lunes, 2 de julio de 2012

Capítulo 49: Turbulencias


El vuelo hacia Japón estaba siendo muchísimo más pesado de lo que se había imaginado.  Hacía más de cuatro horas que habían salido de Londres después de hacer escala allí desde Alemania y Chris ya no sabía qué hacer. Había redactado todas las notas de prensa que le quedaban pendientes y había ayudado a Brian y a Susan a arreglar la agenda de los chicos y, en esos momentos, no tenía absolutamente nada más que hacer. Bueno, sí, quizás escuchar la insípida y aburrida conversación sobre contratos y cobros de conciertos que estaban teniendo Brian y los demás a su alrededor.

-Ey, McCartney.

Chris se giró y se encontró a una sonriente Mary que había ido a buscarla.

-Hola Hall.

-Tienes una cara de aburrida…

-Es que lo estoy.-sonrió Chris.

-A eso vengo.-le dijo su amiga.-¿Te apetece venirte detrás con nosotros un rato?

Sólo con escuchar estas palabras, a Christine se le iluminó la cara.

-Igual tienes alguna cosa más que hacer por aquí…-intervino Brian de repente.

-Lo he acabado absolutamente todo, ya lo sabes.-le replicó Chris con cara de pocos amigos.

-Venga, Brian… Es nuestra amiga…-intentó convencerlo Mary esbozando una sonrisa inocente.-Y creo que se merece un descanso, ¿no?

El manager soltó un bufido de fastidio y les dedicó una mirada penetrante, primero a Mary y después a Chris.

-Está bien…-claudicó finalmente.-Pero cuando te llame te vienes inmediatamente, sin excusas.

-¡Gracias!-le respondió Chris a la vez que se ponía de pie casi de un salto y empezaba a caminar feliz detrás de su amiga.

-¡Ah, y otra cosa, Christine!-la llamó Brian apenas se hubieron alejado unos pasos haciendo que la chica se girara extrañada.-Cuidadito con lo que hacemos. Ya sabes a lo que me refiero.

Chris se limitó a negar con la cabeza en un gesto exasperado, pero no le contestó. Lo más conveniente, ya lo sabía, era no entrar al trapo con Brian. Era mejor evitar discusiones innecesarias y no perder más tiempo para irse con los demás.

-¡Hola, gente!-saludó la chica cuando llegaron a la altura de los demás.

-¡Hola!-la saludaron casi al unísono el resto.

Christine echó una ojeada rápida a su alrededor y comprobó con una sonrisa que el único asiento que quedaba libre para ella era el que estaba al lado de John.

-Siéntate aquí, no muerdo.-le dijo él dedicándole una sonrisilla juguetona.-O sí…

Chris le devolvió la sonrisa y se fue detrás del todo, donde estaba John.

-¿Me dejas la parte de la ventanilla?-preguntó la chica cuando se acercó.

John soltó una risita y se levantó de su sitio.

-Para que después me digas que no eres una niña mimada…-rió el chico a la vez que ella ocupaba el asiento que hasta hacía pocos segundos había estado ocupando el chico.

John se sentó de nuevo, esta vez en la parte del pasillo, y se quedó mirando a la chica bastante serio.

-¿Qué pasa?-preguntó ella extrañada.

John agarró aire antes de hablar.

-Christie…-dijo finalmente casi en un murmullo inaudible.-En realidad he enviado yo a Mary a por ti… Creo que tenemos que hablar.

Christine lo miró sorprendida. Jamás le había gustado la frase “tenemos que hablar” y le gustaba infinitamente menos pronunciada por parte de John.

-Bueno, pues aquí me tienes…-susurró también ella haciendo un colosal esfuerzo para que no se le notara el miedo en la voz.

-Yo no aguanto más así, pequeña… No puedo más.-susurró John.-Quiero decir que… ¿cuánto tiempo más tenemos que estar así, escondiéndonos? Yo ya estoy divorciado, tú estás soltera… No hacemos mal a nadie…

Cuando escuchó aquellas palabras, Chris se relajó automáticamente. Por un momento por su mente habían pasado un montón de cosas en las que prefería no volver a pensar y, la verdad, era un alivio el comprobar que la causa por la que John quería hablar con ella era ésa y no otra.

-Ya sabes que Brian no quiere que salga nada a la luz hasta que acabéis con la gira…-le respondió ella.-Te acuerdas, ¿no? Quiere usar esta gira como coartada y decir que tú y yo nos hemos “conocido” en ella…

-Me da igual lo que diga Brian.-le replicó él con determinación.-Todo esto es un sinsentido.

Christine suspiró resignada. John tenía toda la razón del mundo y para ella también estaba siendo muy difícil. Sin ir más lejos aquel preciso instante, en el que de buena gana le hubiera dado un beso, estaba siendo surrealista. Los dos se querían, ¿qué problema había?

-Ya pensaremos algo, ¿vale, Johnny?-susurró ella conformándose con agarrarle la mano disimuladamente.

John sonrió ante aquel leve contacto y le apretó la mano un poco más fuerte.

-¿Por qué no dejamos que nos pillen?-preguntó de repente.

Christine se quedó mirándolo perpleja.

-¿Qué?-balbuceó al fin.

-Pues eso, que dejemos que nos pillen.-contestó John resuelto.-No sé… Un beso en algún sitio en el que sepamos que hay periodistas pero que parezca un descuido… Eso nos obligaría a tener que confirmar lo nuestro y Brian no tendría más remedio que aceptarlo…

La chica calló durante unos segundos, pensando en lo que John le acababa de proponer. En realidad, aunque pareciera algo bastante inverosímil, la idea no era mala en absoluto.

-¿Y cómo se supone que haremos algo así?-preguntó ella todavía con alguna que otra duda sobre el plan de John.

-Y yo qué sé…-contestó él encogiéndose de hombros.-Quizás en alguna rueda de prensa…

-Ni se te ocurra.-le cortó ella con contundencia.-Paso de que inmediatamente cientos de periodistas se nos echen a la yugular para preguntarnos. Me moriría del agobio si eso pasara…

-¿Y qué tal cuando acabemos alguna sesión de fotos?-propuso él de repente.-Tú nos acompañas siempre y… no sé… cuando en teoría se hayan ido los fotógrafos, aunque no lo hayan hecho en realidad, podemos hacerlo…

Christine sonrió ante la determinación de John. En aquellos momentos, estaba realmente encantador proponiéndole infinidad de planes como si fuera un niño ilusionado antes de cometer una travesura. Podía ser un loco la mayor parte del tiempo, pero lo adoraba.

-Ya veremos, ¿vale?-contestó ella al fin con una sonrisa.

-¿Cómo que…?-empezó a quejarse él.

John no pudo acabar de decir lo que iba a decir ya que, de repente, el comandante de vuelo anunció que iban a entrar en zona de turbulencias.

-¡Christine!

El grito de Brian hizo que tanto John como ella levantaran la mirada en dirección al manager.

-¡Vente a tu sitio y ponte el cinturón!-le ordenó cuando vio que había captado su atención.

La chica soltó un bufido de fastidio a la vez que hizo ademán de levantarse.  No obstante, justo en ese momento, notaron la primera turbulencia, que se tradujo en un ligero vaivén del avión.

-Siéntate.-le ordenó John con una sonrisilla. Y, después, mirando de nuevo hacia Brian, le dijo:-¡No puede ir ahora, Eppie! ¡Ya hemos entrado en la zona de turbulencias!

A Chris aún le dio tiempo a ver la mirada de odio que le lanzó Brian a John antes de que el manager se volviese a volver de espaldas a ellos.

-Ojalá estas turbulencias duren todo el jodido viaje de aquí a Japón, pequeña…-murmuró John mientras volvía a apoyar su espalda en el asiento.-Ojalá…

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Casi como si de arte de magia se tratara, el deseo de John se había hecho realidad a medias. Y es que, después de un buen rato de vuelo complicado, les habían comunicado que les iba a ser imposible llegar a Japón a causa de un violento tifón y que deberían parar en Alaska.

Aquello, obviamente, no había gustado a Brian, que estaba al borde del ataque de nervios mientras intentaba cancelar los compromisos que tenían en Japón para el día siguiente desde los propios teléfonos del aeropuerto. Afortunadamente, Susan se había encargado de buscarles un hotel bastante decente en el que podrían pasar la noche sin ningún problema.

-¿Sabes? No me debería alegrar de estas cosas, pero me alegro….-dijo George, que estaba sentado en una de las sillas del aeropuerto junto con Gwen y los demás.

-Si te oye Eppie…-rió John a su lado.

-Que me oiga, da igual.-le respondió George encogiéndose de hombros.-Al menos esta parada obligatoria nos permitirá descansar unas horas del agobio de la gira, ¿no?

-Venga, no te quejes…-le respondió Paul.-Si esto ni es gira ni es nada… Dentro de nada estaremos de nuevo en Londres…

-Antes de largarnos otra vez a Estados Unidos.-le cortó Ringo.-Yo también coincido con George: me alegro de este parón, así descansamos.

A Paul no le dio tiempo a replicar nada más, pues justo en esos momentos se acercó Brian hacia donde ellos estaban, aún acelerado por los nervios.

-Venga, chicos, poneos en marcha, nos vamos al hotel.-les ordenó y, después, volviéndose hacia Chris, añadió:-Y tú, Christine, te vienes conmigo en el coche: quiero que redactes notas para los medios explicando esto…

La chica, que ya se había hecho el ánimo de irse con los demás, soltó un respingo molesta. Pese a que era plenamente consciente de que aquello era su trabajo y que debía hacerlo, Christine no podía dejar de molestarse cada vez que Brian aparecía entre John y ella para desmontarle todos los planes que ella pudiese haber montado. A veces parecía que lo hiciera a propósito.

-De acuerdo…-respondió al fin de mala gana.-Iré contigo y redactaré esas notas de prensa…

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-Con lo bonita que debe ser Alaska y sólo vamos a estar aquí unas horas…-se quejó Penny mientras miraba por la ventana del hotel.-Y encima hemos tenido la mala suerte de parar justo en la ciudad que parece más fea de todas…

-No querrías que paráramos en medio de un lago, ¿verdad?-bromeó Paul por detrás de ella.-Y ya sabes… Estaremos aquí hasta que podamos salir de nuevo hacia Japón… Tenemos compromisos…

-No he dicho nada acerca de vuestros compromisos, McCartney…-le respondió la chica volviéndose hacia él con una sonrisa pícara.-Sólo digo que sería genial perderse los dos por aquí, solos…

-Mmmm… Yo también creo que sería una idea estupenda.-susurró él antes acercándola hacia sí por la cintura.

Penny lo miró a los ojos. Aquella mirada hacía, simple y llanamente, que perdiera el control sobre sí misma, así que, sin poder resistirse, se lanzó a la boca del chico para darle un apasionado beso. Paul no se hizo de rogar y le respondió con la misma intensidad. Casi sin darse cuenta, de repente, Penny sintió como Paul le metía la mano por debajo de su camiseta. La chica sonrió para sus adentros. Sabía lo que iba a ocurrir a continuación y deseaba que ocurriera, así que ella también le correspondió empezando a desabrocharle el cinturón de sus pantalones.

Pero, justo en el momento en el que parecía que la cosa no tuviera vuelta a atrás, unos golpes insistentes en la puerta los interrumpieron.

-Joder, joder, joder…-se quejó Paul separándose de ella.-¿Pero quién mierdas…? ¡¿Quién es?!

-Paul, soy Neil, Brian dice que bajéis al comedor del hotel…

-¿Y es preciso eso?-preguntó Paul exasperado.

-Mejor que bajes…-le dijo Neil al otro lado de la puerta.-Ya está bastante cabreado con esto del tifón como para que tú le hagas un desplante…

Paul soltó un bufido de fastidio a la vez que le lanzaba una mirada de disculpa a Penny. La chica no pudo menos que soltar una risita divertida mientras él se volvía a abrochar el cinturón y se dirigía a abrir la puerta. Sí, vale, a ella también le había fastidiado mucho aquella interrupción, pero era evidente que a Paul le había molestado muchísimo más.

-¿Sabes qué quiere?-le preguntó a Neil sin demasiados miramientos cuando entreabrió la puerta de la habitación.

-Creo que hay alguien que os quiere conocer…-contestó Neil encogiéndose de hombros.

-¿Y no se supone que estamos en horas libres o algo así?-se quejó Paul abriendo totalmente la puerta.-No pienso bajar a conocer al primer mequetrefe que llame a la puerta en estos momentos, lo siento.

-Haz lo que quieras, pero después no te quejes si te dicen algo…-le contestó Neil.-En fin, avisado estás, me bajo con los demás.

Paul y Penny vieron como Neil se alejaba por el pasillo.

-¡Mierda!-exclamó Paul cuando vieron que entraba en el ascensor.-Supongo que tendremos que bajar, ¿no?

Penny volvió a soltar una risita. La verdad es que por mucho que se quejara, Paul no podría jamás ser capaz de saltarse “sus compromisos”.

-Claro.-dijo finalmente la chica.-Y no te preocupes… Podremos continuar esto en otro momento, ¿no?

Paul le lanzó una mirada juguetona antes de contestar.

-Por supuesto… No creas que me voy a olvidar de esto, Penelope…

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Gwen miraba con curiosidad al DJ que tenían delante. Era un tipo cuanto menos pintoresco que lucía unas pintas bastante indescriptibles y que por lo visto trabajaba en el club del hotel. Además, se veía bastante emocionado por el hecho de que el manager de The Beatles les hubiera dado acceso a los que posiblemente eran unos de sus ídolos.

-Si queréis os puedo hacer una pequeña visita por la ciudad esta noche… No es que sea muy grande, pero igual os puede gustar…

Un silencio casi sepulcral se hizo entre los allí presentes. Gwen lanzó una mirada a su alrededor. John parecía estar colgado en otro mundo, Paul y Penny estaban allí sentados con cara de pocos amigos y Mary y Ringo estaban bastante entretenidos intentando aguantarse la risa que les provocaba un inmenso oso polar disecado que había en el comedor del hotel. Viendo que nadie tenía la intención de contestar, la chica le lanzó una mirada significativa a George, que él supo captar enseguida.

-Por mí vale, ¿no creéis, chicos?-contestó George finalmente.

-¿El qué vale?-preguntó Ringo, que había desviado por unos segundos la mirada del oso polar.

-Que si queréis os puedo hacer una visita por la ciudad esta noche y…-volvió a aclarar el DJ.

-Ah, vale.-contestó Ringo antes de que ni siquiera pudiera acabar la frase.-Paul y Penny, ¿qué decís?

-Bien.-masculló Paul de mala gana.

-¿Y John?

-¿Eh?-fue lo único que fue capaz de articular cuando escuchó su nombre.

-Me preguntaba, John, porque te puedo llamar John, ¿no?-intervino el DJ nuevamente.-Me preguntaba  si os apetecía veniros conmigo a…

-Déjalo, chaval…-le cortó Paul.-Mucho me temo que John ahora está un poco indispuesto y no sabe ni lo que quiere… Pero tranquilo, iremos.

El chico le dirigió una mirada contrariada que no obtuvo respuesta por parte de ninguno de los allí presentes. No obstante, pronto pareció reaccionar e, ignorando aquel episodio, se apresuró a fijar una hora para pasar a recogerlos por la noche después de la cena.

-Bueno, ya se ha ido el pesado de turno…-masculló Paul cuando el chico salió por la puerta.-Y pensar que esta noche lo tendremos que aguantar…

-Puede ser divertido…-dijo Ringo intentando quitarle hierro al asunto.

De repente, la puerta se volvió a abrir y todos se giraron para ver quién era, esperando, en su fuero interno y sin demasiadas ganas, encontrarse de nuevo al DJ del hotel. No obstante, la que acababa de aparecer por la puerta no era otra que Christine, que traía una cara de agobio impresionante.

-Hola, chicos.-saludó.

-Hola, enana.-la saludó Paul mientras se ponía en pie.-Tenemos plan para esta noche… Visita por la ciudad…

-¿Qué?-se extrañó la chica.

-Como lo oyes.-le respondió Mary.-El DJ del club del hotel nos saca de paseo.

-Pues menuda mierda.-masculló la chica con franqueza.

-Para mierda la que lleva encima tu novio, hermanita…-le dijo Paul con sorna antes de salir de allí seguido por Penny.-Nos vemos en la cena.

Chris se quedó mirando a John con los ojos como platos.

-¿John?

El chico levantó la mirada levemente cuando escuchó la voz de la chica y esbozó una sonrisilla boba.

-Hola, pequeña…-masculló finalmente.

-¿Pero qué coño…?-empezó a peguntar la chica.

-Estoy de viaje.-contestó él con sinceridad.

Chris le dedicó una mirada de odio antes de decir nada.

-Tú eres gilipollas.-le dijo.-Anda, levanta de ahí y larguémonos a la habitación.

Casi a rastras, Chris consiguió sacar a John de allí ante las risas de Ringo, Mary, George y Gwen.

-Ya tardaba en no colocarse con ácido en la gira…-rió George cuando se quedaron solos.

-Este tipo no tiene remedio… Pobre de vuestra amiga…-añadió Ringo medio en serio medio en broma.

-¿Pobres? Dad gracias a que ahora cuando suban a la habitación no se coloque ella también…-le replicó Mary, cosa que hizo que los demás estallaran en una sonora carcajada.

-Bueno, chicos…Y aprovechando que estamos en el bar del hotel… ¿Por qué no nos tomamos algo?-propuso Gwen de repente mientras miraba hacia la barra.

-Joder, Georgie, que chica más lista que te has buscado…-rió Ringo.

-¿Verdad? Mi Gwen sabe muchísimo más de lo que os imagináis…

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Gwen entreabrió los ojos cuando escuchó el odioso ruido del teléfono a su lado. No obstante, George se le adelantó en responder.

-¿Sí?-preguntó él todavía con la voz pastosa a causa del sueño.-¿Ya?... Pensé que ese tifón duraría más…No, sí ya…Vale, vale… Nos levantamos inmediatamente…

-¿Hora de levantarse?-le preguntó Gwen mientras se desperezaba a su lado.

-Sí…-contestó George esbozando una mueca de fastidio.-Pillamos el avión en dos horas.

-Joder…-se quejó Gwen.-¿Qué hora es?

-Las diez de la mañana.

Gwen soltó un bufido de fastidio. La noche anterior habían regresado al hotel a las cinco pasadas, por lo que habrían dormido como mucho unas cuatro horas. Y, si a esa falta de horas de sueño, le sumabas la inmensa resaca que tenían todos, aquello era mortal. Y es que, la noche anterior había sido un completo desastre. Todos habían llegado en unas condiciones deplorables a su cita con el DJ del hotel: Mary, Ringo, George y ella estaban absolutamente borrachos por la cantidad de cócteles que se habían tomado desde esa misma tarde sin ningún descanso; John, obviamente, continuaba en pleno viaje de LSD, mientras que Christine parecía haberse querido solidarizar con él fumándose todas las reservas de marihuana de su novio antes de bajar; y, por otra parte, Paul y Penny estaban igual de colocados, o peor, que Chris, por lo que se reían de cada cosa que el sufrido disc jockey  hacía o decía. No obstante, pese a estar todos en otro planeta, no podían negar que se lo habían pasado bastante bien, sin importarles ni nada ni nadie y haciendo lo que les apetecía en cada momento, por muy inverosímil que pareciera.

-Que desfase el de anoche, ¿no?-dijo la chica mientras colocaba su cabeza sobre el pecho de George.

El chico soltó una risita entre dientes, posiblemente al recordar todas las barbaridades que habían hecho hacía tan sólo unas horas.

-Ya lo puedes decir…-dijo al fin.-Y creo que llevamos ese desfase pintado en la cara, ¿no crees, Gwen?

-Uh, no me lo recuerdes… Debo de tener una cara de muerta que ni te imaginas…-masculló ella hundiendo la cara sobre el pecho de George para evitar que él la viera.

-Tú hasta con cara de muerta estás guapa…-bromeó él a la vez que le acariciaba el pelo.

-No mientas, George Harrison. Para estar medio presentable debo permanecer en cama al menos unas cuantas horas más…

-Ya…-murmuró George.-Pues aún falta bastante para que pillemos el vuelo…

-Buena idea, George.-convino ella.-Creo que podemos permanecer aquí en la camita calentitos al menos un rato más…

-Y no durmiendo, precisamente.

Cuando escuchó estas últimas palabras, Gwen levantó la vista con una sonrisa juguetona. No obstante, apenas le dio tiempo a ver a George pues, casi en el acto, el chico se lanzó hacia su boca para darle uno de los besos más apasionados que la chica había recibido nunca.

-Te quiero, George, te quiero…-consiguió decir cuando se separaron justo antes de que él se volviera a echar sobre ella.

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Llegar a Japón no había sido, ni muchísimo menos, tan placentero como llegar a Alemania. Era como si, de repente, todo se hubiera puesto del revés desde que dejaran Europa, como si todo estuviese conspirando contra ellos para que las cosas salieran mal. En definitiva, era todo tan exasperante que Brian, por primera vez desde que llevaba a los chicos, estaba empezando a sentirse completamente sobrepasado por las circunstancias.

Intentar ocultar a los chicos que habían recibido serias amenazas por parte de grupos ultraconservadores japoneses porque iban a realizar sus conciertos en el Budokan Hall, cosa que se consideraba poco menos que un sacrilegio, había sido una tontería pues se habían enterado casi enseguida. Y como para no enterarse… Las fuertes medidas de seguridad que había en torno a ellos estaban siendo tan extremas que incluso a veces parecían surrealistas: sólo se les permitía salir del hotel para acudir a sus compromisos y el control hacia las propias fans estaba siendo de lo más exagerado, incluso en los propios conciertos que habían dado hasta el momento, donde había más policías que fans.

No obstante, toda aquella locura tenía su punto positivo: en cuanto a organización y sonido, los conciertos de Japón estaban siendo de los mejores que habían hecho los chicos hasta el momento. Por lo menos, no todo eran penas…

-Brian, me acaban de traer la lista de los periodistas acreditados para la rueda de prensa…

La voz de Christine le pilló por sorpresa, tanto que no pudo evitar dar un pequeño salto en su silla. La miró de arriba a abajo: la chica sonreía amablemente a la vez que le tendía un par de folios repletos de nombres. Era increíble la de sentimientos encontrados que le provocaba aquella chiquilla… Aquella mezcla de eficiencia y desvergüenza le inquietaba bastante, aunque, para ser sinceros, debía de reconocer que de no haber estado con John Lennon, Christine le hubiera caído hasta bien…

-Gracias.-le dijo mientras agarraba las lista y empezaba a inspeccionarla.-Por cierto… ¿Has pedido que nos traduzcan las noticias de los chicos que han aparecido en los periódicos locales?

-Sí.-contestó la chica.-Me han dicho que las tendrán en poco menos de media hora… He dejado dicho que te los traigan aquí nada más lo tengan hecho.

-Perfecto.-le respondió él sin ni siquiera levantar la vista del papel.

-Brian…

-¿Qué pasa?

-Nada, me preguntaba si…

Ahora sí que Brian levantó la vista y la miró con cara de pocos amigos. A saber qué era lo que iba a pedirle… Y fuera lo que fuera, si él se negaba a dárselo seguramente acabaría teniéndola con John, que la protegía como si le fuera la vida en ello. Cómo odiaba eso…

-Tú dirás.-la animó él a continuar.

-Bueno, en realidad me han dicho las chicas que te lo pregunte… Querían saber si hay alguna posibilidad de que ellas puedan salir del hotel en algún momento…

Cuando escuchó esto, Brian no pudo menos que soltar una risita.

-¿Bromeas?-preguntó con sarcasmo.-¿Cómo van a salir de aquí con el jaleo que tenemos montado ahí afuera? Estamos amenazados, por si no lo sabíais…

-Ya, pero…

-No seáis crías, Christine.-le cortó Brian de malas maneras.-No podéis salir y punto. Aclárales que nadie les dijo que venirse de gira iba a ser como venirse de vacaciones…

-Descuida.-le contestó ella sin poder reprimir una mirada de odio.-¿Quieres algo más?

-Que vayas y que les dejes claro ese pequeño detalle a tus amigas.

Christine no contestó nada, simplemente se limitó a darse media vuelta y a volver a salir de su habitación tal y como había entrado, con la diferencia de que en esos momentos no lucía ya ninguna sonrisa en su rostro. Brian bufó: algo le decía que a partir de ese momento no sólo tendría que lidiar con una jefa de prensa presuntuosa y enchufada sino también con otras tres “protegidas” hartas de estar encerradas sin hacer absolutamente nada.

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-¿Qué te ha dicho?

Mary sonrió al ver la impaciencia con la que Gwen se había lanzado a preguntarle a Chris nada más había entrado de nuevo en la habitación de George, donde se habían reunido.

-Pues que nada…-les contestó ella con cara de pocos amigos.-Que hay amenaza y que nadie puede salir del hotel.

-Joder…-se quejó Penny.

Gwen, por su parte, lanzó un inmenso bufido de fastidio y se dejó caer de nuevo pesadamente sobre la cama. A Mary, sin embargo, aquello no le causó la más mínima reacción: sabía de antemano que Brian iba a decirles que no y por eso no se había llegado a hacer ilusiones en ningún momento.

-Menudo aburrimiento de Japón…-masculló Gwen mirando hacia el techo enfurruñada.

-Y tanto…-convino Chris a la vez que se sentaba en uno de los sillones de la habitación.

-Tú al menos tienes algo que hacer con tu trabajo…-le dijo Penny.-Nosotras aquí estamos, sin hacer nada…

-No creas… Yo hasta mañana cuando hagan el siguiente concierto ya no tengo nada más que hacer…-le respondió Chris.-Así que creo que las cuatro estamos más o menos igual.

-Y para colmo, ellos están tan ocupados que apenas los vemos…-volvió a decir Gwen con un deje de fastidio en su tono de voz.

-Ellos también están hasta las narices de todo esto.-intervino Mary.-Pese a que técnicamente los conciertos les están saliendo bien, no se los están disfrutando para nada…

-Sí, tienes razón.-dijo Chris.-Están muy agobiados con todo. Y yo no sé vosotras si lo habéis notado, pero por lo menos John está de un mal genio impresionante…

-Es que tu John es un poco… ¿cómo decirlo? ¿Idiota?-bromeó Penny.

-¡Oh, venga, Penny! Mira el día en que te lo digo, pero sé que John y tú estáis condenados a entenderos…-rió Chris.

-No creo que me entienda jamás con ése…-masculló Penny de mala gana.-Pero volviendo a lo que estabas diciendo… Sí, Paul también está de un insoportable que no veas.

-Pues agárrate a Rich…-dijo Mary recordando de repente que a Ringo todo le estaba sentando mal desde que habían aterrizado en Japón.

-Y George tampoco se queda corto…

-¿Sabéis que es lo que nos hace falta a todos, tanto a ellos como a nosotras?-preguntó Chris de repente.-Una buena sesión de risas como las que nos pegábamos en Inglaterra…

-Y tanto…-dijo Mary.-Pero ahora a ver quien es capaz de arrancarnos a todos unas carcajadas, con nosotras aquí encerradas y ellos con unos nervios encima que ni se aguantan…

-Bueno… Eso es fácil…-dijo Penny de repente sonriendo pícaramente.-Que nosotras estemos aquí encerradas no significa que no podamos hacer nada, ¿no?

-¿A qué te refieres con eso?-quiso saber Gwen.

-A que igual les podríamos gastar una pequeña broma…-contestó Penny.-Así nos entretenemos y nos reímos, todo a la vez.

-¿Broma? El problema es si la broma no les hace gracia…-dijo Mary preocupada pero intrigada a la vez.

-Bueno, supongo que también les dará risa…-dijo Penny.-Y si no, ya se desenfadarán. De todas maneras ya están de mal humor de por sí, ¿no?

-Pues sí.-contestó Christine.-¿Y cuál es esa broma, Penny?

-Bien… Vamos a ver que os parece esto que se me ha ocurrido…

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Chris miró a John. Dormía, de eso no cabía duda, y a juzgar por los leves ronquiditos que soltaba, lo estaba haciendo muy plácidamente. La chica no pudo menos que esbozar una sonrisilla malévola. Sí, sabía que aquello que iban a hacer les iba a cabrear mucho, pero la idea de Penny le parecía tan extremadamente divertida que no se podía negar a ello. Además, aquello iba a ser la pequeña venganza de las chicas hacia ellos por sus contestaciones y sus desplantes desde que estaban en Japón. Estaba bien que estuvieran de mal humor, pero ellas no tenían ninguna culpa de nada de lo que les estaba pasando.

Con cuidado de no despertarlo, Chris se levantó de la cama y se dirigió directamente hacia la maleta que contenía la ropa de John. Ni siquiera la había deshecho, simplemente se había limitado a colgar en el armario lo que se podía arrugar y lo demás aún permanecía dentro del inmenso maletón. Desabrochó la cremallera intentando hacer el menor ruido posible y enseguida divisó su objetivo. Sólo con el simple hecho de ver allí los calzoncillos de John, Chris no pudo evitar que se le escapar una risita entre dientes.

Sin pensárselo dos veces, la chica agarró el montón de calzoncillos y se dirigió a la ventana de la habitación silenciosa como una gata. Miró hacia abajo antes de abrir la ventana. Perfecto, no había absolutamente nadie por la calle a aquellas horas de la madrugada, así que era imposible que nadie la pillara haciendo lo que iba a hacer. Abrió la ventana con cuidado y una ráfaga de viento fresco de la noche irrumpió en la habitación, cosa que hizo que John, desnudo como estaba, se retorciera en la cama, molesto. Maldiciendo para sus adentros y rezando para que no se despertara y la viera con toda su ropa interior cara a la ventana, Christine esperó unos segundos inmóvil, mirándolo. No obstante, el chico pareció acostumbrarse a ese aire fresco y se limitó a darse media vuelta en la cama y a continuar con su monótona sesión de ronquiditos. Con un suspiro de alivio, Chris se giró de nuevo hacia la enorme ventana y sonrió.

-Johnny, Johnny… Os vais a enterar…-susurró.

Y, dicho esto, empezó a colocar uno detrás de otro todos los calzoncillos de John en la cornisa de la ventana…

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Los gritos de las fans, histéricos e insistentes, despertaron a Ringo de repente. Abrió los ojos confundido y frunció el ceño. ¿Qué estaba pasando para que las fans gritaran tanto a esas horas de la mañana? Soltando un bufido de resignación por no poder volver a conciliar el sueño, Ringo giró la cabeza buscando a Mary. No obstante, su sorpresa fue aún mayor cuando vio que la chica no estaba a su lado y que, al parecer, no había ni rastro de ella en toda la habitación.

Miró el reloj de la mesita de noche. Sólo eran las ocho y media… Era muy  raro que la chica se hubiera levantado ya teniendo en cuenta las horas a las que se habían dormido la noche anterior. Pero bueno, quién sabía…

Se levantó de la cama de mala gana, con los gritos de las fans aún atronando en la calle, aunque tampoco le dio más importancia a eso. No obstante, cuando Ringo se puso en pie dispuesto a agarrar su ropa y vestirse, lo vio: allí, a través de la cortina entreabierta, vio un par de calzoncillos suyos colocados en la cornisa de la ventana con un par de piedrecitas encima para, seguramente, evitar que se volaran con el viento.

Casi de un salto, Ringo se colocó ante el armario y empezó a rebuscar entre su ropa para comprobar que, efectivamente, allí no tenía ninguno de sus calzoncillos. Se quedó mirando la ventana maldiciendo a Mary para sus adentros… Claro, por eso no estaba en la habitación… La muy cobarde había huido antes de que él pudiera ver aquella broma de mal gusto.

-Esto no tiene ni puta gracia, Mary Hall, no la tiene…-refunfuñó enfadado a la vez que se ponía unos pantalones y se dirigía hacia la ventana.

Dispuesto a recoger lo que era suyo, Ringo corrió las cortinas y abrió la ventana sin ni siquiera pensárselo. Nada más lo hizo, otro grito atronador por parte de las fans se elevó desde la calle. Empezó a recoger sus calzoncillos intentando no morirse de la vergüenza allí mismo: jamás, y mira que habían tenido, había vivido una situación tan extremadamente surrealista.

-Yo las mato… ¡Las mato!-oyó como gritaba Paul desde la ventana de al lado.

Ringo lo miró. Sí, al parecer a Paul también le habían hecho exactamente lo mismo y también a John, que en aquellos momentos se apresuraba a entrar nuevamente en su habitación maldiciendo en voz alta con un montón de calzoncillos en las manos, y a George, que tenía la cara tan roja como un tomate.

El grito de las fans se volvió más intenso cuando Paul y George se escondieron casi a la vez de nuevo en sus habitaciones. Ringo miró hacia abajo nervioso: ahora era él el centro de todas las miradas… Se apresuró a recoger los calzoncillos lo más rápido que pudo mientras las fans lo llamaban y le gritaban cosas desde la calle y se volvió a meter sofocado en la habitación, con la respiración agitada.

-Te voy a matar, maldita…-juró mientras se sentaba en la cama de nuevo.

Y cuando lo hizo, allí los vio: en la cornisa de la ventana aún descansaban unos de sus calzoncillos. Al parecer, había tenido tanta prisa por volverse a meter dentro de su habitación que los había dejado allí olvidados… Pero no, Ringo ya lo había pasado lo suficientemente mal como para volver a asomarse en esos momentos a por ellos. Ya los recogería más tarde, quizás por la noche… O quizás, lo mejor sería que los recogiera la graciosilla que los había puesto allí.

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-¡¿Se puede saber por qué habéis hecho eso?!-rugió Brian mientras se acercaba nervioso hacia la mesa en donde estaban desayunando las chicas.

Todas, Mary la primera, esbozaron una sonrisilla inocente.

-¿Hacer el qué?-tuvo el descaro de preguntar Penny.

-¡Los calzoncillos!-gritó Brian.-¿Qué pasa? ¿Qué después de lo del Budokan aún queréis que demos más que hablar?

-Tranquilo, Brian… No es para tanto… Ha sido sólo una broma sin importancia…-dijo Gwen intentando calmar los ánimos.

-Sí, tiene razón.-añadió Christine con una sonrisilla burlona.-Podría haber sido peor: habríamos podido poner los calzoncillos sucios en la cornisa en lugar de los limpios…

Las otras chicas no pudieron menos que soltar una carcajada divertidas ante la ocurrencia de Chris.

-Cállate, Christine McCartney, que contento me tienes…-les espetó Brian.-¿Vosotras habéis visto la locura que se ha armado entre las fans sólo por vuestra gracieta infantil?

-Por supuesto que lo hemos visto…-le contestó Mary divertida.-Mira, desde aquí se ve perfectamente todo lo que está pasando en la calle…

Brian bufó y, justo en aquellos momentos, los cuatro chicos entraron en el comedor del hotel con unas caras de enfado impresionantes. Las chicas se los quedaron mirando, esperando a que de un momento a otro cualquiera de los cuatro les dijera algo, pero no fue así. Simplemente se limitaron a pasar sin ni siquiera mirarlas y a sentarse en la mesa de al lado.

-Madre mía, que cabreo que llevan encima…-masculló Gwen mirándolos de reojo.

-Ya se les pasará, tranquila…-intentó tranquilizarla Chris.

Los chicos pidieron su desayuno y permanecieron en un silencio sepulcral en la mesa de al lado, sin decir absolutamente nada mientras las chicas los miraban algo preocupadas. Quizás sí que se habían pasado un poco con la bromita… Pero, justo en el momento en el que Mary ya estaba a punto de levantarse y de ir a hablar con Ringo, que era el que parecía más enfadado de los cuatro, vieron por la ventana como algo caía hacia la calle, proveniente de las plantas superiores del hotel

-¡Oh, no!-exclamó Ringo de repente.-¡Eso que acaba de caer eran mis calzoncillos!

Aún no había acabado de pronunciar esas palabras, el rugido de las fans en la calle volvió a atronar e, inmediatamente, una marabunta de adolescentes histéricas se lanzó a correr hacia el lugar en donde habían caído los calzoncillos de Ringo intentando hacerse con “el trofeo”. Y entonces, todos los que estaban allí en el comedor rompieron a reír como locos, incluidos Brian y el propio Ringo.

-Joder… Eran mis favoritos…-se quejó Ringo entre risas.

-Pues ve y pide que te los devuelvan…-le sugirió George mientras se limpiaba las lágrimas que habían empezado a rodar por sus mejillas de tanto reír.

-Mejor que vaya tu novia a pedirlos…-bromeó Paul.

-Que por cierto… hablando de novias…-dijo John de repente esbozando una sonrisilla.-¿No son un poco cabronas estas chicas?

-Cállate, Johnny…-rió Chris.-Si en el fondo te ha hecho gracia y…

Chris no pudo acabar la frase ya que John le lanzó un trozo de galleta que impactó directamente en su cabeza.

-¡Serás cabrón!-gritó la chica fingiendo enfadarse, aunque sin poder reprimir la risa.-¿Quieres la guerra? ¿Eso quieres?

John soltó una risita a la vez que le lanzaba el otro trozo de galleta que le quedaba en la mano.

-Creo que sí que quieres la guerra, Lennon…-masculló arrancando un trozo de su tostada untada con mantequilla.-¡Toma proyectil!

El trozo de pan cayó directamente en toda la camisa de John, ensuciándola por completo, aunque eso a él pareció no importarle ya que se limitó a continuar riendo como un niño pequeño y a continuar lanzando trozos de galletas hacia la mesa de las chicas, ahora ya sin un objetivo fijo. Inmediatamente, los otros tres se unieron a John y a las chicas no les quedó más remedio que responder a los ataques, tirándoles todo lo que tenían a mano, por mucho que ensuciase.

Y así, entre risas, se inicio una verdadera batalla campal entre las dos mesas mientras los disciplinados camareros japoneses los miraban estupefactos sin saber qué hacer y Brian reía tanto que hasta le caían las lágrimas por las mejillas.

Sí, definitivamente el objetivo de echarse unas risas a causa de la broma, se había conseguido con creces.

********************************

Por fin habían acabado los últimos conciertos en Japón. Paul tenía la sensación de que jamás había deseado tanto que una ronda de conciertos como aquella que habían hacho terminara. Pero así era. Tocar bajo la presión de las amenazas y las inmensas medidas de seguridad no había sido nada divertido y, si a eso se le sumaba que ni siquiera les habían dejado salir del hotel ni para hacer compras, aún era peor. De hecho, para poder hacerse con unos cuantos recuerdos, habían tenido que traerles cosas al hotel para que las pudieran comprar, cosas por las cuales habían pagado unos precios exorbitados… No obstante, aquello les daba igual… Por fin estaban de nuevo dentro del avión dispuestos a salir de allí y a volar hacia otro lugar…

Ojalá Filipinas fuera diferente…



Hola chic@s! Qué hay? Pues yo aquí, ya de vacaciones (o mejor dicho, en el paro, jajaja) aunque medio feliz por el triunfo de España en la Eurocopa... Aunque bueno, la alegría es a medias... Por qué? Pues porque mientras, mi tierra está sufriendo el peor de los incendios que jamás se ha vivido desde el 91... 50.000 hectáreas  se han quemado como si nada... No os imagináis la rabia que me da eso... Es de una impotencia y un agobio... Menos mal que al parecer ya los tienen medio estabilizados y que, por lo menos, el fuego que se había quedado a 5 kilómetros de la central nuclear de Cofrentes lo han controlado... En fin, para que después nos digan que invertir en Medio Ambiente es una tontería... :(
Bueno, no os caliento más la cabeza con mis cosas y voy ya despidiéndome, no sin antes agradecer un montón a tod@s los que leéis esto y que, además, encima comentáis. No sabéis lo contenta que me pone eso, en serio! :D
Un beso y a pasarlo bien! Muak!


5 comentarios:

  1. awww Cris en serio ahora me voy a tener que acostumbrar a estas publicaciones los lunes temprano XD sobre todo con la clase de geniales capitulos que te haces , ya te habia dicho que la inspiracion es contagiosa verdad ???? espero que te siga contagiando :P , mi idea de lo de la ropa interior funciono increiblemente bien y obvio Penny que fue la que empezo todo no pudo evitar contagiar tambien a las demas con su idea , es que creo que es la mas tremenda de las 4 XD bueno hay que agradecerle porque hizo de la estadia en Japon algo divertida, la parte de la guerra de comida estuvo demasiado divertida jajajajajajaja que risa en serio jajajajajajajjaajaja es mas para hacer esto de la gira de verdad genial espero que John y Chris anuncien su relacion pronto , no hay otra cosa mas que desee que eso porque ya se van a sentir mas libres sobre todo porque se sienten tan agobiados empezando cuando tuvieron que parar en Alaska , jajajajajaja me dio risa la parte de Penny y Paul cuando los interrumpieron , que rabia en serio que lo interrumpan a uno en momentos como esos >.<. Bueno ya espero el proximo Chris , esto de cierto modo me emociona y me hace la semana , me pone de buen humor y demas cosas.

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  2. aclaro por aquello de las que vayan a leer mi comentario de pasada que yo no es que sea Penny sino que le habia dado la idea de la ropa interior a Cris por el chat de face hace unos dias y por eso puse que mi idea habia salido bien. Pongo esto por aquello de que se mal interpreten las cosas y piensen que estoy detras de ese personaje cuando nada que ver :P

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  3. ahahahahaha XD me has sacado unas cuantas risas con tu capítulo de hoy, haha es una lástima que Penny & Paul no hallan completado lo que tenían pendiente :P haha! & Brian! ah Brian ;@@ se esta volviendo una verdadera molestia, enserio, no sé porque el odio y coraje hacia Christie! enserio & ojala que el plan de Lennon sobre besarse en un lugar público para confirmar su romance, siga en pie! haha menuda broma les jugaron hahaha si yo hubiera estado presente en aquella acción hubiera gritado como loca por los calzoncillos de George XD hahahaa por los de todos más bien, ojala y las presiones se aligeren, no me gusta que todos estén tensos hahaha! Pobre de Paul! Creo que Filipinas fue lo peor de esa gira hahaha! no puedo esperar el siguiente, como siempre, escribes divino y sin duda me has alegrado la tarde, lamento la situación de tu país y espero que se mejore pronto, Saludos desde México!♥

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  4. sabes lo que es leer un capitulo como este en medio de una clase de ingles? Lo sabes? No, claro que no! Como me he tenido que aguantar la risa!!!! Fue demasiado genial, por suerte la profe no me cachó (estaba en una reunión) aparte...que tiene que decirme cuando soy una de sus mejores alumnas y que ademas se sacó 10 en el examen final? Je, chupate esa mandarina!
    bueno, se supone que amamos a nuestros novios, que bien, porque si los odiaramos ¿qué les haríamos? jajjajajaa jamas de los jamases se me hubiera ocurrido colgar calzones desde una ventana creo que eso lo haría si estuviera despechada jaja, Las japonesas (estará Yoko ahi? muejeje) se hicieron el festín!
    Por favor, que alguien haga algo con Brian, qué tipo este, mas seco que pastel de polaco....no sé, que se consiga un novio, algo! Por lo menos él también se hechó unas buenas risas con los calzones (a él habría que hacerle lo mismo) y la posterior batalla campal XD
    Pobrecito John, me da pena, él tiene razón, basta de tanto esconderse, ya es libre, entiendo que se esté muriendo de ganas y no poder hacer nada :( Bueno, si, hace, se toma todo el ácido que encuentra jajjaa
    Pese a todo, Alaska está copado, o no? Por lo menos no están en un iglú jajajjaja
    bueno loca, me voy, que la leche está en el fuego y se me va a volcar jajajajjaa
    baccio!



    p/d: Quiero un oso polar.

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  5. uyyy si supieran lo que les esperaba en Filipinas!!!
    Me gusta mucho mucho tu fic.
    Haz un libro.
    En serio.
    Imagínateee que padree que hicieras un libro con esto!!

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