jueves, 15 de septiembre de 2011

Capítulo 8: La "acampada"

Era sábado por la mañana y Christine aporreaba, más que tocaba, el piano del comedor con rabia.

-¿Qué te pasa, hija?

La chica levantó la cabeza y se encontró con la mirada extrañada de su padre, que en esos momentos estaba apoyado en la puerta.

-Nada.-contestó ella decidida.

-Ese nada no me convence...-murmuró el hombre.

Jim se acercó a ella y se sentó también al piano, a su lado.

-No me pasa nada, papá.-dijo ella acariciando ahora las teclas sin que ni siquiera llegaran a sonar.-Es en serio.

El hombre rió y empezó a tocar distraído unas notas antes de hablar.

-Yo creo que sí te pasa algo. No creas que no me he dado cuenta de lo rara que estás. Y tu hermano Paul para qué hablar... ¿Os habéis peleado?

-No, papá.-contestó ella paciente aunque las preguntas de su padre estaban empezando a ponerla de los nervios. Obviamente no iba a contarle absolutamente nada de lo que había pasado el día anterior. Por no saber, Jim ni siquiera sabía que era su hermano el que había acabado llevándola a la universidad a media mañana.-No me pasa nada con Paul...

En esos momentos, Mike entró en el salón. Christine le lanzó una mirada suplicante para que le librase de su padre, pero el chico ni siquiera se dio cuenta y se dejó caer pesadamente en el sofá.

-Mike...-rió ella intentando evadir la situación.-Un día de estos vas a romper el sofá.

-Pues compraré otro.-respondió él encogiéndose de hombros y abriendo su libro. Era obvio que no iba a entablar ninguna conversación.

Christine se volvió a girar cara al piano y puso atención en la melodía que estaba tocando su padre. La había escuchado cientos de veces desde que era una niña... Instintivamente se puso a tocar ella también. Su padre le dedicó una sonrisa y continuaron tocando así, en silencio, hasta que acabó la canción. Nada más tocar las notas finales, Jim se echó la mano al bolsillo y sacó un cigarrillo de su pitillera.

-Mira, hija.-le dijo al fin encendiéndose el cigarrillo a la vez que se ponía de pie.-Yo ya sé que no soy mamá y que siendo una chica no te sientas cómoda hablando de tus cosas con un viejo como yo... Pero quiero que sepas que puedes contar conmigo y que siempre me vas a tener ahí.

Por toda respuesta, Christine le dedicó una sonrisa a su padre, que acto seguido, salió del comedor. La chica estuvo unos segundos mirando las teclas del piano y finalmente se decidió a salir al jardín, necesitaba aire fresco.

-Estoy fuera, Mike.

Su hermano le soltó un gruñido que pretendía ser un sin ni siquiera levantar la vista del libro que estaba leyendo. Christine sonrió al verlo tan concentrado y salió de allí. Se sentó en las escaleras del porche y perdió su vista en el horizonte, pensativa. Estaba hecha un lío. Lo del día anterior le había roto todos los esquemas por completo. Siempre había visto a John como si de un hermano mayor revoltoso se tratara. Había estado presente en su vida desde que no era más que una niña de diez años, siempre yendo y viniendo de su casa. Al principio había sido el chico loco, la mala compañía que durante esos primeros años había sido motivo de innumerables discusiones entre Paul y su padre. Después, cuando Jim asimiló que no iba a poder romper el lazo que había creado la música entre Paul y John, se convirtió casi en uno más de la familia. Y ahora... ¿ahora qué? ¿Quién era John para ella? No lo sabía, era todo demasiado confuso. En aquellos momentos hubiera deseado odiarle con todas sus fuerzas, pero tampoco podía hacerlo por más que se empeñara. Y es que, más que con John, estaba enfadada con ella misma por no ser capaz de aclararse. Volvió a pensar una vez más en aquel beso y de como se había dejado llevar al principio... No era capaz de reconocerse a sí misma.

-Hola.

La voz de Paul la sacó de sus pensamientos. Chris se volvió hacia él y a duras penas pudo contener una mueca de fastidio. No le apetecía hablar con nadie, menos con Paul, que la conocía tan bien que en ocasiones parecía que le leyera el pensamiento.

-¿Puedo sentarme?-preguntó él, aunque cuando acabó de formular la pregunta ya se había sentado a su lado.-Me acaba de llamar Ringo.

-Ah.

-Esta noche salimos...-continuó él haciendo caso omiso a su indiferencia.

-Bien.

-Vente.-dijo él mirándola fijamente.-Mary también vendrá.

-No me apetece mucho, la verdad...-contestó ella tragando saliva. No se esperaba que su hermano le dijera eso.-Además, creo que quedaré con Alan y Rose...

-¿No dijiste que Alan y Rose se iban a pasar este fin de semana a Blackpool?-inquirió Paul extrañado.

Christine maldijo para sus adentros, a Paul por tener tanta memoria y a ella misma por contárselo casi todo.

-Con lo rarita que estás, te hará bien salir con nosotros...-continuó Paul al ver que Christine no contestaba.

-Yo no estoy rara... –masculló ella.-Tú sí que estás raro... Hasta papá lo ha notado.

-¿Quieres que te diga una cosa?-le dijo él sonriendo.-Estás tonta... ¿no te das cuenta de que lo único que estoy es preocupado porque desde lo de ayer estás en otro planeta?

Christine calló. Si Paul creía que iba a contarle lo que en realidad le pasaba, se equivocaba de pleno.

-Y que sepas que no me creo ni una palabra de lo que me contaste...-añadió el chico, ahora serio.-Mira, si te ocurrió algo grave, deberías...

-Tonto...-le interrumpió ella con una sonrisa. Le hizo gracia verle en plan hermano protector.-No me pasó nada grave, te lo hubiera dicho.

-¿Seguro?

-¿Por qué nunca me crees a la primera?-le preguntó le preguntó ella entre irritada y divertida.

-Será porque nunca me dices la verdad a la primera...-rió Paul y, después, sin perder la sonrisa, añadió:-Venga, vente esta noche.

-Ya te he dicho que no sé si me apetece...-murmuró ella.

-Hazlo por mí.-insistió Paul.-Seguramente algún gracioso tendrá la genial idea de traer a Mel y necesito de mi hermana para que me la espante...

Christine rió ante aquello. La verdad es que sí que le apetecía ir, lo pasaba bien con ellos y si iba Mary todavía iba a estar mejor, además de que le sabía mal dejarla a ella de única chica con Mel. Sólo la presencia segura de John la echaba hacia atrás. No tenía ganas de verle después de lo del día anterior...

-Me lo pensaré.-fue al final su respuesta.

Paul sonrió de oreja a oreja y la ayudó a levantarse.

-O sea, que sí que vendrás.-dijo él divertido.

-Te he dicho que lo pensaré.

*********

Mary rebuscó entre sus discos, todavía no había decidido cuál ponerse y la verdad es que no tenía idea de qué le apetecía escuchar en realidad, así que optó por que la suerte decidiera. Cerró los ojos y pasó los dedos por encima de los discos, contó hasta diez y paró. Sacó el disco que estaba tocando y se le escapó una sonrisa divertida. A Hard Day’s Night. Era uno de sus favoritos aunque se le antojaba muy extraño, ahora que los conocía, ver a los chicos allí en la carátula del disco.  Miró la última fila de fotos, la que pertenecía a Ringo, y amplió su sonrisa. Siempre le había caído simpático aquel chico, bastante más que los demás, y ahora... Sin pensarlo dos veces, sacó el disco, lo puso en su tocadiscos y se dejó caer en la cama a la vez que sonaban los primeros compases de A Hard Day’s Night. Se le hizo raro escucharlos como antes, aunque le provocaba una sensación agradable...

-¡Mary!-gritó su madre desde abajo.

La chica se levantó de su cama dando un bufido de fastidio por aquella interrupción.

-¡¿Qué?!-preguntó asomando su cabeza por la puerta de la habitación.

-¡Te llaman por teléfono!-dijo la mujer.-¡Tu amiga Christine!

Mary bajó las escaleras rápido y agarró el auricular.

-Hola, Chris. ¿Cómo estás?-preguntó con toda la intención.

-Bien, Mary, bien... Mejor y decidida a pasar de todo.-le respondió ella.

Mary se alegró. Al menos hoy el tono de voz de Christie no era el del día anterior, parecía mucho más animada.

-No me habías dicho que hoy salías con los chicos...-continuó Christine jovialmente.

-Ah, no...-respondió Mary.-Quería pedirte que me acompañaras pero... Después de lo que me contaste ayer... No me atreví.

-Hiciste bien... Te hubiera dado un tajante no por respuesta...-dijo.-Pero bueno... Creo que he cambiado de opinión...

-¿Vienes?-dijo ella sorprendida pero contenta a la vez.

-No me queda otra.-rió Christine.-Paul está pesado y tendré que hacer que calle...

-¿Pero viene...?

-Supongo que sí...-le cortó ella. Aunque intentó disimularlo, Mary notó enseguida que se había puesto seria de repente -Seguro. Pero bueno... No sé... No puedo huir de él toda la vida, ¿sabes? Al fin y al cabo cuando está en Liverpool se pasea por mi casa como si fuera suya... Además, seréis mucha gente y será fácil evitarle...

Mary no estaba segura de que Christine estuviera tan decidida como aparentaba.

-¿Estás segura?-preguntó ella.

-Completamente.-respondió ella.-Nos vemos donde quiera que nos lleven esta noche, ¿vale?

**********

Cynthia se apoyó en el marco de la puerta del baño y se quedó allí, en silencio, viendo como John acababa de arreglarse.

-Vas a salir supongo...-dijo al fin no sin cierto tono de reproche.

John la miró a través del espejo y lanzó un suspiró antes de contestar.

-Supones bien.

-¿Con quién?-inquirió ella mirándolo duramente.

-Los de siempre.-contestó él secamente. No le apetecía dar ninguna explicación, aunque mucho se temía que aquella conversación acabaría alargándose más de la cuenta.

-¿Y los de siempre son más importantes que tu propio hijo, John?

John respiró hondo... Aquello estaba yendo por mal camino y él notaba como estaba perdiendo los nervios.

-¿Pero qué dices?-preguntó al fin girándose bruscamente. No quería hacerlo, pero notaba como estaba levantando la voz más de la cuenta.-¿Insinúas que Julian no me importa?

-Sólo digo lo que veo.-contestó ella sin perder la calma, aunque con un tono tan cortante como un cuchillo afilado.

-¡Joder, Cyn!-gritó dando un fuerte golpe contra la pared.-¡Déjame respirar!

-¿Respirar?-ella ahora también subió la voz.-Dime... ¿cuántos meses completos al año pasas con nosotros, eh? ¿Tres? ¿No respiras lo suficiente los otros nueve meses?

-¡No me jodas Cyn! –exclamó él-¿No lo notas? ¡Me ahogo!

Cyn apretó fuertemente la mandíbula. John supo que estaba conteniéndose las lágrimas.

-Cuando alguien se ahoga dentro de una relación es porque no está cómodo...-murmuró al fin ella clavando la mirada en el suelo.

John intentó calmarse antes de contestar... Al fin y al cabo odiaba ver a Cyn llorar por su culpa y sabía que si no se controlaba acabaría así. No obstante, no quería mentirle. No una vez más.

-Dime...-dijo al fin acercándose a ella bajando la voz.-Mírame a los ojos y dime si tú estás cómoda con todo esto...

Cyntia levantó la vista y le miró.

-Pero yo...-dijo finalmente con un hilo de voz.-Te quiero.

John lanzó un suspiro. Esas dos últimas palabras le habían dolido mucho... Él no podía decir lo mismo.

-No se puede querer a alguien que te hace daño, Cyn.-sentenció al fin volviéndose a poner cara al espejo.-Piénsalo.

********

-¿Qué?-exclamó Christine mirando a Paul sorprendida.-¿Tú te has vuelto loco?

-No, no estoy loco, enana...-dijo Paul sin moverse de la puerta de la habitación de Christine.-Sólo te digo lo que me acaban de decir... Así que píllate un pijama y ropa para mañana...

-Sí, tú vives muy feliz...-le contestó ella todavía sorprendida por la noticia.-¿Te crees que papá va a dejarme ir a una fiesta en una casa de campo y quedarme a dormir allí?

-Vamos a ver, hermanita...-dijo él entrando en la habitación y cerrando la puerta tras de sí con una sonrisilla pícara en los labios.-Voy a tener que explicarte dos cosas... La primera es que no es una fiesta, sino una inocente acampada. Y la segunda es que tu hermano mayor te acompaña y te cuida...

-Eres peor de lo que me imaginaba, gusano.-rió ella.

-Ni te lo imaginas...-bromeó él abriendo la puerta y empezando a salir.-Y tranquila que yo me encargo de convencer a papá.

Christine miró como Paul se alejaba de allí mientras silbaba alegremente y después soltó un respingo de fastidio. ¿Por qué tenía que haberse dejado convencer para ir con ellos esa noche? Perfecto, ahora no sólo iba a estar esquivando a Lennon durante unas horas sino durante toda una noche y un día enteros...

******

Mary bajó del coche y se quedó pasmada viendo aquella inmensa casa. Ringo le había asegurado que iban a la granja que uno de los amigos de Mal les había dejado para aquel fin de semana. No obstante, aquello en absoluto parecía una granja.

-Es bonita, ¿eh?-dijo él a su lado.-Yo también me quedé así la primera vez que vine... Parece que no, pero este Mal tiene unos muy buenos contactos...

-Es alucinante...-dijo ella, ahora fijando la vista en un pequeño lago artificial que había al lado de la casa y por el que nadaban tranquilamente un par de cisnes blancos.

-Y lo mejor de todo es que aquí es imposible molestar a los vecinos si organizas una fiesta...-bromeó Ringo rodeándole los hombros con el brazo.-¿Entramos? Por la cantidad de coches que veo por aquí, ya deben estar casi todos...

Mary y Ringo entraron en la casa y se dirigieron al salón, desde donde salía un escándalo terrible.

-¡Ya están aquí!-dijo George nada más los vio entrar por la puerta con una sonrisa.-¿Qué hay, pareja?

Todos los de la habitación los saludaron. A Mary no le costó localizar a Christine, que estaba sentada en un sofá junto con su hermano, y que nada más la vio se levantó y se acercó hacia ella.

-¡Hola!-saludó con una sonrisa.-¿Y cuál es tu excusa para estar aquí, Mary?

La chica rió.

-Hasta mañana estoy contigo, de acampada con unos amigos.-contestó ella divertida.-La excusa es obra de Ringo.

-Pues mi excusa creo que es exactamente la misma. Yo no sé qué cuento le ha contado Paul a mi padre, pero cuando nos hemos despedido de él, el hombre parecía más contento de esto que de que saliéramos a los pubs de fiesta...

-Bah, no os quejéis.-dijo Ringo encogiéndose de hombros.-Técnicamente no habéis contado ninguna mentira en casa...

-¡Starkey!-exclamó un chico desde la otra punta de la habitación.-¡Cuánto tiempo, desgraciado!

Ringo sonrió y le levantó la mano a modo de saludo.

-Voy a ver a Eric...-les dijo a las chicas y, después de darle un beso a Mary, añadió.-Enseguida vuelvo.

Mary le dedicó una sonrisa y esperó a que se alejara unos pasos para hablar.

-¿No ha venido?-preguntó.

-No por ahora.-contestó Chris borrando casi automáticamente la sonrisa de su cara.-Pero seguro que lo hace... Todavía faltan algunos y he oído por ahí que seguramente vendría con Pete...

-Entiendo...-murmuró Mary.-Tranquila, cuando venga no pienso dejarte sola... Ya verás como no se acerca...

Christine soltó una risita y le dio un pequeño toque en la espalda.

-Sí, claro...-dijo divertida.-Eso podrías hacer... Me pones entre Ringo y tú toda la noche...  Seguro que él está encantado...

-No seas tonta...

-No, no seas tonta tú.-le dijo Christine con una sonrisa.-Ya me las apañaré yo solita en mi huída... Venga, vamos, ¿te apetece jugar a cartas o algo?

*********

-Estás haciendo trampas.-sentenció Christine mirando fijamente a su hermano. Siempre las hacía y aunque la mayoría de gente ni siquiera se daba cuenta de ello, ella sí. Eran demasiados años jugando juntos como para que la engañara a esas alturas.

-¡Eso es imposible!-dijo Ivan mirando a Paul.-Yo estoy a su lado y...

-Saca la carta.-le ordenó Chris con una sonrisilla pícara.

Paul intentó contener la risa pero no pudo, estallando finalmente en una enorme carcajada.

-¡Eres un tramposo!-exclamó Ivan mirándolo sorprendido.

Chris y Mary también se unieron a las risas de Paul cuando vieron la indignación de Ivan.

-Hola chicos.-les interrumpió alguien por detrás.-¿Qué hay?

Christine tragó saliva y respiró hondo. Conocía demasiado bien la voz de John.

-¡Hola!-saludaron Paul y Ivan casi al unísono.

Mary, por su parte, le dedicó una sonrisa, pero Christine no fue capaz de articular ninguna palabra ni ningún gesto, simplemente fijó su vista en las cartas que tenía en la mano. Creía que sería más sencillo disimular, pero con él allí, justo detrás de ella, la cosa se le hacía muy difícil.

-¡Venga John, siéntate aquí con nosotros y verás una partida épica!-le animó Ivan.

-No, gracias, Ivan...-murmuró John.-Acabo de llegar, así que voy a saludar a los demás. Después nos vemos...

Christine suspiró aliviada. Por lo menos se sentía más tranquila al pensar que John también quería evitarla. Se mantuvo así, mirando su mano de cartas, hasta que supo que John se había ido de allí.

-Chris...

La voz de Paul hizo que la chica levantara la vista. Su hermano estaba inclinado hacia ella y mirándola fijamente, con cierta cara de preocupación.

-¿Estás bien?-le preguntó el chico cuando ella lo miró.

Christine esbozó una sonrisa y miró a Mary de reojo, que también estaba intentando disimular su expresión a toda costa.

-Por supuesto, Paul... ¿Por qué no iba a estarlo?-dijo intentando parecer lo más convincente posible.

Él arrugó el entrecejo y volvió a sentarse bien dando un fuerte suspiro. Chris tragó saliva. Paul había notado algo, estaba segura, y si se llegaba a enterar de todo... No quería ni pararse a imaginar las consecuencias.

******

Ya habían acabado de cenar hacía un rato y en el salón estaban casi todos de pie, andando de aquí para allá mientras charlaban, bebían y bailaban. Mary estaba junto a Ringo y otros amigos, riendo con sus historias y sus bromas.

-¡Mirad quién ha venido!-exclamó en Eric Griffiths de repente mirando hacia la puerta del salón.

Todos se giraron hacia aquella dirección. En aquellos momentos, Neil Aspinall estaba entrando en el salón con una sonriente Mel a su lado. Mary reprimió una mueca de disgusto cuando vio que se acercaba hacia ellos. En realidad, aquella chica no le había hecho nada, pero aun así no le caía nada bien. Quizás, pensó, se le había pegado algo de la animadversión que Christie sentía hacia ella.

-¡Hola chicos!-dijo Mel en un tono que a Mary le resultó asquerosamente falso.

Los que estaban allí le devolvieron el saludo, la mayoría sin demasiado entusiasmo.

-¡Oh, Ritchie!-exclamó ella de repente acercándose hacia él y tomándole el vaso que tenía en las manos.-¿Qué bebes? ¿No es lo que me gusta a mí tanto?

Mary le dedicó una mirada asesina. Aquella tía le estaba dando mucha rabia y no, no se le había pegado nada de Chris, simplemente la tal Melanie era odiosa.

-¿Y qué es lo que tanto te gusta?-preguntó Ringo en tono inocente.

-Tú ya lo sabes...

Mary tuvo que contenerse para no hacer ninguna tontería. A la muy... sólo le faltaba ronronear y tirarse al cuello de Ringo...

-No, no lo sé.-sonrió él.-¿Me devuelves el vaso?

Mel puso cara de niña malcriada y le devolvió el vaso a Ringo. Después miró a los allí presentes y paró su mirada en Mary.

-Ritchie... No conozco a esta chica...-dijo al fin.

Decidido, esa misma noche idearía un plan junto con Christine para cargarse a aquella imbécil.

-Oh...-contestó él en tono despreocupado.-No os he presentado. Mary, ésta es Mel, una de las conocidas de los chicos y mía...

-Yo pensaba que era más que una simple conocida...-murmuró ella con la misma cara de repelente de hacía unos instantes.

-Y Mel, ésta es Mary...-le cortó Ringo ignorándola por completo.-Mi novia.

Estaba mal reconocerlo, pero en aquellos momentos Mary sintió una inmensa oleada de satisfacción al ver la cara que se le quedó a Mel.

-¿Tu novia?-preguntó ésta todavía con cara de sorpresa.

-Sí, su novia...-se apresuró a contestar Mary.-Encantada.

Mel le dedicó una sonrisa falsa acompañada de una mirada de odio. Entonces, Mary comprendió que la tal Mel iba a dar más guerra de la que en un principio había imaginado.

********

Christine estaba apoyada en la barandilla del porche de la casa fumándose un cigarrillo, sola y pensativa. Había estado escabulléndose de John toda la noche. Al contrario de lo que había imaginado en un primer momento, Lennon no estaba intentando evitarla lo más mínimo. Es más, parecía que en ocasiones apareciera por detrás de ella adrede. A cada minuto que pasaba, Christine se arrepentía más de haber accedido ir a aquella fiesta...

-¿Chris?

El sobresalto que le provocó escuchar aquella voz casi le hizo atragantarse con el humo del cigarrillo.

-Lennon.-intentó decir en tono despectivo. No obstante, sólo se le escapó un hilillo de voz y aquello no sonó como había pretendido.

-¿Podemos hablar?-preguntó él.

-No hay nada de qué hablar.-contestó ella tajante sin ni siquiera volver la vista hacia él.

-Sí que lo hay.-la voz de John sonó más firme que la de ella.

Christine no contestó y continuó fumando con la mirada perdida. Al menos si le ignoraba igual se daba por vencido... No obstante, se sorprendió al ver que John, lejos de irse se puso a su lado y se encendió también un cigarrillo.

-No entiendo por qué has estado evitándome toda la noche...-murmuró él al cabo de unos instantes, después de darle una larga calada a su cigarro.

Christine lo miró de reojo confusa y se encontró con su mirada. Apartó la vista enseguida. Le resultaba sumamente incómodo mirarle a los ojos.

-Quizás sea porque no esté cómoda contigo después de lo de ayer...-respondió al fin con cierta nota de sarcasmo.

John lanzó un suspiro antes de contestar.

-Pues de eso precisamente quería hablar...

-¿Vas a disculparte?-preguntó ella empezando a impacientarse.-Porque si no es así es mejor que te largues.

-No.-respondió tajante él.-No voy a disculparme. Ni tampoco voy a largarme.

Christine soltó un respingo de fastidio.

-Mírame...-le pidió él.- Por favor...

La chica sintió como el estómago le daba un vuelco. No se sentía capaz de aguantarle la mirada pero aun así se giró hacia él.

-Créeme...-continuó John. Christine se fijó en él. Su expresión denotaba una seriedad que no era para nada habitual en él..-No sé... No sé lo que me pasa contigo...

Y ella tampoco sabía lo que le pasaba con él. Y es que teniéndolo allí, al lado, todo era demasiado complicado. Sólo tenía la certeza de que ya nada volvería a ser como antes con John.

Le sostuvo la mirada durante unos segundos que se le hicieron eternos e hizo acopio de todas sus fuerzas para empezar a hablar:

-No te pasa nada conmigo... Sólo estás confuso con todo esto y...

-¡No!-le cortó él.-No estoy confuso. Sé muy bien qué es lo que siento...

-No tienes ni idea...-masculló ella volviendo a apartar la mirada. No soportaba aquellos ojos clavándose en los suyos con aquella... ¿sinceridad?

-Creo que la que está confundida con todo esto eres tú, Christine. Sólo tú.-respiró hondo. Christine no dijo nada y se limitó a clavar su vista en el suelo. John esperó unos segundos antes de continuar:-Mira... quizás sí deba disculparme por el beso de ayer... Supongo que no fue lo mejor que pude haber hecho pero actué de acuerdo con lo que siento... Sólo espero que tú también actúes en consecuencia...

Christine notó como se le empañaba la mirada sin explicarse muy bien aquellas repentinas ganas de echarse a llorar. Iba a pedirle a John que la dejara en paz cuando alguien habló por ella.

-Lárgate de aquí, Lennon.

Chris tuvo la desagradable sensación de que el corazón había parado de latirle. Miró a John, que se había puesto blanco de repente y después lo miró a él. Paul, apoyado en la puerta de la casa, les miraba con expresión furibunda. George, a su lado, estaba con los ojos abiertos, sorprendido.

-¡Que te largues he dicho!-gritó Paul tirando y apagando con rabia su cigarrillo con la suela del zapato.

John se giró y miró a su amigo durante unos instantes. Paul hizo ademán de lanzarse contra él pero George le agarró del brazo, conteniéndole.

-Es mejor que te vayas, John-dijo finalmente George en tono suplicante.

John asintió, se volvió hacia Christine y, después de dedicarle una mirada triste, bajó las escaleras del porche y se marchó de allí.


Hola guapas! Qué hay? Yo por fin he podido acabar de escribir y colgar este capi... La verdad es que he tenido una semana que lo he flipado en colores... Y es que por fin me han asignado instituto para trabajar este curso...El sitio está lejitos, pero bueno, la verdad es que, pese a los ajetreos de los primeros días, me mola... Cada aula tiene más equipación que una suite del hotel Hilton, hay pocos alumnos por clase y se ven buena gente y los compañeros molan. Lo más gracioso es que tengo a más ingleses que en el Reino Unido... Si veis las listas de mis clases, aquello da una risa que pa' que... Ya me habían dicho que por la zona aquella el idioma de Shakespeare era el rey, pero no me imaginaba yo hasta qué punto...
Bueno, chicas, que espero que os haya gustado esto y nada, que intentaré colgar lo próximo prontito! Gracias a todas las que estais ahí, leyendo, siguiendo y, en especial, comentando, porque de verdad que haceis que, lejos de cansarme de esto, cada vez tenga más ganas de continuar.
Saludos!

4 comentarios:

  1. ayy por favoooorrr! que final, que final!! me muero! no sabes, estoy hecha un pompón de nervios por todo esto que ha pasado en un solo capi! por favor tenes que subir el otro rapido porque la verdad me dejaste...me dejaste....no sé como me dejaste, jajajjaa
    Primero, me hiciste sentir toda esa confusión y nervios que alguna vez sentí (aunque la situacion no es ni parecida en lo mas minimo) Segundo el odio que le tengo a la Mel esa, es fenomenal la voy a agarrar de los pelos, es un gato!!!
    y bueno, este Lennon que esta haciendo perder a mi Cris, y el final que ya te dije, quedé media loca XD
    Che, que bueno que hayas conseguido laburo y en un buen lugar! la verdad te felicito!
    espero el proximo!!!!

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  2. Cris, tia, te has superadoooO!!!!
    Me ha encantado. Dios este capitulo veraderamente es de los mejores ^.^
    Dios, perdona que no leyera pronto, pues con las clases, y con tareas que ya me mandaron y tal, pues como, que no tuve tiempo. :)
    Bueno muchos besiiiitos amiga. Y que espero el proximo.
    P.d. Me alegro de que te tocará una buena clase! :D

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  3. OMFG jajajajajajajjaa menzo de Paul como se atreve a correrlo y cris, que no se haga yaa ajajajajaja

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    1. Jajajajaja, hay que entender a Paul, como que no le hará mucha gracia que su hermanita ande con su amigo John al que ya sabe que eso de la fidelidad y todas esas cosas no le van mucho... XD Gracias por leer y por comentar! Besotes!

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