domingo, 4 de septiembre de 2011

Capítulo 5: Discusiones y té


-¿Qué año ha dicho?

-1492.

-¿Qué coño pasa? ¿Todo ocurrió en 1492 en este puñetero mundo?

-No seas bruta, Chris...

Las chicas hablaban en un susurro casi inaudible. Estaban en medio de una abarrotada clase de Historia Moderna y sólo podía escucharse la potente voz del profesor Hughes y el rasgar de los bolígrafos de los alumnos tomando apuntes en el papel.

-Por cierto.-Christine ni siquiera levantó la vista de su folio cuando lo dijo. Continuaba escribiendo rápido.-Tengo que decirte una cosa cuando acabe la clase. Recuérdamelo antes de que me vaya a Arqueología del Próximo Oriente.

Mary asintió y continuó cogiendo apuntes. La clase acabó poco después y todos los alumnos empezaron a desalojar el aula.

-¿Qué era eso que querías contarme?-preguntó Mary recogiendo sus cosas de la mesa.

Christine metió las suyas en el bolso antes de contestar con una sonrisilla pícara.

-Ayer llamaron a casa...-empezó a decir alargando la cosa deliberadamente

-¿Y?-Mary parecía impaciente.

-Era Ringo.-Christine intentó decirlo en tono casual y se quedó mirando la reacción de su amiga, que inmediatamente la miró extrañada.- Me quedé un poco flipada cuando dijo que quería hablar conmigo y no con Paul...

Christine hizo una pausa, pero Mary no dijo nada.

-Me pidió tu número de teléfono.-sentenció al fin. No pudo evitar ampliar la sonrisa de su cara cuando vio que Mary abría los ojos como platos.- Obviamente le contesté que sin tu permiso yo no iba a darle tu número...

-¿Qué le dijiste qué?-Mary todavía no salía de su asombro.

-¿Entonces qué? ¿Se lo doy o no?- preguntó ella haciendo caso omiso de la pregunta de Mary.
Estaba claro que se había dejado a su amiga descolocada del todo, no sabía qué contestar.

-Bah.-dijo Christie al fin divertida.-Da igual, Mary, se lo di de todas formas. Es muy insistente cuando quiere, ¿sabes? Y me dio lástima porque sé que para atreverse a pedírmelo debió de estar toda la tarde... Si te llama no te extrañes.-Y después, mirando hacia la puerta de la clase y divisando a uno de sus compañeros que iba con ella a la siguiente clase, gritó:-¡David, espérame, voy contigo!

El chico, un pelirrojo alto y desgarbado de aspecto taciturno, se giró y esperó a Chris.

-Me voy o llego tarde.-le dijo a Mary. Y después, haciéndole un guiño mientras empezaba a andar ya, añadió:-Es un buen tipo.

******

John estaba sentado en el umbral de la casa de Mimi fumándose un cigarrillo. Esa mañana había salido pronto. Cynthia y Julian todavía dormían cuando lo había hecho. Sólo la madre de Cyn, ya despierta a esas horas, le había dedicado una mirada severa cuando lo vio ponerse su chaqueta y su gorra y salir por la puerta.

Había entrado en el coche y conducido sin rumbo por las calles de Liverpool, pensando. La discusión del día anterior había sido monumental. Hacía tiempo que no recordaba una pelea con Cyn así, y eso que a todas horas estaban discutiendo. Empezó casi al momento de levantarse ya pasado el mediodía, cuando su mujer le reprochó su anterior noche de fiesta dejándoles a ella y al niño solos una vez más. Él, que no podía callar nada, le había contestado con uno de sus típicos comentarios sarcásticos y así empezó todo. Pronto empezaron los gritos y los reproches de cosas que no venían al caso. Ni siquiera recordaba qué se habían dicho, sólo sabía que Cyn acabó llorando y él largándose pegando un portazo que resonó por toda la casa. No llamó a nadie. Se limitó a irse solo por ahí, a meterse en un pub donde le conocían desde que era un adolescente y a beber mucho más que la noche anterior.

Volvió a casa, borracho y colocado, a las tantas de la madrugada, subió a la planta de arriba de la casa y se quedó mirando durante unos minutos a través de la puerta abierta de la habitación de Julian. El niño dormía plácidamente, ajeno a todos los problemas que rodeaban a sus padres. Viéndolo así, John había sentido un sentimiento de culpa enorme, tan grande que ni siquiera se atrevió a llegar hasta su habitación y acostarse junto con Cyn, por lo que se limitó a bajar las escaleras y a sentarse en el sillón del comedor mientras fumaba un cigarrillo detrás de otro.

Y allí estaba ahora, en casa de Mimi. Habían desayunado juntos y hablado de cosas triviales y aunque John era plenamente consciente de que su tía sabía que le pasaba algo, ni él había dicho nada ni ella había hecho preguntas incómodas. Después del desayuno, Mimi salió a hacer unas compras y John, en lugar de irse, se quedó allí alargando el momento para no volver a casa tan pronto.

Estaba tan confuso... No sabía qué hacer en su situación. No quería a Cyn como ella se merecía que la quisiera. La apreciaba, le tenía mucho cariño, pero no la amaba, de eso estaba seguro. ¿Qué hacer? ¿Un divorcio? No se lo iban a permitir jamás, al menos no mientras The Beatles quisieran mantener su fama de niños buenos.

Con un suspiro, John, apagó su cigarrillo con la suela del zapato. Mimi iba a enfadarse con él cuando viera la colilla allí en la puerta de casa pero le daba igual, cosas mucho peores le había perdonado... Después, con poco ánimo, subió de nuevo al coche con la intención de volver a casa. De todas formas, tarde o temprano tendría que enfrentarse con la situación...

Conducía despacio, algo muy poco habitual en él, cuando la vio caminando sola por la calle, rápido, con un par de libros y una carpeta debajo del brazo. Sonrió y aminoró todavía más la marcha.

-¡Oye!- le gritó mientras bajaba la ventanilla.-Que aunque me insultes cada diez minutos y me robes cosas, puedo acercarte a casa si quieres...

Christine paró de caminar y se giró. Le devolvió la sonrisa.

-No voy a casa.-contestó ella.-Iba a pillar el autobús para ir a Allerton. Es que he quedado.

-Allerton, Heswall, qué más da...-dijo él encogiéndose de hombros.

-Hombre, quedan bastante lejos uno del otro...

-Da igual.-contestó John. De todas maneras le apetecía conducir y hablar con Christine de tonterías probablemente le ayudaría a distraer su mente.-Te llevo.

-No sé, me sabe mal que...-dudó ella.

-Venga...-insistió él mirando calle arriba. Un grupo de chicas de no más de quince años se acercaban hacia el coche.-Sube si no quieres se arme un escándalo.

La chica vio con sus propios ojos que el grupito se acercaba y subió rápido al coche.

-Gracias, John.-dijo en tono despreocupado mientras se abrochaba el cinturón.-Pero como sigamos a este ritmo tendré que pagarte un sueldo como chófer particular...

John soltó una risita... Desde el sábado no había vuelto a hacerlo.

-¿Vienes de clase?-preguntó al fin.

-No, qué va. A estas horas y con estos libros vengo de tapiar paredes...-bromeó ella.

John volvió a reír mientras paraba en un semáforo en rojo.

-Joder, Christie, cómo eres... –dijo sin parar de reír.- Un poco más borde y acabarás superándome a mí...

-¿Cómo? –la chica fingió escandalizarse.- ¿Qué todavía no te supero? Joder... Tendré que aplicarme más.

El semáforo se puso en verde y John continuó la marcha.

-¿Me pasas un cigarrillo?-le apetecía fumar otra vez. Había perdido la cuenta de cuántos cigarrillos se había fumado entre la noche anterior y esa mañana.-Debe haber en la guantera.

La chica abrió la guantera, rebuscó por allí y al cabo de unos segundos sacó una cajetilla de tabaco arrugada.

-Me temo que no te queda ninguno, pedazo de fumador compulsivo.-dijo ella medio en broma.

-Joder...-se quejó John mirando de reojo hacía la cajetilla, que efectivamente estaba vacía. Le apetecía fumar. Mucho.

-Bah, no te quejes.-Christine se puso a rebuscar en su bolso y sacó un cigarrillo.

-¿Eso es para mí?-preguntó el divertido. La chica asintió.:-Si en el fondo vas a ser buena persona y todo...

-Al fin y al cabo te debía uno...-la chica le tendió el cigarrillo a John, que se lo puso en la boca enseguida. Christine sacó su encendedor y le dio fuego.

-Gracias.-dijo dándole la primera calada.

-De nada. Además, con esa cara de muerto que tienes me has dado lástima...-rió ella.-¿Hubo fiesta anoche?

-No exactamente.-dijo él al cabo de unos instantes con una sonrisa amarga. ¿Tanto se le notaba?-Noche en vela y alcohol, pero no hubo fiesta...

Christine se quedó mirándole un tanto desconcertada. Jamás se había puesto serio delante de ella y eso, obviamente, la había dejado un poco confusa.

-Todos tenemos días de mierda...-contestó ella al fin.

-Unos más que otros, Christie...

Fue cuando ella lo volvió a mirar extrañada cuando se dio cuenta de que había pronunciado aquellas palabras en voz alta. John no dijo nada más, simplemente se limitó a seguir conduciendo mientras fumaba. Christine también permanecía en silencio, ahora con la mirada fija al frente. John la miró de reojo. No sabía cuando, pero la niña a la que siempre chinchaba cuando iba a ensayar a casa de Paul había dejado de existir...

-¿A qué lugar de Allerton vas?-preguntó él al fin rompiendo el silencio.

-No creo que sepas llegar...-contestó ella volviendo a sonreír de nuevo.-Es una calle llamada Forthlin Road...

-No me suena de nada... Creo que nunca en mi vida he pisado esa calle...-rió él.-¿Y eso? ¿Vas a ver a aquel vecino tuyo que era tu novio cuando eráis unos mocosos?

-¡Oye!-se quejó ella, aunque también parecía divertirse.-Si te refieres a Alan, jamás fue mi novio aunque fuésemos juntos a todas partes. Y sí, voy a comer con él y otros amigos de cuando era una mocosa, que dices tú.

-Vale, vale... No te piques...Pero eráis novietes, que lo sé yo...-bromeó él.

-Lennon, eres...

-... ¡gilipollas!-los dos exclamaron al unísono esa palabra y se echaron a reír.

-Ya me extrañaba a mí que hoy no me dedicaras ninguno de tus insultos... –comentó John divertido mientras giraba y entraba en la calle en la que había pasado tantas horas.-Iba a llevarte al médico por si estabas enferma o algo...

Paró el coche y Christine bajó.

-Gracias por el viaje.-dijo ella ya empezando a caminar hacia la casa de su amigo.

-De nada.-contestó él.-¡Y saluda a tu novio de mi parte!

-¡Que te den, asqueroso!-contestó ella entre risas, ya bastante lejos del coche.

John esperó hasta que la chica entró en casa del tal Alan. Después, con un suspiro, arrancó de nuevo el coche y se puso en marcha. Ahora ya no tenía más excusas para no volver ya a casa.

******

Ringo tragó saliva y descolgó el teléfono... 1, 1, 6... Colgó. Se le daba mal hablar por teléfono. ¿Y si no contestaba ella? Aunque pareciera mentira, eso siempre le había dado mucha vergüenza.

Soltó un respingo de ansiedad. ¿Qué hacía? ¿La llamaba o esperaba a volverla a ver? Si esperaba no tenía asegurado que la viera en breve, antes de volver a Londres. Al fin y al cabo era amiga de la hermana de Paul y habían acabado con ellos aquella noche de manera casual... La llamaría. Sí, era lo mejor... Y saldría a tomar algo con ella... Si ella quería, claro...
Inspiró de nuevo y volvió a marcar, ahora ya el número completo. Sonó un tono, dos, tres... No lo cogía nadie, seguro que no estaban en casa.

-¿Sí?-contestó una chica cuando estaba a punto de colgar de nuevo. Era Mary, había reconocido su voz al instante.

-¿Mary?-preguntó. “Por supuesto que es Mary, pedazo de idiota”, pensó.

-Sí, soy yo.-hubo una pequeña pausa.-¿Eres... Ringo?

-¿Cómo lo has sabido?-Ringo sentía una mezcla extraña entre sorpresa y alegría.

-Bueno...-contestó la chica al final.-He reconocido tu voz y, si quieres que te sea sincera,....-soltó una pequeña risita.- esperaba tu llamada.

-Te lo ha dicho...-murmuró entre dientes refiriéndose a Christine.-Recuérdame que la mate cuando la vea...

-Ya la conoces...-rió ella.-No creo que sea necesario que la mates... ¿Cómo estás?

-Ahora que ya no tengo resaca, genial.-bromeó él.- ¿Y por Kensington cómo estamos?

-Un poco agobiada, la verdad.-contestó ella.-He de acabar un trabajo para la semana que viene gracias a un “agradable” profesor que nos puso de plazo sólo semana y media...

-Vaya...-dijo Ringo sin dejar de esconder su decepción.-Y yo que quería preguntarte si te venías a tomar algo....

-Que tenga un trabajo pendiente no significa que no pueda salir de casa.-rió ella.

-¡Así me gusta!-Ringo lucía ahora una sonrisa de oreja a oreja.-¿Prefieres ir a tomar un té, un café, una cerveza, una cena...?

-Creo que con un té por ahora está bien.-le respondió ella divertida.

-Vale. Y si quieres luego podemos pasar y asesinar a ese profesor tuyo...

-Eso me gusta...

Los dos rieron con la broma y, después de quedar para la tarde siguiente, se despidieron. Ringo colgó el teléfono con una inmensa cara de satisfacción y se alejó silbando escaleras arriba.

********

-¿Y qué coño se supone que hace la carpeta de MI hermana en TU coche?-más que enfadado, Paul estaba perplejo.

-Anda, Macca...No te pongas así.-dijo John divertido al otro lado del teléfono.

Paul soltó un bufido.

-Todavía no me has contestado, John.-estaba ya empezando a molestarse.

Oyó una risita burlona al otro lado del teléfono.

-Tranquilo, hombre, tranquilo... No me he tirado a tu hermanita si es eso lo que quieres saber...

-¡John!

-Va, venga...-Lennon se lo estaba pasando en grande.-Venía de ver a Mimi y la he encontrado cuando iba a pillar el autobús para ir a Allerton. La he acercado y al bajar se ha dejado la carpeta de clase en el asiento. Fin de la historia. ¿Contento?

-Ahora sí.-gruñó Paul. La verdad es que no sabía por qué se ponía así, pero debía reconocer que se había molestado e incluso había llegado a imaginar algo raro...

-Dile que la tengo yo, ¿quieres?-continuó John.-Por cierto, tengo una melodía en la cabeza y necesito de mi compañero para darle forma... ¿Cuándo quedamos?

********

George miró a Ringo, que lucía una enorme sonrisa, mientras el camarero les ponía delante un par de pintas.

-Tú estás muy feliz hoy, ¿no?-le dijo cuando el camarero se hubo marchado.

Su amigo le dio un sorbo a su cerveza antes de contestar.

-¿Tanto se me nota?

-Hombre, sólo te falta ir tirando florecitas y la musiquilla de flautas de fondo mientras caminas...-rió George.-¿Se puede saber a qué se debe?

-Adivina...

-Chica a la vista.-contestó él enseguida.

Ringo asintió.

-¿Quién es?-quiso saber.-¿La conozco?

El chico volvió a asentir con una sonrisa pícara. George abrió los ojos como platos.

-¿Y quién es?-estaba ya impaciente por saberlo.

-Mmmmm... –murmuró Ringo haciéndose de rogar deliberadamente.-Piensa, piensa...

George soltó un bufido exasperado ante el jueguecito de su amigo. No soportaba que jugaran con él al gato y al ratón. Aún así, empezó a pensar y... No, no podía ser que...

-Espera un momento...-dijo al fin bajando la voz.- ¿No será...?

-Mary.-sentenció Ringo.

-¿Y qué pasó?

-Venga, George, pareces una abuela cotilla...-rió Ringo.-No pasó nada... Solamente he quedado con ella mañana para ir a tomar algo, nada más.

George le dio un largo sorbo a su cerveza antes de contestar. Desde hacía mucho tiempo que no veía a Ringo así de contento por alguien...

-Te gusta esa chica, ¿verdad?

-No, no me gusta.-contestó él.- Me encanta.

********

Christine abrió la puerta de casa con Monster pegado a sus pies.

-Joder, Lennon, hoy voy a acabar más que harta de ti de tantas veces que te he visto...-dijo riéndose a modo de saludo mientras John entraba junto con su guitarra.- Paul baja ahora. Por cierto... ¿mi carpeta?

-¡Mierda, la carpeta!-dijo John pegándose en la frente con la mano.-Se me ha olvidado, lo siento.

-Bah, no pasa nada.-contestó ella encogiéndose de hombros.- Sólo tengo ahí dentro un trabajo que no he de presentar hasta la semana que viene, así que por ahora no la necesito.

-Te la traigo a la próxima, te lo prometo....-dijo John.

En ese momento, Paul bajó las escaleras de casa.

-Ya está aquí tu taxista, hermanita.-dijo a con toda la intención del mundo mientras le daba un golpecito en la espalda a su amigo a modo de saludo.-¿Vamos al salón? Allí tenemos el piano y no nos molestará nadie...

-Eso de que no os molestará nadie no lo aseguro yo...-rió Christie.

-Paul, te lo digo desde el cariño y todo eso, pero tu hermana es un poco... ¿cuál es la palabra?... ¿Víbora?-bromeó John

Paul soltó una risita.

-Esta vez te vas a quedar con las ganas de que  te devuelva el piropo... –rió la chica subiendo por las escaleras.-Voy a mi habitación. Dentro de un rato bajaré para fastidiar...
 
*******

-¿Qué te pasa?

La pregunta de Paul hizo salir a John de sus pensamientos.

-Nada.-contestó secamente mientras volvía a agarrar la guitarra.

-Si a ti no te pasa nada, yo soy el arzobispo de Canterbury...-replicó Paul.-Te has equivocado cuarenta veces y estás muy raro... A ti te pasa algo.

John soltó un bufido y fijó la vista en las cuerdas de su guitarra.

-Pasa que estoy harto, Paul.-contestó sinceramente.-Muy harto.

Paul se acercó y se sentó frente a él en una silla. No contestó.

-¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?-continuó John poniendo una sonrisa amarga.

-Es por Cyn, ¿verdad?

John asintió.

-No la amo.-dijo al fin.

-¿Estás seguro?-inquirió Paul intentando quitarle hierro al asunto.

-Completamente, Paul, completamente. Y ni ella ni yo somos felices...

Paul lanzó un suspiró.

-Te entiendo.

John miró a Paul. Obviamente, se estaba refiriendo a su relación con Jane, que tampoco estaba pasando por sus mejores momentos, precisamente.

-Pero no me jodas...-dijo John con la voz entrecortada.-Tú lo tienes fácil si estás como yo. Sólo sois novios y si no estás seguro puedes...

-Sí, supongo que tienes razón...-contestó Paul acercándose a él y, después, dándole una palmadita en el hombro, añadió:-¿Acabamos esa porquería de canción que estamos haciendo o qué?

John sonrió y asintió. Se sentía mejor tras sincerarse con Paul y ahora estaba seguro que tocar un rato le vendría de maravilla.

******

Mary estaba al borde de un ataque de nervios mientras acababa de arreglarse. Dentro de un rato había quedado con Ringo...

No sabía porqué pero desde que el chico la había dejado en casa la madrugada del sábado, no podía quitárselo de la cabeza. Al día siguiente, el domingo, se sorprendió a sí misma pensando en él varias veces y cómo de bien se lo había pasado a su lado. Y el lunes la historia parecía repetirse... De hecho, minutos antes de que Chris le dijera que Ringo le había pedido su teléfono, unas palabras del profesor Hughes en su aburrido y monótono discurso le hicieron recordar un comentario gracioso que había hecho el chico sábado por la noche. Y desde la llamada... No dejaba de pensar en él ni un solo instante... Ringo , Ringo, Ringo... Y lo peor de todo es que aquello le daba rabia porque su lado racional le decía que no estaba bien que le gustara tanto... Al fin y al cabo era un Beatle con miles de mujeres a sus pies y eso la asustaba.

La chica salió de casa sin dejarle claro a su madre adónde iba. Había quedado con él en la esquina y se sorprendió al ver que, aunque faltaban más de diez minutos para la hora fijada, su coche ya estaba allí aparcado. Mary se acercó y le vio. Gorro, gafas de sol (aunque estaba nublado) y un gracioso bigote postizo que no le quedaba mal en absoluto, con la cabeza apoyada sobre el asiento mientras escuchaba la radio. En ese instante, Ringo levantó la cabeza, la vio y, sonriendo, bajó del coche.

-Hola.-saludó.

-¿Nuevo look?-rió Mary acercándose y señalando hacia su bigote.

-Me queda bien, ¿verdad?-bromeó él.

-Ni te imaginas...-le siguió el juego la chica.

Subieron al coche y entre risas, llegaron delante de un local en Dingle que pese a su decoración un poco pasada de moda ya, parecía bastante agradable. A Mary el viaje se le había hecho muy corto...

-Hemos llegado.-dijo él.-Pese a que el barrio no sea de lo mejor que hay en Liverpool, te aseguro que aquí tienen las mejores pastas de té de la ciudad.

Ringo se quitó el bigote y entraron. Sólo había una pareja mayor en una de las mesas y el agradable aroma de galletas recién hechas y té impregnaba el local.

-¡Ritchie!-exclamó desde detrás de la barra una mujer bastante fornida de unos cincuenta y tantos años nada más los vio.-¡Tú por aquí!

-Hola Betty.-saludó él en tono jovial.-¿Cómo estáis todos?

-No tan bien como tú, muchacho.-bromeó la mujerona.

Ringo le rió también el comentario.

-Si queréis podéis sentaros en la mesa del fondo... –siguió la mujer en tono jovial.-Estaréis más cómodos... Enseguida os atiendo.

-Aunque al principio asuste un poco, es una buena mujer.-comentó Ringo mientras se sentaba frente a Mary en la mesa.-Me conoce desde que no levantaba ni dos palmos del suelo...

En pocos minutos, Betty fue a tomarles nota. Pidieron té y la mujer insistió en sacarles galletas de todos los tipos, aunque ellos sólo habían pedido de las que tenían fruta escarchada. “Están acabadas de sacar del horno y las de chocolate que tengo ahí también están buenísimas. Si no las probáis, me voy a enfadar”, les había dicho con una sonrisa. No tardó ni cinco minutos en servirles una taza de té humeante a cada uno y a colocar una bandeja en el centro de la mesa con tantas galletas que podrían haber alimentado a un regimiento.

Los dos empezaron a charlar animadamente de todo un poco. Era como si se conocieran de toda la vida. Hablaron y rieron sobre un montón de cosas,  mientras comían galletas que, tenía que darle la razón a Ringo, podían considerarse de las mejores que había probado en su vida.

-Tengo curiosidad por saber una cosa...-dijo Mary después de comentarle a Ringo su fobia a las cucarachas.

-¿Qué cosa?.

-Es que una vez lo leí en una entrevista y siempre he pensado que te lo habías inventado...-continuó ella.

-¡Ah! ¡Te pillé! ¿Lees entrevistas mías?-bromeó él.-Eso es una clara señal de que soy irresistible para ti...

-No seas fantasma...-rió Mary.-Todo el Reino Unido lee entrevistas vuestras...

-Pues entonces soy irresistible para todo el Reino Unido....-Ringo puso una sonrisa burlona-Venga... ¿qué era eso que querías preguntar?

Mary sonrió y mordisqueó su galletita antes de contestar.

-¿En serio odias al Pato Donald?

El chico soltó una carcajada.

-Lo odio con todas mis fuerzas.-contestó al fin fingiendo cara de enfado mientras agarraba una galleta y la aplastaba con la mano.-Joder, me acabo de poner perdido de chocolate...-añadió mirando su mano.

-Si Betty se entera de que haces eso con sus galletas...-rió Mary.-¿Y qué te ha hecho a ti el Pato Donald para que le tengas ese amor?

-Betty es capaz de hacerme lo mismo que le he hecho yo a la galleta...-dijo él sonriendo.-Y sobre lo que dices del pato innombrable ese... Es odioso. Se cree gracioso con esa voz de idiota y ese traje de marinero...

-A mí me hace gracia.-dijo ella con el simple fin de fastidiar.

-Pero tu opinión no cuenta...-contestó él distraído.

-¿No cuenta? ¿Puede saberse por qué?-preguntó ella algo picada.

-Porque tú eres una chica rara...-bromeó Ringo.-Te hace gracia el Pato Donald, estás aquí conmigo viendo como destrozo galletas... Muy rara.

Mary agarró una galletita de la bandeja y se la tiró a Ringo, que la esquivó con una risita.

-Si nos ve Betty nos mata...-dijo él en un susurro. Se notaba que se lo estaba pasando en grande.-Y aparte del Pato Donald y tirarme galletas... ¿qué es lo que te gusta a ti?

Mary sonrió y se lo pensó un rato antes de contestar.

-Obviamente, esas son las dos cosas que más me gustan en esta vida...-bromeó.-Y ya muy, muy, muy por detrás de eso también me encanta tocar el piano...

-¿Tocas?-se extrañó él inclinándose hacia delante con una sonrisa.-No tenía ni idea de que estaba delante de una gran pianista...

-Es que no estás delante de ninguna gran pianista...-contestó ella divertida.-Simplemente me gusta tocar, unas veces mejor, otras peor...

-Me encantaría escucharte...-le cortó él apoyando el mentón en sus dos manos.

-Seguro que has oído a pianistas mucho mejores...

-Hasta que no te oiga no puedo opinar...-dijo él y, después, volviendo colocar la espalda sobre el respaldo de su silla, añadió con una mirada pícara:-Así que ahora no te queda más remedio que quedar otro día conmigo y tocarme algo con el piano... Si no me voy a enfadar mucho... Incluso más que Betty cuando vea lo que hemos estado haciendo con sus galletas...

Por toda respuesta, Mary sonrió. Por supuesto que quería quedar otra vez con él, pero aún así todavía no sabía muy bien qué hacer... Estaba a gusto con Ringo, hablar con él era muy sencillo y, para colmo, lo poco que lo conocía le había confirmado que era un gran tipo. Pero aún así... Pronto acabaría por volver a Londres y posiblemente él ya no se acordaría de ella, así que no quería hacerse ilusiones...

Continuaron charlando un rato más sobre música hasta que empezó a anochecer y salieron del local, despidiéndose de Betty, que les dijo lo contenta que estaba porque su pequeño Ritchie se continuara acordando de ella todavía...  

Estaban a punto de llegar al coche cuando Mary metió el pie en un agujero de la acera. Notó como caía y lo hubiera hecho si Ringo, que caminaba a su lado, no la hubiera sujetado.

-¿Te has hecho daño?-preguntó serio todavía sujetándola. La cara del chico estaba sólo a unos escasos centímetros de la suya.

Mary lo miró a los ojos. Sin duda eran mucho más bonitos de cerca.

-No, no es nada.-contestó débilmente.-Ni siquiera me he doblado el pie y...

-Me alegro.-le cortó él ahora poniendo una tierna sonrisa en un susurro casi inaudible. Todavía no la había soltado - No me hubiera gustado nada que te hicieras daño...

Mary no contestó, ni siquiera se movió. Aquellos ojos azules y aquella sonrisa la tenían casi hipnotizada. Y entonces él, con un gesto rápido y suave a la vez, la acercó todavía más hacia sí y le dio el beso más dulce y cálido que le habían dado en su vida.




Et voilà! Quinto capi, por fin... No tengo perdón por tardar tanto a actualizar, lo sé. Pero bueno, si os sirve de algo os diré que este ha sido un capi que me ha costado especialmente de escribir, y eso que lo tenía ya en mente desde hacía tiempo... 
Pero bueno, espero que os haya gustado. Gracias como siempre a las comentaristas, a las seguidoras y a vuestras respectivas madres por pariros tan bien hechas, jajaja. Tengo por ahí pendiente vuestros fics por leer (los de algunas ya estoy en ello y que sepáis que si no he comentado es porque no me he puesto todavía al día).
En fin, que ya no os canso más con mis tonterías y me despido. Espero que hayáis pasado un fin de semana genial y que empecéis el lunes con buen pie (si es que eso se puede hacer, que no sé yo...). En breve tendréis el siguiente capi...
Un besote a todas!!!!  Byeeeeeee!!!!!!!!!!!
 


4 comentarios:

  1. Te perdono, por lo bien que estuvo el capítulo.
    Siguelé, me encantó cuando Paul, sen efandó. Y no sé porque xDD
    Actualiza pronto, quiero ver que pasa con Mary y Ringoo!
    Besitos.

    ResponderEliminar
  2. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!1

    ResponderEliminar
  3. el anterior comentario fue producto de la emoción, eso queria aclararlo. Nena, vos a mi me queres matar no? si, veo que tus intenciones son esas, no podes ponerme un capitulo asi, y con un final asi! si te digo que amo este capitulo no te miento, y que lo voy a releer todos los dias hasta que actualizes nuevamente tampoco te miento.
    vamos por partes, como dijo el amigo Jack XD
    1492 solo me recuerda a nuestro amigo Colon, que el otro dia estuvimos defenestrando a mas no poder jaja. Y vos jugando conmigo, diciendome eso despues de la clase, sabiendo lo impaciente que soy, eso no tiene perdon, menos perdon que la tardanza en subir el capitulo jaja
    Bueno, la situacion de John y Cyn es bien complicada...la verdad que no se lo pasa bien ninguno de los dos, y lo peor es que el esta coincidiendo demasiado con Christie, y el hermanito anda medio como sospechando
    George es un chusmito tremendo, no puede ser, es una "Doña Rosa" como decimos acá.
    y Qué decir de toda la charla pre y post té con galletas....me has hecho saltar de la silla.
    Ah, le voy a decir a mi madre que le das las gracias por parirme tan bien, la verdad es que le salí muy linda y buena (egocentrica yo? no, que va..)
    jajaja espero ansiosa, pero MUY ansiosa el proximo!

    ResponderEliminar
  4. Sos una picara!! no sabes el gusto que me dio ver el capitulo sin duda te pasaste te quedo de lo mas bueno!! jajaja me hiciste recordar viejos tiempos te doy gracias por eso!!
    jajajaja me temo que john y yo estamos en las mismas nos rebasas al nivel malvado!! xD jaja pero la practica hace al maestro xD

    Pobre John sin duda la Cyn y John no estan en la misma sintonia y ahora John tiene que cargar con la culpa de los errores de su pasado :C!!

    Pero de cualquier forma es peor ser obligado y mas que esta relacion en cualquier momento se separa y solo dejan complicaciones y rabietas sin ninguna explicacion me dio tristeza al pensar de que el hijo va aver la realidad :C

    Sin duda Christie se lleva todas las atenciones de John sin duda esta parejita de chicos va a llegar a hacer otro tipo de relacion no se si es bueno pero mi me encanta xD!! jajaja en lugar de doctora corazones voy a llegar a hacer doctora divorcios xD
    Hay y Ringo de plano quien no quisiera un chico asi jajaja Mary si que se saco la loteria pero igual esperemos que la parejita se siga viendo

    Bueno jaja me canse de escribir espero sacar un nuevo capitulo ya me siento bien mal que ustedes saquen capitulos y yo no les de nada jaja
    bueno chauu besos

    ResponderEliminar