sonrisilla por una expresión seria, como la de antes.

John continuó con su improvisado discurso plagado de tintes rebeldes durante unos minutos más, contundente y haciendo, de vez en cuando, observaciones tan inteligentes que dejaban desconcertados a los periodistas de la sala.

-John…-le llamó un reportero cuando él parecía haber dicho todo lo que tenía que decir.-Un DJ de Alabama, donde actualmente están repercutiendo tus declaraciones, exige una disculpa por tu parte.

Chris le lanzó una mirada de profundo odio al periodista. ¿Qué más quería? Les había dado una explicación convincente, lo habían humillado en público… ¿Y ahora pretendían dotarlo todo con la guinda final exigiéndole que pidiera perdón por algo que había dicho sin ninguna mala intención? Estaba a punto de intervenir y dar por zanjada la comparecencia cuando, de repente, después de lanzar un suspiro, John dijo:

-Puede tenerla. Me disculpo ante él. Siento mucho haber abierto la boca.

La chica le lanzó una mirada contrariada. John no tenía por qué haber hecho eso, pero sin embargo lo había hecho. Era evidente que quería solucionar todo aquello y salvar la gira costara lo que costara…

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Las dos chicas llevaban ya cerca de media hora en el bar del hotel. Se habían tomado una copa y ahora estaban charlando tranquilas, intentando hacer que el tiempo pasara un poco más rápido hasta que la dichosa rueda de prensa se terminara al fin.

-Esas dos chicas de ahí me están poniendo de los nervios…-masculló Penny de repente mientras miraba de reojo hacia una mesa cercana.

Mary miró disimuladamente hacia donde lo estaba haciendo Penny. Efectivamente, allí, sentadas, había un par de chicas que no tenían pinta de pasar de los dieciséis y que no paraban de lanzarles miradas significativas de vez en cuando. Era curioso, pero hasta ese momento, Mary ni siquiera se había percatado de su presencia.

-Bah, tranquila.-dijo intentando quitarle importancia al asunto.-Serán un par de fans de los chicos que han conseguido colarse hasta aquí y que nos han reconocido…

-La última vez que me reconocieron las fans, no acabé muy bien.-le contestó Penny de mala gana.

Mary lanzó un suspiro. Penny tenía razones más que suficientes para sentirse incómoda ante las fans desde el incidente de la pedrada en Alemania.

-Pero éstas no tienen pinta de ser así…-intentó tranquilizarla.-Parece que sólo nos miran con curiosidad nada más.

-Da igual.-le cortó Penny con determinación.-No me siento cómoda con éstas aquí a mi lado…

-Si quieres podemos subir ya arriba, ¿vale?-le sugirió Mary cuando notó que efectivamente Penny se estaba poniendo de los nervios.

-Mejor.

Las dos chicas se levantaron de sus sillas y salieron del bar no sin antes dirigirles una última mirada a las dos chiquillas que había en la mesa. Mary las observó detenidamente y entonces, por alguna extraña razón, tuvo la sensación de que aquella no iba ser la última vez que vería a aquellas dos.

-¿Subimos?-le instó Penny a su lado.

Mary sacudió la cabeza levemente, como si de aquel modo pudiera sacarse de dentro esa extraña idea que le había venido a la cabeza.

-Claro.-dijo aún algo contrariada por todo.-Vayamos arriba.

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-No empieces tú también, ¿vale?-le dijo John empezando a perder los nervios.-Sólo he dicho lo que queríais que dijera, ¿no? ¡No entiendo por qué te quejas ahora!

-¡Yo no me quejó!-le replicó ella.-Sólo te he dicho que no hacía falta que te disculparas ante ese disc-jockey al que ni siquiera conoces… Ya habías dicho más que suficiente.

John soltó un bufido de fastidio ante la mirada de todos los demás, que se apelotonaban en la habitación de Paul y habían estado mirando sorprendidos aquel repentino cruce de palabras entre él y Chris sin decir nada.

-Por lo menos Brian dice que estas declaraciones han calmado el ambiente y que no será necesario cancelar nada…-dijo Ringo al cabo de unos segundos en un claro intento por rebajar la tensión en el ambiente.

-Sí…-continuó George.-Al parecer los periodistas y los disc jockeys de Estados Unidos se han quedado convencidos con lo que has dicho, así que…

-Eso dice Brian.-masculló John entre dientes.

-No, no lo dice Brian.-le corrigió Chris a su lado, que aún parecía medio enfurruñada con él.-Lo dice la radio y la televisión. Y mañana lo dirán los diarios y las revistas.

John le dedicó una mirada. Estaba más enfadada con él de lo que parecía y no le extrañaba. Desde que se había terminado la rueda de prensa, él había pagado toda la frustración que sentía con ella y le había respondido casi a gritos y de malas maneras a cualquier cosa que le decía. Sabía que ella era la que menos se lo merecía, pero aun así, estaba tan cabreado con todo que no lo había podido evitar. Quizás ahora había llegado el momento de intentar hacer las paces con ella, así que le dedicó una sonrisa tímida y la acercó hacia él, abrazándola.

-¿Qué os parece si ponemos un poco la radio y lo comprobamos por nosotros mismos?-preguntó Paul.

Todos los que estaban allí asintieron mientras Paul se ponía en pie y traía junto a ellos el transistor que siempre llevaba encima. Lo encendió ante la mirada atenta de los demás. Afortunadamente, no hizo falta buscar ninguna sintonía, pues Paul tenía puesta una de las cadenas más populares de Estados Unidos en la que, obviamente, estaban hablando de las recientes declaraciones de John.

Escucharon en silencio como todos los contertulios daban por válida y adecuada la disculpa de John.

-Parece que les ha colado tu discursillo, ¿eh, Lennon?-bromeó Ringo levantando la mirada hacia él con una sonrisa.

-Cierra tu boca, Starkey.-rió él a la vez que le pasaba la mano por el pelo a Christine.-Tenías razón, Christie, no lo dice sólo Brian.

La chica le respondió con un respingo, aunque a John no se le escapó su amago de sonrisa.

-Un momento, vamos a ver… Me comunican que nos entra una llamada desde Inglaterra, en relación con John Lennon. Una llamada que según me dicen mis compañeros de producción puede ser bastante interesante…

Cuando escucharon al locutor de radio decir aquello, todos volvieron a fijar la vista en el transistor de Paul, en silencio. John miró hacia el aparato contrariado. ¿Qué iba a ser ahora? ¿Algo más con lo de Jesucristo?

El locutor, después de volver a anunciar una vez más a bombo y platillo la importancia de lo que iban a desvelar, dio paso a la llamada.

-Buenas tardes, amigo, me dicen que llamas desde Inglaterra, ¿es cierto?

-Sí, lo es.-contestó una voz masculina que a John se le hizo vagamente familiar. Miró a Chris, que se había puesto tensa de repente. Al parecer ella sí que sabía de quién era la voz.-Llamo desde Liverpool.

-¡Desde Liverpool! ¡Como ellos! Y dime… ¿cómo te llamas, amigo?

-David. David Watts.

-¡Hijo de…!-exclamó Mary de repente haciendo que John cayera en quién era aquel chico: David, el famoso David excompañero de universidad de Chris y Mary, el que iba detrás de Christine y al que le había dado una monumental paliza cuando David les había pillado a Chris y a él saliendo de un hotel de Liverpool el otoño anterior.

El chico le lanzó una mirada confuso a Chris, que lo miró aterrada y se limitó a pegarse a él aún más de lo que estaba.

-Y dinos, David, aseguras que tienes una noticia relevante sobre John Lennon… ¿Eres consciente de que precisamente hoy John es noticia en todo el mundo por sus recientes declaraciones de disculpa?

-Por supuesto que lo soy.

-¿Y eres consciente de que con lo que nos vas a decir vas a desatar una inmensa polémica alrededor suyo de nuevo?

-Lo sé. Pero como ya le he dicho antes a tu compañero, quería que se supiera la verdad.

-Bien, pues tú dirás, David… ¿Sobre qué son esas declaraciones?

-Sobre John Lennon y su nueva pareja, la hermana de Paul McCartney.

-Christine, sí. ¿La conoces?

-Claro que sí, era mi compañera de clase cuando estudiaba aquí en Liverpool.

-Pues bien, tú dirás.

-Sé de muy buena tinta que John Lennon y Christine McCartney llevan juntos casi un año, desde mucho antes de que Lennon se divorciara de su esposa.

-¿Estás diciendo qué ella ha sido su am…?

Pero nadie de los que estaba allí pudo acabar de escuchar lo que el locutor iba a decir ni el final de la conversación con David, pues John se levantó de repente y estampó con rabia la radio de Paul contra la pared haciéndola añicos.

-¡Maldito bastardo hijo de puta!-gritó histérico.

Todos los que estaban allí se quedaron mirándolo en silencio, casi asustados. Todos, excepto Chris, que se levantó de repente de la cama de Paul donde hasta hacía nada habían estado sentados y salió de la habitación con rapidez, dejándose la puerta abierta tras ella. John se quedó observándola durante unos segundos y, después, sin importarle para nada lo que pensaran sus amigos, salió corriendo de allí, detrás de ella.

-¡Christie!-la llamó cuando salió al pasillo.

La chica, que estaba a punto de entrar en la habitación que los dos compartían, se volvió hacia él con los ojos empañados en lágrimas y John se acercó a ella con una carrera.

-Mierda… Mierda…-susurró él a la vez que la abrazaba.-Christie… No llores, venga, pequeña…

-¿Te das cuenta de que todo se puede ir a la mierda?-preguntó ella pegando su cara contra su pecho.

-No se va a ir nada a la mierda.-contestó él con severidad mientras abría la puerta y la guiaba hacia el interior de su habitación.-Anda, siéntate y relájate un poco…

La chica obedeció sin poder dejar de sollozar.

-Nos tendrían que pagar por cada lágrima derramada, ¿no crees?-bromeó él limpiándole la cara con sus dedos pulgares.-Con todo lo que hemos llorado tú y yo hoy nos hubiéramos forrado…

Chris esbozó una media sonrisa, pero no contestó.

-No llores, ¿vale?-insistió él.-Odio verte así.

-¿Qué va a pasar ahora, John?-preguntó ella, ahora más tranquila, mirándole a los ojos.

John la abrazó, fuerte.

-Nada.-contestó.-No va a pasar nada. Al fin y al cabo es la palabra de David contra la nuestra, ¿no?

-¿Y si Cyn lo confirma? Sabes que lo primero que van a hacer es llamarla a ella y…

-No, no.-le cortó John.-Cyn no va a decir nada de todo esto… Hicimos un pacto, ¿te acuerdas? Le di Kenwood, una buena parte de mi fortuna y prometí no reclamar la custodia de Julian…

-Espero que tengas razón, John…-suspiró ella.-Espero que la tengas.


Hola gente! Qué hay? Pues aquí estoy yo de nuevo con este capi que he cortado por la mitad para que no me saliera de 30 páginas, jajaja. En fin, aquí tenéis el lío padre montado. Espero que os haya gustado. Y como siempre, gracias por comentar, leer y estar ahí. Ya sabéis! Os quiero un montón!
Besotes!
                                                                                         

6 comentarios:

  1. jjksjssjksjsksjsksjksjsksk! Estúpido David hijo de su perra madre! YA lo odio! de por si que me caía mal ahora LO ODIO! LO ODIO! ¬¬ ¬¬ ¬¬ BUENO, YA me relajo uuuh...........Pobrecillo, Lennon! no pensé que le afectara tanto lo de las declaraciones, pero me imagine que si, en algún momento le dio miedo todo eso, mas por los del K.K.K {así se llama un capítulo de las aventuras de Sherlock Holmes! XD} /: que pasara con las chiquillas que Penny y Mary vieron? D: por cierto...yo siempre he dicho que a Penny le gusta Lennon secretamente, no sé, quizá estoy mal, pero tanto se empeña en que le cae mal y no sé que, que se me hace que le atrae n_n El hermoso Harrison♥ como siempre, se comporta como un dulce ese hombre*-* por eso lo amo XD hahaha bueno ya, me alegro que hayas actualizado, como siempre Cris, eres una genia! C: ya quiero leer otro -.-' pero bueno! C: nos vemos

    PD: Me dejaste así de O.O cuando leí que John se puso a llorar enfrente de Brian :s nunca lo creí capaz...

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    1. De nuevo, gracias por comentar! David más cabrón y le quita el puesto al demonio en el infierno, jajaja. Bueno, lo de John son "hechos reales", al parecer se pudo a llorar y dijo exactamente esas mismas palabras ante Brian y el jefe de prensa de The Beatles antes de la rueda de prensa. Le afectó mucho al pobre...
      Lo de Penny, no. Siento decirte que aquí en el fondo, lo único que hay entre Lennon y ella es odio visceral, jajaja. Ya se irá viendo... :P A ver si el otro se adelanta un poquito y publico pronto... ;)

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  2. noooooooo maldito David!!! Ya sabía que de allguna forma se iba a vengar, te lo juro que lo odioo!! Ne, pero equis nadie le va a creer!! Eso espero! Ayy John qué tierno se ha de haber visto llorando, qué hermoso!! <3 lo amo! Y maldita Gwen suertuda! ojalá yo tuviera a George!! Qué van a hacer la niñillas esas del bar?? Espero que nada malo!! Ya pobre Penny, con una pedrada creo que fue suficiente!!En fin, de verdad amo con locura tu fic. Me encanta porque eres demasiado realista que hasta parece que de verdad pasó todo esto! sabfkah ME ENCANTA!

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    1. Gracias! Joer, con esos piropos me vais a hacer subir los colores a la cara! :) En serio, me alegráis el día! Jajajaaja, bueno, Gwen es una afortunada, eso sí, porque George es un amor de los de verdad. Tranqui, lo de las niñitas no será nada del otro mundo, jejeje. Por cierto, quedamos y matamos a David entre todos? :P

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  3. "No me extraña que The Beates sean mas famosos que Jesucristo. De hecho, en le única encuesta que hubo en su tiempo, Jesucristo quedó en segundo lugar, después de Barrabás". Palabras del único cura que estuvo a favor de Lennon.
    Como me revienta el fanatismo religioso, eso de: Jesús dijo que nos amemos los unos a los ortos. No creés en Jesús? Te vamos a quemar en la hoguera! O sea, creo que el cristianismo(no sólo los católicos, sino el resto de los que no son católicos, pero sí cristianos) debe ser la religión mas paradójica del mundo. Y lo digo como cristiana, bah, sólo creo en Dios. Está bien que la época no era como hoy, o sea, hoy cualquiera dice cualquier cosa y se queda lo mas fresco y nadie sale a quemar discos, pero igual....ni que hubiera sido la Edad Media....y encima tanto espamento por algo mal interpretado! Mucha bronca!!!
    Me dejaste picada con los de esas niñitas...quienes serán y que se traerán entre manos? Ummm......
    Ah, otra cosa. Cuando leí que era David dije: Hijo de puta! y sigo leyendo, y justo Mary dice (bueno, casi) eso!!! Me leíste la mente, incluso antes de que lo pensara jajaja. Bueno, ese David se va a quedar con sus palabras y sus dientes en la boca, porque de una trompada John se los meterá para adentro. Harías eso? Quiero que se peguen!
    Buno, te dejo, te manda saludos Pancho XD

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    1. Me postro ante ti, a tus pies, amada mía, por hacerme reír como nunca con la frase del único cura que tuvo los santos cojones de apoyar al Johnny. Bueno, ya ves... El integrismo religioso, sea de la religión que sea, siempre es malo por ser precisamente eso, integrismo que no acepta las opiniones de los demás. Siempre va tan cargado de odio y de resentimiento... A mí lo que me hace gracia de todo esto es que muchos de estos integristas predican eso de poner tu otra mejilla y tal, pero en realidad, las mejillas de los otros siempre reciben primero que las suyas... Paradójico que se diga una cosa y se haga otra, no? Insisto, lo de las niñitas no será para tanto, que veo que he armado revuelo, jajajaja. Y bueno, sobre lo de David... Por supuesto que Mary iba a ser la que le dijera "hijo puta" a boca llena, jajaja. Que se peguen John y él? Pues no sé... Sólo te digo que esta mañana me ha venido otra a mi casa vez la señora esta del otro día que me habló cuando lo de Mel y Mary y me ha vuelto a decir lo mismo... http://www.youtube.com/watch?v=x8zcTLdCHpM Debería hacerle caso? XDDD

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